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martes, 21 de noviembre de 2017

¿Dónde Mora Satanás?



Según las Escrituras, hay seis lugares donde mora Satanás. Algunos figuran en el pasado, uno de ellos en el presente y tres en el futuro. De la misma manera, que podemos conocer la vida de una persona si vemos en qué lugares ha vivido, la vida de Satanás también se puede conocer gracias a sus residencias. Esas moradas son las siguientes:

1. El trono de Dios o “el santo monte de Dios” (Ezequiel 28:11-15). Antes de la caída de Satanás, estaba con Dios en calidad de querubín, cubriendo con sus alas el trono divino.

2. El huerto de Edén (Ezequiel 28:13). Algunos intérpretes opinan que no era el mismo huerto donde estuvieron Adán  y Eva, sino un huerto mineral anterior. Independientemente de si Satanás acudió en forma de serpiente a ese huerto o al huerto de Génesis 2-3, la segunda morada fue posterior a la caída de Satanás. 

3. Los cielos atmosféricos (Efesios 2:2; 6:12). Ésta es la morada actual de Satanás, un espíritu creado. Sin embargo, tiene acceso tanto al cielo como a la tierra. En el cielo es el acusador de los redimidos (Job 1:2; 1:2, Apocalipsis 12:10), y en la tierra es el príncipe del mundo, que dirige la revuelta constante contra Dios, con intención de destruir a los redimidos (Lucas 4:5-7; Juan 12:31; 2 Corintios 4:4; 11:3,4; 1 Pedro 5:8).

4. La tierra (Apocalipsis 12:7-12). A la mitad de la Tribulación de siete años, Satanás será expulsado de los cielos atmosféricos y confinado a la tierra, donde pasará la segunda mitad de la Tribulación. Durante este tiempo provocará un gran caos y tremendas calamidades.

5. El abismo (Apocalipsis 20:1-3). Al final de la tribulación, tras la segunda venida de Cristo, Satanás será atado y arrojado al abismo (lit. “que no tiene límites” o “no tiene fondo”), un lugar de confinamiento temporal, durante mil años.

6. El lago de fuego (Apocalipsis 20:7-10). La última morada de Satanás será el lago de fuego, donde él y sus demonios permanecerán por toda la eternidad.


Tomado de: Respuestas a preguntas sobre ángeles y demonios. H Wayne House y Timothy J. Demy, páginas 56-57

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