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viernes, 30 de octubre de 2020

La Tormenta Perfecta (parte 2 de 4)

Nuestra Sociedad en Caos

Por Dr. David R. Reagan


La Gracia de Dios hacia Estados Unidos

Cuando el Presidente Trump se estaba postulando para las elecciones en 2016, con el lema de “Hacer que Estados Unidos Vuelva  a ser Grande”, advertí repetidamente que nadie podría hacer grande a nuestra nación de nuevo, mientras estemos burlándonos de Dios. Señalé específicamente varias cosas en particular:

  • La repugnante apostasía en la Iglesia.
  • Nuestra legalización de la matanza de bebés en el vientre de su madre.
  • Nuestra legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.
  • Estamos inundando el mundo con películas y programas de televisión violentos, inmorales, y blasfemos.
  • Nuestra abrumadora adicción a las drogas.
  • Nuestra determinación de expulsar a Dios de todos los aspectos de la vida pública.
  • Nuestro liderazgo mundial en la producción de pornografía.

Dios orquestó la elección de Trump y nos dio una ventana de gracia. Dios permitió que Trump lanzara un “milagro económico”, pero creo que lo permitió para dramatizar Su destrucción de la noche a la mañana.

Dios quería que seamos plenamente conscientes de que estamos experimentando Su ira. El problema es que la mayoría de los estadounidenses se han vuelto tan seculares que ya no pueden percibir lo espiritual. Por lo tanto, desestiman la ira de Dios como “mala suerte”.

Destrucción desde Adentro

Estamos cosechando lo que hemos sembrado (Gálatas 6:7). Como señalé en mi libro, Las Voces Proféticas de Dios para Estados Unidos, comenzamos a claudicar la herencia cristiana de nuestra nación al comienzo del siglo XX, cuando nuestras iglesias tradicionales comenzaron a tratar la Biblia como la búsqueda de Dios por parte del hombre, en lugar de la revelación de Dios al hombre. Estas iglesias abandonaron el verdadero Evangelio por el evangelio social, y las iglesias comenzaron a morir. 

Esta apostasía comenzó al mismo tiempo que los humanistas comenzaron a organizarse e impulsar su agenda atea, llamando a la secularización de la sociedad. 

Muy rápidamente, el humanismo (fe en el hombre) se convirtió en nuestra religión. El materialismo (el amor al dinero) se convirtió en nuestro dios, y nuestro estilo de vida se convirtió en hedonismo (la búsqueda del placer). Esto fue en cumplimiento de la profecía. En términos generales, la Biblia dice que, en los tiempos del fin, la sociedad se volverá tan malvada como lo fue en los días de Noé (Mateo 24:37) — una época que se caracterizó por la inmoralidad y la violencia (Génesis 6:5; 11).

Específicamente, el apóstol Pablo profetizó que, en los tiempos del fin, los hombres amarían tres cosas — el yo, el dinero y el placer (2 Timoteo 3:1-5). Ahí es precisamente donde nos encontramos en Estados Unidos hoy. Pero Dios no puede ser burlado (Gálatas 6:7). Cuando esas tres cosas convergen en una “tormenta perfecta”, el resultado es siempre el nihilismo — que es una elegante palabra filosófica para la desesperación. Y así, encontramos a nuestra sociedad regodeándose en la desesperación, mientras la gente busca significado en todas las cosas equivocadas — como sexo, dinero, drogas, alcohol y la búsqueda del poder. 

Manifestantes en Washington, D.C., en junio de 2020.

Básicamente, lo que estamos presenciando hoy es que Dios nos está permitiendo destruirnos a nosotros mismos. Los teólogos lo llaman “ira de abandono”. Se describe en detalle en el capítulo uno de Romanos. Ese capítulo dice que, cuando una nación se llega a caracterizar por la impiedad, la injusticia y la supresión de la verdad — y cuando comienza a adorar a la creación en lugar del Creador — Dios dará un paso atrás, bajará Su cobertura de protección alrededor de la nación, y permitirá que el mal se multiplique.

Cuando esto sucede, Romanos 1 dice que la primera manifestación será una revolución sexual (versículo 24). Si no hay arrepentimiento, entonces Dios dará un paso atrás por segunda vez y bajará más la cobertura, lo que producirá una plaga de homosexualidad (versículos 26-27). Si la rebelión persiste, Dios bajará la cobertura por tercera y última vez, entregando a la nación a una mente depravada (versículos 28-32). Ahí es donde estamos. 

Evidencia de la Depravación

Por lo tanto, no debería sorprendernos que la gente esté demandando un gobierno socialista que los cuide desde la cuna hasta la tumba. Tampoco debería resultar increíble que la gente esté en las calles exigiendo que se retiren las estatuas de algunas de nuestras mayores figuras históricas. Tampoco deberíamos sorprendernos por los siguientes objetivos de los “progresistas”:

  • Anular todas las órdenes ejecutivas de Trump que hacen cumplir los principios judeocristianos.
  • Ampliar la legislación sobre delitos de odio para incluir discursos contra el aborto, la homosexualidad, el matrimonio entre personas del mismo sexo, y el transgenderismo.
  • Promover el Movimiento de la Perversión Sexual para incluir la protección legal de la poligamia, el poliamor, la prostitución, y otras conductas sexuales desviadas.
  • Desfinanciar nuestros departamentos de policía. 
  • Destazar la Segunda Enmienda al restringir drásticamente el derecho de los estadounidenses a poseer armas.
  • Imponer impuestos a las iglesias y ministerios que se niegan a respaldar la revolución sexual.
  • Imponer impuestos draconianos a los estadounidenses de clase media, para proporcionar reparaciones a los negros y homosexuales. 
  • Socializar los aspectos más importantes de la economía estadounidense para lograr una “redistribución de la riqueza”. 
  • Llenar nuestra Corte Suprema con jueces que tienen un desprecio absoluto por nuestra Constitución.
  • Intentar reformar la Constitución para eliminar el Colegio Electoral.
  • Aislar y poner en peligro a Israel, dando el máximo apoyo a sus enemigos.
  • Maximizar nuestro apoyo a las Naciones Unidas y otras organizaciones mundiales con el fin de llevarnos hacia el establecimiento de Un Gobierno Mundial.

En la tercera parte de esta mirada a la “tormenta perfecta”, que se cierne sobre Estados Unidos, examinaremos cómo la destrucción viene desde el gobierno. 


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Original article:

Lea también: 

Avivamiento vs. Revolución: ¿Cuál será? (pdf)

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jueves, 29 de octubre de 2020

La Tormenta Perfecta (parte 1 de 4)

Nuestra Sociedad en Caos

Por Dr. David R. Reagan


La primera vez que recuerdo haber escuchado el término, “tormenta perfecta”, fue en 1991, cuando los meteorólogos le dieron ese nombre a una tormenta muy fuerte frente a las costas de Nueva Escocia. La tormenta fue producida por un frente frío del noroeste que convergió con un ciclón que descendía desde el noreste. La tormenta se dirigió al sur, hacia Nueva Inglaterra, donde convergió con el Huracán Grace. Esta convergencia de un frente frío, un ciclón y un huracán produjo la “tormenta perfecta”. 

La tormenta recibió mucha publicidad porque produjo olas de hasta 30 pies de altura, que inundaron la casa de vacaciones del Presidente George H. W. Bush, en Kennebuckport, Maine, causando daños importantes. Recibió aún más atención cuando viró de regreso hacia su punto de partida frente a la costa de Nueva Escocia, donde produjo olas de hasta 100 pies. Fue en esta zona que el barco pesquero, Andrea Gail, se hundió, matando a sus seis tripulantes. Esta tragedia inspiró el libro, y la película posterior, La Tormenta Perfecta (2000).

Nuestra Tormenta Social

Hoy, aquí en los Estados Unidos estamos experimentado otra “tormenta perfecta” de un tipo diferente que es mucho más peligrosa. Es una tormenta que nos golpeó repentina y abrumadoramente. Primero, vino la pandemia de coronavirus que produjo un desplome bursátil de 8,000 puntos. Luego, vino un cierre de la economía, seguido de disturbios y saqueos generalizados en las calles. Millones se han quedado sin trabajo, miles de empresas se están declarando en quiebra, y millones de personas están incumpliendo con sus pagos de alquiler e hipoteca.

En un momento, nuestra nación estaba sentada en la cima del mundo disfrutando de uno de los mayores resurgimientos económicos de la historia. Luego, en lo que pareció un aviso de un momento, nos sumergimos en el caos económico, social y político. 

Una vez fui testigo de un colapso social similar de la noche a la mañana en Rusia, en 1992. Cuando llegué a Moscú, apenas podía creer lo que veía. La nación estaba sumida en un caos absoluto. Sólo unos meses antes, ésta había sido la nación más poderosa del planeta Tierra, con más armas nucleares que cualquier otro país. 

"Desunión Soviética", portada de la revista Time del 12 de marzo de 1990.

Encontré todas las tiendas en Moscú vacías — y quiero decir completamente vacías de comida y ropa. Miles de personas estaban de pie en las aceras con mesas plegables llenas de artículos para intercambiar. La gente intercambiaba productos alimenticios como leche y papas por jeans, camisas y ropa interior. En el hotel de primera clase donde me hospedaba, la única comida que tenían para servir eran papas, y una Coca Cola tenía que ser compartida con otras tres personas. 

Al ver este espectáculo desgarrador, el Señor habló a mi corazón y me dijo que regresara a Estados Unidos y compartiera la devastación que Él puede derramar en un instante, sin importar cuán poderosa sea la nación — tal como lo hizo con Babilonia en los tiempos del Antiguo Testamento.

Me dijo que enfatizara que Su juicio sobre nuestra nación sería mucho peor. Después de todo, el pueblo ruso había estado bajo una dictadura totalitaria durante 70 años, durante los cuales los cristianos habían sido severamente perseguidos y la distribución de Biblias había sido prohibida. 

Por el contrario, durante ese mismo período de tiempo, Dios había derramado abundantes bendiciones sobre nuestra nación. Además, tenemos iglesias en cada esquina, un promedio de cinco Biblias en cada hogar, y tenemos el Evangelio siendo proclamado por radio y televisión.

En resumen, a diferencia del pueblo ruso, no tenemos excusa ante Dios por nuestra rebelión desenfrenada contra Él y Su Palabra. El versículo que el Señor puso en mi corazón para esta nación fue Lucas 12:48, que dice que a aquellos a quienes se les da mucho, mucho se espera de ellos. 

Burla Pública de las Advertencias Proféticas

He estado proclamando ese mensaje a lo largo y ancho desde entonces — en libros, artículos de revistas, sermones, programas de televisión y producciones de video. Y descubrí desde el principio que la gente no quería escuchar el mensaje.

Eso no es nada nuevo. Las voces proféticas que Dios envió a las naciones a lo largo de los tiempos del Antiguo Testamento fueron tratadas de la misma manera. La gente se mofaba de ellas, se burlaban y las abucheaban, las acosaban, e incluso intentaban matarlas.  

Cuando Jeremías comenzó a advertir al pueblo de Judá del inminente juicio de Dios, no se arrepintieron. En cambio, se rieron de él y respondieron exclamando: “¡Templo del SEÑOR, templo del SEÑOR! ¡Este es el templo del SEÑOR!” (Jeremías 7:4, RVA-2015). Lo que querían decir, por supuesto, era que no creían que Dios alguna vez permitiría que alguien destruyera el templo. Después de todo, la Gloria Shejiná de Dios residía en el templo. 

Del mismo modo, he descubierto que los estadounidenses tienden a responder de la misma manera a las advertencias de la ira inminente de Dios sobre esta nación. “¡Nunca a Estados Unidos!”, cantan. ¡Estoy convencido de que muchos creen que Dios está sentado en Su trono envuelto en una bandera estadounidense!

Agitador en Mineápolis, 17 de abril de 2020 (Associated Press, foto de Julio Cortez).

Cómo Trata Dios con las Naciones Rebeldes

La Biblia claramente revela un patrón definido de cómo Dios trata con una nación que ha bendecido, cuando ésta comienza a volverse contra Él. Primero, envía voces proféticas para llamar a la nación al arrepentimiento. En nuestro caso, Dios comenzó a hacer eso a mediados de la década de 1970, cuando levantó voces como David Wilkerson, Francis Schaeffer, Aleksandr Solzhenitsyn and Donald Wildmon. Desde ese momento, el Señor ha demostrado gran paciencia con nosotros, al continuar enviándonos advertencias proféticas, a pesar de nuestra negativa a arrepentirnos.

Cuando nos encaprichamos y resistimos obstinadamente los llamados al arrepentimiento, el Señor comenzó a bombardearnos con juicios correctivos para llamar nuestra atención — juicios como los ataques del 11/9 (2001), el Huracán Katrina (2005), la Caída de la Bolsa de Valores de 2008, y la elección de Barack Obama en 2008. Y ahora, la “tormenta perfecta”.

En la segunda parte de esta mirada a la “tormenta perfecta”, que se cierne sobre Estados Unidos, examinaremos cómo la destrucción viene desde adentro. 

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Original article:

Lea también: 

Avivamiento vs. Revolución: ¿Cuál será?

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viernes, 11 de septiembre de 2020

Avivamiento vs. Revolución (pdf)

¿Cuál Será?

Por Dr. David R. Reagan

 
Haga clic sobre la imagen para ir a la página de descarga


Fragmento:

Nuestra querida nación se encuentra en medio de lo que parece ser “la Tormenta Perfecta”. Primero vino la pandemia, luego el desplome de la bolsa de valores seguido por el colapso de nuestra economía. Y ahora, violencia y saqueos en nuestras calles. Radicales de todos los tipos y colores están pidiendo una revolución. 

Los valores judeocristianos, sobre los que se fundó esta nación, han sido rechazados. Estamos agitando nuestro puño colectivo contra Dios y Su Palabra, diciendo: “Haremos lo que nos plazca”. Parece que Dios nos ha entregado a lo que los teólogos llaman “ira de abandono”. Eso es cuando Dios da un paso atrás, baja Su cobertura de protección alrededor de una nación y permite que los pecados se multipliquen.


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martes, 8 de septiembre de 2020

Avivamiento vs. Revolución (parte 3 de 4)

¿Cuál Será?

Por Dr. David R. Reagan

 

Un Respiro Temporal

Es cierto que, en Su gracia y misericordia, Dios nos ha dado un respiro temporal — una ventana de gracia a través de la milagrosa elección de Donald Trump en 2016.

Creo que es muy interesante que, en 1980, cuando Ronald Reagan fue elegido, Francis Schaeffer, una de las voces proféticas de Dios para los Estados Unidos, también se refirió a la elección de Reagan como una “ventana de gracia” de Dios, y lo fue. 

Pero, tan pronto como su mandato terminó en 1989, nuestra sociedad retomó el camino que había dejado en su rechazo de los valores judeocristianos y siguió con su espiral descendente hacia el foso secular y pagano del humanismo.

Nuestra nación, como Judá, ha ido demasiado lejos en su rechazo de Dios. Creo que hemos alcanzado el punto donde nuestra herida se vuelto incurable. La elección de Trump no es un presagio de nuestro futuro. Y puedo demostrarlo con tres hechos brutales.

Después de ocho años de la administración más impía en la historia estadounidense:

1) El Presidente Obama dejó el cargo con una aprobación del 60%.

2) Su heredera designada, Hillary Clinton, recibió 3 millones de votos más que Trump.

3) Y el futuro de nuestra nación —  los mileniales (18-29 años de edad) — apoyó a un socialista abierto (Bernie Sanders, nota del traductor), y cuando no logró la nominación, votaron abrumadoramente por Clinton.

4) Más importante aún, la ignorancia de la Palabra de Dio ha llegado a caracterizar tanto a nuestra nación como a los cristianos profesantes.

Esta ignorancia se refleja en las últimas encuestas realizadas por la Asociación Barna, ¡que muestran que sólo el 9% de los estadounidenses se pueden caracterizar como creyentes en la Biblia! Y aún más impactante, ¡sólo el 17% de los cristianos profesantes son verdaderamente creyentes en la Biblia!

¿Y qué es lo que determina a un cristiano creyente en la Biblia? Las respuestas a las siguientes seis preguntas:

1) ¿Existe la verdad moral absoluta?

2)  ¿Es la Biblia totalmente precisa en todos los principios que enseña?

3) ¿Es Satanás un ser real y no simplemente una fuerza simbólica?

4) ¿Pueden las personas ganar su camino al Cielo haciendo buenas obras?

5) ¿Vivió Jesús una vida sin pecado?

6) ¿Es Dios el omnisciente y omnipotente creador del mundo quien aún gobierna el universo hoy?

De nuevo, sólo el 9% de los estadounidenses pueden responder estas preguntas bíblicamente, y sólo el 17% de los cristianos profesantes pueden hacerlo. 

¿Es de extrañar que una encuesta nacional reciente del Instituto de Cultura y Fe Estadounidense George Barna revelara que el 77% de los estadounidenses creen que el divorcio es aceptable; el 71% cree que las relaciones sexuales entre adultos solteros son aceptables; el 69% cree que tener un bebé fuera del matrimonio es aceptable; el 58% cree que ver pornografía es aceptable?

O, considere lo que las encuestas de opinión pública están mostrando con respecto al matrimonio entre persona del mismo sexo: la aceptación del “matrimonio” homosexual ha aumentado rápidamente, de un 37% en 2007 a un 62% en 2018. La aceptación entre los evangélicos blancos ha aumentado del 14% en 2007 al 35% en 2018. La última encuesta en 2018 muestró que sólo queda un estado en la Unión donde una mayoría de personas se oponen al matrimonio homosexual: ¡Alabama!

Nuestra nación necesita despertar al hecho de que legalizar una abominación no la hace moral. Así es como lo expresó una organización:

“La legalidad no es sinónimo de moralidad. 

La esclavitud estaba mal, cuando era legal. 

El aborto está mal, aunque sea legal. 

El ‘matrimonio’ homosexual está mal, aunque sea legal”.

El Triunfo del Humanismo

Mis amigos, tenemos que afrontar el hecho de que hemos perdido la guerra cultural. El humanismo ha triunfado. Ahora somos una nación rogándole a Dios que nos lleve del juicio a la destrucción.

Trump en la Marcha por la Vida 

Si el Presidente Trump es sucedido por otro liberal radical, apoyado por un Congreso liberal radical, el cambio será rápido e impresionante.

  • Todas las órdenes ejecutivas de Trump, de acuerdo con los principios judeocristianos, se revertirán de la noche a la mañana.
  • La Segunda Enmienda será objeto de un ataque concertado.
  • Se promoverán el aborto, la eutanasia y el infanticidio.
  • Se ampliará la legislación sobre el discurso del odio, para evitar que las personas se pronuncien contra el Movimiento de la Perversión Sexual y el aborto.
  • Israel será abandonado.
  • Las expresiones del cristianismo se limitarán a los edificios de la iglesia.

La gente dice, “Pero la Corte Suprema se mantendrá como un muro de protección contra la marea de paganismo y secularismo”. Mi respuesta es: “No cuente con ello”.

Corte Suprema de los Estados Unidos

Un Presidente radical, con un Congreso que lo apoye, puede socavar a la Corte, al aprobar legislación para aumentar los miembros de 9 a 11, y para permitir nombramientos adicionales para cada juez que permanezca en la corte más allá de la edad de 70 años. 

Lo que la mayoría de la gente olvida, o no sabe, es que el Congreso ha cambiado el tamaño de la Corte cinco veces, aumentando o disminuyendo el número de jueces  — cada vez por razones políticas.

Nuestra Constitución no especifica el número de jueces. La Corte comenzó con 6 jueces. Se incrementó a 7 en 1807 y a 9 en 1837. Se aumentó aún más a 10 miembros en 1863, y luego se redujo a 7 en 1866, para prevenir que el Presidente Andrew Johnson hiciera nombramientos. El tamaño actual de 9 se estableció en 1864.

Además, como lo están demostrando una vez más las decisiones recientes de la Corte, nunca se puede saber con certeza cómo votará un juez una vez que sea designado para la Corte. La tendencia a lo largo de la historia moderna ha sido que los jueces conservadores se vuelvan liberales, como es la situación actual con el Presidente del Tribunal Supremo, John Roberts.

En la cuarta y última parte de esta serie, que determina lo que la Biblia tiene que decir acerca de un futuro avivamiento o revolución en Estados Unidos, nos reconfortará la esperanza que la Biblia provee.


Para leer la parte 1, haga clic aquí 

Para leer la parte 2, haga clic aquí 

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Original article:
Revival vs. Revolution

sábado, 5 de septiembre de 2020

Avivamiento vs. Revolución (parte 2 de 4)

¿Cuál Será?

Por Dr. David R. Reagan

 

Aplicación a los Estados Unidos

Ahora, apliquemos estos principios a los Estados Unidos. Como he señalado muchas veces antes, creo que Dios levantó esta nación con el propósito de usar nuestros grandes recursos naturales e ingenio técnico para difundir el Evangelio  por todo el mundo.

A medida que cumplimos Su propósito, Él derramó bendiciones sobre nosotros — bendiciones como libertad y prosperidad incomparables y un inmenso poder e influencia mundial. Incluso nos dio la bendición de servir como la nación clave en el renacimiento y la crianza de la nación de Israel. 

Pero, como la antigua Judá, nos enamoramos de nuestra riqueza y poder, y comenzamos a darle la espalda a Dios.

  • El Todopoderoso Dólar se convirtió en nuestro dios.
  • La avaricia se convirtió en nuestra motivación.
  • Los juegos de azar se convirtieron en un pasatiempo nacional.
  • El sexo se volvió nuestra obsesión.
  • Nos convertimos en el mayor consumidor mundial de drogas ilegales.
  • Expulsamos a Dios de nuestras escuelas.
  • Legalizamos el aborto.
  • Respaldamos la perversión moral.
  • Y nos convertimos en el contaminador moral del planeta a través de nuestras películas y programas de televisión violentos, morales y blasfemos. 

La lápida muestra la fecha de la decisión de la Corte Suprema de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.

La Respuesta de Dios

Mientras nos revolcábamos en la revolución sexual de la década de 1960, Dios comenzó a levantar voces proféticas como David Wilkerson, que llamaban a esta nación al arrepentimiento. Y, en los años posteriores a ese tiempo, Él ha levantado muchas más voces proféticas, 13 de las cuales identifico en mi libro, Las Voces Proféticas de Dios para los Estados Unidos. Cuando nos negamos a arrepentirnos, los juicios correctivos comenzaron a caer.

  • La Guerra de Vietnam, que ocurrió inmediatamente después de la revolución sexual de la década de 1960.
  • Los ataques del 11 de septiembre (2001) — Dios permitió que los terroristas tuvieran éxito al atacar los dos símbolos de nuestro orgullo: Las Torres Gemelas en Nueva York, que representaban nuestra riqueza; y el Pentágono, en Washington, D.C., que representaba nuestro poder.
  • El Huracán Katrina (2005) — Sin lugar a dudas, la respuesta de Dios a nuestra inmoralidad y el obligar a Israel a abandonar la Franja de Gaza. La tormenta se formó repentinamente en el Golfo el último día de la retirada de la Franja de Gaza y azotó Nueva Orleáns justo cuando se preparaba a celebrar su festival homosexual anual.
  • El Desplome de la Bolsa de Valores de Septiembre de 2008 — De nuevo, una respuesta a nuestros intentos de forzar a Israel a entregar su tierra. Éste ocurrió en la víspera de Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, y el mercado cayó 777 puntos — lo que indicaba la firma de Dios.
  • La Elección de Barack Obama (2008) — Dios nos dio la clase de líder que merecíamos: un hombre que fue el más pro-aborto, pro-homosexual, anti-capitalista, y anti-Israel en toda la historia de nuestra nación.
  • “La Tormenta Perfecta” de 2020 — Una pandemia combinada con un desplome del mercado de valores, el colapso de nuestra economía y el pandemonio en las calles.

La Decadencia de la Sociedad

Permítanme tomarme un momento para enfatizarles cuán grave se ha vuelto la decadencia de nuestra sociedad. Sólo una persona de mi edad puede apreciar cuán radicalmente y con qué rapidez se ha desintegrado nuestra sociedad.

Nací en 1938, cuando los autos todavía tenían estribos y la gasolina costaba 20 centavos de dólar por galón. Cuando nací…

  • Los abortistas eran enviados a prisión. 
  • El embarazo fuera del matrimonio era considerado escandaloso. 
  • La homosexualidad era considerada antinatural e inmoral. 
  • La pornografía era despreciada como una perversión. 
  • Las drogas eran medicamentos que comprabas en una droguería (farmacia, nota del traductor).
  • El matrimonio era sagrado. 
  • Vivir juntos era un tabú. 
  • El divorcio era una desgracia. 
  • El matrimonio entre personas del mismo sexo estaba más allá de incluso la imaginación más salvaje y depravada.
  • Ser ama de casa era honrado, y la guardería era provista por las madres en sus hogares. » El abuso infantil era algo inaudito. 
  • Las damas no maldecían ni fumaban. 
  • La palabra “maldición” era considerada lenguaje flagrante en una película.

La primera película importante en usar una mala palabra fue Lo que el Viento se Llevó, de 1939. La película terminaba con la frase, “Francamente, cariño, me importa un carajo”. En 2013, una película llamada El Lobo de Wall Street, protagonizada por Leonardo di Caprio, ¡tenía la "palabra j" 544 veces en 180 minutos!

En 1997, el veterano actor de televisión, Steve Allen, denunció la creciente inmundicia contenida en películas y programas de televisión diciendo: “Nos hemos convertido en una sociedad donde los vulgares entretienen a los bárbaros”. ¡Y eso fue hace 20 años!

En la tercera parte de esta serie, que determina lo que lo Biblia tiene que decir sobre un futuro avivamiento o revolución en Estados Unidos, nos daremos cuenta de que el humanismo ha ganado la batalla cultural.

 

Para leer la la parte 1, haga clic aquí 

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Original article:
Revival vs. Revolution

jueves, 20 de agosto de 2020

Una Fe Tenaz en Tiempos de Ansiedad (parte 1)

La Pandemia




Hay un viejo dicho que contiene sabiduría: “Cuando te encuentres en un agujero, ¡deja de cavar!”. 

Durante las últimas semanas, nuestra nación ha sido empujada a un agujero. Después de experimentar un auge económico durante los últimos años, de repente nos encontramos enfrentando una crisis de salud pública, una potencial calamidad económica, y un futuro incierto. ¿Cómo deberían reaccionar los cristianos ante un aluvión de noticias negativas y temores crecientes?

En primer lugar, debemos recordarnos constantemente — y a nuestros hermanos creyentes — que nuestra esperanza no está en nuestra cuenta corriente, nuestro 401K (plan de ahorro para la jubilación), nuestra reserva de alimentos y necesidades o cualquier otra persona o cosa. Nuestra esperanza está en Cristo solo. 

Parados firmemente en esa Roca de la Verdad, necesitamos decir la verdad — entre nosotros y ante un mundo que se tambalea por el miedo. 

Los Juicios Correctivos de Dios

Cuando hablamos de la ira de Dios, el mundo se ofende. Visualizan a Dios como un monstruo, que derrama el juicio inmerecido sin misericordia.

Me acordé de esto recientemente cuando el representante estatal de Kentucky, Chris Fugate (quien también es pastor bautista) abrió una sesión diaria de la legislatura con una oración en la que habló del juicio de Dios contra el pecado y nuestra necesidad de arrepentirnos por los pecados individuales y corporativos. Los legisladores izquierdistas en Kentucky estaban indignados de que alguien hablara de juicio o llamara al arrepentimiento.

Pero la Escritura es clara. El apóstol Pablo declaró que el Dios vivo y verdadero no tolerará el pecado para siempre — y no será burlado (Gálatas 6:7-8). Pero, incluso en medio de la ira, Él siempre recuerda la misericordia (Habacuc 3:2). Y, Él es paciente, y no desea que nadie perezca, sino que todos lleguen al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). 

Esa paciencia y misericordia son evidentes en toda la Biblia. Cuando Dios anunció el juicio sobre un mundo lleno de iniquidad, en forma de un diluvio mundial, comisionó a Noé como pregonero de justicia (2 Pedro 2:5). Mientras construía el arca, Noé llamaba a la gente al arrepentimiento — tanto a través de sus acciones obedientes como de su predicación.

Jonás llegó a comprender la profundidad del amor de Dios por los perdidos. Comprendieron la precariedad de su situación y se arrepintieron en silicio y ceniza — y Dios se arrepintió de Su juicio.


Una Respuesta Adecuada al Juicio

Jesús desafió el pensamiento equivocado de los hombres que plantearon una pregunta sobre la matanza de algunos galileos (Lucas 13:1). Él preguntó, “¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos?” (Lucas 13:2). En lugar de menospreciar la tragedia o señalar la pecaminosidad de esas personas, habló de la condición de toda la humanidad: “…si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3).

Entonces, siguiendo el ejemplo de Noé y Jonás y Pablo y Jesús, debemos decir la verdad a los que están pereciendo — llamándolos al arrepentimiento y la salvación en Jesús. No es el momento de ofrecer clichés de esperanza vacía. A medida que la tormenta arrecia, debemos señalar el único fundamento de la Iglesia: Jesucristo, su Señor. 

Al igual que la palabra de la cruz, tal mensaje seguirá siendo una insensatez ofensiva para muchos de los que están pereciendo, pero, para otros, representará el poder de Dios (1 Corintios 1:18).


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Original article:
Tough faith in a time of anxiety

domingo, 2 de agosto de 2020

La Pandemia:

Consecuencias Económicas de Largo Plazo




Muchos han estado afirmando todo el tiempo que la cura que nuestra nación ha perseguido para el coronavirus — es decir, las órdenes de quedarse en casa y el cierre de negocios — va a demostrar ser más dolorosa que el virus mismo. 

Esa afirmación parece estar haciéndose realidad ante nuestros propios ojos, ya que millones de personas se han quedado sin trabajo y miles de negocios se han declarado en bancarrota.

Pero hay una mayor amenaza de largo plazo en el horizonte que podría resultar aún más devastadora. Estoy pensando en el impacto de los paquetes de estímulo aprobados por el Congreso. Han agregado cuatro billones de dólares a nuestra deuda nacional de la noche a la mañana. Y los paquetes posteriores podrían agregar fácilmente uno o dos billones, lo que hace que el total sea de alrededor de seis billones. 

Nuestra deuda nacional ya estaba en $24 billones cuando el Congreso promulgó los paquetes de estímulo por la pandemia. Pero ése no es el verdadero nivel de deuda de nuestro gobierno nacional. Cuando agrega a eso las promesas no financiadas de Medicare y de Seguro Social, más las obligaciones de pensiones y atención médica, la deuda total de nuestro gobierno nacional antes de la pandemia llegaba a más de $124 billones, ¡o un total de $802,000 por contribuyente! (Para obtener estadísticas detalladas, vea el reloj de la deuda nacional en truthinaccounting.org)

¿Y cómo estamos cubriendo el costo de los paquetes de estímulo? Lo estamos haciendo vendiendo bonos del tesoro e imprimiendo dinero. Esa solución significa que dos perspectivas sombrías nos están mirando a la cara — ya sea una inflación desbocada o un servicio de deuda tan grande que aplasta a nuestra economía.

Manifestación en el edificio del Capitolio del Estado de Colorado

El Peligro de la Inflación

La mayoría de la gente no reconoce el impacto devastador de la inflación, así que permítanme darles algunos ejemplos. En 1960, cuando mi esposa y yo nos casamos, podíamos comprar una semana de comestibles y las necesidades del hogar por menos de $25. Siete años después, en 1967, compramos nuestra primera casa. Estaba ubicada en Sherman, Texas, Era una casa nueva de ladrillo, de tres dormitorios y dos baños en un vecindario muy agradable. Costó $17,500. Los pagos eran de $200 al mes, y estaba financieramente estirado para hacerlos con mi salario de profesor de $9,000 al año.

El valor del dólar cambió repentina y radicalmente por la rápida inflación que ocurrió cuando el Presidente Nixon abandonó el patrón oro en la década de 1970, lo que resultó en una tasa del 11%. Durante el gobierno del Presidente Jimmy Carter (1977-1982), la tasa se disparó por encima del 14% y los precios comenzaron a aumentar tan rápido que los restaurantes dejaron de imprimir el precio de las comidas en sus menús. En vez de eso, escribían los precios cada día. En comparación, la tasa de inflación de nuestra nación durante 2019 fue de 1.5%.

En 1967, el ingreso familiar promedio en nuestra nación era de $6,900 por año. Hoy es de $63,000. El salario promedio de un maestro de escuela en 1967 era $7,692. Hoy es de $60,482. ¡Tenga en cuenta que éstas son cifras equivalentes! Por lo tanto, $8,000 en 1967 tenían el mismo poder adquisitivo que $65,125 hoy.

El punto es que la inflación rápida es un monstruo que puede hacer que todos sus ahorros no valgan nada de la noche a la mañana.  


La Amenaza de la Deflación

Y luego está la amenaza de la deflación que podría producirse cuando las tasas de interés de nuestras deudas nacionales, estatales y municipales dan como resultado quiebras e impagos en los planes de jubilación y los programas de beneficios como el Seguro Social y Medicare.

La conclusión es que no podemos seguir acumulando deuda tratando de posponer el problema. Tarde o temprano tendremos que afrontar las consecuencias, particularmente  cuando no hay voluntad política para recortar nuestros sobre-hinchados presupuestos municipales, estatales, y nacionales.

Además, debemos tener en cuenta que estamos actuando irresponsablemente al colocar nuestras deudas en los hombres de nuestros hijos, nietos y bisnietos. Lo que estamos haciendo es equivalente a que compre una mansión de 50 millones de dólares con una nota de 100 años, que obligue a mis descendientes a hacer los pagos de la hipoteca mucho después de que muera.

El Juicio que Estamos Rogando

Siempre he creído que el juicio final de Dios sobre nuestra nación por nuestros pecados impenitentes sería de naturaleza económica. Primero expresé esta creencia en mi libro, ¿América la Hermosa? (2003). Al considerar las posibles formas en la que Dios podría derramar Su ira sobre esta nación, escribí: “Lo primero que me viene a la mente es una catástrofe económica que resultará de nuestra situación de deuda fuera de control…No hay forma de escapar a la conclusión de que Estados Unidos se ha convertido en un adicto a la deuda”. Concluí con esta observación:

Creo que un colapso económico sin precedentes es muy probable porque el dinero es el verdadero dios de Estados Unidos, y el verdadero Dios de este universo es un Dios celoso y no tolera la idolatría, Dios, por Su propia naturaleza, se verá obligado a destruir a nuestro falso dios. 

Una Experiencia Personal Impactante

Fui a la Unión Soviética en 1992, poco después del colapso del gobierno comunista. La nación estaba en un caos absoluto. Era difícil creer que, sólo unos meses antes, ésta había sido la nación más poderosa del planeta tierra, con más armas nucleares que cualquier otro país.

En Moscú, todas las tiendas estaban vacías — y quiero decir completamente vacías de comida y ropa. Miles de personas estaban de pie en la acera con mesas de cartón llenas de artículos para intercambiar. La gente intercambiaba productos alimenticios como leche y papas por ropa y otros artículos esenciales. En el hotel de primera clase donde estábamos alojados, la única comida que tenían para servirnos eran papas, y teníamos que compartir una Coca-Cola entre cuatro de nosotros.

Al ver esta escena desgarradora, el Señor habló a mi corazón y me dijo que regresara a Estados Unidos y compartiera la devastación que Él puede derramar sobre una nación en un instante, sin importar cuán poderosa puede ser — tal como lo hizo con Babilonia en los tiempos del Antiguo Testamento.

Me dijo que enfatizara que Su juicio sobre nuestra nación sería mucho peor. Después de todo, el pueblo ruso había estado bajo una dictadura totalitaria durante 70 años, tiempo durante el cual los cristianos habían sido severamente perseguidos y la distribución de Biblias había sido prohibida.

Las señales de advertencia de Dios

En contraste, durante ese mismo período de tiempo, Dios había derramado abundantes bendiciones sobre nuestra nación. Además, tenemos iglesias en cada esquina, un promedio de cinco Biblias en cada hogar y tenemos el Evangelio siendo proclamado en la radio y la televisión. En resumen, a diferencia del pueblo ruso, no tenemos excusa ante Dios por nuestra rebelión desenfrenada contra Él y Su Palabra. El versículo que el Señor puso en mi corazón para esta nación era Lucas 12:48, que dice: “a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará…”.

Dios has enviado voces proféticas a esta nación para llamarnos al arrepentimiento, y ha enfatizado la seriedad de sus mensajes al infligirnos con juicios correctivos como la Guerra de Vietnam, los ataques del 11 de Septiembre y el Huracán Katrina. 

Pero hemos hecho oídos sordos y nos hemos precipitado a toda velocidad con nuestro comportamiento impío. Literalmente estamos rogando la ira de Dios y, cuando caiga, no tendremos a nadie a quien culpar más que a nosotros mismos. Necesitamos recordarnos estas palabras en 2 Crónicas 7:

13) Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo;

14) si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Original article:
The Pandemic: Long-Range Economic Consequences

sábado, 13 de junio de 2020

Señales de la Naturaleza: El Nuevo Factor (conclusión)



Durante el gobierno de Obama, Israel fue tratado con desprecio. Obama lanzó su presidencia viajando al Medio Oriente, donde se disculpó con el mundo árabe por nuestro apoyo a Israel y dejó en claro que las políticas de nuestra nación con respecto al Medio Oriente cambiarían. Y no perdió tiempo en cumplir esa promesa cuando comenzó a maltratar a los israelíes y a su líder, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu. Para cuando Obama dejó el cargo, estaba tratando a Israel como república bananera del Tercer Mundo. Expresó su abierto desprecio por los líderes de la nación y condenó su posesión de las tierras altas de Judea y Samaria (lo que el mundo llama “Cisjordania”). Uno de sus últimos esfuerzos en el cargo fue diseñar una resolución de las Naciones Unidas para condenar a Israel. ¿Es de extrañar que su sucesora designada, Hillary Clinton, perdiera la elección?


La Reversión de Trump

El Presidente Trump puso fin a nuestro maltrato a Israel. Revirtió todas las políticas negativas de Obama para el Medio Oriente, y detuvo la política de apaciguamiento de tierra por paz que había sido impuesta sobre Israel por los gobiernos de Bush y Clinton. Lo más significativo es que reconoció a Jerusalén como la capital de Israel.

Pero, desde entonces, ha comenzado a vender un “plan de paz” que tendría como resultado la creación de un Estado palestino en el corazón de Israel. No entiende que el problema no es político y que no puede resolverse mediante un “acuerdo”. Es un problema espiritual que se resolverá sólo cuando el Príncipe de Paz regrese. Además, el Presidente no parece entender que los palestinos nunca aceptarán una solución de “dos Estados”, a menos que lo vean como una mejor plataforma de lanzamiento para su asalto final contra el Estado judío. La conclusión es que los árabes no quieren otro Estado palestino (el primero es la nación de Jordania). Lo que quieren es la aniquilación del Estado judío.


El Presidente Trump también debe proceder con mucha cautela, porque la Biblia dice en Joel 3:1-2 que cualquier nación involucrada en los tiempos del fin en la división de la tierra de Israel sufrirá la ira de Dios.

Otra cosa que la profecía del tiempo del fin deja muy claro es que las políticas favorables de Trump hacia Israel no durarán, porque la Biblia dice sin rodeos que todas las naciones del mundo vendrán contra Israel (Zacarías 12:3). Tal como está ahora, no hay duda de que nuestra nación se volteará en su apoyo de Israel en el momento en que los demócratas recuperen la Casa Blanca. The New York Post afirmó recientemente que los principales demócratas se han “dado la vuelta” tan a la izquierda, tan rápidamente, en cuanto a Israel, “que es difícil imaginarlos regresando a un lugar sano”. The Post añadió: “Los judíos, que votan por los demócratas en cantidades abrumadoras, necesitan finalmente despertar a la realidad de que su partido desprecia al único Estado judío del mundo”.

El Mensaje de Katrina

Creo que el mensaje de Katrina, y otros desastres naturales similares, es que Dios está en Su trono. El está en control. Él no puede ser burlado. El no tolerará la división de Su Tierra Santa. Ni tolerará la repugnante inmoralidad que se burla de todo lo que es decente y moral.

Dios ama a nuestra nación. Él nos ha bendecido más que a cualquier otra nación. Su Palabra dice que aquellos a quienes mucho se les da, mucho se les demandará (Lucas 12:47-48). Su Palabra también dice que Él disciplina a aquellos a los que ama (Hebreos 12:7).

Otra cosa que Su Palabra deja claro es que cuando Él envía disciplina, el propósito nunca es castigar. En vez de eso, el propósito es llamarnos al arrepentimiento, de manera que podamos ser salvos. Así es como el profeta Isaías lo expresó: “Cuando la tierra experimenta Tus juicios, los habitantes del mundo aprenden justicia” (Isaías 26:9b, NASB).

Una Experiencia Personal

Conozco la verdad de esta declaración de primera mano. En mayo de 1953, cuando tenía 15 años, un tornado de fuerza 5 golpeó mi ciudad natal, Waco, en Texas. Es el tornado más mortífero hasta el día de hoy en la historia de Texas. Mató a 114 personas e hirió a 597. Atravesó el centro de la ciudad y arrasó 5 edificios históricos con facilidad. Cuando el tornado desapareció, la ciudad parecía como si hubiese sido atacada con una bomba atómica.

Durante tres meses a partir de entonces, las iglesias de Waco estuvieron repletas de multitudes de gente, que permanecían de pie en su interior buscando como hacer frente a la tragedia. La gente se vio obligada a pensar en la eternidad. Pero, a medida que el dolor se calmó, la gente volvió a sus viejos caminos, y la asistencia a la iglesia disminuyó otra vez.

Nuestro Dios es verdaderamente un Dios de una sublime gracia. Incluso cuando Él derrama su ira, lo hace esperando que ella provoque arrepentimiento, de manera que la gente pueda ser salva.

Intentos de Responder Espiritualmente

Con respecto al huracán Katrina, la Gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, hizo un llamado a un día de oración en todo el estado: “Al encarar la devastación causada por Katrina, al buscar a aquellos que están necesitados, al consolar a aquellos que sufren, al comenzar las largas tareas de reconstrucción, nos volvemos a Dios por fortaleza, esperanza y consuelo”.

Nobles palabras. Pero nótese, que no hubo llamado al arrepentimiento. De manera similar, el Presidente Bush convocó a un día nacional de oración. El pidió a la nación a orar por las víctimas y a alcanzarlas con compasión. De nuevo, palabras nobles, pero ninguna expresión de arrepentimiento.

El Presidente del Consejo de la Ciudad de Nueva Orleans, Oliver Thomas, fue el funcionario que más cerca estuvo de reconocer que Katrina tenía un mensaje espiritual. Refiriéndose a Sodoma y Gomorra, dijo: “Quizá Dios nos está limpiando”.

Pero la limpieza requiere una respuesta en arrepentimiento, algo a lo que Dios está llamando a toda la nación, y no sólo a la ciudad de Nueva Orleans.

La Respuesta Adecuada

Ningún gobernante de nuestra nación ha visto aún las implicaciones espirituales de un desastre tan claramente como lo hizo Abraham Lincoln, cuando evaluó la causa de la Guerra Civil. En una proclamación realizada el 30 de marzo de 1863, el Presidente hizo un llamado a un “día de oración y humillación”.


Él comenzó la proclamación observando: “Es el deber de las naciones, al igual que el de los hombres, el tener su dependencia en la autoridad soberana de Dios, el confesar sus pecados y transgresiones, en pena y humillación, pero con la esperanza certera de que el genuino arrepentimiento conduce a la misericordia y el perdón”.

El corazón de la proclamación se lee como sigue:

Y, por mucho que lo sepamos, por Su divina ley, que las naciones como individuos están sometidos a castigos y penas en este mundo, ¿no temeremos justamente que la horrible calamidad de la guerra, que ahora desola la tierra, no sea otra cosa que un castigo, infligido sobre nosotros, por nuestros pecados presuntuosos, para el necesario fin de nuestra reforma nacional como un solo pueblo?

Hemos sido los destinatarios de las más selectas bondades del cielo. Hemos sido preservados, estos muchos años, en paz y prosperidad. Hemos crecido en número, riqueza y poder, como ninguna otra nación ha crecido nunca. Pero hemos olvidado a Dios. Hemos olvidado la mano de gracia que nos ha mantenido en paz, que nos ha multiplicado, y enriquecido y fortalecido; y hemos imaginado inútilmente, en la deshonestidad de nuestros corazones, que estas bendiciones fueron producidas por alguna sabiduría superior y virtud de nuestra propia condición.

Intoxicados con un éxito ininterrumpido, ¡nos hemos vuelto demasiado autosuficientes, como para sentir la necesidad de la gracia que redime y preserva, y demasiado orgullosos para orar al Dios que nos hizo!

Nos corresponde, entonces, humillarnos ante el Poder ofendido, confesar nuestros pecados nacionales, y orar por clemencia y perdón.

¡Cómo necesitamos tal proclamación hoy! Lo triste es que nos hemos vuelto tan seculares y paganos, que si nuestro Presidente emitiera tal declaración, los miembros del Congreso probablemente traerían un juicio político contra él por la “violación de la separación de la iglesia y el Estado”.

Conclusión

Nosotros, como nación, hemos menospreciado a Dios. Lo estamos tentando para que nos lleve del juicio a la destrucción. Nuestro Dios es muy misericordioso. Él pacientemente nos está enviando una llamada de atención tras otra, porque nunca derrama Su ira sin advertencia.

Dios nos ha provisto una ventana temporal de gracia a través de la elección del Presidente Trump. Ore para que se mantenga firme en su apoyo a Israel. Ore para que comprenda la naturaleza de la crisis del Medio Oriente — que es espiritual y que no puede resolverse mediante negociaciones y acuerdos políticos. Ore para que no sea engañado y exija que Israel entregue el corazón de su tierra. 

Ore también para que los ojos y los corazones de los estadounidenses y sus líderes sean abiertos al significado de los desastres naturales que están afectando implacablemente a nuestra nación. Ore para que los pastores se den cuenta del hecho de que todas las señales del tiempo del fin están convergiendo y que es urgente que comiencen a proclamar el pronto regreso de Jesús.
    
Ore para que la gente alrededor del mundo sea despertada a la realidad de que Dios está proclamando por medio de las Señales de la Naturaleza que Su Hijo está a punto de regresar y que estamos viviendo en tiempo prestado.

Lea la parte 1 »»aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe 

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