miércoles, 15 de diciembre de 2021

Libro: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin – Capítulo 13 (parte 2 de 2)

Viviendo en Tiempo Prestado

Por Dr. David R. Reagan

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Las Señales de la Política Mundial

La Biblia profetiza que habrá un cierto patrón de la política mundial que caracterizará el mapa geopolítico del tiempo del fin.

El enfoque será el restablecido Estado de Israel (Zacarías 12:2–3). Será sitiada por una nación amenazadora de los “confines del norte”, la nación de “Rosh” — o la Rusia actual (Ezequiel 38:2, 6). También habrá una nación amenazadora en el Oriente, que será capaz de enviar un ejército de 200 millones — a saber, China (Apocalipsis 9:13–16 y Ap. 16:12–13). Una tercera fuente de peligro para Israel serán las naciones árabes que lo rodean inmediatamente. Codiciarán la tierra y tratarán de quitársela a los judíos (Ezequiel 35:10 y 36:2).

Otro jugador clave en el escenario de la política mundial en los tiempos del fin, será una coalición de naciones europeas que formarán una confederación centrada en el área del antiguo imperio romano (Daniel 2:41–44, Daniel 7:7, 23–24; y Apocalipsis 17:12–13). Esta confederación servirá como base política para el surgimiento del Anticristo y la creación de su reino mundial (Daniel 7:8).

Otras señales de la política internacional incluyen guerras y rumores de guerras (Mateo 24:6), guerras civiles (Mateo 24:7), y el terrorismo y la anarquía internacional generalizados (Mateo 24:12).

Las Señales de Israel

Las señales relacionadas con el Estado de Israel son prolíficas y muy importantes — de hecho, más importantes que todas las demás señales juntas.

La profecía que se repite con más frecuencia en el Antiguo Testamento es la predicción de que el pueblo judío será reunido de los “cuatro confines de la tierra” en los tiempos del fin (Isaías 11:10–12). La Biblia declara que una consecuencia de esta reunión será el restablecimiento del Estado de Israel (Isaías 66:7–8). Las Escrituras dicen que, una vez que los judíos regresen a su tierra, la tierra misma experimentará un milagro de recuperación (Isaías 35). El desierto florecerá y la gente exclamará: “Esta tierra que era asolada ha venido a ser como el huerto de Edén” (Ezequiel 36:35).

Otro milagro del tiempo del fin será el renacimiento del idioma hebreo (Sofonías 3:9). La mayoría de la gente no es consciente del hecho de que, cuando los judíos fueron dispersados de su tierra en el año 70 d.C., dejaron de hablar el idioma hebreo. Los judíos que se establecieron en Europa desarrollaron un nuevo idioma llamado yiddish — una combinación de alemán y hebreo. Los judíos que emigraron a la cuenca del Mediterráneo crearon un idioma llamado ladino — una combinación de hebreo y español.

Otras señales significativas de Israel que se nos dice que estemos atentos en los tiempos del fin incluyen la reocupación de Jerusalén (Lucas 21:24), el resurgimiento de la fuerza militar israelí (Zacarías 12:6) y el reenfoque de la política mundial sobre Israel (Zacarías 12:3).

Todas estas señales se cumplieron en el siglo XX. La nación ha sido restablecida, se ha recuperado la tierra, se ha revivido el idioma antiguo, los judíos están de regreso en Jerusalén e Israel es el punto focal de la política mundial.

Las Señales Clave

Como dije antes, las señales más importantes son las que se relacionan con Israel, porque Dios usa a los judíos a lo largo de las Escrituras como Su reloj profético. Con esto quiero decir que, muy a menudo, cuando el Señor está revelando un evento importante que tendrá lugar en el futuro, señalará al pueblo judío y declarará que cuando algo les suceda, el evento importante también ocurrirá.

Un buen ejemplo de este principio se puede encontrar en Daniel 9, en la famosa profecía de las “Setenta Semanas de Años”. El profeta nos dice que estemos atentos a la emisión de un decreto que autorizará la reconstrucción de Jerusalén. Luego dice que el Mesías vendrá sesenta y nueve semanas de años (483 años) después de que se emita ese decreto al pueblo judío.

Hay dos profecías clave que relacionan el regreso de Jesús con eventos que han ocurrido en la historia judía desde 1948. Estos dos eventos establecieron claramente el período en el que ahora vivimos como la época del regreso del Señor.

El Estado de Israel

El primero es el restablecimiento del Estado de Israel, que ocurrió el 14 de mayo de 1948. Jesús hizo resaltar este evento como el que señalaría Su pronto regreso.

Su profecía está contenida en la parábola de la higuera (Mateo 24:32–35), que presentó en Su discurso en el Monte de los Olivos. El día antes de pronunciar este discurso, había puesto una maldición sobre una higuera estéril, causando que se marchitara (Mateo 21:18– 19). Esta fue una profecía simbólica de que Dios pronto derramaría Su ira sobre el pueblo judío, debido a su esterilidad espiritual al rechazar a Su Hijo.

Al día siguiente, Jesús les recordó a Sus discípulos la higuera. Dijo que estuviesen atentos a que volviera a florecer. En otras palabras, dijo que estuvieran atentos al renacimiento de Israel. Indicó que, cuando la higuera vuelva a florecer, Él estaría a las puertas del cielo, listo para regresar (Mateo 24:33).

Igualmente significativo, añadió una observación interesante: “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (Mateo 24:34). ¿Qué generación? La generación que vea florecer la higuera.

Somos esa generación. La higuera ha florecido. Jesús está a las puertas.

La Ciudad de Jerusalén

El segundo evento clave fue profetizado por Jesús en el mismo discurso, según lo registrado por Lucas: “Y caerán [los judíos] a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lucas 21:24).

La primera mitad de esta profecía se cumplió en el año 70 d.C., cuarenta años después de que Jesús pronunció las palabras. En ese año, los romanos bajo Tito conquistaron Jerusalén y dispersaron a los judíos entre las naciones. Jerusalén permaneció bajo ocupación gentil durante 1,897 años — hasta el 7 de junio de 1967, cuando Israel recuperó la ciudad durante la Guerra de los Seis Días.

La reocupación judía de la ciudad de Jerusalén es una prueba positiva de que vivimos en la época del regreso del Señor.

Un Desafío Provocativo

Siempre que presento un panorama de las señales de los tiempos que apuntan al pronto regreso de Jesús, a menudo me enfrento a alguien — a menudo un cristiano profesante — que dice: “Vamos, David, estas señales de las que estás hablando siempre han existido en un grado u otro, entonces, ¿qué más hay de nuevo?”. Luego procederán a señalar que siempre ha habido guerras y rumores de guerra, siempre ha habido calamidades naturales y, a lo largo de la historia, los cristianos siempre han sido perseguidos. Luego viene el desafío inevitable: “Muéstrame algo realmente nuevo y único que claramente señale nuestro tiempo como la época del regreso del Señor”.

El desafío es comprensible, pero no del todo legítimo. Eso es porque Jesús dijo que las señales de los tiempos del fin serían como “dolores de parto” (Mateo 24:8). En otras palabras, las señales aumentarían en frecuencia e intensidad a medida que se acerca el momento del regreso de Jesús. Habría más terremotos, y más intensos. Las guerras serían más frecuentes, y más horribles en su grado de devastación. Eso, por supuesto, es exactamente lo que ha sucedido en este siglo. Todas las señales han ido aumentando exponencialmente, tanto en frecuencia como en intensidad.

Pero, aun así, es legítimo preguntarse si hay señales que sean verdaderamente únicos para nuestro tiempo— señales que nunca antes existieron. ¿Hay nuevas señales que apuntan claramente a este período de la historia como el tiempo del regreso del Señor? La respuesta es sí.

Una Profecía Clave

Un versículo que viene inmediatamente a la mente a este respecto se encuentra en Daniel 12. El Señor le dio a Daniel muchas profecías. Las relacionadas con su tiempo las entendió claramente. Incluso pareció entender las profecías que el Señor le dio en relación con tiempos lejanos, como la sucesión de imperios gentiles que finalmente conduciría al establecimiento del Imperio Romano. Pero, en lo que respecta a las profecías sobre los tiempos del fin, Daniel no entendió lo que le fue revelado.

Luchó poderosamente con las profecías y finalmente clamó al Señor con desesperación. “He oído”, dijo, “¡pero no comprendo! ¿Qué significan estos eventos?” (Daniel 12:8). El Señor, en efecto, respondió diciendo: “¡Tranquilízate, Daniel, porque no te corresponde a ti entender!”. Las palabras reales del Señor fueron: “Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin” (Daniel 12:9). Daniel tenía la responsabilidad de pronunciar las profecías, no de comprenderlas.

Note que a Daniel se le dijo que las profecías no se entenderían sino “hasta el tiempo del fin”. De hecho, en el versículo siguiente, el Señor le dijo a Daniel que, en el momento apropiado “los entendidos comprenderán” (Daniel 12:10).

En consecuencia, hay muchas profecías del tiempo del fin que nunca se han entendido hasta ahora, ya sea porque su comprensión dependía de eventos históricos o porque dependían de los desarrollos tecnológicos. El hecho de que estas profecías se hayan vuelto comprensibles en los últimos años por primera vez es una prueba positiva de que estamos viviendo en los tiempos del fin. Veamos algunos ejemplos del libro de Apocalipsis.

Ejemplos del Apocalipsis

La Matanza de la Tribulación — Apocalipsis 6 dice que la Tribulación comenzará con una serie de juicios que ocasionarán la muerte de una cuarta parte de la humanidad. La población mundial se acerca a los 7 mil millones. Si se eliminan mil millones en el Rapto, dejando 6 mil millones atrás, eso significa que mil quinientos millones de personas morirán en los juicios iniciales, reduciendo la población mundial a cuatro mil quinientos millones. La próxima serie de juicios, registrada en Apocalipsis 8 y 9, matará a otro tercio de la humanidad. Un tercio de 4,500 millones es otro 1,500 millones. Por lo tanto, en los primeros 3 años y medio de la Tribulación, un total de 3 mil millones de personas morirán. ¡Eso es la mitad de la población del mundo!

¿Es esto posible aparte del uso de armas nucleares? Sólo si es una intervención sobrenatural de Dios. Pero Dios normalmente obra a través de procesos naturales.

Me parece que la matanza sin precedentes de la Tribulación apunta a las armas nucleares. Apocalipsis 8 habla de un tercio de la tierra quemado y un tercio de los mares contaminados (Apocalipsis 8:7–8). Más adelante en la Tribulación, cerca del final, se nos dice que la gente sufrirá de “úlceras malignas y pestilentes” (Ap. 16:2). Eso suena como uno de los efectos del envenenamiento por radiación.

El advenimiento de las armas nucleares hace posible por primera vez la abrumadora carnicería de la Tribulación descrita en Apocalipsis. Creo que la energía nuclear fue a lo que Jesús se refirió en Su Discurso del Monte de los Olivos, cuando dijo que los tiempos del fin se caracterizarán por “hombres desfalleciendo por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas” (Lucas 21:26, énfasis agregado).9

Las profecías sobre la carnicería de la Tribulación han dependido claramente de un gran avance tecnológico para su comprensión. Ese avance se produjo el 16 de julio de 1945, cuando explotó la primera bomba atómica en Nuevo México. Cuando explotó la primera bomba de hidrógeno en 1952, entramos en la era en la que, por primera vez en la historia de la humanidad, podíamos infligirnos el tipo de carnicería que se describe en el libro de Apocalipsis.

El Ejército de 200 millones — Los capítulos 9 y 16 de Apocalipsis establecen que un ejército de 200 millones de soldados marchará “desde el Oriente” hacia Israel. Daniel 11 indica que éste será un ejército que representará a las naciones en rebelión contra el Anticristo.

Los demógrafos estiman que la población total del mundo en el momento en que el apóstol Juan escribió Apocalipsis (95 d.C.) era sólo de 200 millones.10 ¿Cómo podría un ejército de ese tamaño marchar desde el este? No tiene sentido. De hecho, ¡se necesitaron 1,650 años para que la población mundial se duplicara a 400 millones! A principios de este siglo, la población mundial total era de sólo 1,600 millones, todavía demasiado pequeña para que un ejército de 200 millones marchara desde el este.

Pero el siglo XX fue testigo de un aumento exponencial de la población. El recuento de población es ahora de 7 mil millones, y sólo una nación al este de Israel — a saber, China — podría desplegar un ejército de 200 millones.

Aquí tenemos un ejemplo claro de una profecía sobre los tiempos del fin que nunca podría entenderse aparte de los desarrollos históricos.

Los Dos Testigos — Apocalipsis 11 revela que dos grandes testigos de Dios predicarán en la ciudad de Jerusalén durante los primeros tres años y medio de la Tribulación. Luego, en medio de ese terrible período, el Anticristo los matará.

Se nos dice, además, que sus cadáveres estarán en las calles de Jerusalén durante tres días y medio y que toda la gente del mundo los contemplará. ¿Cómo es posible? Antes de 1957, esa profecía no era comprensible en términos naturales. No había forma de que toda la gente del mundo pudiera ver dos cadáveres en las calles de Jerusalén.

Todo eso cambió el 4 de octubre de 1957, cuando los rusos enviaron el primer satélite Sputnik. Hoy en día, nuestro planeta tiene muchos satélites artificiales que lo rodean, lo que hace posible todo tipo de comunicación instantánea.

Cuando esos dos profetas yazcan muertos en las calles de Jerusalén, todo lo que alguien tendrá que hacer es apuntar con una cámara de televisión hacia ellos, enviar la señal a un satélite y todo el mundo podrá mirarlos. Una vez más, la tecnología moderna ha hecho comprensible por primera vez una antigua profecía.

La Imagen de la Bestia — Apocalipsis 13 dice que el líder religioso del Anticristo, el Falso Profeta, hará una imagen del Anticristo que parecerá cobrar vida y hablar. Este engaño sorprenderá a la mayoría de la población mundial, y hará que muchos de ellos le den su lealtad al Anticristo.

¿Cuál es la explicación de este evento? Muchos han llegado a la conclusión de que Satanás facultará al Falso Profeta para dar vida a la imagen. Pero Satanás no tiene el poder de crear vida. Satanás es un mentiroso y un engañador.

Entonces, nuevamente, ¿cómo puede el Falso Profeta dar vida a una imagen? No veo ninguna forma de que él lo haga aparte de la tecnología moderna. La ilusión se puede crear mediante el uso de la robótica moderna.

En 1967 llevé a mi familia a Disneyland. Entramos en un teatro y cuando se abrió el telón, vimos a un hombre que se parecía exactamente a Abraham Lincoln sentado en una silla en el centro del escenario. Se puso de pie, caminó hasta el borde del escenario, agarró las solapas de su chaqueta y procedió a citar el Discurso de Gettysburg. Cuando terminó, una señora detrás de mí exclamó: “¿No era un buen actor?”. No era un actor. El “actor” era un robot.

Eso fue hace muchos años. Piense en lo que se podría hacer hoy con los avances que se han hecho en robótica y tecnología informática.

La Marca de la Bestia — Otra profecía en Apocalipsis 13 que depende de la tecnología moderna es la famosa que establece que el Anticristo controlará la economía mundial al exigir que las personas lleven su marca o nombre en la mano o en la frente para comprar o vender cualquier cosa.

Una vez más, ¿cómo podía ser esto posible antes de la invención del láser y la tecnología informática, combinada con el posicionamiento de los satélites orbitales?

Esta tecnología ya está muy avanzada. Hace poco estuve en Londres y descubrí que los taxis en esa ciudad están siendo rastreados por satélite. Los semirremolques aquí en Estados Unidos están siendo rastreados de la misma manera. Los veterinarios anuncian que pueden implantar microchips debajo de la piel de su mascota. Estos chips pueden leerse con un escáner en caso de que su perro o gato se pierda. Incluso pueden permitir que su mascota sea rastreada por satélite.

Casi nos hemos convertido en una sociedad sin efectivo, y la mayoría de las compras se realizan con tarjeta de crédito. El problema con las tarjetas es que se pueden perder o robar. Una buena solución sería usar un láser para poner el número de su tarjeta de crédito en su mano de tal manera que pueda ser leído por un escáner. El punto es que, por primera vez en la historia, las herramientas tecnológicas están en su lugar para que el Anticristo ejerza control sobre la población mundial.

El Río Éufrates — Como mencioné anteriormente, en Apocalipsis 9 y 16 se nos dice que un ejército de 200 millones, liderado por “los reyes del oriente”, marchará a través de Asia hacia Israel durante la Tribulación, muy probablemente en rebelión contra el Anticristo. Apocalipsis 16:12 indica que este ejército será retenido en el río Éufrates hasta que su agua se seque repentinamente, lo que les permitirá cruzar y proceder al Valle de Armagedón.

Ahora, el Señor podría secar milagrosamente el agua del río Éufrates sin ningún problema, así como dividió el mar Rojo para Moisés y secó el río Jordán para Josué. Pero creo que es muy interesante que esto ahora se pueda lograr de la noche a la mañana a través de medios naturales. En 1990, Turquía completó la construcción de la enorme presa de Ataturk en el Éufrates y, de hecho, cortaron el flujo del río para llenar el lago detrás de la presa. Esta acción casi resultó en una guerra con Irak.

Otras Señales Contemporáneas 

La lista de señales de la época moderna dada anteriormente no es exhaustiva. Son simplemente algunas que he extraído del libro de Apocalipsis. Hay otras que son exclusivas de nuestro tiempo que se pueden encontrar en escrituras proféticas fuera del libro de Apocalipsis. Permítanme mencionar algunos.11

Lo primero que me viene a la mente es la aceleración de la vida. En Daniel 12:4 se nos dice que la velocidad del transporte y el volumen de conocimiento aumentarán enormemente en los tiempos del fin. Hemos sido testigos del cumplimiento de esta profecía en nuestra vida. Cuando comenzó el siglo XX, la gran mayoría de las personas seguían viajando de la misma manera que lo habían hecho desde los albores de la historia de la humanidad — es decir, caminando y montando a caballo. Hoy tenemos automóviles, trenes bala, aviones supersónicos y naves espaciales. Y todo esto se desarrolló en sólo 100 años.

Del mismo modo, el crecimiento del conocimiento ha sido abrumador. Se duplica cada diez años. ¡Una edición de la edición dominical del New York Times contiene más información de la que estuvo expuesta una persona promedio en el siglo XIX en su vida! A través de la World Wide Web, puedo acceder casi instantáneamente a recursos de investigación en todo el mundo. Con el clic de la tecla de una computadora, puedo ir a la Biblioteca del Vaticano, y de allí a la Biblioteca del Congreso, y de allí al Museo de Jerusalén.

El principio del acelerador también se ha evidenciado en la evangelización mundial, a través del poder del Espíritu Santo. El setenta por ciento de toda la obra misionera realizada por la Iglesia en sus dos mil años de historia se ha realizado desde 1900. El setenta por ciento de eso se ha hecho desde 1948, ¡y el 70% de eso se ha logrado en los últimos diez años! En otras palabras, la proclamación del Evangelio está en una curva exponencial.12

Gran parte del aumento moderno en el alcance de las misiones se debe a la tecnología, mediante el uso de radio, televisión, películas, satélites e Internet. En abril de 1996, Billy Graham predicó un sermón que se transmitió a 200 países en 40 idiomas diferentes. Se estima que 2,500 millones de personas escucharon o vieron el mensaje. A la presentación le siguió la distribución de 445 millones de piezas de literatura en más de cien idiomas.13

Lo que estamos presenciando en el alcance misionero es el cumplimiento de la profecía de Jesús cuando dijo: “Este evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

La Singularidad de Nuestra Era

Después de revisar las profecías enumeradas anteriormente, no creo que necesitemos ninguna escritura en la pared para indicarnos que estamos viviendo en una época única. Los desarrollos históricos y los inventos tecnológicos nos están haciendo posible comprender muchas profecías del tiempo del fin por primera vez.

Incluso el fenomenal éxito del libro de Hal Lindsay, La Agonía del Gran Planeta Tierra, es una señal única de los tiempos. ¿Qué fue lo que el Señor le dijo a Daniel? — “Séllala hasta el tiempo del fin, cuando los entendidos comprenderán” (Daniel 12:9–10).

No hay forma de escapar a la conclusión de que vivimos en un tiempo prestado. Las señales de los tiempos están sobre nosotros y están clamando nuestra atención.

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

lunes, 13 de diciembre de 2021

Libro: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin – Capítulo 13 (parte 1 de 2)

Viviendo en Tiempo Prestado

Por Dr. David R. Reagan

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¿Va a triunfar el paganismo? La respuesta dolorosa es sí — por un breve período de tiempo. La Biblia enseña que la sociedad seguirá desintegrándose cuanto más nos acerquemos al momento del regreso del Señor (2 Timoteo 3:1–5).

El clímax de la degradación ocurrirá cuando una persona llamada el Anticristo (1 Juan 2:18) se apodere del mundo (Ap. 13:7) y gobierne con mano de hierro durante siete años, durante un período llamado la Tribulación (Apocalipsis 6–19). Será la personificación del paganismo y todo el mal que representa (Daniel 8:23–25). Será poseído por Satanás (Daniel 8:24) e intentará asesinar a todos los cristianos y judíos (Apocalipsis 12:13–17).1

La Biblia indica que la Iglesia será sacada del mundo antes de que este demente tome el poder (1 Tes. 1:10), pero millones vendrán a Cristo durante la Tribulación, sólo para ser cazados como animales salvajes y sacrificados (Ap. 7:9–14).

El triunfo del paganismo será breve pero terrible, tan terrible, de hecho, que la Biblia indica que resultaría en la destrucción de toda vida si no se terminara sobrenaturalmente (Mateo 24:21–22). Ese final vendrá rápida y decisivamente después de siete años, cuando el Señor Jesucristo irrumpa de los cielos en Su gloriosa Segunda Venida (Ap. 19:11–21).

Se acerca la victoria. Pero quedan algunos años terribles para el planeta Tierra antes de que se consiga esa victoria.

¿Qué Tan Cerca?

¿Qué tan cerca estamos del clímax de la historia en el tiempo del fin? Creo que las señales de los tiempos indican que vivimos en el umbral de la Tribulación. El término “señales de los tiempos” se refiere a las profecías bíblicas acerca de los tiempos del fin que se están cumpliendo en nuestros días y época.

Hace cien años no había señales definidas que indicaran los tiempos del fin. Hoy, esas señales están en todas partes. Uno tendría que ser espiritualmente ciego para no discernir que estamos viviendo en un tiempo prestado.2

Hace unos años hablé en una conferencia sobre profecías en Orlando, Florida. Uno de los otros oradores fue un gran hombre de Dios de Abilene, Texas, llamado Elbert Peak. Tenía más de 80 años y había estado predicando acerca de la profecía bíblica durante 60 años. Su tema fue “Señales de los Tiempos”. Nunca olvidaré cómo comenzó su mensaje:

He estado hablando sobre las señales de los tiempos durante 60 años. Cuando comencé, las señales eran pocas y espaciadas. Hoy, están en todas partes. De hecho, son tan abundantes que ya no busco señales. Escucho los sonidos — el grito de un arcángel y el toque de una gran trompeta.

El Punto de Inflexión

El punto de inflexión ocurrió en 1917. El 2 de noviembre de 1917, el gobierno británico emitió la Declaración Balfour.3 Ese documento trascendental declaraba que los británicos prepararían Palestina para convertirse en la patria del pueblo judío.

El principal portavoz evangélico en Londres en ese momento era F. B. Meyer. Inmediatamente reconoció el significado profético de la Declaración Balfour. Respondió enviando una invitación a los líderes evangélicos de Inglaterra para que se reunieran con él el 13 de diciembre para discutir las implicaciones espirituales del documento.4 El 11 de diciembre, el general Allenby liberó a Jerusalén de 400 años de opresión turca. A los judíos se les estaba abriendo el camino a Sion.

Cuando se convocó la reunión de Meyer dos días después, había un gran sentido de que Dios se movía soberanamente en la historia para cumplir las promesas que había hecho hace miles de años. Uno de los oradores ese día fue el Dr. G. Campbell Morgan. Él proclamó: “Todos sentimos hoy que nunca en la historia de la Iglesia las señales parecieron apuntar tan definitivamente al cumplimiento de los tiempos de los gentiles como lo hacen hoy. Nuestros lomos deben estar ceñidos y nuestras lámparas deben estar encendidas. Deberíamos estar ocupados hasta que Él venga”.5

Organizándose para la Acción

Los que se reunieron ese día fueron lo “mejor de lo mejor” del movimiento evangélico en Inglaterra. Decidieron formar una organización llamada The Advent Testimony Movement, cuyo propósito sería proclamar el pronto regreso del Señor, instando a los cristianos a evangelizar a los perdidos y a comprometerse con la santidad. La organización adoptó un manifiesto que contenía siete puntos:6

1) Las señales de los tiempos apuntan hacia el fin de los tiempos de los gentiles.

2) El regreso de nuestro Señor se puede esperar en cualquier momento, cuando Él se manifestará tan evidentemente como a Sus discípulos en la noche de Su resurrección.

3) La Iglesia completa se trasladará para encontrarse con el Señor en el aire, y estar para siempre con el Señor.

4) Israel será restaurado a su propia tierra en incredulidad, y luego será convertido por la manifestación de Cristo como su Mesías.

5) Todos los esquemas humanos de reconstrucción del mundo deben ser subsidiarios del Señor cuando todas las naciones estarán sujetas a Su gobierno.

6) Bajo el reinado de Cristo habrá una mayor efusión del Espíritu Santo sobre toda carne.

7) Las verdades contenidas en esta declaración son de suma valor práctico para determinar el carácter y la acción cristianos con referencia a los problemas urgentes del momento.

Con este manifiesto como base, esa organización salió adelante y comenzó a proclamar el inminente regreso del Señor en conferencias celebradas en toda Inglaterra, Europa, América y el Imperio Británico. La organización todavía existe hoy en día, conocida como The Prophetic Witness Movement International. Sus esfuerzos han dado lugar a cientos de otros ministerios en todo el mundo que hoy proclaman el mismo mensaje.7

Señales Adicionales

Desde aquellos emocionantes días en 1917, han ocurrido muchos otros eventos igualmente importantes y emocionantes que han aumentado la fiebre de la expectativa del regreso del Señor. La nación de Israel ha sido restablecida (14 de mayo de 1948). La ciudad de Jerusalén ha sido reocupada por los judíos (7 de junio de 1967). Las naciones árabes han venido contra Israel (las guerras de 1948, 1967, 1973, 1982, 1991, 2006, 2009, etc.), y todas las naciones del mundo ahora se están volviendo contra Israel por el tema de Jerusalén. Europa se está reuniendo, y Rusia está amenazando a Medio Oriente.

En resumen, todas las piezas del rompecabezas profético del tiempo del fin están en su lugar por primera vez y el mensaje es claro: ¡Jesús regresará pronto! Está a las mismas puertas del Cielo esperando el mandato de Su Padre. Vivimos en un tiempo prestado. Deberíamos estar atentos a los sonidos en lugar de buscar señales. Y deberíamos afrontar el nuevo milenio con esperanza expectante.

Conociendo la Época

Muchas personas se burlan de estos eventos y se niegan a darles ningún significado espiritual porque creen que no se puede saber nada sobre el momento del regreso del Señor. Por lo general, basan esta conclusión en las palabras de Jesús en Mateo 24:42–44, donde declaró que regresaría “como un ladrón en la noche”.

Pero Pablo aclara en 1 Tesalonicenses 5:1–6 que la declaración de Jesús no se aplica a los creyentes: “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como un ladrón. . .”. Luego procede a explicar por qué: “Porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios”. Pablo se refiere, por supuesto, a la luz del Espíritu Santo que mora en todos los verdaderos creyentes, y que puede iluminarnos a través de nuestro estudio de las Escrituras para conocer la época del regreso del Señor (1 Juan 2:27).

El punto es que no podemos saber la fecha del regreso del Señor, pero ciertamente podemos saber la época. El escritor de Hebreos deja esto en claro cuando, hablando del regreso del Señor, escribe que los creyentes deben animarse unos a otros “cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25). Hay algo que podemos ver, algo que podemos percibir, que nos indicará que el Señor está por regresar. Jesús mismo hizo el mismo punto en su Discurso del Monte de los Olivos cuando dijo: “Cuando estas cosas [las señales de los tiempos] comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21:28).

La Misericordia de Dios

De hecho, Dios está obligado, por Su carácter, a advertir al mundo del inminente regreso de Su Hijo. La razón es que Jesús está regresando con gran ira para “juzgar y pelear” (Ap. 19:11), y Dios nunca derrama Su ira sin previo aviso.

Dios no desea que nadie perezca, sino que todos sean llevados al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Por lo tanto, Dios siempre advierte antes de ejecutar Su ira. Advirtió al mundo a través de Noé durante 120 años. Advirtió a Sodoma y Gomorra a través de Abraham. Envió a Jonás para advertir a la ciudad pagana de Nínive, y envió a Nahum a la misma ciudad 150 años después.

Asimismo, Dios está advirtiendo al mundo de hoy que Su Hijo está a punto de regresar. Está llamando al mundo al arrepentimiento a través de las “señales de los tiempos”. La Biblia está llena de estas señales. Hay alrededor de 500 profecías en el Antiguo Testamento que se relacionan con la Segunda Venida del Mesías. En el Nuevo Testamento, uno de cada 25 versículos está relacionado con el regreso de Jesús.

De hecho, hay tantas señales, que es difícil captarlas todas. La mejor forma que he encontrado para hacer esto es ponerlas en categorías.

Las Señales de la Naturaleza

Se nos dice que estemos atentos a los terremotos, el hambre, la pestilencia y las señales en los cielos (ver Mateo 24:7 y Lucas 21:11).

Ésta es la categoría de señales menos respetada por varias razones. Por un lado, muchas personas simplemente se encogen de hombros y dicen: “Siempre ha habido calamidades naturales, entonces, ¿qué más hay de nuevo?”. Tenga en cuenta que Jesús dice que estas señales serán como “dolores de parto” (Mateo 24:8) — es decir, aumentarán en frecuencia e intensidad a medida que se acerque el momento de Su regreso. En otras palabras, habrá terremotos más intensos y más frecuentes. Eso es exactamente lo que está sucediendo hoy.

Otra razón por la que estas señales reciben poco respeto es porque la mayoría de los cristianos son tan racionalistas que realmente no creen en lo sobrenatural y, por lo tanto, les resulta difícil creer que Dios le habla al mundo a través de las señales de la naturaleza. Sin embargo, la Biblia enseña este principio de principio a fin.

Dios se ocupó del pecado del mundo mediante un gran diluvio en los días de Noé (Génesis 6). Llamó a la nación de Judá al arrepentimiento a través de una terrible invasión de langostas (Joel 1). De la misma manera, llamó a la nación de Israel a que se arrepintiera enviando sequía, tormentas de viento, moho, langostas, hambre y pestilencia (Amós 4:6–10). El profeta Hageo señaló una sequía como evidencia de que Dios estaba llamando al pueblo a poner sus prioridades en orden (Hageo 1:10–11).

El Nuevo Testamento comienza con una luz especial en los cielos marcando el nacimiento del Mesías (Mateo 2:2). El día que Jesús fue crucificado, hubo tres horas de oscuridad y un terremoto (Mateo 27:45–51). Cuando Jesús regrese, la tierra experimentará el terremoto más grande de su historia, ya que cada montaña será bajada, cada valle será alzado y cada isla se moverá (Ap. 16:17–21).

Dios siempre ha hablado a través de las señales de la naturaleza y continúa haciéndolo hoy. Será mejor que les prestemos mucha atención.

Las Señales de la Sociedad

Jesús dijo que la sociedad se volverá cada vez más anárquica e inmoral a medida que se acerque el tiempo de Su regreso. De hecho, dijo que se volvería tan malvada como en los días de Noé (Mateo 24:12, 37–39).

Pablo pinta un cuadro escalofriante de la sociedad de los últimos tiempos en 2 Timoteo 3:1–5. Dice que se caracterizará por tres amores — el amor a uno mismo (humanismo), el amor al dinero (materialismo) y el amor al placer (hedonismo). Luego señala que la recompensa de este estilo de vida carnal será lo que los filósofos llaman nihilismo — es decir, una sociedad sumida en la desesperación. La mente de los hombres se depravará (Romanos 1:28), y la gente llamará al mal bien y al bien mal (Isaías 5:20).

Estamos viendo estas profecías cumplidas ante nuestros ojos hoy, mientras vemos a nuestra sociedad rechazar su herencia cristiana y descender a un abismo infernal de anarquía, inmoralidad y desesperación. Peor aún, estamos exportando nuestro nihilismo a todo el mundo a través de nuestras películas y programas de televisión inmorales y violentos.

Las Señales Espirituales

Hay señales espirituales, tanto positivas como negativas, a las que debemos estar atentos. Los negativos incluyen la aparición de falsos Cristos y sus sectas (Mateo 24:5, 11, 24), la apostasía de la iglesia profesante (2 Tes. 2:3), un estallido del satanismo (1 Timoteo 4:1) y la persecución de los cristianos fieles (Mateo 24:9).

Estas señales espirituales negativas comenzaron a aparecer a mediados del siglo XIX, cuando comenzaron a formarse las sectas cristianas. Primero vinieron los mormones, luego los testigos de Jehová, y luego una gran variedad de grupos espiritistas como la Iglesia de la Cienciología de Cristo y la Iglesia de la Unidad.

La apostasía de las principales denominaciones cristianas comenzó en la década de 1920, cuando la Escuela Alemana de la Alta Crítica invadió los seminarios estadounidenses y socavó la autoridad de las Escrituras, enseñando que la Biblia es la búsqueda del hombre de Dios en lugar de la revelación de Dios al hombre.

Durante la década de 1960, el satanismo explotó en la escena estadounidense y, desde entonces, se ha exportado a todo el mundo a través de películas, libros y programas de televisión estadounidenses. Incursionar en lo oculto se ha convertido en algo común en la forma de astrología, numerología, observación de cristales, meditación trascendental y canalización. Toda la tendencia se ha consumado con la aparición del Movimiento de la Nueva Era, con su enseñanza de que el hombre es Dios.

A medida que la sociedad se ha secularizado, el verdadero cristianismo ha sido objeto de ataques cada vez mayores. Los valores judeocristianos, que alguna vez fueron la base de la civilización occidental, ahora son abiertamente burlados, y los que aún se adhieren a ellos son criticados como “fundamentalistas intolerantes” por los medios de comunicación.

Las señales espirituales positivas incluyen la proclamación del Evangelio a todo el mundo (Mateo 24:14), un gran derramamiento del Espíritu Santo (Joel 2:28–32), y la iluminación espiritual para comprender las profecías que han sido “selladas” hasta los tiempos del fin (Daniel 12:4, 9).

Al igual que con las señales negativas, estamos viendo estas señales positivas cumplidas en nuestro día y época. Mediante el uso de la tecnología moderna, el Evangelio se ha proclamado en todo el mundo en este siglo, y la Biblia se ha traducido a todos los idiomas principales.

También ha comenzado el gran derramamiento del tiempo del fin del Espíritu Santo, que fue profetizado por el profeta Joel. Joel lo llamó “la lluvia tardía” (Joel 2:23), y dijo que ocurriría después de que los judíos hubieran regresado a su tierra. El “Estado de Israel se restableció en 1948. En 1949, Dios ungió un ministerio que tendría un impacto mundial: el ministerio de Billy Graham. Luego, en la década de 1960, vino el Movimiento Carismático, que impulsó la renovación en la adoración y enfatizó la validez continua de los dones del Espíritu.

La aceleración en la comprensión de la profecía bíblica comenzó en 1970, con la publicación del libro de Hal Lindsey, The Late Great Planet Earth (La Agonía del Gran Planeta Tierra). Pareció abrir al entendimiento popular muchas profecías que habían sido “selladas” hasta los tiempos del fin (Daniel 12:4, 9). Sorprendentemente, se convirtió en el éxito de ventas número uno en el mundo, con la única excepción de la Biblia, ¡durante los próximos diez años!8

Lea la parte 2 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

jueves, 9 de diciembre de 2021

Libro: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin – Capítulo 12 (pdf)

Aferrarse a la Esperanza

Por Dr. David R. Reagan

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««En Romanos 15:13, Pablo escribió: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Nuestro Dios es un Dios de esperanza que desea llenarnos de esperanza. 

Si conoce a Jesús como su Salvador, usted es un heredero de algunas promesas increíbles, y si conoce esas promesas y cree en ellas, usted puede vivir en este mundo maligno con esperanza, gozo y grandes expectativas»».

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Libro: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin – Capítulo 12 (parte 2 de 2)

Aferrarse a la Esperanza

Por Dr. David R. Reagan

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Actividades Significativas

Mi primer descubrimiento fue que no existe tal cosa como el “sueño del alma”. Permanecemos conscientes después de la muerte. Mi segundo descubrimiento fue que no estamos destinados a ser espíritus incorpóreos. Seguimos teniendo un cuerpo — primero, un cuerpo espiritual intermedio, y luego un cuerpo glorificado. Mi tercer descubrimiento fue que no vamos a estar aburridos tocando el arpa por la eternidad. Vamos a participar en en algunas actividades significantes.

Si usted es un creyente y muere antes que el Señor regrese, irá al Cielo, donde estará involucrado en la adoración (Ap. 7:9–14) y el servicio (Ap. 7:15). Es cierto que la Biblia no especifica acerca de nuestra adoración y servicio, pero podemos estar seguros que encontraremos que serán edificantes y llenos de satisfacción. También podría ser que éste será un tiempo de descanso, preparándonos para el tiempo de servicio vigoroso que seguirá, cuando el Señor regrese a la tierra.

Juicio y Recompensas

En el momento del Arrebatamiento (muy probablemente antes de la Tribulación), los vivos y los muertos en Cristo recibirán sus cuerpos glorificados. Estaremos en el Cielo con el Señor durante la Tribulación. Éste será el tiempo de nuestro juicio, no para determinar nuestro destino eterno, sino para determinar nuestros grados de recompensa. Cada uno de nosotros estaremos ante el tribunal de Cristo y seremos juzgados en cuanto a cómo usamos nuestros dones espirituales para avanzar Su reino (2 Corintios 5:10). Nuestras obras serán juzgadas en cuanto a cantidad, calidad y motivo (1 Corintios 3:13–15, 4:5). Algunos experimentarán vergüenza, mientras todas sus obras son quemadas como carentes de valor (1 Corintios 3:13–15). Otros recibirán grandes recompensas.

Algunas de las recompensas estarán relacionadas con el grado de autoridad gobernante que nos será otorgada durante el reinado milenial del Señor (Lucas 19:11–27). Otras consistirán de coronas y vestiduras especiales. Habrá una “corona de justicia” para aquellos que han vivido anhelando el regreso de Jesús (2 Timoteo 4:7–8). Una “corona de vida” será dada a aquellos que perseveren en las pruebas (Ap. 2:10; Jacobo 1:12). Los ancianos y pastores fieles recibirán una “corona de gloria” (1 Pedro 5:4). Los ganadores de almas recibirán una “corona de gozo” (Filipenses 4:1; 1 Tes. 2:19). Una “corona incorruptible” será dada a aquellos que ejercen dominio propio (1 Corintios 9:25). Incluso las vestiduras que recibimos indicarán nuestros grados de recompensa. De alguna manera reflejarán “las acciones justas de los santos” (Ap. 19:8).

Al final de este tiempo de juicio, nosotros, la Novia de Cristo, nos sentaremos a una mesa de banquete en el Cielo para celebrar nuestra unión con nuestro Novio, Jesús. La Biblia la llama la “cena de las bodas del Cordero” (Ap. 19:9). Será un tiempo de celebración sin precedentes. ¡Los cielos resonarán con “Aleluyas”! (Ap. 19:1–6).

Testigos de Gloria

Cuando termine la comida, regresaremos a la tierra con Jesús (Ap. 19:11–14). Estaremos ahí en nuestros cuerpos glorificados cuando Sus pies pisen el Monte de los Olivos y ese monte se parta a la mitad (Zacarías 14:1–9). Estaremos ahí para gritar “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Hosanna al Rey de reyes!”, mientras cabalgue hacia el Valle del Cedrón en Su caballo blanco y se acerque a la Puerta Oriental. 

Estaremos ahí para ser testigos de la apertura sobrenatural de esa puerta mientras le da la bienvenida a Jesús a la santa ciudad de Jerusalén (Salmos 24:7–8):

7) Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.

8) ¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla.

Estaremos ahí para gritar: “¡Aleluya!”, cuando Jesús sea coronado Rey de reyes y Señor de señores y comience Su glorioso reinado milenial.

El Reinado Milenial

Durante el reinado del Señor, los redimidos van a estar haciendo cualquier cosa excepto flotando alrededor en las nubes tocando arpas. Vamos a reinar con Jesús sobre aquellos a quienes se les permita entrar al Milenio en la carne (los cuales serán aquellos creyentes que estén vivos al final de la Tribulación). Jesús reinará sobre toda la tierra desde Jerusalén (Isaías 2:1–4), como Rey de reyes y Señor de señores (Ap. 19:16). David, en Su cuerpo glorificado, reinará como rey de Israel (Ezequiel 37:24). Aquellos de nosotros que seamos santos glorificados, seremos esparcidos por toda la tierra para ayudar con el reinado de Jesús (2 Timoteo 2:12).

Piense en ello — toda persona en la tierra que esté en una posición de autoridad gobernante será un santo glorificado. Algunos de nosotros estaremos en posiciones administrativas, compartiendo el reinado de Jesús como presidentes, gobernadores o alcaldes (Lucas 19:11–27). Otros fungirán como jueces (1 Corintios 6:3). La mayoría de nosotros actuaremos como “pastores” o maestros, procurando traer a aquellos que nazcan durante el Milenio a la fe en Jesús (Isaías 66:18–21; Jeremías 3:15).

Ninguno de nosotros actuará como legisladores, porque la ley será dada por Jesucristo mismo y será perfecta (Isaías 2:1–4). No habrá ninguna abominación conocida como la Legislatura de Texas o el Congreso de los Estados Unidos. Tampoco habrá ningún grupo de presión o partidos políticos.

El Señor regirá con “una vara de hierro” (Salmos 2:9; Ap. 2:27). El gobierno del mundo será una teocracia, con Jesús actuando como el líder político y espiritual. “Entonces recibirá el honor real y desde Su trono gobernará como rey; también desde Su trono servirá como sacerdote y habrá armonía perfecta entre sus dos oficios” (Zac. 6:13; NTV).

Se nos dará la bendición de ver este viejo mundo enfermo de pecado inundado con paz, rectitud y justicia, “como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9). No habrá gente desamparada o hambrienta (Isaías 65:21–22; Miqueas 4:4). La paz envolverá a la tierra (Isaías 11:4–5). El reinado del Señor se caracterizará por la justicia, equidad y fidelidad (Isaías 11:4–5). “Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti” (Salmos 22:27).5  

El Estado Eterno

Cuando el Milenio termine y entremos en el Estado Eterno, la Biblia no da detalles en cuanto a cuáles serán nuestras actividades. Sólo nos dice tres cosas: veremos la cara de Dios (Ap. 22:4); serviremos al Señor (Ap. 22:3) y reinaremos con Él para siempre (Ap. 22:5).

Ver la cara de Dios es una perspectiva emocionante, ya que la Biblia dice que nadie ha visto nunca Su rostro (Éxodo 33:20; 1 Timoteo 6:16). Creo que la promesa de ver el rostro de Dios significa que vamos a disfrutar intimidad con Él para siempre. Gran parte de eso será, indudablemente, en forma de adoración. Creo que también significa que creceremos en nuestro conocimiento del Señor para siempre. Él es infinito, y sin importar cuánto lleguemos a conocerle, habrá mucho más para que experimentemos. Me siento seguro que un aspecto de esto será el estudio eterno de Su Palabra. Me emociono por todo esto mientras pienso en cantar los salmos con David, o en estudiar el libro de Romanos con Pablo.  

En cuanto al servicio, imagino, por una parte, que nuestros dones y talentos serán aumentados y que los usaremos para glorificar a Dios. De esta forma, un cantante será capaz de cantar con un rango y perfección nunca antes logrado, y un pintor será capaz de pintar con una gloria nunca imaginada.

Reinar con el Señor para siempre implica que estaremos reinando sobre alguien. Quiénes serán, no lo sé. Quizá serán las “naciones” misteriosas referidas en Apocalipsis que parecen habitar la tierra nueva (Ap. 21:24–27, 22:2).

Nuestro Hogar Eterno

Esto me lleva al último descubrimiento que hice cuando el Espíritu Santo me condujo a un estudio profundo de la profecía bíblica. Descubrí que los Redimidos no van a vivir eternamente en un mundo etéreo llamado Cielo. Aprendí, en cambio, que nuestra morada eterna va a ser en una tierra nueva. La mayoría de los cristianos se asombran por esta verdad, lo que demuestra cuán poco se enseña la profecía bíblica en la Iglesia de hoy.

Dado que la Biblia enseña que la tierra actual es eterna (Salmos 78:69, 148:6), he concluido que la “tierra nueva” será la tierra actual renovada por el fuego. Es cierto que Pedro dijo que la tierra actual será “destruida” por el fuego (2 Pedro 3:10–12), pero, en el contexto, es evidente que se está refiriendo a una transformación radical de la tierra actual. 

Anteriormente en el mismo pasaje, se refirió a la tierra original como siendo “destruida” por el agua, hablando del diluvio de Noé. La tierra de la época de Noé no dejó de existir, pero el diluvio la “destruyó”, en el sentido de que éste cambió radicalmente la naturaleza de la tierra — inclinándola sobre su propio eje, dividiendo los continentes, estableciendo el registro fósil, depositando los organismos marinos que se convertirían en los depósitos de petróleo, y creando las profundidades del océano y las alturas de las montañas.

Al final del Milenio, el fuego será utilizado por Dios para quemar la contaminación de la última revuelta de Satanás. En medio de ese infierno ardiente, Dios le dará una nueva forma a la tierra como a una bola de cera caliente. Él la refrescará y la restaurará a su perfección original (Hechos 3:21). Él entonces hará descender a la Nueva Jerusalén a la tierra nueva, con los redimidos dentro (Ap. 21:1–2). Luego, ¡Él mismo vendrá a la tierra para vivir en nuestra presencia eternamente! “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Ap. 21:3).

El Cielo es donde Dios reside. Cuando se suministre la tierra nueva, el Cielo descenderá a la tierra, cuando Dios establezca Su residencia en esta tierra nueva. Así pues, es cierto que los redimidos vivirán eternamente en el Cielo, pero el Cielo estará en la tierra.

La Redención de Toda la Creación

Dios ama a Su creación y tiene la intención de redimirla — toda ella — y no destruirla con algún “big bang” místico. Jesús murió en la Cruz no sólo para redimir a la Humanidad, sino también para redimir a la Creación. Ésa es la razón por la que el sumo sacerdote en el Antiguo Testamento rociaba la sangre no sólo sobre el propiciatorio del Arca, sino también en el suelo frente al Arca (Levítico 16:15).

La sangre en el propiciatorio del Arca era una profecía simbólica que apuntaba al hecho de que la sangre del Mesías cubriría la ley de Dios (las tablas dentro del Arca) con la misericordia y la gracia de Dios. La sangre en el suelo era un recordatorio de que el sacrificio del Mesías haría posible que la maldición fuera removida, y que los reinos animal y vegetal volvieran a su perfección original (Isaías 11:6–9; Romanos 8:18–23).

Un Temor Injustificado

Muchas personas tienen miedo de la profecía Bíblica. Dicen que está llena de “pesimismo”. Esto es cierto para aquellos que han rechazado al Señor. Pero, para aquellos que lo conocen y lo aman, sólo hay buenas noticias. El Antiguo Testamento termina con un ejemplo de lo que estoy hablando. Dice, “Miren, ya viene el día, ardiente como un horno. Todos los soberbios y todos los malvados serán como paja, y aquel día les prenderá fuego” (Malaquías 4:1). Ésas son malas noticias. Pero el mismo versículo siguiente contiene buenas noticias increíbles para los creyentes: “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada” (Malaquías 4:2)

La profecía Bíblica está llena de gloriosas promesas que están diseñadas para dar al pueblo de Dios un fuerte sentido de esperanza, mientras vive como peregrinos y extranjeros en medio de un mundo cada vez más malo que rechaza a Dios. Cuando usted lee estas maravillosas promesas, puede entender por qué Pablo escribió estas palabras (1 Corintios 2:9):6 

“Cosas que ojo no vio, no oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que los aman”.

Un Dios de Esperanza

Tal como este versículo indica, no podemos siquiera empezar a imaginar las bendiciones maravillosas que Dios tiene reservadas para los redimidos. Pero el mismo versículo siguiente dice que el Espíritu Santo nos ha revelado estas bendiciones en la Palabra de Dios (1 Corintios 2:10). 

Lo triste es que la mayoría de los cristianos son ignorantes de esas promesas y, por lo tanto, no tienen idea de lo que Pablo quiso decir cuando escribió: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).

En Romanos 15:13, Pablo escribió: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Nuestro Dios es un Dios de esperanza que desea llenarnos de esperanza. 

Si conoce a Jesús como su Salvador, usted es un heredero de algunas promesas increíbles, y si conoce esas promesas y cree en ellas, usted puede vivir en este mundo maligno con esperanza, gozo y grandes expectativas.

Mientras el mundo que hemos construido sobre el dólar colapsa alrededor nuestro, mantengamos una perspectiva eterna con nuestra esperanza firmemente fija en el cercano regreso de Jesús. ¡Maranata!

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

martes, 7 de diciembre de 2021

Libro: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin – Capítulo 12 (parte 1 de 2)

  Aferrarse a la Esperanza

Por Dr. David R. Reagan

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La esperanza es esencial para la vida. Sin ella, las personas descienden a una profunda depresión, o se suicidan, o simplemente se tumban y mueren.

Durante el Holocausto, Viktor Frankl, quien luego se convirtió en un renombrado psiquiatra mundial, era un prisionero en uno de los campos de la muerte de los nazis. El observó que cada año, mientras Navidad se aproximaba, la esperanza de que los prisioneros fueran liberados el día de Navidad se extendía por todo el campamento. Era una esperanza irracional, pero era esperanza. Luego, cuando la Navidad llegaba y se iba sin ninguna liberación, cientos de prisioneros se tumbarían y morirían. Sin esperanza, ellos no podían vivir.1 Frankl concluyó, “Es una peculiaridad del hombre que él sólo puede vivir mirando hacia el futuro”.2

Una Necesidad Desesperada

El mundo necesita desesperadamente esperanza en estos tiempos del fin. Vivimos en un mundo de temores crecientes — temor a un holocausto nuclear, temor a un colapso económico, temor a plagas como el SIDA, temor al terrorismo, temor a la guerra y — por supuesto — temor a la vida y a la muerte. Los cristianos también necesitan esperanza, especialmente cuando enfrentan una persecución cada vez mayor.

Algunos podrían responder diciendo: “¡Los cristianos son los únicos que tienen alguna esperanza!”. Eso es cierto, pero el problema es que la mayoría de los cristianos profesantes no pueden articular su esperanza más allá de una declaración vaga como: “Mi esperanza es el cielo”.  

Una Virtud Ignorada

Me di cuenta de esto un día cuando estaba leyendo el gran poema de amor de Pablo en 1 Corintios 13. Termina con la famosa frase: “Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13:13).3

Mientras pensaba en estas palabras, de repente se me ocurrió que había escuchado cientos de sermones acerca de la fe y cientos acerca del amor, pero no pude pensar en uno solo acerca de la esperanza. En ese momento el Señor grabó en mi corazón que la esperanza es la más ignorada de las virtudes cristianas. 

Supe instantáneamente por qué eso es cierto. Es porque la esperanza está relacionada directamente con el conocimiento que uno tiene de la profecía bíblica, y no hay un tema en la Iglesia moderna que sea más ignorado que la profecía.

Deténgase y piense en ello por un momento. ¿Cuál es su esperanza? ¿Cómo se la explicaría a un incrédulo? ¿Podría ir más allá de las palabras, “Mi esperanza es el cielo”?

Mi Herencia

Durante los primeros 30 años de mi vida recibí casi ninguna enseñanza acerca de profecía bíblica, y vivía con poca esperanza. Si usted me hubiera pedido que definiera mi esperanza, le habría dado una respuesta patética, basada más en la filosofía griega que en la teología hebrea.

Se me enseñó que, si moría antes que el Señor volviera, experimentaría “el sueño del alma”. En otras palabras, caería en la inconsciencia total y yacería en mi tumba hasta que el Señor volviera. A Su regreso, me enseñaron que ocurriría un “big bang” que vaporizaría el universo. Mi alma sería resucitada, y me marcharía hacia un mundo etéreo llamado Cielo, donde flotaría por ahí en una nube y tocaría un arpa eternamente.

Para mí, era un cuadro sombrío. No me agradaba la idea de yacer comatoso en una tumba por eones de tiempo. El “big bang” me asustaba hasta la muerte. Me repulsaba la idea de convertirme en alguna clase de espíritu incorpóreo sin ninguna individualidad o personalidad. Ciertamente no podía emocionarme tener que tocar un arpa por siempre. De hecho, encontraba esa idea francamente hilarante.

Verá, crecí en una iglesia que creía que es un pecado terrible tocar un instrumento musical en un servicio de adoración. Sin embargo, ¡íbamos a tocar arpas en el Cielo eternamente! No tenía sentido para mí, así que lo descarté como un montón de tonterías sin sentido.

No tenía a quien culpar sino a mí mismo, porque no estudiaba la Palabra de Dios como debía hacerlo. Cuando finalmente empecé a hacer eso, y el Espíritu Santo comenzó a dirigirme hacia el estudio de la profecía bíblica, comencé a hacer descubrimientos acerca del futuro que ministraron gran esperanza a mi espíritu. De hecho, llegué a estar tan emocionado acerca de mis descubrimientos que empecé a saltar las bancas de la iglesia y a colgarme de los candeleros gritando “¡Aleluya!” y “¡Alabado sea el Señor!” ¡La gente pensó que me había convertido en pentecostal de la noche a la mañana! No, sólo había descubierto las maravillosas promesas de Dios para el futuro, que están diseñadas para darnos esperanza en el presente.

La Falacia del Sueño del Alma

El primer descubrimiento que hice se refería al “sueño del alma”. Descubrí que es un concepto no bíblico. Es cierto que cuando morimos, nuestros cuerpos “duermen” metafóricamente, pero los espíritus de los muertos nunca pierden su conciencia.

Jesús enseñó esto claramente en Su historia acerca del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19–31). Cuando murieron, sus espíritus fueron al Hades. El espíritu del hombre rico fue a un compartimento en el Hades llamado “Tormento”. El espíritu de Lázaro fue a un compartimento llamado “el seno de Abraham”. En la Cruz, Jesús se refirió al seno de Abraham como el “Paraíso” (Lucas 23:43). Los dos compartimentos estaban separados por una “gran sima”, que no podía cruzarse.

En la historia de Jesús, ambos hombres son descritos totalmente conscientes. Incluso sostienen una conversación entre ellos. Sus almas no están dormidas.

Evidencia adicional de la conciencia después de la muerte puede encontrarse en Apocalipsis 7. Juan ha sido llevado al Cielo y se le está dando un recorrido del salón del trono de Dios. Él mira “una gran multitud… de cada nación y de todas las tribus y pueblos y lenguas”, de pie ante el trono de Dios, “vestida con ropas blancas” y batiendo palmas en adoración (Ap. 7:9). Ellos están completamente conscientes mientras cantan, “La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero” (Ap. 7:10).

Juan quiere saber la identidad de estas personas. Se le dice que son mártires de Cristo que han salido de la “gran tribulación” (Ap. 7:14).

Aquí hay dos escenas en las Escrituras de personas que están totalmente conscientes después de la muerte. Pero note que hay una diferencia muy importante en las dos escenas. En la historia de Jesús, los salvos están en el Hades, en un compartimiento llamado “el seno de Abraham”, o “Paraíso”. En la visión de Juan, los salvos están en el cielo. ¿Por qué las dos ubicaciones diferentes?

El Hades y el Cielo

La respuesta es que, antes de la Cruz, las almas de los salvos no iban directamente al Cielo. No podían ir allí porque sus pecados no habían sido perdonados. Sus pecados sólo fueron cubiertos por su fe, no perdonados. No puede haber perdón de pecados sin el derramamiento de sangre (Levítico 17:11; Hebreos 9:22). El perdón de los que murieron en la fe antes de la Cruz tuvo que esperar el derramamiento de la sangre del Mesías.

Esa es la razón por la que Jesús descendió al Hades después de Su muerte en la Cruz (1 Pedro 3:19–20). Fue allí para proclamar el derramamiento de Su sangre por los pecados de la humanidad. Debe haber habido grandes gritos de regocijo por parte de los santos del Antiguo Testamento que habían estado esperando estas buenas nuevas. Ahora sus pecados no sólo estaban cubiertos por su fe, sino que fueron perdonados por la sangre de Jesús. Eso los convirtió en candidatos para ser llevados a la presencia del Padre Celestial. Y eso es exactamente lo que sucedió cuando Jesús ascendió más tarde al cielo. Se llevó consigo “a los cautivos” (Efesios 4:8; NVI), refiriéndose a los salvos que habían sido retenidos en el Hades, esperando la sangre derramada del Mesías.

El Hades y el Infierno

Ha habido muchos malentendidos sobre todo esto a lo largo de la historia del cristianismo, porque los traductores han confundido el Hades con el Infierno.4 Los dos no son lo mismo. Hades (llamado Seol en el Antiguo Testamento) es un lugar temporal donde se mantienen los espíritus de los muertos. El Infierno es el destino final de los inconversos. Nadie está en el Infierno hoy. Los primeros en ir al Infierno serán el Anticristo y su Falso Profeta (Apocalipsis 19:20). Satanás se unirá a ellos al final del Milenio, cuando será arrojado al lago de fuego (Apocalipsis 20:10).

Los no salvos se encuentran actualmente en el Hades, en el compartimento llamado Tormento. Al final del reinado milenial del Señor, serán resucitados, juzgados, condenados y consignados al “lago de fuego”, que es el Infierno (Apocalipsis 20:11–15). Note que en Apocalipsis 20:14 el texto dice específicamente que tanto “la muerte como el Hades” serán arrojados al lago de fuego. Esto significa que tanto el cuerpo (muerte), como el alma (Hades) serán asignados al Infierno.

Las Afirmaciones de Pablo

Desde la Cruz, los espíritus de los salvos han sido llevados inmediatamente a la presencia del Señor en el Cielo por Sus santos ángeles. Pablo afirma que el paraíso se trasladó del Hades al Cielo. En 2 Corintios 12:2–4 declara que fue llevado al “tercer cielo”, al que identifica como el “Paraíso”. El primer cielo es la atmósfera de este planeta. El segundo cielo es el espacio exterior. El tercer cielo es donde reside Dios.

Pablo también afirma la conciencia después de la muerte. En 2 Corintios 5:8, escribió que preferiría “estar ausente del cuerpo, y presente al Señor”. El repitió este sentimiento en su carta a los Filipenses donde escribió, “el vivir es Cristo, y morir es ganancia” (Filipenses 1:21). Él explicó el significado de esta declaración, al añadir que su deseo era “partir para estar con Cristo” (Filipenses 1:23). 

El Estado Intermedio

Mi segundo descubrimiento fue que no estamos destinados a una existencia etérea como espíritus incorpóreos. Inmediatamente después de la muerte, tanto los salvos como los perdidos reciben un cuerpo que voy a llamar un “cuerpo espiritual intermedio”. Le he dado ese nombre porque es un cuerpo que es intermedio entre nuestro cuerpo físico actual y el cuerpo glorificado definitivo que los santos recibirán al momento de su resurrección.

La Biblia no nos dice mucho acerca de este cuerpo, excepto que es tangible y reconocible. Un ejemplo de eso se encuentra en 1 Samuel 28 donde se nos dice que el rey Saúl, en su rebelión contra Dios, buscó el consejo de una bruja. Ella, a su vez, procuró invocar a su espíritu demonio familiar. En su lugar, el Señor envió a Samuel, quien había muerto hace tiempo atrás. En el momento que Samuel apareció, tanto la bruja como Saúl lo reconocieron. Samuel procedió a pronunciar sentencia sobre Saúl, diciéndole que su reino sería entregado a David y que, al día siguiente, “tú y tus hijos estaréis conmigo” (1 Samuel 28:8–19). Al día siguiente, Saúl y sus tres hijos, incluido Jonatán, fueron asesinados por los filisteos (1 Samuel 31:1–6).

Otro ejemplo del cuerpo espiritual intermedio puede encontrarse en Mateo 17, donde se cuenta la historia de la Transfiguración de Jesús. Esto fue cuando a Sus discípulos se les dio una visión de Su gloria venidera. Mientras atestiguaban este acontecimiento maravilloso, dos personas aparecieron repentinamente y empezaron a hablar con ellos. Las dos personas eran Moisés y Elías (Mateo17:1–5). 

Es muy posible que estos dos aparecieran nuevamente en la ascensión de Jesús. Lucas nos dice que mientras los discípulos miraban fijamente a Jesús mientras Él ascendía al cielo, dos hombres vestidos de blanco aparecieron de repente y les dijeron: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:9–11). Los hombres no son identificados. Podrían haber sido ángeles, pero también podrían haber sido Elías y Moisés.

Un ejemplo adicional de cuerpos espirituales intermedios es uno que ya he mencionado. Es la escena que Juan vio en el cielo que se registra en Apocalipsis 7. Vio una gran multitud, demasiada para ser contada. Estaban de pie ante el trono de Dios vestidos con túnicas blancas y agitando ramas de palmera. A Juan se le dijo que éstos eran mártires que salían de la gran Tribulación (Apocalipsis 7:9–14).

La Glorificación

Cuando Jesús regrese, la Biblia dice que traerá con Él los espíritus de los salvos (1 Tes. 4:13–14). Él resucitará sus cuerpos en un gran milagro de recreación (ya sea que sus cuerpos estén preservados, putrefactos, cremados o disueltos en el océano). En un parpadeo, Él reunirá sus espíritus con sus cuerpos resucitados y luego glorificará sus cuerpos (1 Tes. 4:15–16). Luego, aquellos santos que estén vivos serán arrebatados para recibir al Señor en el cielo y serán transformados mientras ascienden (1 Tes. 4:17).

Toda mi vida he escuchado a las personas decir: “Hay dos cosas en la vida que no puedes evitar: la muerte y los impuestos”. Esa declaración es incorrecta. La única cosa que no podemos evitar son los impuestos y más impuestos. Una generación entera de creyentes evitará la muerte — la generación que esté viva cuando el Señor regrese por Su Iglesia. Con razón Pablo concluyó este gran pasaje en 1 Tesalonicenses diciendo: “Por lo tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Tes. 4:18).

¿Qué es un cuerpo glorificado? Pablo escribió un capítulo entero acerca del tópico en 1 Corintios 15. Él dijo que nuestros cuerpos glorificados serán incorruptibles, gloriosamente puros, poderosos y espirituales (1 Corintios 15:42–44). 

Pablo además declara que el cuerpo glorificado será inmortal y, como tal, no estará más sujeto a la muerte (1 Corintios 15:53–55). Éste es un punto importante. Muchos en la cristiandad creen en la inmortalidad del alma. Ése no es un concepto bíblico. Proviene de los escritos de Platón, un filósofo griego. La Biblia dice que sólo Dios posee la inmortalidad (1 Timoteo 6:16). No recibimos la inmortalidad hasta que se nos dan nuestros cuerpos glorificados. La inmortalidad es un regalo de gracia para los redimidos.

La Naturaleza del Cuerpo Glorificado

Pablo hizo una declaración en su carta a los Filipenses que creo que nos provee el marco de referencia para entender cómo serán nuestros cuerpos glorificados. Él escribió que, cuando Jesús regrese, “transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Filipenses 3:20–21). En otras palabras, nuestros cuerpos glorificados van a ser como el cuerpo resucitado de Jesús.

Ahora, piense en ello por un momento. Después de Su resurrección, Jesús tenía un cuerpo tangible que podía ser tocado y reconocido (Lucas 24:41–43; Juan 20:27–28). Al principio, las personas tenían dificultad en reconocerle, pero eso es entendible. Si usted enterró a su amigo un día y él golpeara su puerta al siguiente, ¿lo reconocería? ¿No asumiría que era alguien que se parecía a su amigo? Una vez que los discípulos se dieron cuenta que Jesús verdaderamente había resucitado, no tuvieron más dificultad en reconocerle, incluso a la distancia (Juan 21:1–7).

Entonces, Jesús tenía un cuerpo similar a los que tenemos ahora. Era tangible y reconocible. También era un cuerpo que comía. Jesús es descrito comiendo con Sus discípulos varias veces, incluyendo una porción de pescado en la playa del Mar de Galilea (Lc.24:30–31, 41–42; Juan 21:10–13).

Debo admitir que me emociono cuando leo estos relatos de Jesús comiendo, y también cuando leo acerca de nuestra comida con Él en el Cielo, en la “cena de las bodas del Cordero” (Ap. 19:7–9). ¡Tengo esta fantasía que seremos capaces de comer todo lo que queramos en nuestros cuerpos glorificados y no tendremos que preocuparnos por aumentar de peso! (Esto debería ser suficiente para hacer que muchos de ustedes griten “¡Maranata!”)

Una Dimensión Diferente

El cuerpo resucitado de Jesús era similar a los nuestros en muchos sentidos, pero también había algunas diferencias. El cuerpo de Jesús parecía tener una dimensión diferente, ya que podía pasar a través de paredes de un cuarto encerrado (Juan 20:26), y podía moverse de un lugar a otro casi instantáneamente (Lucas 24:30–36). En un momento estaba en el camino a Emaús, en el siguiente estaba en Jerusalén, y luego aparecería en el área de Galilea.

Sus discípulos estaban tan sobresaltados y asustados por Su habilidad de desaparecer y reaparecer repentinamente en otro lugar, que pensaron que estaban viendo un espíritu. Pero Jesús contradijo esa idea inmediatamente al decirles: “Palpad y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo” (Lucas 24:39). 

Cuando la Palabra dice que nuestros cuerpos glorificados serán de naturaleza “espiritual” (1 Corintios 15:44), no quiere decir que seremos espíritus etéreos. Dice que nuestro cuerpo natural será resucitado como un cuerpo espiritual, no como un espíritu. Aún tendremos un cuerpo, pero ya no será controlado más por la antigua naturaleza pecaminosa, la carne. En cambio, será un cuerpo rendido completamente al control del Espíritu Santo.

Hay otra cosa que la Biblia revela acerca del cuerpo glorificado que debería ser una fuente de gran consuelo. El cuerpo glorificado será un cuerpo perfeccionado. Eso significa que los ciegos verán, los sordos oirán, los cojos caminarán, y los mudos hablarán. Aquéllos que son enfermos mentales tendrán sus mentes sanadas (Isaías 29:18–19, 32:3–4, 35:5–6). Ya no habrá más dolor o muerte (Ap. 21:4). Dios “enjugará toda lágrima” y “ya no habrá más llanto, ni clamor ni dolor” (Ap. 21:4).

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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