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lunes, 1 de diciembre de 2014

Apocalipsis: La Naturaleza y Propósito de la Tribulación

¿Por qué Dios va a derramar Su ira durante la Tribulación?



El horror sin paralelo de la Tribulación está explicado detalladamente tanto en las Escrituras Hebreas como en el Nuevo Testamento. Isaías escribió que será un día de “terror del Señor”, cuando “el orgullo de los hombres será abatido” (Isaías 2:10, 17, 19). Sofonías proclamó que será un “día de ira”, “un día de acoso y angustia” y “un día de devastación y ruina” (Sofonías 1:15). Los hombres tropezarán como ciegos y “su sangre será derramada como polvo” (Sofonías 1:17).

Este cuadro sombrío se repite en el Nuevo Testamento. Jesús dijo que será un tiempo de tribulación “cual no la habido desde el principio del mundo hasta, ni la habrá” (Mateo 24:21). De hecho, Jesús dijo que será tan terrible que si no fuera detenido al final de los siete años, resultaría en la destrucción de toda vida (Mateo 24:22). El apóstol Juan declara que el caos será tan grande que los líderes del mundo se arrastrarán hacia las cuevas y gritarán a las rocas de las montañas que caigan sobre ellos (Apocalipsis 6:15-16).

El Propósito

¿De qué se trata todo esto? ¿Por qué va a haber tal carnicería? ¿Cómo podría un Dios de gracia, misericordia y amor permitir tal brote de terror y derramamiento de sangre desenfrenados?

Una razón es satisfacer la justicia de Dios. Sí, Dios se caracteriza por la gracia, la misericordia y el amor, pero Él es también un Dios de justicia perfecta, rectitud y santidad. Por lo tanto, debe lidiar con el pecado. Su justicia lo exige. Incluso Su amor lo requiere. ¿Cómo podría un Dios de verdadero amor simplemente pasar por alto las acciones de un asesino o un pedófilo?

El profeta Nahúm entendió la verdadera naturaleza de Dios. Él escribió que “Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia; y protector de los que en El confían” (Nahúm 1:7). Eso es el amor y misericordia de Dios. Pero el mismo profeta escribió (Nahúm 1:2-3):

El Señor es un Dios celoso y vengador

¡Señor de la venganza, Señor de la ira!
El Señor se venga de Sus adversarios;
es implacable con sus enemigos.
El Señor es lento para la ira, imponente en Su fuerza.
El Señor no deja a nadie sin castigo.

Ciertamente, el Señor es “lento para la ira”. Él permite que las iniquidades de la Humanidad se acumulen por largos periodos de tiempo porque Él no quiere que ninguno perezca (2 Pedro 3:9). Su deseo, en cambio, es que todos vengan al arrepentimiento. Pero siempre hay un día para rendir cuentas, así como lo hubo en los días de Noé, y tal día ha sido establecido para esta edad. Pablo se refirió a eso en su sermón en Atenas cuando dijo, “Ha (Dios) establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia” (Hechos 17:31).

Una segunda razón para la Tribulación es traer personas a la salvación. Sorprendentemente, incluso cuando Dios derrama Su ira, Su propósito fundamental no es destruir, sino salvar. Isaías 26:9 lo explica en esta forma: “Cuando tus juicios llegan a la tierra, los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia”.

El hecho brutal es que a menudo Dios tiene que golpearnos en la cabeza con un garrote con el fin de obtener nuestra atención y motivarnos a arrepentirnos. El hecho igual de brutal es que la mayoría de las personas responden a tal disciplina ya sea maldiciendo a Dios o continúan ignorándolo (Apocalipsis 9:20-21). Pero siempre algunas personas responden con humildad y son salvadas. Tal como lo puso Billy Graham: “El mismo sol que derrite la mantequilla, endurece la arcilla”.

Cuando la ira de Dios se derrame durante la Tribulación, algunos corazones se derretirán, pero la mayoría se endurecerán, ilustrando una vez más que nada es más “engañoso” y “perverso” que el corazón del Hombre (Jeremías 17:9).

El Hombre es frívolo acerca del pecado. Dios es serio. La Tribulación será una expresión gráfica de cuán serio es Dios acerca de la rebelión de la Humanidad en contra de Él.

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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