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miércoles, 28 de noviembre de 2018

Un Cuestionario de Navidad

¿Cuánto de lo que sabe acerca de la Natividad se basa en la Escritura? 



La Biblia dice (Verdadero o Falso):

1)   José y María viajaron de Nazaret a Belén.

2)   Cuando José y María viajaron, María cabalgó en un burro.

3)   El posadero le dijo a José que no había lugar en la posada.

4)   Jesús nació la misma noche que José y María llegaron a Belén.

5)   María envolvió a su hijo en pañales y lo puso en un pesebre.

6)   La paja llenaba el pesebre en el que Jesús fue puesto.

7)   Jesús nació en una fría noche de invierno.

8)   Las ovejas estaban al lado del pesebre.

9)   El establo estaba hecho de madera.

10) José y María nombraron a Jesús la noche en que nació.

11) Algunos de los animales despertaron al niño Jesús, pero Él no lloró.

12) Los pastores estaban aterrorizados cuando un ángel del Señor se les apareció, para anunciar el nacimiento de Cristo.

13) Los pastores, y luego los magos, vinieron al pesebre.

14) Los pastores y los magos vieron Su estrella.

15) Los magos eran del Oriente.

16) El rey Herodes envió a los magos a Belén.

17) Los magos llegaron en camellos.

18) Tres magos visitaron Belén.

19) Los magos llegaron a una casa donde estaban el Niño y la madre.

20) Después de haber encontrado al Niño, se les advirtió a los magos que no regresaran a Herodes. 


Envíenos sus respuestas a nuestro correo electrónico

¿Cuándo Nació Jesús?



Según Lucas 1:24-26, María concibió a Jesús en el sexto mes del embarazo de Elizabeth con Juan el Bautista. Esto significa que Jesús nació 15 meses después de que el ángel Gabriel se le apareciera al esposo de Elizabeth, Zacarías, y le informara que su esposa daría a luz un hijo.

Según Lucas 1:5, Zacarías era un sacerdote de la división de Abías. Lucas 1:8 dice que Gabriel se le apareció a Zacarías mientras él estaba sirviendo como sacerdote en el Templo.

Sabemos por el Talmud y otras fuentes que la división de Abías servía como sacerdotes durante la segunda mitad del cuarto mes del calendario religioso judío — lo que lo habría puesto a finales de junio (el calendario religioso judío inicia en marzo con la Pascua).

Quince meses después pondría el nacimiento de Jesús en el séptimo mes del calendario judío. Eso sería en el otoño del año, a finales de septiembre o a inicios de octubre. Su concepción, no Su nacimiento, habría ocurrido en diciembre del año anterior.

El séptimo mes del calendario judío es el mes de las Fiestas de los Tabernáculos. Juan 1:14, hablando de Jesús como la Palabra, dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…, lleno de gracia y de verdad”. ¡La palabra “habitó” que se usa aquí es la palabra griega “skenoo”, que literalmente significa “hacer un tabernáculo”!

Así que, cuando Dios vino a la tierra para habitar (hacer un tabernáculo) entre los hombres, parece que programó Su llegada al pesebre en Belén para que coincidiera con la Fiesta de los Tabernáculos. Eso fue muy apropiado, ya que la Fiesta de los Tabernáculos es la más gozosa de todas las fiestas judías. Es, de hecho, su fiesta de acción de gracias.

El significado total de esa fiesta no se cumplirá hasta que el Señor regrese otra vez para tener un tabernáculo entre los hombres durante mil años, mientras reina sobre la Tierra desde el Monte Sion en Jerusalén.

 ¿No es la Palabra de Dios maravillosa?


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

El Milagro de la Encarnación

Observaciones del Editor




Durante todo el año, mantengo un pequeño pesebre en mi escritorio en mi casa, que me recuerda diariamente el milagro de la encarnación. 

Para mí, es simplemente asombroso pensar que Dios amó a la humanidad lo suficiente, a pesar de nuestra miseria pecaminosa, como para enviar a Su precioso Hijo a morir por nuestros pecados, para que podamos ser reconciliados con nuestro Creador. ¡Qué amor! ¡Qué gracia tan sublime!

El nacimiento virginal de Jesús debe considerarse uno de los milagros más grandes de la historia, junto con la resurrección. Sin embargo, filósofos y científicos se burlan del nacimiento virginal como nada más que un “mito infantil”. Los líderes judíos, desde los primeros tiempos, lo han calificado como “un fraude cruel”. Lo más triste de todo es que muchos teólogos cristianos modernos afirman que es “una leyenda no esencial”.

Hoy en día, el nacimiento virginal es negado flagrantemente por los profesores en muchos seminarios cristianos. De hecho, me atrevería a decir que es la doctrina más ridiculizada en la fe cristiana. Generalmente es desestimada como nada más que un “mito recién llegado”, conjurado por un puñado de pastores y pescadores ignorantes en el primer siglo.

Dios anticipó totalmente estos ataques y, como parte de Su refutación, se aseguró de que la mayor parte de la información en la Biblia acerca del nacimiento virginal fuera escrita por un hombre altamente educado llamado Lucas, quien no era un pastor o pescador ignorante. De hecho, era un médico quien entendía completamente cómo se concebía un bebé.

¿Por qué el nacimiento virginal es tan esencial para la fe cristiana? Yo diría que hay tres razones.

1 En primer lugar, se relaciona con la integridad de la Biblia como la Palabra de Dios. La Biblia dice rotundamente que Jesús nació de una virgen. Si eso no es cierto, entonces, ¿qué podemos creer en la Biblia?

Si lo que ella dice acerca del nacimiento de Jesús es ficción, ¿entonces como podemos creer lo que dice acerca de Su muerte y resurrección?

2 En segundo lugar, se relaciona con la integridad de Jesús como el Mesías. Para que Jesús fuera nuestro Salvador, tres condiciones debían cumplirse:

a) Él tenía que ser Humano. Ningún ángel podía morir por nuestros pecados.

b) Él tenía que ser Divino. Un simple mortal no podía soportar el precio infinito que debía pagarse por nuestros pecados.

c) Él tenía que ser Inmaculado. Un pecador no podía morir por los pecados de otros.

El nacimiento virginal garantizó el cumplimiento de estas tres condiciones:

a) Debido a que nació de María, Él era Humano.

b) Debido a que fue concebido por el Espíritu Santo, Él era Divino.

c) Debido a que nació santo, sin una naturaleza pecaminosa, Él estaba calificado para servir como nuestro Salvador.

3 Finalmente, el concepto del nacimiento virginal no fue alguna ocurrencia tardía. Fue claramente profetizado cientos e incluso miles de años antes de que Jesús naciera. La primera profecía mesiánica en la Biblia se encuentra en Génesis 3:15, donde se nos dice que el Mesías nacerá de la simiente de la mujer.

Isaías profetizó que el Mesías nacería de una virgen y que Él sería Dios en la carne (Isaías 7:14). Jeremías reforzó esto en sus profecías (Jeremías 31:22). Y un ángel de Dios se lo confirmó tanto a María (Lucas 1:26-37) como a José (Mateo 1:18-25).


La pintura de la portada es de un artista desconocido y data de finales del siglo XIX. Cuelga en una parroquia católica en Marianka, Slovakia. 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

jueves, 14 de diciembre de 2017

Revista Llamada de Medianoche – Diciembre 2017

La Navidad no será triste para mí



Temas incluidos en esta edición: 

»» ¿A quién pertenece Jerusalén?
»» Ayuda financiera para terroristas
»» ¿Videojuegos cristianos?
»» ¿Cómo deberíamos mirar a los musulmanes?
»» La Epístola a los Filipenses

Entre otros

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viernes, 9 de diciembre de 2016

Las Promesas Olvidadas de Navidad


La Iglesia de la Natividad, en Belén. Esta iglesia está ubicada en el sitio tradicional del nacimiento de Jesús. 
 

Mientras celebramos el nacimiento de Jesús este año durante la temporada de Navidad, acordémonos de las promesas que fueron hechas a María cuando fue visitada por el Ángel Gabriel:

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, 
y llamarás Su nombre Jesús. 
Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; 
y el Señor Dios le dará el trono de David Su padre; 
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, 
y Su reino no tendrá fin. 
— Lucas 1:31-33

Siete Promesas Gloriosas

Esta magnífica declaración contiene siete promesas. Cuatro de ellas se relacionan con la Primera Venida del Señor:

1. María concebiría un hijo.
2. María daría a luz un hijo.
3. El hijo sería grande
4. El hijo sería llamado “el Hijo de Dios”.

Todas estas cuatro profecías se cumplieron en la vida de Jesús.

María concibió (Mateo 1:18-20) y tuvo un hijo (Mateo 1:25). Su nombre fue llamado Jesús (Mateo 1:21). Él fue grande (Lucas 7:16) y fue llamado el Hijo de Dios (Mateo 16:16, 27:54; Marcos 1:1).

Las tres últimas promesas que Gabriel hizo a María no se han cumplido. Se relacionan con la Segunda Venida de Jesús:

5. Le será dado el trono de David.
6. Reinará sobre la casa de Jacob.
7. Su reino no tendrá fin.

Yo llamo a estas promesas, las “promesas olvidadas” de Navidad, porque no son enseñadas por la mayoría de las iglesias en la Cristiandad hoy en día. Eso es debido a que la mayoría de las iglesias toman la postura de que Jesús nunca regresará a esta tierra a reinar. Esto es llamado el punto de vista Amilenial.

Promesas Espiritualizadas

El enfoque Amilenial está basado en la suposición de que la Biblia no significa lo que dice. Para confirmar el punto de vista, sus proponentes se ven obligados a espiritualizar la Escritura.

De esta forma, en su interpretación de las tres últimas promesas hechas a María por Gabriel, convierten el trono de David en el trono de Dios y la casa de Jacob se convierte en la Iglesia. Concluyen entonces que las promesas han sido cumplidas en el reinado actual de Jesús desde el trono de Su Padre sobre Su Iglesia.

El Trono de David

No hay duda de que Jesús está reinando actualmente desde el trono de Su Padre sobre Su reino, la Iglesia. Pero identificar ese reino con el reino prometido a María requiere un gran salto de la imaginación.

El “trono de David” no es el trono de Dios. El trono de Dios está en el Cielo. El trono de David está en Jerusalén (Salmo 122:5).

"La Anunciación de Gabriel a María", por Philippe de Champaigne, 1644.

Jesús mismo distingue claramente entre el trono de Dios y Su propio trono en Apocalipsis 3:21. En ese verso, Jesús dice que algún día les permitirá a los creyentes sentarse con Él en Su trono así como Su Padre actualmente le está permitiendo compartir Su trono.

Jesús no está en el trono de David hoy en día. Está sentado a la diestra de Su Padre, en el trono de Su Padre. Él ocupará el trono de David cuando regrese a la tierra para reinar desde el Monte Sión en Jerusalén (Isaías 24:21-23).

La Casa de Jacob

La “casa de Jacob” no es la Iglesia. Éste es un término del Antiguo Testamento para los hijos de Israel (Éxodo 19:3). La Iglesia nunca es mencionada en la Escritura como la casa de Jacob.

La Biblia enseña que un remanente de los judíos un día aceptará a Jesús como su Mesías (Zacarías 12:10; Romanos 9:27 y Romanos 11:25-26). Esto ocurrirá al final de siete años de sufrimiento terrible llamado la Tribulación o “el tiempo de angustia de Jacob” (Jeremías 30:7).

Esta estrella de plata en el sótano de la Iglesia de la Natividad supuestamente marca el lugar donde Jesús nació.

Cuando Jesús regrese al final de ese tiempo de sufrimiento, el remanente judío será reunido en la tierra de Israel y será hecha la nación más importante del mundo (Ezequiel 37:11-28 y Zacarías 8:22-23). Jesús reinará entonces sobre la casa de Jacob.

El Reino Eterno

El reino de la Iglesia actual no es un reino eterno. El reino de la Era de la Iglesia finalizará con el Rapto de la Iglesia.

El reino de la Iglesia será seguido por el reino Milenial cuando Jesús reinará sobre toda la tierra desde el Monte Sión en Jerusalén (Isaías 2:1-4). Ese reino durará mil años (Apocalipsis 20:1-7).

El reino final y eterno de Cristo será establecido en una tierra nueva y perfeccionada (1 Corintios 15:24 y Apocalipsis 21:1-8).

Creyendo a la Palabra de Dios

¿Por qué no podemos aceptar que las promesas hechas a María significan lo que dicen? Las primeras cuatro significaron exactamente lo que dijeron. ¿Por qué deben espiritualizarse las últimas tres? La única razón para espiritualizarlas es para forzarlas a conformarse a alguna doctrina preconcebida.

Creo que Dios sabe cómo comunicarse. Si Dios hubiera tenido la intención de prometerle a María que su Hijo reinaría desde el Cielo sobre la Iglesia para siempre, Él lo hubiera dicho así. En cambio, Él le reafirmó la promesa que había hecho muchas veces por medio de los profetas del Antiguo Testamento que Su Hijo reinaría desde el trono de David en Jerusalén sobre Israel y que le sería dado un reino que duraría para siempre (Isaías 9:6-7 y Ezequiel 37:21-28).

Si las promesas que Dios les hizo a los judíos no significaron lo que dijeron, entonces, ¿cómo podemos estar seguros de que Sus promesas a la Iglesia significan lo que dicen? Yo creo que cuando Dios dice algo, lo dice en serio.

"Su Nombre Será Llamado Admirable", por Simon Dewey.

Una Esperanza de Navidad

Durante esta temporada de Navidad, voy a alabar a Dios por enviar a Su Hijo a morir por mis pecados.

También voy a orar para que Dios envíe pronto a Su Hijo de nuevo, para cumplir las “promesas olvidadas” que Gabriel hizo a María. Le doy gracias a Dios porque Él nunca olvida una promesa.

Artículos relacionados:

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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sábado, 26 de diciembre de 2015

Revista Llamada de Medianoche - Diciembre 2015

Las Sorprendentes Profecías Navideñas


Temas incluidos en esta edición:

»» Navidad - La verdadera historia detrás de la misma
»» Lugares donde se escribió la historia de la salvación
»» La verdadera cara del BDS
»» Europa y sus judíos: odiados y amados
»» Una imagen del Dios trino
»» Judíos entre cristianos en el tiempo nazi
»» ¿Deben los cristianos creer en el nacimiento virginal?

Entre otros.

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viernes, 26 de diciembre de 2014

La Navidad y su Trasfondo


>> Las Promesas Olvidadas de Navidad

>> Cristo y la Navidad

>> El Festival de Invierno

>> El Mesías Judío: Nacido en Belén

>> El Mesías Judío: Nacido de una Virgen

>> ¿Es el Nacimiento Virginal de Cristo Esencial para su Fe?

>> ¿Cuándo Nació Jesús?

>> El Cumplimiento de la Navidad

>> Una Pequeña Ciudad en Judá y el Reino Venidero

>> ¡Nace un Rey!

Revista Llamada de Medianoche - Diciembre 2014

El Cumplimiento de la Navidad



Temas incluidos en esta edición:

- Jordania, ISIS e Israel
- Los túneles terroristas de Hamás
- Israel y América Latina
- ¿Jesucristo realmente es Emanuel?
- La ONU y el reino de mil años

Entre otros

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sábado, 8 de diciembre de 2012

Revista Llamada de Medianoche - Diciembre 2012

¡Nace un Rey!


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Lea la edición de noviembre 2012:

domingo, 23 de enero de 2011

¿Es el Nacimiento Virginal de Cristo esencial para su fe?

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La creencia en el nacimiento virginal de Jesús es absolutamente esencial para la fe cristiana. Negar el nacimiento virginal es negar la deidad de Jesús y si Jesús no fue Dios en la carne, entonces usted y yo no tenemos ninguna esperanza en absoluto.

Y sin embargo, a pesar de la centralidad y esencialidad de la doctrina del nacimiento virginal, no existe ninguna doctrina en toda la Cristiandad que haya sido más vilipendiada y ridiculizada.

Considere a Thomas Jefferson. El era un Deísta que rechazaba lo sobrenatural. Él produjo su propia versión del Nuevo Testamento. Fue un trabajo de copiar y pegar que eliminó el nacimiento virginal, todos los milagros de Jesús y, por supuesto, Su resurrección. Con respecto al nacimiento virginal, Jefferson escribió: “Vendrá el día cuando la generación [concepción] mística de Jesús por el Ser Supremo como su padre, en el vientre de una virgen, será clasificada junto a la fábula de la generación de Minerva en el cerebro de Júpiter”.

A comienzos del Siglo XX, cuando la Escuela Alemana de la Alta Crítica invadió este país, el popular portavoz principal de ese punto de vista liberal fue Harry Emerson Fosdick, el pastor de la Iglesia Riverside en la Ciudad de Nueva York. Ésta es su observación condescendiente con respecto al nacimiento virginal: “Por supuesto que no creo en el nacimiento virginal… No conozco a ningún ministro inteligente que lo haga”.

En su libro, En Búsqueda de Jesús (In Quest of Jesus), publicado en 1983, W. Barnes Tatum, un profesor de la Universidad Greensboro en Carolina del Norte, llamó al nacimiento virginal “ficción teológica”.

Hans Kung, el renombrado teólogo católico que ha sido censurado por su iglesia por sus ideas herejes, tenía esto que decir acerca del nacimiento virginal: “Aunque el nacimiento virginal no puede ser entendido como un evento histórico y biológico, puede ser considerado como un símbolo significativo, al menos para esa época”.

El teólogo Robert Funk, el fundador y líder del notorio Seminario Jesús, escribió estas palabras acerca del nacimiento virginal: “El nacimiento virginal de Jesús es un insulto a la inteligencia moderna y debería abandonarse. Además, es una doctrina perniciosa que denigra a las mujeres”.

Y luego, por supuesto, está John Shelby Spong, el antiguo Obispo Episcopal de Newark, Nueva Jersey, quien es reconocido por sus opiniones apóstatas. Esto es lo que él tenía que decir acerca del nacimiento virginal: “Con el tiempo, el relato del nacimiento virginal se unirá a Adán y Eva… como elementos mitológicos claramente reconocidos en nuestra tradición de fe cuyo propósito no fue describir un evento literal, sino capturar las dimensiones trascendentes de Dios en palabras y conceptos terrenales de los seres humanos del Siglo I”.

En otras palabras, el nacimiento virginal, al igual que la historia de Adán y Eva, es sólo un mito inventado por gente primitiva e ignorante.

Ahora, lo sorprendente acerca de todos estos ejemplos es el hecho de que ¡cada una de las personas que he citado era un cristiano profesante! Así pues, no estoy hablando acerca de ataques de ateos o agnósticos. Sus ataques son esperados. Estoy hablando de ataques de cristianos profesantes.

Y para que usted no piense que esta clase de incredulidad es característica sólo de los cristianos más liberales, demos un vistazo a Rob Bell. Él es el pastor de una mega-iglesia llamada Mars Hill Church que se encuentra en Grand Rapids, Michigan. Y él es uno de los líderes de lo que es llamado El Movimiento de la Iglesia Emergente, un movimiento que afirma ser evangélico, pero que en realidad es apóstata.

En su libro best-seller, Elvis de Terciopelo (Velvet Elvis), subtitulado Repintando la Fe Cristiana, Rob escribió estas palabras acerca del nacimiento virginal: “Si descubriera que Jesús tuvo un padre terrenal llamado Larry, si encontraran la tumba de Larry, tomaran muestras de ADN y demostraran más allá de toda sombra de duda que el nacimiento virginal fue realmente sólo un poco de mitología… ¿Podría usted ser todavía un cristiano?”.

Note qué sutil es él con esta declaración. Sin negar el nacimiento virginal, simplemente procede a proyectar toda clase de dudas acerca de él y, en el proceso, deja en claro que si es un mito, no pondría en peligro su fe debido a que obviamente no considera que sea esencial para el cristianismo.

Entonces, ¿qué acerca de ello? ¿Es el nacimiento virginal sólo un poco de mitología? ¿Realmente hace alguna diferencia para la fe cristiana?

Artículos relacionados:
Cristo y la Navidad
El Mesías Judío: Nacido de una virgen
El Mesías Judío: Nacido en Belén
Las Promesas Olvidadas de Navidad
Alabanza: Tu Nombre levantaré

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (
endefensadelafe.org)

Original article:
Is the Virgin Birth of Christ essential to your faith?

Cortesía de:

Lamb & Lion Ministries (lamblion.com)

sábado, 8 de enero de 2011

Cristo y la Navidad

La Navidad, en la forma en que es celebrada en la actualidad, es una de las ideas que se originaron con el Catolicismo Romano y que sobrevivió la época de la Reforma. El historiador Will Durant, nos recuerda que el Catolicismo Romano se formó de la unión entre el Paganismo y el Cristianismo que ocurrió durante la época del emperador Constantino a principios de los años 300 d. C. Comentando acerca de la "Cristianización" del imperio Romano, Durant escribió:

"El Paganismo sobrevivió... en la forma de ritos antiguos y costumbres que fueron aprobadas por una iglesia bastante indulgente...Las estatuas de Isis y Horus fueron nombradas María y Jesús...la Saturnalia (el festival de Saturno en celebración del solsticio de invierno) fue reemplazado con la celebración de Navidad...Incienso, luces, flores, procesiones, vestiduras...que habían agradado a la gente en cultos antiguos [paganos] fueron domesticados y limpiados en los rituales de la iglesia..."

A pesar de sus orígenes paganos y católicos romanos y una comercialización grosera y ofensiva, nosotros podemos regocijarnos que la época de Navidad anualmente trae un recuerdo del nacimiento de nuestro Salvador. Desafortunadamente, las festividades navideñas por lo general perpetúan la confusión concerniente sobre quién es realmente Jesucristo y por qué vino al mundo y lo que realmente logró. Esto no es sorprendente, considerando los malos entendidos entre Sus propios discípulos en el primer advenimiento, y la aun mayor confusión que la Biblia nos advierte que va a ocurrir antes de Su segunda venida. Indudablemente, todo el mundo, incluyendo millones de "cristianos," seguirán y adorarán al Anticristo, convencidos que él es el verdadero Cristo.

Las celebraciones navideñas nos recuerdan que los mismos mal entendidos que impidieron a muchos el reconocer a Cristo cuando vino a la tierra, prevalecerán cuando Él regrese. Las causas de confusión de hace 2,000 años, todavía permanecen con nosotros: ¿Cuál es la verdadera misión del Mesías y en qué consiste Su Reino? ¿Cuándo, cómo y por quién será establecido el Reino? ¿Y cuál es la relación de este Reino con Israel y con la Iglesia? Muchos "cristianos" hoy en día están ciegos de la misma manera que los primeros "discípulos", quienes rechazaron a Cristo porque Él no cumplía con sus erróneas expectativas mesiánicas.

Hasta Juan el Bautista se desilusionó hasta el punto de preguntar a Cristo: "¿Eres tú aquel que había de venir o esperaremos a otro?" (Mateo 11:3). ¡Tales dudas parecen imposibles para la persona a quien Dios había mandado para "preparar el camino para el Señor"! Ya teniendo el Espíritu Santo a los seis meses de embarazo, Juan saltó dentro del vientre de su madre Isabel cuando escuchó la voz de la virgen María, quien acababa de enterarse que iba a dar a luz al hijo de Dios. Llamado e inspirado por Dios para ser el "precursor del Mesías", Juan testificó: "...El que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre Él, ése es El que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios" (Juan 1:33-34). Confidente en esa revelación sobrenatural, Juan declaró: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo." (Juan 1:29). Pero aún así, vino el día en que, en desasosiego, tuvo que enviar a dos discípulos para preguntarle a Cristo si Él realmente era el Mesías.

Aunque le había sido dada la revelación sobrenatural acerca de la identidad de nuestro Señor, Juan completamente malentendió la misión de Cristo. ¿Acaso los profetas no habían dicho que el Mesías tendría Su reino en Jerusalén? Entonces, ¿cómo era posible que él, el que había anunciado al Mesías, se encontrara ahora en una prisión? Juan no entendió que Cristo había venido a morir por nuestros pecados para que así el judío y el gentil, unidos en una Iglesia, pudieran ir al cielo. Tampoco el entendió que debería haber una Segunda Venida.

Fue lo mismo con los discípulos en el Jardín de Getsemaní. Sumamente sorprendidos, ellos observaron a Aquel, quien ellos pensaron que tenía todo el poder, actuar de una manera aparentemente impotente. Él fue arrestado, amarrado y llevado capturado. Obviamente, ¡Jesús de Nazaret no podría ser el Mesías después de todo! Los sueños y expectativas que los discípulos tenían se evaporaron y se dieron a la fuga para salvar sus vidas. De la misma manera las dos personas que iban en el camino a Emaús dijeron: "...nosotros esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel... (pero ellos) le crucificaron" (Lucas 24: 19-24). Su muerte, que ahora reconocemos es la parte central del Evangelio y sin la cual no tendríamos vida, convenció a sus contemporáneos que este Jesús no podría ser el Mesías, el Salvador del mundo.

"Si es el Rey de Israel, que descienda ahora de la cruz, y creeremos en Él" (Mateo 27:40-44) fue la burla de la muchedumbre y también de los líderes religiosos al pie de la cruz. "Si tú eres el Cristo, sálvate tú mismo y también a nosotros" fue el eco de los ladrones que estaban crucificados junto a Él. ¿A quién vino el Mesías a salvar, y en qué forma; salvarlos de qué, y para qué? Indudablemente nada de esto fue entendido en ese entonces por nadie, ni siquiera por Sus discípulos más cercanos.

Cuando Cristo trató de explicar que Él tenía que morir por los pecados del mundo, Pedro le reprochó por ser tan "negativo". Y aun así, Pedro, momentos antes había declarado por revelación directa de Dios Padre que Jesús era el Cristo (Mateo 16:16-17). Obviamente él tampoco entendía la misión del Mesías, aunque sabía quién era el Mesías. "¡Quítate de delante de mí, Satanás!" (Mateo 16:22-23), le había dicho Cristo a Pedro, demostrando la importancia de corregir tal gran mal entendimiento de Su misión.

Así fue con aquellos en Jerusalén (Juan 2:23-25) quienes "creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía". Ellos creían que Él era el Mesías, pero tenían un concepto falso de lo que eso significaba. Jesús no confiaba en ellos porque sabía muy bien lo que albergaban en sus corazones y que no creerían la verdad. Vemos el mismo error en los del capítulo 6 del evangelio de Juan, quienes, porque Cristo los había sanado y los había alimentado, querían "apoderarse de Él y hacerlo rey" (Juan 6:15). Hay muchos que se llamaban Sus "discípulos" (hoy en día se llamarían "cristianos") quienes tenían un concepto falso del Mesías, y cuando Él trataba de explicarles la verdad ellos no querían escucharle sino que "le volvieron la espalda y ya no andaban con Él" (Juan 6:66).

También sabemos que Cristo supo cómo manejar a las multitudes que lo querían seguir por razones erróneas. Nosotros debemos hacer hoy en día lo que Él hizo en ese entonces. Muchos tomaron un paso "adelante" para decirle a Jesús que creían en Él y que lo seguirían fielmente. A diferencia de los métodos de hoy en día, Cristo no les dijo a sus discípulos que aceptaran a esta gente como "miembros de Su iglesia" antes que esta gente cambiaran de opinión, y ponerlos en algún ministerio o en algún comité para mantenerlos activos en la iglesia. No, no fue así, sino lo que Jesús le dijo a aquellos que aparentemente querían seguirlo: "Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza" (Mateo 8:20). La pregunta a esos individuos realmente era: "¿Están ustedes seguros que me quieren seguir?" ¡Qué “negativismo”!

"¿Así que ustedes quieren seguirme?", fue probablemente la pregunta que Jesús les hizo a aquellos que decían que creían en Él. "Entonces déjenme decirles a qué lugar voy a ir. Yo voy a una colina a las afueras de Jerusalén, llamado el Monte Calvario donde me van a clavar en una cruz. Así que si ustedes van a ser files hasta el final, es mejor que ahora mismo se decidan: ¡Lleven ustedes su propia cruz y síganme a donde voy, porque es a ese sitio hacia donde me dirijo!"


Hoy en día somos demasiados sofisticados para presentar el evangelio en términos tan "negativos". Nosotros hemos estudiado lo que se necesita para tener éxito en este mundo, hemos estudiado psicología, sabemos "cómo ganar amigos e influenciar a la gente" y estamos convencidos que utilizando esos métodos podemos "ganar almas para Cristo". Por lo tanto, llenamos las iglesias con multitudes de personas que se imaginan que la misión de Cristo es el hacerlos sentir bien acerca de sí mismos, edificando su auto-estima, contestando sus oraciones egoístas y cumpliendo con sus agendas para bienestar propio.

Hay un movimiento que existe ahora y que promulga la Reconstrucción y el Dominio del Reino y estas son las personas que piensan de esta manera y que están más confundidas que Juan el Bautista, aunque el error es similar. Estas personas rehúsan caminar en el camino que Cristo aconsejó, o el aceptar el rechazo de Cristo, ya que eso significaría para ellos una "derrota". Estas personas creen que ya estamos en la era del Milenio y que deberíamos comportarnos como "niños del Rey". Ellos piensan que la misión de ellos es establecer ese "Reino de Cristo" a través de tomar el "dominio" de los medios de difusión, de las instituciones educacionales y del liderazgo político. Los promotores de este movimiento de "señales y prodigios" se imaginan que ya están en el proceso de tomar control de toda enfermedad y hasta sobre la muerte misma sin necesidad de la resurrección y el regreso de Cristo.


Todo eso es muy positivo y muy ecuménico. Estos llamados "cristianos" están dispuestos a aliarse y a trabajar en conjunto con los mormones y los moonies y todos aquellos que están a favor de traer de regreso a Estados Unidos los valores sociales tradicionales. Y durante esta temporada de Navidad, una vez más, el hecho de desplegar públicamente una cruz viene a ser un motivo de unificación. Para justificar todo esto, los líderes "cristianos" defienden la rectitud de trabajar y de aliarse con todos aquellos “que llaman a Jesús ‘Señor’". "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mateo 7:22-23). Existen multitudes, como los mormones, católicos (así como también muchos bautistas, luteranos, metodistas, etc.) quienes llaman a Jesús "Señor" pero no son salvos.

En octubre 17 de 1989, Paul y Jan Crouch les dieron la bienvenida a tres católicos en su programa de televisión llamado "Alabado sea el Señor". Dos sacerdotes católicos y una mujer que era líder secular. Paul mostró su típica ingenuidad e increíble ignorancia de teología en su afán de minimizar las diferencias entre los protestantes y los católicos como si fueran simplemente algo insignificante y relacionándolo solamente como si fueran una cuestión de "semántica". En su afán de aceptar la teoría de la "transubstanciación", que es una herejía tan enorme que miles murieron en la hoguera en vez de aceptarla, Paul declaró: "Bueno, nosotros los protestantes creemos en la misma cosa. Por lo tanto, algo que nos ha dividido por todos estos años (transubstanciación) no debería ser un obstáculo entre estos dos grupos ya que nosotros (los protestantes) creemos en la misma creencia aunque la decimos en forma diferente... es más, voy a erradicar la palabra "protestante" de mi vocabulario... ya no voy a protestar nada... es tiempo que los católicos y los que no son católicos se unan en el Espíritu y en el Señor". Pasando por alto por un momento esta terrible ignorancia, nosotros sabemos que los católicos tienen un evangelio diferente de salvación que consiste en obras y rituales a través de la mediación de la iglesia Católica Romana.

La Navidad con su énfasis en el "niño Jesús" tiene la tendencia a perpetuar otra herejía Católica: el mito pernicioso de la subordinación de Jesús a Su madre, que el Catolicismo Romano ha promulgado deliberadamente por muchos siglos. No hay duda alguna que a María debe llamársela "bendecida" como la madre de nuestro Señor, pero ella no “co-mediadora” ni “co-redentora”, esto es algo exclusivo de Jesús como nuestro único Salvador, pero el Catolicismo Romano enseña de otra manera ya que ha elevado a María a un nivel que nunca le perteneció, un nivel al igual y hasta mayor que Jesús, lo cual es una herejía y una blasfemia. En las catedrales católicas por todo el mundo uno se da cuenta que las estatuas, los cuadros y el vidrio teñido de las iglesias le dan a María la función predominante. Ella hasta es mostrada en la cruz como si fuera nuestra redentora, mientras que Jesús es un niño indefenso en el seno de su madre, o es un niño pequeño entre las rodillas de María o una víctima de la cruz sin vida alguna en los brazos de María. Nunca se le muestra a ella como en sujeción a Él y casi nunca Jesús es mostrado en el triunfo de Su resurrección. María es mostrada como la "Reina del Cielo", donde Jesús permanece como un niño sujeto a su dirección.

Típicamente esto es muy evidente en una iglesia en Francia donde sus ventanas tienen el clásico vidrio teñido y que fue hecho en el siglo XIII. Encima de este vidrio están las palabras "Le Purgatoire", indicando que es la descripción del "purgatorio". María y Jesús son mostrados en una nube (como si estuvieran en el cielo), con las almas atormentadas en las llamas del purgatorio debajo de ellos y con los brazos extendidos en suplicación. ¿Acaso estas almas están clamando a Cristo para que los salve? No, estas almas están pidiendo a María ya que es ella la que lleva la corona real.

Y Jesús, el Señor de Gloria, quien triunfó sobre Satanás en la cruz y que ahora está sentado a la diestra de Dios Padre, ¿cómo es mostrado? Como si fuera un niño de siete años de edad, parado entre las rodillas de la "Reina del Cielo". Con razón las almas en el purgatorio no le piden ayuda a Jesús. En la parte baja de este vidrio teñido que muestra esta abominación están las palabras: "¡Madre María, sálvanos!"

Esta herejía no se originó en las imaginaciones de los artistas, sino en la tradición y en el dogma que no solamente ha sido tolerado sino promulgado por la Iglesia Católica Romana. El temor del purgatorio es muy real para la persona que es católica y "María" da un escape a aquellos que son fieles a ella. Ella supuestamente se apareció a Simón Stock en Julio 16, 1251, y le prometió lo que ahora es conocido como "La Gran Promesa" que es la siguiente: "Quienquiera que muera llevando este escapulario (dos piezas de tela marrón y que muestra la promesa de María en una de ellas y la imagen de ella con el niño Jesús en la otra, una va al frente y la otra en la espalda unidas por un cuerda alrededor del cuello) no sufrirá el fuego eterno". Al igual que la ropa interior de los mormones, el escapulario católico supuestamente va a cumplir lo que la muerte, el entierro y la resurrección de Cristo no pudo lograr. En el año 1322, el Papa Juan XXII recibió una promesa adicional de "María" que ahora se conoce como "El Privilegio Sabatino": "Yo, la Madre de Gracia, descenderé el día Sábado después de la muerte de las personas y a quien yo encontrara en el purgatorio (quien ha muerto llevando el escapulario), yo liberaré a esa alma". La famosa oración de Simón Stock por lo tanto termina de esta manera: "¡O dulce corazón de María, se nuestra salvación!"

La temporada de la Navidad ofrece una oportunidad para compartir el verdadero Evangelio de Jesucristo y para exponer y corregir la representación ecuménica y confusa que es presentada al mundo cada año. Millones son seducidos a pensar que son cristianos porque tienen una emoción sentimental por el "niño Jesús". Recordemos lo que Cristo dijo a aquellos que creían en Él: "Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres" (Juan 8:31-31). Es esta verdad la que hemos sido llamados a proclamar con toda claridad y con todo poder.

Reproducido con permiso de:
The Berean Call

Fuente:
The Berean Call en Español

Original article:
Christ and Christmas

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sábado, 25 de diciembre de 2010

El Mesías Judío: Nacido de una virgen

"La Anunciación" (la aparición del ángel Gabriel a María), pintada en 1844 por Philippe de Champaigne (1602-1674), un pintor francés.

Isaías 7:14

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.

Lucas 1:30-35

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.

Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.


Quizá la declaración más discutida de todas las que el Nuevo Testamento hace respecto de Jesús, es que nació de una virgen en cumplimiento de la profecía de Isaías (Isaías 7:14). Lo que se pone en duda no es su nacimiento, que fue muy normal. Lo que se discute es la manera en que fue concebido. En la manera normal de realizarse la concepción, el espermatozoide y el óvulo tienen que unirse para producir un niño. En el caso de Jesús, las Escrituras afirman que no estuvo presente espermatozoide alguno que hiciera de María una mujer encinta. El Espíritu Santo hizo sombra sobre ella y se generó la vida en un óvulo de su seno, que se convirtió en Jesús niño.

Si vamos a ver, toda vida es un milagro. Los espermatozoides y los óvulos entran en contacto con gran frecuencia y sin embargo, no siempre se produce vida. Si creo en un Dios soberano y todopoderoso que puede hacer todo cuanto quiere, entonces no es tan gran cosa creer que pudo hacer surgir una nueva vida de un óvulo en el seno de una mujer sin la ayuda de un espermatozoide de varón, para convertirse de esta manera singular en el Padre del niño.


Isaías predijo el nacimiento virginal

Está en perfecto acuerdo con todos los demás fenómenos sobrenaturales relacionados con el Mesías prometido, que su entrada a este mundo se realizara también de una manera singular. Isaías profetizó específicamente que una virgen daría a luz un hijo y su nombre sería “Emanuel”. ¡Ese nombre significa Dios con nosotros! También escribió para Israel, su nación: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará Su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).

Ese niño que sería llamado Dios fuerte y Padre eterno es el mismo niño que nacería de una virgen en Belén. El hijo de esa virgen no era otro, sino el Mesías mismo. Por lo menos una fuente talmúdica asocia esta profecía de un niño nacido de virgen con el Mesías. En el Talmud babilónico, el Rabí Huní en nombre del Rabí Ide y el Rabí Josué dijo: “Este hombre es el Rey Mesías, de quien se dice en el Salmo 2:7: ‘Yo te engendré hoy’”.

¿Cuándo es virgen una virgen?

No hay duda de que esta profecía es la más discutida de todas las que se proponen como mesiánicas. Los eruditos que desacreditan esta profecía lo hacen a base del hecho de que el vocablo hebreo “almah”, que se traduce “virgen”, también se puede traducir “doncella”. Es cierto. El vocablo “almah” puede designar a veces una joven doncella, pero siempre se refiere a una joven soltera. Sobre esto dijo Martín Lutero: “Si hay alguien, judío o cristiano, que me pueda probar que hay algún pasaje de las Escrituras en que ‘almah’ signifique ‘mujer casada’, le daré cien florines…”1

El propósito original de este pasaje relativo a una virgen que da a luz un hijo tiene que ver con la promesa de una señal milagrosa que se le da a la casa de Judá como garantía de que sus enemigos no la aplastarían. Por tanto, sería una señal vacía y sin sentido si se tratara sencillamente de que una joven doncella diera a luz un niño, y especialmente un hijo ilegítimo. El parto es algo frecuente en las mujeres casadas, y lamentablemente sucede también entre las doncellas solteras. Sin embargo, sería una señal verdaderamente milagrosa para la casa de David que una virgen fuera a dar a luz un niño.

Por mucho que los hombres pongan en tela de juicio la afirmación de que Jesús es el cumplimiento de la profecía de Isaías respecto de un hijo nacido de virgen, no se puede pasar por alto que doscientos cincuenta años antes de nacer Jesús, la traducción del Antiguo Testamento al griego hecha por los hebreos (la Septuaginta o versión de los Setenta) traduce la palabra “almah” con el vocablo griego parzénos, que sólo tiene un significado: “virgen”. ¡Aquellos escribas judíos esperaban un Mesías que nacería de una virgen!

1. E. W. Hengstenberg. Christology of the Old Testament (Cristología del Antiguo Testamento), vol. 1, p. 418.

Tomado del libro, "La Promesa", por Hal Lindsey.


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viernes, 24 de diciembre de 2010

El Mesías Judío: Nacido en Belén

Iglesia de la Natividad, en Belén

Miqueas 5:2, 4, 5

Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.

Y Él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová Su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra. Y éste será nuestra paz.

Mateo 2:4-6


Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, (Herodes) les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a Mi pueblo Israel.

Una vez al año, en la Navidad, el mundo recibe un significativo recordatorio de lo que Dios llega a hacer para guardar una promesa y cumplir las profecías al pie de la letra.

El profeta Miqueas, contemporáneo y amigo de Isaías, fue usado por Dios para añadir varias piezas estratégicas al rompecabezas de la profecía mesiánica que se había ido desarrollando por siglos en Israel. En el capítulo cinco de su libro, Miqueas escribió una de las profecías más específicas acerca del Mesías que habría de venir. Su lugar de nacimiento sería una oscura aldea de la provincia de Judea, en Palestina: Belén, la ciudad donde había nacido el rey David.

Entre los eruditos, tanto judíos como cristianos, que han aceptado el concepto de un Mesías personal, ha sido casi unánime la idea de que este pasaje se refiere al lugar de procedencia del Mesías. El antiguo Tárgum de Jonatán dice de la profecía de Miqueas: “De ti, Belén, saldrá el Mesías delante de Mí, para ejercer dominio sobre Israel; Aquel cuyo nombre se ha mencionado desde la antigüedad y desde la eternidad” (Miqueas 5:2).

La autoridad normativa entre los judíos modernos con respecto a la interpretación de las Escrituras es la serie de comentarios de Soncino acerca del Antiguo Testamento. Afirma al llegar a la extraordinaria profecía: “Esta profecía del Mesías es comparable a la más famosa acerca de la ‘vara del tronco de Isaí’, que aparece en Isaías 11:1. Para darle ánimo al pueblo en medio de su calamitosa situación, Miqueas profetiza que saldrá un hombre de Belén (esto es, de la Casa de David), el cual, en el poder del Señor restaurará a Israel a su tierra y reinará sobre él en nombre de Dios en medio de una paz permanente”:

¡Los sabios lo buscaban entonces y lo siguen buscando ahora!

Estaba muy difundido el conocimiento de que este pasaje bíblico profetizaba de dónde sería oriundo el Mesías. Cuando los tres sabios gentiles, comúnmente llamados magos, llegaron de Mesopotamia a la corte de Herodes buscando el lugar de nacimiento del Mesías judío, Herodes convocó a los teólogos de Israel. Cuando interrogó a estos dirigentes judíos sobre dónde habría de nacer su Mesías, dijeron sin vacilar: “En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta”, y luego comenzaron a citarle a Herodes la profecía de Miqueas.

Todo está en las manos de Dios

Durante dos mil años nunca ha habido duda alguna acerca del lugar donde nació Jesús. Todo el mundo sabe que fue en Belén. No obstante, la forma en que llegó hasta allí su madre en el momento exacto en que habría de nacer es realmente asombrosa. Hasta muy poco antes de su nacimiento, María vivía en Nazaret, el pueblo de ella y de José. Cuatro años antes, el emperador romano Augusto César decidió imponerles un impuesto especial a algunas de sus provincias conquistadas. Esta imposición se llevó a cabo mediante un censo obligado de todas las personas, lo cual les obligaba a regresar a la ciudad de sus antepasados.

A los judíos les disgustó la idea de un impuesto especial, así que enviaron una comitiva hasta Roma para protestar, ya que Cirenio, el gobernador de Siria, no tenía autoridad para solucionar el problema. En aquellos tiempos la comunicación y el transporte eran lentos. El resultado final de aquellas gestiones fue el fracaso, y los judíos se tuvieron que someter al censo y al impuesto. Mientras los recaudadores oficiales de impuestos se trasladaban hacia el oriente, pueblo por pueblo y provincia por provincia, se produjo una demora en el curso natural de los acontecimientos. De esta forma, cuando se puso en vigor la inscripción en Judea, y María y José se vieron obligados a salir rumbo a Belén, ciudad de sus antepasados, se cumplió el tiempo exacto en que ella habría de dar a luz al niño.

Los tiempos no fueron fijados por María, ni tampoco por el César, o los romanos que recaudaban los impuestos. Ninguno de ellos era el que controlaba las cosas. ¡Era el Dios que rige el universo quien tenía en Su mano el timón, y fue Él quien “movió a los pueblos de la tierra y fijó los tiempos de todo, hasta el último día, de modo que María y José llegara a Belén en el momento exacto para que Jesús, el Mesías escogido, naciera en el lugar debido; el lugar señalado por el dedo infalible de la profecía”!

Tomado del libro: "La Promesa", por Hal Lindsey.

Lea también:
Las Promesas Olvidadas de Navidad

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