Casi inmediatamente, a través de una extraña serie de circunstancias, me encontré trabajando a tiempo parcial los fines de semana como el pastor de una pequeña iglesia rural en Groesbeck, Texas. La iglesia era tan pequeña, que yo tenía que hacer todo. Enseñaba en la Escuela Dominical, dirigía los cantos, predicaba y dirigía el servicio de la comunión. Estaba de novio con la chica que se convertiría en mi esposa – Ann Granger – y ella viajaría conmigo todas las mañanas de domingo cuando conducía desde Waco a Groesbeck, y ella me ayudaba de muchas maneras.
Huyendo del Señor
Sentí que Dios me estaba llamando al ministerio de tiempo completo, pero yo tenía otras ideas. Yo quería ir a la escuela de Derecho o de postgrado y, finalmente, convertirme en un político. En lugar de responderle al Señor como lo hizo Isaías diciendo, “Aquí estoy Señor, envíame a mí”, yo en cambio dije, “¡Aquí estoy Señor, envía a cualquier persona en el mundo excepto a mí!”
Cuando completé mi año de servicio a la iglesia en Groesbeck, ingresé a la escuela de postgrado y comencé a perseguir un doctorado en Derecho Internacional y Política. Cuando completé ese grado, me convertí en profesor de política mundial y durante los próximos veinte años, huí del llamado del Señor a mi vida.
La Iglesia de Cristo de South Side en Groesbeck, Texas in 1959.
Durante todo ese tiempo, mientras estaba huyendo del Señor, continué estudiando la Biblia y predicando y enseñando en cada oportunidad. Obtuve mucho reconocimiento durante mi carrera académica y gané muchos premios, pero nunca estaba satisfecho con lo que estaba haciendo porque no estaba en el centro de la voluntad de Dios. De hecho, era miserable.
Rindiéndome al Señor
Finalmente, en 1980, decidí renunciar a mi carrera académica y dedicarme al ministerio de tiempo completo. Fue entonces que hice un descubrimiento sorprendente. Cuando acabé sirviendo como el evangelista de un ministerio de profecía bíblica, de repente caí en la cuenta de que incluso cuando estaba huyendo del Señor, El me estaba preparando para el ministerio que tenía en mente para mí.
Eso, por supuesto, no justifica mi huida del Señor. No hay ninguna excusa para huir de la voluntad del Señor para su vida. Pero muestra que aun cuando usted es desobediente, Dios no desiste con usted y El puede obrar a través de su desobediencia para cumplir Sus propósitos.
Celebrando un Hito
Este año cumpliré 30 años de servicio a tiempo completo en el reino del Señor. Mi pesar más grande en la vida es que no estaré cumpliendo 50 años. Sí, he estado predicando por 50 años, pero sólo 30 de éstos han sido a tiempo completo.
Le doy gracias a Dios que nunca se dio por vencido conmigo. Estoy tan agradecido de que El nunca revocó Su llamado a mi vida. Y le alabo cada día por las bendiciones que ha derramado sobre el Ministerio Lamb & Lion (Ministerios Cordero y León) durante los pasados 30 años. Mi ferviente oración es que El me permitirá continuar proclamando Su Palabra hasta el mismo día del Rapto.
“Los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables”. (Romanos 11:29)
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Traducción y diagramación: Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (www.atalayadejesus.blogspot.com)
Artículo original:
Fifty years of Preaching – Lamplighter Magazine (pdf)