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martes, 16 de diciembre de 2025

Por Qué los Cristianos Deben Despertar Ante la Amenaza del Islam Radical

Por Michael Youssef


Como cristiano copto nacido en Egipto y como persona que pasó años en el ámbito académico, incluyendo obtener un doctorado en la Universidad de Emory, en Atlanta, estudiando movimientos islámicos radicales, hablo con autoridad cuando advierto sobre la amenaza del islamismo, que está invadiendo abrumadoramente Occidente.

Durante décadas, he advertido que esta ideología no sólo es incompatible con la civilización occidental; rechaza por completo la coexistencia  y busca tomar el control. Ahora, los islamistas han formado una alianza impía con los marxistas, dos grupos que normalmente estarían enfrentados, pero que ahora se están uniendo en toda Europa y América del Norte con el propósito de causar estragos en Occidente. Su propósito final es construir una utopía en el desierto árabe del siglo VII a partir de los restos de la civilización occidental.

El Antisemitismo como Presagio

Los crímenes contra los judíos estadounidenses continúan en los titulares, desde el asesinato de la joven pareja en Washington, D.C., hasta el flagrante ataque antisemita de un migrante egipcio ilegal en Boulder, Colorado. Los judíos, sin embargo, son los canarios en la mina de carbón. El objetivo más grande, en el que se centran las miras de los islamistas radicales, es la civilización occidental.

Estos incidentes no son aislados; son presagios del caos alimentado por fronteras abiertas y la obstrucción judicial. Los cristianos y las personas con valores morales en todas partes deben despertar, discernir la verdad y reclamar nuestra cultura antes de que se pierda. Debemos compartir el Evangelio de Cristo con valentía. No te equivoques: incluso si los occidentales mismos no son conscientes de ello, la civilización occidental es el subproducto de la reforma cristiana del siglo XIV.

El objetivo del islam radical es claro: no compatibilidad, sino un califato global. En La Tercera Yihad, explico cómo se está llevando a cabo una guerra santa, no sólo con terror sino también con sigilo, y algunos incluso apuntan a imponer un Estado Islámico de América del Norte para 2050. Esta “tercera yihad”, a diferencia de la primera yihad impulsada por la espada (622-751) o la segunda yihad (1302-1922), utiliza nuestras libertades — migración, sistemas legales, influencia cultural — para infiltrarse y dominar. El llamado del Corán a la “hijrah” (yihad mediante la migración) insta a los musulmanes a difundir el islam, considerando la reubicación como sagrada.

En Europa, los cantos de “Alá da la victoria al islam en todas partes” acompañan a enclaves no asimilados. Los nueve millones de musulmanes de Francia, con tasas de natalidad que superan a las de los nativos diez a uno, están construyendo mezquitas y transformando la cultura, a menudo rechazando los valores occidentales. Los concilios de la Sharia en Gran Bretaña erosionan la soberanía, funcionando como sistemas legales paralelos. Esto no es integración; es conquista.

La Agenda del Islam

La violencia no es la única amenaza. Ahora enfrentamos la erosión cultural. Los islamistas radicales explotan nuestros sistemas.

En El Enemigo Oculto, noté: “El enemigo externo [el islamismo radical] busca un califato; el enemigo interno [los izquierdistas secularistas] borra los valores judeocristianos”. Su alianza es evidente: los izquierdistas, rechazando la verdad bíblica, defienden a los defensores de la Sharía como Linda Sarsour, que co-lideró la Marcha de las Mujeres de 2017 junto a defensores del aborto y de los derechos LGBTQ. La corrección política califica a los críticos de “islamófobos”, protegiendo este pacto. El vacío espiritual del secularismo—evidente desde el canto de Jesse Jackson en 1987, “¡La civilización occidental tiene que desaparecer!”—invita a los islamistas a llenar el vacío, usando la asistencia social, los tribunales y los medios para avanzar en su agenda. A medida que el cristianismo se desvanece, con las iglesias de Europa ahora convertidas en museos, el islamismo radical ve nuestra cultura como “fruta demasiado madura”, lista para ser conquistada.

Los eventos recientes subrayan lo que está en juego. El ataque en Nueva Orleans, inspirado en ISIS en enero de 2025, que dejó 14 muertos, expuso nuestra vulnerabilidad. En Chipre, las recientes protestas acusaron a Turquía de imponer el islam político, erosionando raíces seculares, lo que constituye una advertencia para Occidente. Las publicaciones en X (anteriormente Twitter) amplifican estas preocupaciones, denunciando la silenciosa expansión de la Sharía. Aplacar a los radicales, como hicimos antes de la victoria talibán en 2021, genera extremismo. Históricamente, los cristianos detuvieron las conquistas islámicas en Tours (732) y Viena (1683). La lucha de hoy es espiritual y cultural, sin embargo, muchos cristianos permanecen en silencio, intimidados por la “tolerancia”. Como he dicho antes, este engaño es “del abismo del infierno”. Justificar la no asimilación o las zonas de Sharía supone rendir nuestra herencia.

La crisis de fronteras abiertas amplifica esto. Durante más de cuatro años, las políticas laxas y los bloqueos judiciales han importado caos. El atacante de Boulder, un migrante ilegal, encarna el riesgo: la entrada sin control trae ideologías que alimentan el antisemitismo y la violencia. Si no hacemos cumplir las fronteras, veremos más tragedias como las de Washington D.C. y Boulder. El islam radical no está aquí para integrarse, está aquí para dominar, como confirman mis décadas estudiando sus trampas.

La Contraofensiva del Cristianismo

Entonces, ¿qué deben hacer los cristianos? Primero, acudir a la Palabra de Dios, no a los titulares. Segundo, evangelizar con valentía. Comprender la oscuridad del islam radical, pero amar a las personas musulmanas. El Evangelio es nuestro poder, por lo que debemos encontrar el valor para compartir a Cristo con los vecinos musulmanes. Tercero, fortalecer las iglesias. Los pastores deben predicar sin complejos, equipando a los creyentes para contrarrestar el secularismo y el islamismo. Las congregaciones deben discipular a las familias, orientar a los jóvenes y orar para que Dios actúe.

Lo que está en juego es eterno. En el Evangelio de Mateo, Jesús advirtió sobre lobos con piel de oveja. El islam radical oculta su dominio bajo la apariencia de tolerancia, pero su objetivo es un califato, no la coexistencia. El antisemitismo aumentará a medida que crezca la migración sin control. Sin embargo, la esperanza perdura. La iglesia primitiva se enfrentó a Roma y ganó almas a través del amor. Nosotros también podemos hacerlo. Cristianos, ¡levántense! Compartan el Evangelio, amen a los musulmanes, defiendan nuestra fe y exijan fronteras seguras.

El islam radical cuenta con nuestro silencio—demostremos que están equivocados.

(Nota: Nuestro colaborador invitado, el Dr. Michael Youssef, nació en Egipto y es pastor principal de la Iglesia de los Apóstoles, en Atlanta. Es autor de más de 50 libros y fundador de Leading the Way, un programa de radio que llega a 190 países. Apareció en el programa Cristo en la Profecía para hablar sobre la creciente amenaza de los bárbaros entre nosotros, basada en su libro, The Barbarians Are Here. Este artículo apareció por primera vez en DailyWire.com (4 de junio de 2025). Todavía es relevante y urgente, y se reimprime con el permiso del autor).

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

Recurso recomendado:

Libro: Islam y Cristianismo

lunes, 17 de noviembre de 2025

Video: Señales Espirituales Negativas: La Persecución se Intensifica


En este programa, el pastor Marcos A. Nehoda, de la Iglesia Dios Primero, y Graciela analizan a la luz de la Palabra de Dios el aumento de la persecución contra los cristianos en muchas partes del mundo.

Los invito a suscribirse al canal “Profecías, Misterios y Otras Cosas”, y activar las notificaciones, para que puedan recibir las alertas cada que vez que un nuevo video sea publicado por Graciela. También los animo a compartir estos videos con sus contactos. 

miércoles, 12 de noviembre de 2025

Anarquía y Apostasía: ¿Qué Pasa Cuando una Nación Bendecida le da la Espalda a Dios?

 Por Dr. David R. Reagan


En 1999, escribí un libro titulado “Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin”. Fue publicado en el año 2000. El subtítulo que le di al libro fue "Haciendo Frente a la Anarquía y Apostasía”. Para mi consternación, el editor se negó a usar el subtítulo. No había nada que pudiera hacer al respecto, porque en el mundo de la publicación de libros, los editores tienen control absoluto sobre los diseños de portada y los títulos. (En 2015, cuando publicamos la segunda edición, le quité el libro a la editorial y le puse el subtítulo que yo quería).

Cuando le pregunté al editor por qué se había rechazado mi subtítulo, me dijeron que era “demasiado radical”. Cuando pregunté por qué, me dijeron que la apostasía en la iglesia no era tan grave y que nuestra sociedad estaba lejos de la anarquía.

Mi respuesta fue que el subtítulo era profético, basado en el rechazo de nuestra nación a sus fundamentos judeocristianos. No se me había dado ninguna revelación especial por parte de Dios. Mi predicción se basaba simplemente en lo que las Escrituras dicen que sucederá a una nación bendecida que le da la espalda a Dios.

Romanos 1

Específicamente, Romanos 1 dice que cuando una nación comienza a rebelarse contra Dios, Él bajará su valla de protección alrededor de la nación y permitirá que el pecado se multiplique. La primera manifestación será una revolución sexual. Dios entregará a la nación a “a la impureza, en las pasiones de sus corazones, para deshonrar sus cuerpos entre sí” (Ro. 1:24). Nuestra nación experimentó este fenómeno en la década de 1960 con la Revolución Hippie y su énfasis en el “amor libre”.

Romanos 1 dice a continuación que, si la nación se niega a arrepentirse, Dios bajará aún más el cerco de protección, y el resultado será una plaga de homosexualidad. Dios entregará a la nación a “pasiones vergonzosas”, porque las mujeres “cambiarán las relaciones naturales por relaciones contra naturaleza”, y los hombres harán lo mismo (Ro. 1:25-26). A partir de la década de 1970, nuestra nación comenzó a experimentar un brote de homosexualidad y su demanda de matrimonio entre personas del mismo sexo y el respaldo a la transexualidad.

El paso final en el que Dios entregó por completo a nuestra nación a sus pecados de rebeldía ocurrió cuando bajó el cerco por tercera vez, lo que resultó en que la nación fuera entregada a “mentes reprobadas” (Ro. 1:28). Ahí es donde nos encontramos hoy.

La Situación Actual de Estados Unidos

Actualmente, somos una nación en plena rebelión contra nuestro Creador, quien ha sido la fuente de todas nuestras bendiciones nacionales. Recuerdo las palabras de Aleksandr Solzhenitsyn, cuando le preguntaron qué le había sucedido a Rusia para que esta instaurara setenta años de dictadura comunista. Su respuesta fue breve y concisa: “Nos olvidamos de Dios”.

Nuestra nación está experimentando actualmente tanto una gran apostasía como una violencia extrema. La base judeocristiana que nos mantuvo unidos durante 200 años se ha evaporado. En 1955, el 91% de los estadounidenses afirmaban ser cristianos. Hoy en día, ese número ha caído al 61%, y muchos, si no la mayoría de ellos, son cristianos culturales únicamente.

Nuestra nación ha estado librando una “guerra fría” durante los últimos 50 años, ya que los paganos han rechazado nuestra herencia judeocristiana y han perseguido cada vez más a cristianos y judíos.

Sugiero que el asesinato de Charlie Kirk algún día será visto como el punto en el que nuestra “guerra fría” cultural se transformó en una guerra civil total. Cada vez más, creo que nos encontraremos ahogándonos tanto en la apostasía como en la anarquía.

Apostasía y Anarquía

Nuestras iglesias están hundidas en la apostasía mientras avalan a homosexuales como pastores, ancianos y diáconos. También están aceptando y llevando a cabo matrimonios del mismo sexo. Algunas incluso están realizando servicios con drag queens. La Iglesia Católica ha vuelto a predicar la “salvación por obras”. Los protestantes no son mejores, ya que ahora enseñan que hay muchos caminos hacia Dios. La última encuesta “Estado de la Teología” de Ligonier Ministries reveló que el 47% de los evangélicos creen que Dios acepta la adoración de todas las religiones y que el 53% afirma que la mayoría de las personas son inherentemente buenas. La misma encuesta también reveló que el 49% de los adultos estadounidenses consideran a Jesús como un gran maestro, pero no como Dios.

En la escena de la anarquía, los noticieros nocturnos en la televisión están llenos de escenas de grupos radicales violentos que atacan a los agentes de policía simplemente porque están tratando de hacer cumplir la ley. Otros están recaudando dinero para apoyar a los asesinos, como el que disparó al director ejecutivo de United Health y el joven que mató a Charlie Kirk. Las encuestas de opinión pública muestran que un número cada vez mayor dice que aprueba los asesinatos políticos. La situación es tan mala que el Presidente está en el proceso de desplegar tropas militares en nuestras principales ciudades. Realmente creo que los valores de nuestra nación se han pervertido tanto que si una persona matara al presidente Trump, el asesino sería aclamado como un héroe nacional.

Parece que Dios ha entregado nuestra nación a lo que los teólogos llaman “ira de abandono”. Esto ocurre cuando Dios se retira, quita su protección sobre una nación y permite que se destruya a sí misma.

El Futuro

Nuestra nación enfrenta una nube de desánimo y desesperanza, pero hay un lado positivo. Jesús dijo que, en los tiempos del fin, justo antes de Su regreso, el mundo se volvería tan malvado como en los días de Noé (Mateo 24:37-39). Si observas la descripción de esos días en la Biblia en Génesis 6, verás que se caracterizaban por dos cosas: inmoralidad y violencia. Hemos llegado a ese punto.

Y eso significa que Jesús está a punto de descender del cielo. Es la razón por la que Adrian Rogers solía predicar: “El mundo se está volviendo gloriosamente oscuro”. También es por eso que Jan Markell suele decir: “El mundo no se está desmoronando. Más bien, todas las piezas están encajando en su lugar”.

El clamor de mi corazón se resume en las palabras del profeta Isaías registradas en el capítulo 64: “¡Oh, si desgarraras los cielos y descendieras! Ante tu presencia temblarían los montes, como cuando el matorral es abrasado por el fuego o como cuando el fuego hace hervir el agua; para dar a conocer tu nombre a tus adversarios, de modo que las naciones se estremezcan ante tu presencia”.


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

Recurso recomendado:

Libro Electrónico: El Suicidio de los Estados Unidos de América

miércoles, 8 de octubre de 2025

¿Cómo Llegamos Aquí y Hacia Dónde Vamos?

Director y Evangelista Sénior 
Ministerio Cordero y León


A menudo pienso en las personas que vivieron en épocas pasadas y me pregunto qué comprendían sobre su lugar en el curso de Su historia.

Para aquellos que vivieron entre los Testamentos, significaba experimentar una hambruna de la Palabra. Y, sin embargo, había personas que seguían confiadas en que Dios recordaría Sus antiguas promesas y las cumpliría en Su buen momento.

De manera similar, siguiendo el fervor de los apóstoles y la urgencia evangelizadora de los Padres de la Iglesia, la Iglesia ha esperado casi 2,000 años por la promesa del Rapto y el posterior regreso de Jesús. A medida que los años se convirtieron en décadas, y luego en siglos, algunos cristianos comenzaron a preguntarse (y a desviarse). En lugar de preguntar: “¿Hasta cuándo, Señor?”, comenzaron a dudar, ya sea de manera activa o pasiva, de la promesa de Su venida, tal como Pedro advirtió que sucedería (2 Pedro 3:3-4).

Pero siempre ha habido un remanente fiel que permaneció entusiasmado con la promesa de Jesús y amó Su venida. Como Pablo, estaban seguros de que una corona de justicia les estaba reservada (2 Timoteo 4:8).

La Fe de los Padres

No puede haber duda de que los apóstoles esperaban que Jesús regresara. Incluso antes de Su crucifixión, muerte y resurrección, ellos preguntaban: “¿Cuál será la señal de Tu venida?” (Mateo 24:3). Ni siquiera comprendían la naturaleza de Su “partida”, pero ya sabían que Él volvería.

Estando Jesús sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a Él los discípulos en privado, y le preguntaron: Dinos, ¿cuándo sucederá esto, y cuál será la señal de Tu venida y de la consumación de este siglo? (Mateo 24:3)

Los Padres de la Iglesia Primitiva compartían esa anticipación. Los más antiguos de ellos fueron discípulos de los apóstoles originales. Por ejemplo, Policarpo e Ignacio siguieron a Juan, e Ireneo fue enseñado por Policarpo. No había muchos grados de separación entre muchos líderes de la Iglesia Primitiva y los apóstoles originales. Y, aunque tuvieron que luchar contra las amenazas de herejía en la Iglesia, también compartían la expectativa de que Jesús regresaría—de manera inminente y repentina.

A lo largo de lo que llamamos la Edad Media, la fe inquebrantable se transmitió de una generación a otra, mantenida viva por el aliento del Espíritu Santo. Así como una brasa incandescente retiene el calor, esa fe fundamental estaba lista para estallar en llamas, y lo hizo con la llegada de la Reforma.

Aunque los protestantes durante la era de la Reforma fueron denunciados como herejes por atreverse a leer la Biblia por sí mismos (e incluso, de manera impactante, a traducirla a diferentes idiomas para que la gente común pudiera acceder a la Palabra de Dios), la lectura simple de lo que Dios había elegido revelar estimuló la comprensión de que la historia humana culminaría con el regreso de Jesús—primero por Su Iglesia y luego en gloria para gobernar en la Tierra durante 1,000 años.

La Iglesia Católica había asignado desde hace mucho tiempo una interpretación simbólica y amilenial. Pero a principios del siglo XVII, un jesuita llamado Luis de Alcázar ofreció un punto de vista alternativo, ahora llamado preterismo. Según de Alcázar y los defensores vocales del preterismo hasta hoy, todas las profecías sobre el regreso de Cristo se cumplieron en el año 70 d. C., cuando Jerusalén fue saqueada por los romanos. Esto hace que uno se pregunte qué estamos haciendo todavía aquí hoy y por qué la maldad sigue multiplicándose en la Tierra.

Libertad en Cristo

Como una repudiación directa de la resistencia católica a la lectura y comprensión generalizada de la Biblia, se desató una nueva ola de entendimiento cuando las personas comenzaron a leer la Palabra de Dios por sí mismas—y aceptar una comprensión sencilla de lo que Él reveló a través de la profecía.

Los hombres más destacados de la Ilustración atribuyeron casi universalmente su floreciente conocimiento a la Palabra de Dios y a su creencia de que Él se revelaba a Sí mismo y ciertos misterios para que pudieran ser comprendidos.

A lo largo de la Edad Media, los principales eruditos y los que hoy se clasifican como científicos encontraron tanto inspiración como comprensión en la Palabra de Dios. Y muchos de ellos vivían con expectación, esperando el regreso de Jesús. Por ejemplo, Isaac Newton es venerado como un gran matemático, físico y erudito, pero estaba totalmente comprometido con el estudio de la teología cristiana—incluyendo el momento de la Primera y Segunda Venida de Cristo.

Reconoció sabiamente que Dios nos dio la profecía bíblica “no para satisfacer las curiosidades de los hombres al permitirles prever [fechas y tiempos], sino para que, después de cumplirse, pudieran ser interpretadas por el acontecimiento, y Su propia Providencia… se manifestara entonces al mundo”. La humildad de Newton como científico es evidente en una declaración que es igualmente aplicable a los estudiantes de la profecía bíblica. Parafraseando al poeta contemporáneo George Herbert, escribió a un colega: “Si he visto más lejos, ha sido por estar sobre los hombros de gigantes”.

“Si he visto más lejos, ha sido por estar sobre los hombros de gigantes”. Isaac Newton

Nosotros también tenemos una ventaja sobre aquellos que nos precedieron: la retrospectiva y la libertad. Así como los cristianos fieles buscaban estudiar la Palabra de Dios y adorarlo en espíritu y verdad, muchos se sintieron atraídos por el Nuevo Mundo, donde podían ser libres de la opresión católica y de la burocracia de la iglesia estatal. Hay una razón por la cual la Primera Enmienda de la Constitución de los EE. UU. aborda la libertad religiosa. Habiendo visto el potencial de servir a Dios y al hombre cuando se tiene libertad en Cristo, los fundadores de Estados Unidos no estaban dispuestos a regresar a la esclavitud y la oscuridad.

Expectativa Profética Creciente

Para el siglo XIX, los seguidores de Cristo en ambos lados del Atlántico habían re-desarrollado un sistema bíblico de escatología. Digo “re-desarrollado” porque la anticipación de la Iglesia Primitiva del prometido regreso corporal de Jesús había sido en gran medida dejada de lado por la Iglesia oficial. Pero el Señor levantó hombres como John Nelson Darby y William Blackstone.

Darby es considerado el padre moderno del “dispensacionalismo”, la creencia de que Dios ha interactuado con la humanidad de manera diferente en distintos períodos (o dispensaciones) de la historia humana. Su interpretación sistemática y literal de la profecía bíblica también lo llevó a defender firmemente el Rapto Pre-Tribulación, que eventualmente será seguido por la gloriosa Segunda Venida de Jesús y Su reinado milenial.

John Nelson Darby

Otros hombres se basaron en esa interpretación literal de la Palabra de Dios para reconocer que las promesas de Dios al Israel hereditario todavía son “Sí, y Amén”, a diferencia de la enseñanza católica de que los judíos han sido relegados. William Blackstone, que una vez sirvió con la Cruz Roja en el cuartel general del ejército de Ulysses S. Grant, se convirtió en un destacado sionista cristiano. Su constante apoyo a la reconstitución de una nación judía en Palestina (como se llamaba la Tierra de Israel a fines del siglo XIX) sólo fue superado por su predicación constante de que Jesús arrebataría a la Iglesia antes de regresar para reinar por 1,000 años.

William Blackstone

Blackstone fue tan persuasivo que logró convencer a John D. Rockefeller, J.P. Morgan, senadores, congresistas, editores de periódicos e incluso al presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de firmar su petición en la que abogaba por que la antigua tierra de Israel le fuera devuelta al pueblo judío. Su fervor eventualmente despertó una pasión en Theodor Herzl, quien es reconocido como el fundador judío del sionismo.

El fervor de Blackstone también se transmitió a C. I. Scofield, un teólogo, pastor y escritor que en su momento había servido en el Ejército Confederado antes de cruzar las líneas de batalla de la Guerra Civil en Kentucky para jurar lealtad a la Unión. Sirviendo junto a Dwight L. Moody, quien a su vez había sido animado por Charles Spurgeon, C. I. Scofield sistematizó una versión del dispensacionalismo que incluía la expectativa de un Rapto Pretribulacional y un reinado milenario literal de Jesucristo. Esa perspectiva ganó amplia aceptación a través de su Biblia de estudio anotada.

Al igual que los discípulos que siguieron a los primeros apóstoles, estos hombres y muchos otros, que sólo Dios conoce, transmitieron una comprensión clara y que honra a Cristo de Su Palabra respecto a la promesa de Jesús de regresar. Ninguno de ellos, siendo simples hombres, era infalible en todo su entendimiento. Pero fueron fieles en aceptar la Palabra de Dios, creyendo que tanto “la fe que una vez fue entregada a los santos” (Judas 1:3) como “las cosas que nos fueron reveladas” (Deuteronomio 29:29) no sólo nos pertenecen para siempre, sino que deben ser creídas, apreciadas y compartidas.

Las cosas secretas pertenecen a Yahvé nuestro Dios, pero las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley. Dt. 29:29

¿Dónde Estamos en la Línea de Tiempo Profética de Dios?

He ofrecido una visión muy general de algunos de los individuos que han esperado el regreso de Jesús a lo largo de la Edad de la Iglesia. Durante casi 20 siglos, el Espíritu Santo ha asegurado que la Palabra poderosa y eficaz de Dios, incluida Su Palabra profética, no volverá vacía (Isaías 55:8-11).

Obviamente, cada iota y tilde de las Escrituras se cumplirá completa y manifiestamente, porque es la voluntad de Dios. Pero la voluntad de Dios se realizará, ya sea que nos la revele con antelación o no. Por lo tanto, debe haber una razón por la cual Dios ha elegido revelarnos Su voluntad y Sus planes para el futuro.

Mientras nos sentamos a horcajadas sobre 2025, observando cómo las Señales de los Tiempos convergen a nuestro alrededor y los acontecimientos proféticos se aceleran día tras día, debemos agradecer a Dios que tenemos el privilegio de vivir en un tiempo como éste. Los profetas de antaño y los cristianos fieles a lo largo de la Edad de la Iglesia anhelaban presenciar lo que está sucediendo ante nuestros ojos. Sin embargo, en lugar de anhelarlo, muchos seguidores profesos de Cristo bostezan. Adormecidos por la idea errónea de que "todo continúa tal como fue desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:4), se convierten en los mismos burladores de los que Pedro advirtió que surgirían en los Últimos Días.

Ya sea que te des cuenta o no, el tiempo está acelerando hacia el término que Dios ha ordenado. Todas las señales indican que podría ser muy pronto. Si Él tarda, es sólo porque no desea que nadie perezca, sino que todos lleguen al arrepentimiento y a la salvación en Jesucristo (2 Pedro 3:9).

El Señor no se tarda en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. 2 Pedro 3:9

De cualquier manera, nuestra misión es clara y urgente: advertir a toda persona que podamos para que huya de la ira que viene y se refugie en los amorosos brazos de nuestro Salvador. Podemos animarnos unos a otros, y aún más al ver que el día se acerca, confiados en que Aquel que nos llamó—y nos reveló Su Palabra profética—es fiel. Y Él vendrá pronto.


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Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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miércoles, 1 de octubre de 2025

Pasado, Presente, Futuro, y Todo lo Intermedio

Por Terry Cooper 


Toda la humanidad, toda la creación se dirige hacia un solo evento: el regreso de Jesús. Esta asombrosa y contundente verdad no puede ser ignorada ni minimizada. Esta verdad no sólo es cierta hoy. Ha sido cierta durante unos 2,000 años, desde la primera aparición de Jesús. La Biblia declara esta verdad a todos los que tienen ojos para ver y oídos para oír.

Todo en la Biblia clama la misma verdad. Jesús, el Hijo de Dios, vino a la Tierra para redimir a la humanidad del pecado, la muerte, la tumba y el infierno; y Jesús volverá a la Tierra como Rey de reyes y Señor de señores. Hay muchas iglesias que se centran en las buenas noticias de la Primera Venida de Jesús sin revelar las buenas noticias sobre la Segunda Venida de Jesús. Esto deja a las personas con una visión falsa de Jesús con respecto a Su propósito eterno y el reino venidero. Esa es la razón por la que muchas personas hoy tienen dificultades para comprender la verdadera identidad de Jesús.

Crecí en una iglesia en la que nunca se hablaba sobre la profecía bíblica respecto al regreso de Jesús y los eventos que precederían Su venida. Sólo enseñaban que Jesús algún día vendría y nos llevaría a todos al cielo. Cuando era joven, leí el Nuevo Testamento y creí plenamente en el Jesús que se revelaba en los Evangelios. Sin embargo, no fue hasta años después, cuando leí y estudié los libros proféticos (especialmente el Libro de Apocalipsis) por mí mismo que vi al Jesús eterno, el glorioso y eterno Rey Jesús.

Encuentro con el Verdadero Jesús

Mi vida cambió para siempre cuando vi al Jesús del capítulo uno de Apocalipsis (versículos 10-18). El Apóstol Juan había pasado tres años de su vida en profunda comunión con Jesús, pero cayó rostro en tierra como muerto cuando vio a Jesús cara a cara. Juan fue dominado por el miedo ante la majestuosidad y gloria del eterno y glorioso Rey Jesús que estaba de pie frente a él.

“No temas, Yo soy el Primero y el Último, y el que vive, y estuve muerto. Pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Ap. 1:17-18).

¿Por qué y qué significa? ¿Era este Jesús el mismo Siervo humilde y sufriente que cabalgó hacia Jerusalén en un burro el Domingo de Ramos? ¡Sí! Pero eso no es lo que Juan vio ese día. Juan vio al glorioso y eterno Rey Jesús, el Siervo Sufriente que ahora es el Rey Glorioso y Eterno en espera; el Rey todopoderoso que tiene las llaves de la muerte y la tumba para toda la humanidad. Juan vio el futuro. Juan vio nuestro futuro.

Esa visión de Jesús y nuestro futuro eterno de Apocalipsis me cambió para siempre. Al igual que Juan, sentí un profundo temor al ver esta revelación de Jesús en Su gloria del Reino Celestial. Este Rey todopoderoso y glorioso del Cielo y la Tierra tenía las llaves de la muerte y la tumba. Jesús sostenía mi futuro eterno en Sus maravillosas manos traspasadas por clavos. Y al igual que Juan, Jesús le dice a la Iglesia hoy que no tenga miedo, sino que crea. En realidad, fue porque tenía miedo y estaba conmocionado que realmente creí.

Pero, ¿cómo pueden creer si los predicadores no les dicen (Romanos 10:14)? Sí, predicamos la muerte, la sepultura y la resurrección de Jesús. Pero ese mensaje por sí solo sólo confundirá y frustrará a las personas, a menos que puedan ver al Jesús de Apocalipsis de pie frente a ellos sosteniendo las llaves de la muerte y la tumba. Un tercio de la Biblia es de naturaleza profética. ¿Por qué? Necesitamos conocer el futuro porque este mundo es difícil y el adversario es real. Necesitamos saber que Jesús está al final de nuestro viaje con el poder del reino para derrotar al pecado, la muerte, la tumba y al infierno mismo.

Predicar el Consejo Completo de Dios

He estado predicando en la Iglesia Cristiana de Nínive durante más de 25 años. Y sí, predico sobre el Siervo Sufriente, Jesús, quien fue a la Cruz como el Sacrificio expiatorio por nuestros pecados. Pero también predico sobre el Rey glorioso y eterno en espera. Y sí, me gusta hablar sobre las cosas intermedias—entre la ascensión de Jesús al Padre y Su regreso profetizado a la Tierra. Esto da a la Iglesia la confianza y la valentía para vivir su fe cada día, porque hemos visto todas las promesas bíblicas cumplidas del pasado.

En mis primeros años de predicación, me dijeron que predicar sobre la profecía bíblica sería controvertido y divisivo. Muchos me dijeron que me centrara en el mensaje del Evangelio histórico, la verdad sobre lo que ha sido. Sin embargo, he sentido el impulso del Espíritu Santo para enseñar el pleno consejo de la Palabra de Dios—la Primera y la Segunda Venida de Jesús y cómo debemos vivir en el tiempo de espera. Jesús nos dijo que vigilemos y esperemos por Él (Marcos 13:35-36). ¿Cómo puede la Iglesia vigilar y esperar por lo que no conoce?

“Por tanto, velen, porque no saben cuándo viene el señor de la casa, si al atardecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga de repente y los halle dormidos” (Marcos 13:35-36).

Sí, hay burladores, algunos dentro de la Iglesia y muchos en el exterior. El apóstol Pablo da una advertencia sobre aquellos que tratan la profecía bíblica con desprecio.

Pablo equipara la burla hacia la profecía bíblica a resistir o apagar la obra del Espíritu Santo.

No apaguen el Espíritu. No desprecien las profecías. Antes bien, examínenlo todo cuidadosamente, retengan lo bueno. Absténganse de toda forma de mal” (1 Tes. 5:19-22).

Sí, hay muchos que se burlarán del predicador que pasa tiempo predicando y enseñando la profecía bíblica. Pero tengo este testimonio. Esta iglesia predica y enseña toda la Biblia, pasado, presente, futuro y todo lo que hay en medio. Esta iglesia no se echa atrás ante las palabras proféticas de las Escrituras. Y esta iglesia nunca ha dejado de crecer en estos últimos 25 años. La Iglesia tiene hambre de esperanza. Dios diseñó la Iglesia para vivir con expectación. La Iglesia necesita conocer el futuro y por qué estamos llamados a perseverar y a resistir la oscuridad. La Iglesia necesita ver y conocer las señales que Dios nos ha dejado. Señales que revelan las cosas que sucederán en los reinos de los hombres antes de que venga el Reino de Cristo. Jesús habló de eso y nosotros también deberíamos.

Gran parte del Nuevo Testamento fue escrito por el apóstol Pablo en el poder del Espíritu Santo. Cuando Pablo se estaba preparando para su último viaje a Jerusalén como un hombre libre, se reunió y oró con los ancianos de la iglesia en Éfeso. Esto es lo que les dijo a ellos y a la iglesia del futuro.

Por tanto, les doy testimonio en este día de que soy inocente de la sangre de todos, pues no rehuí declararles todo el propósito de Dios. Tengan cuidado de sí mismos y de toda la congregación, en medio de la cual el Espíritu Santo les ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró con Su propia sangre” (Hechos 20:26-28).

El apóstol Pablo declaró que era inocente de la sangre de todos los hombres porque les había predicado el propósito completo de Dios. Pablo había predicado la verdad histórica del Antiguo Testamento y de la Primera Venida de Jesús. Pero también había revelado la verdad sobre el futuro regreso del Rey Jesús y el juicio de Dios que seguiría. Pablo estaba desafiando a los ancianos/pastores de la Iglesia y a todos los futuros predicadores a seguir su ejemplo y no rehuir la revelación completa de Dios.

Toda la Verdad y Nada más que la Verdad

Las personas vienen a la iglesia en busca de la Verdad. La Iglesia, el cuerpo de Cristo, ha recibido la Verdad. Jesús es la Palabra y la Palabra es Verdad. Jesús nos dijo que conocer la Verdad nos haría libres. Podemos liberarnos del miedo y la duda respecto a los eventos que están teniendo lugar en el mundo que nos rodea si conocemos la verdad profética de las Sagradas Escrituras. Jesús nos dijo que Sus seguidores serían capaces de interpretar las señales de los tiempos (Marcos 13:22-23). La capacidad del Espíritu Santo para interpretar las señales de los tiempos nos daría paz y confianza en los Últimos Días, en el tiempo de espera.

Por tanto, no desechen su confianza, la cual tiene gran recompensa. Porque ustedes tienen necesidad de paciencia, para que cuando hayan hecho la voluntad de Dios, obtengan la promesa. Porque dentro de muy poco tiempo, el que ha de venir vendrá y no tardará. Mas Mi justo vivirá por la fe; y si retrocede, Mi alma no se complacerá en él. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma” (Hebreos 10:35-39).

¡Nunca debemos retroceder! La Iglesia ha sido comisionada por nuestro Rey para permanecer a la ofensiva y utilizar todo el manual que nos ha proporcionado. Debemos seguir sosteniendo la Biblia como la única fuente física de la Verdad absoluta en la Tierra. La sostenemos completa. La predicamos completa: El pasado, el presente, el futuro y todas las revelaciones intermedias de Dios en nuestro tiempo de espera.

Terry Cooper fue llamado al ministerio en el año 2000, cuando respondió al llamado divino para servir en la Iglesia Cristiana Nínive en Lawrenceburg, Kentucky. Obedeciendo el llamado que Dios le dio de ser atalaya, pasó de una carrera corporativa al trabajo pastoral, impulsado por la firme convicción de preparar a la Iglesia para el inminente regreso de Jesucristo.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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martes, 30 de septiembre de 2025

Defendiendo la Profecía en una Era de Duda – Parte 2

¿Dónde Está la Promesa de Su Venida?



El apóstol Pedro, escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo, profetizó que, “en los últimos días vendrán burladores con sus burlas, quienes procederán según sus bajas pasiones y dirán: “¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde el día en que nuestros padres durmieron todas las cosas siguen igual, así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:3-4).

Esta profecía encuentra un escalofriante cumplimiento hoy en día, ya que voces de todo el espectro intelectual y religioso desestiman el regreso de Cristo con cinismo y desprecio. Ya sea que provenga de los llamados “nuevos ateos”, teólogos progresistas, cristianos liberales, o incluso de feligreses complacientes, la pregunta esencial sigue siendo: “¿Dónde está Él?”. La pregunta se formula en innumerables aulas, pódcasts, programas de radio, programas de televisión y más—a menudo con sarcasmo.

Sin Dios, no hay Paz

Carl Sagan afirmó célebremente que “el cosmos es todo lo que es, fue o será”, haciéndose eco de la idea de que “todas las cosas continúan como estaban desde el principio de la creación”. Más de un erudito ha señalado que el comentario de Sagan parece ser una sustitución intencionada del Gloria Patri: “Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, es ahora y siempre será, mundo sin fin”. Si ese es, de hecho, el caso, es comprensible por qué algunos interpretan las palabras de Sagan como si contuvieran un matiz de burla.

El fallecido ateo, Christopher Hitchens, que nunca evitó la confrontación, se burló abiertamente de la idea del regreso inminente de Cristo. A menudo citaba la Segunda Venida para ilustrar lo que él veía como la irracionalidad, e incluso los peligros, de la fe religiosa.

Richard Dawkins, en su libro El Espejismo de Dios, argumenta que toda religión es delirante y considera que las profecías bíblicas son restos de la mitología antigua. Su cosmovisión presupone la continuidad ininterrumpida de las leyes naturales y excluye la posibilidad de intervención divina, como la Segunda Venida. Esto se conoce como “uniformitarianismo”, la visión de que el orden natural es inquebrantable y autosostenible y, por lo tanto, la intervención divina, como la Segunda Venida, es poco plausible. Dicho en el lenguaje de 2 Pedro 3:4, si no ha habido ninguna interrupción divina desde que los patriarcas “se durmieron”, entonces no hay razón para esperar una ahora. En un comentario particularmente teatral, Dawkins declaró que “incluso si hubiera esta voz retumbante o la Segunda Venida en nubes de gloria, la explicación más probable es una alucinación o un truco de Ilusionismo de David Copperfield”. Desbordante de incredulidad y sarcasmo, Dawkins luego se burló, “¿No dijo el mismo Jesús que vendría de nuevo pronto? Bueno, dos mil años después, todavía no lo ha hecho”.

Los líderes cristianos liberales han desestimado durante mucho tiempo la Segunda Venida de Jesús como mitología. Esto incluye al teólogo cristiano liberal John Shelby Spong y a miembros afines del Seminario de Jesús, John Dominic Crossan y Marcus J. Borg. Hablé con un ministro cristiano liberal en una gran iglesia liberal cuyo comportamiento emanaba una certeza arrogante—más condescendencia que convicción. Con un desdeñoso movimiento de ojos, desestimó varios milenios de esperanza escatológica y declaró: “¿La Segunda Venida? Bueno, eso es cuando alguien redescubre a Dios en su corazón. Nada más. ¡Nada más!”.

Incluso el humor cultural se ha unido al coro. El comediante George Carlin redujo la majestuosa esperanza del glorioso retorno de Cristo a un cínico chiste: “Jesús viene... hazte el ocupado”.

Profecía Cumplida ante Nuestros Ojos

Lo que Pedro previó ya no es teórico—se está desarrollando ante nuestros propios ojos, en sintonía con tantas otras profecías que convergen en nuestro tiempo. La burla es real, y también lo es la erosión espiritual que señala. Sin embargo, en medio de este coro de incredulidad, la Palabra de Dios se mantiene inquebrantable. Su promesa permanece, sin disminuir por las burlas ni tocarse por el sarcasmo. Los fieles seguidores de Cristo que leen la Biblia por sí mismos siempre han vivido “aguardando la esperanza bienaventurada, la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13) —el Rapto y la posterior Segunda Venida.

Me gustaría hacer varias observaciones sobre la profecía de Pedro acerca de los burladores. Desde el principio, quiero llamar su atención sobre la naturaleza profética de las palabras de Pedro. El surgimiento de burladores no fue una sorpresa; fue profetizado. Su burla no es una señal de que la profecía ha fallado; es prueba de que la profecía se está cumpliendo. En un sorprendente giro de ironía, aquellos que buscan desacreditar la profecía bíblica terminan validándola. Su burla se convierte en evidencia involuntaria de que la Palabra profética de Dios es verdadera. Tales burladores pueden estar orgullosos de sus argumentos ingeniosos, sin saber que, en el gran tablero de ajedrez de la verdad, Dios siempre está diez movimientos adelante. Mientras creen que están desmantelando la fe con lógica, en realidad, están cayendo justo en el juego de la sabiduría divina.

También noten que Pedro dice: “vendrán burladores en los Últimos Días, burlándose, siguiendo sus propios deseos pecaminosos” (2 Pedro 3:3). Una negación de la Segunda Venida de Cristo sirve como un pretexto para un libertinaje moral. Si no hay Segunda Venida, entonces no habrá juicio que la siga. Y si no hay juicio, entonces somos libres de vivir como queremos, persiguiendo nuestros deseos egoístas sin miedo a la responsabilidad. Esto significa que los burladores tienen una fuerte motivación para negar la Segunda Venida y el juicio subsiguiente; les hace sentir más cómodos en su estilo de vida inmoral. Buscan silenciar la voz de la conciencia. Al rechazar la intervención divina en el futuro, intentan borrar la autoridad divina en el presente.

Pedro luego refuta a los burladores señalando la realidad histórica del Diluvio de Noé, un claro ejemplo de una turbulencia divina que fue repentina e inesperada (2 Pedro 3:5-6). La gente de ese tiempo podría haber razonado: “Dios aún no nos ha juzgado por nuestro comportamiento inmoral, así que tampoco lo hará en el futuro. Sigamos disfrutando de la vida”. Pero luego el juicio cayó de repente, y fue inescapable. El paralelo que traza Pedro es poderoso. Así como hubo una turbulencia divina asociada con el Diluvio, la historia humana experimentará otra turbulencia divina en la Segunda Venida de Cristo. Aquellos que se burlan de la Segunda Venida podrían “seguir disfrutando de la vida”, pero están viviendo en tiempo prestado, y su día de juicio se acerca (Ap. 20:11-15).

Pedro luego sigue otra línea de argumentación para responder a los burladores: “No paséis por alto este hecho, amados, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2 Pedro 3:8). En otras palabras, Dios no está confinado por el tiempo—Él es intemporal. A diferencia de nosotros, cuyas breves vidas son como “una niebla que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:14), Dios es eterno. Desde el limitado punto de vista de los seres humanos, la venida de Cristo ha parecido tardar mucho. Pero desde el punto de vista de Dios, no pasará mucho tiempo. Está llegando. Dios “no es lento en cumplir su promesa” (2 Pedro 3:9).

Pedro ahora se dirige a lo que puede ser su argumento más convincente contra los burladores: Lo que los humanos perciben como un retraso divino en la venida del Señor es, de hecho, un acto deliberado de misericordia por parte de Dios: “El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; más bien, es paciente para con ustedes porque no quiere que nadie se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Este aplazamiento percibido no es negligencia, es compasión. Refleja el corazón de un Salvador que anhela que más almas reciban vida eterna.

Sin embargo, tal paciencia no es una justificación para la complacencia con respecto a la Segunda Venida. El Señor advirtió que “el Hijo del Hombre vendrá a la hora en que no lo esperéis”. (Mateo 24:44) Y nuevamente, con claridad penetrante, “¡He aquí, vengo como un ladrón! Bienaventurado el que vela” (Ap. 6:15).

El Tiempo Perfecto de Dios o Esperar el Tiempo de Dios

A medida que reflexiono sobre la tendencia humana a percibir un “retraso” en la Segunda Venida, me sorprende cuán a menudo nosotros, como humanos finitos, malinterpretamos el tiempo divino. Lo que para nosotros se siente como una pausa o un aplazamiento es, en verdad, el despliegue del plan soberano de Dios—preciso, intencional y nunca tarde. Nosotros vemos inmovilidad; Él ve estrategia. Nosotros sentimos que estamos esperando; Él está obrando.

Considere el grito angustiado de los creyentes mártires en el Apocalipsis, pidiendo justicia inmediata: “¡Oh Señor Soberano, santo y verdadero, cuánto tiempo pasará antes de que juzgues y vengues nuestra sangre?” (Ap. 6:10, énfasis añadido). Estaban impacientes por que Dios actuara. Dios revela que hay un propósito soberano en la espera: se les instruye a descansar “todavía un poco de tiempo, hasta que se completase el número de sus consiervos y sus hermanos que también habían de ser muertos como ellos” (versículo 11). Sólo entonces caería el juicio. El juicio ciertamente vendría, pero sólo cuando el momento fuera el adecuado en el desarrollo de los propósitos soberanos de Dios.

La misma soberana paciencia aparece en la respuesta de Jesús a la enfermedad de Lázaro. “Cuando oyó que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba” (Juan 11:6). Su elección de hacer esto no fue negligencia—fue preparación para un mensaje y un milagro. El mensaje fue éste: “Yo soy la resurrección y la vida” (v. 25). Luego siguió el milagro: resucitó a Lázaro de entre los muertos (v. 43). El tiempo soberano se convirtió en un poderoso testimonio.

Abraham y Sara esperaron décadas por un hijo. Al final, el nacimiento de Isaac, muy por encima de los límites naturales con Abraham y Sara, magnificó la fidelidad y el poder de Dios (Génesis 17:15-19; 21:1-2). Dios tenía un propósito soberano para lo que se percibía como un retraso en el nacimiento del hijo prometido.

La larga temporada de traición, esclavitud y confinamiento de José podría haber sido percibida como un retraso divino en la intervención de Dios. Sin embargo, esa larga temporada sirvió como un horno del cual Dios forjó a un libertador que más tarde declararía: “Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo encaminó para bien” (Génesis 50:20). Nuevamente, Dios tenía un propósito para los largos años que José pasó esperando.

Moisés esperó cuarenta años en la oscuridad, durante los cuales se transformó de príncipe en pastor. Sólo entonces Dios lo comisionó para enfrentar a Faraón y guiar a una nación (Éxodo 2:15; 3:1). Dios tenía un propósito soberano para la espera de cuarenta años.

Israel mismo vagó cuarenta años por el desierto, una demora que se convirtió en un crisol que refinó a un pueblo para la fidelidad al pacto (Números 14:34; Dt. 8:2).

Y, en el amplio panorama de la historia redentora, Pablo nos recuerda que incluso el endurecimiento temporal de Israel sirve a un fin soberano: “Ha acontecido a Israel endurecimiento en parte hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles” (Romanos 11:25). Lo que puede ser percibido como un retraso en Dios al remover este “endurecimiento” de Israel es, en realidad, la ventana de tiempo de Dios para que muchos gentiles sean salvados.

Mi punto con todo esto es que los retrasos percibidos por parte de Dios nunca son momentos desperdiciados. Son interludios sagrados, llenos de propósito, precisión y promesa. Lo mismo es cierto respecto al momento preciso del Arrebatamiento y la Segunda Venida. Estos eventos ocurrirán en el tiempo perfecto y soberano de Dios.

No Puedo Esperar a Tener Paciencia O Esperar con Paciencia pero con Entusiasmo

Ahora bien, reconozco que incluso los creyentes encuentran desafiante esperar la venida del Señor. Aunque poseemos las primicias del Espíritu—una promesa divina de lo que está por venir—todavía nos encontramos gimiendo por dentro, anhelando la plena redención que las Escrituras prometen. Como dijo Pablo: “Nosotros mismos... gemimos por dentro mientras esperamos con ansias la adopción como hijos, la redención de nuestros cuerpos” (Romanos 8:23). Este anhelo apunta a ese glorioso momento cuando, en el Rapto de la Iglesia, seremos revestidos de cuerpos incorruptibles, libres para siempre del pecado, el dolor y la decadencia (1 Corintios 15:50-54).

Hasta entonces, se nos insta no sólo a esperar, sino a esperar bien: “Sed pacientes, por tanto, hermanos, hasta la venida del Señor” (Santiago 5:7). Ésta no es una paciencia pasiva—es una resistencia esperanzadora, arraigada en la certeza de Su promesa y sostenida por el Espíritu que habita dentro.

Concluyo con un recordatorio de que, al final, quienes se burlan de la Segunda Venida se convierten sin querer en señales que apuntan a la verdad que niegan. Su ridículo, lejos de socavar la profecía, sirve como confirmación de que, de hecho, estamos viviendo en los días que Pedro previó. Se burlan porque no entienden la misericordia detrás del llamado retraso, ni comprenden la majestuosidad de un Dios que nunca llega tarde, sino siempre a tiempo. Para los fieles, su burla sólo fortalece nuestra determinación. No nos dejaremos influir por el ruido de la incredulidad. En cambio, con los ojos fijos en los cielos y los corazones anclados en las promesas de las Escrituras, esperamos—no con duda, sino con una expectativa confiada—la gloriosa aparición de nuestro gran Dios y Salvador, Jesucristo.



El Dr. Ron Rhodes es un viejo amigo del Ministerio Cordero y León. Ha aparecido muchas veces como invitado especial en el programa Cristo en la Profecía. Esperamos presentar una charla sobre su libro más reciente, El Plan Profético de Dios en Daniel y Apocalipsis en un próximo episodio.


Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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jueves, 18 de septiembre de 2025

Observaciones del Editor: Tenemos que Salir de Este Lugar

Director y Evangelista Sénior 
Ministerio Cordero y León


Para que no asuman que siempre pienso en los términos de letras de canciones antiguas, puedo decirles que la mayoría de las veces pienso en y hablo de las Escrituras. Pero, a veces, una letra secular captura un sentimiento que el mundo parece conocer fuera de su propia conciencia. Como una picazón que simplemente no puedes rascar, se encuentra justo debajo de la superficie de la plena conciencia. Pero, como una palabra que está en la punta de tu lengua, esa semi-conciencia apunta a una realidad espiritual mucho más importante que este mero mundo físico en el que habitamos.

En 1965, The Animals grabó una canción cuya letra era aún más profética de lo que pensaban:

Tenemos que salir de este lugar,
Aunque sea lo último que hagamos;
Tenemos que salir de este lugar,
Porque chica, hay una vida mejor
para mí y para ti.

Al ver cómo el caos en el Medio Oriente se elevaba a un punto álgido una vez más en las últimas semanas, recordé que no puedo esperar para salir de este lugar. Será lo último que los seguidores de Jesucristo harán en esta vida terrenal, y Él ciertamente tiene una vida mejor esperando a quienes han confiado en Él.

Pero, mientras nos quedamos aquí, Él también tiene obras para que las hagamos en Su nombre.

A veces nos preguntamos cómo habría sido vivir la persecución de la Iglesia primitiva o presenciar la Reforma, mientras el Evangelio se reafirmaba en una serie de “solas”. ¿Qué habríamos hecho si hubiéramos estado vivos para oponernos al Holocausto, en el territorio ocupado por los nazis o muy lejos en el Nuevo Mundo? Con la bendición de la retrospectiva, nos gusta creer que nos habríamos regocijado con el significado profético de 1948 y 1967, cuando Israel volvió a la vida y los judíos recuperaron la ciudad de Jerusalén.

De pie en la corriente de la historia, es difícil obtener una perspectiva de los eventos que se arremolinan a nuestro alrededor y pasan junto a nosotros día a día. Por eso es valioso dar un paso atrás y considerar las tendencias históricas que nos han llevado a donde estamos hoy. Se dice que aquellos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla. Para los seguidores de Jesucristo, la bendición de la retrospectiva nos ofrece comprensión con la que nuestros antepasados solo podían soñar.

Con eso en mente, consideremos la cadena ininterrumpida de fe que nos ha sido transmitida hoy—la bendita seguridad de que la promesa de Jesús de prepararnos un lugar y regresar para reunirnos con Él nos ancla a la Palabra profética de Dios. Y esa Palabra sigue siendo fiel y verdadera.


Tim Moore

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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