Pasado, Presente y Futuro
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Prefacio
El amor de Dios por el pueblo judío se demuestra claramente en la crónica de Su fidelidad en el cumplimiento de las promesas contenidas en las profecías que les ha dado por medio de sus profetas. Es una historia de sublime gracia, y por eso es tan importante para la Iglesia.
Trágicamente, durante los últimos 2,000 años, la Iglesia en general — incluso hoy — ha tomado la posición de que, debido a la infidelidad del pueblo judío al llamado de Dios a sus vidas para ser testigos de Él, Él los ha desheredado, cancelado Sus promesas a ellos y anulados Sus profecías concernientes a ellos. Esto es llamado Teología del Reemplazo y, como he mostrado en mi libro, The Jewish People: Rejected or Beloved? (El Pueblo Judío: ¿Rechazado o Amado?), esta abominable teología simplemente no es bíblica.
Los defensores de la Teología del Reemplazo responden proclamando, “En los tiempos del Antiguo Testamento, el pueblo judío rechazó a Dios como Rey de su nación y, en los tiempos del Nuevo Testamento, rechazaron al Hijo de Dios como su Mesías. Por lo tanto, no merecen que Dios sea fiel a Sus promesas y profecías concernientes a ellos”.
Mi respuesta a este argumento es que ninguno de nosotros ha sido fiel a Dios. Todos nosotros somos pecadores que no merecemos más que la muerte. La relación de Dios con Israel es una demostración de Su gracia — una demostración de amor inmerecido —. Y, en ese sentido, el pueblo judío hasta el día de hoy sigue siendo testigo de lo que significa tener una relación con Dios. Así pues, a partir de su historia, podemos ver que cuando somos fieles, Él bendice. Cuando somos infieles, Él disciplina. Y cuando nos arrepentimos, Él perdona y olvida, y comienza a bendecir de nuevo.
Mi libro anterior sobre el pueblo judío mostró cómo Dios ha sido fiel a todas las promesas que les ha hecho, a pesar de su infidelidad, ya que la Biblia dice que Dios es fiel incluso cuando somos infieles (2 Timoteo 2:13).
Este libro mostrará claramente que Dios también ha sido fiel en cumplir las profecías que les ha dado a los profetas judíos acerca del futuro de su pueblo hasta el día de hoy. Y, debido a eso, podemos estar seguros de que Dios cumplirá todas las profecías concernientes a Israel que aún son futuras — ¡y las profecías que aún deben cumplirse con alucinantes! —.
Ruego que, mientras lee este libro, su corazón sea tocado de nuevo por la insondable gracia de Dios. Cualquier dios creado por la mente del Hombre habría renunciado al testarudo y rebelde pueblo judío hace mucho tiempo, pero no el verdadero Dios de este universo.
También espero que sea alentado a creer que así como Dios ha sido fiel en cumplir cada profecía dada al pueblo judío, Él también será fiel en cumplir cada profecía que ha dado a la Iglesia.
Ruego también que si algún lector tiene algún vestigio de la Teología del Reemplazo en su corazón o cualquier tinte de Antisemitismo, este libro los liberará de ello.
Tengamos en cuenta que el que maltrata al pueblo judío, “toca la niña del ojo de Dios” (Zacarías 2:8).
Dr. David R. Reagan
Allen, Texas
Enero 2017