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martes, 12 de febrero de 2019

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 21 (pdf)

Recompensas Celestiales

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Hecho: Los creyentes serán juzgados por sus obras para determinar sus grados de recompensa.

Escritura Clave: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27).

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Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 21 (conclusión)

Recompensas Celestiales

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Niveles de Gloria

Las Escrituras también nos aseguran que habrá distinciones de gloria que se darán a los creyentes. Considere estas palabras de Pablo: “Porque considero que los padecimientos del tiempo presente no son dignos de comparar con la gloria que pronto nos ha de ser revelada” (Romanos 8:18, RVA-2015). Pablo habla de este tipo de recompensa de nuevo en 2 Corintios 4:17, donde escribe: “Porque nuestra momentánea y leve tribulación produce para nosotros un eterno peso de gloria más que incomparable…” (RVA-2015).

Lo que todo esto significa no está precisamente explicado en detalle, pero las posibilidades son alucinantes. Tanto es así, que cuando lo experimentemos, ¡es posible que nos encontremos deseando que se nos hubiesen dado más oportunidades de sufrir por el Señor!

Grados de Autoridad Reinante

Otro tipo de recompensa que se menciona en la Biblia es una que se relaciona con el Milenio y con el Estado Eterno. Es el grado de autoridad reinante que compartiremos con Jesús bajo Su supervisión.

Se nos asegura que reinaremos con Él (2 Timoteo 2:12; Apocalipsis 5:9-10). Pero nuestro grado de participación en Su reinado estará relacionado con nuestro servicio a Él ahora (Lucas 19:1-27). Algunos reinarán sobre una ciudad, algunos sobre cinco y otros sobre ninguna.

Actitudes hacia las Recompensas

Desafortunadamente, la mayoría de los cristianos parecen tener una actitud muy despreocupada hacia las recompensas, y hay varias razones para esta falta de preocupación. 

En primer lugar, muchos parecen pensar que si son motivados por una recompensa, ¡perderán la recompensa! Esta extraña actitud se basa en la enseñanza de Jesús registrada en Mateo 6:1-4. En este pasaje, Jesús les advierte a Sus discípulos en contra de “hacer vuestra justicia delante de los hombres” porque si lo hacen “no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos”.

Lo que Jesús está advirtiendo es en contra de hacer nuestras buenas obras con el fin de recibir la alabanza de la gente. Está diciendo que deberíamos ser motivados, en cambio, por la alabanza de Dios. Se supone que debemos ser motivados por la esperanza de que, cuando estemos ante Jesús  para ser juzgados, Él dirá, “Bien, buen siervo y fiel” (Mateo 25:21).

Una segunda razón por la que a algunos creyentes no les apasionan las recompensas es porque creen que éstas serán temporales. Esta actitud se basa en una escena en el Cielo que es descrita por el apóstol Juan en Apocalipsis 4. Juan dice que vio a 24 ancianos adorando a Dios (Apocalipsis 4:10-11). Como parte de su adoración, ellos se arrodillan y lanzan sus coronas delante del trono de Dios.

Esta escena ha producido una enseñanza de que tan pronto como recibamos nuestras recompensas en el Cielo, las lanzaremos a los pies de Jesús y terminaremos con ellas. Por lo tanto, son vistas como poca cosa. 

Pero Apocalipsis 4:9 presenta una palabra calificadora. Dice que los 24 ancianos hacen esto “cada vez” (NVI) que se produce la adoración. Eso no indica una acción de una vez por todas. En 1 Pedro 5:4 se nos dice que las coronas “durarán para siempre” (TLA).

Una Visión Socialista de las Recompensas

Algunos argumentan que las recompensas tienen que ser temporales debido a que no puede haber distinciones en el Cielo, de lo contrario habría celos, y dicho pecado no puede existir en la atmósfera perfecta del Cielo. Pero ésta es una visión terrenal. En el Cielo, nuestra naturaleza pecaminosa no existirá. Viviremos en perfecto amor. 

Por lo tanto, cuando veamos a un santo con una corona especial o exhibiendo alguna otra recompensa, nuestros corazones se llenarán de admiración y aprecio — lo mismo que sentimos en esta vida cuando uno de nuestros hijos recibe una recompensa especial. 

El Pastor Glenn Meredith, de McKinney, Texas, quien ha enseñado extensamente sobre las recompensas celestiales, ha concluido: “Créanme, habrá distinciones eternas en el Cielo, porque lo que haga ahora en esta vida, tendrá un profundo impacto en las recompensas que recibirá y los servicios que se le asignarán”. 

Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos…” (palabras de Jesús en Mateo 5:21). 

Preguntas

1)  Ya que nuestras recompensas celestiales van a estar basadas en parte en cómo usamos nuestros dones espirituales, ¿sabe cuáles son sus dones espirituales? (Lea Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12:4-11, 28-31; Efesios 4:11; 1 Pedro 4:10-11). Enumere a continuación los dones espirituales que cree que el Espíritu Santo le ha dado. Si está en un grupo de estudio bíblico, léales la lista a ellos y pregúnteles si pueden identificar otros dones de los que usted no esté consciente. 

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2) ¿Sabía que hay pruebas en el Internet que pueden ayudarle a identificar sus dones espirituales? Busque “pruebas de dones espirituales” en Google y luego escriba a continuación los dones que tiene que fueron identificados por estas pruebas.

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3) ¿Qué recompensa celestial le gustaría recibir y por qué?

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4) ¿Siente que entiende completamente la enseña bíblica de que somos salvos por la fe y no por obras (Efesios 2:8-9), pero de que somos salvos para buenas obras (Efesios 2:10; Tito 2:14). ¿Cuál cree que es el significado de esto para los cristianos culturales que no se preocupan por practicar su fe?

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5) Reflexione sobre las recompensas que los creyentes recibirán en esta vida como resultado de su fe en Jesús como Señor y Salvador y el don del Espíritu Santo que reside en ellos. Enumere algunas de esas recompensas a continuación:

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6) Debido a la importancia que las Escrituras dan a las recompensas celestiales, ¿siente que ahora está más motivado a ganar algunas de las recompensas sirviendo al Señor más diligentemente?

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Lea la parte 1 »»aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

sábado, 9 de febrero de 2019

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 21 (parte 1)

Recompensas Celestiales

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Hecho: Los creyentes serán juzgados por sus obras para determinar sus grados de recompensa.

Escritura Clave:Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27).

Llegará un día cuando todos los creyentes serán juzgados por sus obras, no para determinar su destino eterno, sino para determinar sus grados de recompensa (2 Corintios 5:10 y Apocalipsis 20:12).

No somos salvos por nuestras obras (Efesios 2:8-9), pero somos salvos para hacer buenas obras (Efesios 2:10 y Tito 2:14). El Espíritu Santo les da a todos los creyentes uno o más dones espirituales en el momento de su salvación, y se espera que usen esos dones para promover el reino del Señor en la tierra.

Los creyentes serán juzgados no sólo por la cantidad de sus obras, sino también por su calidad (1 Corintios 3:13) y su motivo (1 Corintios 4:4.5). Algunos que son salvos pero que nunca usaron sus dones espirituales para el Señor, o que lo hicieron por el motivo incorrecto (como la gloria personal), todas sus obras serán quemadas y no recibirán recompensas especiales más allá de la vida eterna (1 Corintios 3:15).

La Memoria de Dios

La Biblia dice en Malaquías 3:16 que hay un Libro de Memoria en el que Dios ha escrito todas las cosas que hemos hecho para Él. La mayoría de estas cosas las hemos olvidado, pero no Dios. ¡Jesús dijo que incluso seríamos recompensados por darle a una persona un vaso de agua! (Mateo 10:41-42). Hebreos 6:10 dice que “Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos…”. Una vez más, se nos asegura que Dios nunca olvidará ninguna de nuestras buenas obras.

Diversas Coronas

La Biblia enseña que hay cinco tipos diferentes de coronas que serán dadas a los creyentes como recompensas.

1) La Corona del Vencedor (1 Corintios 9:24-25) — Esta corona se otorgará a aquellos que demostraron un dominio propio excepcional en su servicio al Señor, siempre poniendo Su voluntad antes que la suya.

2) La Corona del Ganador de Almas (1 Tesalonicenses 2:19) — Esta corona se otorgará a aquellos que participaron en ganar almas — incluidos los evangelistas, los maestros bíblicos, los evangelizadores personales, y aquellos que financiaron sus esfuerzos. 

3) La Corona de Justicia (2 Timoteo 4:8) — Esta corona será dada como recompensa a aquellos que vivieron sus vidas anhelando el regreso del Señor, — aquellos que vivieron con una perspectiva eterna.

4) La Corona del Pastor (1 Pedro 5:4) — Ésta es la recompensa para los pastores y ancianos fieles.

5) La Corona de la Vida (Santiago 1:2) — Esta recompensa está reservada para aquellos que perseveraron bajo tribulaciones — aquellos que sufrieron pruebas difíciles, tentaciones, sufrimiento, persecución e incluso el martirio. Jesús mencionó esta recompensa específicamente en Apocalipsis 2:10.

Tesoro Celestial

La Biblia dice que los redimidos recibirán diferentes cantidades de tesoros en el Cielo. Jesús mismo hizo esta promesa en Mateo 6:19, cuando dijo: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo…”.

El apóstol Pablo menciona la misma recompensa  en 1 Timoteo 6:17-19. Aquí le dice a Timoteo que instruya a los creyentes a “que hagan bien” y “que sean ricos en buenas obras”, y “dadivosos”, porque al hacerlo, están “atesorando para sí buen fundamento para lo por venir”.


Lea la conclusión »»aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

martes, 5 de febrero de 2019

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 20 (pdf)

El Cielo

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Hecho: La Biblia enseña que el Cielo será un lugar tangible ubicado en una tierra nueva.

Escritura Clave: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).

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Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 19 (pdf)

El Milenio

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Hecho: La Biblia enseña que Jesús regresará a esta tierra para reinar durante mil años desde el Monte Sion en Jerusalén.

Escritura Clave: “El SEÑOR será rey sobre toda la tierra. En aquel día habrá un solo SEÑOR y únicamente su nombre será adorado” (Zacarías 14:9 – NTV).

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viernes, 1 de febrero de 2019

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 18 (pdf)

La Segunda Venida

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Hecho: La Segunda Venida terminará la Tribulación e inaugurará el Milenio.

Escritura Clave: “Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén…Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones…Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos…Y Jehová será rey sobre toda la tierra…” (Zacarías 14:2-4, 9).

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Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 20 (conclusión)

El Cielo

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Las Actividades del Cielo

¿Qué haremos por la eternidad? De nuevo, la Palabra extrañamente guarda silencio. Todo lo que dice es que nosotros le serviremos (Apocalipsis 22:3).

Probablemente pasaremos gran parte de nuestro tiempo en adoración, cantando los salmos del rey David, con él dirigiéndonos. Es probable que nuestros talentos serán magnificados, y seremos capaces de cantar o pintar o escribir con una majestad y un alcance que nunca imaginamos posible — ¡y todo para la gloria de Dios! 

Seguramente vamos a pasar un tiempo considerable en el estudio de la Palabra de Dios. ¡Piense en estudiar el Evangelio de Juan con el apóstol Juan como el maestro! O imagine a Jesús enseñando el Antiguo Testamento, así como lo hizo con Su discípulos después de Su resurrección (Lucas 24:44-45). La Palabra de Dios es infinita en su profundidad, y creo que sin duda seguiremos aprendiendo de ella para siempre.

Mientras estudiamos la Palabra, creceremos en madurez espiritual a la semejanza de Jesús. Y dado que Dios es infinito, no importa cuánto crezcamos a Su semejanza, simplemente habrá mucho más crecimiento por delante. En este sentido, nuestro crecimiento espiritual probablemente continuará dónde se quedó en esta vida. 

Quizás el Señor nos dará la oportunidad de ver “repeticiones de video instantáneas” de grandes eventos en la historia bíblica. ¿Y qué hay de las giras al universo? Seguramente podremos viajar a través del espacio en nuestros cuerpos glorificados y ver de cerca los milagros de la creación de Dios ¡Imagine visitar todos los planetas en nuestra galaxia y recorrer miles de otras galaxias!

Reinando con Jesús

También se nos dice en Apocalipsis 22:3 que serviremos a Dios como Sus “siervos”. Esto seguramente significa que se nos dará un trabajo productivo que hacer. Las Escrituras no dicen cuál trabajo será. Pero hay una pista en Apocalipsis 22:5, donde dice que reinaremos con el Señor “por los siglos de los siglos”.

Reinar implica, por necesidad, que debemos  reinar sobre alguien. ¿Quién será? De nuevo, hay una pista intrigante. Apocalipsis 21:24-27 se refiere a las “naciones” que vivirán en la tierra nueva fuera de la nueva Jerusalén. Apocalipsis 22:2 indica que las personas que componen estas naciones estarán en cuerpos físicos, ya que dice que las hojas del árbol de la vida será usada para “la sanidad de las naciones”.

¿Quiénes son esta “naciones”? éste es uno de los más grandes misterios de la profecía bíblica. Hay tantas conjeturas diferentes como comentarios sobre el libro de Apocalipsis.

¿Podrían ser los redimidos que aceptan a Jesús durante el Milenio? No se dice nada sobre el destino final de aquellos que son salvados durante el Milenio. No se les hacen promesas de cuerpos glorificados.

Comunión Celestial

Esto nos lleva a la mayor bendición del Cielo. ¡Apocalipsis 22:4 dice que veremos el rostro de Dios!

La Palabra dice en Éxodo 33:20 que ningún hombre ha visto el rostro de Dios. Pero se nos dará ese privilegio cuando tengamos comunión con Él en el Cielo. 

Y eso es realmente de lo que se trata el Cielo. Experimentaremos una intimidad con el Señor que trasciende todo lo posible en esta vida. Fuimos creados para tener comunión con Dios (Juan 4:23), y ese propósito alcanzará su cenit en el Estado Eterno mientras vivimos en la presencia de Dios. 

La Naturaleza de la “Tierra Nueva”

¿Será la tierra nueva completamente nueva, o será esta tierra rejuvenecida?

La Biblia enseña que la tierra actual es eterna: “Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece” (Eclesiastés 1:4; vea también Salmos 78:69 y Salmos 148:6).

Es cierto que 2 Pedro 3:10 dice que la tierra actual será “destruida con un fuego intenso”, pero el mismo contexto dice que la tierra del tiempo de Noé fue “destruida” por el agua (2 Pedro 3:5-6). La tierra de Noé no dejó de existir, más bien, fue “destruida” en el sentido de que fue cambiada radicalmente por el diluvio universal.

Dios ama Su creación, y está determinado a restaurarla a su perfección original. 

La promesa de una creación redimida y restaurada se reafirma en el Nuevo Testamento. Pedro se refirió a la promesa en su segundo sermón en el Templo en Jerusalén. Le dijo a su audiencia que Jesús permanecería en el Cielo hasta que llegue el momento de la “restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21).

Pablo desarrolla el tema en Romanos 8:8-18. Él declara que toda la creación está en “esclavitud de corrupción” (versículo 21). Ésta es una referencia a lo que los físicos llaman la Segunda Ley de la Termodinámica; a saber, que toda la creación se está agotando, moviéndose del orden al desorden — que toda la creación está en esclavitud a la decadencia.

Pablo luego describe a la creación como una mujer embarazada que espera ansiosamente el momento del nacimiento, cuando la maldición será levantada y la creación será redimida. Él dice que eso ocurrirán en “la manifestación de los hijos de Dios” (versículo 19). Ésa es una referencia a la resurrección de los santos. 

En realidad actualmente estamos viviendo en la tierra número tres, como verá en el gráfico de la página siguiente. 



1) La tierra original fue creada perfecta (Génesis 1). Fue corrompida por el pecado del hombre (Génesis 3:1-13) y la posterior maldición de Dios (Génesis 3:14-24), lo que produjo la tierra número 2.

2) La segunda tierra fue radicalmente cambiada de la original. Los cataclismos naturales comenzaron, algunos animales se convirtieron en carnívoros y una amenaza a la humanidad, y algunas plantas y animales se volvieron venenosos. La gente tenía que luchar contra la naturaleza para ganarse la vida. Debido a la naturaleza pecaminosa heredada de Adán, la gente comenzó a rebelarse contra Dios, y esta rebelión continuó aumentando hasta que Dios decidió destruir la tierra con agua, lo que produjo la tierra número 3.

3) La tercera tierra es en la que vivimos hoy. Su topografía y su atmósfera fueron cambiadas radicalmente por el diluvio. Cuando Jesús regrese, la tierra cambiará radicalmente una vez más a través de terremotos sin precedentes (Apocalipsis 6:12-14; 16:17-21), lo que producirá la tierra número 4.

4) La cuarta tierra, la tierra del Milenio, volverá a ser abundante con vegetación exuberante (Isaías 30:23-26; Amós 9:13-14). El Mar Muerto cobrará vida (Ezequiel 47:1-9). Lo más importante es que la maldición será levantada parcialmente, lo que hará posible que la humanidad se reconcilie con la naturaleza y que la naturaleza se reconcilie con sí misma. 

5) Al final del Milenio, la tierra será consumida por el fuego y será totalmente renovada y devuelta a su perfección original, lo que producirá la tierra eterna donde los redimidos vivirán para siempre en la Nueva Jerusalén. 

Preguntas:

1) ¿Qué es lo más sorprendente que aprendió de esta lección?

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2) ¿Se ha estado aferrando a este mundo porque no tenías idea de cómo sería el Cielo?

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3) Si no tiene celo por la Palabra de Dios o por la comunión con él en un servicio semanal de la semana, ¿por qué cree que sería feliz en Su presencia eternamente?

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4) Muchas personas espiritualizan la descripción de la Nueva Jerusalén en Apocalipsis 21, argumentando que es una descripción simbólica de la Iglesia. ¿Qué piensa y por qué?

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5) ¿Podría usted respaldar las siguientes palabras del apóstol Pablo?


a) “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21). ____________


b) “…más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor” (2 Corintios 5:8). ____________

6) Si fuera a morir este mismo día, ¿está seguro de que iría al Cielo? Si es así, ¿por qué?

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7) El libro más completo y detallado que se haya escrito sobre el Cielo es el de Randy Alcorn, que se titula simplemente, El Cielo (Tyndale House, 2004). Aquí hay una cita del libro: “…”con el fin de obtener una imagen del Cielo — que algún día se centrará en la Tierra Nueva — no es necesario mirar a las nubes; necesita mirar a su alrededor e imaginar cómo sería todo este mundo sin pecado, muerte, sufrimiento y corrupción”. ¿Cuál es su respuesta?

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

miércoles, 30 de enero de 2019

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 20 (parte 1)

El Cielo

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Hecho: La Biblia enseña que el Cielo será un lugar tangible ubicado en una tierra nueva.

Escritura Clave: Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).

La mayoría de los cristianos parecen creer que ir al Cielo significa ser un espíritu incorpóreo que reside en un mundo etéreo, flotando en una nube tocando un arpa. Y por decir lo menos, no parecen emocionarse con esa imagen.

La Biblia nos dice en gran detalle cómo será el Milenio, pero casi no nos da información detallada acerca del Cielo, o lo que podría llamarse el Estado Eterno. Lo que nos dice a menudo es una gran sorpresa para la mayoría de los cristianos, porque los versículos sobre el Cielo han sido terriblemente espiritualizados. Por ejemplo, la Biblia dice claramente que los redimidos vivirán eternamente en una tierra nueva, no en un lugar etéreo llamado Cielo.

La Tierra Nueva

Isaías fue el primero en hablar de esta verdad cuando habló de “los cielos nuevos y la nueva tierra” que perdurarán para siempre delante del Señor (Isaías 66:22). Esta verdad se repite en el libro de Apocalipsis, donde el apóstol Juan dice que se le mostró una tierra nueva, “porque el primer cielo y la primera tierra pasaron” (Apocalipsis 21:1).

Juan continúa describiendo la Nueva Jerusalén descendiendo a la tierra nueva “descender del cielo, de Dios” (Apocalipsis 21:2). Y luego declara que Dios mismo vendrá a vivir en la tierra nueva: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apocalipsis 21:3).

Esta verdad ya había sido revelada a los profetas del Antiguo Testamento. Mientras lo llevaban en una gira profética del templo milenial, a Ezequiel le dijo su guía (el Señor Jesús en una aparición pre-encarnada): “Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre” (Ezequiel 43:7).

Los redimidos van a morar para siempre en cuerpos nuevos en una tierra nueva en una nueva Jerusalén en la presencia del Dios Todopoderoso y Su Hijo, Jesús. ¡El Cielo vendrá a la tierra!

La Nueva Jerusalén

La información más detallada que las Escrituras dan sobre el Cielo se refiere a nuestra morada eterna — la nueva Jerusalén. Veinte versículos en el capítulo 21 de Apocalipsis están dedicados a una descripción de ella. 

La información contenida en Apocalipsis 21 no es la primera referencia en la Biblia a la nueva Jerusalén. Se menciona en Hebreos 11:10 como una ciudad “cuyo arquitecto y constructor es Dios”. Jesús hizo una referencia a ella que está registrada en Juan 14:1-4. Él la llamó la “casa de mi Padre”, y dijo que prepararía un lugar en ella para Su Iglesia.

La ciudad se describe en Apocalipsis bellamente decorada, como “una novia ataviada para su marido” (Apocalipsis 21:2). Más tarde, Juan en realidad se refiere a la ciudad como la novia del Cordero (Apocalipsis 21:9), porque la ciudad contiene a la novia de Cristo, Su Iglesia.

Esto implica que al final del Milenio, todos los redimidos serán sacados de la tierra actual y colocados en la nueva Jerusalén, que probablemente estará suspendida en los cielos. Desde ese punto de vista, observaremos cómo Dios quema esta tierra y la remodela como una bola de cera caliente en una tierra nueva, una tierra perfeccionada como la que Dios creó al principio. Luego, descenderemos a esa nueva tierra dentro de la nueva Jerusalén. 

El Tamaño de la Ciudad

La ciudad será espectacular, tanto en tamaño como en apariencia. ¡Tendrá la forma de un cubo de 2,400 kilómetros en todas las direcciones! Y reflejará “la gloria de Dios” (Apocalipsis 21:11, 16).

El increíble tamaño significa que la ciudad se extendería desde Canadá hasta el Golfo de México y desde la costa atlántica de los Estados Unidos hasta Colorado. También se extendería 2,400 kilómetros en la atmósfera.

Esta tremenda extensión de la ciudad verticalmente en el aire es una pista de que la nueva tierra podría ser considerablemente más grande que la actual. De lo contrario, la ciudad no sería proporcional a su entorno.

Es probable que tenga calles verticales así como horizontales, ya que nuestros cuerpos glorificados, que se nos dice serán como el cuerpo de Jesús después de Su resurrección (Filipenses 3:21), serán inmunes  a las leyes actuales de la gravedad.

La Belleza de la Ciudad

¡Y qué calles serán! La Biblia dice que serán “de oro puro, transparente como vidrio” (Apocalipsis 21:21). De hecho, toda la ciudad estará hecha de oro puro con la apariencia de un vidrio transparente (Apocalipsis 21:18).

La ciudad se sentará sobre una base hecha de 12 capas de piedras preciosas (Apocalipsis 21:19-20). Cada capa tendrá el nombre de uno de los 12 apóstoles (Apocalipsis 21:14). La ciudad estará rodeada por un muro de jaspe de más de 60 metros (Apocalipsis 21:17). Habrá 12 puertas, tres en cada lado, y cada una de ellas tendrá el nombre de una de las tribus de Israel (Apocalipsis 21:12).

Y sí, las puertas serán “perlas”, cada una de las cuales consistirá de una perla enorme (Apocalipsis 21:21).

Lo mejor de todo será que Dios el Padre y Jesús residirán en la ciudad con nosotros (Apocalipsis 21:22). La gloria Shejiná de Dios iluminará la ciudad constantemente, y así no habrá  noche ni habrá necesidad alguna de ningún tipo de luz artificial o de la luz del sol (Apocalipsis 22:5).

El trono de Dios y Su Hijo estará en la ciudad, y “un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal” fluirá por la mitad de la calle principal de la ciudad, con el árbol de la vida creciendo a ambos lados del río, produciendo 12 tipos de frutos — un fruto diferente cada mes (Apocalipsis 22:1-2).

Eso es todo. La Palabra de Dios sólo nos da un vistazo  del Cielo. ¡Pero qué vistazo tan prometedor es! Es una escena de perfecta paz, gozo y belleza. 


Lea la conclusión »»aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

martes, 29 de enero de 2019

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 19

El Milenio

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Hecho: La Biblia enseña que Jesús regresará a esta tierra para reinar durante mil años desde el Monte Sion en Jerusalén.

Escritura Clave:El SEÑOR será rey sobre toda la tierra. En aquel día habrá un solo SEÑOR y únicamente su nombre será adorado” (Zacarías 14:9 – NTV).

La Biblia — tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo — claramente enseña que Jesús regresará a esta tierra para reinar por mil años. La única forma de evitar ese hecho es espiritualizar lo que la Biblia dice. Pero tenga en cuenta que las profecías de la Primera Venida significaron lo que dijeron, y no hay razón legítima para concluir que las profecías de la Segunda Venida no significan lo que dicen. 

El reinado futuro de Jesús sobre todo el mundo se llama el Milenio, que es el latín para mil años. Se menciona en muchos lugares en el Antiguo Testamento. Dos en particular se pueden encontrar en Isaías 2.1-4 y Miqueas 4:1-7. En el Nuevo Testamento, Apocalipsis 20:1-10 está dedicado a él, proporcionando la nueva información de su duración. Este pasaje dice seis veces que durará mil años.

La Naturaleza del Milenio

El reinado será mundial (Isaías 2:2 y 9:6-7). Será de naturaleza pacífica (Isaías 2:4), y el mundo será bendecido con justicia (Isaías 11:4-5) y  rectitud (Isaías 42:3-4).

El trono del Señor será establecido en Jerusalén, ya que Él ocupará el trono de David (Isaías 2:3). Su gobierno será uno teocrático en el que fungirá como rey, legislador y juez (Isaías 33:17-22). Los redimidos reinarán con el Señor como príncipes (Isaías 32:1). Y debido a que el Señor estará reinando desde Jerusalén, la nación de Israel será la nación más importante en el mundo (Isaías 2:2-3; 49:22-23; 60:1-62:7).

Isaías pasa una gran cantidad de tiempo describiendo las bendiciones espirituales del Milenio, la mayor de las cuales es el hecho de que la gloria y la santidad del Señor se manifestarán (Isaías 40:3-5; 52:13-15; 61:3; 66:18). La santidad abundará (Isaías 4:2-4) y una actitud de gozo y alabanza prevalecerá: “Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” (Isaías 35:10).

Un templo reconstruido en Jerusalén servirá como el centro de adoración del mundo (Isaías 2:2-3; 56:6-8; 60 7b, 13). De forma increíble, la gloria Shejiná de Dios se cernirá sobre la ciudad de Jerusalén como un dosel (Isaías 4:5). Y “la tierra será llena del conocimiento del Señor, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9).

Un aspecto del Milenio que es fuertemente resaltado por los profetas hebreos es la redención de la naturaleza. La tierra de Israel ya no será un lugar de desolación (Isaías 62:3-5). En cambio, “el fruto de la tierra”, será el orgullo de Israel (Isaías 4:2). “Aguas brotarán en el desierto” y los desiertos se volverán estanques de agua (Isaías 35:6b-7).

Además de la abundancia agrícola, el reino animal será restaurado a su perfección original. Los animales venenosos dejarán de ser venenosos y los animales carnívoros se volverán herbívoros. Todos los miembros del reino animal vivirán juntos en perfecta paz entre ellos y con la Humanidad (Isaías 11:6-9; 65:25).

En un emocionante pasaje en Isaías 65, el profeta revela que la esperanza de vida para aquellos que vivan en sus cuerpos físicos será grandemente  expandida a “según los días de los árboles” (Isaías 65:22). Por consiguiente, cualquiera que muera a la edad de 100 será considerado un joven (Isaías 65:20).

Toda persona tendrá su propia casa y un viñedo. No habrá desamparados o hambrientos (Isaías 65:21-22). Todo el trabajo será redimido (Isaías 65:23) en el sentido de que será productivo y no será confiscado por otros. 

La enfermedad será reducida (Isaías 33:24) y las personas nacidas con desventajas físicas serán curadas: “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo” (Isaías 35:5-6a).

Éstas son las descripciones de las realidades literales de un reino literal, y es un asunto serio espiritualizarlas en una insignificancia no literal. Tenga en cuenta que cuando Jesús estaba a punto de ascender al Cielo, Sus discípulos le preguntaron: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Jesús no los reprendió por creer que habría un reino futuro. Más bien, simplemente les dijo que no les correspondía a ellos saber el momento cuando  el reino sería establecido (Hechos 2:7).

El Propósito del Milenio

La pregunta central con respecto al Milenio es “¿Por qué?”. ¿Por qué no simplemente tomar a todos los creyentes al Cielo en la Segunda Venida y terminar con este mundo enfermo de pecado? La razón es que Dios ha hecho una serie de promesas que deben cumplirse durante el Milenio. 

Promesas a los judíos — La primera razón por la que debe haber un Milenio es que Dios ha hecho promesas a los judíos que cumplirá durante ese tiempo.

Dios ha prometido que reunirá en la tierra de Israel al remanente de judíos que acepten a Jesús como su Mesías al final de la Tribulación (Ezequiel 36:22-28 y Zacarías 10:6-9). Él derramará Su Espíritu sobre este remanente (Isaías 32:15 y 44:3), aumentará grandemente su número y su tierra (Ezequiel 36:10-11y 48:1-29), y los convertirá en la nación más importante de todo el mundo (Isaías 60-62).

Zacarías dice que las bendiciones de Dios sobre el remanente judío serán tan grandes en esos días que “diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío diciendo: ‘Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros’” (Zacarías 8:23).

Promesas a la Iglesia — Una segunda razón para el Milenio se relaciona con una promesa que Dios ha hecho a la Iglesia. Dios ha prometido que los redimidos en Cristo reinarán sobre todas las naciones del mundo.

Esta promesa fue dada a través del profeta Daniel en las siguientes palabras: “Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Daniel 7:27).

En el Nuevo Testamento, Pablo repitió la misma promesa en los términos más sencillos: “Si sufrimos, también reinaremos con él” (2 Timoteo 2:12). Jesús afirmó la promesa en Su carta a la iglesia de Tiatira cuando escribió: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro…” (Apocalipsis 2:26-27).

Cuando Juan fue llevado al Cielo para visitar el salón del trono de Dios, escuchó una hueste celestial entonando un cántico que contenía el siguiente versículo: “Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:10).

Esta promesa a la Iglesia de dominio mundial va a ser cumplida durante el Milenio. Eso es a lo que Jesús se estaba refiriendo en el Sermón del Monte cuando dijo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5:5).

Jesús reinará como rey del mundo desde el Monte Sión en Jerusalén (Isaías 24:23 y Zacarías 14:9). Los redimidos, en sus cuerpos glorificados, le ayudarán con Su reinado sirviendo a nivel mundial como administradores, jueces y tutores espirituales de aquéllos que entren en sus cuerpos al reino — y de sus hijos (Daniel 7:18,27; Jeremías 3:15; Lucas 19:11-17). 

Promesas a las naciones — Dios ha prometido que vendrá un tiempo cuando las naciones serán provistas con su más grande sueño — a saber, la paz mundial.

Dios ha prometido darle a la humanidad y a la tierra un descanso de sus guerras. Pero esa paz no vendrá hasta que el Príncipe de la Paz regrese. Sólo entonces las naciones “volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces” (Isaías 2:4). Sólo entonces veremos el sueño de un mundo donde “no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:4).

Promesas a la creación — Dios también ha hecho promesas a Su creación, las que cumplirá durante el Milenio. Dios ha prometido remover la maldición que puso sobre la creación debido al pecado del hombre. Él ha prometido liberar a la creación de su atadura de corrupción y restaurarla a su belleza, balance y paz originales (Romanos 8:18-23).

La tierra de Israel será transformada tan radicalmente que los visitantes proclamarán en asombro: “Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del Edén” (Ezequiel 36:35).

Promesas a Jesús — La razón más importante para el Milenio es que Dios va a usarlo para cumplir las promesas que ha hecho a Su Hijo. Dios le ha prometido a Jesús que será glorificado en la historia (Isaías 24:23; 66:18-19; 2 Tesalonicenses 1:7-10).

Dios también ha prometido que le dará a Jesús dominio sobre todo el mundo y que Él reinará sobre todas las naciones desde el Monte Sion en Jerusalén (Isaías 2:2-4 y Zacarías 14:1-9).

El Salmo 2 presenta a Jesús en una aparición pre-encarnada hablándole a David sore la promesa de Su Padre: “Yo publicaré el decreto; el Señor me ha dicho: Mi Hijo eres Tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro…” (Salmos 2:7-9).

Debe tenerse en cuenta que Jesús actualmente es un “rey en espera”. Al igual que el rey David, quien tuvo que esperar muchos años después de que fue ungido antes de que pudiera convertirse en rey de Israel, Jesús ha sido ungido Rey de reyes y Señor de señores, pero aún no ha comenzado a gobernar.

Actualmente está actuando como nuestro Sumo Sacerdote ante el trono de Dios (Hebreos 8:1). Él está esperando la orden de Su Padre para regresar y reclamar todos los reinos de este mundo (Hebreos 2:5-9 y Apocalipsis 19:11-16). 

Una Razón Final

Hay otro propósito para el Milenio que debería tenerse en cuenta. Creo que Dios va a usar el Milenio para demostrarle al Hombre de una vez por todas que la religión de Satanás, el Humanismo, está totalmente en bancarrota.

Todos los Humanistas, sin importar su etiqueta política o teológica, coinciden en que la fuente del mal en el mundo es externa al Hombre. Miran al mal arraigado en la corrupción de la sociedad. Creen que la solución a todos los problemas del Hombre puede encontrarse en una reforma social.

Pero tales reformas no transforman la naturaleza básica de las personas. Usted no cambia la naturaleza básica de las personas cambiando su ambiente. Cambiar su ambiente simplemente los convierte en pecadores más sofisticados.

El enfoque humanista es absolutamente contrario a las Escrituras. La Palabra de Dios enseña que la fuente del mal está arraigada en la naturaleza caída del hombre y que es el hombre, no la sociedad, quien necesita ser cambiado (Génesis 8:21; Jeremías 17:9-10 y Marcos 7:20-23). La Palabra también enseña que la única manera en que este cambio puede ocurrir es a través de la obra del Espíritu Santo dentro de aquellas personas que ponen su fe en Jesús.

Dios va a demostrar este punto usando el Milenio como un gran laboratorio experimental. Va a colocar a la humanidad en un ambiente perfecto de paz y prosperidad durante mil años. Satanás estará atado. La rectitud abundará.

Sin embargo, al final, cuando Satanás sea soltado, la mayoría de las personas se unirán a él cuando llame a las naciones a rebelarse contra Jesús (Apocalipsis 20:7-10). El Milenio demostrará que lo que el hombre necesita no es una nueva sociedad, sino un nuevo corazón.

Respuestas a Dos Preguntas Clave sobre el Milenio

¿Quiénes poblarán la tierra durante el Milenio?

A aquellos que vivan hasta el final de la Tribulación y que hayan aceptado a Jesús como su Señor y Salvador se les permitirá entrar al Milenio en sus cuerpos (Mateos 25:3-46). Todos los incrédulos sobrevivientes serán consignados a la muerte y al Hades (Lucas 17:26-37).

Los creyentes que entren al Milenio en la carne empezarán a propagarse, y la población del mundo crecerá exponencialmente. La razón por la que el crecimiento será tan rápido se deberá a que los lapsos de vida se expandirán y la muerte será reducida.

Isaías dice que la gente vivirá tanto como un árbol (Isaías 65:22) y ya no habrá más infantes que vivan sólo unos pocos días (Isaías 65:20). Aquéllos que mueran a los 100 años de edad serán considerados jóvenes y sólo aquéllos que rechacen aceptar al Señor morirán a esa edad (Isaías 65:20). La implicación de la profecía de Isaías es que durante el Milenio el lapso de vida de los que estén en sus cuerpos regresará a cómo era antes del diluvio, cuando las personas vivían entre 800 y 1,000 años. Si esto es así, entonces para el final del Milenio la población de la tierra podría exceder fácilmente los siete mil millones actuales. 

¿El Milenio se llevará a cabo en esta tierra o en una nueva?

El reinado Milenial de Jesús se llevará a cabo sobre esta tierra, pero la tierra será grandemente cambiada en su naturaleza. La primera tierra, la tierra de Adán y Eva, era perfecta. No había plantas o animales venenosos. No había animales carnívoros. No había cataclismos naturales como terremotos, maremotos o huracanes. El Hombre y la naturaleza vivían juntos en perfecta armonía. 

Pero cuando el hombre pecó, Dios puso una maldición sobre la tierra y la naturaleza de la tierra cambió radicalmente. La muerte entró al mundo. La naturaleza se volvió contra la humanidad. Esta nueva tierra, la número 2, existió hasta la época de Noé. 

Cuando ocurrió el diluvió universal, esta segunda tierra fue “destruida” (2 Pedro 3:6), en el sentido que cambió radicalmente otra vez. La capa de vapor de la tierra colapsó, su masa terrestre se separó en continentes, la tierra giró sobre sus ejes y la presión del agua forzó la formación de nuevas cordilleras montañosas. Hemos estado viviendo en la tierra número tres desde entonces.

Cuando Jesús regrese a reinar, la tierra cambiará radicalmente una vez más. Los agentes de cambio serán terremotos y fenómenos sobrenaturales en los cielos (Apocalipsis 6:12-14). Todas las islas serán movidas (Apocalipsis 16:18-20). Cada valle será alzado y cada monte será reducido (Isaías 40:4). La topografía de Israel cambiará radicalmente, con Jerusalén convirtiéndose en el lugar más alto sobre la tierra (Isaías 2:2) 

Preguntas:

1) Es la posición de la iglesia católica y de la mayoría de las antiguas denominaciones tradicionales que estamos viviendo en el Milenio hoy. Después de leer sobre el Milenio, ¿cree que es realmente posible argumentar que estamos en el Milenio?

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2) Hay un pasaje poderoso en Joel 3 acerca de la Segunda Venida y el reinado milenial del Señor. Lea Joel 3:9-21. ¿Dónde dice este pasaje que el Señor morará cuando regrese?

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3) Amós habla del Mesías regresando como un león rugiente (Amós 1:2). ¿Desde dónde dice este versículo que el Señor hablará? Amós termina su libro profetizando acerca de la abundancia agrícola del Milenio (Amós 9:13-15). ¿Dónde dice que estará el pueblo judío en ese tiempo?

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4) Abdías habla de la Segunda Venida y el Milenio en los versículos 15-18. ¿Cuál dice que será la característica del Monte Sion?

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5) Miqueas habla del Milenio en el capítulo 4, versículos 1-7. Los primeros tres versículos son idénticos a Isaías 2:2-4. Miqueas añade nueva información en los versículos 4-7. ¿Dónde dice que el Señor reinará?

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6) Lea Sofonías 3:14-20. ¿Qué punto hace acerca del Milenio?

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7) Lea Zacarías 2:9-13. ¿Qué le dice este pasaje acerca del Milenio?

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8) Lea Zacarías 8:1-8, 12-13. ¿Qué aprendió de este pasaje acerca del Milenio?

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9) Ezequiel revela que el nombre de Jerusalén en hebreo será cambiado al comienzo del Milenio de Yerushalayim a Yahweh-Shemmah. Lea Ezequiel 48:35 para descubrir el significado del nuevo nombre. Si Jesús no va a regresar para reinar desde Jerusalén, ¿por qué se le cambiaría el nombre de la ciudad a algo que no significa?

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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