Mostrando entradas con la etiqueta Libro: Jesús - El Cordero y el León. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Libro: Jesús - El Cordero y el León. Mostrar todas las entradas

martes, 11 de abril de 2023

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 9 (parte 1 de 2)

Los Milagros de Jesús

Por Dr. David R. Reagan

Haga clic sobre la imagen para ir al Índice

Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron [a Jesús] todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados . . .  Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios . . . — Marcos 1:32 y 34.

Jesús realizó muchos milagros durante su ministerio terrenal. ¿Cuál fue la naturaleza de esos milagros? ¿Cuál era su propósito? ¿Y cómo se relacionan contigo y conmigo hoy?

Los cuatro evangelios registran 35 milagros separados de Jesús, pero éstos no fueron los únicos que realizó. 1

En el evangelio de Mateo, dice que Jesús recorrió toda Galilea enseñando en las sinagogas y “sanando toda enfermedad”. Mateo luego se pone específico, afirmando que Jesús sanó “diversas enfermedades y tormentos, endemoniados, epilépticos y paralíticos...” (Mateo 4:23-24).

El evangelio de Juan concluye con la intrigante declaración de que Jesús hizo tantas cosas, que si se registraran en detalle, “ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir” (Juan 21:25).

El Propósito de los Milagros

El propósito fundamental de los milagros de Jesús era demostrar que Él era Dios hecho carne, el Mesías prometido. En Juan 10:25 Jesús dijo: “Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí”. Más tarde, en el mismo discurso, dijo: “... creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre” (Juan 10:38).

El Testimonio de los Apóstoles

Los apóstoles señalaron los milagros de Jesús en sus sermones, para afirmar Su divinidad. Por ejemplo, en el primer sermón del evangelio, el que Pedro predicó en Pentecostés en Jerusalén, Pedro proclamó a Jesús como el Mesías, afirmando que fue “aprobado por Dios con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo por medio de él...” (Hechos 2:22).

Y más tarde, en su sermón a Cornelio y su casa en Cesarea, Pedro dijo: “Vosotros sabéis cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38).

Tipos de Milagros

Hubo varios tipos de milagros que Jesús realizó, todos los cuales fueron diseñados para ilustrar diferentes facetas de Su divinidad.

Por ejemplo, demostró que era el “Señor del Tiempo”, al convertir instantáneamente el agua en vino; e ilustró que era el “Señor de la Creación”, al multiplicar los panes y los peces. Él demostró que era el “Señor de la Naturaleza”, al calmar una tormenta y caminar sobre el agua.

Él demostró que era el “Señor de la Salud”, cuando sanó a los leprosos, restauró la vista y el oído, y liberó a las personas de la epilepsia y la parálisis. Algunas de estas curaciones se realizaron sin que Él estuviera presente, lo que demostró que era el “Señor del Espacio”.

Repetidamente expulsó demonios de las personas, proporcionando evidencia de que Él era “Señor de lo Sobrenatural”.

De la misma manera, demostró que era el “Señor de la Vida y de la Muerte”, cuando resucitó a la gente de entre los muertos, como su querido amigo Lázaro, que había estado en su tumba durante cuatro días.

El Milagro en Caná

Con estos antecedentes, visitemos algunos de los sitios donde Jesús realizó Sus milagros, y comencemos en el pueblo de Caná.

Jesús transformó este oscuro pueblo en un lugar de fama mundial. Eso es porque Él realizó Su primer milagro allí en una fiesta de bodas, y durante 2,000 años en el mundo cristiano, apenas se ha realizado una boda donde este pueblo no haya sido mencionado.

El milagro fue provocado por el hecho de que el anfitrión se quedó sin vino. Cuando esto sucedió, Jesús procedió a convertir seis vasijas de agua en vino de la más alta calidad, demostrando que Él era el Señor del tiempo (Juan 2:1-11).

El evangelio de Juan termina la historia con esta observación: “Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él” (Juan 2:11).

Otro Milagro en Caná

Por cierto, Jesús realizó otro milagro en Caná del que rara vez se oye hablar. Ocurrió más tarde en Su ministerio. Un día, mientras pasaba por el pueblo, fue confrontado por un funcionario real, miembro de la corte del rey Herodes Antipas. El hombre era de Capernaum, a unas 20 millas de distancia. Había oído hablar de los poderes sanadores de Jesús, y vino a buscarlo para pedirle que sanara a su hijo (Juan 4:46-54).

El hombre le rogó a Jesús que fuera con él a Capernaum, para sanar a su hijo antes de que muriera. Jesús respondió diciendo: “Ve; tu hijo vive”. El hombre le creyó a Jesús, e inmediatamente se dirigió a casa. Antes de que pudiera llegar a Capernaum, fue recibido por los sirvientes de la casa, quienes le informaron que su hijo había sido sanado.

El Testimonio de los Milagros de Caná

Cuando Jesús transformó el agua en vino, demostró que era Señor tanto del tiempo como de la materia. Él no necesitaba jugo de uva, ni necesitaba esperar el proceso de fermentación.

Cuando sanó al hijo del sirviente real, Jesús demostró que era el Señor de la salud y el espacio. Él no necesitaba estar físicamente presente, ni necesitaba tocar al niño.

Un Milagro Relacionado con un Hombre de Caná

Una de las iglesias en Caná se llama la Capilla de San Bartolomé. Honra a un apóstol de Jesús que vino del pueblo. Su nombre era Natanael, pero a menudo se le conoce en las Escrituras como Bartolomé (Mateo 10:3).

Natanael es el hombre que, cuando escuchó por primera vez acerca de Jesús de boca de su amigo Felipe, dijo: “¿De Nazaret puede salir algo?” (Juan 1:46). Pero, cuando conoció a Jesús, quedó tan profundamente impresionado, que exclamó: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel” (Juan 1:49).

La razón por la que Jesús tuvo un impacto tan grande en Natanael es porque Jesús lo saludó con un milagro de conocimiento. Le dijo a Natanael: “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño!” (Juan 1:47). Cuando Natanael respondió preguntando cómo lo conocía Jesús, Jesús dijo: “Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi” (Juan 1:48).

La confesión de Natanael de Jesús como Dios en la carne es la segunda registrada en las Escrituras. La primera vino de la boca de Juan el Bautista cuando Jesús apareció en el

Río Jordán para ser bautizado. Juan proclamó: "¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!" (Juan 1:29).

El Problema con Nazaret

El comentario burlón de Natanael sobre Nazaret se basó en el hecho de que era un pequeño pueblo rústico de sólo unas 200 personas, y era el pueblo donde Jesús había crecido con sus padres. Por lo tanto, era difícil para Natanael creer que alguien significativo pudiera provenir de un lugar así.

Las Escrituras revelan un punto interesante acerca de Nazaret que se relaciona con el poder milagroso de Jesús. La Biblia dice que Jesús no pudo realizar ningún milagro poderoso en su ciudad natal de Nazaret “a causa de su incredulidad” (Mateo 13:58).

Su incredulidad probablemente estaba arraigada en el hecho de que Jesús era un muchacho de la ciudad natal, a quien la mayoría de ellos había conocido toda su vida. Al igual que Natanael, a ellos también les resultaba difícil creer que alguien de su aldea pudiera ser un poderoso hacedor de milagros.

Independientemente de su motivación, esta fascinante declaración acerca de su incredulidad, que restringió el poder de Jesús, es algo que debemos tener en cuenta cuidadosamente, porque señala que tú y yo, por más débiles que seamos, podemos limitar el poder de Dios en nuestras vidas por nuestra incredulidad.

Un Ejemplo Personal

En ese sentido, nunca olvidaré una experiencia personal que me ilustró vívidamente este punto. Estaba celebrando una reunión en una iglesia muy tradicional en Nashville, Indiana, un pintoresco pueblo a unas 45 millas al sur de Indianápolis. Al final del servicio de adoración el domingo por la mañana, ofrecí una invitación para cualquiera que necesitara sanidad. Una persona vino al frente y me pidió que orara para que fuera curado de cáncer.

Debido a que había discernido espiritualmente un nivel muy alto de incredulidad entre los asistentes, decidí hacer algo que nunca antes había hecho. Anuncié la necesidad de oración de la persona, y luego pedí a todos aquellos que creían que el Señor podía sanarlo que levantaran la mano. Hubo una larga pausa incómoda, y luego un hombre cerca de la parte de atrás levantó la mano. Le pedí que se presentara. Una vez más, les pedí a aquellos que creían que Dios podía sanar (no que lo haría, sino que podía) que levantaran la mano. Otra larga pausa. Se levantaron más manos.

Terminamos con seis personas que expresaron su creencia en el poder sanador de Dios. Luego les pedí que formaran un círculo alrededor de la persona que pedía oración y que se tomaran de las manos. Le expliqué que estábamos creando un escudo de fe para protegernos de la incredulidad. Luego procedimos a orar por la persona.

Nunca olvidaré el resultado. El Espíritu Santo cayó con gran poder, y la gente comenzó a pasar al frente por docenas para orar. Nunca había visto algo así en una de mis reuniones.

Francamente, casi entré en shock. ¡También lo hicieron algunos de los miembros más serios de la congregación!

¡Los teléfonos debieron haber sonado de las paredes esa tarde, porque esa noche tuvimos una multitud más grande que el domingo por la mañana! Era obvio que muchos habían venido por pura curiosidad. Una vez más, el Espíritu se movió con gran poder y, de nuevo, muchos vinieron al frente para ser ministrados.

Se corrió la voz de que íbamos a tener un “Fiestón del Espíritu Santo”, y la asistencia continuó creciendo. Para la última noche, miércoles, teníamos casi 400 personas presentes. ¡La ciudad tenía sólo 740 residentes!

El Enfoque Geográfico de los Milagros de Jesús

Cuando la ciudad natal de Jesús, Nazaret, lo rechazó al principio de Su ministerio, trasladó su base de operaciones a Capernaum, ubicada en la costa norte del Mar de Galilea.

A partir de entonces, Jesús enfocó Su ministerio en un triángulo de ciudades: Capernaum, Corazín y Betsaida. La mayoría de Sus milagros galileos se realizaron en estas tres ciudades.

Milagros en Capernaum 

El primer milagro que Jesús realizó en Capernaum fue la curación del siervo de un centurión romano. Este soldado de un ejército de ocupación se acercó a Jesús con humildad y le pidió que sanara a un siervo que estaba al borde de la muerte. Jesús accedió a hacerlo y le pidió al soldado que lo llevara a su casa. Pero el centurión respondió: “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará” (Mateo 8:8).

Cuando Jesús escuchó estas palabras, la Biblia dice: “Se maravilló y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe . . . Ve, y como creíste, te sea hecho” (Mateo 8:10-13).

Este centurión era lo que los judíos llamaban “un gentil justo”. Era un hombre de fe. También era un hombre muy generoso, porque la Biblia dice que fue él quien suministró los fondos para construir la sinagoga que existía en Capernaum en la época de Jesús (Lucas 7:1-5).

El segundo milagro que Jesús realizó en Capernaum ocurrió en la casa del apóstol Pedro. Por cierto, la casa de Pedro es probablemente el lugar donde Jesús mismo vivió. La historia de ese milagro está registrada en tres de los Evangelios. Así es como se describe en el Evangelio de Marcos (Marcos 1:29-31):

Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre . . .

Ella no sólo fue sanada instantáneamente, sino que se levantó y, en su alegría, ¡comenzó a servir comida a los hombres!

Esta sanidad debe haber causado un gran revuelo, porque Marcos agrega esta observación: “Cuando llegó la noche . . . le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados . . . Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios . . .” (Marcos 1:32-34).

El tercer milagro específico, que la Biblia menciona que Jesús realizó en Capernaum, también ocurrió en una casa privada. La Biblia dice que Jesús estaba enseñando en una casa que estaba llena de oyentes entusiastas. Mientras hablaba, algunos hombres trajeron a un paralítico para que lo sanara. Como no podían entrar por la puerta, debido al tamaño de la multitud, subieron al techo y bajaron al hombre en una camilla (Marcos 2:1-12).

Cuando Jesús fue testigo de su gran fe y persistencia, le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados” (Marcos 2:5). Ahora bien, ésa fue una declaración revolucionaria, ya que Dios es el único que puede perdonar pecados. El punto, por supuesto, es que, al hacer tal declaración, Jesús estaba afirmando Su divinidad.

Los fariseos que estaban presentes, reconocieron este hecho inmediatamente y dijeron: “¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?” (Marcos 2:7). Jesús, sabiendo lo que pensaban los fariseos, dijo a la multitud: “... Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados . . . A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa” (Marcos 2:10-11). Y el paralítico fue sanado al instante.

En respuesta a este milagro, la Biblia dice que toda la gente se asombró y comenzó a glorificar a Dios, diciendo: “¡Nunca hemos visto cosa semejante!” (Marcos 2:12).

Lea la parte 2 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Estimado lector: Gracias a las ofrendas de amor de nuestros colaboradores, podemos poner gratuitamente a su disposición este material exclusivo de nuestro Ministerio. Si siente de parte del Señor apoyar la labor que su servidor está llevando a cabo, visite nuestra sección Donativos, para descubrir cómo podrá hacerlo.


You may acquire this book clicking on the image below (available only in English):

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 8 (parte 2 de 2)

El Jesús Pre-Encarnado

Por Dr. David R. Reagan

Haga clic sobre la imagen para ir al Índice

Pregunta: Si Jesús no es un ángel, entonces, ¿por qué se le dio el título de “el Ángel del Señor” en Sus apariciones pre-encarnadas?

Respuesta: El título es una expresión de cariño y una descripción del papel principal de Jesús en estas apariciones. Así como mi esposa es mi “ángel”, así también el Hijo es el “ángel” del Padre. Jacob usó este tipo de terminología cuando bendijo a sus hijos en su lecho de muerte. Al bendecir a José, se refirió a Dios como “el Ángel que me liberta de todo mal” (Génesis 48:15-16).

De nuevo, el término, ángel, significa “mensajero”. Y ése es el papel que Jesús jugó con mayor frecuencia en Sus apariciones pre-encarnadas. Por lo tanto, el título era muy apropiado. 

Las imágenes se trasladan al Nuevo Testamento, en una visión que Juan registra en Apocalipsis 10. A Juan se le da una prolepsis al final de la Tribulación. Él ve a un “ángel fuerte” que desciende del Cielo. El ángel tiene el título de propiedad de la tierra en su mano. Pone un pie en la tierra y el otro en el mar y levanta el título de propiedad en el aire, como un símbolo de su reclamo de toda la creación para sí mismo.

No creo que haya alguna duda de que este “ángel” es Jesús. Está vestido con una nube, coronado con un arco iris, y tiene su “rostro como el sol” — todos los cuales son símbolos de la deidad (vea Apocalipsis 1:13-16). Sus pies son como “columnas de fuego”, que indican que ha venido en juicio — y todo juicio ha sido dado a Jesús (Juan 5:22). Lo más importante es que Él tiene abierto en Su mano el título de propiedad de la tierra (Apocalipsis 10:2), un título del que se nos dice en Apocalipsis 5:5-7 que sólo Jesús es digno de abrir.

Algunos se oponen a la identificación de este ángel con Jesús, porque Él hace un juramento por el nombre de Dios (Apocalipsis 10:6). Ellos preguntan, “¿Cómo puede Dios jurar por Dios?”. Pero, en Hebreos 6:13, se nos dice que cuando Dios hizo Sus promesas a Abraham “juró por sí mismo”. Vemos lo mismo en Jeremías 22:5, donde Dios dice, “por mí mismo he jurado”.

Es muy apropiado que las imágenes de “el Ángel del Señor” se usen en el libro de Apocalipsis, porque es un libro impregnado de las Escrituras hebreas. Apocalipsis contiene más de 300 citas o referencias a pasajes del Antiguo Testamento, más que cualquier otro libro del Nuevo Testamento.

Pregunta: ¿Cuál era el nombre pre-encarnado de Jesús? ¿Podría haber sido “Israel”, a la luz de 2 Crónicas 7:14, Éxodo 4:22, y Oseas 11:1?

2 Crónicas 7:14 — “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren…”

Éxodo 4:22 — “Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito”.

Oseas 11:1 — “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”.

Respuesta: Dios el Padre ama los nombres, porque es un Dios personal (1 Pedro 5:7). Él mismo tiene un nombre personal, Yahvé, que le reveló a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 6:2-3). Este nombre se usa en las Escrituras hebreas 6,668 veces. Desafortunadamente, está camuflado en la mayoría de las traducciones en inglés, por el uso de la palabra LORD (SEÑOR) — todo en mayúsculas.

Durante los tiempos bíblicos, Dios a menudo cambió los nombres de las personas a medida que sus papeles cambiarían. Cuando llamó al hombre que iba a ser el padre del pueblo judío, Él cambió su nombre de Abram, que significa “padre exaltado”, a Abraham, que significa “padre de una multitud” (Génesis 17:5). Del mismo modo, Él cambió el nombre de la esposa de Abraham, de Sarai a Sara, que significa “princesa” (Génesis 17:15). Cuando el terco y engañoso Jacob finalmente se entregó al Señor, su nombre fue cambiado a Israel, que significa “el que lucha con Dios” (Génesis 32:28). 

En los tiempos del Nuevo Testamento, el nombre de Saulo fue cambiado a Pablo, y el nombre de Simón a Pedro (Hechos 13:9; Marcos 3:16). En Apocalipsis 2:17 se nos dice que cuando los redimidos se presenten ante el tribunal de Jesús, cada uno recibirá una piedra blanca (un símbolo de inocencia), en la que se escribirá un nuevo nombre. Sí, vamos a tener nombres nuevos en el Estado Eterno. Estos nombres probablemente se relacionarán con nuestras vidas cristianas. Así, algunos podrían llamarse Fe, mientras que otros podrían llamarse Perseverancia o Amor.

El nombre de Jesús — Yeshúa en hebreo — significa “la salvación del Señor” (Mateo 1:21). Su nombre expresa el propósito de Su Primera Venida. Se nos dice en Apocalipsis 19:12 que, cuando Él regrese a reinar, se le dará un nuevo nombre. Este nombre, sin duda, se relacionará con su nuevo papel como Rey de reyes. Jeremías 23:6 insinúa que Su nuevo nombre podría ser Yahvé-Tsidkenu, que significa “La Justicia del Señor”. Ése sería un nombre apropiado, porque Él regresará para traer paz, rectitud y justicia a este mundo.

Considerando todos estos puntos, ciertamente tiene sentido asumir que Jesús podría haber tenido algún otro nombre antes de encarnarse. Pero cuál pudo haber sido, la Biblia no lo revela. “Ángel del Señor” es un título, no un nombre.

Ciertamente no era Israel, porque ese nombre significa “uno que lucha con el Señor”. ¿Cómo podría ser ése el nombre de alguien que coexiste en perfecta unidad con Dios el Padre? De hecho, Jesús dijo que Él y el Padre son Uno (Juan 10:30).

En Éxodo 4:22, Dios le dijo a Moisés que le dijera a Faraón, “Israel es mi hijo, mi primogénito”. Esta fraseología fue seleccionada con el fin de enfatizarle al Faraón cuán importante era el pueblo judío para Dios. Pero es una metáfora, similar al concepto del Nuevo Testamento de que la Iglesia es la Novia de Cristo (Efesios 5:25-26; Apocalipsis 19:7).

Oseas 11:1 cita a Dios el Padre diciendo, “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”. De nuevo, el Señor está hablando metafóricamente de Israel como Su hijo, tal como se refiere a Israel en otras partes como Su esposa (vea Jeremías 3:1-5; 31:32; Ezequiel 16:15-34).

En 2 Crónicas 7:14, Dios se refiere a Israel como “mi pueblo, que lleva mi nombre” (NTV). Literalmente, este pasaje dice, “Mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado”. El punto aquí no es que el nombre de Dios es Israel. Más bien, el punto es que el pueblo judío es el pueblo de Yahvé.

Pregunta: ¿Qué otras funciones cumplió el Ángel del Señor, además de la de mensajero?

Respuesta: Entregar mensajes fue ciertamente su función principal. Se le apareció al profeta Balaam y le dio órdenes (Números 22:22-35). Le dio instrucciones a Gedeón, para que liberara a Israel de los madianitas (Jueces 6). Profetizó el nacimiento de Sansón (Jueces 13), y le ordenó a David que construyera un altar en Jerusalén (1 Crónicas 21:18).

A veces proveía orientación. Dirigió a los hijos de Israel en el desierto, como una columna de nube durante el día y de fuego durante la noche (Éxodo 14; Jueces 2:1). Dirigió a Elías cuando huyó al Monte Horeb (1 Reyes 19).

Ocasionalmente, se desempeñó como un vengador, ejecutando juicio sobre los enemigos de Israel. Cuando los asirios amenazaron con destruir a Jerusalén, fue el Ángel del Señor quien mató a 185,000 de ellos en una noche, obligando a los restantes a retirarse (2 Reyes 19:35). 

En otra ocasión, Su juicio estuvo dirigido al pueblo judío. Esto ocurrió cuando el rey David orgullosamente decidió llevar a cabo un censo sin el permiso de Dios. El Ángel del Señor fue enviado para ejecutar una pestilencia sobre la tierra. Cuando David le suplicó a Dios que pusiera fin al castigo, el Ángel del Señor le ordenó que construyera un altar en la era de Ornán. David compró la tierra, construyó el altar, hizo sacrificios para el Señor, y la pestilencia terminó (1 Crónicas 21:1-27).

Pregunta: Una de las personas más misteriosas de la Biblia es un hombre llamado Melquisedec, quien es descrito como “el rey de Salem” y “sacerdote del Dios Altísimo”. Algunos han postulado que podría haber sido una aparición preencarnada de Jesús. ¿Está de acuerdo?

Respuesta: Creo que lo era. 1 Se enfrentó a Abraham después de haber peleado una guerra contra una alianza de reyes y haberlos derrotado. Cuando Abraham regresaba a casa con el botín que había ganado en la guerra, de repente fue confrontado por Melquisedec, quien le pronunció una bendición. Abraham respondió dándole una décima parte de todas las posesiones que tenía con él.

Inmediatamente vemos dos indicadores de deidad. Primero, pronunció una bendición sobre Abraham. Segundo, Abraham pagó un diezmo a esta persona misteriosa, que se menciona sólo una vez más en las Escrituras Hebreas en el Salmo 110.

Algunos argumentan que él era simplemente el rey de un lugar llamado Salem, probablemente un nombre antiguo de Jerusalén. Pero si es así, ¿por qué Abraham le pagaría un diezmo? Además, tenga en cuenta que cuando las Escrituras dicen que Él era el “rey de Salem”, lo que realmente se está diciendo es que Él es el “rey de la paz”, no necesariamente el rey de alguna ubicación geográfica. También debe notarse que su nombre significa “rey de justicia”.

El escritor de Hebreos parece no dejar ninguna duda de que Melquisedec era Jesús en una aparición preencarnada. Él afirma que, después de que Jesús obedeció perfectamente a Su Padre, al ir a la cruz y morir por los pecados de la humanidad, Él fue “declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hebreos 5:10).

El libro de Hebreos procede a describir a Melquisedec como una persona “sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre” (Hebreos 7:3). Ésta es una descripción de la deidad.

Apariciones Favoritas

Mi aparición pre-encarnada favorita de Jesús, que está registrada en las Escrituras hebreas, se encuentra en el Salmo 2, un salmo escrito por David (Hechos 4:25). En él, Jesús se le aparece a David y le habla de un decreto que ha sido emitido por Dios el Padre. Jesús le dice a David que Dios el Padre lo ha declarado como Su Hijo y ha prometido darle todas las naciones del mundo como Su herencia, y que un día Él gobernará sobre ellas con vara de hierro (Salmos 2:7-9).

Una aparición similar se puede encontrar en una visión experimentada por el profeta Daniel. Vio al “Hijo del Hombre” (el Mesías) siendo presentado al “Anciano de Días” (Dios el Padre). Y al Hijo le fue dado “dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvan” (Daniel 7:13).

Una Maravillosa Promesa

La Biblia está llena de promesas maravillosas para aquellos que han puesto su fe en Jesús. Una de las más reconfortantes se refiere al Ángel del Señor. Se encuentra en Salmos 34:7 —

El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”.

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Estimado lector: Gracias a las ofrendas de amor de nuestros colaboradores, podemos poner gratuitamente a su disposición este material exclusivo de nuestro Ministerio. Si siente de parte del Señor apoyar la labor que su servidor está llevando a cabo, visite nuestra sección Donativos, para descubrir cómo podrá hacerlo.


You may acquire this book clicking on the image below (available only in English):

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 8 (parte 1 de 2)

El Jesús Pre-Encarnado

Por Dr. David R. Reagan

Haga clic sobre la imagen para ir al Índice

Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro . . . [cuando] se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza . . . [y] lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! . . . — Éxodo 3:1-2, 4.

Si Jesús verdaderamente era Dios hecho carne, entonces era un ser eterno — y eso plantea la cuestión de Su existencia pre-encarnada antes de que Él se hiciera carne.

¿Hay alguna mención de Jesús en las Escrituras antes de que naciera en Belén? La respuesta sorprendente para muchas personas es, sí, hay muchas referencias a Jesús y a las apariciones de Él aquí en esta tierra antes de Su encarnación.

Hace varios años, recibí una carta de un hombre de Champaign, Illinois, en la que me hacía una serie de preguntas muy interesantes acerca de Jesús antes de encarnarse. Desde entonces, un número de otras personas me han contactado con una variedad de preguntas sobre el mismo tema. A continuación se enumeran las preguntas y mis respuestas a ellas.

Preguntas y respuestas

Pregunta: ¿Qué evidencia bíblica hay de que Jesús existió antes de su encarnación?

Respuesta: En el primer capítulo del Evangelio de Juan, se nos dice que: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios . . . y el Verbo se hizo carne . . .” (Juan 1-4,14). Si el Verbo estaba con Dios antes de que se hiciera carne, entonces obviamente existía antes de Su encarnación.

En Salmos 110:1, David escribió: “El SEÑOR [Yahvé] dijo a mi Señor: ‘Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies’”. Dios luego agrega otra promesa de que a aquel a quien Él llama Señor se le concederá “un poderoso cetro desde Sion”, que le permitirá gobernar sobre Sus enemigos (Salmo 110:2).

Aquí tenemos a Yahvé, el Padre, hablándole a otro individuo a quien llama “Señor”. Y Él le hace a esta persona exactamente la misma promesa que se le hace al Mesías en Salmos 2:6-8 y Daniel 7:13-14 — es decir, que un día gobernará sobre todas las naciones del mundo. Esto, por lo tanto, tiene que ser Dios el Padre hablando a Jesús antes de Su encarnación.

Pero realmente no tenemos que adivinar de quién está hablando David en el Salmo 110, porque este Salmo se cita directa o indirectamente en 22 versículos del Nuevo Testamento, y cada vez se aplica al Mesías. En una ocasión, cuando Jesús fue confrontado por los fariseos, les preguntó de quién estaba hablando David en este Salmo. Ellos respondieron: “El hijo de David”. Jesús respondió, preguntando: “¿Pues cómo David en el Espíritu le llama ‘Señor’?”. Se quedaron sin palabras. Jesús luego agregó: “Pues si David le llama ‘Señor’, ¿cómo es su hijo?” (Mateo 22:41-46).

Jesús mismo enfatizó su pre-existencia. Les dijo a Sus discípulos que había venido del Cielo (Juan 6:62). Les dijo a los líderes espirituales judíos que “antes de que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58). Esta afirmación, que Él existía antes de Abraham, enfureció a los líderes judíos, y trataron de apedrearlo, porque reconocieron que Él estaba afirmando ser Dios.

Estas afirmaciones de Jesús de ser Dios encarnado, cumplieron las profecías acerca del Mesías contenidas en las Escrituras hebreas. Mientras profetizaba que el Mesías nacería en Belén, Miqueas también declaró que Aquel nacido allí sería de naturaleza eterna (Miqueas 5:2). E Isaías, hablando del Mesías prometido, dijo que Él sería el “Dios Fuerte [y] Padre Eterno” (Isaías 9:6).

Pregunta: ¿Hizo Jesús apariciones antes de Su encarnación?

Respuesta: Definitivamente. Un buen ejemplo se encuentra en Isaías 6. El rey Uzías, quien había reinado durante 52 años en Judá, acababa de morir, e Isaías, quien probablemente era sólo un adolescente en ese momento, fue al templo para llorar la muerte del rey.

Isaías fue sorprendido por una visión en la que vio al Señor — el Rey de reyes — “sentado sobre un trono alto y sublime” (Isaías 6:1). En Juan 12:41, se nos dice que lo que Isaías vio fue a Jesús en “su Gloria” — la gloria que tenía antes de encarnarse (Filipenses 2:5-8).

Otro ejemplo se puede encontrar en Génesis 18 donde Abraham experimenta una visita de tres extraños que de repente aparecen y le informan que su esposa, Sara, va a dar a luz a un hijo (Génesis 18: 1-15). Uno de los hombres es identificado como "el Señor" (Génesis 18:13-14). Los otros dos eran probablemente ángeles que lo acompañaban.

Josué experimentó una visita similar de una persona misteriosa que apareció de la nada (Josué 5:13-15). El hombre se identificó como el capitán de las huestes del Señor. Josué cayó sobre su rostro y adoró a esta persona, y cuando lo hizo, se le dijo que se quitara los zapatos porque el suelo a su alrededor era santo. Josué estaba obviamente en presencia de la deidad. Por el contrario, cuando el apóstol Juan intentó adorar a un simple ángel, se le prohibió expresamente hacerlo (Apocalipsis 22:8-9).

Pregunta: He oído que “el Ángel del Señor”, de quien a menudo se hace referencia en el Antiguo Testamento, era realmente Jesús haciendo apariciones pre-encarnadas. ¿Es esto cierto?

Respuesta: “El Ángel del Señor” es mencionado 56 veces en 51 versículos en las Escrituras hebreas. La primera referencia se encuentra en Génesis 16:7-12, donde dice que “el Ángel del Señor” se le apareció a Hagar, mientras huía al desierto de la ira de la esposa de Abraham. El Ángel le dijo que volviera a casa, y luego le reveló que estaba embarazada y que el nombre de su hijo sería Ismael.

Un estudio de las apariciones posteriores del Ángel del Señor deja muy en claro que fueron apariciones pre-encarnadas de Jesús.

Un buen ejemplo se encuentra en Éxodo 3. Allí se nos dice que el Ángel del Señor se le apareció a Moisés en la zarza ardiente (versículo 2). Luego se nos dice que el Ángel habló a Moisés y dijo, “Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob” (versículo 6).

En Éxodo 23 se nos dice que Dios el Padre le habló a Moisés y le dijo que iba a enviar un ángel para guiar y proteger a los hijos de Israel en el desierto. Él se refiere a este ángel como “mi Ángel” y declara que “mi nombre está en él” (Éxodo 23:20-23). Obviamente, éste no es un ángel ordinario.

Jueces 13 declara que el Ángel del Señor se le apareció a Manoa y su esposa para informarles que tendrían un hijo llamado Sansón. Cuando Manoa le preguntó al Ángel Su nombre, Él respondió, “¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?” (Jueces 13:18). Manoa entendió el punto de esta declaración inmediatamente, porque se volvió a su esposa y le dijo, “Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto” (Jueces 13:22).

La deidad del Ángel también es atestiguada por el hecho de que, en dos ocasiones, aceptó adoración. Cuando se les apareció a Moisés (Éxodo 3:1-5) y a Josué (Josué 5:14-15), les dijo que quitaran sus sandalias, porque estaban en un “lugar santo”.

Pregunta: Pero, ¿no podrían estas apariciones de Dios en la forma de “el Ángel del Señor” haber sido Dios el Padre mismo en lugar de Jesús?

Respuesta: No, porque hay muchos informes de personas que vieron al Ángel del Señor, y Juan 1:18 dice, “A Dios nadie le vio jamás”. El versículo luego hace un punto muy importante: “el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer [a Dios]”. Así pues, según Juan, las personas en los tiempos del Antiguo Testamento, que vieron a Dios, realmente vieron a Jesús en una forma pre-encarnada “declarando” a Dios.

Esta conclusión es confirmada por una declaración que Dios el Padre hizo a Moisés en el Monte Sinaí: “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá” (Éxodo 33:20). Del mismo modo, Pablo declara en 1 Timoteo 6:16 que Dios el Padre “…habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver”.

En Génesis 32, se nos dice que Jacob luchó con un “hombre” (versículo 24), que se identificó a sí mismo como Dios (versículo 28). De hecho, Jacob dice, “Vi a Dios cara a cara…” (versículo 30). Puesto que sabemos por Juan 1:18 que nadie ha visto a Dios el Padre, Jacob debe estar hablando de Jesús en una aparición pre-encarnada. Esto queda en claro en Oseas 12:3-4, donde se nos dice que el Dios-Hombre con quien Jacob luchó era “el Ángel”. En el versículo 5 Oseas identifica al Ángel como “Jehová es Dios de los ejércitos…”.

En Malaquías 3:1, en una profecía sobre la Primera Venida del Mesías, Dios el Padre es citado prometiendo enviar a Su Hijo: “He aquí, yo envío mi mensajero...”. La palabra traducida “mensajero” es la palabra hebrea, malakh, que literalmente significa “ángel”.

Una prueba más de que el Ángel del Señor era Jesús pre-encarnado, es el hecho de que el Ángel dejó de aparecer después de que Jesús se encarnó. En ese punto del tiempo, el ángel Gabriel asumió la responsabilidad de servir a Dios como el principal mensajero de Dios.

Pregunta: El título, “el Ángel del Señor”, ¿significa que Jesús es un ángel poderoso como Gabriel o Miguel?

Respuesta: No, para nada. De hecho, se nos dice de forma rotunda que Jesús es “superior a los ángeles” (Hebreos 1:4), porque Él es el unigénito Hijo del Padre (Hebreos 1:1-5). Por lo tanto, los ángeles le adoran (Hebreos 1:6-7). 

También, los ángeles fueron creados en un punto en el tiempo (Salmos 148:1-6), mientras que Jesús ha existido eternamente (Juan 1:1-14). De hecho, la Biblia afirma que Jesús mismo fue quien creó a los ángeles (Colosenses 1:16).

Lea la parte 2 aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Estimado lector: Gracias a las ofrendas de amor de nuestros colaboradores, podemos poner gratuitamente a su disposición este material exclusivo de nuestro Ministerio. Si siente de parte del Señor apoyar la labor que su servidor está llevando a cabo, visite nuestra sección Donativos, para descubrir cómo podrá hacerlo.


You may acquire this book clicking on the image below (available only in English):

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 7 (parte 2 de 2)

La Divinidad de Jesús

Por Dr. David R. Reagan

Haga clic sobre la imagen para ir al Índice 

3. La Identificación de Jesús con Dios el Padre

a. YO SOY

Cuando Dios le dijo a Moisés que confrontara a Faraón, Moisés preguntó: “Supongamos que me presento ante los israelitas y les digo: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes”. ¿Qué les respondo si me preguntan: ‘¿Y cómo se llama?’? El Señor respondió, “Así dirás a los hijos de Israel: “Yo Soy me envió a vosotros” (Éxodo 3:13-14).

1. Juan 8:24 — Jesús dice, “porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis”.

2. Juan 8:58 — Jesús les dijo a los líderes judíos: “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy”. Los judíos inmediatamente reconocieron esto como un reclamo de divinidad, y trataron de apedrearlo (Juan 8:59).

b. Alfa y Omega / El Primero y el Último

1. En Apocalipsis 1:8, Dios el Padre declara que Él es “el Alfa y la Omega”. Esta declaración se repite en Apocalipsis 21:6. En Apocalipsis 22:13, Jesús dice de Sí mismo que Él es “el Alfa y la Omega”. Una vez más, las cosas iguales a la misma cosa, son iguales entre sí.

2. Una variación del título es “El Primero y el Último”. Se aplica a Dios el Padre en Isaías 41:4 y 44:6. Jesús se lo aplica a Sí mismo en Apocalipsis 1:17; 2:8; y 22:13.

c. Atributos Comunes

1. Apocalipsis 1:14-16 —Juan ve a Jesús resucitado y glorificado. Él presenta una descripción detallada de Jesús, y cada aspecto de la descripción es uno atribuido en otras partes de la Escritura a la deidad.

Cabello blanco — Daniel 7:9
Ojos como fuego — Daniel 10:6
Pies como bronce — Daniel 10:6
Voz como aguas — Ezequiel 1:24; Daniel 10:6
Rostro como el sol — 2 Corintios 4:6; Daniel 10:6 

2. Apocalipsis 2-3 — En Sus cartas a las siete Iglesias, Jesús se atribuye descripciones de deidad a Sí mismo en cada carta. En una Él se refiere a Sí mismo como “el principio [origen o fuente] de la creación de Dios” (Apocalipsis 3:14).

3. Apocalipsis 10:1 — Jesús es descrito en Su Segunda Venida como un “ángel fuerte”, y la descripción de Él una vez más retrata los atributos de Dios el Padre. Él está “envuelto en una nube” (la gloria Shejiná), tiene un arcoíris en Su cabeza (el símbolo de la fidelidad de Dios), Su rostro es como el sol, y Sus pies como columnas de fuego.

4. Lucas 6:5 — Jesús dice: “El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo”. Éxodo 20:9-11 deja en claro que Dios el Padre ordenó el Shabat y es el Señor de él.   

4. La Relación de Jesús con Dios el Padre

Jesús habló frecuentemente de Su relación con el Padre. Ejemplos:

a. Mateo 10:40 — “…el que me recibe a mí, recibe al que me envió” (vea también Marcos 9:37).

b. Lucas 2:49 — Jesús, como un niño de 12 años se refiere a Dios como Su “Padre”.

c. Juan 5:18 — Los judíos trataron de matar a Jesús porque “también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios”

d. Juan 8:19 — “…si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais”.

e. Juan 10:30 — “Yo y el Padre uno somos” [una unidad]. Los judíos respondieron a esta declaración acusando a Jesús de blasfemia, y luego agregaron: “…tú, siendo hombre, te haces Dios” (10:33).

Juan 12:45 — “el que me ve, ve al que me envió” (vea también Juan 14:9).

Juan 14:10 — “…yo soy en el Padre, y el Padre en mí…” (vea también Juan 14:11, 20).

Juan 17:10 — Jesús hablando al Padre: “y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío…”.

Juan 17:11, 21 — Hablando de Sus discípulos, Jesús le dice al Padre: “…que sean uno, así como nosotros”.

5. Su Naturaleza Eterna

a. Juan 8:42 — “…porque yo de Dios he salido, y he venido…”.

b. Juan 8:58 — “…Antes que Abraham fuese, yo soy”.

c. Juan 12:45 — “el que me ve, ve al que me envió”.

d. Juan 17:5 — Jesús dice que Él compartía la gloria de Dios antes que el mundo fuera creado.

e. Juan 17:8 — Hablándole a Dios: “…salí de ti…”.

f. Juan 17:24 — “…me has amado [el Padre] desde antes de la fundación del mundo.

g. Lucas 10:18 — “…Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (esta caída ocurrió poco antes o en el momento de la creación. Vea Isaías 14:12; Ezequiel 28:12-17; Apocalipsis 12:3-4).

6. Su Perdón de Pecados y Concesión de la Salvación

a. Juan 3:16 — “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

b. Mateo 9:2 — Hablándole a un paralítico, Jesús dice: “Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados”. En el relato de Marcos de este incidente, él añade que los espectadores dijeron: “…Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?” (vea también Lucas 5:20 7:47).

c. Juan 6:47-48 — “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.Yo soy el pan de vida”.

d. Juan 7:38 — “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. El siguiente versículo (39) dice que Jesús estaba hablando de la morada del Espíritu Santo en los creyentes.

e. Juan 11:25 — “Le dijo Jesús [a Marta]: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.

f. Juan 17:3 — “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.

g. Mateo 10:32 — “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos”.

h. Lucas 23:43 — A un ladrón arrepentido que estaba siendo crucificado con Él, Jesús le dijo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

7. Sus Milagros

Se nos dice en Hechos 2:22, que la naturaleza divina de Jesús fue “aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales”. El Evangelio de Juan registra siete grandes milagros de Jesús:

a. El cambio de agua en vino (Juan 2:1-11).

b. La curación del hijo de un funcionario real en Capernaúm (Juan 4:46-54).

c. La curación de un hombre enfermo durante 38 años (Juan 5:1-8).

d. La multiplicación de los panes y los peces (Juan 6:1-14).

e. Caminar sobre el agua (Juan 6:16-21).

f. La curación de un hombre ciego de nacimiento (Juan 9:1-7).

g. La resucitación de  Lázaro entre los muertos (Juan 11:1-44).

E. El Testimonio de los Ángeles

1. Mateo 1:20-21 — Un ángel a José: “…lo que en ella [María] es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. En hebreo, el nombre es Yeshúa, que significa “Jehová salva”.

2. Lucas 1:11-17 — El ángel Gabriel se le aparece al sacerdote Zacarías y le dice que su esposa dará a luz un hijo [Juan el Bautista] quien servirá como el precursor del Mesías. 

3. Lucas 1:26-33 — Gabriel se le aparece a María y le dice que concebirá al Mesías, quien se llamará Jesús [Yeshúa] y quien será llamado “Hijo del Altísimo”.

4. Lucas 2:8-11 — Un ángel les anuncia a los pastores de Belén: “os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”.

5. Lucas 24:6 — Dos ángeles les dicen a las mujeres en la tumba de Jesús: “No está aquí, sino que ha resucitado”.

6. Hechos 1:11 — En la ascensión, “dos varones con vestiduras blancas” les dijeron a los discípulos: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir…”

7. Apocalipsis 5:9-10 — Seres celestiales son descritos cantando: “Digno eres [Jesús el Cordero]…porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua…”.

8. Apocalipsis 5:12 — Seres celestiales cantan: “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza”.

9. Apocalipsis 5:13 — Seres celestiales cantan: “Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”.

10. Apocalipsis 11:15 — Seres celestiales declaran: “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.

11. Apocalipsis 15:3-4 — Seres celestiales cantan: “el cántico del Cordero”, que declara que Él es “Señor Dios Todopoderoso…Rey de los santos”.

F. El Testimonio de Satanás y sus Demonios

1. Mateo 4:1-11 — Satanás reconoce la deidad de Jesús de manera ambigua, al tentarlo para que pruebe Su divinidad: “Si eres Hijo de Dios [qué él sabía que Él era], di que estas piedras se conviertan en pan”.

2. Mateo 8:28-34 — Jesús expulsa demonios de dos hombres en el área de los gadarenos. Los demonios gritan: “¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios?”.

3. Marcos 1:23-24 — Jesús expulsa un demonio de un hombre en Capernaum, y el demonio grita: “Sé quién eres, el Santo de Dios” (vea también Marcos 1:34; 3:11; 5:7; Lucas 4:34, 41).

G. El Testimonio del Apóstol Pedro

1. Mateo 16:16 — “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (vea también Marcos 8:29; Lucas 9:20).

2. Juan 6:69 — Pedro le dice a Jesús: “Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.

3. Hechos 2:11-32 — Pedro dice que la resurrección de Jesús fue en cumplimiento de la profecía mesiánica.

4. Hechos 2:34-36 — Pedro afirma que Jesús ascendió a la diestra de Dios en cumplimiento de la profecía mesiánica.

5. Hechos 2:38 — Pedro proclama que la salvación está en el nombre de Jesús (vea también Hechos 3:16).

6. Hechos 3:14-15 — Pedro se refiere a Jesús como el “Santo y Justo” y como el “Autor de la Vida” (vea también Hechos 5:31).

7. Hechos 3:15 — Pedro afirma la resurrección como prueba de que Jesús era el Mesías (vea también Hechos 2;24, 32; 4:2, 10, 33; 5:30; 1 Pedro 1:3).

8. Hechos 4:12 — “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.

9. Hechos 5:42 — Pedro predicaba a Jesucristo.

10. Hechos 10:36 — “…Jesucristo; éste es Señor de todos”.

11. 1 Pedro 1:10-11 — Los profetas hebreos fueron guiados en sus profecías por el “Espíritu de Cristo”.

12. 1 Pedro 1:18-19 — Somos redimidos por “la sangre preciosa de Cristo”.

13. 1 Pedro 2:24 — Jesús fue el cumplimiento de Isaías 53, en que Él murió por nosotros y “por cuya herida fuisteis sanados”.

14. 1 Pedro 3:22 — Jesús está ahora “a la diestra de Dios”.

15. 1 Pedro 4:11 — Dios es “glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos”.

16. 2 Pedro 1:1 — Jesús es nuestro “Dios y Salvador”.

17. 2 Pedro 1:3 — “…todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder” [el de Jesús]

18. 2 Pedro 1:16-19 — Pedro dice que él fue un testigo de “su majestad [la Transfiguración] y que escuchó a Dios declarar: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia”. También declara que Jesús fue validado por Su cumplimiento de la profecía: “la palabra profética más segura”.

H. El Testimonio del Apóstol Juan

1. Juan 1:1-2 — Jesús es “el Verbo” y “el Verbo era Dios”.

2. Juan 1:18 — Jesús es “el unigénito Hijo…”.

3. Juan 5:18 — Jesús llamó a Dios Su Padre, “haciéndose igual a Dios”.

4. Juan 13:3 — Jesús “había salido de Dios, y a Dios iba”.

5. Juan 20:31 — Juan afirma que escribió su evangelio para que el lector crea “que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios…”.

6. 1 Juan 1:1-2 — Jesús es el “Verbo de Vida”, por medio de Quien podemos tener vida eterna.

7. 1 Juan 1:7 — “…la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.

8. 1 Juan 2:1 — Jesús es el “Abogado” de los redimidos ante el Padre.

9. 1 Juan 2:22 — Cualquiera que niegue que Jesús es el Mesías tiene el espíritu del Anticristo (vea también 1 Juan 4:3; 2 Juan 7).

10. 1 Juan 2:23 — “El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre”.

11. 1 Juan 4:9-10 — Jesús fue el Hijo unigénito de Dios, a Quien Dios envió para que fuera la propiciación por nuestros pecados. 

12. 1 Juan 4:14 — El Padre envió a Su Hijo para ser “…el Salvador del mundo”.

13. 1 Juan 5:1 — “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo [Mesías], es nacido de Dios (vea también 1 Juan 4:15; 5:11; 5:13).

14. 1 Juan 5:20 — Juan proclama que el Hijo de Dios es Jesucristo, y luego añade: “Este es el verdadero Dios, y la vida eterna” (vea también 2 Juan 3, 9).

I. El Testimonio del Apóstol Pablo

1. Hechos 9:20 — Pablo predicaba a Jesús como “el Hijo de Dios”.

2. Hechos 13:23 — Pablo predicaba a Jesús como “Salvador” (vea también Hechos 16:31; 17:18; 20:21; 26:18; Romanos 3:22; 10:9; Gálatas 2:16; 3:13, 29; 1 Timoteo 1:15-16; 2 Timoteo 2:10; Tito 3:4-6).

3. Hechos 13:30 — Pablo enfatizó la resurrección de Jesús como validación de Su divinidad (vea también Romanos 1:4; 1 Corintios 15:3-4; 2 Corintios 4:14; 3:4; y 2 Timoteo 2:8).

4. Hechos 17:3 — Pablo predicaba a Jesús como “el Cristo” [Mesías] (vea también Hechos 18:5, 28; 1 Corintios 1:23).

5. Hechos 28:20 — Pablo predicaba a Jesús como la “esperanza de Israel”.

6. Romanos 2:16 — Dios le ha dado todo juicio a Jesús (vea también 1 Corintios 4:5; 2 Corintios 5:10).

7. Romanos 5:1 — “…tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (vea también Romanos 5:10-11, 17-19; Efesios 3:19).

8. Romanos 6:23 — “…la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (vea también 2 Timoteo 1:9-10).

9. Romanos 8:34 —  Jesús es el Mesías que murió por nosotros, fue resucitado y quien está sentado a la diestra de Dios intercediendo por nosotros (vea también Efesios 1:20).

10. Romanos 14:9 — Jesús es el “Señor así de los muertos como de los que viven”.

11. 2 Corintios 4:4 — Jesús es “la imagen de Dios” (vea también 2 Corintios 4:6).

12. 2 Corintios 5:19 — “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo…”

13. 2 Corintios 13:14 — La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”.

14. Efesios 1:10 — Todas las cosas se reúnen  en Cristo.

15. Efesios 2:13 — Hemos sido “hechos cercanos” a Dios por la sangre de Cristo.

16. Efesios 3:19 — Conocer el amor de Cristo es estar lleno con “la plenitud de Dios”.

17. Filipenses 2:6-7, 9-11 — “…el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo…Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla…y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor…”.

18. Colosenses 1:15-17, 19 — Jesús es “la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas…Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten…por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud”.

19. Colosenses 2:2 — “El misterio de Dios” se encuentra en “Cristo”.

20. Colosenses 2:9 — “Porque en él [Jesús] habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.

21. 1 Timoteo 1:1 — Pablo se refiere a Jesús como “nuestra esperanza”.

22. 1 Timoteo 2:5-6 — “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre…”

23. 1 Timoteo 3:16 — Pablo cita lo que llama una confesión común — es decir, que Dios “fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria”.

24. Tito 2:13-14 — Jesús es “nuestro gran Dios y Salvador…quien se dio a sí mismo por nosotros…”.

J. El Testimonio del Libro de Hebreos

1. Hebreos 1:2 — Dios “hizo el universo” por medio de Jesús y lo ha designado “heredero de todo”. 

2. Hebreos 1:3 — Jesús es “el resplandor de su gloria [de Dios], y la imagen misma de su sustancia”.

3. Hebreos 1:3 — Jesús “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder”.

4. Hebreos 1:3 — Jesús efectuó “la purificación de nuestros pecados” y luego “se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (vea también 8:1; 10:10; 12:1-2).

5. Hebreos 1:4-6, 13 — Jesús es superior a los ángeles. De hecho, los ángeles lo adoran.

6. Hebreos 1:8-9 — El Padre se refiere a Jesús como “Dios” (una cita de Salmos 45:6-7).

7. Hebreos 1:10 — El Padre declara que el Hijo es el Creador (una cita de Salmos 102:25).

8. Hebreos 1:11-12 — El Padre declara que el Hijo es eterno (una cita de Salmos 102:26).

9. Hebreos 2:9 — Jesús gustó “la muerte por todos”.

10. Hebreos 3:1 — Jesús es el “sumo sacerdote de nuestra profesión” ante el trono de Dios, intercediendo por nosotros (vea también Hebreos 4:14; 5:10; 8:1; 9:11; 10:21).

11. Hebreos 3:2-6 — Jesús es superior a Moisés, porque Él es el Hijo de Dios. 

12. Hebreos 7:24 — El sacerdocio de Jesús es permanente porque Él “permanece para siempre”.

13. Hebreos 9:14 — Nuestra salvación es por medio de “la sangre de Cristo” (vea también Hebreos 13:20).

14. Hebreos 13:8 — “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”.

K. Otros Testigos de la Divinidad de Jesús

1. Zacarías — Proclama que su hijo, Juan el Bautista, “profeta del Altísimo serás llamado”, y preparará el camino para el Mesías, quien dará a Su pueblo “conocimiento de salvación, para perdón de sus pecados” (Lucas 1:67-79). 

2. Simeón — Declara que el bebé Jesús es la salvación de Dios (Lucas 2:25-35).

3. La profetisa Ana — Afirmó la declaración de Simeón (Lucas 2:36-38).

4. Los magos de Persia — Llegaron a Jerusalén para adorar al “rey de los judíos” (Mateo 2:1-6).

5. Juan el Bautista — En el bautismo de Jesús, él proclamó: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

6. Natanael — “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel” (Juan 1:49).

7. Martha — “Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios…” (Juan 11:27).

8. El pueblo — “Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo”. 

9. Los judíos — “…se hizo a sí mismo Hijo de Dios” (Juan 19:7).

10. Dos hombres ciegos — “¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!” (Mateo 9:27. Para ocurrencias similares, vea Mateo 20:29-36, Marcos 10:47; Lucas 18:35-43. 

11. Los discípulos — Después de que Jesús calmó la tormenta en el Mar de Galilea, Sus discípulos le adoraron, exclamando: “Verdaderamente eres Hijo de Dios” (Mateo 14:33).

12. Una mujer cananea — “¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! (Mateo 15:22).

13. Las multitudes — Cuando Jesús entró a Jerusalén la última vez, las multitudes exclamaron: “¡Hosanna al Hijo de David!” (Mateo 21:9).

14. Pilato — No hay evidencia de que Pilato creyera en Jesús como Salvador, pero, en respuesta a una de sus preguntas, a Jesús se le dio oportunidad de proclamar que Él era “rey de los judíos” (Marcos 15:2). Más tarde, en un intento de burlarse de los judíos, “Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS” (Juan 19:19). Así pues, obrando a través del odio de Pilato hacia los judíos, Dios orquestó los eventos para que uno de los títulos mesiánicos de Jesús apareciera en la cruz (vea también Marcos 15:26 y Lucas 23:38).

15. El ladrón en la cruz — “Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42). 

16. El centurión en la cruz — “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39).

17. Tomás — Cuando fue confrontado por Jesús después de la resurrección, él exclamó: “¡Señor mío, y Dios mío!” (Juan 20:28).

18. Marcos — Declara que su evangelio es acerca de “Jesucristo, Hijo” (Marcos 1:1). 

19. Felipe — Al testificarle al eunuco etíope, Felipe declaró que Jesús cumplió la profecía mesiánica de Isaías 53 (Hechos 8:26-39).

20. Esteban — Mientras estaba siendo apedreado hasta la muerte, exclamó: “He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios”.

21. Judas — Termina su epístola con las palabras: “al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén” (Judas 25).

Un Resumen

Como puede ver en esta voluminosa evidencia bíblica, la divinidad de Jesús no es un concepto advenedizo, que fue inventado por un grupo de campesinos supersticiosos del siglo I, que deseaban convertir en dios a un hombre al que admiraban. Fue predicho en la profecía hebrea; afirmado en la vida, las enseñanzas y milagros de Jesús; y confirmado por Dios el Padre mismo. Uno tendría que negar que la Biblia es la Palabra de Dios para negar la divinidad de Jesús. 

Hay otra forma de evidencia que debe mencionarse. Tengo en mente los cientos de millones de vidas que han cambiado radicalmente en los últimos dos mil años por medio de la fe en Jesús como Señor y Salvador. Jesús cobró vida en sus vidas y les dio poder sobrenatural para vencer las debilidades de su carne. ¿Quién más sino Dios podría haber cambiado a un comerciante de esclavos como John Newton, en un amado pastor e inspirado escritor de himnos cuando puso su fe en Jesús?

Dios se hizo hombre. Ése es el hecho central de la historia. Es alucinante concebir un Dios que nos ame tanto; pero lo hizo, y continúa haciéndolo. Su respuesta a ese hecho determinará su destino eterno.

Una Súplica

Si nunca lo ha hecho, oro para que usted abra su corazón a la verdad de que Jesús es Dios en la carne; que murió por sus pecados; que actualmente sirve como el Sumo Sacerdote de los creyentes ante el trono de Dios; y que un día pronto regresará en gloria como Rey de reyes para resucitar a los muertos, juzgar al mundo, y reinar sobre todas las naciones en paz, rectitud y justicia. 

Lea la parte 1 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Estimado lector: Gracias a las ofrendas de amor de nuestros colaboradores, podemos poner gratuitamente a su disposición este material exclusivo de nuestro Ministerio. Si siente de parte del Señor apoyar la labor que su servidor está llevando a cabo, visite nuestra sección Donativos, para descubrir cómo podrá hacerlo.


You may acquire this book clicking on the image below (available only in English):

Share/Bookmark