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miércoles, 23 de febrero de 2022

Del Editor

Por Tim Moore    

¿Cuál es la cita más importante en su calendario personal? ¿Una visita al médico? ¿El cumpleaños de un hijo o un nieto? ¿Una reparación del auto?|

Todos nos hemos dado cuenta, al final de un día ajetreado, de que lo urgente a menudo deja de lado lo verdaderamente importante. Claro, se cumplieron las tareas urgentes, pero lo que realmente importaba se pospuso para otro día menos ocupado. Lo frustrante es que un día menos ocupado puede ser difícil de alcanzar.

Harry Chapin capturó esta verdad en su canción, “Cat’s in the Cradle”. Si no priorizamos el tiempo con nuestros hijos mientras son pequeños, crecerán para ser como nosotros — demasiado ocupados para hacer tiempo para nosotros.

Como cristianos, a cada uno de nosotros se nos han dado talentos y dones para usarlos para la gloria de Dios, y tareas para cumplir. El mandato de compartir el Evangelio y hacer discípulos es importante y urgente.

Miqueas fue un profeta para Israel y Judá en una época de relativa paz y gran prosperidad. Reconoció que, en medio de la riqueza material, había una creciente pobreza espiritual. Y, predijo un desastre venidero para ambas naciones. Se podría pensar que Miqueas habría organizado un movimiento de base para hacer que las naciones judías volvieran a ser grandes. En cambio, su mensaje se centró en lo que era más importante — el corazón individual. Él dijo: “[Dios] te ha declarado lo que es bueno! ¿Qué requiere de ti el SEÑOR? Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Dios” (Miqueas 6:8).

Abordaremos la distinción entre hacer y ser más adelante en esta revista. Miqueas también testificó proféticamente de la anticipación que inspiró su fe y lo animó a lo largo de su vida: “Pero yo miraré al SEÑOR; esperaré en el Dios de mi salvación” (Miqueas 7:7).

Jesús viene pronto. La promesa de esa esperanza es a la vez urgente e importante. Pronto, todo el ajetreo que llena nuestras vidas cesará. Cuando suene la trompeta, seremos arrebatados para recibir al Señor en el aire. En un abrir y cerrar de ojos seremos transformados, y se nos darán cuerpos glorificados e inmortales.

Oramos para que esta edición del Farolero avive su entusiasmo por la importancia y la urgencia de nuestra próxima cita en el calendario profético: el Rapto de la Iglesia. Porque cuando estemos reunidos con nuestro Señor, realmente la pasaremos bien — entonces y para siempre. 

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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