lunes, 17 de julio de 2017

Libro: Israel en la Profecía — Prefacio

Pasado, Presente y Futuro

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Prefacio

El amor de Dios por el pueblo judío se demuestra claramente en la crónica de Su fidelidad en el cumplimiento de las promesas contenidas en las profecías que les ha dado por medio de sus profetas. Es una historia de sublime gracia, y por eso es tan importante para la Iglesia.

Trágicamente, durante los últimos 2,000 años, la Iglesia en general — incluso hoy — ha tomado la posición de que, debido a la infidelidad del pueblo judío al llamado de Dios a sus vidas para ser testigos de Él, Él los ha desheredado, cancelado Sus promesas a ellos y anulados Sus profecías concernientes a ellos. Esto es llamado Teología del Reemplazo y, como he mostrado en mi libro, The Jewish People: Rejected or Beloved? (El Pueblo Judío: ¿Rechazado o Amado?), esta abominable teología simplemente no es bíblica.

Los defensores de la Teología del Reemplazo responden proclamando, “En los tiempos del Antiguo Testamento, el pueblo judío rechazó a Dios como Rey de su nación y, en los tiempos del Nuevo Testamento, rechazaron al Hijo de Dios como su Mesías. Por lo tanto, no merecen que Dios sea fiel a Sus promesas y profecías concernientes a ellos”.

Mi respuesta a este argumento es que ninguno de nosotros ha sido fiel a Dios. Todos nosotros somos pecadores que no merecemos más que la muerte. La relación de Dios con Israel es una demostración de Su gracia — una demostración de amor inmerecido —. Y, en ese sentido, el pueblo judío hasta el día de hoy sigue siendo testigo de lo que significa tener una relación con Dios. Así pues, a partir de su historia, podemos ver que cuando somos fieles, Él bendice. Cuando somos infieles, Él disciplina. Y cuando nos arrepentimos, Él perdona y olvida, y comienza a bendecir de nuevo.

Mi libro anterior sobre el pueblo judío mostró cómo Dios ha sido fiel a todas las promesas que les ha hecho, a pesar de su infidelidad, ya que la Biblia dice que Dios es fiel incluso cuando somos infieles (2 Timoteo 2:13).

Este libro mostrará claramente que Dios también ha sido fiel en cumplir las profecías que les ha dado a los profetas judíos acerca del futuro de su pueblo hasta el día de hoy. Y, debido a eso, podemos estar seguros de que Dios cumplirá todas las profecías concernientes a Israel que aún son futuras — ¡y las profecías que aún deben cumplirse con alucinantes! —.

Ruego que, mientras lee este libro, su corazón sea tocado de nuevo por la insondable gracia de Dios. Cualquier dios creado por la mente del Hombre habría renunciado al testarudo y rebelde pueblo judío hace mucho tiempo, pero no el verdadero Dios de este universo.

También espero que sea alentado a creer que así como Dios ha sido fiel en cumplir cada profecía dada al pueblo judío, Él también será fiel en cumplir cada profecía que ha dado a la Iglesia.

Ruego también que si algún lector tiene algún vestigio de la Teología del Reemplazo en su corazón o cualquier tinte de Antisemitismo, este libro los liberará de ello. 

Tengamos en cuenta que el que maltrata al pueblo judío, “toca la niña del ojo de Dios” (Zacarías 2:8).


Dr. David R. Reagan
Allen, Texas
Enero 2017

Libro: Israel en la Profecía Bíblica — Índice


Índice

Prefacio


La increíble historia de Israel en la Profecía Bíblica es prueba positiva de la existencia de Dios y que la Biblia es Su Palabra inerrante. Demuestra, además, sin lugar a dudas de que Dios está en Su trono y que tiene la sabiduría y el poder para ver que Su voluntad en la historia sea cumplida.

El libro está dividido en las siguientes tres partes:

Parte 1: El Pasado

Capítulo 1 —

Capítulo 2 —

Capítulo 3 —

Capítulo 4 —


Parte 2: El Presente

Capítulo 5 —

Capítulo 6 —

Capítulo 7 —

Capítulo 8 —

Capítulo 9 —

Capítulo 10 —

Capítulo 11 —


Parte 3: El Futuro

Capítulo 12 —




En cada capítulo, el Dr. Reagan presenta las profecías específicas y relevantes y luego muestra cómo las de la Parte 1 se cumplieron antes del inicio del siglo XX y cómo las de la Parte 2 se cumplieron total o parcialmente durante el siglo XX.

En el Epílogo, el Dr. Reagan presenta la relevancia de todas las profecías cumplidas entre el pueblo judío para los cristianos hoy. Él enfatiza que debido a que Dios ha cumplido en detalle todas estas promesas proféticas que Él ha hecho al pueblo judío, podemos estar seguros de que Él cumplirá todas Sus promesas a la Iglesia, incluyendo la promesa de un Arrebatamiento Pre-Tribulación. Además, el Dr. Reagan señala que lo que Dios está haciendo entre el pueblo judío hoy es evidencia concluyente de que estamos viviendo en la época del regreso del Mesías. 

Descargue el libro completo aquí:




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Libro: Israel en la Profecía Bíblica

Pasado, Presente y Futuro

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El Dr. David Reagan presenta un cuadro panorámico de la Profecía Bíblica concerniente al pueblo judío. Él muestra cómo cuatro profecías se cumplieron antes del inicio del siglo XX, y cómo otras siete se cumplieron total o parcialmente durante el proceso de ese siglo. Luego presenta las innumerables profecías que aún deben cumplirse entre ahora y el final del reinado milenial del Señor. 

Concluye el libro explicando cómo el cumplimiento de las promesas de Dios al pueblo judío son relevantes para los cristianos hoy, y deberían servir como una fuente de gran ánimo para ellos.

El Dr. Reagan es un defensor de toda la vida del derecho del pueblo judío a su patria. También es un franco crítico de todas las formas de antisemitismo. En 2016, fue ordenado como un Rabino Mesiánico honorario por la Alianza Judía Mesiánica de Estados Unidos.

El Dr. David Reagan es el fundador y director del Ministerio Cordero y León. Es el anfitrión de un programa de televisión semanal llamado “Cristo en la Profecía”, que es transmitido en varias cadenas nacionales  que tienen acceso a más de 100 millones de hogares en los Estados Unidos. Adicionalmente, el programa es transmitido en todo el mundo a través de sistemas satelitales. 



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domingo, 16 de julio de 2017

El Misterio de Pablo

Un estudio bíblico por Jack Kelley



Sin duda se han enterado del plan de la gracia de Dios que él me encomendó para ustedes, es decir, el misterio que me dio a conocer por revelación, como ya les escribí brevemente. Al leer esto, podrán darse cuenta de que comprendo el misterio de Cristo. Ese misterio, que en otras generaciones no se les dio a conocer a los seres humanos, ahora se les ha revelado por el Espíritu a los santos apóstoles y profetas de Dios; es decir, que los gentiles son, junto con Israel, beneficiarios de la misma herencia, miembros de un mismo cuerpo y participantes igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio. (Efesios 3:2-6).

¿Qué fue lo que Pablo quiso decir cuando expresó que ese misterio en otras generaciones no se les dio a conocer a los seres humanos? Pues bien, el misterio no era sobre si el Señor les extendería la mano a los gentiles, puesto que Isaías había dejado muy claro que el Mesías traería Su salvación a todas las naciones (Isaías 49:5-6). El misterio era en la forma cómo Él lo haría. De Hechos 15:13-18 vemos que Jacobo fue el primero en decir que Israel estaba siendo puesto a un lado por un tiempo hasta que el Señor tomara un pueblo para Su nombre de entre los gentiles, pero que después de eso Él se volvería de nuevo a Israel. (En realidad, el Señor había insinuado esto en Mateo 21:43 cuando Él les dijo a los líderes judíos que el Reino les sería quitado y entregado a un pueblo que produciría sus frutos. Jacobo solamente estaba aclarando Su afirmación).

Con una visión retrospectiva de 20/20, podemos ver un número de vacíos en la profecía del Antiguo Testamento en los cuales el Señor había insertado la Iglesia. Pero esa es la clase de cosas que uno puede ver mirando en retrospectiva desde nuestra perspectiva. Es como un camino que está escondido en un sendero y que uno solamente puede verlo después que lo ha pasado, y luego solamente mirando hacia atrás en la dirección por la que uno viene.

Como dije, encontramos estos vacíos en la profecía del Antiguo Testamento, y uno de los más claros lo vemos en Isaías 9:6-7 en donde el Señor hizo que Isaías dijera:

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre.

El ángel Gabriel le dijo a María que su hijo cumpliría esta profecía (Lucas 1:33), pero mirando hacia atrás vemos que solamente fue parcialmente cumplida durante la vida del Señor a la tierra. Un niño nació, y un hijo fue dado, pero eso fue todo. El resto espera la Segunda Venida, y en el centro se encuentra la Iglesia.

Los discípulos tropezaron en otra cuando el Señor dijo que el Templo pronto sería destruido en Mateo 24:2. Ellos sabían que 69 semanas (483 años) de la profecía de las Setenta Semanas (490 años) de Daniel ya habían sido, y que Herodes había pasado los 40 años previos construyendo el Templo. Y ahora Jesús les dice que el mismo iba a ser completamente destruido justo siete años antes del tiempo en que Daniel había dicho que se terminaría la transgresión, se pondría fin al pecado, y se expiaría la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos (el lugar) (Daniel 9:24). Sin un Templo esta meta no podía cumplirse. Su asombro sobre la profecía del Señor fue la que produjo el Discurso del Monte de los Olivos y el descubrimiento de lo que ahora nos damos cuenta que es un vacío entre los primeros 483 años y los últimos siete. Una vez más, ese vacío ha sido llenado por la Iglesia.

Pero aun eso no reveló el misterio. No, el secreto que hizo reventar a todo el mundo fue que los gentiles estuvieran siendo herederos del Reino junto con Israel, y que Dios en realidad estaba creando una raza humana enteramente nueva, una raza espiritual compuesta de judíos y gentiles, pero con un destino separado uno del otro. Pablo describió esto en Efesios 2:14-16:

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.

Ya la humanidad no consistiría más en judíos y gentiles ante los ojos de Dios. De ahora en adelante incluye a un tercer tipo de humanos, la Iglesia (1 Corintios 10:32). Y de la misma manera como Dios llamó a los judíos de entre los gentiles, ahora Él está llamando a la Iglesia de entre los judíos y los gentiles. Fue por medio de la Iglesia que los judíos y los gentiles se unirán para compartir por igual la herencia de Dios.

Los Gentiles en el Antiguo Pacto

Desde nuestro lado de las profecías, podemos ver que esta era la intención de Dios todo el tiempo. Pero para tener el sentido de cómo esto pudo haber impresionado a los apóstoles judíos, veamos la manera cómo a los convertidos gentiles al judaísmo les había ido bajo el Pacto Antiguo. Desde los primeros tiempos que los gentiles se sometieron a la Ley, compartieron tanto sus privilegios como sus responsabilidades.

Y el extranjero que sigue al SEÑOR no hable diciendo: Me apartará totalmente el SEÑOR de su pueblo… Y a los hijos de los extranjeros que sigan al SEÑOR para servirle, y que amen el nombre del SEÑOR para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos (Isaías 56:3, 6-7).

Pero especialmente durante el período del Segundo Templo, existía una distinción definitiva de clases. El mismo Templo era un buen ejemplo de ello. Estaba rodeado de una serie de patios para los adoradores, cada uno separado de los otros por medio de paredes o portones. Inmediatamente fuera del edificio en donde estaba localizado el altar del sacrificio, se encontraba el patio de los sacerdotes. Justo más allá de este estaba el patio de los varones, y rodeando a este estaba el patio de las mujeres. Todos juntos formaban el patio de los israelitas.

Separado del patio de los israelitas por otra pared con portones vigilados se encontraba el patio exterior, el patio de los gentiles. En cada portón de esta pared de separación se encontraba un rótulo que les advertía a los gentiles de no ingresar más allá so pena de muerte. Y lo peor es que estaba por lo menos a 30 metros del altar, y algunas veces a una mayor distancia en la mayoría de los lugares, y detrás de una pared. Mientras que algunos gentiles podían escuchar lo que sucedía dentro, nadie podía mirar el interior. Además de eso, algunas personas creen que a los cambistas y a los que vendían animales se les permitía montar sus tiendas en este patio durante las festividades santas para así restringir aún más la oportunidad de que los gentiles pudieran adorar al Señor. Jesús citó el anterior pasaje de Isaías al condenar a los judíos por hacer eso.

Ahora Pablo estaba diciendo que los gentiles serían elevados a un nivel de igualdad junto con los judíos, “Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes que en otro tiempo estaban lejos, han sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2:13).

Los Gentiles Reciben el Espíritu Santo

En el Libro de los Hechos encontramos dos ocasiones en las cuales los nuevos creyentes hablaron en lenguas. En ambos casos había gentiles en presencia de judíos. En Hechos 10 vemos que fueron los invitados en casa de Cornelio, y en Hechos 19:6, fue un grupo de personas procedentes de Éfeso, parte de la moderna Turquía. Hechos 10:45-46, nos dice, “Y los fieles de la circuncisión (judíos) que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios”.

Hechos 19 es similar. Yo creo que estas dos experiencias fueron anotadas para el propósito expreso de mostrarles a los judíos de que los gentiles podían recibir el Espíritu Santo como ellos lo habían recibido así como lo explica Hechos 10:45. Dios estaba asegurándose de que en la Iglesia ambos eran iguales. Estos son los únicos dos lugares mencionados en el Libro de Hechos en donde el hablar en lenguas va acompañado de la salvación. (Es interesante que uno de estos casos sucedió antes de que los creyentes fueran bautizados y el otro después).

Por medio de la Iglesia, judíos y gentiles serán uno solo en Cristo (Gálatas 3:28). Servirán como los mejores ejemplos y los más grandes de las riquezas incomparables de la gracia de Dios. Su obra de arte, Su obra maestra (Efesios 2:6-10). Todas sus imperfecciones serán eliminadas y finalmente serán lo que Dios quiso que fueran, tan perfectos como Él es, inmortales e incorruptibles (1 Corintios 15:53). Y no era que los gentiles serían parte de Israel, o, que la Iglesia reemplazaría a Israel, sino que todas las personas que acepten a Jesús como su Señor se convertirán en parte de la Iglesia, ya sean judíos o gentiles, y tendrán un destino diferente aparte de los dos.

Su hogar eterno también será una obra de arte, hecho del oro y las piedras preciosas más finas, construyéndose durante 2000 años. Nada impuro jamás entrará allí, como tampoco allí habrá más muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor (Apocalipsis 21). Todos serán coherederos con Cristo (Gálatas 4:4-7) y corregentes con Él (Apocalipsis 5:10), morando en Su presencia para siempre en un estado perpetuo de bendición. Ni aun durante lo más grandioso de la gloria que tuvo Salomón, jamás el mundo ha conocido lo que el Señor tiene planeado para la Iglesia. Y está disponible para judíos y gentiles por igual.

Así que el misterio de Pablo no solamente era que el Señor les extendiera la mano a los gentiles, sino que Él además lo haría de manera suntuosa. Esto es lo que Pablo escribió:

“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu” (1 Corintios 2:9-10).

Era obvio para todas aquellas personas que leen la Biblia que Dios incluiría a todas las naciones en Su plan de salvación. Pero no fue sino hasta que Dios se lo reveló a Sus santos apóstoles y profetas, que ninguna persona en la tierra jamás se imaginó lo que eso significaría para nosotros. Ese era el misterio de Pablo.


Revista En La Calle Recta — Diciembre 2014


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La ECR propone un diálogo abierto y sincero con católicos y no católicos, a la luz, siempre, de la Palabra de Dios. Nuestro testimonio no se fundamenta en vanas especulaciones filosóficas, experiencias místicas, en ni un mero conocimiento académico. Sino en el llamamiento de Dios por Su Palabra, por pura gracia y por medio de la sola fe en el único y suficiente sacrificio de su Hijo Jesucristo, quién nos rescató de las tinieblas y nos trasladó a su luz admirable.

Temas incluidos en esta edición:

Editorial 
Jacob en la escuela de Dios 
Venga tu reino 
La fe de Tomás 
Problemas familiares (B) (Números) 
El testimonio de sus cartas 
Los jóvenes 
El Espíritu Santo es Dios 
Ante el trono de Dios 
Sobre monjes y monjas (2ª parte) 
No hagas de tu mente un estercolero 
Hebreos 6:1-20 

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