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viernes, 14 de diciembre de 2018

La Verdad del Nacimiento Virginal (parte 3)

¿Es Esencial para la Fe Cristiana?


La Iglesia de la Natividad en Belén


La Esencialidad del Nacimiento Virginal

Centrémonos por un momento en la esencialidad del nacimiento virginal. ¿Por qué es tan importante para la fe cristiana? Yo diría que hay tres razones.

En primer lugar, se relaciona con la integridad de la Biblia como la Palabra de Dios. La Biblia dice rotundamente que Jesús nació de una virgen. Si eso no es cierto, entonces, ¿qué podemos creer en la Biblia? Si lo que ella dice acerca del nacimiento de Jesús es ficción, ¿entonces como podemos creer lo que dice acerca de Su muerte y resurrección?

En segundo lugar, se relaciona con la integridad de Jesús como el Mesías. Para que Jesús fuera nuestro Salvador, tres condiciones debían cumplirse:

a) Él tenía que ser Humano. Ningún ángel podía morir por nuestros pecados.

b) Él tenía que ser Divino. Un simple mortal no podía soportar el precio infinito que debía pagarse por nuestros pecados.

c) Él tenía que ser Inmaculado. Un pecador no podía morir por los pecados de otros.

El nacimiento virginal garantizó el cumplimiento de estas tres condiciones:

a) Debido a que nació de María, Él era Humano.

b) Debido a que fue concebido por el Espíritu Santo, Él era Divino.

c) Debido a que nació santo, sin una naturaleza pecaminosa, Él estaba calificado para servir como nuestro Salvador.

Este último punto es extremadamente importante. Verá, aunque Adán y Eva pecaron, Dios le asignó la responsabilidad a Adán (Génesis 3:17-19). Romanos 5:12-21 enfatiza este punto. Afirma que, así como la muerte entró al mundo a través del pecado de un hombre, Adán, y dio lugar a la condenación para todos los hombres, así también, la esperanza de la vida y la justificación han llegado a través de un hombre, Jesucristo.

El punto es que la naturaleza pecaminosa es transmitida por el padre, y por lo tanto, para que Jesús naciera sin una naturaleza pecaminosa, tenía que nacer sin un padre terrenal. Y esto nos lleva a otro punto importante. No fue el nacimiento de Jesús lo que fue milagroso. Él estuvo en el vientre de María durante 9 meses y nació como usted y como yo. Lo que fue milagroso fue Su concepción. En un gran milagro de creación, fue colocado en el vientre de María por el Espíritu Santo.

El Dr. Henry Morris, fundador del Instituto para la Investigación del Creacionismo, describe el proceso en estas palabras:

El cuerpo creciendo en el vientre de María debe haber sido especialmente creado en perfección completa, y colocado allí por el Espíritu Santo, con el fin de que fuera libre del daño inherente del pecado.

Cristo aún estaría “…” (Romanos 1:3), debido a que Su cuerpo fue nutrido por y nacido de María, quien era de la simiente de David. Él aún sería el Hijo del Hombre, compartiendo toda la experiencia humana universal desde la concepción hasta la muerte, excepto el pecado. Él es verdaderamente “…” (Génesis 3:15), Su cuerpo no se formó ni de la simiente del hombre ni del óvulo de la mujer, sino que creció a partir de una semilla única plantada en el cuerpo de la mujer por Dios mismo.

Es decir, Dios directamente formó un cuerpo para el segundo Adán, tal como lo hizo para el primer Adán (Génesis 2:7). Esto fue nada menos que un milagro de creación, capaz de ser realizado sólo por el Creador mismo.12

La Anunciación

Regresemos ahora a las Escrituras y continuemos con la historia de la natividad, mediante la lectura de Lucas 1, comenzando con el versículo 26 — una vez más usando el Nuevo Testamento Judío.

26 En el sexto mes, el angel Gabri’el fue enviado por Dios a una ciudad en el Galil llamada Natzeret,

27 a una virgen comprometida en matrimonio con un hombre llamado Yosef, de la casa de David. El nombre de la virgen era Miryam. 

28 Acercándose a ella, el ángel le dijo: “¡Shalom, mujer favorecida! ¡ADONÁI está contigo!”.

29 Ella se sintió profundamente turbada por sus palabras y se preguntó qué clase de saludo podía ser ese.

30 El ángel le dijo: “No temas, Miryam, porque has hallado gracia con Dios. 
31 ¡Mira! Quedarás embarazada y darás a luz un hijo, al que deberás poner por nombre Yeshúa.

32 Él será grande, será llamado Hijo de HaElyon. ADONÁI, Dios le entregará el trono de su antepasado David;

33 y él gobernará la casa de Ya’akov para siempre, no habrá fin a su Reino”.

"La Anunciación" (la aparición del ángel Gabriel a María), pintada en 1644 por Philippe de Champaigne (1602-1674), un pintor francés. 

Hagamos una pausa por un momento porque quiero recordarles un hecho muy importante: la persona que escribió estos versículos fue un hombre llamado Lucas, quien era un médico. Esto es importante porque nos da más información acerca del nacimiento virginal que todo el resto de los escritores del Evangelio combinados.

Y no creo que haya sido un accidente. Piénselo — ¡Dios usó a un médico, un hombre de ciencia, para darnos los hechos detallados acerca del nacimiento virginal! Y creo que Dios hizo esto a propósito para que nadie pudiera descartar legítimamente la historia como las imaginaciones mitológicas de una persona ignorante y supersticiosa. ¡El testigo más importante del nacimiento virginal es un doctor!

Otra cosa que debemos tener en cuenta al considerar estos versículos de Lucas es que en esa época, no había bodas a la fuerza — ¡simplemente no existían! 

Se negociaba y firmaba un contrato de matrimonio formal, llamado Ketubah, en cuyo momento se consideraba que la pareja estaba casada, pero el matrimonio no se consumaba hasta después de un período de espera de 9 meses a un año. Durante ese tiempo, el esposo preparaba una casa para que vivieran y la esposa demostraba su fidelidad.

Y si la mujer quedaba embarazada durante ese tiempo, era un asunto muy serio. Significaba que sería apedreada a muerte por infidelidad o humillada por un decreto de divorcio. Así pues, el anuncio de Gabriel de que María iba a quedar embarazada durante ese período de espera, tenía grandes consecuencias, por decir lo menos.

Consideremos la respuesta de María al anuncio de Gabriel:

34 “¿Cómo podrá ser esto”, le preguntó Miryam al ángel, “puesto que soy virgen?”.

35 El ángel le constestó: “El Ruach HaKodesh vendrá sobre ti, el poder de HaElyon te cubrirá. Por lo tanto el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios.

36 ¡Tú tienes un familiar, Elisheva, que es una mujer anciana y todo el mundo dice que ella es estéril, pero ha concebido un hijo y está embarazada de seis meses! 

37 Porque para Dios nada es imposible”. 

38 Miryam dijo: “Yo soy la sierva de ADONÁI, hágase en mí como tú has dicho”.  

La Respuesta de María

Ahora, lo primero que debemos notar acerca de la respuesta de María es que, aunque probablemente no tenía más de 14 años, no era una niña ingenua. Ella sabía lo que se necesitaba para tener un bebé, y por eso inmediatamente proclamó, “¿Cómo podrá ser esto puesto que soy virgen?”. Gabriel responde diciéndole que la concepción será milagrosa por el poder del Espíritu Santo.

Dudo que María tuviera alguna idea de lo que eso significaba — tal como no podemos comprenderlo completamente hoy — sin embargo, sabiendo que eso complicaría enormemente su vida y su relación con José, ella respondió, “Yo soy la sierva de ADONÁI, hágase en mí como tú has dicho”. Ésa, mis amigos, fue una declaración de fe increíblemente valiente. 

La Inocencia de María

Pero la respuesta de María no es la única evidencia de su inocencia. Evidencia adicional puede encontrarse en el relato de Lucas. Sigamos leyendo:

39 Sin demora alguna, Miryam se puso en camino y se fue a la ciudad en la región montañosa de Y’hudad

40 donde Zacarías vivía, entró a su casa y saludó a Elisheva.

41 Cuando Elisheva oyó el saludo de Miryam, el bebé en su seno se movió. Elisheva fue llena del Ruach HaKodesh 

42 y habló a gran voz: “¡Cuán bendita eres entre las mujeres! ¡Y qué bendito es el niño en tu seno!

43 ¿Pero quién soy yo como para que la madre de mi Señor venga a mí?

44 ¡Porque tan pronto como llegó a mis oídos el sonido de tu saludo, el bebé en mi seno saltó de gozo!

45 Bendita seas por haber confiado en que la promesa que te ha hecho ADONÁI se cumplirá en ti”. 

Elizabeth saluda a María.

Observe que la inocencia de María se atestigua una y otra vez en estos versículos particulares. Por ejemplo, lo primero que nos dicen es que María corrió a una pariente, Elizabeth, para compartir con ella las buenas noticias de su embarazo. Déjeme preguntarle, ¿cuántas chicas solteras embarazadas ha visto comportarse de esa manera? Normalmente se sienten abrumadas por la vergüenza, ¡y las últimas personas que quieren que sepan acerca de su situación son sus parientes!

¡Y su inocencia se ve confirmada por el hecho de que escogió a una familia sacerdotal para compartir la noticia! La importancia de esto es que el esposo de Elizabeth, Zacarías, era un sacerdote. Si María estaba embarazada por fornicación, habría sido responsabilidad de Zacarías reportarla y hacer que ella fuera juzgada y lapidada.

Creo que la inocencia de María también se confirma por la reacción de Elizabeth cuando ella exclamó, “¡Cuán bendita eres entre las mujeres! ¡Y qué bendito es el niño en tu seno!”. ¡Lo hizo antes de que María pudiera siquiera decirle el propósito de su visita!

El pasaje dice que lo hizo bajo la unción del Espíritu Santo. En otras palabras, a Elizabeth le fue dada una palabra de conocimiento sobrenatural, y esto debió haber servido como confirmación a María del mensaje que Gabriel le había dado.
Y otra confirmación es proporcionada por Juan el Bautista, quien en ese momento aún estaba en el vientre de su madre, Elizabeth. Él comenzó a saltar con alegría en el vientre de su madre, cuando María llegó, ¡porque sintió la presencia del Mesías!

El Cántico de María

Continuemos con nuestra búsqueda de evidencia de la inocencia de María. La siguiente pieza de evidencia se encuentra en un hermoso cántico que María le canta a Elizabeth:

46 Luego Miryam dijo: “Mi alma enaltece a ADONÁI

47 y mi espíritu se regocija en Dios, mi Salvador,

48 que se ha fijado en su sierva en su humilde posición. ¡Porque, imagínate! ¡Desde ahora en adelante todas las generaciones me llamarán bendita! 

49 El Todopoderoso ha hecho grandes cosas conmigo. Su nombre es realmente santo

50 y en cada generación él tiene misericordia de aquellos que le temen”.

Le pregunto, ¿qué chica soltera embarazada se ha comportado de esta manera, entonando cánticos de alabanza a Dios delante de sus familiares? ¡El comportamiento de María es el comportamiento de la inocencia!

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

viernes, 7 de diciembre de 2018

La Verdad del Nacimiento Virginal (parte 2)

¿Es Esencial para la Fe Cristiana?


La Iglesia de la Natividad en Belén

El Nacimiento Virginal de Jesús

Para preparar el escenario para nuestro estudio, consideremos un pasaje de Mateo 1, versículos 18-21.

Voy a presentar estos versículos de una versión de la Biblia con la que quizás no estén familiarizados. Se llama el Nuevo Testamento Judío. Es una traducción de David Stern, un judío mesiánico que vive en Jerusalén.8 El propósito de esta traducción es mostrar que el Nuevo Testamento es un libro que fue escrito por judíos y que está inmerso en la cultura judía. Lo hace restaurando los nombres judíos de las personas y lugares que han sido anglicados en nuestras traducciones inglesas. Considere cuidadosamente este pasaje muy familiar:


18 He aquí de qué modo tuvo lugar el nacimiento de Yeshúa el Mesías. Cuando su madre Miryam quedó comprometida en matrimonio con Yosef, antes de que se casasen, se descubrió que ella estaba embarazada por el Ruach HaKodesh (el Espíritu Santo).

19 Su futuro marido, Yosef, era un hombre justo, de manera que hizo planes para romper en silencio el compromiso, en lugar de que ella se viese sometida a la vergüenza pública. 

20 Pero mientras estaba pensando en esto, se le apareció en sueños un ángel de ADONÁI y le dijo: “Yosef, hijo de David, no temas llevarte a Miryam a casa como tu mujer porque lo que ha sido concebido en ella lo ha sido por el Ruach-HaKodesh.

21 Ella dará a luz un hijo, y tú deberías ponerle por nombre Yeshúa (que quiere decir: “ADONÁI salva”) porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados”.

22 Todo esto sucedió a fin de que se cumpliese lo que ADONÁI había dicho por medio del profeta:

23 “La virgen concebirá y dará a luz un hijo y llamarán su nombre Emmanuel (el nombre significa “Dios está con nosotros”).

El Ataque Satánico

Como puede ver, la Biblia afirma claramente que Jesús nació de una virgen. Y no creo que sea exagerado decir que Satanás odia el hecho del nacimiento virginal. Lo odia porque éste atestigua la divinidad de Jesús, y Satanás está determinado a hacer todo lo posible para convencer al mundo de que Jesús era sólo un hombre.


Como ejemplo, considere una de las canciones contenidas en el popular musical de Broadway y película llamada, “Jesucristo Superestrella”. En una de las escenas clave en la producción, María Magdalena entona una canción acerca de Jesús mientras está durmiendo. Las palabras van así (énfasis añadido):9

Yo no sé cómo amarle
Ni qué hacer, cómo hablarle
Él cambió algo en mí 
Ya no soy la misma, soy otra mujer
Desde que me miró. 

No puedo comprenderlo 
me emociono con verlo, 
Sé que es un hombre más 
Y he tenido tantos, debo saber, 
Que es un hombre más, sólo uno más

Observe las palabras, “es un hombre más, sólo uno más, es sólo un hombre”. Satanás ha orquestado ataques como éste contra el hecho del nacimiento virginal desde que fue proclamado a los pastores en Belén.

Los filósofos y científicos se burlan de él como nada más que un “mito infantil”. Los líderes judíos, desde los primeros tiempos, lo han calificado como “un engaño cruel”. Lo más triste de todo es que muchos teólogos cristianos modernos afirman que es “una leyenda no esencial”.

¡Los ataques de Satanás han sido muy exitosos!

Hoy en día, el nacimiento virginal es negado flagrantemente en muchos seminarios cristianos. De hecho, me atrevería a decir que es la doctrina más ridiculizada de la fe cristiana. Generalmente es desestimada como nada más que un “mito recién llegado” imaginado por un grupo de pastores ignorantes en el primer siglo.

Esta observación está apoyada por las encuestas. En 1998, el grupo Harris realizó una encuesta a más de 7,000 clérigos en los Estados Unidos, y encontró los siguientes porcentajes de clérigos que niegan el nacimiento virginal:10

19% del clero luterano estadounidense
34% de pastores bautistas estadounidenses
44% de sacerdotes episcopales
49% de ministros presbiterianos
60% del clero metodista
79% de pastores congregacionales

Esta incredulidad entre el clero está afectando al público general estadounidense. En 1998, el año en que se realizó la encuesta al clero, el 83% de los estadounidenses creían en el nacimiento virginal. Diez años después, ese porcentaje había caído más de 20 puntos a 61%.11

Sin embargo, ¡estas encuestas muestran que entre el público general hay mucha más fe en la Palabra de Dios que entre el clero!

La Ambivalencia en la Época de Jesús

Lo interesante es que esta ambivalencia acerca del origen de Jesús no es nada nuevo. Incluso en la época de Jesús, Su origen era una cuestión de ambivalencia y especulación constante.

En Juan 6 se nos dice que los líderes judíos se burlaron de Su afirmación de que había venido del cielo. Ellos dijeron, “¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?”.

En Juan 7 se nos dice que algunos de los residentes de Jerusalén rechazaron la afirmación de Jesús de ser el Mesías porque dijeron, “Pero éste, sabemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea”.

Y, en Juan 8, se nos dice que algunas de las personas acusaron a Jesús de haber nacido de fornicación, mientras que otros afirmaron que era un samaritano mestizo.

Otra cosa interesante es que Jesús mismo reveló la razón de toda esta ambivalencia acerca de Su origen. Esto es lo que Él tenía que decir al respecto en Mateo 16:13-17

13 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a Sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.

15 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Note cuidadosamente el último versículo. Jesús dijo que Su divinidad había sido revelada a Pedro por Dios el Padre. El punto es que la única forma en la que alguien podrá conocer la deidad de Jesús es mediante una revelación divina de parte de Dios. El hombre nunca llegará a este conocimiento a través de la filosofía, la teología o la ciencia. Debe ser revelado.

La Madonna y el Niño, por Il Sassoferrato

El hombre, a través de su propio conocimiento, siempre concluirá que Jesús fue un gran erudito, un maestro inspirado, un profeta visionario, un líder moral — o lo que sea.

Pero el hombre, razonando por sí mismo, siempre perderá el hecho central de que Jesús es el Hijo del Dios Viviente. Y, por lo tanto, el hombre operando en la carne siempre negará el nacimiento virginal, porque el nacimiento virginal y la deidad de Jesús son inseparables.

Si Jesús es Dios, entonces debe nacer de Dios. No puede nacer de padres humanos. Por lo tanto, mi posición es que negar el nacimiento virginal es negar la deidad de Jesús.

Como puede ver, sin el nacimiento virginal, Jesús es — en las palabras del musical de Broadway — “sólo un hombre más”, nacido con la defectuosa naturaleza pecaminosa que todos heredamos de Adán. Y si Jesús es sólo otro hombre, entonces usted y yo no tenemos esperanza alguna. Es por eso que el nacimiento virginal no es un asunto periférico. Es fundamental para la fe cristiana. 

Lea la parte 1 »»aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

jueves, 6 de diciembre de 2018

Las Promesas Olvidadas de la Navidad (pdf)

Promesas que la Iglesia ha espiritualizado 
hasta hacerlas desaparecer

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El Hombre Olvidado de la Navidad

Redescubriendo a José


 “El Hijo de un Carpintero”, de François Lafon, 1896. Esta pintura cuelga en el santuario de la Iglesia de San José, en Nazaret, Israel. 

Adoro la historia de la Navidad. La adoro tanto que mantengo una pequeña escena de la natividad en mi escritorio todo el año. Es un recordatorio constante para mí de que Dios amó tanto Su creación que estuvo dispuesto a encarnarse para que pudiera morir por nuestros pecados y para hacer posible que fuéramos reconciliados con Él. 

Al contar la historia año tras año, nos enfocamos, como deberíamos, en el precioso bebé acostado en el comedero — el bebé que es Emanuel, “Dios con nosotros”. A menudo se presta casi igual atención a la madre virgen del bebé, María. También escuchamos  sobre el coro de ángeles que se apareció a los pastores, y escuchamos cantos sobre los reyes magos que vinieron de lejos, buscando al rey cuya señal habían visto en los cielos. 

Todo eso está bien y es correcto. Pero en medio de todos los recuerdos y celebraciones, un personaje clave es generalmente olvidado y ése, por supuesto, es José, el padrastro de Jesús.

Quizás José permanece en las sombras debido a que sabemos muy poco sobre él. Podemos acordar con razón que María probablemente tenía alrededor de 13 años, ya que ésa era la edad del matrimonio en esos días. Pero no hay pistas sobre la edad de José. Hay tradiciones de la iglesia que dicen que él era un hombre mayor y puede haber sido un viudo con una familia existente, pero nadie lo sabe a ciencia cierta.

Hay sólo tres cosas que sabemos sobre él con certeza:
  • Era de la tribu de Judá, descendiente de David a través de Salomón (Mateo 1:1-16).
  • Era un artesano, muy probablemente un carpintero (Mateo 13:55).
  • Era un hombre justo delante de Dios (Mateo 1:19).

También debe haber sido un hombre de compasión y perdón, porque cuando descubrió que María, su prometida, estaba embarazada, él pudo haberla humillada públicamente y lapidada a muerte. En cambio, se nos dice que él decidió “dejarla secretamente” (Mateo 1:19).

Fue en este punto que Dios intervino y le habló en el primero de cuatro sueños sobrenaturales. En el sueño, el Señor le aseguró que no debía tener miedo de tomar a María como su esposa, “porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (Mateo 1:20).

Cerca de dos años después, José tuvo un segundo sueño en el que el Señor le advirtió que Herodes iba a buscar al niño Jesús y a destruirlo. Se le dijo que tomara a su familia y huyera a Egipto. Él obedeció este mandato inmediatamente, y Jesús fue librado de la horrible masacre de niños que ocurrió en Belén (Mateo 2:13-16).

Después de la muerte de Herodes, mientras la familia aún estaba en Egipto, Dios le habló a José en un tercer sueño, diciéndole “vete a tierra de Israel” (Mateo 2:19-20). Evidentemente, tenía la intención de establecerse en algún lugar de Judea, pero en el camino experimentó un cuarto sueño en el que se le advirtió que Judea no era segura. En respuesta a este sueño, se dirigió de regreso a Galilea, a su ciudad natal de Nazaret, desde donde él y María habían comenzado su peligroso viaje varios años antes (Mateo 2:22-23).

Lo último que escuchamos de José está en Lucas 2:41-51, donde se nos dice que durante una de las peregrinaciones anuales de la familia a Jerusalén, para celebrar la Fiesta de la Pascua, Jesús accidentalmente fue dejado atrás cuando la caravana de la familia partió para regresar a casa. Jesús tenía 12 años de edad cuando esto pasó. Esta historia revela que José era un hombre piadoso, ya que era un viaje largo, arduo, peligroso y costoso desde Nazaret a Jerusalén. Sin embargo, José llevaba a su familia cada año.

José evidentemente murió antes de que Jesús comenzara su ministerio público a la edad de 30 años, porque no se hace mención alguna de él a partir de entonces, excepto por el hecho de que cuando Jesús comenzó a enseñar en Nazaret la primera vez, la gente proclamó con asombro: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?” (Mateo 13:55-56). La redacción misma de esta declaración indica que José ya había fallecido, ya que no fue mencionado por su nombre entre los parientes vivos. 

De lo poco que sabemos sobre él, creo que podemos concluir que José era un hombre piadoso que se comunicaba con el Señor, observaba la Ley de Moisés,  y que sin duda crió a su hijastro para honrar a Dios y Su Palabra. 

Necesitamos desesperadamente más padres como José hoy en día. 

Si desea conocer más acerca del tema de la Primera Venida de Jesús, visite nuestra sección:


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

miércoles, 5 de diciembre de 2018

La Verdad del Nacimiento Virginal (parte 1)

¿Es Esencial para la Fe Cristiana?


La Iglesia de la Natividad en Belén


Me gustaría comenzar afirmando mi tesis desde el principio: La creencia en el nacimiento virginal de Jesús es absolutamente esencial para la fe cristiana. Negar el nacimiento virginal es negar la deidad de Jesús, y si Jesús no fue Dios en la carne, entonces usted y yo no tenemos esperanza en absoluto. 

Una Doctrina bajo Ataque

Y, sin embargo, a pesar de la centralidad y la esencialidad de la doctrina del nacimiento virginal, no hay doctrina en toda la cristiandad que haya sido más denigrada y ridiculizada. 

Considere a Thomas Jefferson. Él era un deísta que rechazaba lo sobrenatural. Produjo su propia versión del Nuevo Testamento. Fue un trabajo de cortar y pegar que eliminó el nacimiento virginal, todos los milagros de Jesús y, por supuesto, Su resurrección. En cuanto al nacimiento virginal, Jefferson escribió:

Llegará el día cuando la generación mística [concepción] de Jesús por el Ser Supremo como su padre, en el vientre de una virgen, se clasificará con la fábula de la generación de Minerva en el cerebro de Júpiter.1

A principios del siglo XX, cuando la Escuela alemana de la Alta Crítica invadió este país, el portavoz principal de ese punto de vista liberal era Harry Emerson Fosdick, el pastor de la Iglesia Riverside en la Ciudad de Nueva York. Aquí está su observación condescendiente concerniente al nacimiento virginal: “Por supuesto que no creo en el nacimiento virginal…No conozco a ningún ministro inteligente que lo haga”.2

En su libro, In Quest of Jesus (En Búsqueda de Jesús), publicado en 1983, W. Barnes Tatum, un profesor del Greensboro College en Carolina del Norte, llamó al nacimiento virginal una “ficción teológica”.3

Hans Kung, el renombrado teólogo católico que ha sido censurado por su iglesia por sus ideas heréticas, tenía esto que decir sobre el nacimiento virginal: “Aunque el nacimiento virginal no puede entenderse como un evento histórico-biológico, puede  considerarse como un hecho significativo, al menos para esa época”.4

El teólogo Robert Funk, el fundador y líder del notorio Seminario Jesús, escribió estas palabras sobre el nacimiento virginal:

El nacimiento virginal de Jesús es un insulto a la inteligencia moderna y debería abandonarse. Además, es una doctrina perniciosa que denigra a las mujeres.5

Y luego, por supuesto, está John Shelby Spong, el ex Obispo Episcopal de Newark, Nueva Jersey, que es conocido por sus opiniones apóstatas. Esto es lo que tenía que decir acerca del nacimiento virginal:

Con el tiempo, el relato del nacimiento virginal se unirá a Adán y Eva…como elementos mitológicos claramente reconocidos en nuestra tradición de fe cuyo propósito no era describir un evento literal, sino capturar las dimensiones trascendentes de Dios en las palabras y conceptos terrenales de los seres humanos del primer siglo.6

En otras palabras, el nacimiento virginal, como la historia de Adán y Eva, es sólo un mito inventado por gente primitiva e ignorante.

La Importancia de estos Ataques

Ahora, ¡lo sorprendente acerca de todos estos ejemplos es el hecho de que cada una de las personas que he citado es un cristiano profesante! Por lo tanto, no estoy hablando de ataques de ateos o gnósticos. Sus ataques son esperados. Estoy hablando de ataques de cristianos profesantes.

Y para que no piense que este tipo de incredulidad es característica sólo de los cristianos liberales, echemos un vistazo a Rob Bell. Él es el pastor de una mega iglesia llamada Mars Hill Church que está ubicada en Gran Rapids, Michigan. Y él es uno de los líderes de lo que es llamado el Movimiento de la Iglesia Emergente, un movimiento que afirma ser evangélico, pero en realidad, es apóstata. 

En su éxito de librería, Velvet Elvis (Elvis Terciopelo), subtitulado Repintando la Fe Cristiana, Rob escribió estas palabras acerca del nacimiento virginal:

Si descubriera que Jesús tuvo un padre terrenal llamado Larry, encontraran la tumba de Larry, tomaran muestras de ADN y demostraran sin lugar a dudas que el nacimiento virginal era realmente un poco de mitología… ¿Podría seguir siendo un cristiano?7

Rob Bell

Observe cuán sutil es con esta declaración. Sin negar el nacimiento virginal, procede a arrojar toda clase de dudas al respecto, y en el proceso deja claro que si se trata de un mito, no pondría en peligro su fe, porque obviamente no lo considera esencial para el cristianismo. 

Nacimientos Asombrosos

Entonces, ¿qué acerca de ello? ¿Es el nacimiento virginal sólo un poco de mitología? ¿Hace alguna diferencia para la fe cristiana?

La Biblia nos habla acerca de muchos nacimientos notables. Por ejemplo, está el nacimiento de Isaac de padres de casi 100 años de edad. Y luego están los nacimientos de Sansón, Samuel y Juan el Bautista — todos los cuales nacieron de mujeres con úteros estériles.

De forma similar, ha habido algunos nacimientos notables desde los tiempos bíblicos — como los quintillizos Dionne en Canadá en 1934, el primer nacimiento de este tipo en el que los cinco sobrevivieron la infancia. En 1974, en Sudáfrica, la familia Rosenkowitz dio a luz a séxtuples, de nuevo, el primer nacimiento de este tipo en el que todos los seis sobrevivieron. Y luego estaba los septillizos McCaughey, nacidos en Iowa en 1997. Sólo para ser superados por los óctuples Suleman, nacidos en California en 2009.

Pero ninguno de estos nacimientos, por espectaculares como puedan haber sido — ninguno de ellos es el más espectacular de los tiempos modernos. El nacimiento más asombroso desde los tiempos bíblicos tendría que ser el de Louise Brown en Lancashire, Inglaterra el 25 de julio de 1978. Fue el primer bebé concebido fuera del cuerpo humano — el primer “bebé de probeta”.

Louise Brown, la primer bebé probeta del mundo, nació el 25 de julio de 1978. Cumplió 40 años de edad este año. 

La historia da testimonio de matrices estériles hechas fértiles. La historia atestigua sorprendentes nacimientos múltiples. La historia atestigua la concepción fuera del útero. 

Pero ninguno de estos nacimientos es tan asombroso, tan milagroso, y estupendo como el nacimiento de Jesús de Nazaret — el nacimiento proclamado a los pastores de Belén por los ángeles de Dios. El nacimiento de Jesús de Nazaret es el nacimiento más excepcional de toda la historia registrada, ya que la Biblia nos dice que nació de una virgen. 

Y ahí es donde me gustaría que vayamos ahora mismo — a la Biblia. Comencemos nuestro estudio del nacimiento virginal examinando las Escrituras. 

Lea la parte 2 »»aquí
Lea la parte 3 »»aquí
Lea la parte 4  »»aquí
Lea también »»La Navidad en la Profecía Bíblica

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

martes, 4 de diciembre de 2018

Redescubriendo a María

Honrando a María


"La Asunción de María" (ca. 1626), del pintor flamenco Peter Paul Rubens (1577-1640).

Hay dos cosas que siempre me han molestado acerca de María, la madre de Jesús.

En primer lugar, me han horrorizado los esfuerzos de la iglesia católica para deificarla — para convertirla en un dios.

En segundo lugar, me ha preocupado la forma en la que los protestantes la han ignorado — probablemente debido a la atención que ha recibido de los católicos. 

Los católicos niegan que la hayan hecho un dios, pero sus acciones, e incluso sus palabras, testifican lo contrario. No es del todo inusual encontrarla mencionada en la literatura católica como “corredentora”, la puerta del cielo”, “nuestra abogada”, y “mediadora”.

Además, la iglesia católica ha intentando elevar a María al estatus de deidad por medio de cuatro doctrinas no escriturales:

1) La Inmaculada Concepción de María — Proclamada por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854. La mayoría de las personas, incluyendo a los católicos, piensan que esto se refiere a la milagrosa concepción de María de Jesús a través del poder del Espíritu Santo. Pero no, más bien se refiere a una creencia de que María misma nación sin pecado y que permaneció sin pecado durante toda su vida. No hay base bíblica para esta herejía. Las Escrituras enseñan que sólo Jesús nació sin pecado y permaneció así hasta el momento de Su muerte.

2) La Asunción de María — Proclamada por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950. Ésta es la creencia de que María fue tomada al Cielo, en cuerpo y alma, donde fue glorificada y “exaltada por el Señor como Reina sobre todas las cosas”. La declaración del Papa no dejó en claro si esta asunción ocurrió antes o después de su muerte. De nuevo, no hay base bíblica alguna para esta doctrina.

3) La Virginidad Perpetua de María — Esta doctrina se basa en la tradición. Declara que María permaneció virgen durante toda su vida. Una vez más, no hay base bíblica para esta creencia. De hecho, las Escrituras indican lo contrario, ya que nombran a cuatro hermanos de Jesús y mencionan que Él tenía dos hermanas, que no se nombran (Marcos 6:3; Mateo 13:55-56).

4) María como Corredentora — Ésta no es una doctrina oficial de la iglesia católica, aunque ha habido muchas solicitudes de los católicos para que el Papa la declare como dogma. A pesar de que el Papa no lo ha hecho hasta la fecha, muchos de los voceros de la iglesia la tratan como corredentora, igual a Jesús, al referirse a ella como tal y alentando a los católicos a rezarle.

Los católicos a menudo se sorprenden al descubrir lo poco que se dice acerca de María en las Escrituras y cómo ellas la tratan como un ser humano y no como un dios. El pastor John MacArthur ha enfatizado este punto en sus escritos:

La Escritura en realidad tiene muy poco que decir acerca de María. No hay descripción de su apariencia física, nada acerca de su vida, sus años posteriores a la muerte de Cristo o de su propia muerte y sepultura. Y cuando ella aparece con los discípulos y otros creyentes el Día de Pentecostés, no es objeto de adoración o incluso un líder de la iglesia primitiva — es sólo una entre muchos.  Simplemente no hay ejemplos bíblicos de que alguien alguna vez le haya orado, honrado o venerado. 

Tampoco desempeña ningún papel en las presentaciones del Evangelio en el Nuevo Testamento. En el tratado teológico de Pablo llamado el libro de Romanos, lo único que dice sobre ella es que era “una descendiente de David” (Romanos 1:3). Y en sus cartas a los gálatas, en la que presenta una larga explicación del Evangelio, simplemente se refiere al hecho de que Cristo fue “nacido de mujer” (Gálatas 4:4). ¡En ninguno de los pasajes ni siquiera la menciona por su nombre!

Todo esto me recuerda algo que solía experimentar cada diciembre entre 1980 y 2002, cuando tenía un programa de radio diario de 15 minutos, que se transmitía a nivel nacional. A medida que nos acercábamos a la Navidad cada año, siempre dedicaba uno o dos programas a María, y destacaba que ella era una pecadora como todos nosotros y que, como nosotros, necesitaba un Salvador. 

¡La respuesta siempre era una avalancha de mensajes que me asignaban el área más profunda, oscura y caliente del infierno!

El hecho del asunto es que María misma se dio cuenta de que necesitaba un Salvador y proclamó esa verdad en el cántico que entonó cuando visitó a su pariente, Elizabeth. Ella comenzó con estas palabras: “Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador” (Lucas 1:46-47).

"La Visitación" (1502), del pintor italiano Mariotto Albertinelli (1474-1515).

La elevación de María a deidad es blasfemia. Pero tampoco es apropiado ignorarla. Debería ser usada como un modelo de rectitud en la adolescencia, para nuestros jóvenes.

La edad para contraer matrimonio en Israel en su época era de 13 años. Ella ya estaba comprometida con José cuando el ángel Gabriel se le apareció y le informó que se convertiría en la madre del Mesías. En esa cultura, el compromiso era considerado como el matrimonio, aunque el matrimonio aún no había sido consumado. Quedar embarazada durante el tiempo de espera era escandaloso y podría causar la muerte por lapidación.

María estaba plenamente consciente de todo esto. También era consciente de cómo se concibe un niño, ya que cuando el ángel le informó que quedaría embarazada, su primera respuesta fue: “¿Cómo será esto? pues no conozco varón” (Lucas 1:34). El ángel explicó que “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra...” (Lucas 1:35). Luego añadió, “porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37).

Cuando María tuvo claro que era la voluntad de Dios que ella diera a luz al Mesías, ella proclamó, “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38).

Rendirse por completo a la voluntad de Dios, sabiendo que podría causar que su esposo se divorciara de ella y que su comunidad la rechazara o incluso la apedreara a muerte, requirió mucha fe de parte de María, y deberíamos honrarla por su increíble fe. 


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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