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lunes, 20 de diciembre de 2021

Revista Llamada de Medianoche – Diciembre 2021

 Del Pesebre a la Cruz

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Temas incluidos en esta edición:

»» Con Bennet como primer ministro, ¿queda fuera de discusión la solución de dos Estados?
»» El calendario judío-bíblico
»» Israel: un pueblo muy especial
»» ¿Cuáles son las señales para la Venida de Cristo y cuán cerca estamos de su cumplimiento?
»» La doctrina de Balaam

Entre otros.

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miércoles, 24 de noviembre de 2021

Mensaje del Editor

Por Tim Moore 

Nuestra revista Lamplighter de septiembre/octubre presentó nuestra nueva serie de televisión Christ in Prophecy (Cristo en la Profecía), que se centra en Jesús en el Antiguo Testamento. Aunque varios autores inspirados registraron el Antiguo Testamento, la misma palabra “testamento” transmite la comprensión de que es un testimonio unificado.

Dios mismo fue el único testigo ocular del Comienzo real. Allí no podría haber mejor testigo, ni fuente más creíble, que el Dios Todopoderoso.

El capítulo inicial del primer “sujetalibros” de la Biblia, Génesis, describe cómo Dios creó todo lo que conocemos y observamos. Génesis 3 infiere que Dios interactuaba con el hombre regularmente cuando “se paseaba en el huerto, al aire del día” (3:8).

Claramente, el hombre fue creado para estar en comunión con Dios. Pero, a causa del pecado, hombres y mujeres fueron echados del jardín — separados del Dios Santo y maldecidos para oponerse a la creación misma que los rodea. Y, sin embargo…

Incluso cuando se pronunció el justo juicio de Dios, Él reveló la venida de Uno que devolvería el golpe a Satanás, y restauraría tanto el orden de la creación como la relación del hombre con Dios.

A lo largo del Antiguo Testamento, la metanarrativa de Dios — Su historia dominante — apunta al que Pablo llamó el segundo o “postrer” Adán (1 Corintios 15:45–49). Isaías nos dijo Su nombre: Emanuel— que significa “Dios con nosotros”.

Cuando Josué se encontró con el Capitán del ejército del SEÑOR, aprendió a no presumir que Dios se pone de nuestro lado en toda circunstancia (Josué 5:13–15). En cambio, nos ofrece algo mucho más profundo: una vía hacia una relación restaurada con el Rey del Universo.

Jesucristo cumplió las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento, señalando a un Salvador. “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). Los apóstoles “vieron su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” — y nos han testificado. Algún día, este mismo Jesús que ascendió al cielo mientras ellos miraban, vendrá de nuevo de la misma manera (Hechos 1:11).

Entonces, el Verbo — el eterno Hijo de Dios — morará entre nosotros para siempre.

Tim Moore











Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

sábado, 8 de mayo de 2021

Libro: Cristo en la Profecía – Profecías del Primer Adviento en el Antiguo Testamento

 Dr. David R. Reagan

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A. PROFECIAS DEL PRIMER ADVIENTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

1. INTRODUCCIÓN

La mayoría de los eruditos están de acuerdo en que hay alrededor de 300 profecías en el Antiguo Testamento que se relacionan con la Primera Venida del Mesías. Pero, éstas no son 300 profecías diferentes. Muchas, como la profecía de que el Mesías nacerá de la simiente de Abraham, se repiten varias veces.

Cuando se eliminan todas las profecías repetitivas, quedan un poco más de cien profecías distintivamente diferentes y específicas sobre el Primer Adviento del Mesías. Estas profecías se describen en detalle más adelante en este capítulo.

Tipos Proféticos

Además de las profecías específicas, hay muchas profecías en tipo que apuntan a varios aspectos del Primer Adviento.

La profecía en tipo es profecía simbólica. Pablo se refiere a esta clase de profecía en Romanos 5:14, donde señala a Adán como “figura del que había de venir”. El autor de Hebreos también se refiere a ella cuando declara que el Sumo Sacerdote y el Tabernáculo eran una sombra de las cosas celestiales” (Hebreos 8:5).

Los Evangelios relatan que Jesús pasó algunos de los 40 días entre Su resurrección y ascensión enseñando las Escrituras a Sus discípulos. Lucas dice que les abrió el entendimiento para que entendieran las Escrituras (Lc. 24:27, 31-32). Sospecho que gran parte de Su enseñanza se centró en la profecía en tipo. Lo más probable es que recorriera la Torá, rollo por rollo, y les mostrara cómo encontrarlo en cada columna, escondido en tipos proféticos.

Un buen ejemplo es Booz, en el libro de Ruth. Él es un hermoso tipo profético de Jesús, porque es un Pariente-Redentor, que toma a una novia gentil. De igual manera, Oseas, y su tumultuosa relación con su esposa prostituta, representan la relación de Dios con Su esposa infiel, Israel, y Su disposición, en Su perfecto amor, a pagar el precio de la redención para hacer posible que su esposa se reconcilie con Él. Nehemías nos dice que los jueces eran “salvadores” (Nehemías 9:27, NVI), y, en ese sentido, señalaban al Salvador supremo, el Mesías. 

Josué, Jeremías y Daniel nos dan una idea acerca de la fe, el valor y la compasión del Mesías. Josué y Jesús incluso tenían el mismo nombre — Yeshúa, que significa la Salvación de Dios. “Joshua” es una transliteración inglesa del nombre hebreo, Yeshúa, y “Jesús” es una transliteración del mismo nombre del griego. 

Jesús identificó a Jonás como un tipo profético. Señaló que, así como Jonás había estado sepultado tres días en el vientre de un gran pez, Él también sería sepultado en la tierra por tres días (Mateo 12:38-40).

La experiencia de Abraham al ofrecer a su hijo como sacrificio es uno de los tipos proféticos más importantes del Antiguo Testamento (Génesis 22). Es la imagen de un padre amoroso dispuesto a sacrificar a su hijo inocente. El evento incluso tuvo lugar en el Monte Moriah, donde Jesús sería crucificado más tarde. Este evento se menciona específicamente en el Nuevo Testamento como un tipo profético que apunta simbólicamente a la muerte y resurrección de Jesús (Hebreos 11:19).

Anti-Tipos Proféticos

Otra figura importante del Antiguo Testamento, que sirve como un tipo de Cristo, es Adán, aunque en realidad es más un anti-tipo. Un anti-tipo es un símbolo negativo que apunta a verdades positivas. La naturaleza profética anti-típica de Adán se ilustra a continuación en la figura 1.

Satanás es un anti-tipo de Cristo. Sus debilidades apuntan a las fortalezas de Jesús. Por ejemplo, el pecado básico que causó su caída fue el orgullo (Isaías 14:13-14). Por el contrario, Jesús era la esencia de la humildad (Filipenses 2:5-8). El agente de Satanás en la Tribulación, el Anticristo, también será un anti-tipo del verdadero Cristo. Mientras que el Anticristo será un engañador, un mentiroso y un blasfemo (Apocalipsis 13:1-6), Jesucristo regresará como el “Fiel y Verdadero” (Apocalipsis 19:11).

Figura 1 

Adán como un Anti-tipo de Jesús


Adán                                               Jesús

1) Un alma viviente.                1) Un espíritu vivificador

(1 Corintios 15:45)                     (1 Corintios 15:45)

2) De la tierra                         2) Del Cielo

(1 Corintios 15:47)                 (1 Corintios 15:45)

3) Se rebeló contra Dios             3) Obedeció a Dios perfectamente

(Génesis 3:1-7)                      (Hebreos 5:8-9)

4) Por medio de él, todos fueron hechos pecadores 4) Por medio de Él, muchos serán hechos justos.

(Romanos 5:19)                     (1 Corintios 15:45)

5) Trajo la muerte             5) Trajo la vida

(Romanos 5:14-15; 1 Corintios 15:22) (Hebreos 2:14-15)

6) Perdió el dominio             6) Ganó el dominio

(Génesis 1:26; 3:17-24)     (Hebreos 2:5-9)

Tipos Ceremoniales

Gran parte de la ley ceremonial en la Ley de Moisés está profundamente impregnada de tipología simbólica relacionada con el Primer Adviento. Todos los diversos tipos de ofrendas por el pecado (Levítico 1-6) apuntaban al adorador al Mesías que serviría como la ofrenda perfecta y suficiente por todos nuestros pecados.

Éste es uno de los temas del libro de Hebreos. Comparando el sacrificio de animales bajo la Ley al sacrificio de Jesús, el libro de Hebreos dice: “Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:13-14).

Uno de los tipos ceremoniales más detallados del Mesías que se encuentra en las Escrituras del Antiguo Testamento es el Tabernáculo de Moisés. Cada aspecto del Tabernáculo era profético del Mesías Vea la figura 2 en la página siguiente.

Figura 2

El Tabernáculo de Moisés como un Tipo Profético

1) La Puerta — Jesús como la Puerta. (Juan 10:9)

2) El Altar — Jesús como el Cordero Sacrificado. (Juan 1:29)

3) La Fuente — Jesús como el Espíritu Bautizador. (Juan 1:33)

4) El Pan de la Proposición — Jesús como el Pan de Vida. (Juan 6:35)

5) El Candelero — Jesús como la Luz del Mundo. (Juan 8:12)9

6) El Incienso — Jesús como el Intercesor que ofrece las oraciones de los Santos a Dios. (Hebreos 4:14-16)

7) El Velo — Jesús como el que rasgaría el velo, haciendo posible que los santos tengan acceso directo a Dios a través de Él (Mateo 27:51). 

8) El Sumo Sacerdote — Jesús como nuestro Sumo Sacerdote que entra al Lugar Santísimo en el Cielo como nuestro Mediador ante el Padre (Hebreos 8:1-2; 9:24).

El Arca del Pacto

El Lugar Santísimo contenía el Arca del Pacto. Todo en el Arca era un símbolo del Mesías. Estaba hecha de madera, lo que indica que el Mesías sería humano. Estaba recubierta de oro, lo que significa que el Mesías sería divino. Contenía tres objetos: las tablas de piedra, una olla con maná y la vara de Aarón que floreció. Las tablas significaban que el Mesías tendría la Ley de Dios en Su corazón. El maná significaba que el Mesías sería el Pan de Vida. La vara con flores era una profecía de que el Mesías se levantaría de entre los muertos.

La tapa del Arca se llamaba Propiciatorio. Una vez al año, el Sumo Sacerdote rociaba sangre sobre el Propiciatorio para expiar los pecados de Israel. El Propiciatorio señalaba el hecho de que, a través de la obra del Mesías, la misericordia de Dios cubriría la Ley. La sangre presagiaba el hecho de que el Mesías tendría que derramar Su propia sangre para expiar nuestros pecados. 

Jesús cumplió cada tipo profético del Arca. Era Dios en la carne (Juan 10:30). Tenía la Ley en Su corazón (Mateo 5:17). Se declaró a sí mismo como el “pan de vida” (Juan 6:35). Y derramó Su sangre en la Cruz, expiando por nuestros pecados y cubriendo la Ley con la Gracia (Romanos 3:21-26).

Tipos Históricos

Incluso algunos eventos históricos son tipos proféticos. Un ejemplo dramático es la experiencia de la Pascua (Éxodo 12). Para evitar la muerte del primogénito tanto del hombre como de las bestias en cada familia, el día que el Señor pasó por Egipto, cada familia judía tuvo que sacrificar un cordero y poner su sangre en los postes de las puertas y los dinteles de sus casas. Éste era un símbolo profético de que la salvación de todos los hombres sería posible mediante el sacrificio del Cordero de Dios y la apropiación de Su sangre.

Otro evento histórico con significado profético ocurrió en el desierto, cuando los hijos de Israel fueron atacados por feroces serpientes (Números 21:4-9). Se colocó una serpiente de bronce en un poste y se levantó para que todos la vieran. A los mordidos por las serpientes se les dijo que miraran a la serpiente de bronce para curarse.

Esa serpiente de bronce era un tipo de Cristo. Así como los israelitas mordidos por las serpientes ardientes murieron, así los hombres mordidos por la serpiente del pecado de Satanás, deben sufrir la muerte espiritual. Y así como la serpiente de bronce fue levantada para su salvación, de la misma manera, Jesús fue levantado sobre un poste para salvar a los hombres de sus pecados (Juan 3:14).

El bronce y las serpientes son símbolos bíblicos del pecado. Jesús es tipificado como una serpiente de bronce en un poste porque tomó los pecados de la humanidad sobre sí mismo mientras estaba en la Cruz.

Finalmente, los mordidos por las serpientes sólo tenían que mirar con fe a la serpiente de bronce para ser sanados. Y, de igual manera, los pecadores sólo necesitan mirar a Jesús con fe para ser salvos. 

La historia temprana de la nación judía es la historia de Jesús en tipo profético. Los hijos de Israel nacieron en Canaán, descendieron a Egipto, emergieron a través del Mar Rojo (el bautismo de Moisés), soportaron pruebas en el desierto, y luego entraron a la Tierra Prometida. Del mismo modo, Jesús nació en Canaán, descendió a Egipto, emergió públicamente en Su bautismo, y dirigió el camino al Cielo. 

Bosquejo de la Profecía

En el bosquejo que sigue, 109 de las profecías específicas del Antiguo Testamento sobre el Primer Adviento se identifican y clasifican en categorías relacionadas con la cronología de la vida de Cristo. En cada caso, el origen de la profecía se cita de una fuerte importante del Antiguo Testamento (con fuentes alternativas indicadas en paréntesis). Luego, se cita una fuente del Nuevo Testamento para mostrar el cumplimiento de la profecía en la vida de Jesús. Una cosa interesante a tener en cuenta es que la mayoría de las 34 profecías concernientes a la muerte del Mesías se cumplieron en un período de 24 horas. 

El Evangelio de Mateo fue escrito para los judíos. Por esta razón, enfatiza el cumplimiento en el cumplimiento de la profecía judía en la vida de Jesús. Mateo es, por lo tanto, un excelente lugar para comenzar cualquier estudio de la profecía concerniente al Primer Adviento.

“El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”. — Apocalipsis 19:10 


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martes, 4 de mayo de 2021

Libro: Cristo en la Profecía – Guía de Estudio (Índice)

 Dr. David R. Reagan

Tabla de Contenido


Parte Uno

El Primer Advenimiento de Jesús en la Profecía Bíblica

A. Profecías del Antiguo Testamento

    1. Introducción

    2. Bosquejo de las Profecías del Primer Advenimiento en el Antiguo Testamento

B. Las Profecías del Nuevo Testamento

    1. Introducción

    2. Bosquejo de las Profecías del Primer Advenimiento en el Nuevo Testamento

Parte 2

El Segundo Advenimiento de Jesús en la Profecía del Antiguo Testamento

A. Introducción

B. La Ley

C. Los Profetas

    1. Introducción

    2. Bosquejo de las Profecías del Segundo Advenimiento en la Ley  y los Profetas

D. Los Salmos

    1. Introducción

    2. Bosquejo de las Profecías del Segundo Advenimiento en los Salmos

Parte 3

El Segundo Advenimiento de Jesús en la Profecía del Nuevo Testamento 

A. Introducción

B. Bosquejo de las Profecías del Segundo Advenimiento en el Nuevo Testamento

C. Epílogo

Parte 4

Índices de Profecías

A. Índice de Temas

B. Índice de Escrituras

Libro: Cristo en la Profecía – Guía de Estudio

 Dr. David R. Reagan


Esta guía de estudio contiene una lista de todas las profecías mesiánicas en la Biblia con respecto al Primer y al Segundo Advenimientos de Jesús.

La primera sección se refiere a las más de 300 profecías sobre la Primera Venida de Jesús. Estas profecías se enumeran en forma analítica, y se organizan cronológicamente según los períodos de la vida de Jesús.

La segunda sección de la guía se centra en las más de 500 profecías del Antiguo Testamento que se refieren a la Segunda Venida de Jesús. Éstas también se presentan en forma analítica, organizadas por tema.

La tercera sección de la guía presenta un bosquejo de la profecía del Nuevo Testamento con respecto a la Segunda Venida.

En la cuarta sección de la guía hay dos índices detallados. Uno es un índice de temas; el otro, un índice de las Escrituras.

Nota: Iré publicando los capítulos conforme los vaya traduciendo.


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viernes, 16 de abril de 2021

Revista Llamada de Medianoche – Abril 2021

¡Tetelestai!

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Temas incluidos en esta edición:

»» El "inframundo" del Monte del Templo
»» Drones de Israel protegen a Etiopía de plaga de langostas
»» Israel: un pueblo muy especial
»» Jesús, el más poderoso 
»» La luz brillante del Resucitado

Entre otros.

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martes, 6 de abril de 2021

La Centralidad de la Resurrección

¿Es la esencia del Evangelio?

Por Dr. David R. Reagan

Crecí en una iglesia legalista y sectaria que se consideraba la única iglesia verdadera. La iglesia tenía varias doctrinas distintivas. El uso de la música instrumental en la adoración era condenado como anti bíblico. El Espíritu Santo era visto como un objeto inanimado — es decir, la Biblia misma. El concepto de un futuro reinado del Señor en la tierra era despreciado. Y la regeneración bautismal era el concepto de salvación del grupo. O, para decirlo de otra manera, creían que eras salvo por el rito del bautismo. En consecuencia, uno de nuestros lemas favoritos era: “Te encuentras con la sangre en el agua” (hablando de la sangre de Jesús).

Sólo escuchábamos dos tipos de sermones. La mayoría, estaban relacionados con lo que llamábamos “el plan de salvación”. El resto se dedicaban a demostrar por qué éramos la única iglesia verdadera. 

Nuestro plan de salvación consistía de cinco pasos. Cuando éramos niños, nos enseñaron a memorizarlo mientras contábamos los pasos con los dedos. Los cinco pasos eran: “escuchar, creer, arrepentirse, confesar y bautizarse”.

Predicando un Plan

Nuestros ministros predicaban este plan una y otra vez, dedicando un sermón completo a cada paso. El sermón culminante —el tour de force — siempre era el del bautismo. Nuestros predicadores eran juzgados por el poder de sus sermones sobre el bautismo. Y a menudo eran tan conmovedores en su elocuencia, que los miembros que ya habían sido bautizados marchaban por los pasillos durante el “tiempo de invitación”, para ser bautizados una y otra vez — sólo para asegurarse de que “lo habían hecho bien”.

Cada versículo en la Biblia que mencionaba el agua se aplicaba al bautismo, fuera aplicable o no. Como suelen decir nuestros críticos, éramos un pueblo con “agua en el cerebro”. El único pasaje que nunca oíamos citar era el que se encuentra en 1 Corintios 1:17, donde el apóstol Pablo escribió: “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio”. Ese versículo era anatema para nosotros porque, en lo que a nosotros respecta, el bautismo era el evangelio. 

"La Resurrección", por el artista francés James Tissot (1836-1902).

Ahora tenga en cuenta que esta retorcida predicación del plan de salvación era presentada domingo tras domingo a una audiencia en la que el 90% de la audiencia ya había respondido al plan — y el resto eran niños pre–adolescentes que lo harían tan pronto como alcanzaran la “edad de responsabilidad” (que para nosotros era alrededor de los 13 años). El trágico resultado era que no había crecimiento espiritual en el Señor. ¿Cómo podría haberlo? Nos alimentaban sólo con bazofia — y nos la daban una y otra vez.  

No aprendíamos nada sobre la guerra espiritual ni sobre las cosas más profundas relacionadas con el Señor y nuestro caminar con Él. No teníamos ningún concepto sobre cómo aplicar la Biblia a nuestra vida diaria. Nos dejaban vivir en el poder de nuestra carne, ya que no sabíamos nada acerca del Espíritu de Dios.

Mientras nuestros ministros hablaban sin cesar sobre el plan de salvación, nos volvimos “tardos para oír” (Hebreos 5:11). Necesitábamos alimento sólido. Todo lo que obteníamos era leche (Hebreos 5:12). Estábamos atascados en los principios elementales, incapaces de avanzar hacia la madurez espiritual (Hebreos 6:1). Pero aún, teníamos los principios elementales erróneos. Instábamos a las personas a poner su fe en un plan en lugar de en un Salvador. No entendíamos que la salvación es una cuestión de relación con una persona: Jesús de Nazaret. En lugar de señalar a la gente a este Hombre, el Hijo de Dios, les pedíamos que pusieran su fe en un plan mecánico.

Un Punto de Inflexión Personal

El avance (y ruptura) para mí comenzó durante mi último año en la universidad en 1959, cuando mi mamá y mi papá me dieron un regalo de navidad muy especial. Era una copia del Nuevo Testamento en Inglés Moderno, de J.B Philips (Macmillan, 1958). 

Phillips fue un clérigo anglicano que intentó enseñar la Biblia a adolescentes británicos, durante la Segunda Guerra Mundial. Se dio cuenta de que el lenguaje shakesperiano de la Biblia King James desalentaba a los niños. Entonces, decidió preparar su propia traducción del pasaje de las Escrituras asignado cada semana. A los niños les encantó su versión fresca y moderna, que en realidad era más una paráfrasis que una traducción. 

Aunque se me había enseñado un gran respeto por la Biblia como la Palabra de Dios, a mí también me había desanimado el lenguaje forzado y arcaico de la versión King James. La versión de Phillips cambió todo eso. Hizo que la Biblia cobrara vida para mí. Por primera vez, la lectura de la Biblia se volvió agradable, tanto que, de hecho, no podía dejarla. Leía y leía y leía, y luego volvía a leer. 

Nunca volví a ser el mismo desde entonces. Es una de las razones por las que me apresuro a comprar una copia de cada nueva versión de la Biblia. Siempre obtengo una nueva perspectiva de cada una. 

Predicando al Hombre

La percepción que me cambió la vida, que recibí de la versión de Phillips vino de mi lectura del libro de los Hechos. Comencé a notar que nunca había escuchado sermones como los registrados allí. Tomemos, por ejemplo, el primer sermón del Evangelio que alguna vez se haya predicado — el que Pedro predicó en Pentecostés, después de la Ascensión de Jesús (Hechos 2:14:42). De principio a fin, el centro del sermón es Jesús.

Pedro comenzó con una afirmación de que “Jesús de Nazaret fue un hombre confirmado a ustedes por Dios a través de las obras de poder, los milagros y las señales que Dios mostró a través de él en medio de ustedes…” (Versión de Phillips, traducción de su servidor). En otras palabras, Jesús era Dios encarnado. Entonces Pedro afirmó audazmente que quienes lo escuchaban eran responsables del asesinato de Jesús. Luego se mueve al corazón de su sermón:

Dios lo volvió a la vida —y de hecho, no había nada por lo que la muerte pudiera detener a un hombre así…Cristo no fue abandonado en la muerte y su cuerpo nunca fue destruido. Cristo es el hombre Jesús, a quien Dios resucitó — ¡un hecho del que todos somos testigos presenciales! (versión de Phillips, traducción del traductor). 

Como dejan en claro estas palabras, el evangelio no es el bautismo. Es, en cambio, la Resurrección — el triunfo de Jesús sobre la muerte — porque este evento es lo que valida a Jesús como quien dijo que era; a saber, el Hijo de Dios. 

El tema del bautismo no surge hasta después de que el sermón termina. En respuesta al sermón, la gente exclama: “¿Qué debemos hacer?”. Pedro responde llamándolos a arrepentirse y bautizarse.

Centrándose en la Resurrección

La certeza y la gloria de la Resurrección, y la esperanza proporcionada por ella, es el enfoque central de todos los sermones registrados en el libro de los Hechos (todas las citas a continuación son de la RVA-2015, con énfasis añadido).

1) El segundo sermón de Pedro (pronunciado en el Monte del Templo): 

…Hombres de Israel…ustedes mataron al Autor de la vida, al cual Dios ha resucitado de los muertos… (Hechos 3:12, 15).

2) La predicación inicial de los apóstoles en Jerusalén:

Mientras ellos [los apóstoles] estaban hablando al pueblo, llegaron los sacerdotes, el capitán de la guardia del templo y los saduceos, resentidos de que [los apóstoles] enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la resurrección de entre los muertos (Hechos 4:1–2).

3) Pedro ante el Concilio Sanedrín (los líderes espirituales de los judíos):

…sea conocido a todos ustedes y a todo el pueblo de Israel, que ha sido en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos. Por Jesús este hombre está de pie sano en su presencia (Hechos 4:10).

4) Los apóstoles predicando en Jerusalén, a medida que la persecución de la Iglesia aumentaba:

Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia había sobre todos ellos (Hechos 4:33).

5) Pedro ante el Sanedrín otra vez:

El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien ustedes mataron colgándole en un madero. 

6) Esteban ante el Sanedrín:

¡He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios! (Hechos 7:56)

7) Pedro predicándole a Cornelio y su casa en Cesarea Marítima:

Me refiero a Jesús de Nazaret…A él le mataron colgándole sobre un madero, pero Dios le levantó al tercer día… (Hechos 10:38–40). 

Este letrero está en la puerta de la Tumba del Jardín, en Jerusalén. 

8) Pablo en Antioquía de Pisidia (durante su segundo viaje misionero):

Hombres de Israel…Dios trajo para Israel un Salvador, Jesús…Dios le levantó de entre los muertos…esta [promesa] la ha cumplido Dios para nosotros sus hijos, cuando resucitó a Jesús… (Hechos 13:16, 23, 30, 33).

9) Pablo en Atenas (durante su segundo viaje misionero):

…les anunciaba [Pablo] el evangelio de Jesús y la resurrección (Hechos 17.18).

10) El sermón de Pablo en el Areópago, en Atenas:

Por cuanto ha establecido [Dios] un día en el que ha de juzgar al mundo con justicia por medio del Hombre a quien ha designado, dando fe de ello a todos, al resucitarle de entre los muertos (Hechos 17:31).

11) La defensa de Pablo ante el rey Agripa (en Cesarea Marítima):

Me he mantenido firme hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, sin decir nada ajeno a las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: que el Cristo había de padecer, y que por ser el primero de la resurrección de los muertos, había de anunciar luz al pueblo y a los gentiles (Hechos 26:22–23). 

Un letrero en los terrenos de la Tumba del Jardín, en Jerusalén.

La Centralidad de la Resurrección

Como pueden ver, el mensaje central, repetidamente, es que “¡Jesús ha resucitado!”. En 1 Corintios 15, Pablo afirma dogmáticamente que “si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación; vana también es la fe de ustedes” (versículo 14). Luego vuelve a declarar la misma verdad con palabras similares con gran fuerza: “…si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es inútil; todavía están en sus pecados” (versículo 17).Luego declara: Pero ahora, Cristo sí ha resucitado de entre los muertos, como primicias de los que durmieron” (versículo 20). La conclusión, como Pablo lo expresa tan sucintamente en Romanos 1:4 es que Jesús “…fue declarado Hijo de Dios con poder…por su resurrección de entre los muertos…”. En resumen, la Resurrección es el validador de Jesús como Salvador y Señor. 

Pedro se hace eco de este sentimiento en 1 Pedro 1:3— Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su grande misericordia nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos…”.

Jesús mismo enfatizó la importancia de Su resurrección cuando se le apareció a Juan en la isla de Patmos, 65 años después de Su Ascensión al Cielo. Jesús dijo: “No temas. Yo soy el primero y el último, el que vive. Estuve muerto, y he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apocalipsis 1:17–18).

¡Qué palabras tan increíbles! Y cuán tranquilizadoras son para todos los que han puesto su fe en Jesús. Él está diciendo: “Soy el comienzo de la historia. Soy el fin de la historia. Soy el significado de la historia. Estuve muerto, pero ahora estoy vivo. Y debido a que he vencido a la muerte, tengo autoridad sobre ella”.

Un día pronto, Jesús ejercerá esa autoridad al resucitar a todos los muertos que hayan puesto su fe en Él. Los que estén vivos en ese momento serán trasladados — cambiados de mortales a inmortales — en un abrir y cerrar de ojos (1 Tesalonicenses 4:13–18).

¿Serás uno de ésos? Lo serás si pones tu fe en Jesús. No puedes ser salvo poniendo tu fe en una iglesia, un credo o un “plan de salvación”. 

Jesús le dijo a ella [Martha]: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá” (Juan 11:25 — hablado por Jesús a Marta en la tumba de Lázaro). 

Si desea obtener recursos adicionales sobre este tema, visite nuestra sección:
La Resurrección en la Profecía

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe


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viernes, 2 de abril de 2021

Una Docena de las Profecías Más Importantes de la Biblia (pdf)

Profecías Mesiánicas

Por Dr. David R. Reagan

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Mi selección de las profecías a presentar, como verá, fue guiada por su relevancia para el Mesías. Y esta decisión fue impulsada por la declaración en Apocalipsis 19:10 de que “el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.

No he enumerado las profecías en orden de importancia. Más bien, se enumeran en orden cronológico, según se relacionan con la vida de Jesús.


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Estimados lectores: Gracias a las ofrendas de amor de nuestros colaboradores, podemos poner gratuitamente a su disposición este material exclusivo de nuestro Ministerio. Si siente de parte del Señor apoyar la labor que su servidor está llevando a cabo, visite nuestra sección Donativos, para descubrir cómo podrá hacerlo.

lunes, 29 de marzo de 2021

Una Docena de las Profecías Más Importantes de la Biblia (parte 2 de 2)

Profecías Mesiánicas

Por Dr. David R. Reagan

7. La Muerte del Mesías

Salmos 22:16 — “Horadaron mis manos y mis pies”.

Los primeros 21 versículos de este salmo describen la crucifixión del Mesías y el terrible sufrimiento físico, mental y espiritual que soportaría en la Cruz. David escribió este salmo 1,000 años antes del nacimiento de Jesús. En ese momento, sólo había una forma de ejecutar a alguien bajo la ley judía, y era la lapidación. Mil años después, ése seguía siendo el caso, pero, en la época de Jesús, la nación de Israel estaba bajo el gobierno romano, y los judíos ya no tenían el poder de ejecución. Se les exigía que obtuvieran el permiso romano, y los romanos ejecutaban por medio de la crucifixión. Ésta tiene que ser una de las profecías más increíbles en toda la Palabra de Dios. Además, la profecía implica la resurrección entre los versículos 21 y 22. Esto se debe a que en el versículo 21, el Mesías clama a Dios el Padre por liberación y, en los siguientes tres versículos, alaba al Padre por su liberación. El resto del salmo (versículos 25-31) profecías sobre el reinado milenial del Señor.

8. La Resurrección del Mesías


Lucas 9:21-22 — “Pero él [Jesús] les mandó [a los discípulos]  que a nadie dijesen esto, encargándoselo rigurosamente, y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día”.

Esta profecía de Jesús acerca de Su muerte y resurrección fue presentada a Sus discípulos varias veces y también ésta registrada en dos de los otros evangelios (Mateo 16:21; Marcos 8:31). La resurrección profetiza del Mesías también se menciona en las Escrituras hebreas en Salmos 16:10, donde David escribió: “No permitirás [Dios] que tu santo [el Mesías] vea corrupción”.

9. La Iglesia del Mesías

Mateo 16:18 — “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

En esta declaración, Jesús profetiza el establecimiento de Su Iglesia sobre la confesión de Pedro de que Él (Jesús) es “el Mesías, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:10). Esta profecía se cumplió el Día de Pentecostés, después de la crucifixión, sepultura y resurrección de Jesús, cuando Pedro predicó el primer sermón del Evangelio y 3,000 personas respondieron. La profecía se ha seguido cumpliendo durante los pasados 2,000 años, ya que Jesús ha sostenido a la Iglesia a través del hostigamiento y la persecución constantes. 

10. La Aparición del Mesías por Su Iglesia


1 Tesalonicenses 4:16-17 — “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.

Estas palabras reconfortantes están tomadas del pasaje más explícito del Nuevo Testamento sobre el Rapto de la Iglesia — específicamente, el día en que Jesús aparecerá en los cielos y sacará a todos los santos de la Era de la Iglesia, tanto a los vivos como a los muertos. Otros pasajes dejan en claro que esto sucederá antes de que la Gran Tribulación comience. 

11. La Segunda Venida y el Reinado del Mesías


Zacarías 14:1-9 — He aquí, el día de Jehová viene…Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur…Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno. Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre”.

La gran mayoría de cristianos en el mundo hoy asiste a iglesias que enseñan el punto de vista amilenial sobre los tiempos del fin — un punto de vista que dice que Jesús nunca regresará a esta tierra para reinar sobre todas las naciones del mundo. En cambio, Él simplemente aparecerá en los cielos y llevará a todos los creyentes de regreso al Cielo con Él. Pero este pasaje profetiza específicamente que el Mesías regresará al Monte de los Olivos en Jerusalén, y se convertirá en rey sobre toda la tierra. El libro de Apocalipsis dice lo mismo en el capítulo 20, y declara seis veces que el reinado durará mil años.

12. El Reinado Eterno del Mesías

Apocalipsis 21:1-4 — Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron…Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”.

Los creyentes vivirán eternamente en cuerpos nuevos en una nueva Jerusalén ubicada en una tierra nueva. La maldición será abolida. Todo dolor, sufrimiento y muerte dejarán de existir. Y Dios el Padre y Su Hijo, el Mesías Jesús, vendrán a la tierra y vivirán en nuestra presencia. ¡Aleluya!


Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Original article:

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viernes, 26 de marzo de 2021

Una Docena de las Profecías Más Importantes de la Biblia (parte 1 de 2)

Profecías Mesiánicas

Por Dr. David R. Reagan


Luché largo y tendido por el título de este artículo. Originalmente planeé llamarlo “Las 12 Profecías Bíblicas Más Importantes”. Pero eso sería muy discutible. Hay tantas profecías bíblicas muy importantes. Así que, finalmente me decidí por un título que sugería una docena de las más importantes, pero no necesariamente las más importantes.

Mi selección de las profecías a presentar, como verá, fue guiada por su relevancia para el Mesías. Y esta decisión fue impulsada por la declaración en Apocalipsis 19:10 de que “el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.

No he enumerado las profecías en orden de importancia. Más bien, se enumeran en orden cronológico, según se relacionan con la vida de Jesús. 

1. La Promesa de un Mesías

Génesis 3:15 — Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Ésta es la primera profecía mesiánica de la Biblia. Estas palabras fueron dichas por Dios a Satanás después de haber tentado a Adán y Eva a pecar contra Él. Es una declaración extraordinaria de la insondable gracia de Dios. A pesar de su rebelión, Dios revela que proporcionará un camino de reconciliación con Él a través de la simiente de la mujer, refiriéndose, por supuesto, al Mesías que nacería de una virgen. Afirma que Satanás “herirá” al Mesías “en el talón” (una herida no letal representada por la cruz — no letal en el sentido de que fue vencida a través de la Resurrección). Pero además afirma que el Mesías “herirá” a Satanás “en la cabeza” (la herida letal en la Segunda Venida, cuando Satanás será atado y finalmente arrojado al Lago de Fuego al final del reinado milenario del Mesías).

2. El Linaje del Mesías

Génesis 12:1-3 — “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.

En esta profecía, Dios revela el linaje del Mesías. Vendrá de los descendientes de Abraham, quienes se convertirían en el pueblo judío. Además, el Mesías resultará ser una bendición para todo el mundo, y no sólo para el pueblo judío, a través del cual será revelado. Y debido a que el Mesías será de ascendencia judía, Dios honrará al pueblo judío haciéndolo una gran nación y protegiéndolo a lo largo de los siglos venideros, bendiciendo a aquellos que los bendicen y maldiciendo a aquellos que los maldicen.

3. Nacimiento y Naturaleza del Mesías

Miqueas 5:2 — “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”.

Esta profecía fue escrita 700 años antes del nacimiento de Jesús, sin embargo, identifica con precisión la ciudad donde el Mesías nacería. Y cuando digo precisamente, me refiero a eso. Observe que no sólo dice Belén, sino Belén Efrata. Verá, había dos Belén en Judá en el momento del nacimiento del Mesías. Una estaba en el norte, cerca del Mar de Galilea. La otra estaba ubicada cerca de Jerusalén, en la región de Efrata. Además, y a menudo pasado por alto, está el hecho de que esta profecía proclama que el Mesías será un ser eterno, lo que indica que será Dios encarnado. 

4. El Momento de la Venida del Mesías

Daniel 9:24-26 — “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”.

Ésta es la famosa profecía de Daniel de las “70 Semanas de Años”. Básicamente, lo que está diciendo es que, durante un período de 70 semanas de años, o 490 años, Dios va a lograr seis propósitos entre el pueblo judío. Al final de 69 de esas semanas, o 483 años, el Mesías vendrá y será “cortado”, seguido de la destrucción de la ciudad de Jerusalén. Los eruditos no están de acuerdo en cuanto al punto de partida de la cuenta regresiva de estos años. Eso se debe a que se emitieron varios decretos relativos a la reconstrucción de Jerusalén. También están en desacuerdo en cuanto al punto final, porque algunos usan años solares regulares y otros usan años lunares de 360 días. Pero, independientemente del punto de partida y de los años usados, el final de las 69 semanas de años previos a la revelación del Mesías cae dentro de la vida de Jesús. Por lo tanto, ésta es una profecía que reveló claramente la época de la Primera Venida. Y dado que las seis metas para el pueblo judío aún no se han cumplido, sabemos que hay una brecha en la profecía, y que los últimos siete años aún no se han cumplido, y se cumplirán durante el período de siete años de la Gran Tribulación.

“Cristo en la Cruz”, una pintura de Mihály Munkácsy (1844-1900), un pintor húngaro.

5. La Naturaleza del Ministerio del Mesías

Isaías 61:1-2a  — “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová…”.

Ésta es una profecía sobre la naturaleza del ministerio del Mesías en Su Primera Venida. Él traería “buenas nuevas” o el Evangelio a los afligidos por el pecado y necesitados de reconciliación con Dios, el Padre. Esas buenas noticias proporcionarán liberación de la esclavitud del pecado y brindarán esperanza y gozo a los quebrantados de corazón.

6. El Sufrimiento del Mesías

Isaías 53: 3-5, 7, 9 —  “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto… Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores…Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados…Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero…Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca”.

Debido a que esta profecía describe tan clara y precisamente el sufrimiento que Jesús experimentó justo antes de Su crucifixión, los judíos no permiten que se lea en sus sinagogas. Es el pasaje que Felipe el evangelista utilizó para convertir al eunuco etíope (Hechos 8:26-39).


Lea la parte 2 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Original article:

Estimados lectores: Gracias a las ofrendas de amor de nuestros colaboradores, podemos poner gratuitamente a su disposición este material exclusivo de nuestro Ministerio. Si siente de parte del Señor apoyar la labor que su servidor está llevando a cabo, visite nuestra sección Donativos, para descubrir cómo podrá hacerlo.

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