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jueves, 23 de mayo de 2019

El Ángel del Señor (pdf)

Su Identidad, Manifestaciones y Papeles


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El Ángel del Señor – Conclusión

Su Identidad, Manifestaciones y Papeles




Pregunta: Si Jesús no es un ángel, entonces, ¿por qué se le dio el título de “el Ángel del Señor” en Sus apariciones pre-encarnadas?

Respuesta: El título es una expresión de cariño y una descripción del papel principal de Jesús en estas apariciones. Así como mi esposa es mi “ángel”, así también el Hijo es el “ángel” del Padre. Jacob usó este tipo de terminología cuando bendijo a sus hijos en su lecho de muerte. Al bendecir a José, se refirió a Dios como “el Ángel que me liberta de todo ma” (Génesis 48:15-16).

De nuevo, el término, ángel, significa “mensajero”. Y ése es el papel que Jesús jugó con mayor frecuencia en Sus apariciones pre-encarnadas. Por lo tanto, el título era muy apropiado. 

Las imágenes se trasladan al Nuevo Testamento, en una visión que Juan registra en Apocalipsis 10. A Juan se le da una prolepsis al final de la Tribulación. Él ve a un “ángel fuerte” que desciende del Cielo. El ángel tiene el título de propiedad de la tierra en su mano. Pone un pie en la tierra y el otro en el mar y levanta el título de propiedad en el aire, como un símbolo de su reclamo de toda la creación para sí mismo.

Esta dramática representación del "ángel fuerte", de Apocalipsis 10, fue pintada por Pat Marvenko Smith.

No creo que haya alguna duda de que este “ángel” es Jesús. Está vestido con una nube, coronado con un arco iris, y tiene su “rostro como el sol” — todos los cuales son símbolos de la deidad (vea Apocalipsis 1:13-16). Sus pies son como “columnas de fuego”, que indican que ha venido en juicio — y todo juicio ha sido dado a Jesús (Juan 5:22). Lo más importante es que Él tiene abierto en Su mano el título de propiedad de la tierra (Apocalipsis 10:2), un título del que se nos dice en Apocalipsis 5:5-7 que sólo Jesús es digno de abrir. 

Algunos se oponen a la identificación de este ángel con Jesús, porque Él hace un juramento por el nombre de Dios (Apocalipsis 10:6). Ellos preguntan, “¿Cómo puede Dios jurar por Dios?”. Pero, en Hebreos 6:13, se nos dice que cuando Dios hizo Sus promesas a Abraham “juró por sí mismo”. Vemos lo mismo en Jeremías 22:5, donde Dios dice, “por mí mismo he jurado”.

Es muy apropiado que las imágenes de “el Ángel del Señor” se usen en el libro de Apocalipsis, porque es un libro impregnado de las Escrituras hebreas. Apocalipsis contiene más de 300 citas o referencias a pasajes del Antiguo Testamento, más que cualquier otro libro del Nuevo Testamento.

Pregunta: ¿Cuál era el nombre pre-encarnado de Jesús? ¿Podría haber sido “Israel” a la luz de 2 Crónicas 7:14, Éxodo 4:22, y Oseas 11:1?

2 Crónicas 7:14 — “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren…”

Éxodo 4:22 — “Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito”.

Oseas 11:1 — “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”.

Respuesta: Dios el Padre ama los nombres, porque es un Dios personal (1 Pedro 5:7). Él mismo tiene un nombre personal, Yahvé, que le reveló a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 6:2-3). Este nombre se usa en las Escrituras hebreas 6,668 veces. Desafortunadamente, está camuflado en la mayoría de las traducciones en inglés, por el uso de la palabra, SEÑOR — todo en mayúsculas.

Durante los tiempos bíblicos, Dios a menudo cambió los nombres de las personas a medida que sus papeles cambiarían. Cuando llamó al hombre que iba a ser el padre del pueblo judío, Él cambió su nombre de Abram, que significa “padre exaltado”, a Abraham, que significa “padre de una multitud” (Génesis 17:5). Del mismo modo, Él cambió el nombre de la esposa de Abraham, de Sarai a Sara, que significa “princesa” (Génesis 17:15). Cuando el terco y engañoso Jacob finalmente se entregó al Señor, su nombre fue cambiado a Israel, que significa “el que lucha con Dios” (Génesis 32:28). En los tiempos del Nuevo Testamento, el nombre de Saulo fue cambiado a Pablo, y el nombre de Simón a Pedro (Hechos 13:9; Marcos 3:16). 

En Apocalipsis 2:17 se nos dice que cuando los redimidos se presenten ante el tribunal de Jesús, cada uno recibirá una piedra blanca (un símbolo de inocencia), en la que se escribirá un nuevo nombre. Sí, vamos a tener nombres nuevos en el Estado Eterno. Estos nombres probablemente se relacionarán con nuestras vidas cristianas. Así, algunos podrían llamarse Fe, mientras que otros podrían llamarse Perseverancia o Amor.

El nombre de Jesús — Yeshúa en hebreo — significa “la salvación del Señor” (Mateo 1:21). Su nombre expresa el propósito de Su Primera Venida. Se nos dice en Apocalipsis 19:12 que, cuando Él regrese a reinar, se le dará un nuevo nombre. Este nombre, sin duda, se relacionará con su nuevo papel como Rey de reyes. Jeremías 23:6 insinúa que Su nuevo nombre podría ser Yahvé-Tsidkenu, que significa “La Justicia del Señor”. Ése sería un nombre apropiado, porque Él regresará para traer paz, rectitud y justicia a este mundo.

Otra representación del Ángel del Señor deteniendo el sacrificio deIsaac. Éste es un grabado en madera de Julius Schnoor von Carolsfeld.

Considerando todos estos puntos, ciertamente tiene sentido asumir que Jesús podría haber tenido algún otro nombre antes de encarnarse. Pero cuál pudo haber sido, la Biblia no lo revela. “Ángel del Señor” es un título, no un nombre.

Ciertamente no era Israel, porque ese nombre significa “uno que lucha con el Señor”. ¿Cómo podría ser ése el nombre de alguien que coexiste en perfecta unidad con Dios el Padre? De hecho, Jesús dijo que Él y el Padre son Uno (Juan 10:30).

En Éxodo 4:22, Dios le dijo a Moisés que le dijera a Faraón, “Israel es mi hijo, mi primogénito”. Esta fraseología fue seleccionada con el fin de enfatizarle al Faraón cuán importante era el pueblo judío para Dios. Pero es una metáfora, similar al concepto del Nuevo Testamento de que la Iglesia es la Novia de Cristo (Efesios 5:25-26; Apocalipsis 19:7).

Oseas 11:1 cita a Dios el Padre diciendo, “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”. De nuevo, el Señor está hablando metafóricamente de Israel como Su hijo, tal como se refiere a Israel en otras partes como Su esposa (vea Jeremías 3:1-5; 31:32; Ezequiel 16:15-34).

En 2 Crónicas 7:14, Dios se refiere a Israel como “mi pueblo, que lleva mi nombre” (NTV). Literalmente, este pasaje dice, “Mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado”. El punto aquí no es que el nombre de Dios es Israel. Más bien, el punto es que el pueblo judío es el pueblo de Yahvé.

Pregunta: ¿Qué otros funciones cumplió el Ángel del Señor además de la de un mensajero?

Respuesta: Entregar mensajes fue ciertamente su función principal. Se le apareció al profeta Balaam y le dio órdenes (Números 22:22-35). Le dio instrucciones a Gedeón, para que liberara a Israel de los madianitas (Jueces 6). Profetizó el nacimiento de Sansón (Jueces 13), y le ordenó a David que construyera un altar en Jerusalén (1 Crónicas 21:18).

Una representación en madera de la masacre del ejército asirio por el Ángel del Señor (2 Reyes 19:35). El artista fue Julius Schnoor von Carolsfeld, quien pasó su vida ilustrando la Biblia de principio a fin.

A veces proveía orientación. Dirigió a los hijos de Israel en el desierto, como una columna de nube durante el día y de fuego durante la noche (Éxodo 14; Jueces 2:1). Dirigió a Elías cuando huyó al Monte Horeb (1 Reyes 19).

Ocasionalmente, se desempeñó como un vengador, ejecutando juicio sobre los enemigos de Israel. Cuando los asirios amenazaron con destruir a Jerusalén, fue el Ángel del Señor quien mató a 185,000 de ellos en una noche, obligando a los restantes a retirarse (2 Reyes 19:35). En momentos como éste, también sirvió como protector de Israel y es alabado en los Salmos como tal: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmos 34:7).


Lea la parte 1 »»aquí

Si desea obtener más información acerca de este tema, visite nuestra sección:
»» Ángeles

Original article:
The Angel of the Lord

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

martes, 21 de agosto de 2018

Los Días de Noé – Conclusión

Génesis 6


"El Diluvio", por Francis Danby.


Llena de Violencia

Así como las condiciones del mundo en los días previos al Diluvio presagiaban una catástrofe venidera, así también las condiciones del mundo en los días postreros de esta era prefiguran una catástrofe aún mayor. Algunas de estas características se resumen a continuación:

1)   Preocupación por los apetitos físicos (Lucas 17:27)
2)   Rápidos avances en la tecnología (Génesis 4:22)
3)   Actitudes e intereses groseramente materialistas (Lucas 17:28)
4)   Filosofías uniformistas (Hebreos 11:7)
5)   Devoción excesiva al placer y la comodidad (Génesis 4:21)
6)   Creencia o conducta sin preocupación por Dios (2 Pedro 2:5; Judas 15)
7)   Desprecio por la sacralidad de la relación matrimonial (Mateo 24:38)
8)   Rechazo de la inspirada Palabra de Dios (1 Pedro 3:19)
9)   Explosión de la población (Génesis 6:1, 11)
10) Violencia generalizada (Génesis 6:11, 13)
11) Corrupción en toda la sociedad (Génesis 6:12)
12) Preocupación por la actividad sexual ilícita (Génesis 4:19; 6:2)
13) Palabras y pensamientos generalizados de blasfemia (Judas 15)
14) Actividad satánica organizada (Génesis 6:1-4)
15) Promulgación de sistemas y movimientos de depravación anormal (Génesis 6:5, 12)

Estas condiciones prevalecían en los días de Noé y todas están creciendo rápidamente de nuevo hoy. Por lo tanto, hay una buena razón para creer que estos tiempos presentes son los que inmediatamente preceden al regreso del Señor Jesucristo.

Génesis 6:5, 6

Las intrigas antediluvianas de Satanás y sus ángeles rápidamente alcanzaron un éxito asombros, no sólo entre los cainitas y los descendientes de los otros hijos de Adán, sino que incluso entre los descendientes de Set. Dios había hecho al hombre a su propia imagen, para responder con un corazón de amor al amor de Dios, pero ahora “todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. Al hombre se le había dicho “multiplicaos y llenad la tierra” (Génesis 1:28), pero ahora “estaba la tierra llena de violencia” (6:11). Un estado de anarquía y terror debe haber reinado. No es de extrañar que el escritor bíblico (probablemente el propio Noé), hablando en términos del punto de vista humano, dijo: “Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón”.

Si bien es cierto que Dios “no es hombre para que se arrepienta” (1 Samuel 15:29), parece, sin embargo, arrepentirse en ocasiones (es decir, “cambiar de parecer”) hacia el hombre, debido a que el hombre ha cambiado de actitud hacia Él. En la misma situación en la que la declaración anterior fue registrada, Dios había dicho: “Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras” (1 Samuel 15:11). De hecho, es precisamente porque Dios no se arrepiente, que debe parecer arrepentirse cuando el hombre “cambia de parecer”. La actitud de Dios hacia el hombre está condicionada por la actitud del hombre hacia Él.

A pesar de que Dios había creado un mundo perfecto para el hombre y de que había sido paciente hacia Sus criaturas, finalmente llegó un momento cuando, en justicia a Su propia santidad, tuvo que terminar con la iniquidad sin límites del hombre. Cualquier retraso adicional hubiera impedido por completo el cumplimiento del propósito de Dios en y para la humanidad. La maldad externa del hombre se había vuelto “grande en la tierra”, debido a que su imaginación interior se había vuelto completamente malvada y siempre malvada. 

Aunque los ángeles malvados habían agravado esta condición, el hombre mismo era básicamente responsable. Los demonios sólo pueden controlar a aquellos cuyas mentes ya son tan rebeldes hacia Dios o tan obsesionadas con deseos ilícitos como para estar abiertas a tal posesión. Los ángeles no tomaron a todas las mujeres, sino sólo “a las que escogieron”. Sin embargo, todos los antediluvianos se habían vuelto incurablemente malvados, si no nada más a través del consentimiento en las anormalidades de aquellos que estaban tan poseídos.

Debido a que el mal llenaba los pensamientos del corazón del hombre, por lo tanto a Dios “le dolió en su corazón”. Aunque el proceso de razonamiento en realidad no se centra en el corazón como un órgano, ni que ni siquiera Dios tiene un corazón físico, esta figura se usa frecuentemente en toda la Biblia para expresar el asiento más profundo de las emociones y decisiones. 

Aunque es cierto del hombre natural en general que “todos están bajo pecado” (Romanos 3:9), esta descripción del hombre antediluviano en el versículo 5 (también en los versículos 11-13) difícilmente pueden aplicarse a todos los hombres en todas partes. La maldad externa ciertamente no es “grande” en el caso de todo incrédulo farisaico, ni tampoco algunos sino sólo los más depravados imaginan “sólo el mal continuamente”. Hay ciertos grados de pecado y, por lo tanto, grados de castigo, en el caso de los incrédulos en general. Pero una acusación tan terrible como la inscrita en el versículo 5, ciertamente es algo grotesco y anormal, y por lo tanto, refleja una causa grotesca y anormal. Por lo tanto, ésta requería un remedio cataclismo, nada menos que la limpieza singular de un bautismo mundial en las aguas del gran Diluvio. Antes de que la maldad demoníaca pudiera ganar control de todo hombre, mujer y niño en todo el mundo, destruyendo así las promesas redentoras de Dios, Dios debe intervenir en un juicio catastrófico. 

Lea la parte 1 »»aquí
Lea la parte 2 »»aquí
Lea la parte 3 »»aquí




Este artículo fue tomado de la magistral obra “The  Genesis Record”, escrito por el Dr. Henry Morris. 

El Dr. Henry Madison Morris nació en Dallas, Texas en 1918. Se licenció en Ingeniería Civil por la Rice University de Houston en 1939. Posteriormente obtuvo el grado de Master en Hidráulica en la Universidad de Minnesota (1948), y su Doctorado en Ingeniería Hidráulica en 1950 en la misma universidad.


Al año siguiente se convirtió en catedrático de Ingeniería Civil en la Universidad de Louisiana en Lafayette. Posteriormente fue profesor de Ciencia Aplicada en Southern Illinois y más tarde Jefe del Departamento de Ingeniería Civil de la Virginia Tech University.

El Dr. Morris fundó en 1970 el Institute for Creation Research con el propósito de llevar a cabo investigaciones científicas en el área de los orígenes e historia de la Tierra.


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Traducido por Donald Dolmus
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Los Días de Noé – Parte 3

Génesis 6




Génesis 6:3

Éste ha sido otro versículo difícil, sujeto a diversas interpretaciones. Cuando Dios dijo, “No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre”, hay una pregunta acerca de si se refería al Espíritu Santo o al espíritu que Él había infundido en el cuerpo del hombre, y también si se refería a la humanidad en general o a Adán en particular (la palabra “hombre” es Adán, y el mismo Adán todavía puede haber estado vivo cuando Dios habló estas palabras, quizás en los días de Enoc). La referencia a “ciento veinte años” se ha entendido por algunos como a la longevidad futura del hombre y por otros como el tiempo que aún quedaba antes de la llegada del Diluvio, además de la interpretación de que éste era simplemente el tiempo restante antes de la muerte de Adán.

Parece que la lectura más natural del pasaje se refiere al Espíritu Santo de Dios en Su ministerio de convencer “al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8). A medida que el carácter moral y espiritual del mundo antediluviano se degeneró, especialmente después de la conquista demoníaca que acabamos de describir, era evidente que la gente se había vuelto tan irremediablemente corrupta como para estar más allá de la recuperación. Se habían resistido total e irrevocablemente al testimonio del Espíritu, por lo que era inútil “contender” más con el hombre. Esta palabra (hebreo doon) se usa sólo aquí y, por lo tanto, tiene un significado algo incierto, posiblemente incluyendo también la idea de “juzgar”.

El Señor también enfatizó que el hombre también era “carne”, el “también” probablemente refiriéndose al hecho de que tenía un cuerpo físico así como una naturaleza espiritual. Dado que el testimonio del Espíritu de Dios al espíritu del hombre había sido rechazado, no había propósito alguno en ser servido más para mantener su vida física y multiplicación continua. También puede haber una sugerencia implícita de que el hombre no había llegado a ser mejor que los animales: estaba dominado exclusivamente por la “carne” — ya no se preocupaba por Dios, sino sólo por sus propios apetitos corporales, al igual que los animales. Dios le dijo a Noé que “He decidido el fin de todo ser” (6:13), y más tarde, de hecho, “Y murió toda carne” (7:21), incluyendo al hombre y los animales. 

Esta lucha del Espíritu de Dios con los apetitos carnales del hombre fue tomada más tarde por el apóstol Pablo como un tipo del conflicto en el creyente del Nuevo Testamento entre su espíritu (iluminado y energizado por el Espíritu de Dios) y su carne, la naturaleza natural y carnal con la que nación (Romanos 8:5; Gálatas 5:16, 17).

Este testimonio antediluviano del Espíritu de Dios al hombre debe haber sido logrado por la predicación de la Palabra de Dios por medio de uno de Sus profetas. Se sabe que tanto Enoc como Noé dieron un fuerte testimonio a la gente de su época, y es posible que Matusalén y Lamec hicieran lo mismo. 

Esta profecía en particular evidentemente fue dad, quizás a través de Matusalén, apenas 120 años antes de la llegada del Diluvio. Puesto que Enoc ya había sido trasladado, Matusalén era el patriarca viviente más antiguo en este momento. Sem, Ham y Jafet aún no habían nacido; y presumiblemente los mandamientos específicos de Dios a Noé (5:32; 6:10; 6:13-21) aún no habían sido dados. 

Dios siempre ha sido paciente, incluso en condiciones tan horribles como las que prevalecían en los días de Noé (1 Pedro 3:20). Aunque todos lo habían rechazado, aún concedió 120 años a la humanidad a la luz de la pequeña posibilidad de que al menos algunos “procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Éste era más que un tiempo suficiente para aquellos que eran niños para crecer hasta la madurez y tener abundante oportunidad para aceptar o rechazar a Dios. Aquellos que nacerían más tarde (por ejemplo, Sem, Ham, Jafet, y sus esposas) presumiblemente requerirían alguna manifestación muy especial de la gracia de Dios para tener salvación (vea 6:8; 7:1).

Génesis 6:4

Uno de los hechos más asombrosos revelados por la paleontología (el estudio de los restos fosilizados de criaturas que habitaron la tierra en una era anterior) es que casi todos los animales modernos alguna vez estuvieron representados por antepasados más grandes. Uno piensa en los mamuts y osos de las cavernas, cucarachas y libélulas gigantes, y enormes reptiles como los dinosaurios. Junto con ellos ocasionalmente se encuentran huellas humanas gigantes, lo que sugiere que “había gigantes en la tierra en aquellos días”. No sólo en la Biblia, sino en muchos otros libros antiguos, se conservan tradiciones de gigantes.

Con un testimonio tan uniforme de la tradición antigua, y también con la evidencia paleontológica, es una sofisticación superficial que ignora la posibilidad de que estos datos puedan contener reflejos primitivos de los eventos y personajes reales descritos históricamente aquí en el registro de Génesis.

Los hijos de las uniones de demoníacamente controlados hombres y mujeres de este período son los que se dice que se convirtieron en los “gigantes”, los poderosos hombres de antaño. La palabra en el hebreo es nephilim y viene del verbo naphal (“caer”). Aunque algunos comentaristas sugieren que la palabra significa “los que caen sobre” — es decir, “atacantes” — el significado más natural y probable es “los que han caído”, probablemente una referencia a la naturaleza de sus pseudo padres, los ángeles caídos. El nombre también llegó a significar “gigantes” y se aplicó más tarde a los gigantes vistos en Canaán por los espías israelitas (Números 13:33). La palabra fue así entendida por los traductores de Génesis al griego, representando la palabra en la Septuaginta como gigantes. 

En cuanto a por qué los hijos nacidos de padres controlados por demonios deben convertirse en gigantes, podemos hacer al menos una suposición razonable, sin embargo, en ausencia de la revelación bíblica sobre el tema, no puede ser más que eso. La genética moderna ha mostrado que hay dos causas básicas de las variaciones en las características físicas entre los hombres, a saber, mutaciones y recombinaciones. En el sistema genético hay un tremendo número de factores para diferentes características, algunos dominantes en una población particular, algunos latentes o recesivos. Éstos pueden ser “recombinados” de varias maneras, para permitir una variación casi ilimitada en las características físicas. La recombinación, sin embargo, puede operar sólo sobre factores que ya están implícitamente presentes en los genes. Las mutaciones, por otro lado, pueden introducir nuevas características que no estaban presentes del todo, respondiendo a influencias externas cuyas energías producen cambios aleatorios en el sistema genético.

Los factores para la gran estatura física aparentemente han residido desde el principio en el conjunto de genes creados de la población humana. Su aparición como características frecuentes o dominantes en una población específica podría resultar por casualidad en una población endogámica pequeña, o bien podría resultar por diseño en el caso de la manipulación controlada de los genes por parte de los criadores que entienden lo suficiente acerca del proceso genético para hacer esto. Los genetistas hoy parecen estar a punto de lograr avances que permitirían exactamente tal “ingeniería genética”, como este tipo de cosas que se pueden lograr de forma práctica.

Se cree que las mutaciones también pueden producir “gigantismo”. El extraño proceso de clonación, mediante el cual los genetistas creen que algún día serán capaces de producir una raza de copias al carbón de Einstein (o de Will Chamberlain, o lo que quieran), mediante la implantación de células corporales en óvulos humanos fertilizados podría ser otro medio de hacerlo. 

El punto es que, si los genetistas modernos pueden discutir con toda seriedad la posibilidad inminente de lograr tales cosas, entonces no es improbable que el conocimiento de estos secretos pudiera haber estado disponible a las huestes angélicas (y demoníacas). Habiendo obtenido esencialmente un control completo sobre las mentes y los cuerpos de estos padres antediluvianos, estos “hijos de Dios” caídos podrían entonces, por alguna manipulación genética, hacer que su progenie se convirtiera en una raza de monstruos. Los últimos también estarían bajo su control y posesión. 

La combinación demoníaca del materialismo y la impiedad de la civilización cainita en general, con esta irrupción de la simiente de la Serpiente directamente en un gran número de la raza humana y luego con el empuje de las hordas de los descendientes monstruosos de estas uniones ilícitas, llevaron a condiciones en el mundo que finalmente fueron intolerables incluso para un Dios de compasión y longanimidad. 

Los hombres poseídos por demonios y su progenie, junto con todos los otros habitantes impíos del mundo antediluviano, pronto perecerían en las aguas del Diluvio. Estas aguas ahora son las aguas del mar y bien pueden ser éstas a las que se hace referencia en conexión con el juicio final cuando dice que “el mar entregó los muertos que había en él” (Apocalipsis 20:13). Los espíritus malignos que moraban en sus cuerpos han sido encarcelados en el Tártaro (2 Pedro 2:4) y probablemente sean “espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé” (1 Pedro 3:19,20), a quienes Cristo fue en el Espíritu después de Su muerte para proclamar Su victoria definitiva sobre sus propósitos malvados.

Había gigantes “también después”, en los días de los cananeos, y éstos también eran conocidos como, entre otras cosas, los nephilim (Números 13:33). Humanamente hablando, eran descendientes de Anac, y por eso también eran conocidos como los anaceos. Estos pueblos eran, por supuesto, conocidos por Moisés y probablemente fue él quien insertó editorialmente la frase “y también después” en el registro original de Noé aquí en Génesis 6:4. Moisés probablemente también insertó la información de que éstos eran los “valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre”, hombres cuyas hazañas de fuerza y violencia los habían hecho famosos en canciones y fábulas en todas las naciones en las épocas posteriores al Diluvio. Para los hombres rebeldes de épocas posteriores, eran reverenciados como grandes héroes; pero a los ojos de Dios eran simplemente hombres impíos de violencia y maldad. 

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Este artículo fue tomado de la magistral obra “The  Genesis Record”, escrito por el Dr. Henry Morris. 

El Dr. Henry Madison Morris nació en Dallas, Texas en 1918. Se licenció en Ingeniería Civil por la Rice University de Houston en 1939. Posteriormente obtuvo el grado de Master en Hidráulica en la Universidad de Minnesota (1948), y su Doctorado en Ingeniería Hidráulica en 1950 en la misma universidad.


Al año siguiente se convirtió en catedrático de Ingeniería Civil en la Universidad de Louisiana en Lafayette. Posteriormente fue profesor de Ciencia Aplicada en Southern Illinois y más tarde Jefe del Departamento de Ingeniería Civil de la Virginia Tech University.

El Dr. Morris fundó en 1970 el Institute for Creation Research con el propósito de llevar a cabo investigaciones científicas en el área de los orígenes e historia de la Tierra.


Artículos recomendados:

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lunes, 13 de agosto de 2018

Libro Electrónico: Sobrenatural

Lo que la Biblia enseña sobre el mundo invisible y por qué importa

Por Dr. Michael S. Heiser

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Descubre lo Sobrenatural en la Biblia

¿Quiénes eran los hijos de Dios? ¿Quiénes eran los Nefilim? ¿Dónde encajan los ángeles en la jerarquía sobrenatural? ¿Por qué consideró Dios que era necesario hacer que los israelitas destruyeran las poblaciones de ciudades enteras: hombres, mujeres y niños? ¿Qué relación tiene Jesús con el resto del mundo sobrenatural?

En Sobrenatural, Michael Heiser afronta estas preguntas y muchas más, basándose en sus quince años de investigación sobre lo que la Biblia dice del mundo no visible. Heiser arroja luz sobre el mundo sobrenatural: no una nueva luz, sino más bien la misma luz que los lectores y escritores originales habrían visto en las Escrituras en la antigüedad.

Quizá no vuelvas a leer la Biblia del mismo modo.


Sobre Michael S. Heiser


Michael S. Heiser es el editor académico de Logos Bible Software, Bible Study Magazine, y Faithlife Study Bible. Tiene un PhD en Hebreo Bíblico y lenguajes semíticos y un MA en Historia Antigua y Estudios Hebreos. También fue nombrado por la Society of Biblical Literature académico del año en la región del Noroeste de EE.UU. en 2007.

Contenido

CAPÍTULO UNO 
Creyendo la Biblia

CAPÍTULO DOS 
El Mundo Invisible: Dios y los Dioses

CAPÍTULO TRES 
Reyes de Antes y del Futuro

CAPÍTULO CUATRO 
Rebeliones Divinas

CAPÍTULO CINCO 
La Geografía Cósmica

CAPÍTULO SEIS 
El Verbo, el Nombre, y el Ángel

CAPÍTULO SIETE 
Reglas del Enfrentamiento

CAPÍTULO OCHO 
Espacio Sagrado

CAPÍTULO NUEVE 
Guerra Santa

CAPÍTULO DIEZ 
Escondido a Plena Vista

CAPÍTULO ONCE 
Propósito Sobrenatural

CAPÍTULO DOCE 
El que Cabalga sobre las Nubes

CAPÍTULO TRECE 
La Gran Revocación

CAPÍTULO CATORCE 
No de este Mundo

CAPÍTULO QUINCE 
Partícipes de la Naturaleza Divina

CAPÍTULO DIECISEIS 
Gobernando sobre Ángeles 

Conclusión


Si desea conocer más acerca de este tema, visite nuestras secciones:

domingo, 3 de diciembre de 2017

Libro Electrónico: Ángeles – Volumen 2: Mensajeros del Metacosmos


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Tabla de contenidos 

Capítulo 1: Satanás
Satanás en la literatura
Satanás en la Biblia
Nombres de Satanás
Características de Satanás

Capítulo 2: Antecedentes de Satanás
Ezequiel 28 – El rey de Tiro
Isaías 14 – El rey de Babilonia

Capítulo 3: Un vistazo detrás de la cortina

Capítulo 4: Destino y la estrategia de Satanás
El Dragón y la Mujer
El destino de Satanás
Estrategias de Satanás

Capítulo 5: Los Nefilim

Capítulo 6: Infierno
El hombre rico y Lázaro

Capítulo 7: El universo holográfico
Bohm y los plasmas
Nuestro universo pixelado

Capítulo 8: Demonios 
Ángeles caídos vs demonios
Entrada demoníaca
Territorios espirituales

Capítulo 9: La vida en otros planetas
Astrobiología

Capítulo 10: Los OVNIs y el engaño
El incidente de Roswell
Los majestuosos 12
Trucos para guardar secretos 
Los astronautas

Capítulo 11: OVNIs y abducciones 
La paz mundial

Capítulo 12: Zonas de peligro espiritual
Los nuevos híbridos
Nuestro software personal
Gobernando el mundo
Zonas espirituales peligrosas 

Capítulo 13: La protección espiritual 
La Armadura de Dios 

Capítulo 14: Artillería pesada 
Conectándonos con Dios
La protección de Dios 
Autoridad en Cristo 

Notas finales

Sobre el autor


Artículos relacionados:
»» El Ministerio de los Ángeles (pdf)


Traducción cortesía de la hermana Helena Aillón

lunes, 27 de noviembre de 2017

¿Hay un idioma celestial? ¿Qué idioma hablaremos en el cielo?


Respuesta: Hay algunas conjeturas sobre si existe algo así como un “idioma celestial”. ¿Hay un idioma desconocido en la tierra, pero que sea hablado con fluidez en el cielo? Si es así, ¿es posible que alguien aprenda a hablar este idioma esotérico? ¿Es posiblemente un don del Espíritu Santo?

En primer lugar, debemos señalar que la expresión “idioma celestial” no se encuentra en la Escritura. También, la frase “lenguas de ángeles” se usa una sola vez, en 1 Corintios 13:1, “Si yo hablo en lenguas de hombres y de ángeles pero no tengo amor vengo a ser como bronce que resuena o un címbalo que retiñe”.

Algunos han sugerido que la referencia de Pablo a “lenguas de ángeles” es prueba de que hay un idioma celestial que sólo los ángeles — y ciertos creyentes llenos del Espíritu — pueden hablar. Echemos un vistazo más de cerca al versículo y su contexto.

Cuando Pablo habla de “lenguas de hombres”, lo más probable es que se esté refiriendo al don dado el Día de Pentecostés, cuando los apóstoles fueron imbuidos por el Espíritu Santo para hablar idiomas virtualmente desconocidos para ellos (Hechos 2:4-12). “Lenguas de hombres”, es una referencia a los diversos lenguajes humanos en uso en ese tiempo. Los hermanos de Corinto valoraban tanto este don milagroso, que fue gravemente abusado y falsificado. Pablo abordó este problema en su epístola. Los corintios necesitaban saber que Dios dio la habilidad de hablar un idioma extranjero como una señal, y que el don tenía algunas restricciones (1 Corintios 14:1-33).

Cuando Pablo habla de las “lenguas de ángeles”, no está hablando literalmente de un “idioma celestial”, como algunos quieren creer, sino que está usando una expresión hiperbólica. La hipérbole es una exageración para hacer un punto. Pablo está diciendo que, sin importar cuán talentoso alguien sea, ya sea en su propio idioma, en idiomas extranjeros, o incluso en el hipotético idioma de los ángeles, todo es irrelevante sin amor. De hecho, sin amor, el discurso de uno no es mejor que el inútil balbuceo de las religiones paganas. La cultura pagana de Corinto honraba a sus dioses en ceremonias rituales acompañadas por ruidosos instrumentos musicales tales como gongs, címbalos y trompetas. Su adoración era una cacofonía caótica. 

Hablar en “lenguas de ángeles” probablemente se entiende mejor como tener la habilidad de hablar con “elocuencia divina”. Como lo expresó un erudito bíblico bien conocido, “Pablo está diciendo simplemente que, si tuviera la capacidad de hablar con la habilidad y la elocuencia de los hombres más grandes, incluso con elocuencia angelical, sólo sería un ruidoso gong…”.

El hecho es que Pablo usó el lenguaje hiperbólico en otras partes, incluso en el versículo siguiente, con su mención de la fe para “trasladar los montes”. Sus exageraciones sirven para enfatizar la necesidad del amor. Mostrar amor es más importante que la acción más grandiosa y más milagrosa que se pueda imaginar.

Sugerir que Pablo implica que “lenguas de ángeles” es una especie de “idioma celestial” es ir más allá de lo que la Escritura realmente enseña. Es tomar la expresión completamente fuera de contexto en un intento de enseñar algo diferente a lo que Pablo realmente dijo.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Is there a heavenly language?
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