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lunes, 17 de abril de 2023

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 14 (parte 1 de 2)

Viviendo para Jesús en los Tiempos del Fin

Por Dr. David R. Reagan

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La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne. — Romanos 13:12-14

La Biblia enseña claramente que la sociedad se degenerará en los tiempos del fin, llegando a ser tan mala como lo fue en los días de Noé (Mateo 24:37-39). El apóstol Pablo, hablando como un profeta, dice que la sociedad descenderá a un hoyo negro de inmoralidad, violencia y paganismo (2 Timoteo 3:1-5). Afirma que los hombres serán “amadores de sí mismos, amadores del dinero . . .y amadores de los deleites”. Las personas serán “vanagloriosas, soberbias . . .e impías” y los hijos serán “desobedientes a los padres”.

Suena como el noticiero de la noche, ¿no es así? En resumen, hemos llegado allí. 

Señales de Persecución Venidera

Deberíamos estar profundamente preocupados por estos acontecimientos, no sólo porque estamos siendo testigos de la destrucción de nuestro amado Estados Unidos, sino porque tanto Jesús como Pablo profetizaron que, cuando estas cosas ocurriesen, la Iglesia será atacada y los cristianos individuales serán perseguidos.

Jesús dijo que, a medida que la maldad aumenta, “el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12). Declaró que, en esta atmósfera hostil, muchos cristianos profesantes “apostatarán” y procederán a cooperar en la persecución de sus antiguos hermanos y hermanas en Cristo (Mateo 24:10). Pablo indica la misma cosa cuando dice que las personas serán “aborrecedores de lo bueno” y que serán, por lo tanto, “implacables” e “impetuosos”, ultrajando a aquellos que defienden la justicia (2 Timoteo. 3:2-4).

Estamos viendo que hoy estas profecías se están haciendo realidad ante nuestros propios ojos, tanto aquí en Estados Unidos como en todo el mundo. A medida que nuestra cultura se ha secularizado y paganizado, el cristianismo, la Iglesia y los cristianos han sido atacados cada vez más como “fanáticos intolerantes”. Los ataques se van a intensificar, y va a ser cada vez más difícil para los cristianos defender la justicia. Se perderán puestos de trabajo. Las carreras profesionales serán destruidas. Los cristianos incluso serán enviados a prisión por hablar en contra de males como la homosexualidad, porque tales pronunciamientos serán etiquetados como “crímenes de odio”.

¿Qué vamos a hacer entonces aquellos de nosotros que amamos a Jesús mientras enfrentamos una creciente ola de ridículo, hostigamiento y persecución por nuestra fe? ¿Cómo debemos vivir para Cristo en los tiempos del fin? Permítame sugerir algunas pautas.1

1) Ordene Sus Prioridades

El punto de partida es revisar sus prioridades y asegurarse de que Dios es la primera en su vida. Sea honesto consigo mismo. No juegue. No se engañe a sí mismo.

La mayoría de los cristianos han permitido que sus prioridades se mezclen mucho. Por lo general, el trabajo o la carrera son la prioridad número uno; la familia es la segunda; y Dios es la tercera o incluso la cuarta, detrás de una obsesión con los deportes o algo similar.

Hágase esta pregunta: Si Dios fuera a darle una oportunidad para hacerle una petición, ¿cuál sería? ¿Le pediría dinero? ¿Poder? ¿Fama? ¿Éxito?

Salomón pidió sabiduría, pero David pidió algo diez mil veces más profundo – pidió intimidad con Dios (Salmos 27:4). Y, debido a que puso a Dios en primer lugar, declara en el Salmo 27 que no temía a la vida (versículo 1) o a la muerte (versículo 13). Ésa es también la razón por la cual es recordado como el “varón conforme al corazón de Dios” (Hechos 13:22).

2) Permanezca en la Palabra

La Biblia dice que los tiempos del fin serán una era de engaño (Mateo 24:24; 1 Timoteo 4:1; 2 Timoteo 4:3-4). En cumplimiento de esa profecía, hoy estamos siendo bombardeados con falsos, pero seductores, sistemas religiosos ofrecidos por las sectas cristianas, las religiones orientales y el Movimiento de la Nueva Era.

La mayoría de los cristianos profesantes son presa fácil del engaño espiritual, debido a que el cristiano promedio no está seguro de lo que cree. E incluso cuando es capaz de articular una creencia, por lo general no sabe por qué la cree. El resultado es que un Testigo de Jehová puede convertir a un cristiano promedio en un pretzel teológico en dos minutos.

Cualquiera puede ser engañado. Si desea protegerse contra el engaño, debe profundizar en la Palabra y permanecer en ella diariamente. Además, debe probar todo por la Palabra (1 Juan 4:1). Para los católicos, esto significa descartar doctrinas como el purgatorio, que no tienen base alguna en la Palabra. Para los protestantes, significa estar alertas a la distorsión de las Escrituras, o a la manipulación de versículos fuera de su contexto. En cada doctrina, la Biblia debe ser investigada desde Génesis hasta Apocalipsis, para ver lo que se dice sobre el tema en particular.

3) Crea en el Poder de Dios

Estoy convencido que la mayoría de los cristianos profesantes son deístas. Un deísta es una persona que cree en un dios impersonal que nunca interviene en los asuntos humanos. Según el deísmo, se supone que debemos salir adelante con nuestra razón dada por Dios, nuestros talentos y la sabiduría de las Escrituras. En cuanto al deísta se refiere, a fines del siglo primero, Dios se retiró, lo sobrenatural cesó y la era de los milagros llegó a su fin.

Pero las Escrituras hebreas enseñan que Dios nunca cambia (Malaquías 3:6). Y el Nuevo Testamento declara específicamente que “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8).

No hay forma de que podamos hacer frente a la maldad de la sociedad del tiempo del fin con nuestras propias fuerzas. Cualquiera que intente hacerlo será derrotado. Nuestra única esperanza es volvernos a un Dios que está vivo y bien, que aún está en el trono, que escucha y responde las oraciones y que todavía hace milagros.

Debemos darnos cuenta de que la Biblia enseña que podemos limitar a Dios por nuestra incredulidad. Ésta es una gran paradoja. Piénselo: Aunque Dios es todopoderoso (Lucas 1:37), nosotros, que somos impotentes en comparación, podemos, no obstante, limitar Su poder por nuestra incredulidad (Marcos 6:1-6). Eso es debido a que Dios es un caballero. Él no se impone a Sí mismo sobre nosotros. Si queremos tratar de arreglárnoslas solos, Él nos permitirá hacerlo. Él responde cuando nos acercamos a Él con fe (Santiago 1:6).

4) Persista en la Oración

Una de las mayores bendiciones que Dios les ha dado a los creyentes es la comunicación sobrenatural. Dios se preocupa por nosotros personalmente (1 Pedro 5:7), y desea comunicarse con nosotros (Santiago. 4:8). Debido a que nos ama, Él desea fervientemente nuestra comunión (Juan 4:23).

La tragedia es que la mayoría de los cristianos profesantes parecen estar inclinados a acudir a la oración como un último recurso — sólo cuando todo lo demás ha fallado y la situación se ha vuelto desesperada. Parte de esta renuencia a buscar a Dios en oración se debe al orgullo, y por eso las Escrituras nos exhortan continuamente a humillarnos (1 Pedro 5:6). Otros no dependen de la oración debido a su incredulidad. Piensan que a Dios no le importa, o piensan que ya no está activo en la historia.

Pero la Biblia dice que “no tenemos porque no pedimos” (Santiago 4:2). ¿Cuántas bendiciones de Dios ha dejado sobre la mesa debido a que trató de manejar sus problemas por usted mismo? La Biblia también dice que “la oración del justo puede mucho” (Santiago 5:16). ¿Interpreta esto en el sentido de que el poder de sus oraciones depende de su rectitud? Eso no es lo que significa. Si verdaderamente ha nacido de nuevo, entonces es una persona justa, porque está vestida con la justicia de Jesús (Isaías 61:10).

Lea la parte 2 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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