miércoles, 28 de junio de 2017

Estudio Bíblico Mesiánico: Las Condiciones Subjetivas de la Oración




…y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. 1 Juan 3:22

Introducción

A manera de introducción, no existe tal cosa como una oración incondicional. Todas las oraciones bíblicas son condicionales, ya sea explícita o implícitamente. De hecho, Yeshúa (Jesús) mismo enseñó al menos tres condiciones para la oración individual: la necesidad de la fe; la necesidad de permanecer; y la necesidad de orar en Su nombre. Así pues, no existe tal cosa como la oración incondicional. En Su propia vida de oración, Jesús oró según la voluntad del Padre.

I. Las Condiciones Subjetivas de la Oración

A. Prerrequisitos Personales

En la Escritura, hay trece prerrequisitos personales para la oración.

1. Sinceridad

El primer prerrequisito personal es la sinceridad. Esto es enseñado claramente por la Escritura.

Por ejemplo, en Job 16:17, Job dice: y de ser pura mi oración. Ésta era sincera.

Salmo 145:18: Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras.

Mateo 6:5 declara: Y cuando ores, no seas como los hipócritas; [que oran sólo] para ser vistos de los hombres. Esto es una señal de insinceridad. 

Marcos 12:40: y por pretexto hacen largas oraciones.

Orar pretenciosamente es insincero. Orar en sinceridad es un prerrequisito importante de la oración.

2. Reverencia

Un segundo prerrequisito personal es la reverencia.

Eclesiastés 5:2 declara: No te des prisa con tu boca.

La impetuosidad es una señal de irreverencia.

Mateo 6:9 enseña que debemos acercarnos a Dios el Padre y decir: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Cuando nos acercamos a Dios sobre esa base, existe un sentido de reverencia.

Hebreos 12:28-29 habla acerca de: [venir] a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.

3. Humildad

El tercer prerrequisito personal es la humildad.

Salmo 10:17 declara: El deseo de los humildes oíste, oh Jehová.

En Lucas 18:9-14, Jesús habló de la historia del fariseo y el publicano. El fariseo usó su tiempo de oración simplemente para informarle a Dios cuán afortunado era Él de tener a este fariseo en Su equipo; el fariseo no expresó necesidad o petición algunas, él expresó orgullo. El publicano, sin embargo, expresó una oración de necesidad. Era una oración peticionaria y había un reconocimiento claro por parte del publicano de la suficiencia divina.

4. Importunidad o Persistencia

El cuarto prerrequisito personal es la importunidad o la persistencia.

Esto es enseñado por la parábola de la habló Jesús en Lucas 11:5-13. Un hombre de repente tuvo una visita. No tenía nada para darle al visitante, así que se mantuvo molestando a su vecino hasta que su vecino estuvo dispuesto a salirse de la cama y proveer para sus necesidades. La persistencia surgió de una crisis, lo que provocó una petición. La razón de la oración persistente es ésta que provocará resultados. El tiempo del verso 9 implica acción continua y eso es lo que la persistencia es: acción continua. 

La persistencia tiene tres niveles de oración. El primer nivel es el de pedir: seguir pidiendo, ya que esto muestra que el peticionario cree lo suficiente como para recibir y esto es importante (Santiago 1:5-6). El segundo nivel de oración es buscar: seguir buscando con el propósito de encontrar la respuesta (2 Corintios 12:9). El tercer nivel es golpear: seguir golpeando con el propósito de lograr que las puertas se abran (Romanos 1:9-12).

5. Sumisión

El quinto prerrequisito de la oración es la sumisión a la voluntad de Dios. Debemos estar en sumisión a la voluntad de Dios de forma que estemos dispuestos a recibir cualquier respuesta a nuestras oraciones que Él escoja dar.

Según Mateo 6:10, deberíamos orar: Hágase tu voluntad.

En Mateo 26:39 Yeshúa mismo oró: pero no sea como yo quiero, sino como tú.

En 2 Corintios 12:8-9, Pablo mismo estaba dispuesto a estar sometido a la voluntad de Dios con respecto a la remoción de la espina.

Según 1 Juan 5:14, debemos orar de acuerdo con Su voluntad.

6. Obediencia

Un sexto prerrequisito es el de la obediencia. 

En 1 Juan 3:22, Juan escribió: …y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de é

La oración no es efectiva si ella misma no se alinea con el carácter de Dios. Al alinearnos nosotros mismos con el carácter de Dios, nos caracterizamos por la obediencia y Dios responderá nuestras oraciones debido a que obedecemos Sus mandamientos.

7. Vehemencia

El séptimo prerrequisito es el de la vehemencia. 

Lucas 24:44 declara: Y estando en agonía, oraba más intensamente.

El contexto es el de la agonía en el Getsemaní. Jesús oró tres veces y la agonía con la que oró mostró vehemencia.

En Hechos 12:5, leemos que: …la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él [por Pedro].

8. Permaneciendo en el Mesías

El octavo prerrequisito personal es el de permanecer en el Mesías. 

Esto significa estar en comunión con el Señor. 

Juan 15:7 declara: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 

Juan 15:1-8, el contexto del verso 7, es la símil de la vid y los pámpanos. El pámpano produce lo que la vid ha determinado. Es la vid la que determina el fruto que la rama va a producir.  Si permanecemos en Él, si permanecemos en comunión con el Señor, pedimos todo lo que Él determine. En otras palabras, esto no es una promesa general de que recibimos todo lo que pedimos. Pero si nuestros deseos son Sus deseos, si el fruto que estamos produciendo es lo que la vid quiere que produzcamos, entonces nuestros deseos son Sus deseos. En ese sentido, por supuesto, Dios responderá la petición específica.

El significado de permanecer es “mantenerse”, mantenerse en contacto vital con alguien o con algo.  Es una palabra que significa “estar unido a”, “estar totalmente sometido a”, y “depender de”. Así pues, en el contexto, Yeshúa dijo: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros.  

Luego en el verso 10, Él dice: Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor. De esta forma, la forma en que mostramos que estamos en comunión con el Señor es guardando Sus mandamientos.

Permanecer en el Mesías significa estar tan ajustados a Jesús como para tener una comunión ininterrumpida con Él. Un creyente está permaneciendo cuando decide concienzudamente depender de Yeshúa como condición para ser fructífero. Cuando Él dijo: mis palabras permanecen en vosotros (v. 7) y Yo en vosotros (v. 4), esto señala que Jesús también está en sumisión a Su Palabra (Santiago 1:22).

9. Perdón

El noveno prerrequisito es tener un espíritu perdonador. En Mateo 6:12, el contexto de la oración modelo, Yeshúa dijo que podemos pedir el perdón de nuestros pecados debido a que perdonamos a aquellos que pecan contra nosotros.

En Marcos 11:25, Jesús dijo: Y cuando estéis orando, perdonad.

En otras palabras, un espíritu perdonador es un prerrequisito vital para la vida de oración. Si tenemos un espíritu amargo, podríamos estar vocalizando oraciones, pero esas oraciones son irreales y, aun peor, no son escuchadas.

10. Arrepentimiento

El décimo prerrequisito de la oración es el arrepentimiento verdadero. Éste es el punto de Lucas 18:13-14 cuando el publicano oró: Dios, sé propicio a mí, pecador, él estaba expresando arrepentimiento verdadero. Simplemente confesar nuestros pecados sin arrepentimiento verdadero no es provechoso.

11. Rectitud y Piedad

El undécimo requisito de la oración es la rectitud y la santidad. 

Salmo 32:6 dice: Por esto orará a ti todo santo

Salmo 34:15: Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos.

Salmo 145:19: Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.

Proverbios 15:8: …la oración de los rectos es su gozo.

1 Pedro 3:12: Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.

12. Osadía

El decimosegundo requisito de la oración es la audacia. Éste es el punto de Hebreos 4:16. Debemos acercarnos a Su trono confiadamente, a la luz del hecho de que tenemos un sumo sacerdote que puede compadecerse de nuestras debilidades (v. 15).

13. Fervor

El decimotercer prerrequisito personal para la oración es el fervor. Santiago 5:16 enseña: La súplica [oración ferviente]  del justo puede mucho.

B. La Confesión de Pecados

Necesitamos confesar nuestros pecados; necesitamos “borrar la pizarra” como parte de nuestra vida de oración.

Salmo 66:18 declara: Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.

Podríamos estar vocalizando oraciones, pero si moramos en iniquidad, la oración no será respondida.

Proverbios 28:9 enseña: El que aparta su oído para no oír la ley,
Su oración también es abominable.

Isaías 59:1-2: …vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.

La confesión de pecados es un elemento importante como una condición subjetiva. Idealmente, deberíamos confesar nuestros pecados en cuanto nos percatemos de ellos. Pero hay dos tiempos límite que la Biblia proporciona. En primer lugar, Efesios 4:26 declara: …no se ponga el sol sobre vuestro enojo. Esto enseña que el pecado debería ser confesado a la caída de la noche. En segundo lugar, 1 Corintios 11:23-33 nos amonesta a examinarnos a nosotros mismos antes de que participemos de la Comunión. La confesión de pecados es vital para la vida de oración.

Así que cuando pequemos, necesitamos aplicar 1 Juan 1:9: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

C. Vigilancia

 Con vigilancia queremos decir un estado de alerta; el estado de preparación del cuerpo con la mente; alerta mental. Esto es enseñado por Mateo 26:41: Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

Yeshúa unió el vigilar con la oración.

El mismo punto es hecho en Marcos 14:38-39: Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras.

Después de informarles a los discípulos que necesitaban caracterizarse por la vigilancia, Él les mostró lo que la vigilancia era al irse otra vez para orar. La vigilancia enfatiza un estado de alerta porque, en este contexto, los discípulos estaban durmiendo cuando Jesús hizo estas declaraciones.

D. Fe

Debido a que la fe es tan importante, la discutiremos en relación con la oración en cuatro partes. 

1. Creencia

Primero, debemos creer. Por eso, Mateo 21:21-22 declara: si tuviereis fe, y no dudareis…todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

Tenga fe en Dios; porque el que no duda, sino que cree que lo que Dios dice se llevará a cabo, entonces lo tendrá. Todas las cosas por las que ore y pida, crea que las recibirá y las tendrá.

Efesios 3:12: en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él;

Santiago 1:6-8: Pero pida con fe, no dudando nada.

La  oración de un incrédulo no será respondida, porque alguien que duda es un hombre de doble ánimo.

Y, Santiago 5:15 habla de la oración respondida y la llama oración de fe.

Tan claramente, la Biblia enseña que debemos creer.

2. El Contenido de la Fe

En segundo lugar, necesitamos hacer una pregunta. ¿Qué es lo que necesitamos creer en conexión con la oración? Necesitamos creer tres cosas. Aquí es donde ejercitamos nuestra fe.

a. La Existencia de Dios

En primer lugar, debemos creer que Dios existe; es importante que creamos en la existencia de Dios. Hebreos 11:6 declara: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

b.  La Habilidad de Dios para Escuchar Nuestras Oraciones

La segunda cosa que necesitamos creer es que Él es capaz de escuchar y responder la oración. Esto es resaltado un número de veces en el Libro de Salmos.

Salmo 4:1: ...oye mi oración.

Salmo 6:9: Jehová ha oído mi ruego…Ha recibido mi oración.

Salmo 17:1: …Escucha mi oración.

Salmo 39:12: Oye mi oración, oh Jehová…

Salmo 54:2: Oh Dios, oye mi oración…

Salmo 55:1: Escucha, oh Dios, mi oración,  Y no te escondas de mi súplica.

Salmo 61:1: ...A mi oración atiende.

Salmo 88:2: Llegue mi oración a tu presencia…

Salmo 102:1: Jehová, escucha mi oración…

Salmo 143:1: Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos…

Observe cuán frecuentemente en el Libro de Salmos el énfasis está en que Dios escucha la oración. El salmista, quien llega a Dios en estas oraciones, claramente creyó no sólo que Dios existía sino que era capaz de escuchar y, por lo tanto, capaz de responder sus oraciones.

c. La Disposición de Dios para Responder Nuestras Oraciones

La tercera cosa que necesitamos creer es que Dios está dispuesto a responder nuestras oraciones; que Él quiere responder nuestras oraciones.

Salmo 66:19 declara: …Atendió a la voz de mi súplica.

Salmo 66:20: Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración…

Mateo 7:9-11: …¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (v. 11).

Hebreos 11:6: …[Dios] es galardonador de los que le buscan. 

Santiago 1:5-6: …pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente…

3. Las Promesas de Dios

En tercer lugar, la fe debe estar basada en las promesas de Dios. Filipenses 4:19 enfatiza las promesas de Dios, por tal razón oramos.

4. La Condición Subjetiva Prerrequisita de la Oración

En cuarto lugar, la fe es una condición subjetiva prerrequisita de la oración. Esto es resaltado en dos relatos en la Escritura.

a. Fe inadecuada

El primer relato concierne a los discípulos impotentes que fueron incapaces de echar fuera un demonio, que se encuentra en Mateo 17:19-20 y Lucas 9:37-42. A partir de estos dos pasajes, podemos sacar ocho deducciones. Primera, los discípulos tenían poca fe; es decir, muy poca para esta ocasión. Segunda, no es necesario tener gran fe dado que aun la cantidad medida por una semilla de mostaza hubiera sido suficiente. Tercera, es importante tener fe consistente. Cuarta, la semilla es una cosa pequeña, pero tiene la habilidad de brotar en plantas de flores. Del mismo modo, la fe es una pequeña cosa que tiene gran habilidad. Quinta, un poco de fe aplicada consistentemente puede convertirse en grandes logros. Sexta, la oración correcta es imposible sin fe, si fe no estamos orando correctamente (Santiago 1:6). Séptima, la deficiencia de fe volverá a la oración inefectiva. Y octava, este contexto de expulsar un demonio de mudez, requiere la oración de fe.

b. Fe adecuada

El segundo relato concierne a la higuera maldecida, que se encuentra en Mateo 21:18-22 y Marcos 11:20-24. El creyente debe creer continuamente que lo que está pidiendo está ocurriendo ahora mismo; la fe deberá ejercitarse continuamente. Esta declaración implica una nota de expectativa. Además, pedir es orar y orar es pedir. En griego, la acción del verbo “recibir” en realidad se lleva a cabo antes de la acción descrita en el verbo “creer”. Lo que esto significa gramaticalmente es: Siga creyendo que lo ha recibido, pidiendo con expectativa. Deberemos seguir creyendo mientras todavía estamos pidiendo sabiendo que Dios ya ha escuchado y contestado nuestra petición; quizás no en la forma en que queríamos que lo hiciera; quizás no la respuesta que queríamos, pero Él ha respondido y necesitamos creer eso.

c. El Orden

Esto plantea una pregunta teológica. ¿Cuál es el orden? ¿Es oración y fe o fe y oración? Marcos 11:22 enseña que no es fe en la fe ni es fe en su oración, sino que su fe es en Dios. Es imposible ejercitar la fe en la petición de oración de uno sin al mismo tiempo tener fe en Dios, de quien la respuesta vendrá. Así pues, la fe en Dios viene antes de cualquier oración.

E. De Acuerdo con la Voluntad de Dios

1. Los Principios

Hay cinco principios de orar de acuerdo con la voluntad de Dios. 

En primer lugar, Dios responderá positivamente cada oración que sea consistente con Sus propios propósitos y con nuestro mejor bien. En otras palabras, Dios dirá “sí” a cada oración que hagamos que sea consistente con Sus propios propósitos y para nuestro mejor bien. Si no es para nuestro mejor bien o si no es consistente con Sus propios propósitos, Dios dirá “no”. 

El segundo principio es que la voluntad de Dios es lo que Él se propone y planea. Así que si nuestra petición de oración es consistente con Sus propósitos y planes, Él dirá “sí”. Si son inconsistentes, entonces Él dirá “no”.

El tercer principio es que Dios se obliga a Sí mismo a responder cada oración que surja dentro del ámbito de Su voluntad.

El cuarto principio es que la oración es un medio de alinear nuestros deseos con la voluntad de Dios. Es el medio por el cual nos volvemos más sensitivos a la voluntad de Dios y, por lo tanto, alineamos nuestros propios deseos con la voluntad de Dios.

El quinto principio es que cuando la voluntad de Dios es clara, podemos pedir con plena confianza.

2. Las Escrituras

Hay ocho pasajes específicos donde estos principios se encuentran.

a. Mateo 21:21-22

El primero es Mateo 21:21-22. El verso 21 declara: …si tuviereis fe, y no dudareis, …será hecho.

La fe verdadera alinea los deseos personales con la voluntad de Dios y tales peticiones están garantizadas. Cada vez que pedimos algo que está alineado con Su voluntad, entonces las respuestas positivas están garantizadas. En la Escritura, una petición con frecuencia estaba basada en las promesas de Dios y, donde una promesa es hecha, hay una respuesta garantizada a la oración. Pero si Dios no ha hecho una promesa en una categoría específica, no hay garantía de que Él responderá a la oración positivamente.

El verso 22 declara: Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

El “creyendo” del versículo 22 es la fe del verso 21 y el “todo” del verso 22 son los deseos personales que están alineados con la voluntad de Dios.

b. Mateo 26:39 y 42

El segundo pasaje es Mateo 26:39 y 42 con un relato paralelo en Lucas 22:42, que registra la oración y la respuesta. Primero está la oración. La petición era: …pase de mí esta copa… La condición era: …no sea como yo quiero, sino como tú. Luego vino la respuesta. Esta petición no estaba de acuerdo con la voluntad de Dios. El resultado fue que la petición fue negada. Dios el Padre respondió la oración de Yeshúa, pero no lo hizo en la forma en que Yeshúa quería debido a que ella misma no se alineaba con Su voluntad, con Su plan o con Sus propósitos.

c. Marcos 11:22-24

El tercer pasaje es Marcos 11:22-24. El verso 22 nos amonesta: …Tened fe en Dios.

La fe es el medio para recibir respuestas a nuestra oración. La fe verdadera siempre alinea los deseos personales con la voluntad de Dios.

Por eso el verso 23 añade: …cualquiera que…no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

Negativamente, uno debería no dudar, no dudar en lo que Dios ha prometido porque no debería haber duda acerca de lo que Dios ha prometido. Podemos tener dudas acerca de si algo es la voluntad de Dios cuando Dios no haya hablado específicamente o hecho una promesa específica. Pero en aquellas cosas que Dios ha prometido, no debería haber ninguna duda. Tales oraciones tienen respuestas garantizadas.

No dudar es lo negativo, pero creer es lo positivo. Si Dios lo ha prometido, cuando oremos, debemos creer que Dios lo hará, y el resultado es que lo recibiremos. En Santiago 1:5, por ejemplo, Dios hizo una promesa: que aquellos que oren por sabiduría la obtendrán. Así que cuando nos acercamos a Dios y le pedimos sabiduría, necesitamos creer que Dios nos la dará porque esto es una promesa. Cuando nuestras oraciones están basadas en una promesa clara de Dios, tenemos una respuesta garantizada. 

El verso 24 procede a declarar: Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

Si la petición está en alineación con la voluntad de Dios, entonces, después de orar, uno debe creer con toda confianza que recibirá. Si cree con plena confianza, recibirá, porque es una promesa que Dios ha hecho.

d. Juan 14:13-14

El cuarto pasaje es Juan 14:13-14: Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.

Una vez más, el “todo lo que” en este versículo está limitado a aquello que traerá la gloria a Dios. Si algo no le traerá gloria a Dios, Él podría no responder positivamente. Pero si le traerá gloria a Dios, Él responderá. Si un “no” como respuesta le dará a Dios la mayor gloria, que así sea. Dios puede ser glorificado con un “sí” como respuesta, o Él podría ser glorificado con un “no” como respuesta. Cualquiera sea la forma en la que Dios es glorificado, ésa es la forma en la que Él va a responder la oración.

Un buen ejemplo de esto es el aguijón en la carne de Pablo de 2 Corintios 12:7-10. ¿Iba Dios a recibir la mayor gloria con un sí o con un no como respuesta? El contexto indica que si Dios daba un sí como respuesta, era muy probable que Pablo hubiera recibido la gloria en vez de Dios. Al rechazar la petición que Pablo hizo, la respuesta negativa le dio a Dios la mayor gloria, ya que Pablo iba a tener que aprender cómo ser suficiente en la gracia de Dios. Así que en este caso, una respuesta negativa le dio a Dios la mayor gloria.

e. Juan 15:7

El quinto pasaje es Juan 15:7: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

El contexto de este verso es el de “permanecer en el Mesías”, que significa “estar en comunión con Él”. El tema en este contexto no es la salvación, sino el dar frutos. Así que si alguno está permaneciendo en el Mesías, no estará pidiendo nada fuera de la voluntad de Dios. Si estamos en comunión con Dios, no pediremos cosas fuera de Su voluntad. La declaración “todo lo que queréis” en este versículo está limitada por el contexto, el cual está hablando de dar frutos. Lo que sea que pida en el ámbito de dar frutos, Dios responderá porque dar frutos es parte de la voluntad revelada de Dios. Es algo que Él quiere ver en cada creyente. Toda oración en este sentido definitivamente será respondida.

f. Juan 15:16

El sexto pasaje es Juan 15:16: …para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

El contexto aquí también es el de producir frutos y la oración aquí es la oración asociada con la productividad. La frase “todo lo que pidiereis” está limitada en este contexto a producir frutos. Dado que producir frutos es parte de la voluntad revelada de Dios, Dios responderá toda oración en este sentido. Así que lo que fue enseñado por Juan 15:7 también es enseñado por Juan 15:16. Los creyentes fueron escogidos por Dios por dos razones: primera, para que vayáis [fuera] y llevéis fruto; y segunda, que todo lo que [ellos] pidan, Él responderá. En este contexto, Él responderá sus oraciones para que puedan ser fructíferos. Creyentes que producen frutos es definitivamente parte de la voluntad de Dios. 

g. Juan 16:23-24

El séptimo pasaje es Juan 16:23-24: …todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.

Esto no es un “cheque en blanco” de que cualquier cosa que pida Dios se la dará, sin importar nada. El contexto tiene que ver con gozo y tristeza (v. 22). El gozo del creyente es una parte importante de la voluntad revelada de Dios. Dado que tal oración está dentro del dominio de la voluntad de Dios, la petición será respondida. Así que si pedimos gozo en el ámbito de nuestra salvación, lo obtendremos. Si pedimos gozo al vivir la vida espiritual, lo obtendremos. Dios desea responder este tipo de oraciones.

h. 1 Juan 5:14-15

El octavo pasaje es 1 Juan 5:14-15: …si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

Éste es un principio absoluto. Cualquier cosa que pidamos de acuerdo con Su voluntad, Él nos escuchará. La frase alguna cosa de los pasajes anteriores está limitada por este pasaje a conforme a Su voluntad. Así que alguna cosa conforme a Su voluntad, será otorgada. Alguna cosa no conforme a Su voluntad, será negada. Ésa es la razón por la que es tan importante permanecer en comunión con el Señor. Ésa es la razón por la que es importante que nos demos cuenta de que permanecemos en las promesas de Dios; ésa es la razón por la que es importante entender que estas promesas están limitadas por condiciones específicas. La condición aquí es: conforme a Su voluntad. 

Luego el verso 15 declara: Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

Una vez más, la frase cualquiera cosa y las peticiones que le hayamos del verso 15 están limitadas por el verso 14: necesitan ser oradas de acuerdo con la voluntad de Dios. Si están conforme a la voluntad de Dios entonces, sí, las tenemos. Dios responderá las oraciones que estén conformes con Su voluntad. 

Estos ocho pasajes proveen los principios de la oración discutidos anteriormente. Dios responderá positivamente toda oración que sea consistente con Sus propios propósitos y que sean para nuestro mejor bien. La voluntad de Dios es lo que Él se propone y lo que planea, así que si pedimos de acuerdo con Su plan y propósito, la respuesta es “sí”, pero si no, la respuesta será “no”. Dios se obliga a Sí mismo a responder toda oración que esté dentro del ámbito de Su voluntad. La comunión es un medio de alinear nuestros deseos con la voluntad de Dios. Cuando la voluntad de Dios es clara o cuando tenemos una promesa clara de parte de Dios, podemos orar confiadamente de que la oración va a ser respondida.


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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

Original article:

martes, 20 de junio de 2017

Jesús: El Cordero y el León (pdf)




Este artículo en formato pdf está disponible exclusivamente para los colaboradores de este ministerio, quienes lo recibirán directamente en su bandeja de entrada.

La versión web está disponible en los siguientes enlaces:

»» El Versículo Elusivo
»» El Cordero Sufriente
»» El León Conquistador
»» El Mesías Victorioso

La Naturaleza del Regreso del Señor

¿Regresará el Señor en amor o en ira?


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 Cuando usted piensa acerca de la venida del Señor, ¿en qué piensa? ¿Cuál es su imagen? ¿Es positiva o negativa? ¿Es un regreso en amor o en ira? ¿Y qué siente? ¿Miedo o gozo? ¿Consuelo o ansiedad?

¿Cómo caracterizaría usted su actitud general acerca del regreso del Señor? ¿Deseo o apatía? ¿Ora usted por ella? O, ¿intenta usted no pensar en ella? ¿Es usted entusiasta o pasivo?

Finalmente, ¿cómo describiría la venida del Señor? ¿Cómo la explicaría a alguien que no conoce nada acerca de ella?

Las Imágenes Escriturales

En el Nuevo Testamento hay dos descripciones detalladas del regreso del Señor, una escrita por el apóstol Pablo y la otra por el apóstol Juan. (1 Tes. 4:13-18 y Ap. 19:11-16).

Ahora, déjeme hacerle algunas preguntas más. ¿Cómo pueden reconciliarse estas dos descripciones? Le pregunto eso porque ellas son tan diferentes como la noche y el día. ¿Se dio cuenta de eso?

Mire de nuevo y haga una comparación cuidadosa. Note que no tienen absolutamente nada en común. De hecho, son totalmente incompatibles.

Comparación y Contraste

El pasaje en 1 Tesalonicenses 4 presenta una escena de amor, misericordia y gracia. El cuadro que está pintado en Apocalipsis 19 es uno de venganza e ira. En el pasaje de Tesalonicenses, el Señor aparece en el cielo, pero no desciende a la tierra. En el relato de Apocalipsis, Él llega a la tierra. Zacarías 14 dice que Él regresará al Monte de los Olivos, de donde ascendió al Cielo.

Una de las diferencias más significativas entre los dos pasajes se relaciona con la Iglesia. En el relato de Tesalonicenses, el Señor viene con el propósito de llevar a Su Iglesia, tanto a los miembros vivos como a los muertos, fuera de este mundo. En Apocalipsis, por contraste, Él regresa con Su Iglesia. Esto está indicado en Ap. 19:14, donde dice que los “ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos”. Sabemos que estas personas constituyen la Iglesia, porque el mismo grupo es descrito unos cuantos versículos antes (versículos 7 y 8) como la “novia” de Cristo.

Así pues, en la descripción de Pablo acerca del regreso del Señor, Él es retratado viniendo por Su Iglesia, para librar a los creyentes de la “ira venidera” (1 Tes. 1:10). Pero en la descripción de Juan, Jesús es retratado regresando con Su Iglesia en gran ira. En Tesalonicenses Jesús regresa como un Salvador. En Apocalipsis, Él regresa como un Guerrero. En una escena, Él viene para reclamar a los justos; en la otra, Él regresa para condenar a los injustos.

Un Problema en la Reconciliación

¿Qué está pasando aquí? ¿Cómo podrían estos pasajes estar hablando acerca del mismo evento? ¿Cómo pueden reconciliarse?

Creo que sólo hay una forma de reconciliarlos y ésa es concluyendo que están describiendo dos eventos separados. Eso, a su vez, implica claramente que va a haber dos venidas futuras del Señor.

Una de ellas — la descrita en 1 Tesalonicenses 4 — será más una aparición que una venida, ya que el Señor en realidad no regresará a la tierra. Él, en cambio, aparecerá en los cielos y atraerá sobrenaturalmente a la Iglesia, vivos y muertos, hacia Él.

La segunda aparición futura del Señor — la descrita en Apocalipsis 19 — será la verdadera “Segunda Venida”, ya que el Señor en realidad descenderá a la tierra para derramar la ira de Dios y establecer Su reino sobre todo el mundo.

Esto significa que la “Segunda Venida” del Señor va a ser en dos etapas. La primera etapa será lo que venido a ser conocido como el Rapto — el arrebatamiento de la Iglesia fuera de este mundo —. La segunda etapa, la cual ocurrirá después, será el regreso del Señor a la tierra.

El Asunto de la Inminencia

Este método de reconciliar estos pasajes soluciona un problema serio que surge cuando usted piensa en una sola venida futura del Señor. Ese problema se relaciona con el énfasis que las Escrituras dan a la inminencia.

A lo que me estoy refiriendo, por supuesto, es a la advertencia constante de las Escrituras que el Señor puede aparecer en cualquier momento y, por lo tanto, siempre tenemos que estar listos para el regreso del Señor (Mt. 24:36, 42, 44, 50; 25:13).

Si sólo hay una venida futura del Señor, entonces estas advertencias son una pérdida de tiempo y no hay ninguna inminencia porque hay muchas profecías que aún tienen que ser cumplidas antes que el Señor pueda regresar.

Por ejemplo:

1. Un tratado de paz debe ser firmado que garantizará la paz de Israel con todos sus vecinos árabes (Dn. 9:27).

2. El Templo Judío debe ser reconstruido en Jerusalén (Mt. 24:15; 2 Tes. 2:3-4; Ap. 11:1-2).

3. La Gran Tribulación debe empezar y recorrer su curso de siete años, la que ocasionará la muerte de más de la mitad de la población del mundo (Ap. 6-18).

4. El Anticristo debe revelarse a sí mismo y empezar una persecución sin precedentes de los judíos — la que producirá la muerte de dos tercios de todos los judíos (Ap. 12:13-17; Zac. 13:7-9) —.

5. El Evangelio debe ser predicado a toda persona en la tierra (Mt. 24:14 y Ap. 14:6-7).

6. Un sistema sin precedentes de control económico debe establecerse que impedirá a las personas comprar o vender algo, a menos que puedan exhibir en sus manos derechas o frentes la marca o nombre del Anticristo.

7. El gobierno mundial del Anticristo debe ser destruido en “una hora de un día” (Ap. 17 y 19).

Todos estos son eventos que están profetizados claramente en las Escrituras que ocurren antes que Jesús regrese a la tierra. Ninguno de ellos ha sido cumplido aún en la historia. Si sólo hay una venida futura del Señor y ésta debe llevarse a cabo después de estos eventos, entonces, ¿por qué deberíamos estar velando por Jesucristo? ¡En cambio, deberíamos estar buscando al Anticristo!

Vivir con Expectativa

La única manera en la que la inminencia enseñada por las Escrituras puede ser mantenida es creyendo que Jesús puede regresar en cualquier momento. La única forma para mantener esa creencia es concluyendo que la aparición del Señor por Su Iglesia (el Arrebatamiento) es un evento que es independiente y aparte de la Segunda Venida y es un evento que puede ocurrir en cualquier momento.

Esto es lo que he concluido de mi estudio de la profecía y vivo, por lo tanto, aguardando que el Arrebatamiento ocurra en cualquier momento. Esto es exactamente lo que Pablo nos ordena que hagamos cuando escribe que debemos vivir “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13).

No creo, por lo tanto, que haya una profecía en la Biblia que deba cumplirse antes que el Señor aparezca por Su Iglesia. Él puede aparecer en cualquier momento. Y la inminencia de Su aparición se incrementa diariamente mientras las señales de los tiempos apuntan a los eventos que culminarán con Su Segunda Venida. Esas señales incluyen, entre otras, el restablecimiento del Estado de Israel, la reocupación judía de la ciudad de Jerusalén, la reunificación de Europa y el aumento de la militancia árabe en el Medio Oriente.

Mantenga en mente que el Arrebatamiento no es el evento que dará inicio a la Tribulación. Ese evento es la firma de un tratado de paz que garantizará la paz de Israel con todos sus vecinos árabes y también autorizará a los judíos a reconstruir su Templo (Dn. 9:27). El Arrebatamiento podría ocurrir años antes de que empiece la Tribulación, aunque es más probable que ocurra cerca del inicio porque la Tribulación es el tiempo para el derramamiento de la ira de Dios y 1 Tesalonicenses 1:10 dice que Jesús “librará” a Su Iglesia “de la ira venidera”.

¿Esperanza o Terror?

Para resumir, deberíamos estar velando por dos venidas futuras del Señor — una al comienzo de la Tribulación, la otra al final —. La primera, el Arrebatamiento, será la aparición del Señor por Su Iglesia. La segunda, la Segunda Venida, será el regreso del Señor a la tierra para “juzgar y hacer guerra” contra los enemigos de Dios (Ap. 19:11).

Las señales de los tiempos apuntan al hecho de que Jesús está a las puertas mismas del Cielo, esperando por la orden de Su Padre para aparecer por Su Iglesia. El Arrebatamiento es inminente.

¿Está usted listo? ¿Aparecerá Jesús (el Arrebatamiento) como su Esperanza Bienaventurada? O, ¿regresará Él (la Segunda Venida) como su Santo Terror? La opción es suya.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

lunes, 19 de junio de 2017

34 Bendiciones Espirituales...

...que han llegado a ser suyas, en el momento que depositó su confianza en Cristo:



1. Usted es parte del plan eterno de Dios (Romanos 8:28-30).

2. Usted ha sido redimido del mercado de esclavos del pecado (1 Pedro 1:18-19).

3. Usted ha sido reconciliado con Dios (Romanos 5:10).

4. Usted ha sido salvo de la pena del pecado (Efesios 2:8).

5. Ustd tiene vida eterna (Juan 3:16).

6. Usted ya no es condenado (Romanos 8:1).

7. Usted es un hijo de Dios (Gálatas 3:26).

8. Usted ha sido aceptado en Cristo (Efesios 1:16).

9. Usted ha sido perdonado de todos sus pecados (Colosenses 1:14).

10. Usted está muerto al pecado (Romanos 6:6, 11a).

11. Usted está vivo para Dios (Romanos 6:4, 11b).

12. Usted ha sido liberado de la Ley como una norma de vida (Romanos 6:14; 8:2).

13. Usted ha sido justificado ante los ojos de Dios (Romanos 3:23-24).

14. Usted ha sido santificado en Cristo (1 Corintios 1:2).

15. Usted ha sido traído cerca de Dios (Efesios 2:13).

16. Usted ha sido rescatado del poder de satanás (Colosenses 1:13a).

17. Usted ha sido trasladado al reino de Cristo (Colosenses 1:13).

18. Usted ha sido dado por Dios a Cristo (Juan 10:29).

19. Usted nunca será separado del amor de Dios (Romanos 8:35-39).

20. Usted es un rey-sacerdote (1 Pedro 2:5).

21. Usted es una persona elegida y protegida (1 Pedro 2:9).

22. Usted es un ciudadano del cielo (Filipenses 3:20).

23. Usted es una nueva criatura en Cristo (2 Corintios 5:17).

24. Usted ha nacido de nuevo (1 Corintios 4:15).

25. Usted es luz en el Señor (Efesios 5:8).

26. Usted está completo en Cristo (Colosenses 2:10).

27. Usted tiene una posición en la gracia (Romanos 5:2).

28. Usted ha sido glorificado en Cristo (Romanos 8:30).

29. Usted es coheredero con Cristo (Romanos 8:17).

30. Usted ha sido regenerado, bautizado y sellado por el Espíritu Santo (Juan 3:3; 3:16; 1 Corintios 12:13; Efesios 1:13-14).

31. Usted está crucificado para el mundo (Gálatas 6:14).

32. Usted está seguro en Cristo (1 Pedro 1:4-5).

33. Usted tiene paz con Dios (Romanos 5:1).

34. Usted es dueño de toda bendición espiritual en Cristo (Efesios 1:13).

¿Por qué bendeciría Dios al creyente en todas estas formas si Él sabía de antemano que perdería la salvación y de todos modos estaría perdido para siempre? Tal conclusión no tiene sentido lógico. Entonces, mi estimado lector, si usted es creyente, regocíjese, porque está eternamente seguro por los ministerios del Espíritu Santo. ¡Ésta es la seguridad eterna!

Fuente: La Salvación - Un Análisis Doctrinal Claro, por Lewis Sperry Chafer (citado en No Perecerán Nunca Jamás, por el Pr. Dennis Rokser, págs. 139-140).

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»» La Seguridad Eterna

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