Mostrando entradas con la etiqueta Muerte y Resurrección de Jesús. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Muerte y Resurrección de Jesús. Mostrar todas las entradas

martes, 23 de agosto de 2016

Estudio Bíblico Mesiánico: El Mesías Sufriente de Isaías 53 (pdf)


Este estudio está disponible solamente para nuestros colaboradores



Este Estudio Bíblico mesiánico, está enfocado en el Mesías Sufriente de Isaías 53. Este capítulo será estudiado exhaustivamente debido a que, el ponerse de acuerdo sobre cuál es su correcta interpretación, es el centro del desacuerdo entre judíos que confían en Yeshúa (Jesús) y judíos que no creen en Él.

Este pasaje será dividido en cinco secciones principales: La paradoja: La fuente de la paradoja, el texto, las claves para la interpretación del texto, y la conclusión.

Tabla de Contenido

Introducción

I. La paradoja

II. La fuente de la paradoja

III. El texto de Isaías 52:13- 53:12 5

A. He aquí mi siervo tratará con sabiduría y será prosperado – Isaías 52:13-15
B. ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? – Isaías 53:1-3
C. Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores – Isaías 53:4-6 
D. Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca – Isaías 53:7-9 
E. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento – Isaías 53:10-12 

IV. Claves para la interpretación

  A. Uso consistente de pronombres
  B. Punto de vista de Isaías sobre la muerte del Siervo 
  C. Una sola personalidad humana es definida
  D. Un Sufridor inocente
  E. Un voluntario, dispuesto y silencioso Sufridor
  F. La muerte sustitutoria y vicaria del Siervo 
  G. La justificación del Siervo y sanidad espiritual
  H. La muerte del Siervo
  I. La resurrección del Siervo

Conclusión 

Artículos recomendados:

Lea otros Estudios Bíblicos Mesiánicos:


sábado, 4 de abril de 2015

La Resurrección de Jesús en la Profecía (pdf)

¿Cumplió la Profecía de Jonás?

Haga clic sobre la imagen para descargar el artículo.

La profecía más significativa en la Biblia referente a la resurrección de Jesús es conocida como “la profecía de Jonás”. Es una profecía simbólica representada por los tres días y tres noches que Jonás pasó en el vientre de un gran pez (Jonás 1:17).

Jesús explicó el simbolismo profético de este acontecimiento único en una ocasión cuando reprendió a los fariseos por buscar una “señal” de Él. Por “señal”, ellos se referían a un milagro que validara la afirmación de que Jesús era el Mesías.

Descargue Adobe Reader para leer el artículo.


Apoye la labor que estamos llevando a cabo.


La Resurrección en la Profecía (pdf)

Un Evento Claramente Previsto por Jesús y los Profetas Hebreos

Haga clic sobre la imagen para descargar el artículo.

Necesitará tener instalado Adobe Reader para leerlo.


Apoye la labor que estamos llevando a cabo:


domingo, 8 de abril de 2012

Estudios Bíblicos acerca de la Resurrección de Jesús


Apreciados lectores:

Pongo a disposición de ustedes los siguientes estudios bíblicos que abordan el tema de la Resurrección de Jesús en la Profecía Bíblica.

Oro para que dichos estudios sean de gran bendición para su vida y que sirvan para renovar su fe en nuestra bienaventurada esperanza, Jesús, el Hijo de Dios.


Recuerde que para poder leer estos artículos, los cuales fueron editados en formato pdf, necesitará tener instalado el programa gratuito Adobe Reader:


Donald Dolmus
En Defensa de la Fe
Managua, Nicaragua
atalayadejesus@gmail.com

domingo, 24 de abril de 2011

¿Hay muchos caminos a Dios?



“¿Qué pasará con aquellos que nunca han escuchado el Evangelio?” Ésta es una de las preguntas más frecuentes que me hacen. Las personas creen que Dios es justo y no pueden reconciliar esa creencia con la idea de que Él puede consignar al Infierno a una persona a la que nunca se le dio la oportunidad de escuchar el Evangelio.

Por lo tanto, cada vez más, muchos cristianos están concluyendo que debe haber muchos caminos a Dios y que judíos, musulmanes, budistas y otros sinceros lograrán llegar al Cielo.

Preguntas Cruciales

¿Qué tiene la Biblia que decir acerca de este asunto tan importante? ¿Están condenados a una eternidad en el Infierno aquellos que vivan y mueran sin escuchar el Evangelio? ¿Y qué acerca de los que han puesto su fe en el dios de alguna religión distinta al Cristianismo y que luchan para vivir vidas rectas? ¿También están condenados al Infierno? ¿Es posible que Dios se haya revelado a Sí Mismo de maneras diferentes a pueblos diferentes y, por lo tanto, haya muchos caminos diferentes a Dios? ¿Podría ser cierto el rótulo que vi en una clase de Escuela Dominical en una iglesia que decía: “Nuestro Dios es demasiado grande como para ser confinado a una religión”?

Lo que Jesús tenía que decir

Comencemos nuestra búsqueda de una respuesta a estas preguntas dando un vistazo a lo que Jesús tenía que decir:

Hablando al apóstol Tomás, Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” – Juan 14:6

Después de escoger a sus doce apóstoles, Jesús les dijo, “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” – Mateo 10:32-33

Hablando a 70 discípulos que estaban siendo enviados a proclamar el reino de Dios, Jesús dijo, “El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió” – Lucas 10:16

Al inicio de Su ministerio, estando en Jerusalén, Jesús pronunció un sermón acerca de Su relación con Dios el Padre, y en él dijo, “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” – Juan 5:24

En Su última cena con los apóstoles, Jesús oró, “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” – Juan 17:3

Y luego, por supuesto, está la declaración más famosa de Jesús acerca del tema de la salvación, las palabras que le dijo a Nicodemo, un líder espiritual judío que era un miembro del Concilio del Sanedrín, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” – Juan 3:16

¿Qué conclusión podemos sacar de estas declaraciones? Propongo las siguientes:

1. Jesús es el único y exclusivo camino a Dios.

2. Los que pongan su fe en Jesús como Señor y Salvador serán salvos.

3. Los que rechacen a Jesús serán condenados, porque los que rechazan a Jesús son culpables de rechazar a Dios.

4. La esencia de la salvación es una relación personal con Jesús.

Lo que los apóstoles tenían que decir

Estas conclusiones están basadas en los escritos de los apóstoles, como podrá ver en las siguientes declaraciones:

En el primer sermón del Evangelio alguna vez predicado, Pedro hizo una audaz afirmación: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo”. Pedro luego mandó a su audiencia a “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados” (Hechos 2:36 y 38).

Al poco tiempo después de esto, Pedro fue arrestado y arrastrado ante el Concilio Sanedrín, el mismo grupo de líderes judíos que habían condenado a muerte a Jesús. En su declaración ante ellos, dijo, “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos… Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:10 y 12).

El apóstol Pablo afirmó el punto de Pedro en una carta que escribió a Timoteo: “Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos…” (1 Timoteo 2:3-6).

De forma similar, el apóstol Juan confirmó que Jesús es la única esperanza de salvación cuando escribió: “¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? [Mesías] Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre” (1 Juan 2:22-23). Juan repitió este principio cuando añadió: “…Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12).

De nuevo, las conclusiones que pueden sacarse de estas declaraciones son obvias:

1. Jesús era el Mesías – el Salvador – prometido por Dios.

2. No hay salvación en ninguna otra persona excepto en Jesús.

3. Los que rechazan a Jesús son culpables de rechazar al Padre.

La confirmación de estas conclusiones puede encontrarse en un sermón pronunciado por Juan el Bautista en el que proclamó: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36). La declaración de Juan deja en claro que Dios debe lidiar con el pecado, ya que Él es un Dios justo (Salmo 37:28 e Isaías 61:8). Él se ocupa del pecado en una de dos maneras, con gracia o con ira. Si una persona está bajo la gracia o bajo la ira depende de si ha puesto o no su fe en Jesús como su Señor y Salvador. Aquellos que lo han hecho, tienen la promesa de la vida eterna. Aquellos que rechazan hacerlo, experimentarán la ira de Dios.

El deseo de Dios con respecto a la Salvación

¿Pero no dijo Pablo en 1 Timoteo 2:3 que Dios “desea que todos los hombres sean salvos”? Sí, él dijo eso, y Pedro lo repitió en 2 Pedro 3:9, donde él afirmó que “El Señor no desea que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.

No hay duda de que es la perfecta voluntad de Dios de que todos sean salvos. Pero en Su voluntad permisiva, Dios permite que la gente rechace a Su Hijo y, de esta forma, estar perdidos. En otras palabras, Dios no obliga a nadie a ser salvo. Y por causa de la naturaleza depravada de la Humanidad, la vasta mayoría de los que han vivido estará perdida y será consignada al Infierno como su destino eterno.

Jesús mismo enfatizó esta verdad en Su sermón pronunciado en el Monte de las Bienaventuranzas, en Galilea. Jesús declaró categóricamente: “…ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan… No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:13-14 y 21).

La Naturaleza del Hombre

Una vez más, la Biblia hace hincapié que la naturaleza fundamental del Hombre es malvada, porque nacemos con una naturaleza pecaminosa que nos pone en rebelión contra la santidad de Dios. Como dijo el profeta Jeremías: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas” (Jeremías 17:9). De forma similar, el Rey David escribió: “No hay quien haga el bien… Todos se desviaron… No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Salmo 14:1-3). El apóstol Pablo afirmó esta verdad en su carta a los Romanos cuando citó en detalle la declaración de David (Romanos 3:10-18).

El mensaje bíblico es inflexible de que debido a nuestra depravación natural, no tenemos ninguna esperanza aparte de la fe en un Salvador, y Jesús es ese Salvador. Isaías lo resumió en esta forma en una profecía acerca del Mesías prometido: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él [el Mesías] el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6).

El mensaje de las Escrituras es claro. Sólo hay un camino a Dios y ése es a través de Jesús de Nazaret. No hay ninguna esperanza en las falsas religiones modernas del Judaísmo Rabínico, Islam, Budismo, Hinduismo, o en cualquiera de la multitud de religiones naturales como el Animismo. Ésta es la forma en la que el gran cuarteto evangélico sureño, Los Imperiales, expresaron este concepto en su singular canción, “El Viejo Buda”, compuesta por Mark Farrow:

Un hombre Buda fue
Y quien hizo el bien
Tan solo por aquellos
Que le seguían a él

Estoy seguro que Mahoma
El camino quería saber
Mas no será delante de ellos
Ante quien me postraré

Coro:
No, no será el viejo Buda
Quien me guiará
Ni será el señor Mahoma
Quien me lleve a su hogar
No será el viejo Buda
Quien me llene de su luz
Mas será el Rey de reyes
Y Su nombre es Jesús

Oh, yo no odio a nadie
Por favor no piensen mal
Sé que hay un mensaje
En este cantar
Sólo Cristo es el camino
A la patria celestial
No podrá salvar tu alma
Un Testigo de Jehová

Una pregunta importante

Esto nos lleva a una pregunta crucial: ¿Existen excepciones a la regla de que usted debe poner su fe en Jesús con el fin de ser salvo?

La respuesta es sí. La mayoría de los teólogos cristianos concuerdan en que hay tres grupos de personas que han sido salvados sin poner su fe en Jesús.

El primer grupo está compuesto de aquellos niños que han muerto antes de la edad de responsabilidad. La Biblia no declara específicamente esta verdad. Se llega a ella a través de la deducción a partir de declaraciones bíblicas.

En primer lugar, está el ejemplo del hijo del Rey David que le nació de Betsabé. Cuando el niño murió siete días después de haber nacido, David proclamó por inspiración del Espíritu Santo que aunque el niño no podía volver a él, un día él iría a estar con el niño (2 Samuel 12:23).

La idea de que aquellos que mueren antes de la edad de responsabilidad serán salvados está reforzada en el Nuevo Testamento en las palabras de Jesús en Mateo 19:13-14:

“Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”.

Este principio de no hacer responsables a los niños por sus pecados antes de que conozcan la diferencia entre lo bueno y lo malo también está reflejado en una historia del libro de Deuteronomio. Cuando los israelitas se resistieron a entrar a la Tierra Prometida debido a que tenían temor de que serían derrotados por los cananeos, Dios los castigó por no confiar en Él haciendo que vagaran en el desierto hasta que la generación rebelde hubiera muerto (vea Números 13 y 14).

El Señor proclamó que sólo a dos personas de la generación actual les sería permitido entrar a la tierra – a saber, Caleb y Josué, los dos espías de los doce que trajeron de regreso un informe positivo diciendo que creían que el Señor derrotaría a sus enemigos (Deuteronomio 1:34-38). Pero entonces, se hizo otra excepción: “Y vuestros niños… que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá [a la Tierra Prometida], y a ellos la daré, y ellos la heredarán” (Deuteronomio 1:39).


Otro argumento en favor de la salvación de los niños que han muerto antes de la edad de responsabilidad es la justicia de Dios. La Biblia afirma una y otra vez que nuestro Creador es un Dios de justicia (Sofonías 3:5). Él tiene una pasión abrumadora por la justicia (Miqueas 6:8). Y Él promete repetidamente que la justicia será una de las características del reinado milenial de Su Hijo (Isaías 42:1-4). ¿Cómo podría un Dios de perfecta justicia condenar al Infierno a los niños que nunca conocieron la diferencia entre el bien y el mal?

Los que mueran antes de la edad de responsabilidad no serán elegibles para recibir recompensas especiales por servir fielmente al Señor, pero parece que les será otorgada la vida eterna. Sin embargo, esto puede pasar sólo si la sangre de Jesús es aplicada a ellos (Hebreos 9:22).

Esta misma excepción aplicaría a los discapacitados mentales que alcanzan la adultez. Dado que son incapaces de determinar lo bueno de lo malo y también son incapaces de arrepentirse y poner su fe en Jesús, es razonable concluir que un Dios justo no los haría responsables y que aplicaría la sangre de Jesús a sus pecados.

Tengo un nietastro llamado Jason que cae en esta categoría. Cerca de la edad de tres años, un defecto genético se activó que causó que su sistema inmune atacara su cerebro. El efecto fue una lobotomía frontal que lo dejó en estado vegetativo. Desde entonces le he dedicado dos libros. Él es un recordatorio constante para mí del hecho de que vivimos en un mundo caído. No tengo ninguna duda de que un día, al morir o en el Rapto, su mente se pondrá bien y podré disfrutar su compañía eternamente.

Otra excepción

El tercer grupo que ha sido salvado aparte de la fe en Jesús son aquellas personas que vivieron y murieron antes del nacimiento y revelación de Jesús como el Hijo de Dios, pero que pusieron su fe en su Creador. Hebreos 11 nos habla que personas como Abel, Enoc, Noé y Abraham fueron justificados por su fe en Dios. Ellos no tenían las Escrituras ni algún conocimiento de Jesús, sin embargo, debido a que se relacionaron con su Creador en fe, fueron salvados. Específicamente, en Génesis 15:6 dice que debido a que Abraham le creyó al Señor, “le fue contado por justicia”.

Sin embargo, cada una de estas personas, y muchos otros como ellos, dependieron del sacrificio de Jesús para que su salvación fuera sellada. Su fe cubrió sus pecados, pero el perdón de sus pecados dependía del sacrificio de una persona perfecta que no merecía morir. Sólo la sangre de tal persona podía producir el perdón de sus pecados.

Ése es el porqué los santos del Antiguo Testamento no iban directamente al Cielo cuando morían. Iban, en cambio, a un lugar llamado el Seol (Hades en el Nuevo Testamento), y sus almas residían en un compartimento llamado el “seno de Abraham” o el “Paraíso”. Ellos no podían ser introducidos a la presencia de un Dios Santo hasta que sus pecados fueran perdonados.

Después de la muerte de Jesús en la Cruz, Él descendió al Hades e hizo una proclamación (1 Pedro 3:19). No se nos dice específicamente qué dijo Él, pero muy probablemente fue, “¡La sangre ha sido derramada!” Estoy seguro que esas palabras han de haber producido un coro de “¡Aleluyas!” También se nos dice que cuando Jesús ascendió al Cielo, Él “se llevó consigo a los cautivos” (Efesios 4:8). En otras palabras, Él vació el Hades de aquellos que eran salvos. El Paraíso fue movido del Hades al Cielo, una realidad que Pablo luego afirmó cuando dijo que había sido llevado al “tercer cielo”, al que él identificó como el Paraíso (2 Corintios 12:1-4).

¿Otra excepción?

Esto nos lleva de regreso a una de las preguntas con las que comenzamos: ¿Qué acerca de aquellos que viven y mueren hoy en día sin haber escuchado nunca el Evangelio? ¿Están destinados al Infierno?

Creo personalmente que el mismo principio que aplicó a las personas viviendo en los tiempos del Antiguo Testamento antes de la Primera Venida de Jesús, aplica a ellos. Su destino dependerá de si alguna vez respondieron a Dios en fe o no.

La Biblia dice que todas las personas tienen un conocimiento instintivo de que Dios existe (Romanos 2:14-15). Además, la Biblia dice que podemos darnos cuenta de la existencia de Dios observando la complejidad y belleza de la creación (Salmo 19:1-6).

Debido a que Dios es un Dios justo (Salmo 89:14), creo que Él nos responsabilizará de lo que sabíamos. Aquellos que fueron expuestos al Evangelio y lo rechazaron, estarán perdidos. Aquellos que tienen sólo el testimonio del instinto y la creación y que rechacen ese testimonio, también estarán perdidos. Pero aquellos que escuchen el Evangelio y pongan su fe en Jesús serán salvos. Y aquellos que respondan al testimonio del instinto y la creación poniendo su fe en su Creador también serán salvos. Sin embargo, este último grupo sólo será salvo haciendo que la sangre de Jesús sea aplicada a ellos como fue el caso con los santos del Antiguo Testamento.

Una declaración controversial

Creo que esto es lo que Billy Graham tenía en mente en mayo de 1997, cuando hizo una declaración muy controversial durante una entrevista que estaba siendo conducida por Robert Schuller.1 Él dijo que él creía que Dios está “llamando gente del mundo para Su nombre” – incluyendo el mundo musulmán, el mundo budista, el mundo cristiano y el mundo incrédulo. Añadió, “Aun podrían no conocer el nombre de Jesús, pero conocen en su corazón que necesitan algo que no tienen, y se vuelven a la única luz que tienen, y creo que son salvados, y que ellos van a estar con nosotros en el Cielo”. Schuller respondió preguntando, “Lo que te escucho decir es que es posible de que Jesucristo llegue al corazón humano, al alma y a la vida, aun si ellos han nacido en oscuridad y nunca han sido expuestos a la Biblia. ¿Es ésta una interpretación correcta de lo que estás diciendo?”.

La respuesta de Graham fue, “Sí, lo es… He conocido a personas en varias partes del mundo en situaciones tribales, que nunca han visto una Biblia o escuchado acerca de una Biblia y nunca han escuchado de Jesús, pero ellos han creído en sus corazones de que hay un Dios y han intentado vivir una vida que era muy separada de la comunidad circundante en la que vivían”.

Estos comentarios de Graham produjeron una avalancha de condenación hacia él. La gente lo acusó de creer en muchos caminos diferentes a Dios. Es ciertamente fácil ver cómo sus comentarios pudieron haber sido malinterpretados, pero creo que esto es exactamente lo que pasó.


Billy Graham nunca ha enseñado que existan muchos caminos hacia Dios. En su sitio web (billygraham.org)  hay dos artículos muy específicos acerca de la salvación en los que Graham afirma su a menudo declarada creencia de que Jesús es el único camino a Dios.2 En su declaración controversial, que fue expresada muy brevemente, creo que lo único que estaba diciendo es que las personas van a ser juzgadas sobre la base de lo que conocían acerca de Dios y de cómo respondieron a ese conocimiento, así como era el caso en los tiempos del Antiguo Testamento.3

Algunos podrían responder diciendo, “Si aquellos que vivan y mueran sin escuchar nunca de Jesús pueden aun ser salvos por su fe en Dios, mientras que aquellos que escuchen el Evangelio y lo rechacen estarán perdidos, ¡entonces quizás deberíamos dejar de proclamar el Evangelio!”

Pero esta declaración se basa en la suposición errónea de que el Evangelio es sólo una política de seguro contra incendios. Lo cierto es que es mucho más que eso, ya que la persona que recibe a Jesús como Señor y Salvador es bendecido con el poder interior del Espíritu Santo, recibiendo poder sobrenatural para vivir triunfantemente en un mundo de dolor y sufrimiento. La persona también es capacitada para conocer personalmente a Dios en esta vida – una bendición absolutamente invaluable.

Además, creo que cualquier persona que responda a Dios en fe basada en el instinto y el testimonio de la creación es la persona que aceptaría el Evangelio si fuera expuesta a él.

¿Todos los cristianos profesantes?

Esto nos lleva a otro grupo de personas – aquellos cristianos profesantes que nunca han nacido de nuevo. Lo que tengo en mente es lo que prefiero llamar “cristianos culturales”. Éstos son personas que afirman ser cristianos debido a que profesan creer en Jesús, pero no tienen ninguna relación personal con Él. Muchos de éstos son personas que asisten regularmente a la iglesia. Algunos son ancianos, diáconos, maestros e incluso pastores. ¿Pueden llegar al Cielo por medio de la membresía de una iglesia o por participar en ritos cristianos como el bautismo o la comunión?

La respuesta de la Biblia es un claro “¡No!”. Jesús mismo dijo que ningún hombre puede ver el reino de Dios a menos que “nazca de nuevo” (Juan 3:3). Eso significa que una persona debe poner su fe en Jesús como su Señor y Salvador personal. No es suficiente simplemente creer que Jesús vivió. La Biblia dice que aun “los demonios creen y tiemblan” (Santiago 2:19). Pero ellos han rechazado a Jesús como su Señor.

Ir a la iglesia o participar en rituales cristianos no es otro camino al Cielo. Nuestras iglesias están llenas con personas no salvas que están confiando en que sus buenas obras los llevarán al Cielo. Pero la Biblia dice, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).

En una entrevista que realicé recientemente con el Dr. Robert Jeffress, pastor de la Primera Iglesia Bautista en Dallas, él señaló que dos palabras resumen una de las diferencias fundamentales entre el Cristianismo y todas las otras religiones en el mundo. Esas palabras son “haga” y “hecho”. Con respecto al acceso al Cielo, todas las falsas religiones del mundo dicen, “¡HAGA!” El Cristianismo, en un marcado contraste, proclama “¡HECHO!”4 En otras palabras, el Cristianismo declara que Jesús hizo todo lo necesario para nuestra salvación por medio de Su muerte en la cruz. No hay nada que podamos añadir a eso.

Las falsas expresiones del Cristianismo requieren que usted se gane su salvación haciendo obras que ellas requieren. El verdadero Cristianismo dice que no hay nada que usted pueda hacer para ganar su salvación debido a que es un regalo gratuito de Dios por medio de la fe en Jesús como Señor y Salvador. En este sentido, el verdadero Cristianismo realmente no es una religión; en cambio, es una relación. Jesús puso en claro esto en la última cena con Sus discípulos cuando oró a Dios, diciendo, “…ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).

En este sentido, me siento obligado a declarar, respetuosamente, que ésta es un área donde Billy Graham parece haberse desviado del Evangelio. Digo esto debido a que él ha puesto muy en claro en sus escritos y sus declaraciones públicas que él cree que la Iglesia Católica es una expresión verdadera del Cristianismo.5

Esto es lamentable debido a que su aprobación del Catolicismo ha hecho que muchos católicos se sientan cómodos y seguros en su fe. Y aunque estoy seguro que hay algunos católicos que verdaderamente han puesto su fe en Jesús, la vasta mayoría no lo ha hecho debido a que la Iglesia Católica siempre ha enseñado la salvación por obras – lo que convierte a la religión del Catolicismo en una forma falsa del Cristianismo.6

Desde una perspectiva bíblica y cristiana, no existe escape a la conclusión de que Jesús es el único camino a Dios, ya sea por medio de la fe directa en Él o al hacer que la sangre de Jesús sea aplicada a una persona que ha respondido a Dios en fe por medio del testimonio del instinto y la naturaleza.

Argumentar que hay otros caminos a Dios, como algunos líderes apóstatas cristianos están haciendo hoy en día, es negar que el sacrificio de Jesús era necesario para el perdón de pecados. Si realmente hay otros caminos a Dios, entonces Jesús vino a la tierra a sufrir una terrible muerte sin ningún propósito. Todo su sacrificio fue en vano. O somos salvos por la sangre de Jesús o no lo somos.

Una promesa gloriosa con respecto al futuro

Una cosa que sabemos con seguridad es que cada persona en la tierra que esté viva al final de la Tribulación escuchará el Evangelio antes de la Segunda Venida de Jesús. Sabemos esto porque Jesús dijo que esto ocurriría (Mateo 24:14). Esa profecía está siendo cumplida parcialmente hoy por medio del uso de la tecnología moderna. Las computadoras están siendo utilizadas para producir traducciones rápidas de la Biblia. Los satélites están siendo usados para transmitir sermones del Evangelio a nivel mundial.

Pero el cumplimiento final de la profecía ocurrirá cerca del final de la Gran Tribulación cuando Dios enviará a un ángel que circunnavegará el globo y proclamará el Evangelio a toda persona que quede viva en ese momento (Apocalipsis 14:6-7).

¡Qué gracia tan gloriosa!

Notes

1) Television interview of Billy Graham by Robert Schuller, May 31, 1997, On Doctrine at www.ondoctrine.com/10grahab.htm.

2) See, for example, Billy Graham's article, "Why do Christians believe Jesus is the only way of salvation?" (www.billygraham.org/MyAnswer_Article.asp?ArticleID=4822). See also, "The Only Way?" (www.billygraham.org/News_Article.asp?ArticleID=354).

3) Graham's consistency in clearly preaching that Jesus is the only way to Heaven is clearly demonstrated in a video clip that can be found on YouTube. The clip, which runs 7 minutes, shows excerpts from 7 sermons delivered between 1957 and the present in which he affirms over and over again that Jesus is the only way to God. The video clip can be found at www.youtube.com/watch?v=VWv1jiWC4b0. As of March 5, 2010, the video was mislabeled, "Billy Graham denies Jesus..." It should be labeled, "Billy Graham affirms Jesus as the only way to God."

4) Two video interviews with Dr. Jeffress have been published as a video album by Lamb & Lion Ministries. The album is titled, "Absolute Truth" and can be ordered from our online resource center or by calling 1-800-705-8316 .

5) John Ashbrook, "Billy Graham's Catholic Connection,"
cnview.com/on_line_resources/billy_graham_catholic_connection.htm. This is just one of many examinations on the Internet of Graham's endorsement of Catholicism. There are also video interviews of him endorsing the Catholic faith.

6) Graham takes this position because he says "Catholics believe in Jesus." But, again, do they simply believe he existed (as do Muslims), or do they believe in the sense of trusting Him, and Him alone, for their salvation? If their trust is truly in Jesus, then why are they instructed to pray to Mary? A great source for unbiblical Catholic beliefs is pro-gospel.org/x2.

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Are there many roads to God?

Cortesía de:
Lamb & Lion Ministries (lamblion.com)

Read in Lamplighter:

martes, 19 de abril de 2011

Estudio Bíblico Mesiánico: Los Resultados de la Muerte del Mesías




Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. Romanos 10:4

Una de las obras más grandes de la gracia de Dios fue la muerte del Mesías, la que produjo diez resultados específicos.

I. El fin de la Ley de Moisés

El primer resultado fue que señaló el fin de la Ley Mosaica. Este hecho es destacado en pasajes tales como Hechos 15:10-11: Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

El contexto de este pasaje aborda la forma en la que un gentil es salvado. ¿Son salvados estrictamente por gracia a través de la fe o también deben guardar la Ley Mosaica? La conclusión del Concilio de Jerusalén fue que ellos no necesitan guardar la Ley, ya que ellos son salvados puramente por gracia a través de la fe, sin añadir nada. Si los gentiles no necesitan guardar la Ley, eso significa que la muerte del Mesías trajo la Ley a su fin, ya que si la Ley aún estuviera en efecto, entonces los gentiles estarían obligados a guardarla.

El mismo punto es hecho varias veces en el libro de Romanos. El primer ejemplo es Romanos 3:21-22: Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia…

Y, en segundo lugar, Pablo declara en el verso 31: ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.

Después, Pablo escribió estas palabras en Romanos 4:13-16: Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros…

Otro pasaje en el libro de Romanos hace el mismo punto, y esa referencia es Romanos 10:4: Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

El punto de estos pasajes es que la muerte del Mesías produjo el fin de la Ley Mosaica. Ninguna promesa está siendo cumplida hoy por medio de la Ley, sino que en cambio, las promesas son recibidas por gracia a través de la fe. El Mesías puso fin a la Ley por medio de su cumplimiento.

II. El Juicio de la Naturaleza de Pecado

La muerte de Yeshúa (Jesús) dejó inoperante al poder reinante de la naturaleza pecaminosa. La muerte de Jesús dejó inoperantes a la autoridad y el poder de la naturaleza pecaminosa para reinar sobre el creyente, de manera que está muerto al pecado, lo que significa que es libre de la dominación de la naturaleza pecaminosa. La naturaleza de pecado no está muerta, pero el creyente está muerto a ella, en el sentido de que no está obligado a obedecer sus exigencias, tal como lo estaba antes de ser salvo.

Este hecho es desarrollado extensamente por Pablo en Romanos 6:1-8:13. Este largo pasaje puede resumirse en cuatro puntos. Primero, el Mesías murió al pecado. Segundo, la muerte sustitutoria del Mesías incluyó morir por la naturaleza pecaminosa así como por los pecados personales; ése es el énfasis del capítulo 6. Tercero, todo el sistema de méritos, con su llamado a las obras y esfuerzos humanos representados en la relación de la Ley, ha pasado para el creyente y los que emplean este sistema de obrar con sus propias fuerzas serán derrotados debido a su incapacidad para controlar la naturaleza pecaminosa; ése es el punto del capítulo 7. Pablo demostró que esto es cierto por sus propias experiencias cuando, como un bebé creyente joven e inmaduro, intentó usar la Ley como base para controlar la naturaleza pecaminosa y vivir la vida espiritual. Aquí es cuando aprendió que la vida espiritual debe vivirse por fe, así como la salvación es alcanzada. Cuarto, hay victoria triunfante en la que la completa voluntad de Dios es cumplida en el creyente, pero nunca por el creyente, ya que él simplemente no tiene ese tipo de poder; ése es el punto del capítulo 8.

III. La Base para el Perdón y la Limpieza

No sólo es la muerte del Mesías la base para el perdón del pecado en el sentido de la salvación, sino que también es la base para el perdón de los pecados cometidos después de creer en el sentido del perdón familiar (I Juan 1:1-2:2). Así que la razón por la que los pecados del creyente están siendo limpiados continuamente es debido a que la muerte del Mesías es la base para el perdón y la limpieza del creyente.

IV. La base para Posponer el Justo Juicio Divino

La muerte del Mesías es la razón por la que el justo juicio divino ha sido pospuesto. Esto es destacado en Romanos 2:4-5: ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios…

Tal es el pecado del hombre que Dios tiene todo el derecho de juzgar al hombre inmediatamente. Pero el juicio está siendo retrasado, está siendo pospuesto por causa de la muerte de la muerte del Mesías para que el hombre tenga una oportunidad extendida para aceptar la gracia gratuita de Dios.

Pablo hizo el mismo punto en Romanos 9:22: ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción…

De nuevo, Dios tiene todo el derecho para herir de muerte al hombre en el momento que cometa su primer pecado. Pero el juicio es pospuesto sobre la base de la muerte del Mesías.

Lo que Pablo enseñó también fue enseñado por Pedro. Por ejemplo, I Pedro 3:20 declara: …los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua…

Aquí, Pedro recuerda otra ocasión en la que Dios pospuso Su juicio, ya que en los días de Noé, Él retrasó el Diluvio por ciento veinte años. La aplicación es que Él aún está posponiendo Su juicio sobre la base de la muerte del Mesías.

Pedro enseñó otra vez esta verdad en II Pedro 3:9: El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Y luego, en el verso 15, escribió: Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito…

Aquí, Pedro se remonta a las palabras de Pablo para enfatizar el mismo punto: que el juicio es pospuesto debido a la muerte del Mesías.

V. La Remoción de los Pecados Anteriores a la Cruz

Yeshúa no murió sólo por los pecados que fueron cometidos después de Su muerte, sino también por los pecados cometidos antes de Su muerte. Él no murió sólo por los pecados de los santos del Nuevo Testamento, sino también por los pecados de los santos del Antiguo Testamento. Dios pudo haber juzgado a los santos del Antiguo Testamento inmediatamente, pero Él pospuso su juicio hasta la Cruz. Entonces ese juicio cayó sobre el Mesías como su sustituto así como el sustituto de los creyentes del Nuevo Testamento. De esa forma, sus pecados fueron removidos.

Esto es enseñado por Hechos 17:30: Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan…

Él hizo el mismo punto en Romanos 3:25: …a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados…

De nuevo, él señaló que los pecados cometidos antes de la muerte del Mesías pudieron haber sido juzgados inmediatamente, pero fueron pospuestos, pasados por alto temporalmente o “ignorados”, hasta la muerte del Mesías como su sustituto.

En Hebreos 10:4, el escritor dijo: …porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.

El sacrificio de animales no podía remover y no removió los pecados de los santos del Antiguo Testamento; simplemente los cubrió temporalmente. Una vez que el Mesías murió, sólo entonces sus pecados fueron removidos también.

VI. El Despojo de los Principados y Potestades

La muerte de Jesús no sólo produjo resultados en la esfera humana, también produjo resultados en la esfera angelical, especialmente en la esfera de los ángeles caídos o esfera demoníaca. La muerte del Mesías significó el despojo de los principados y potestades. Esto es destacado en varias formas. Por ejemplo, Yeshúa dijo en Juan 12:31: Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.

Según este verso, la muerte de Yeshúa logró dos cosas: primera, el juicio de este mundo; y segunda, también la expulsión del príncipe de este mundo.

Luego, Yeshúa habló estas palabras en Juan 16:11: …y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.

La muerte del Mesías representó el juicio de Satanás individualmente; ella dio lugar al juicio de Satanás personalmente. No sólo Satanás fue juzgado, sino también todas sus cohortes demoniacas según Colosenses 2:14-15: ...anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

VII. La Purificación de las Cosas en el Cielo

No sólo las cosas en la tierra fueron purificadas por la muerte del Mesías, tales como los santos, sino que las cosas en el Cielo también fueron purificadas. Por ejemplo, esto es resaltado en Romanos 8:21-23: ...porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.

Toda la creación, que incluye a la tierra así como a toda la esfera celestial, los cuerpos celestiales o el primer y segundo cielos, fue purificada por la muerte del Mesías.

El mismo punto es hecho en Hebreos 9:11-12: Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.

Y luego, el escritor añade estas palabras en Hebreos 9:21-24: Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios…

En estos pasajes, se hace el punto de que Yeshúa purificó las cosas en los cielos mismos. Pero la pregunta es: ¿Por qué necesitaban las cosas en los cielos ser purificadas? Debe recordarse que la caída de Satanás ocurrió en el Cielo. Como resultado de su caída, el pecado fue introducido al Cielo mismo, y el santuario celestial, del que Satanás fue una vez sacerdote, fue profanado. Mientras que la sangre de animales era suficiente para limpiar el santuario terrenal, no era suficiente para limpiar el santuario celestial. Eso requería una mejor sangre: la sangre del Mesías. Así que la sangre del Mesías fue usada para limpiar el santuario celestial.

VIII. La Base para la Paz

La muerte de Yeshúa es la base para la paz en tres planos. En primer lugar, es la base para la paz entre Dios y el hombre según Romanos 5:1: Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo…

En segundo lugar, la muerte de Jesús es también la base para la paz entre los judíos y los gentiles. Éste es el punto de Efesios 2:11-16 así como Colosenses 3:11, que dice: ...donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.

En tercer lugar, la muerte de Yeshúa es la base para la paz en el universo según Colosenses 1:20: …y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

IX. La Base para la Salvación Nacional de Israel

La razón por la que un día habrá una salvación nacional de Israel es debido a la muerte del Mesías. Algún día, todo Israel creerá en Él. En el Antiguo Testamento, esto es enseñado en Deuteronomio 30:3 y Jeremías 31:31-34. En el Nuevo Testamento, este punto es hecho Romanos 11:25-29. Este resultado de la muerte del Mesías – la salvación nacional futura de Israel – es también la precondición para la Segunda Venida.

X. La Base para el Establecimiento del Reino Mesiánico

Apocalipsis 5:8-14 hace el punto de que el Reino Milenial no podía ser establecido aparte de la muerte del Mesías. Su muerte es la base para el establecimiento del Reino Milenial o Mesiánico.

miércoles, 3 de marzo de 2010

La Resurrección en la Profecía

Un evento claramente previsto por Jesús y los profetas hebreos


¡El ha resucitado! ¡Aleluya!


La resurrección del Mesías estaba bien establecida en las escrituras proféticas hebreas mucho antes de la muerte y resurrección de Jesús.

Las Profecías de David e Isaías

La más sencilla y mejor conocida de las profecías de la resurrección es la escrita por David en el Salmo 16:10, escrita mil años antes del nacimiento de Jesús: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que Tu Santo vea corrupción”.

El Día de Pentecostés, cuando Pedro predicó el primer sermón del Evangelio, él afirmó con denuedo que Dios había levantado a Jesús de los muertos (Hch. 2:24). Luego él explicó que Dios había realizado este hecho milagroso en cumplimiento de la profecía de David en Salmo 16. De hecho, el citó en detalle las palabras de David contenidas en Salmo 16:8-11. Años después, Pablo hizo la misma cosa cuando habló a los judíos de Antioquía en Pisidia. Al igual que Pedro, declaró que Dios había levantado a Jesús de los muertos en cumplimiento del Salmo 16:10 (Hch. 13:33-35).

La resurrección del Mesías está inferida fuertemente en otro de los salmos de David, a saber el Salmo 22. Los primeros dieciocho versículos de este increíble salmo describen el sufrimiento del Mesías en vívido detalle, mencionando incluso la naturaleza de Su muerte: “Horadaron mis manos y mis pies” (Salmo 22:16). Luego, en los versículos 19-21, el Salvador sufriente ora por liberación “de la boca del león” (una metáfora para Satanás). Esta oración desesperada es seguida inmediatamente en los versículos 22-24 por un himno de alabanza en el que el Mesías agradece a Dios por escuchar Su oración y por salvarle. La resurrección del Mesías está claramente inferida entre el final de la oración en el verso 21 y el comienzo del canto de alabanza en el verso 22.

Se habla de la resurrección más deliberadamente en el famoso pasaje de Isaías del “Salvador Sufriente” en Isaías 53. Después de profetizar que el Salvador sufriría por nuestros pecados y que luego sería “cortado de la tierra de los vivientes”, Isaías declara que El “verá Su descendencia” y que Dios el Padre “prolongará Sus días” (Is. 53:5, 8 y 10). Isaías procede a reafirmar la promesa de la resurrección en palabras diferentes: “Después de Su sufrimiento verá la luz y quedará satisfecho” (Is. 53:11).

Las Profecías de Jesús

Pero las profecías de la resurrección no están confinadas al Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento contiene muchas de ellas en las enseñanzas de Jesús. Quizá la más temprana está registrada en Juan 2 que narra la historia de la primera visita de Jesús a Jerusalén después de la inauguración de Su ministerio. Los judíos le pidieron una señal para demostrar que El era el Mesías. Jesús respondió con una declaración sorprendente: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Jn. 2:19). Los judíos pensaron que El estaba hablando acerca del Templo de Herodes, pero Juan dice, “Mas El hablaba del templo de Su cuerpo” (Jn. 2:21). Y Juan añade una observación interesante: “Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, Sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho” (Jn. 2:22).

Luego, en Su discurso del Buen Pastor, registrado en Juan 10, Jesús declaró que llegaría el día cuando El pondría Su vida por Su propia iniciativa. Pero, El afirmó inmediatamente que así como El pondría Su vida por Su propia autoridad, El tenía la autoridad para “volverla a tomar” (Jn. 10:17-18).

En la tumba de Lázaro, justo antes que Jesús demostrara Su poder sobre la muerte al resucitar a Lázaro de los muertos, Jesús dijo a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Jn. 11:25).

Muchas veces a lo largo de Su ministerio, Jesús habló en privado a Sus discípulos acerca de Su muerte y resurrección. Por ejemplo, justo después de la famosa confesión de Pedro de Jesús como el Hijo de Dios, se nos dice que “Desde entonces comenzó Jesús a declarar a Sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día” (Mt. 16:21 y Mr. 8:31).

En el evangelio de Mateo se revela que inmediatamente después de Su Transfiguración, Jesús les dijo a Sus discípulos que no deberían compartir la experiencia con nadie hasta después de que El fuera resucitado de los muertos (Mt. 17:9). Marcos relata la misma historia en su evangelio, pero añade que los discípulos “guardaron la palabra entre sí (que El sería levantado de los muertos), discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos” (Mr. 9:9-10). Parece que los discípulos nunca comprendieron totalmente el significado de las profecías de Jesús acerca de Su resurrección hasta después que la resurrección había realmente ocurrido.

A pesar de que los discípulos siempre parecían estar desconcertados por las declaraciones acerca de Su resurrección, Jesús continuó haciéndoles las afirmaciones de que El sería asesinado y luego resucitaría al tercer día (Mt. 17:22-23; 20:18-19; 26:31-32; Mr. 10:32-34 y Lc. 18:31-33).

Profecías Simbólicas

Al hablar de Su resurrección, Jesús a menudo recurrió al uso de una poderosa profecía simbólica. El la llamó la “señal de Jonás”. Cuando los judíos le pedían una señal (es decir, un milagro) para demostrar que El era el Mesías, el respondería diciendo, “La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás” (Mt. 16:4). En al menos una ocasión, El definió exactamente lo que quería decir con esta expresión muy enigmática: “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mt. 12:40).

Jonás siendo lanzado a la superficie por el gran pez.

La resurrección también está representada simbólicamente en la vida de José. Sus hermanos le traicionaron así como Jesús fue traicionado por Sus hermanos judíos. Después, los hermanos de José le lanzaron en un pozo y le dijeron a su padre que estaba muerto. Jesús en realidad murió a manos de sus hermanos. Pero José fue rescatado del pozo en una resurrección simbólica que apuntó a la verdadera resurrección del Mesías. Luego, José se presentó a sus hermanos, y le recibieron como su salvador, al igual que Jesús reaparecerá un día cuando los judíos estén dispuestos a ver a Aquél a quien traspasaron y griten, “Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Zac. 12:10 y Mt. 23:39).

El ángel detiene a Abraham justo en el momento en que va a matar a su hijo Isaac.

Uno de los retratos más bello y conmovedor de la resurrección en la profecía simbólica se puede encontrar en la vida de Abraham cuando le fue dicho por Dios que sacrificara a su precioso hijo, Isaac. Cuando Abraham estaba listo para hundir el cuchillo en su hijo, un ángel lo detuvo y la vida de su hijo le fue devuelta como un símbolo de la resurrección del Mesías. El escritor de Hebreos reconoció el simbolismo de esta historia cuando escribió: “Consideraba (Abraham) que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos” (Heb. 11:19).

El Hecho de la Resurrección

Estas profecías fueron cumplidas cuando Jesús de Nazaret fue levantado de los muertos. Su triunfo sobre la tumba certifica que El era quien dijo ser – es decir, el Hijo de Dios (Hchs. 13:33).

Panorámica del Jardín de la Tumba

"No está aqui, porque ha resucitado". ¡Gloria a Dios!

Jesús ha vencido a la muerte, el gran enemigo que es temido por toda la humanidad (Heb. 2:15). Por lo tanto, se le ha dado autoridad sobre la muerte (el cuerpo) y el Hades (el espíritu). Jesús mismo proclamó esta gran verdad a Juan en la isla de Patmos: “No temas; Yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Ap. 1:17-18).

Nuestro corazón anhela el regreso de nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo. ¡Maranatha!

Un día cercano Jesús aparecerá en los cielos. El traerá con El los espíritus de aquéllos que han muerto con su fe puesta en El. El resucitará sus cuerpos en un gran milagro de restauración y luego El reunirá sus espíritus con sus cuerpos, dándoles cuerpos glorificados que serán perfectos e inmortales (1 Tes. 4:13-18 y 1 Cor. 15:42-44, 51-54).



Artículos relacionados:
Las Dos Resurrecciones
La Resurrección de Jesús en la Profecía
Tres Días y Tres Noches
¡Feliz Cumpleaños!... ¿Jesús?
¿Cuándo nació Jesús?

Traducción y diagramación: Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (
www.endefensadelafe.org)

Artículo original:
The Resurrection in Prophecy

Cortesía de:

Lamb & Lion Ministries (www.lamblion.com)
Share/Bookmark