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viernes, 12 de abril de 2024

Libro: El Pueblo Judío – Capítulo 1 (parte 2 de 3)

¿Hay Alguna Esperanza Para Israel?

Por Dr. David R. Reagan


Haga clic sobre la imagen para ir al Índice 

El Propósito de Israel

A continuación, consideremos el propósito del pueblo judío. ¿Cuál fue el propósito de Dios al llamar a Israel como Su “Pueblo Escogido”, y ese propósito sigue siendo válido hoy en día?

Las Escrituras revelan dos propósitos:

1) Él los escogió para que sirvieran como un canal de Sus bendiciones. 

2) Él los escogió para que sirvieran como testigos de Él.

1) Un Canal de Bendiciones

Consideremos las formas en que han sido un canal de las bendiciones de Dios:

1) Dios se reveló a sí mismo a través de ellos.
  
2) Dios dio Su Palabra a través de ellos.  

3) Dios proveyó al Mesías a través de ellos. 
 
4) Dios ha enriquecido al mundo a través de sus contribuciones a la educación, la ciencia y las artes.  

5) Y, durante el Milenio, Dios los hará una vez más un canal de Sus bendiciones espirituales para todo el mundo.

Por cierto, con respecto al enriquecimiento del mundo a través de la educación, la ciencia y las artes, consideremos estos hechos asombrosos: Hay 1,400 millones de musulmanes en el mundo. Seis han ganado premios Nobel. Los judíos son sólo unos 13 millones, o alrededor de dos décimas partes del uno por ciento de la población mundial, pero han ganado 196 premios Nobel.1

Al respecto, Winston Churchill hizo esta observación acerca de los judíos:2

A algunas personas les gustan los judíos, y a otras no. Pero ningún hombre reflexivo puede negar el hecho de que son, sin lugar a dudas, la raza más formidable y más notable que ha aparecido en el mundo.

2) Testigos de Dios

Además de ser un canal de las bendiciones de Dios, los judíos también son testigos de Dios. Este papel se afirma una y otra vez en las Escrituras. Considere estas palabras de Isaías 43:10:

Ustedes son mis testigos, dice el SEÑOR; mi siervo que yo escogí, para que me conozcan y me crean, a fin de que entiendan que Yo Soy. Antes de mí no fue formado ningún dios ni lo será después de mí.

1) Son testigos de la existencia de Dios.  

2) Son testigos de la verdad de la Biblia.
  
3) Son testigos de lo que significa tener una relación con Dios.  

4) Son testigos de la gracia insondable de Dios.  

5) Son testigos del pronto regreso de Jesús.

En cuanto al significado de una relación con Dios, me gustaría señalar el libro de Jueces, donde se nos muestra que, cuando una nación es fiel, Dios bendice; cuando el pueblo es infiel, Dios disciplina; y, cuando se arrepienten, Dios perdona y comienza a bendecir de nuevo — un ciclo que también se aplica a nuestras vidas individuales.

Con respecto a la gracia de Dios, Su persistente amor por el pueblo judío, a pesar de su infidelidad, es una demostración vívida del significado de la gracia como favor inmerecido. Hasta el apóstol Pablo se asombró de la gracia de Dios para con el pueblo judío y exclamó: “¡Oh profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Ro. 11.33).

Con respecto al pronto regreso de Jesús, echemos un vistazo a cómo los eventos en Israel durante el siglo pasado ilustran claramente que estamos viviendo en la época del regreso del Señor.

Profecías que se Están Cumpliendo en Israel hoy

Hay seis profecías del tiempo del fin que están en proceso de cumplirse entre el pueblo judío hoy en día — profecías que indican claramente que estamos viviendo en la época del regreso del Señor:

1) La Reunión del Pueblo

Uno de los cumplimientos más notables de la profecía en el siglo XX fue la reunión del pueblo judío de regreso a su tierra natal desde los cuatro confines de la tierra. Nunca en la historia un pueblo ha sido tan ampliamente dispersado y luego reunido.

Esta reunión en incredulidad es una de las profecías más prolíficas de las Escrituras hebreas. Una de las expresiones más claras de ella se puede encontrar en Isaías 11 (NBLA):

10) Acontecerá en aquel día que las naciones acudirán a la raíz de Isaí, que estará puesta como señal para los pueblos . . .

11) Entonces acontecerá en aquel día que el Señor ha de recobrar de nuevo con Su mano, por segunda vez, al remanente de Su pueblo que haya quedado de Asiria, de Egipto, de Patros, de Cus, de Elam, de Sinar, de Hamat y de las islas del mar.

12) Alzará un estandarte ante las naciones, reunirá a los desterrados de Israel, y juntará a los dispersos de Judá de los cuatro confines de la tierra.

Esta asombrosa profecía se está cumpliendo en nuestros días. A principios del siglo XX, sólo había 40,000 judíos en todo Israel. Hoy hay 6 millones, que han sido reunidos de todas las naciones del mundo.

Cuando era niño en la iglesia, me enseñaron que esta profecía se cumplió con el regreso del pueblo judío del cautiverio babilónico, unos 500 años antes de la época de Jesús. Pero esta profecía no tiene nada que ver con esa reunión. Ésa fue la primera reunión. El versículo 11 se refiere a la reunión en esta profecía como la segunda. También el versículo 11 deja claro que será una reunión desde muchas naciones, no sólo de Babilonia, y el versículo 12 deja esto muy claro cuando afirma que la reunión será “de los cuatro confines de la tierra”.

Antes de proceder al siguiente cumplimiento profético, permítanme hacer una pausa para mostrarles algo más sorprendente acerca de esta profecía de Isaías. Nótese que, en el versículo 10, se refiere a una “señal” que atraerá al pueblo judío de vuelta a casa, como un imán. Este punto se repite en el versículo 12, donde se hace referencia a un “estandarte” que será levantado para atraer a los judíos de regreso a casa. La misma palabra hebrea (nec) se usa tanto para “señal” como para “estandarte”. Es una palabra que también se puede traducir como “insignia” o “bandera”.

Y observe lo que dice que estará en el estandarte: “La raíz de Isaí”. ¿Quién era Isaí? El padre de David. Y en cumplimiento de esta parte de la profecía, la bandera de Israel hoy presenta la Estrella de David.

2) El Restablecimiento del Estado

El segundo cumplimiento moderno de la profecía del tiempo del fin que yo señalaría en Israel es el restablecimiento del Estado. Hay una fascinante profecía simbólica acerca de esto en Isaías 66:

7) ¡Antes que estuviera de parto, dio a luz un hijo! ¡Antes que le vinieran los dolores, dio a luz un varón! 

8) ¿Quién ha oído cosa semejante? ¿Quién ha visto tales cosas? ¿Podrá nacer un país en un solo día? ¿Nacerá una nación en un instante? . . .

Esta profecía se cumplió el 14 de mayo de 1948, cuando David Ben Gurión leyó la Declaración de Independencia de Israel en un salón de Tel Aviv. Y, tal como se profetizó, los dolores de parto comenzaron al día siguiente, cuando cinco naciones árabes invadieron Israel, y esos dolores de parto han continuado hasta el día de hoy en guerra tras guerra.

3) La Recuperación de la Tierra

La tercera profecía del tiempo del fin cumplida en Israel en el siglo XX fue la recuperación de la tierra. Cuando los judíos fueron dispersados de la tierra por los romanos, a partir del año 70 d. C., la patria judía, que los romanos rebautizaron como Palestina, se convirtió en una desolación. Casi todos los árboles fueron talados, el suelo se erosionó seriamente y los valles se convirtieron en tierras pantanosas infestadas de malaria.

La desolación de la tierra fue profetizada en Deuteronomio 29:22-28 donde dice que cuando los judíos sean dispersados de la tierra, ésta se convertirá en “quemada con azufre y sal, no puede ser sembrada ni producirá . . . como cuando fueron trastornadas Sodoma y Gomorra . . .”.

Ésa era exactamente la condición de Palestina en la década de 1890, cuando los judíos comenzaron a regresar. Pero también se había profetizado que, después del regreso del pueblo judío, la tierra “llegaría a ser como el Jardín del Edén”. Así es como Ezequiel lo expresó en el capítulo 36 de su libro profético:

33) Así ha dicho el SEÑOR Dios: “El día en que yo los purifique de todas sus iniquidades, haré también que sean habitadas las ciudades y que sean reconstruidas las ruinas. 

34) La tierra desolada será cultivada, en contraste con haber estado desolada ante los ojos de todos los que pasaban. 

35) Y dirán: ‘Esta tierra que estaba desolada ha venido a ser como el jardín de Edén, y estas ciudades que estaban destruidas, desoladas y arruinadas ahora están fortificadas y habitadas’.

Cualquiera que haya viajado a Israel en los últimos años puede dar fe del asombroso cumplimiento de esta profecía durante el siglo XX. Los pantanos fueron drenados y los valles fueron recuperados para la producción agrícola. Se instituyeron métodos de conservación del suelo y se plantaron más de 200 millones de árboles. Hoy en día, Israel sirve como granero para todo el Medio Oriente, exportando todo tipo de productos agrícolas a sus estados vecinos.3

4) El Avivamiento del Idioma

La cuarta profecía que les señalaría, y que se ha cumplido en nuestros días, es la que se refiere al avivamiento del idioma hebreo.

Cuando hablo de avivamiento, me refiero al hecho de que, cuando los judíos fueron dispersados de su tierra natal, dejaron de hablar el idioma hebreo. Los judíos de la zona europea mezclaron el hebreo con el alemán y crearon un idioma llamado yiddish. Los que se asentaron en la cuenca mediterránea mezclaron el hebreo con el español y crearon una lengua llamada ladino.

A principios del siglo XX, el hebreo, como lengua hablada, estaba tan muerto como el griego de Homero. Se usaba sólo en las sinagogas para decir oraciones y leer las Escrituras. Pero la mayoría de los judíos sabían tan poco hebreo que su experiencia en la sinagoga era similar a la de una persona que asiste a una misa católica celebrada en latín.

Pero Dios había prometido que un día el hebreo bíblico sería revivido. Por ejemplo, en Sofonías 3 encontramos al profeta profetizando acerca de los tiempos del fin, y en ese contexto, en el versículo 9, declara: “Entonces daré a los pueblos un lenguaje puro para que todos invoquen el nombre del SEÑOR . . .”.

Una profecía similar se puede encontrar en Jeremías 31:23 (NBLA) donde el profeta cita un mensaje de Dios: “Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘Otra vez hablarán esta palabra en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando Yo restaure su bienestar. . .’”.

Estas profecías se cumplieron a través de un hombre llamado Eliezer Ben Yehuda. Nació en Lituania en 1858 y se obsesionó con el avivamiento de la lengua hebrea. Emigró a Israel y dedicó el resto de su vida a esa formidable tarea.

Se le opusieron los ortodoxos, que no querían que se hablara en la calle la lengua sagrada de la sinagoga. También se le opusieron los secularistas, que no querían hablar el lenguaje de la Biblia. Pero Ben Yehuda prevaleció y, antes de morir en 1922, vivió para ver cómo se adoptaba el hebreo bíblico como uno de los tres idiomas oficiales de Palestina, junto con el árabe y el inglés.4

5) El Resurgimiento del Ejército

El quinto cumplimiento profético que señalaría en el Israel moderno es el resurgimiento del ejército.

Las Escrituras Hebreas profetizaron claramente que el ejército judío sería particularmente poderoso en los tiempos del fin. Considere, por ejemplo, la siguiente profecía de Zacarías 12:

6) En aquel día convertiré a los dirigentes de Judá en brasero de fuego entre la leña y en tea de fuego entre las gavillas. Consumirán a derecha y a izquierda a todos los pueblos de alrededor, pero Jerusalén será habitada otra vez en su mismo lugar. 

8) En aquel día el SEÑOR defenderá a los habitantes de Jerusalén. El que sea débil entre ellos, en aquel día será delante de ellos como David. Y la casa de David será delante de ellos como Dios, como el ángel del SEÑOR.

9) En aquel día sucederá que buscaré destruir a todos los pueblos que vengan contra Jerusalén.

En cumplimiento de estas profecías, Israel ha ganado guerra tras guerra tras guerra desde la fundación del Estado en 1948. Hoy en día, están clasificados entre los quince mejores de las potencias militares más fuertes del mundo, a pesar de que son una de las naciones más pequeñas del mundo — aproximadamente del tamaño del estado de Nueva Jersey. Y algunos los han clasificado en el primer lugar en el mundo en el uso efectivo de su poder.5

6) La Reocupación de Jerusalén

El sexto cumplimiento profético entre el pueblo judío en el siglo XX que yo identificaría es la reocupación de la ciudad de Jerusalén.

En muchos lugares está profetizado que los judíos volverán a ocupar la ciudad de Jerusalén en los últimos tiempos. Volvamos a Zacarías 12:6 (NBLA):

En aquel día haré de los jefes de familias de Judá como brasero de fuego entre leños, y como antorcha ardiendo entre gavillas, y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos de alrededor, mientras que Jerusalén será habitada de nuevo en su lugar, en Jerusalén.

Esta profecía fue escrita después de que los judíos regresaron del cautiverio en Babilonia, por lo que definitivamente se aplica a los tiempos del fin.

Jesús también profetizó que los judíos volverían a ocupar su capital un día. Considere Sus palabras en Lucas 21:24:

Caerán [el pueblo judío] a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones. Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de los gentiles.

Tal como Jesús profetizó, los judíos “cayeron a filo de espada” 40 años después, en el año 70 d. C., y fueron “llevados cautivos a todas las naciones”. Luego, en cumplimiento de la última parte de la profecía, Jerusalén fue “pisoteada” por los gentiles hasta el 7 de junio de 1967, cuando los judíos conquistaron la Ciudad Vieja de Jerusalén y recuperaron la soberanía sobre ella por primera vez en 1,897 años.

La reocupación de Jerusalén por el pueblo judío parece ser una clara señal de que “los tiempos de los gentiles” están llegando a su fin. Muchos expertos en profecías fechan el comienzo de este período de tiempo desde la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor en el año 588 a. C., y hay buenas razones bíblicas para hacerlo. Pero, en el contexto de este pasaje, creo que debería fecharse a partir de la destrucción de Jerusalén por los romanos en el año 70 d. C. El período de tiempo no terminará hasta la segunda venida de Jesús, porque sabemos por Apocalipsis 11:1-2, que Jerusalén será “pisoteada” por los gentiles una vez más durante la segunda mitad de la tribulación.

En este sentido, tenga en cuenta que la Era de la Iglesia comenzó con un período de superposición en el que Dios estaba obrando tanto entre la Iglesia como entre los judíos. La Iglesia fue fundada alrededor del año 30 d. C., y la ira del Señor no cayó sobre los judíos hasta el año 70 d. C. Del mismo modo, a medida que nos acercamos al final de la Era de la Iglesia, nos encontramos en otro período de superposición en el que Dios ha comenzado una vez más a obrar a través del pueblo judío para lograr Sus propósitos.

7) El Reenfoque de la Política Mundial

La séptima y última profecía que se está cumpliendo en Israel hoy en día es el enfoque de la política mundial, tanto en la nación como en la ciudad de Jerusalén.

Encontramos la profecía en Zacarías 12:

2) He aquí, yo haré de Jerusalén una copa de vértigo para todos los pueblos de alrededor. Pero también será contra Judá durante el asedio contra Jerusalén. 

3) Sucederá en aquel día que yo haré de Jerusalén una piedra pesada para todos los pueblos; todos los que la levanten de hecho quedarán lacerados. Y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.

En cumplimiento de esta profecía, todas las naciones del mundo se han unido contra Israel, exigiendo que los judíos renuncien a toda o parte de su soberanía sobre la ciudad de Jerusalén. Al Vaticano le gustaría tener el control de la ciudad. Las Naciones Unidas quieren que se internacionalice bajo su autoridad. La Unión Europea y Estados Unidos exigen que la ciudad sea dividida entre Israel y los palestinos.6

Resumen

Hagamos una pausa para hacer un resumen de las profecías del tiempo del fin que se están cumpliendo entre el pueblo judío, cumplimientos que apuntan al hecho de que estamos viviendo en la época del regreso del Señor:

1) La Reunión del Pueblo 

2) El Restablecimiento del Estado 

3) La Recuperación de la Tierra 

4) El Avivamiento del Idioma 

5) El Resurgimiento del Ejército 

6) La Reocupación de Jerusalén 

7) El Reenfoque de la Política Mundial en Israel y Jerusalén


Lea la parte 1 aquí

Lea la parte 3 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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jueves, 11 de abril de 2024

Libro: El Pueblo Judío – Capítulo 1 (parte 1 de 3)

¿Hay Alguna Esperanza Para Israel?

Por Dr. David R. Reagan


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Lo crea o no, la gran mayoría de los cristianos profesantes en el mundo de hoy, tanto católicos como protestantes, responderían a esta pregunta con un rotundo “¡NO!”. Esto se debe a que se les ha enseñado que, debido al hecho de que los judíos rechazaron a Jesús como su Mesías y lo crucificaron, Dios derramó Su ira sobre ellos en el año 70 d. C., destruyendo su ciudad capital, su Templo y su nación. Y, desde entonces, la Iglesia ha reemplazado a Israel.

Desde el punto de vista de la mayoría de los cristianos, los judíos han sido condenados por Dios a vagar por la tierra sin rumbo fijo y a ser perseguidos donde quiera que vayan. El pueblo de Dios, que alguna vez fue amado, se ha convertido en el pueblo eternamente rechazado.

Aquí, en resumen, está la afirmación que la Iglesia ha hecho con respecto a los judíos durante los últimos 2,000 años:

Los judíos pueden haber sido el pueblo escogido de Dios en los tiempos del Antiguo Testamento, pero ya no. Rechazaron a Dios como rey de su nación, y a Jesús como rey de sus corazones. Dios derramó Su ira sobre ellos en el año 70 d. C., los dejó a un lado permanentemente y los reemplazó con la Iglesia. Están desprovistos de cualquier esperanza futura. Han recibido lo que se merecen.

¿Rechazados por Dios?

Bueno, ¿qué pasa con eso? ¿Han dejado los judíos de ser el pueblo escogido de Dios?

  • ¿Se ha desentendido Dios de ellos? 
  • ¿Los ha reemplazado Dios con la Iglesia? 
  • ¿Ha transferido Dios sus promesas a la Iglesia? 
  • ¿Han perdido toda esperanza como nación? 
  • ¿Están desprovistos de cualquier papel en los tiempos del fin?

Durante 2,000 años, la Iglesia, tanto católica como protestante, ha respondido a todas estas preguntas con un “¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!”.

Mi opinión es que la respuesta a todas las preguntas debería ser “¡No! ¡No! ¡No!”.

Las Cuestiones Básicas

Vayamos a las Escrituras para considerar cuatro cuestiones que estas preguntas plantean acerca de Israel:

1) La permanencia de Israel: ¿Los ha rechazado Dios? 

2) La posición de Israel: ¿Los ha reemplazado Dios? 

3) La promesa de Israel: ¿Los ha abandonado Dios?

 4) El propósito de Israel: ¿Todavía tiene Dios uno para ellos?

La Permanencia de Israel

Comencemos con una consideración de la permanencia del judío. El primer símbolo de Israel presentado en la Biblia se encuentra en Éxodo 2. Es la zarza ardiente que no podía ser consumida por el fuego. Era un símbolo profético de la existencia eterna de la nación de Israel. Este hecho se afirma además en otros pasajes de las Escrituras. Considere, por ejemplo, las palabras pronunciadas por el rey David a Dios en 2 Samuel 7:24: “Has establecido para ti a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre; y tú, oh SEÑOR, has llegado a ser su Dios” (énfasis añadido).

Jeremías declara la misma promesa en términos poderosos. Comienza con lo que yo llamo la “firma de Dios” (Jer. 31:35):

Así ha dicho el SEÑOR, quien da el sol para luz del día, y la luna[c] y las estrellas para luz de la noche, el que agita el mar de manera que rugen sus olas — el SEÑOR de los Ejércitos es su nombre . . .

Ahora, habiéndose identificado claramente, Dios procede a garantizar la existencia permanente de Israel (Jer. 31:36):

Si esas leyes faltaran delante de mí, dice el SEÑOR, entonces la descendencia de Israel dejaría de ser nación delante de mí perpetuamente.

Jeremías entonces enfatiza la promesa de otra manera (Jer. 31:37):

Así ha dicho el SEÑOR: “Si se pueden medir los cielos arriba y se pueden explorar los cimientos de la tierra abajo, entonces yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice el SEÑOR.

Lo que Dios está diciendo aquí es que la nación de Israel existirá siempre y cuando el sol salga y se ponga, y las estaciones del año vayan y vengan. Y luego, para enfatizar Su punto, el Señor declara que la nación de Israel continuará existiendo hasta que todos los cielos de arriba y los cimientos de la tierra de abajo hayan sido explorados y medidos. En otras palabras, Israel está aquí para quedarse.

Una expresión muy dramática de esta verdad se puede encontrar en lenguaje simbólico en Isaías 49:14-16. El pueblo judío es retratado preguntando a Dios por qué los ha abandonado y olvidado. El Señor responde a su pregunta con una pregunta: “¿Acaso se olvidará la mujer de su bebé, y dejará de compadecerse del hijo de su vientre?”. Entonces Dios responde a Su pregunta afirmando que es posible pero no probable, pero añade: “. . . yo no me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada . . .”. Piénselo, ¡Dios tiene al pueblo judío tatuado en Sus manos!

En otro pasaje, que se encuentra en Jeremías, el profeta cita a Dios diciendo que todas las naciones dejarán de existir excepto Israel (Jer. 30:11):

Porque yo estoy contigo para salvarte, dice el SEÑOR. Ciertamente haré exterminio en todas las naciones entre las cuales te he dispersado; pero en ti no haré exterminio, sino que te castigaré con justicia. De ninguna manera te daré por inocente.

Estos pasajes enseñan claramente que Dios tiene la intención de preservar a Israel como nación, y Él ha mantenido esa promesa durante 2,000 años, a pesar de la dispersión y persecución del pueblo judío.

La implicación clara es que Dios tiene un propósito continuo para el pueblo judío — pero llegaremos a eso más adelante.

La Posición de Israel

¿Qué pasa con la posición del judío? ¿Ha reemplazado Dios a Israel con la Iglesia?

Veamos lo que el apóstol Pablo tenía que decir. En Romanos 9:3-4, hace una fuerte afirmación con respecto a la relación continua entre Dios y el pueblo judío:

3) Porque desearía yo mismo ser separado de Cristo por el bien de mis hermanos, los que son mis familiares según la carne.

4) Ellos son israelitas de los cuales son la adopción, la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas.

Esto fue escrito años después de la Cruz. La Iglesia había sido establecida. Sin embargo, con respecto a los judíos, Pablo habla de:

Su condición continua de hijos adoptivos

Sus pactos continuos 

Sus promesas continuas

No habla de ninguna transferencia de pactos o promesas a la Iglesia. El hecho es que los Pactos Abrahámico y Davídicos que Dios hizo con los judíos son incondicionales y eternos (Gn. 13:14-15 y 2 S. 7:13).

Y el Nuevo Pacto, prometido a los judíos en el Antiguo Testamento (Jer. 31:31-34), y que entró en vigor tras la muerte de Jesús, se ha ampliado para incluir a los creyentes gentiles. Pero sigue siendo una promesa a Israel, y no se cumplirá hasta que los judíos vuelvan sus corazones a Dios y reciban a Su Hijo como su Mesías.

Sin embargo, la mayoría de los cristianos que defienden la Teología del Reemplazo argumentan: “Los judíos rechazaron a Jesús; por lo tanto, Dios los rechazó”.

Suena muy razonable, pero de nuevo, veamos lo que Pablo tiene que decir en Romanos 3:

1) ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? . . . 

2) Mucho, en todo sentido. Primeramente, que las palabras de Dios les han sido confiadas. 

3) ¿Qué, pues, si algunos de ellos han sido infieles? ¿Acaso podrá la infidelidad de ellos invalidar la fidelidad de Dios? 

4) ¡De ninguna manera! Antes bien, sea Dios veraz aunque todo hombre sea mentiroso . . .

Como puede ver, la respuesta de Pablo es exactamente lo opuesto a la respuesta de la Teología del Reemplazo. Él niega enfáticamente que Dios haya invalidado Sus promesas al pueblo judío debido a su incredulidad.

Pablo enfatiza el punto de nuevo en Romanos capítulo 11 en términos inequívocos:

1) Por tanto, pregunto: ¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque yo mismo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. 

2) Dios no rechazó a su pueblo, al cual conoció de antemano . . .

¿Cómo podría haber algo más claro que esto? Ahora, usted puede entender por qué Romanos 3 y Romanos 9-11 han sido ignorados en la enseñanza cristiana.

Pablo continúa con su argumento a favor de los judíos en Romanos 11:

18) No te jactes contra las demás ramas. Pero aunque te jactes en contra de ellas, no eres tú [creyentes gentiles] quien sustentas a la raíz sino la raíz [Israel] a ti.

23) Y ellos [los judíos] también, si no permanecen en incredulidad, serán injertados; porque Dios es poderoso para injertarlos de nuevo.

25) Hermanos, para que no sean sabios en su propio parecer, no quiero que ignoren este misterio: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.

26) Y así todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el libertador; quitará de Jacob la impiedad,

27) Y éste será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.

28) Así que, en cuanto al evangelio son enemigos por causa de ustedes, pero en cuanto a la elección son amados por causa de los padres;

29) porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables. (Énfasis añadido en los versículos 26, 27 y 29).

Una vez más, Pablo deja claro que Dios no ha terminado con el pueblo judío. Él ha hecho un pacto de salvación con ellos, y está decidido a llevarlo a cabo hasta su cumplimiento.

El versículo 26 a menudo causa confusión. La gente siempre me llama y me pregunta: “¿Significa esto que todos los judíos van a ser salvos?”.

La respuesta es: “¡No!”. Y el contexto lo deja claro. En el capítulo 9, al llegar a este pasaje, Pablo cita un versículo de Isaías: “También Isaías proclama con respecto a Israel: Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, el remanente será salvo” (Ro. 9:27). El remanente estará formado por aquellos judíos que vivan hasta el final del período de la Tribulación y acepten a Jesús como su Mesías.

Un Repaso

Hagamos una pausa para hacer un repaso:

1) Dios no ha rechazado a Israel. 

2) Tampoco los ha reemplazado. 

3) Los judíos están actualmente bajo disciplina.

Y permanecerán bajo disciplina hasta que se vuelvan a Dios en arrepentimiento y acepten a Jesús como su Mesías.

La Promesa de Israel

Esto nos lleva a nuestra tercera cuestión: la Promesa de los judíos.

Dios ha hecho una promesa a Israel que tiene la intención de cumplir. Es una promesa de que un día la nación de Israel se convertirá en la nación principal del mundo y que todas las bendiciones de Dios fluirán a través del pueblo judío. Hay muchas escrituras del Antiguo Testamento que se refieren a esta promesa. Uno de los más elocuentes se encuentra en Isaías 2:

2) Acontecerá en los últimos días que el monte de la casa del SEÑOR será establecido como cabeza de los montes, y será elevado más que las colinas; y correrán a él todas las naciones. 

3) Muchos pueblos vendrán y dirán: “Vengan, subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos, y nosotros caminemos por sus sendas”. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del SEÑOR.

4) Él juzgará entre las naciones y arbitrará entre muchos pueblos. Y convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra.

Esta promesa de prominencia mundial es incondicional y se reconfirma en detalle en Isaías 60-63. La promesa no se ha cumplido hasta el día de hoy. El carácter de Dios, como alguien que nunca miente y que siempre es fiel en cumplir Sus promesas, requiere que Él cumpla esta promesa en algún momento en el futuro.

Lea la parte 2 aquí

Lea la parte 3 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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Libro – El Pueblo Judío: ¿Rechazado o Amado?

Por Dr. David R. Reagan


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¿Cuál es la relación de Dios con el pueblo judío?

»» ¿Han dejado de ser los judíos el Pueblo Escogido de Dios?

»» ¿Son culpables del pecado imperdonable de “matar a Dios”?

»» ¿Los ha reemplazado Dios con la Iglesia?

»» ¿Ha transferido Dios sus promesas a la Iglesia?

»» ¿Han perdido toda esperanza como nación?

»» ¿Están desprovistos de cualquier papel en los tiempos del fin?

»» Si Dios todavía los ama, ¿cómo pudo permitir que experimentaran el Holocausto?

»» ¿Tienen ellos su propio camino de salvación, separado y aparte de Jesús?


En este libro, el Dr. Reagan aborda éstas y muchas otras preguntas con respecto al pueblo judío. En el proceso, él revela la maldad de la Teología del Reemplazo y la tragedia de la Teología del Pacto Dual — y lo hace en un lenguaje sencillo y comprensible.

El Dr. Reagan era profesor de Derecho y Política Internacional antes de que abandonara su carrera académica en 1980, para establecer el Ministerio Cordero y León. Desde entonces, ha estado en Israel 45 veces y ha hablado y escrito extensivamente acerca del pueblo judío en la profecía bíblica. 


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sábado, 30 de diciembre de 2023

¿Deberían los Cristianos Apoyar a Israel?

Por Dr. Nathan E. Jones

Dios está cumpliendo hoy las promesas que se hicieron al pueblo judío hace miles de años. Estas promesas se basan en una serie de acuerdos legales, llamados pactos, hechos entre Dios y el pueblo judío, que se centran en la tierra de Israel.

El pacto fundamental — el Pacto Abrahámico — otorga el título de propiedad de la tierra de Israel a los descendientes del linaje de Abraham, Isaac y Jacob. Esta promesa incondicional, irrevocable y eterna fue literalmente sellada con sangre (Génesis 12:1-7; 13:14-18; 17:7; 1 Crónicas 16:17-18; Salmos 105:8-11; Romanos 9:4).

El Pacto de la Tierra de Dios promete que Israel un día se convertirá en la nación principal del mundo, es decir, siempre y cuando el pueblo judío permanezca obediente a Dios (Dt. 28:1, 13).

El Pacto Davídico promete un Rey eterno que descenderá del linaje del Rey David. Un día este Mesías gobernará sobre el mundo entero desde Jerusalén (2 Samuel 7:10-16).

Estos pactos son la razón por la que durante cientos de años, los cristianos han creído, sólo porque Dios lo dijo, que naturalmente debemos apoyar a la nación de Israel. Bueno, “¡No es así!”, dice un grupo particular de cristianos, cristianos que se reúnen en conferencias con nombres como “Cristo en el Puesto de Control”. Cuestionan la legitimidad de estos pactos y si los cristianos realmente deberían apoyar a Israel.

Mitos Desmentidos

Vamos a desmentir siete de los mitos más populares de estos detractores sobre por qué los cristianos no deberían apoyar a la nación de Israel.

Mito #1: “¡Los judíos mataron a Jesús!”.

Aquellos que acusan a los judíos de matar a Jesús parecen haber olvidado deliberadamente que la Biblia dice: “Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel” (Hechos 4:27-28).

Por lo tanto, no sólo judíos y gentiles participaron en el asesinato de Jesús, sino que, en verdad, todos somos pecadores y, por lo tanto, todos somos responsables de que Jesús muriera en la cruz. Pero, en realidad, Jesús mismo declaró claramente que sólo Él dio Su vida y que nadie se la quitó (Juan 10:15-18).

Mito #2: “Los judíos han sido desheredados a causa de su incredulidad”.

Es posible que los judíos hayan sido expulsados de su tierra — dos veces — debido a su rebelión contra Dios. Pero, como explica el Salmo 105, Dios garantizó en Su Pacto Abrahámico que la tierra de Israel pertenece incondicionalmente y para siempre a los hijos de Jacob. Y, como argumentó el apóstol Pablo en Romanos 9-11, “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita... No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció”.

Y entonces, no, Dios no ha desheredado al pueblo judío ni ha revocado sus pactos territoriales.

Mito #3: “La Iglesia ha reemplazado a Israel y ahora recibe su herencia”.

¡No según el apóstol Pablo! Cuenta la historia de un olivo cuyas ramas fueron podadas debido a la incredulidad, y las vides silvestres fueron injertadas (Romanos 11). Pero, cuando las ramas naturales comenzaran a creer de nuevo, serían injertadas de nuevo en el árbol. La salvación puede haber llegado a las vides de olivos silvestres, la Iglesia, pero Dios todavía tiene planeada la salvación para las ramas naturales: Un Israel creyente que llamará a Jesús Salvador.

Mito #4: “Los judíos que se están reuniendo de nuevo en la tierra de Israel no pueden ser de Dios porque no se han arrepentido y aceptado a Jesús como su Mesías”.

El regreso de los judíos a Israel en incredulidad es exactamente lo que Dios predijo que sucedería. Isaías profetizó que los judíos serían reunidos por segunda vez de las naciones del mundo, y Ezequiel dejó en claro que los judíos se reunirían en incredulidad para que Dios mismo les diera un nuevo corazón para Él (Isaías 11:10-12; Ezequiel 36:22-28).

No es un accidente de la historia que un pueblo desposeído de su país durante 1,900 años pudiera haber mantenido su identidad étnica y haber hecho renacer su nación dos milenios después. ¡Nunca ha sucedido algo así! Y esta es la nación de la Biblia de la que estamos hablando. Por lo tanto, la reunión de los judíos sólo puede ser un milagro de Dios.

Mito #5: “Apoyar a Israel es apoyar cada acción del gobierno israelí”.

Nadie apoya todas las acciones de ningún gobierno, ni siquiera el suyo propio. Apoyar a Israel es apoyar la obra redentora que Dios está haciendo para llevar a un remanente de su pueblo a la salvación en Cristo y, en última instancia, al cumplimiento de Sus pactos.

Mito #6: “Los judíos robaron la tierra de los palestinos y viven allí ilegalmente”.

En primer lugar, el Pacto Abrahámico concede al pueblo judío la escritura eterna de la tierra de Israel. En segundo lugar, cuando los judíos comenzaron a regresar a principios del siglo XX, no existía tal cosa como un palestino. El puñado de árabes que vivían en ese páramo vendió la tierra a los judíos a precios exorbitantes. Y, en tercer lugar, Israel fue creado legalmente en respuesta a una declaración de las Naciones Unidas, aprobada en noviembre de 1947, que autorizaba el establecimiento de un Estado judío en la tierra que los romanos habían rebautizado como Palestina. No puedes robar tierras que ya son legalmente tuyas.

Mito #7: “Apoyar a Israel es odiar al pueblo palestino”.

Contrariamente a la propaganda árabe, los que se llaman a sí mismos palestinos disfrutan de más libertades y derechos en Israel que si vivieran en cualquier nación musulmana. Porque no son los judíos los que odian y abusan de los palestinos, sino sus propios líderes terroristas los que roban miles de millones de su ayuda exterior y niegan a los refugiados el acceso a sus países de origen, Siria y Jordania.

Desde 1948, a los palestinos se les han dado varias oportunidades para crear otro Estado palestino además de Jordania, pero cada vez han rechazado esas ofertas y, en cambio, han respondido con violencia. ¿Por qué? Porque su objetivo final es la aniquilación de Israel. Entonces, ¿quién odia exactamente a quién aquí?

Con esos mitos derribados, veamos algunas de las razones por las que los cristianos deberían apoyar a Israel.

1. Democracia

La nación de Israel es la única democracia de estilo occidental en un mar de tiranía islámica. Apoyar a Israel es apoyar a la única nación de Medio Oriente que ofrece libertad religiosa y derechos humanos a las mujeres.

2. Defensa

Israel protege a Occidente y a la cristiandad, al erigirse como la primera línea de defensa contra el islam violento y radical.

3. Economía

Israel aporta al mundo una cantidad alucinante de alimentos, medicinas y tecnologías de vanguardia. que elevan el nivel de vida en todo el mundo.

4. Bendición

Cuando se trata de apoyar a la nación de Israel, Dios prometió en Génesis 12: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré”. Apoyar a Israel conlleva la bendición de Dios.

5. Es Bíblico

No hace falta decir que es bíblicamente correcto que los cristianos apoyen a Dios. Puesto que Dios ama al pueblo judío y quiere que regresen a Él, ¿no deberían los cristianos querer esto también? Amar a Israel expresa nuestro amor por Dios.

6. Es Profético

Y finalmente, ya sea que ames u odies a la nación de Israel, o incluso al pueblo judío, independientemente de lo que pensemos los simples mortales, la profecía bíblica se cumplirá. Se hará la voluntad de Dios, y no hay forma de detenerla. Después de todo, ¿quién podría enfrentarse al Dios Viviente y esperar ganar (Salmo 76:7; Hebreos 10:31)?

Así que, en conclusión, no es “¿Deberían los cristianos apoyar a Israel?”, sino más bien, “¡Los cristianos deben apoyar a Israel!”.

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Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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miércoles, 13 de diciembre de 2023

La Señal de Israel (Parte 2 de 2)

Una Promesa Largamente Esperada

 Por Tim Moore

Promesas Hechas — y Cumplidas

Una de las promesas más prolíficas de las Escrituras es el voto de Dios de reunir al pueblo judío. En Ezequiel 28:25-26, Él dijo: “Cuando recoja a la casa de Israel de los pueblos entre los cuales está esparcida, entonces me santificaré en ellos ante los ojos de las naciones, y habitarán en su tierra, la cual di a mi siervo Jacob. Y habitarán en ella seguros, y edificarán casas, y plantarán viñas, y vivirán confiadamente, cuando yo haga juicios en todos los que los despojan en sus alrededores; y sabrán que yo soy Jehová su Dios”.

¿Captó eso? La conciencia judía de Dios y su fidelidad a Dios no precederán a la reunión; será el resultado de Su protección después de que Él haya manifestado Su fidelidad. Ezequiel 34:11-31 hace el mismo punto, enfatizando el recogimiento y la bendición antes de afirmar: “Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor”. En Ezequiel 36, el profeta registra dos veces la declaración enfática del Señor de que el recogimiento no está ligado al mérito o la fidelidad judía: “No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado” (vv. 22 y 32).

Zacarías predijo la reunión en Sion desde “la tierra del oriente, y de la tierra donde se pone el sol” (8:3-8) y la promesa de Dios de “fortalecer la casa de Judá... y guardar la casa de José... y hacerlos volver, porque tengo compasión de ellos, y serán como si no los hubiera desechado” (10:6).

Y, por supuesto, Isaías registró la promesa de Dios de traer de regreso a Su pueblo Israel desde el este y del oeste y del norte y del sur —los cuatro confines de la tierra. Jeremías dijo que esta reunión sería tan milagrosa, que haría palidecer incluso el Éxodo del cautiverio en Egipto en comparación (Jeremías 16:14-15, 23:7-8).

Comenzando a finales de 1800, aumentando a lo largo de la primera mitad del siglo XX (a pesar de la resistencia británica), y creciendo hasta convertirse en una inundación en los últimos 75 años, los judíos han estado regresando a Israel — desde los cuatro rincones de la tierra.

Ese milagro moderno representa una promesa hecha — y cumplida.

Si lo Deseas, no es un Sueño

El padre del sionismo moderno es Theodor Herzl. Cuando era un joven periodista húngaro-austríaco, Herzl viajó a Francia para informar sobre el juicio del oficial judío del ejército francés Alfred Dreyfus. El antisemitismo desenmascarado que Herzl presenció de los parisinos promedio lo llevó a darse cuenta de que los judíos nunca se integrarían completamente en las sociedades gentiles. Los antiguos celos y odios eventualmente resurgirían para amenazar a las familias judías dondequiera que vivieran.

Al igual que Herzl comenzó a clamar por una patria judía, los sionistas cristianos también surgieron para apoyar la causa del Estado judío. La motivación de Herzl era principalmente étnica o nacionalista, mientras que los sionistas cristianos entendían las promesas de Dios y la importancia del restablecimiento de Israel para la línea de tiempo profética de Dios.

A partir de 1897, Herzl reunió un “Congreso Sionista” en Basilea, Suiza, para promover la idea del sionismo y de un Estado judío independiente. Unas pocas personas muy motivadas se unieron a la causa y se volvieron fanáticas en su defensa del sionismo. Eliezar Ben Yehuda fue uno de ellos, pero su deseo de resucitar el hebreo como lengua principal del pueblo judío fue demasiado incluso para Herzl.

Cristianos como William Blackstone eran fervientes partidarios de la causa sionista. El pastor alemán William Hechler discernió la relación entre el pueblo judío y el regreso del Mesías y promovió fervientemente el sionismo — e incluso motivó a Herzl a ser más agresivo en sus aspiraciones.

Los cristianos que anhelaban el regreso del Señor hace 100 años estaban ansiosos por apoyar el sionismo y el establecimiento de una patria judía — incluso si el judío promedio no estaba dispuesto a desarraigarse de la relativa comodidad en Europa y en otros lugares para reubicarse en una franja de tierra desolada en la costa oriental del Mediterráneo. Ellos eran los visionarios que se inspiraban en la Palabra de Dios, no los detractores que sólo podían ver los hechos en el terreno.

Herzl es famoso por decir: “Si lo deseas, no es un sueño”. Su sueño parecía audaz y fuera del alcance de la mayoría de los judíos y gentiles a principios del siglo XX. Y su declaración podría ser considerada como otro ejemplo de descaro — si se basara sólo en la arrogancia y el orgullo del hombre.

Pero el sueño de Herzl se alineaba con la voluntad de Dios. De hecho, la profecía de Dios de reunir a su pueblo y restablecerlo como “una nación sobre los montes de Israel” fue una promesa garantizada por la fidelidad del Prometedor.

Porque Él lo quiso, no fue un sueño.

El Tiempo de los Gentiles

Jesús dijo que Jerusalén sería pisoteada por los gentiles “hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lucas 21:24).

¿Recuerda la idea de Pablo de que la resistencia judía al Evangelio lo impulsó al mundo gentil? Las Escrituras indican que llegaría un momento en que el enfoque volvería al pueblo judío. La nación moderna de Israel fue restablecida el 14 de mayo de 1948, pero la Ciudad Vieja de Jerusalén, incluyendo el Monte Sion mismo, continuó siendo pisoteada por los gentiles hasta 1967.

Hacia el final de la Guerra de los Seis Días, Israel reconoció una breve ventana de oportunidad para recuperar Jerusalén. Sus objetivos militares no incluían la antigua capital. De hecho, Israel había instado a Jordania a mantenerse neutral durante las hostilidades. Pero el orgullo de Jordania y la voluntad de Dios se alinearon para crear una oportunidad para que los judíos recuperaran la ciudad.

Tengo la intención de explorar los aspectos militares de la batalla por Jerusalén en un libro de próxima publicación (La Batalla por Israel). La implicación de esta victoria no pasó desapercibida para los que discernían espiritualmente en 1967. Al enterarse de que la ciudad había sido liberada, Shlomo Goren, el Gran Rabino de las FDI, corrió hacia el Muro de los Lamentos, tocó un shofar y declaró: “Proclamo hoy el comienzo de la Era Mesiánica”. Entendió que, cuando los judíos volvieran a tomar posesión de Jerusalén, el reloj profético de Dios comenzaría la cuenta regresiva hasta el final.

A pesar de tener Lucas 21:24, innumerables otras Escrituras proféticas y la presencia del Espíritu Santo que mora en nosotros, la mayoría de los cristianos gentiles ignoraban la importancia de ese momento. He preguntado a decenas de creyentes que vivieron ese período sobre la reacción en sus iglesias. Dan testimonio de una apatía abrumadora ante los acontecimientos que tienen lugar al otro lado del mundo. La creciente agitación de Vietnam y el creciente malestar en el país clamaban por mucha más atención que los acontecimientos en Israel.

Este es un triste comentario sobre el cristianismo contemporáneo — y no pretendo tener inmunidad inherente a esta miopía. Mientras Dios está obrando a nuestro alrededor y cumpliendo las promesas que los cristianos han anhelado presenciar durante casi 2,000 años, la mayoría de los seguidores de Cristo están prestando atención a todas las cosas equivocadas. Esto me recuerda al personaje de C.S. Lewis, Clarence Eustace Scrubb, cuyo lamentable egocentrismo provenía del hecho de que había “leído todos los libros equivocados”.

Estamos llamados a ser el pueblo de El Libro — atesorarlo, estudiarlo, creerlo y obedecerlo. Ciertamente, hay aspectos de la escatología en los que la gente no está de acuerdo, o que sólo podemos ver claramente en retrospectiva. Pero hay muchas cosas que podemos entender si simplemente abrimos el libro y (para seguir la admonición de Apocalipsis citada dos veces) “leemos y prestamos atención”.

Justo antes de que entraran a poseer la Tierra Prometida, Moisés le dijo al pueblo judío: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre...” (Deuteronomio 29:29).

¿Qué es lo Siguiente?

Si “los tiempos de los gentiles se han cumplido”, ¿qué nos espera? De acuerdo con la Palabra profética de Dios, no hay más requisitos previos para que se le diga a Jesús: “Ve y busca a Tu Novia”.

La misma frase insinúa que hemos vuelto a entrar en la época de los judíos — en Jerusalén y más allá. Y, ciertamente, el mundo ha centrado su atención en la cuestión judía con renovado vigor. La paz en Medio Oriente implica inevitablemente a Israel. Las naciones del mundo prestan mucha atención a lo que sucede en Jerusalén, y están alineadas de manera única en oposición a Israel. El propio objetivo de Satanás de eliminar a los judíos se manifiesta cada vez más en el antagonismo hacia Israel y el antisemitismo hacia los judíos.

Pero Dios no ha terminado con el pueblo judío. Él los tiene justo donde Él los quiere — de regreso en su tierra y listos para presenciar Su mano poderosa y extendida protegiéndolos milagrosamente.

Alabado sea el Señor, hay una creciente ola de creencia en Yeshúa entre los judíos en Israel y los que permanecen en la Diáspora. Pero el goteo se convertirá en un torrente en la plenitud de los tiempos. Y, cuando el pueblo judío llegue al fin de sí mismo, durante la Tribulación, mirará a Aquel a quien traspasaron y llorarán por Él como por un hijo primogénito. Entonces, clamarán: “¡Baruj Haba B’Shem Adonai —¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor!”.

La Cuenta Regresiva Está en Marcha

Todos las Señales de los Tiempos indican que estamos viviendo en tiempo prestado. Jesús viene pronto. Pero la señal más importante de todas es Israel. Su mera existencia demuestra que Dios es todopoderoso; que Él puede elegir, bendecir y proteger a quien Él quiera; y que Él orquestará incluso las malas intenciones de Satanás y del hombre para cumplir Su perfecta voluntad y glorificarse a Sí mismo.

A medio mundo de distancia, Israel brilla como un letrero de neón — tanto una promesa como una advertencia. ¡Jesús viene pronto! Él será la Esperanza Bienaventurada para aquellos que lo conocen, pero será un terror santo para aquellos que lo han rechazado (Juan 3:36).

La decisión es tuya. El tiempo apremia. ¡El año que viene en Jerusalén podría ser demasiado tarde!

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

Vea:

La Importancia de Bendecir a Israel

Un Análisis General del Conflicto Actual en el Medio Oriente

Las Raíces del Antisemitismo y la Teología del Reemplazo

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