viernes, 14 de abril de 2023

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 10 (parte 1 de 2)

La Muerte de Jesús en la Profecía

Por Dr. David R. Reagan

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Y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. 31 Después de haberle escarnecido . . . le llevaron para crucificarle. — Mateo 27:29-31

La crucifixión de Jesús fue el acto más ruin de toda la historia. Él era Dios hecho carne, quien había venido a la tierra para expresar Su amor íntimo por Su creación. Él amó. Él sanó. Él alimentó. Él consoló. Él reveló la Paternidad de Dios. Sin embargo, aquellos a quienes Él creó lo rechazaron y lo asesinaron. 1

Tampoco fueron sólo los judíos los que estuvieron involucrados en este indescriptible acto de deicidio. A medida que la Iglesia quedó atrapada en una ola de antisemitismo en sus primeros años, hubo un intento de atribuirlo todo a los judíos, lo que resultó en que fueran etiquetados como “asesinos de Cristo”. Pero la Biblia nunca hace tal acusación.

Más bien, la Biblia deja claro que toda la gente en Jerusalén en ese momento tenía la culpa. Así es como los discípulos de Jesús lo explicaron en una oración que hicieron juntos: “Porque verdaderamente, tanto Herodes como Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel se reunieron en esta ciudad contra tu santo Siervo Jesús, al cual ungiste” (Hechos 4:27). Así que Jesús fue asesinado por los gobernantes romanos, los gentiles y los judíos.

Pero incluso este versículo no es suficiente para describir a todos aquellos que tienen la sangre de Jesús en sus manos. Porque ya ve, Jesús murió por los pecados de toda la humanidad. Por lo tanto, todos nosotros somos culpables de Su muerte, porque “todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Esa es la razón por la que, cuando los grandes pintores cristianos de la Edad Media pintaban un cuadro de la crucifixión, siempre ponían su propio retrato entre las personas que estaban al pie de la cruz.

Una Profecía Increíble

Una de las profecías más notables en toda la Biblia es una acerca de la muerte del Mesías. Es muy detallada, y profetiza con precisión cada aspecto de la muerte del Mesías. En el proceso, se convierte en una prueba absoluta de que la Biblia es la Palabra de Dios y que Jesús era Dios en la carne.

La profecía constituye la totalidad del Salmo 22. Este salmo fue escrito por David, hijo de Isaí, mil años antes del nacimiento de Jesús. Considerémoslo versículo por versículo.

Un Grito de Desesperación

1 ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?

2 Dios mío, clamo de día y no respondes; clamo de noche y no hay sosiego para mí.

Como puede ver, el salmo comienza con un grito agonizante de desesperación. David clama: “¿Dónde estás, Dios?”. Lamenta el hecho de que, aunque ha estado buscando la ayuda del Señor, tanto de día como de noche, todo lo que ha recibido como respuesta es silencio.

¿Alguna vez ha tenido esa experiencia? Si ora regularmente, la ha tenido. Sucede porque Dios contesta las oraciones de tres maneras: Sí, No y Espera. Podemos lidiar con “Sí” y “No”. Es la espera lo que desgasta nuestros nervios. Por lo general, deseamos gratificación instantánea, en lugar de la voluntad de Dios en Su tiempo perfecto.

David había experimentado este sentimiento antes. Un ejemplo se puede encontrar en el Salmo 6:6-7 —

6 Me he agotado de tanto gemir. Toda la noche inundo mi cama y con mis lágrimas empapo mi lecho.

7 Mis ojos están debilitados por el pesar; se han envejecido a causa de todos mis adversarios.

Este tipo de declaración no es evidencia de una pérdida de fe. El salmista ni siquiera se molestaría en clamar a Dios si hubiera perdido su fe. Es más una expresión de impaciencia y una verbalización de un sentimiento de desesperación.

Una Reafirmación de la Fe

De hecho, después de lanzar su grito de desesperación, David inmediatamente reafirma su fe en Dios. Se recuerda a sí mismo de la fidelidad de Dios:

3 Pero tú eres santo. ¡Tú, que habitas entre las alabanzas de Israel!

4 Nuestros padres esperaron en ti: Esperaron, y tú los libraste.

5 Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron defraudados.

Como para preservar su cordura en medio de su sufrimiento, el salmista se recuerda a sí mismo la fidelidad de Dios para responder a las necesidades desesperadas de sus antepasados.

Un Misterio

Ahora bien, una cosa es que David clame a Dios desesperado en su frágil humanidad, pero ¿cómo se puede explicar el hecho de que Jesús, el Hijo de Dios, exclamó el mismo grito lastimero mientras estaba colgado en la cruz?

Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? — Mateo 27:46

Una vez más, ¿cómo se pueden explicar tales palabras que salen de la boca del Hijo de Dios? Creo que, al igual que con David, esta expresión no estaba relacionada con una pérdida de fe. Más bien, fue un grito desesperado de agonía inexpresable y lamento por la separación de Dios Padre que Jesús experimentó en la Cruz.

Sufrimiento Espiritual

Verás, el mayor sufrimiento que Jesús experimentó en su pasión no fue físico o emocional — fue espiritual.

Piénselo: Él había experimentado eternamente una perfecta comunión de amor con Dios el Padre. Entonces, de repente, esa dulce comunión se rompió porque sus pecados y los míos fueron puestos sobre Jesús, y la ira de Dios, que merecemos, fue derramada sobre el Hijo. Así es como el apóstol Pablo lo expresó en 2 Corintios 5:21:

Al que no conoció pecado [el Hijo], por nosotros [Dios el Padre] lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Una vez más, por un breve momento, la comunión perfecta entre el Padre y el Hijo se rompió porque nuestros pecados fueron puestos sobre Jesús, y la santidad de Dios no puede tolerar el pecado. Dios el Padre tuvo que darle la espalda a Su Hijo, lo que llevó a Jesús a clamar desde lo más profundo de Su alma: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.

Sufrimiento Físico y Emocional

En el versículo 6 del Salmo 22, el salmista pasa del sufrimiento espiritual del Mesías a su angustia física y emocional.

6 Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.

7 Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza, diciendo:

8 Se encomendó a Jehová; líbrele él; sálvele, puesto que en él se complacía.

La palabra hebrea traducida como “gusano” en el versículo 6 es tola, la palabra para carmesí o escarlata. También es una palabra para un cierto tipo de gusano. En este contexto, lo más probable es que se refiera a la condición roja sangrienta del Mesías después de Su flagelación — cuando habría estado tan mutilado e hinchado que ya ni siquiera se parecería a un hombre y sería objeto de burla.

Por lo tanto, este pasaje describe el intenso sufrimiento físico del Mesías combinado con el sufrimiento emocional que experimentaría cuando los espectadores se burlaban de Él y gritaban burlas cáusticas.

Encontramos el cumplimiento de esta profecía en Mateo 27:39-42 —

39Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, 

40 y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. 

41 De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: 

42 A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.

Otra Afirmación de Fe

Una vez más, en los versículos 9 al 10 del Salmo 22, el salmista tiene al Mesías reafirmando Su fe en medio de Sus intensos sufrimientos.

9 Pero tú eres el que me sacó del vientre; el que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.

10 Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.

Esta reafirmación de la fe es un increíble acto de voluntad, y es un ejemplo para todos nosotros. Nuestra tendencia es revolcarnos en la autocompasión cuando las cosas se ponen difíciles. David se niega a hacer esto. Aprovecha la oportunidad para reafirmar su fe, e indica proféticamente que el Mesías hará lo mismo en medio de Su pasión.

Fe Firme

Me recuerda la fe tenaz de Pablo. Cuando estaba en prisión en Roma, esperando la ejecución, escribió: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4). Procedió a instar a sus compañeros creyentes a: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4: 6). Luego reveló el secreto de su actitud positiva en medio del sufrimiento: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

En otras palabras, Pablo estaba diciendo que debemos mantener nuestros ojos enfocados en el Señor en lugar de nuestros problemas, y “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).

Otro gran ejemplo de fe firme se puede encontrar en la vida del profeta del Antiguo Testamento, Jeremías. Él profetizó que si el pueblo judío no se arrepentía, su nación sería destruida. Vivió para ver sus profecías hacerse realidad.

Cuando el sitio de Jerusalén fue completado por los babilonios, Jeremías caminó por las calles escribiendo un lamento fúnebre en el que describió vívidamente la destrucción física y la carnicería humana que lo rodeaba. Ese lamento constituye el libro de Lamentaciones.

En medio de su lamento, como para preservar su cordura, el profeta de repente deja de llorar y vocaliza una de las más grandes declaraciones de fe firme registradas en cualquier parte de la Biblia (Lamentaciones 3:21-24):

21 Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré.

22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.

23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

24 Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.

Sufrimiento Emocional

Con el versículo 11 del Salmo 22, el salmista vuelve al sufrimiento emocional del Mesías:

11 No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude.

Ésta es una profecía concerniente a la soledad que el Mesías experimentaría en Su pasión. Él sufriría emocionalmente por Su abandono por parte de todos Sus discípulos. El cumplimiento de esta profecía se registra en Mateo 26:

47 Mientras todavía hablaba [Jesús], vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos . . .

49 Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó. 

50 Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron.

56 . . .Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.

Más Sufrimiento Espiritual

En el versículo 12 del Salmo 22, el enfoque vuelve al sufrimiento espiritual del Mesías:

12 Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado.

13 Abrieron sobre mí su boca, como león rapaz y rugiente.

Creo que ésta es una profecía de que el Mesías en Su pasión estaría rodeado de hordas demoníacas que se regodearían con su muerte que se acercaba. En el Nuevo Testamento, Pedro describe a Satanás como “león rugiente, [que] anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).

Aunque no hay un cumplimiento registrado de esta profecía en el Nuevo Testamento, no tengo duda alguna de que sucedió. Las personas que fueron testigos de la crucifixión no podían ver a los demonios con sus ojos físicos. Pero Jesús, con Sus ojos espirituales, sin duda podía verlos, mientras bailaban alrededor de la Cruz y se regodeaban en su “victoria”, al orquestar el asesinato del Hijo de Dios.

Lea la parte 2 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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Libro: Las 9 Guerras de los Tiempos del Fin – Prefacio

Por Dr. David R. Reagan

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Este libro fue motivado por el hecho de que, desde que establecí el Ministerio Cordero y León en 1980, he recibido llamadas telefónicas, mensajes de texto y mensajes de correo electrónico cada vez que una guerra estalló en el Medio Oriente, preguntándome si pensaba que era la Guerra de Armagedón. Por lo tanto, con el tiempo se me hizo evidente que la mayoría de los cristianos estaban familiarizados con una sola guerra del tiempo del fin.  

Un año, estaba dirigiendo un grupo de peregrinación a través de Israel, y cuando llegué al   Valle de Armagedón, le pregunté al grupo cuántos estaban al tanto de cualquier guerra del tiempo del fin profetizada en la   Biblia, además de la Batalla.  de Armagedón.  Nadie levantó la mano.  Entonces, comencé a contarles acerca de todas las guerras del tiempo del fin en la Palabra Profética de Dios, y se sorprendieron.

Fue entonces cuando preparé una presentación de PowerPoint sobre las guerras de los tiempos del fin, y comencé a presentarla en conferencias de profecía bíblica. Una vez más, descubrí que incluso las personas que estaban bien informadas acerca de la profecía bíblica no sabían cuántas guerras del tiempo del fin están profetizadas en la Biblia.

Fue entonces cuando decidí escribir este libro.

El Dr. Ed Hindson

Tenía la esperanza de que este libro fuera revisado por uno de mis colegas de profecía bíblica más cercanos y confiables — a saber, el Dr.  Ed Hindson de la Universidad Liberty. Pero el Señor lo llamó a casa poco antes de que terminara de escribir el libro.

Extraño mucho a Ed y su sabiduría.  Lo consideraba el principal vocero de la Palabra Profética de Dios en el momento de su muerte. Él y yo ministramos juntos muchas veces a lo largo de los años, y siempre estuve agradecido por su constante apoyo y aliento. Este libro está dedicado a su memoria, y en reconocimiento a su gran contribución al estudio y comprensión de las profecías del tiempo del fin.

La Biblia Estándar del Legado 

Una cosa que creo que debo señalarles sobre este libro es que todas sus citas bíblicas son de una nueva traducción llamada The Legacy Standard Bible (La Biblia Estándar del Legado, 2021), a menos que se indique lo contrario.

La Biblia del Legado fue producida por eruditos del Seminario y Universidad del Maestro, donde John MacArthur se desempeña como Canciller. Es una actualización de la New American Standard Bible de 1995. Uno de los principales cambios en la NASB es el uso del nombre de Dios, Yahweh, en lugar de la palabra clave, LORD (SEÑOR). 

Ésta es una desviación significativa de la tradición. En la antigüedad, los judíos se negaban a pronunciar el nombre de Dios, por temor a que, al hacerlo, tomarían Su nombre en vano.  Entonces, al leer las Escrituras en voz alta, sustituían la palabra Adonai (Señor) por Yahweh.

Cuando la Biblia fue traducida al inglés, esta tradición fue honrada con un código que sustituyó LORD (SEÑOR, todo en mayúsculas) por Yahweh. Cuando se usó la palabra real, Adonai, se tradujo Señor (sólo la primera letra estaba en mayúscula). Esto resultó en muchas oraciones incómodas como “El SEÑOR dice a mi Señor” (Salmos 110:1).  El hebreo en realidad dice: “Yahweh dice a mi Señor”.

Como otro ejemplo, considere Salmos 7:17, que en la mayoría de las traducciones al inglés dice lo siguiente: “Daré gracias al SEÑOR conforme a su justicia y cantaré alabanzas al nombre del SEÑOR Altísimo”. Señor no es un nombre; ¡es un título!  Así es como se lee el versículo en la Biblia del Legado: “Daré gracias a Yahweh conforme a su justicia, y cantaré alabanzas al nombre de Yahweh, el Altísimo”.

Una vez más, para demostrar cuán importante es usar el nombre real de Dios, considere el pasaje en Éxodo, donde se nos dice que Dios le habló a Moisés desde la zarza ardiente y le dijo que fuera al faraón y exigiera la liberación de los hijos de Israel del cautiverio (Éxodo 3:1-12). Moisés respondió preguntando qué debía decir cuando faraón pidiera el nombre de su Dios (Éxodo 3:13).  Dios le dijo a Moisés que le dijera a faraón que había sido enviado por “Yahweh, el Dios de tus padres”. La traducción usual al inglés es. “El SEÑOR, el Dios de tus padres” (Éxodo 3:15).

¡La mayoría de las personas se asombran al saber que el nombre real de Dios —Yahweh — aparece en la Biblia más de 6,800 veces!   Y, sin embargo, en la mayoría de las traducciones al inglés la palabra casi nunca aparece.

Mi Esperanza

Es mi esperanza que este libro le ayude a aclarar la profecía bíblica del tiempo del fin y que, en el proceso, lo lleve a una relación más profunda con Dios, al ver Su soberanía sobre todos los de la humanidad. Oro también para que lo motive a profundizar en la Palabra Profética de Dios, porque al hacerlo, su esperanza con respecto al futuro crecerá exponencialmente. 

También espero que se regocije por el hecho de que la mayoría de las horribles guerras que nos aguardan ocurrirán después del Rapto de  la Iglesia y, por lo tanto, los creyentes serán inmunes a ellas. 

¡Aleluya!

Dave Reagan 
Allen, Texas


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Libro: Las 9 Guerras de los Tiempos del Fin – Índice

Por Dr. David R. Reagan

Contenido

»» Prefacio

»» Introducción

Capítulo 1 
»» La Guerra de Aniquilación
Salmos 83

Capítulo 2
»» La Primera Guerra de Gog y Magog 
Ezequiel 38 y 39

Capítulo 3
»» La Guerra Convencional de la Tribulación
Apocalipsis 6

Capítulo 4
»» La Guerra Nuclear de la Tribulación
Apocalipsis 8

Capítulo 5
»» La Guerra en los Cielos
Apocalipsis 12

Capítulo 6
»» La Guerra contra el Pueblo Judío
Apocalipsis 12


Capítulo 8
»» La Batalla de Armagedón
Joel 3, Zacarías 14, y Apocalipsis 19

Capítulo 9

Capítulo 10
»» Nuestra Esperanza Bienaventurada
Tito 2

Apéndice
»» La Guerra de Elam

Referencias

El Autor


Nota: A partir del capítulo 3, este libro estará disponible exclusivamente para nuestros colaboradores. Si desea apoyar la labor que estoy llevando a cabo, visite las secciones Programa de Colaboradores del Ministerio En Defensa de la Fe y Donativos, para conocer como podrá hacerlo.


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jueves, 13 de abril de 2023

Libro: Las 9 Guerras de los Tiempos del Fin

Por Dr. David R. Reagan


La mayoría de la gente está al tanto de una guerra del tiempo del fin profetizada en la Biblia llamada “La batalla de Armagedón”. Pero, ¿sabía que la profecía bíblica revela otras ocho guerras? ¡Ármese con la verdad de lo que dice la Palabra profética de Dios acerca de los tiempos del fin, y asegúrese de estar listo para el regreso de Jesús!

  • ¿Es el Salmo 83 una profecía acerca de una guerra del tiempo del fin?
  • ¿Cuál será probablemente el momento de la Guerra de Gog y Magog?
  • ¿Qué guerra del tiempo del fin podría caracterizarse como la Tercera Guerra Mundial?
  • ¿Hay alguna evidencia de que las armas nucleares serán utilizadas en alguna de las guerras del tiempo del fin?
  • ¿Qué guerra de los tiempos del fin será de naturaleza sobrenatural?
  • ¿Qué guerras de los tiempos del fin se centrarán en el pueblo judío?
  • ¿Por qué es “La Batalla de Armagedón” un nombre inapropiado?
  • ¿Por qué el reinado milenial de Jesús terminará con una guerra?
  • ¿Hay alguna esperanza de un mundo de paz eterna?

El Dr. David Reagan es un escritor prolífico, orador y maestro de la Palabra profética de Dios, con numerosos libros de gran éxito, artículos y otros materiales que se centran en los tiempos del fin.

El Ministerio Cordero y León se inició en abril de 1980, cuando David Reagan dejó una exitosa carrera académica en Derecho Internacional y Política, para perseguir el llamado que Dios puso en su corazón. Bien conocido y amado por su estilo comprometido de “decir las cosas como son”, el compromiso de Dave de compartir las Buenas Nuevas del pronto regreso de Jesús continúa impactando almas en todo el mundo.

Si bien el Dr. Reagan ha renunciado como Director y Evangelista Sénior del Ministerio Cordero y León, continúa sirviendo escribiendo y apareciendo ocasionalmente como invitado en el programa del ministerio, Cristo en la Profecía

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Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 9 (parte 2 de 2)

Los Milagros de Jesús

Por Dr. David R. Reagan

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Cuatro Milagros en un Día

El evangelio de Mateo registra cuatro milagros que Jesús realizó en Capernaum, todos en un solo día. El primero se refería a la hija del jefe de la sinagoga, un hombre llamado Jairo. Se acercó a Jesús, se inclinó y anunció que su hija acababa de morir. Con gran fe, afirmó, “. . . ven y pon tus manos sobre ella, y vivirá” (Mateo 9:18-19).

Jesús comenzó a seguir a Jairo a su casa, pero no era fácil, porque había una multitud de personas que lo seguían a dondequiera que iba. En medio de esa multitud había una mujer que había estado sufriendo de una hemorragia durante 12 años. Ella se acercó por detrás a Jesús, y tocó el borde de su manto, pensando: “Si tocare solamente su manto, seré salva” (Mateo 9:20-22).

Cuando ella tocó Su manto, Jesús sintió que poder fluyó de Él. Se volvió y le dijo: “Ten ánimo, hija, tu fe te ha salvado” (Mateo 9:22).

Jesús se dirigió a la casa de Jairo, y cuando llegó, encontró a muchas personas allí llorando y lamentándose en voz alta (Mateo 9:23-26). Él les dijo: “Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme” (Mateo 9:24). Esta declaración llevó a la gente a ridiculizarlo y reírse de Él. Pero su risa no duró mucho porque, para su asombro, inmediatamente resucitó a la niña de entre los muertos.

Cuando Jesús salió de la casa de Jairo, dos ciegos comenzaron a seguirlo gritando: “¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!” (Mateo 9:27-31). Ese clamor mismo, “¡Hijo de David!”, fue un reconocimiento de Jesús como el Mesías prometido.

Jesús les preguntó: “¿Creéis que puedo hacer esto?”. Ellos dijeron: “Sí, Señor”. Jesús respondió: “Conforme a vuestra fe os sea hecho”. Y su vista fue restaurada al instante (Mateo 9:27-30).

El cuarto milagro en ese día extraordinario ocurrió inmediatamente después de la curación de los dos ciegos. Un hombre mudo, poseído por demonios, fue llevado a Jesús para que lo sanara. Jesús inmediatamente echó fuera al demonio, y el hombre comenzó a hablar. La Biblia dice que la multitud comenzó a maravillarse, diciendo: “Nunca se ha visto cosa semejante en Israel” (Mateo 9:32-33).

Jesús realizó muchos otros milagros en Capernaum, tal como lo hizo en los otros dos pueblos donde enfocó Su ministerio.

Corazín

Uno de ellos era un pueblo llamado Corazín. Está ubicado en las colinas de Galilea, a unas 3 millas al norte del Mar de Galilea y a 900 pies sobre él. A diferencia de los otros dos pueblos donde Jesús enfocó Su ministerio, Capernaum y Betsaida, Corazín no era un pueblo de pescadores. Las personas que vivían allí se ganaban la vida cultivando trigo.

La Biblia no registra ningún milagro específico que Jesús haya realizado en Corazín, pero sabemos que realizó muchos porque Corazín se menciona en Mateo 11:20 como uno de los pueblos donde “había hecho mucho de sus milagros”.

Me encanta visitar la ciudad de Corazín, porque está fuera de los caminos trillados, y sus restos son esencialmente lo que existía en la época de Jesús. La pieza central de la ciudad es una sinagoga restaurada donde Jesús habría enseñado. Cerca de la entrada de la sinagoga hay un asiento de honor reservado para invitados especiales y líderes religiosos. Era llamada “la silla de Moisés”. Jesús se refirió a ella en Mateo 23:1-2, cuando dijo: “Los escribas y los fariseos se han sentado en la silla de Moisés. De modo que hagan y observen todo lo que les digan; pero no hagan conforme a sus obras...”.

Cuando llevo grupos de peregrinación a Corazín, siempre me tomo el tiempo para sentarlos bajo una hermosa arboleda cerca de la sinagoga, y luego uso ese entorno único para enseñar sobre el poder sanador de Jesús.

Comienzo ese servicio señalando que “Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre” (Hebreos 13:8). Así como sanó en el primer siglo, Él sana hoy.

Luego llamo a la gente a pasar al frente para orar. A lo largo de los años, Dios nos ha bendecido con varias sanidades. Una que recuerdo en particular fue experimentada por el director de medios de nuestro ministerio en ese momento, un hombre llamado Don Gordoni.

Una Sanidad Moderna

Don había sufrido durante muchos años una alergia al gluten, lo que significaba que no podía comer nada que contuviera trigo. En una ocasión, mientras dirigía el servicio de sanidad en Corazín, Don estaba ocupado filmándolo para un video que estábamos preparando sobre Israel. Cuando regresamos al autobús, Don me preguntó si podíamos esperar unos minutos porque había algo que tenía que hacer. Le dije que esperaríamos, y regresó en unos 10 minutos.

Más tarde esa tarde le pregunté a Don qué necesitaba hacer en Corazín. Dijo que había decidido regresar a la arboleda donde habíamos llevado a cabo el servicio de sanidad, porque quería orar por su propia sanidad. Dijo que mientras oraba, recibió una fuerte convicción de que había sido sanado. En consecuencia, me informó que iba a comer algunos productos de trigo esa noche.

¡Ese anuncio puso a prueba mi fe! Me apresuré a recordarle a Don que él era la única persona que sabía cómo operar la cámara de video, y que necesitábamos desesperadamente que estuviera sano. Pero Don estaba convencido, así que esa noche comió productos de trigo, ¡y los ha estado comiendo desde entonces!

Betsaida

El tercer pueblo en el triángulo de ministerio de Jesús, fue el pueblo de Betsaida. El nombre significa “pueblo del pescador”. Esta era la ciudad natal de Pedro, Andrés y Felipe. Pedro se mudó a Capernaum después de casarse. Al ser un pueblo de pescadores, como Capernaum, estaba situado muy cerca de la orilla del Mar de Galilea.

En una llanura al sur de la ciudad se encuentra el sitio tradicional del único milagro de Jesús que se registra en los cuatro Evangelios: La alimentación de los 5,000.

Jesús fue confrontado allí con una gran multitud de personas que habían venido a escuchar Sus enseñanzas y experimentar Su poder sanador (Lucas 9:10-17). Tenían hambre, y Él sintió compasión por ellos. Sus discípulos comenzaron a buscar comida, pero todo lo que pudieron encontrar fue un niño que tenía cinco panes y dos peces.

Jesús ordenó a la multitud que se sentara en la hierba. Luego tomó los cinco panes y los dos peces, y mirando hacia el cielo, bendijo la comida. Luego se distribuyó la comida, y cuando todos terminaron de comer, ¡sobraron doce canastas de comida!

La Biblia dice que 5,000 hombres fueron alimentados ese día, “sin contar las mujeres y los niños” (Mateo 14:21). Entonces, ¡lo que comúnmente se conoce como la alimentación de los 5,000 realmente equivalía a la alimentación de al menos 15,000 personas!

Ese fue un milagro bastante espectacular, pero hubo otros dos que Jesús realizó que fueron igualmente espectaculares — los cuales ocurrieron en el Mar de Galilea.

El Mar de Galilea

Al principio de Su ministerio, Jesús y sus discípulos decidieron cruzar el Mar de Galilea en un bote. Jesús estaba cansado, así que bajó a la barca y se durmió. Mientras dormía, una de las tormentas repentinas y violentas por las que el lago es famoso, de repente descendió de las montañas circundantes y el bote comenzó a inundarse de agua (Mateo 8:23-27).

Los discípulos del Señor lo despertaron y clamaron: “¡Señor, sálvanos, que perecemos!”. Jesús respondió regañándolos y preguntándoles: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?”. Entonces Jesús reprendió a los vientos, y el mar se calmó perfectamente. Los hombres se maravillaron de esto y preguntaron: “¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?”.

Al final de Su ministerio, Jesús nuevamente dejó a sus discípulos asombrados, cuando vino caminando hacia ellos en el lago. Una vez más se vieron atrapados en una tormenta, cuando de repente vieron al Señor caminando hacia ellos en la superficie del mar. Al principio pensaron que era un fantasma. Pero luego les habló y reconocieron Su voz (Mateo 14:22-27).

Fue entonces cuando Pedro se emocionó y saltó del bote. Comenzó a caminar hacia Jesús, cuando de repente se asustó. En ese momento, comenzó a hundirse. Él gritó: “¡Señor, sálvame!”. Jesús lo sacó del agua y le preguntó: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (Mateo 14:28-31).

Cuando Jesús subió a la barca, el viento se detuvo y los discípulos comenzaron a adorarlo, diciendo: “¡Verdaderamente eres Hijo de Dios!” (Mateo 14:32-33).

La Dureza de los Corazones

Los milagros de Jesús fueron muy convincentes para Sus discípulos y para algunas personas de Galilea. Pero las Escrituras indican que la gran mayoría no estaba convencida. Demostraron ser buscadores de emociones, muy parecidos a muchas personas hoy en día, que buscan celosamente milagros en lugar del hacedor de milagros, Jesús.

Para darles un ejemplo de lo que estoy hablando, el día después de que Jesús alimentó a los 5,000, ¡las multitudes le pidieron que hiciera un milagro para que pudieran creer en Él! (Juan 6:30).

Es un triste comentario sobre la condición caída de la humanidad. Lo mismo sucedió durante el tiempo de Moisés. Dios realizó milagro tras milagro a través de él, sin embargo, se nos dice en Salmos 78 que los hijos de Israel continuamente pusieron a Dios a prueba, hablaron en contra de Dios y “no dieron crédito a sus maravillas” (Salmo 78:32).

Jesús predijo esta actitud incrédula en Su historia sobre el hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31). Ambos hombres murieron y fueron al Hades, pero a compartimentos separados. Lázaro fue al Paraíso, el hombre rico a Tormentos. Había un abismo entre ellos que no podían cruzar. Podían verse y comunicarse. El hombre rico gritó y suplicó que se le permitiera regresar y advertir a sus cinco hermanos del lugar de tormento donde había sido enviado a causa de sus pecados. Pero se le negó con estas palabras: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:31).

En cumplimiento de estas palabras, Jesús más tarde levantó de entre los muertos a un hombre llamado Lázaro, después de haber estado en la tumba durante cuatro días, y los líderes religiosos judíos reaccionaron haciendo que Jesús fuera clavado en una cruz (Juan 11:1-44).

Es por eso que la historia de Jesús en Galilea termina tan tristemente. Cuando salió del área por última vez, pronunció una maldición sobre las tres ciudades donde había derramado Su corazón y Su compasión milagro tras milagro. Esto es lo que dijo (Mateo 11:21-24):

21) ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza . . . 

23) Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades[a] serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. 

24) Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.

Usted puede creer o no creer, pero creo que los milagros de Jesús afirman que Él era Dios hecho carne. Y quiero asegurarles que Jesús todavía está haciendo milagros hoy, el mayor de los cuales son las transformaciones de vidas.

Un Milagro de Transformación

Como ejemplo del poder milagroso de Dios en acción hoy, permítanme señalarles la vida de mi querido amigo y compañero ministro, Jack Hollingsworth. Él es la persona que sirve como el cantante destacado en nuestro programa de televisión, “Cristo en la Profecía”.

Jack vivió en las calles como un borracho sin hogar durante 20 años. En 1988 entró en un centro de desintoxicación en Lexington, Kentucky, donde conoció a una pequeña dama llamada Sally. Ella tenía sólo 4’10” de altura, pero era dura y había tratado con estafadores alcohólicos durante años. Ella conocía todos sus trucos. Y, como dije, ella era una cliente difícil. Debido a eso, y debido a su altura (410), le habían dado el nombre de “Escopeta”.

Sally confrontó a Jack con Jesús, y cuando él respondió diciendo que no quería escuchar nada de esas “cosas de Jesús”, ella lo miró a los ojos y dijo: “¡En el nombre de Jesús nunca podrás emborracharte de nuevo!”. Jack se echó a reír. “Soy un borracho profesional”, le dijo, “y te mostraré si puedo emborracharme o no”. Se fue y comenzó a beber.

Dos semanas después, Jack regresó y dijo: “Cuéntame más acerca de este Jesús. He estado bebiendo desde que me fui de aquí, y no he podido emborracharme”. Sally rápidamente lo llevó al Señor. El 8 de diciembre de 1988 Jack nació de nuevo. Como él dice a menudo, “¡Cambié al viejo Jack Daniels por Juan 3:16!”.

Un año después, él y Sally se casaron. En 1993 formaron un ministerio llamado Hechos 29, y han estado en el camino desde entonces, cantando y predicando y enseñando las buenas nuevas de cómo Jesús puede transformar cualquier vida a través del poder del Espíritu Santo.2

¿Y Usted?

¿Necesita un milagro transformador? Si es así, acérquese con fe y clame a Jesús por ayuda. Verá, cuando pone su fe en Jesús como su Señor y Salvador, el Espíritu Santo comienza a morar en usted y comienza a moldearlo a la imagen de Jesús. Los borrachos se vuelven sobrios, los drogadictos son liberados, los adúlteros se vuelven fieles, los criminales se vuelven rectos, y los homosexuales se transforman.

Es lo que la Biblia llama santificación, y es un milagro. Lo insto a creer en Jesús y abrir su vida al poder milagroso de Dios.

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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