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miércoles, 5 de diciembre de 2018

La Iglesia en la Profecía (pdf)

Pasado, Presente y Futuro

Por Dr. David R. Reagan

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Se habla mucho hoy en día acerca de cuán unificada, triunfante y gloriosa será la Iglesia en los tiempos del fin justo antes del regreso de Jesús. Esta imagen optimista de la Iglesia es ciertamente atractiva, pero ésta sólo se corresponde parcialmente con lo que la Biblia profetiza.

Pero antes de que echemos un vistazo a las profecías del tiempo del fin con respecto a la Iglesia, echemos un vistazo a la Iglesia en la Profecía Bíblica en el pasado y presente. 

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lunes, 26 de noviembre de 2018

La Iglesia en la Profecía – Parte 4 de 4

Pasado, Presente y Futuro


Profecías Positivas del Tiempo del Fin

No todas las profecías sobre la Iglesia en los tiempos del fin son de naturaleza negativa. De hecho, hay muchas más positivas, y su naturaleza gloriosa más que eclipsa a las negativas.

La Lluvia Tardía

La increíblemente buena noticia es que la Biblia profetiza un gran derramamiento del Espíritu de Dios en los tiempos del fin, para empoderar a aquellos que estén receptivos a oponerse a la embestida de Satanás.

La profecía se encuentra en Joel 2:28-30. Debido a que esta profecía fue citada por Pedro en su sermón en el Día de Pentecostés para explicar el fenómeno de las lenguas (Hechos 2:14-21), muchos han asumido que se cumplió ese día. Esa suposición es errónea. 

El contexto antes del pasaje (versículos 18-27) deja en claro que habrá dos derramamientos del Espíritu (la “lluvia temprana y la tardía”) y que el derramamiento final comenzará después de que los judíos sean reunidos en su tierra y restablecidos como nación. También, el contexto después del pasaje (31-32) indica claramente que el cumplimiento final de la profecía ocurrirá durante la época de la Segunda Venida.

Hemos estado en el período de la “lluvia tardía” desde el restablecimiento del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948. El Espíritu está siendo derramado, y los dones del Espíritu se están manifestando de una forma sin precedentes desde el primer siglo. La alabanza y la adoración del Tabernáculo de David también se están restaurando en la Iglesia, para potenciarla aún más para la guerra espiritual.

Esta gran unción del Espíritu está produciendo un remanente que está inmerso en la Palabra, comprometido con la rectitud, crucificado a sí mismo, dedicado a la oración, rendido en adoración, celoso por el evangelismo, y anhelando el pronto regreso de Jesús. Es este remanente que responderá a la aparición del Señor en el Rapto con una nube de alabanza. 

Bendiciones Especiales

El gran derramamiento del Espíritu es sólo una de muchas gloriosas bendiciones prometidas a la Iglesia en los tiempos del fin. Entre ellas se encuentran las que figuran a continuación:

Rapto — La promesa que Jesús aparecerá en los cielos al final de la Era de la Iglesia y resucitará a los muertos en Cristo, dándoles cuerpos glorificados y eternos. Inmediatamente después de su resurrección, el Señor arrebatará a todos los creyentes vivos, transformándolos de mortales a inmortales mientras ascienden, sin experimentar la muerte (1 Tesalonicenses 4:13-18).

Recompensas — Después del Rapto, todos los creyentes de la Era de la Iglesia serán juzgados en el Cielo por Jesús, no para determinar su destino eterno, sino para determinar sus grados de recompensas, con base en su servicio en esta vida (2 Corintios 5:9-10; 1 Corintios 3:13-15; 4:5).

Celebración — Después de que las recompensas hayan sido distribuidas, la Iglesia (la Novia) celebrará su unión con Jesús (el Novio) en la fiesta de las bodas del Cordero (Apocalipsis 19:6-9).

Segunda Venida — La Iglesia regresará a la tierra con Jesús y será testigo de Su triunfo sobre el Anticristo y sus fuerzas (Apocalipsis 19:11-21).
Coronación — La Iglesia será testigo de la coronación triunfal de Jesús como Rey de reyes y Señor de señores, después de que Él entre por la Puerta Oriental (Salmos 24:7-10), y comience a reinar desde el Monte del Templo en Jerusalén (Isaías 2:1-4).

Milenio — Los creyentes serán esparcidos por toda la tierra para reinar con Jesús durante mil años sobre aquellos creyentes que vivieron hasta el final de la Tribulación y que se les permitió entrar al Milenio en sus cuerpos físicos (Apocalipsis 20:1-10). Los redimidos serán testigos de la tierra inundada con paz, rectitud y justicia, como las aguas cubren el mar (Isaías 11:9).

Nueva Jerusalén — Al final del reinado de mil años del Señor, los redimidos serán transferidos a la Nueva Jerusalén que Jesús ha estado preparando (Juan 14:1-4). Desde ese punto de vista, serán testigos de la tierra siendo consumida con el fuego, mientras la contaminación de la última rebelión de Satanás se quema (2 Pedro 3:10).

Estado Eterno — Después de que Dios provea una nueva tierra y cielos renovados, la Nueva Jerusalén descenderá a la nueva tierra, y Dios mismo vendrá a la tierra para residir entre los redimidos. En otras palabras, el Cielo vendrá a la tierra, y los redimidos vivirán eternamente en la Nueva Jerusalén en la presencia de su Creador y su Salvador (Apocalipsis 21:1-7; 22:1-5).

Conclusión

Así pues, como puede ver, hay malas noticias y buenas noticias para la Iglesia en los tiempos del fin. Pero las buenas noticias son mucho mejores que las malas — tan increíblemente gloriosas — que el apóstol Pablo fue motivado a declarar:

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

¡Aleluya! y ¡Maranatha!

Lea la parte 1 aquí
Lea la parte 2 aquí 
Lea la parte 3 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Church in Prophecy 

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jueves, 22 de noviembre de 2018

La Iglesia en la Profecía – Parte 3 de 4

Pasado, Presente y Futuro


Profecías Negativas del Tiempo del Fin

El predominio de la iglesia de Laodicea hoy en día es el cumplimiento de muchas otras profecías del Nuevo Testamento que apuntan al crecimiento de la apostasía, las sectas, la herejía y la mundanalidad en la Iglesia de los tiempos del fin.

Apostasía

La imagen de la Iglesia en los tiempos del fin que se retrata en la Biblia no es muy bonita. Por un lado, la Biblia profetiza que la Iglesia será atormentada por la apostasía. Jesús mismo profetizó que “muchos tropezarán” (Mateo 24:10). Del mismo modo, Pablo dijo que el Anticristo no puede ser revelado hasta que la “gran apostasía” ocurra (2 Tesalonicenses 2:3).

Pablo revela la fuente de la apostasía en 2 Timoteo 3:5 — “Los hombres tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”. El cumplimiento de esta profecía comenzó en la década de 1920, con la ascendencia de la Escuela Alemana de la Alta Crítica y su enseñanza de que la Biblia debía ser abordada como cualquier otra pieza de literatura — con un ojo crítico. Los conceptos de la inspiración especial y la inerrancia de la Biblia fueron rechazados. La Biblia llegó a ser vista como la búsqueda de Dios por parte del hombre en lugar de la revelación de Dios al hombre. Las iglesias comenzaron a rechazar algunos de los fundamentos de la fe. 

Este ataque contra la integridad de la Palabra de Dios abrió las compuertas de la apostasía. En poco tiempo, los teólogos y ministros cristianos se estaban riendo del nacimiento virginal, descartando sus milagros, poniendo en duda Su resurrección y negando rotundamente Su segunda venida. 

A medida que se le restaba importancia a la singularidad de Jesús, muchas denominaciones comenzaron a abrazar la doctrina condenable del universalismo. Y allí es donde estamos hoy, atrapados en medio de una repugnante apostasía que dice, “Cree lo que quieras. Lo importante es ser sincero. Hay muchos caminos a Dios”. Todo lo cual hace a Jesús un mentiroso, quien dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). El resultado es que hay mucha gente sincera que está yendo sinceramente al lago de fuego.

Sectarismo

Un segundo conjunto de profecías advierte que la Iglesia será atacada por el engaño sectario en los tiempos del fin. Jesús enfatizó este punto repetidamente en Su Discurso del Monte de los Olivos (Mateo 24:5, 11 y 24). Y Pablo lo subrayó en el lenguaje más fuerte posible cuando escribió: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).

El cumplimiento de estas profecías comenzó en el siglo XIX con el surgimiento del mormonismo y su enseñanza demoníaca de que Jesús es el hermano de Lucifer, uno de los miles de dioses creados por el súper dios, Adán, un hombre exaltado. Los Testigos de Jehová fueron los siguientes en el escenario, con su enseñanza pervertida de que Jesús es el arcángel Miguel.

Este siglo ha sido testigo de la rápida multiplicación de las sectas, tal como fue profetizado. Hoy, cristianos de toda la vida que no saben por qué creen lo que profesan están siendo arrastrados a las sectas por decenas de miles.



Igualmente espantosa es la penetración directa a la Iglesia de la doctrina sectaria. Reconocidos líderes cristianos están defendiendo la antigua práctica chamánica de la visualización como la clave de la oración. Otros están enseñando una de las mentiras más antiguas de Satanás: que aquellos que han nacido de nuevo son “pequeños dioses”.

La última moda sectaria es el concepto de la salvación satánica; es decir, que no debemos nuestra salvación a la sangre de Jesús derramada en la cruz, sino a algún tormento imaginario que Él sufrió a manos de Satanás por tres días en el Hades.  Y luego, por supuesto, está la masonería, la forma más antigua de penetración sectaria a la Iglesia, con sus juramentos de sangre secretos, su salvación por obras, y su universalismo. 

Un tercer grupo de profecías indica que, en los tiempos del fin, la Iglesia será atacada por las herejías. Éstas son errores doctrinales que no condenan el alma, pero que confunden y debilitan el espíritu. 

En 2 Timoteo 4:3-4, Pablo dice: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. Hay muchos mitos populares en la cristiandad hoy que roban a la gente el poder de su fe o los engañan para que practiquen una fe presuntuosa.

Entre los fundamentalistas hay un mito de que Dios se retiró en el primer siglo y que con Él se fueron todas las manifestaciones de lo sobrenatural, incluyendo a los ángeles, los demonios, los dones espirituales y los milagros. Entre los carismáticos, los abusos doctrinales han sido epidémicos, incluyendo los siguientes mitos:
  • La fe debe ser puesta en tu fe y no en Dios.
  • Siempre es la voluntad de Dios sanar.
  • El creyente tiene la autoridad de Jesús.
  • Es el deseo de Dios que los creyentes sean financieramente prósperos.
  • Los creyentes pueden tener lo que quieran a través de la confesión positiva.

Los vientos de doctrina (Ef. 4:14) están soplando a través de la Iglesia con fuerza de vendaval y los creyentes están siendo arrojados aquí y allá por las olas, en cumplimiento de la profecía.

Mundanalidad

Una cuarta característica profetizada acerca de la Iglesia en los tiempos del fin es que será comprometida y corrompida por la mundanalidad. Ya hemos visto esta  imagen profética de esta iglesia mundana en Apocalipsis 3:14-22, donde se describe a la iglesia de Laodicea.


En cumplimiento de esta profecía, nuestras iglesias hoy están llenas de cristianos culturales que han aceptado a Jesús como Salvador, pero no como Señor. Son cristianos esquizofrénicos que caminan con un pie en la Iglesia y el otro en el mundo. Son cristianos carnales que gritan “¡Aleluya!” el fin de semana, pero que viven como paganos durante la semana. Son cristianos codiciosos en busca de la salud, la riqueza y el poder. La cruz y su mensaje de sacrificio son tan ofensivos para ellos como lo es para el mundo. 

Juicio

Debido a la apostasía, la herejía, el sectarismo, y la mundanalidad que la Biblia dice que caracterizarán a la Iglesia del tiempo del fin, la Biblia profetiza que la Iglesia será sometida a juicio. En Apocalipsis 3:19 Jesús le dice a la iglesia de Laodicea, “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo”.

La iglesia deslumbrante y excesivamente indulgente de las últimas décadas ahora está probando el juicio de Dios. El pecado está siendo expuesto. Los imperios religiosos están siendo desmantelados. El Señor nos está llamando  a la Cruz. Por medio de la disciplina, el Espíritu nos está motivando a la humildad, la rectitud y la santidad.

El juicio ha comenzado en la Casa del Señor, donde siempre comienza (Ezequiel 9:6 y 1 Pedro 4:17). El Señor está disciplinando a Su Iglesia como un preludio del derramamiento de Su ira sobre el mundo.

En la cuarta y última parte de este estudio de la Iglesia en la profecía bíblica, exploraremos las profecías positivas del tiempo del fin concernientes a la Iglesia. 


Lea la parte 1 aquí
Lea la parte 2 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Church in Prophecy 

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viernes, 14 de septiembre de 2018

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 12 (pdf)

La Iglesia en la Profecía

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Hecho: Hay malas noticias y buenas noticias para la Iglesia en la profecía bíblica.

Escritura Clave: “…sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).

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jueves, 21 de junio de 2018

La Iglesia en la Profecía – Parte 2 de 4

Pasado, Presente y Futuro



La Profecía del Nuevo Testamento

La primera mención específica de la Iglesia en la profecía se encuentra en el Nuevo Testamento en Mateo 16:18, donde se registra que Jesús dijo: “…sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. El contexto de esta declaración deja en claro que la “roca” a la que Jesús se estaba refiriendo era la confesión de Pedro de que Él era “el Cristo [Mesías], el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).

Esta profecía por supuesto, se ha cumplido a través de la historia desde el momento en que Jesús pronunció esas palabras. Satanás ha intentado de todas las maneras posibles destruir la Iglesia, primero a través de la persecución, y luego a través de la corrupción interna. Pero Jesús ha sostenido a Su Iglesia hasta el día de hoy y continúa haciéndolo hoy en medio de una creciente apostasía y una creciente persecución mundial.

Creo que Jesús profetizó muy específicamente acerca del futuro de Su Iglesia en las siete cartas que dictó al apóstol Juan en Apocalipsis, capítulos 2 y 3. Las cartas fueron dirigidas a siete iglesias ubicadas en el área del Oeste de la moderna Turquía. Había mucho más iglesias que estas siete. Creo que Jesús seleccionó a estas siete porque representaban siete tipos de iglesias y siete períodos de la historia de la Iglesia. En cada período, los siete tipos de iglesias existirían, pero un tipo predominaría.

La iglesia en Éfeso es representativa del periodo apostólico desde el 30 EC hasta el 95 EC, cuando la iglesia estaba preocupada por la organización y la doctrina, al punto que llegó a ser legalista. 

La iglesia en Esmirna representa la iglesia perseguida o la iglesia mártir que existió desde el 95 EC, hasta cerca del 312 EC. Es la iglesia que existió en la época en la que el libro de Apocalipsis fue escrito. 

Luego tenemos la iglesia liberal de Pérgamo, representando a la iglesia apóstata que existió desde el año 312 hasta el año 590. Este periodo se desarrolló después que el Emperador Constantino se convirtió y la iglesia y el Estado se soldaron. Como siempre es el caso en tales uniones, el Estado empezó a corromper a la iglesia. 

La iglesia en Tiatira representa el periodo oscuro y pagano desde el año 590 hasta el año 1517, cuando se desarrolló el papado y la iglesia se llenó de prácticas ocultistas babilónicas. 

Cuando llegamos a la Reforma en 1517, pensamos de ella como un tiempo de vida. Pero sólo lo fue parcialmente. La Reforma produjo las iglesias protestantes estatales de Europa — iglesias que tenían la reputación de estar vivas, pero que realmente estaban muertas a causa de su unión con el Estado —. Así pues, la iglesia de Sardis, la iglesia muerta, con la reputación de estar viva, representa el periodo posterior a la Reforma, desde el año 1517 hasta cerca de 1750. 


Lo opuesto a Sardis es la iglesia de Filadelfia, la iglesia viva. Representa el periodo de la historia de la iglesia desde cerca de 1750, cuando la iglesia empezó a enviar misioneros por todo el mundo, hasta cerca de 1925, cuando la Escuela alemana de la Alta Crítica invadió los seminarios a nivel mundial y destruyó la fe en la Palabra de Dios de muchas personas. Como resultado, las personas empezaron a ver la Biblia, no como la revelada Palabra de Dios, sino como la búsqueda de Dios por parte del hombre y, por lo tanto, decidieron que estaba llena de mitos, leyendas y superstición. 

La iglesia de hoy está representada por la iglesia de Laodicea, una iglesia que le dice al mundo: “Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad” (Ap. 3:17). Pero Jesús le dice a esa iglesia: “Tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (Ap. 3:17). Es una iglesia mundana, patética y apóstata que ni siquiera dejará entrar a Jesús por la puerta delantera (Ap. 3:20). 

El mejor resumen de estas cartas que alguna vez haya encontrado es el escrito por John Stott en su libro, Basic Christianity (Cristianismo Básico). Él ve el mensaje de Jesús como de triple naturaleza. A una Iglesia pecadora, Él le está diciendo: “¡Conozco tu pecado, arrepiéntete!” A una Iglesia dudosa, Él le está diciendo: “¡Conozco de tu duda, cree!” A una Iglesia temerosa, Él le está diciendo: “¡Conozco de tu temor, resiste!” Arrepiéntete, cree y resiste — ése es un mensaje muy relevante para la Iglesia de hoy —.

En la tercera parte de este estudio de la Iglesia en la Profecía Bíblica, exploraremos las profecías negativas del tiempo del fin concernientes a la Iglesia. 


Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Church in Prophecy 


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miércoles, 20 de junio de 2018

La Iglesia en la Profecía – Parte 1 de 4

Pasado, Presente y Futuro




Se habla mucho hoy en día acerca de cuán unificada, triunfante y gloriosa será la Iglesia en los tiempos del fin justo antes del regreso de Jesús. Esta imagen optimista de la Iglesia es ciertamente atractiva, pero ésta sólo se corresponde parcialmente con lo que la Biblia profetiza.

Pero antes de que echemos un vistazo a las profecías del tiempo del fin con respecto a la Iglesia, echemos un vistazo a la Iglesia en la Profecía Bíblica en el pasado y presente. 

Profecías del Antiguo Testamento

Algunos teólogos toman la posición de que la Iglesia no está mencionada en las Escrituras hebreas. Esto es correcto e incorrecto. Es correcto en que no hay una mención específica de la Iglesia. Pero, por otro lado, la Iglesia es ciertamente insinuada en una serie de profecías en el Antiguo Testamento. 

El apóstol Pablo se refirió a cinco de estos pasajes proféticos en Romanos 15, donde justificó su predicación del Evangelio a los gentiles. Citó específicamente:

1. 2 Samuel 22:50 y Salmos 18:49 — ambos hablan de un tiempo cuando Dios será alabado entre los gentiles (Romanos 15:9).

2. Deuteronomio 32:43 — que dice que vendrá un tiempo cuando los gentiles se regocijarán con los judíos (Romanos 15:10).

3. Salmos 117:1 — que dice que habrá un día cuando los gentiles alabarán al Dios de los judíos (Romanos 15:11).

4. Isaías 11:10 — que dice que cuando venga el Mesías (“la raíz de Isaí”), los gentiles hallarán esperanza en Él (Romanos 15:12).

5. Isaías 52:15 — que dice que un día los gentiles llegarán a conocer entender al Mesías (Romanos15:21).

Y éstas son sólo algunas de las profecías del Antiguo Testamento acerca de la futura inclusión de los gentiles en el Plan de Dios para las Edades. Isaías 42:1 dice que el Mesías traerá “justicia a las naciones” [gentiles]. Unos versículos después, Isaías proclama que el Mesías será una “luz de las naciones[gentiles] (Isaías 42:6). Isaías repite esta profecía en el capítulo 49 donde cita a Dios diciendo que Él hará que el Mesías sea “una luz de las naciones [gentiles] para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra” (Isaías 49:6b).


Una de mis referencias proféticas favoritas de la futura inclusión de los gentiles en el reino de Dios se encuentra en Isaías 9:1-2, donde el profeta dice que un día Dios hará gloriosa la “Galilea de los gentiles. Específicamente, declara que “el pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz” [el Mesías]. Otra se encuentra en Isaías 54:1, donde el profeta declara que vendrá un tiempo cuando “los hijos de la desolada [los gentiles] serán más numerosos que los hijos de la casada” [Israel].

La profecía angular acerca de la inclusión de los gentiles en el plan de salvación de Dios se encuentra en el Pacto Abrahámico, que se enumera primero en Génesis 12:1-3. En este pasaje, Dios le dijo a Abraham que a través de sus descendientes “serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Esa promesa ciertamente incluía a los gentiles.

Cumplimiento de las Profecías

Aunque siempre fue posible que los gentiles fueran salvos durante los tiempos del Antiguo Testamento al responder al Creador en fe (Joel 2:32 y Romanos 2:14-15), su inclusión específica en el Plan de Dios para las Edades no ocurrió hasta el Día de Pentecostés alrededor del año 30 d.C. Esto fue cuando la Iglesia fue establecida. El apóstol Pedro predicó el primer sermón del Evangelio (Hechos 2:14-36), y tres mil almas respondieron. 

Es cierto que todos ellos eran judíos. Es cierto que la Iglesia comenzó con el pueblo judío respondiendo a un mensaje judío acerca de un Mesías judío. Y, por lo tanto, la Iglesia comenzó como lo que parecía ser una secta judía. Pero, a los pocos años de su establecimiento, la Iglesia se abrió a los gentiles, en cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. 

Esto comenzó cuando el apóstol Pedro recibió una visión de Dios que dejó en claro que los gentiles iban a ser incluidos en la Iglesia (Hechos 10:9-15). Ese mismo día, Pedro fue convocado a Cesarea Marítima para predicarle a un soldado romano llamado Cornelio (Hechos 10:19-22). Cuando Pedro compartió las buenas nuevas de salvación con este soldado, él y toda su casa recibieron a Jesús como Señor y Salvador. El Espíritu Santo cayó sobre ellos, y fueron bautizados en el nombre de Jesús (Hechos 10:34-48).

Este evento decisivo causó una crisis en la Iglesia. Algunos cuestionaban si los gentiles paganos deberían ser incluidos o no. Otros argumentaban que si iban a ser incluidos, se les debería exigir someterse a la circuncisión y las leyes de la Torá.

Estas controversias dieron como resultado una conferencia en Jerusalén, donde se decidió que era la voluntad de Dios incluir a los gentiles (Hechos 15:6-29). También se determinó que los gentiles no deberían ser obligados a convertirse en practicantes de las leyes judías. En el proceso, Pedro citó una profecía de las Escrituras hebreas que preveía un día cuando “el resto de los hombres busque al Señor”, incluyendo a “todos los gentiles” (Hechos 15:14-18 en referencia a Amós 9:11-12).

Cerca del final del segundo viaje misionero de Pablo, después de su llegada en Corinto, se enojó con la persistente resistencia de los judíos al Evangelio. Esta frustración lo llevó a declarar, “desde ahora me iré a los gentiles” (Hechos 18:6). Y en los años siguientes, toda la complexión de la Iglesia cambió de una secta judía a una congregación gentil.

En la segunda parte de este estudio de la Iglesia en la Profecía Bíblica, exploraremos los mensajes de las Siete Iglesias del Apocalipsis. 


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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The Church in Prophecy 

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viernes, 9 de febrero de 2018

Revista Llamada de Medianoche – Febrero 2018

Iglesia hoy: ¿aún contra la corriente?

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Temas incluidos en esta edición: 

»» La opinión palestina recogida en encuestas
»» Hamás: más electricidad, menos guerra
»» Maniobras militares de práctica en el Norte
»» Jesús es incomparable
»» Tesoros de la profundidad y el asalto de Gog de Magog

Entre otros

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Si desea obtener materiales adicionales, visita la página web del Ministerio Llamada de Medianoche:

jueves, 14 de diciembre de 2017

¿Qué debo buscar en una iglesia espiritualmente fuerte?



¿Cuáles son las características de una iglesia espiritual? ¿Qué preguntas puedes hacer para averiguar las bases bíblicas de una iglesia?


Pregunta:
Como un nuevo cristiano, estoy buscando una iglesia espiritualmente fuerte. ¿Qué debo tener en cuenta?

Respuesta:
Si te preocupas por lo que comes, a menudo lees las etiquetas cuando vas a comprar alimentos en una tienda de comestibles. Por ejemplo, mientras caminas por el pasillo de los cereales, es posible que compruebes el contenido de azúcar y sodio en 40-50 cajas diferentes antes de encontrar una que se adapte a tus necesidades.

Hoy en día, hay muchos, muchos tipos diferentes de iglesias de las cuales puedes elegir: grandes, pequeñas, tradicionales, carismáticas, litúrgicas, contemporáneas, liberales, evangélicas… y la lista sigue y sigue.

Al visitar una iglesia, ¡cobra ánimo y has las siguientes preguntas! Por ejemplo:

1. ¿Qué creen ustedes?

2. ¿Cuáles son sus ministerios, tanto dentro de la iglesia y en el mundo?

3. ¿Cómo es la comunidad familiar en la iglesia? ¿Son exclusivos? ¿Son amigables? ¿Dan bienvenida a los nuevos miembros?

4. ¿Cuál es su visión para el futuro de la iglesia y su ministerio?

Lo más importante es la primera pregunta: “¿Qué creen ustedes?”. Una iglesia espiritualmente fuerte debe tener las siguientes creencias bases:

1. La Biblia es la infalible Palabra de Dios, inspirada de manera única por el Espíritu Santo, totalmente confiable, y es la autoridad final en todos los asuntos de los que encumbre.

2. Dios es Soberano y Creador de todas las cosas y que existe en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

3. Jesucristo, la Palabra viva, es plenamente Dios y plenamente hombre. El murió en la cruz por nuestros pecados, y resucitó al tercer día, y está sentado a la diestra del Padre como nuestro Sumo Sacerdote y Mediador.

4. La única manera de reconciliarse con Dios es por la fe en Jesucristo y Su obra en la cruz por nuestros pecados.

5. El Espíritu Santo aplica la obra salvadora de Cristo en nuestros corazones. Habita en nosotros, Él nos da nueva vida, capacita y nos da dones para el servicio. Él instruye y nos guía a toda la verdad.

6. Jesucristo regresará un día para juzgar a los vivos y los muertos, y a llamar a la iglesia para Sí.

7. Dios manda a todos los creyentes a entrar en el mundo y ser Sus testigos a través de nuestras palabras, acciones y actitudes.

Cuando se visita una iglesia, pregunta acerca de estos elementos esenciales. Escucha para ver si la predicación y la enseñanza las promueven o las desestiman.


jueves, 16 de noviembre de 2017

Un Fracaso de la Reforma (pdf)

Interpretación Escritural

Por Dr. Andy Woods

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Cuando se cuenta la historia de la Reforma Protestante, el tema debe abordarse con franqueza y honestidad intelectual. A pesar de las grandes contribuciones de los reformadores protestantes a la fe cristiana, la Reforma Protestante realmente representó una mezcla. Por mucho que los reformadores sean idolatrados hoy, su revolución sólo puede describirse como parcial, en el mejor de los casos.

Una de las mayores contribuciones de la Reforma Protestante al cristianismo implica la restauración de un método perdido de interpretación bíblica. Mientras que los reformadores protestantes aplicaron selectivamente este método a partes de la Biblia, la revolución completa tendría que esperar a las siguientes generaciones, que tomaron el método de interpretación de los reformadores y lo aplicaron a la totalidad de la Palabra de Dios. El propósito de este artículo es contar este otro lado de la historia.

domingo, 16 de julio de 2017

El Misterio de Pablo

Un estudio bíblico por Jack Kelley



Sin duda se han enterado del plan de la gracia de Dios que él me encomendó para ustedes, es decir, el misterio que me dio a conocer por revelación, como ya les escribí brevemente. Al leer esto, podrán darse cuenta de que comprendo el misterio de Cristo. Ese misterio, que en otras generaciones no se les dio a conocer a los seres humanos, ahora se les ha revelado por el Espíritu a los santos apóstoles y profetas de Dios; es decir, que los gentiles son, junto con Israel, beneficiarios de la misma herencia, miembros de un mismo cuerpo y participantes igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio. (Efesios 3:2-6).

¿Qué fue lo que Pablo quiso decir cuando expresó que ese misterio en otras generaciones no se les dio a conocer a los seres humanos? Pues bien, el misterio no era sobre si el Señor les extendería la mano a los gentiles, puesto que Isaías había dejado muy claro que el Mesías traería Su salvación a todas las naciones (Isaías 49:5-6). El misterio era en la forma cómo Él lo haría. De Hechos 15:13-18 vemos que Jacobo fue el primero en decir que Israel estaba siendo puesto a un lado por un tiempo hasta que el Señor tomara un pueblo para Su nombre de entre los gentiles, pero que después de eso Él se volvería de nuevo a Israel. (En realidad, el Señor había insinuado esto en Mateo 21:43 cuando Él les dijo a los líderes judíos que el Reino les sería quitado y entregado a un pueblo que produciría sus frutos. Jacobo solamente estaba aclarando Su afirmación).

Con una visión retrospectiva de 20/20, podemos ver un número de vacíos en la profecía del Antiguo Testamento en los cuales el Señor había insertado la Iglesia. Pero esa es la clase de cosas que uno puede ver mirando en retrospectiva desde nuestra perspectiva. Es como un camino que está escondido en un sendero y que uno solamente puede verlo después que lo ha pasado, y luego solamente mirando hacia atrás en la dirección por la que uno viene.

Como dije, encontramos estos vacíos en la profecía del Antiguo Testamento, y uno de los más claros lo vemos en Isaías 9:6-7 en donde el Señor hizo que Isaías dijera:

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre.

El ángel Gabriel le dijo a María que su hijo cumpliría esta profecía (Lucas 1:33), pero mirando hacia atrás vemos que solamente fue parcialmente cumplida durante la vida del Señor a la tierra. Un niño nació, y un hijo fue dado, pero eso fue todo. El resto espera la Segunda Venida, y en el centro se encuentra la Iglesia.

Los discípulos tropezaron en otra cuando el Señor dijo que el Templo pronto sería destruido en Mateo 24:2. Ellos sabían que 69 semanas (483 años) de la profecía de las Setenta Semanas (490 años) de Daniel ya habían sido, y que Herodes había pasado los 40 años previos construyendo el Templo. Y ahora Jesús les dice que el mismo iba a ser completamente destruido justo siete años antes del tiempo en que Daniel había dicho que se terminaría la transgresión, se pondría fin al pecado, y se expiaría la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos (el lugar) (Daniel 9:24). Sin un Templo esta meta no podía cumplirse. Su asombro sobre la profecía del Señor fue la que produjo el Discurso del Monte de los Olivos y el descubrimiento de lo que ahora nos damos cuenta que es un vacío entre los primeros 483 años y los últimos siete. Una vez más, ese vacío ha sido llenado por la Iglesia.

Pero aun eso no reveló el misterio. No, el secreto que hizo reventar a todo el mundo fue que los gentiles estuvieran siendo herederos del Reino junto con Israel, y que Dios en realidad estaba creando una raza humana enteramente nueva, una raza espiritual compuesta de judíos y gentiles, pero con un destino separado uno del otro. Pablo describió esto en Efesios 2:14-16:

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.

Ya la humanidad no consistiría más en judíos y gentiles ante los ojos de Dios. De ahora en adelante incluye a un tercer tipo de humanos, la Iglesia (1 Corintios 10:32). Y de la misma manera como Dios llamó a los judíos de entre los gentiles, ahora Él está llamando a la Iglesia de entre los judíos y los gentiles. Fue por medio de la Iglesia que los judíos y los gentiles se unirán para compartir por igual la herencia de Dios.

Los Gentiles en el Antiguo Pacto

Desde nuestro lado de las profecías, podemos ver que esta era la intención de Dios todo el tiempo. Pero para tener el sentido de cómo esto pudo haber impresionado a los apóstoles judíos, veamos la manera cómo a los convertidos gentiles al judaísmo les había ido bajo el Pacto Antiguo. Desde los primeros tiempos que los gentiles se sometieron a la Ley, compartieron tanto sus privilegios como sus responsabilidades.

Y el extranjero que sigue al SEÑOR no hable diciendo: Me apartará totalmente el SEÑOR de su pueblo… Y a los hijos de los extranjeros que sigan al SEÑOR para servirle, y que amen el nombre del SEÑOR para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos (Isaías 56:3, 6-7).

Pero especialmente durante el período del Segundo Templo, existía una distinción definitiva de clases. El mismo Templo era un buen ejemplo de ello. Estaba rodeado de una serie de patios para los adoradores, cada uno separado de los otros por medio de paredes o portones. Inmediatamente fuera del edificio en donde estaba localizado el altar del sacrificio, se encontraba el patio de los sacerdotes. Justo más allá de este estaba el patio de los varones, y rodeando a este estaba el patio de las mujeres. Todos juntos formaban el patio de los israelitas.

Separado del patio de los israelitas por otra pared con portones vigilados se encontraba el patio exterior, el patio de los gentiles. En cada portón de esta pared de separación se encontraba un rótulo que les advertía a los gentiles de no ingresar más allá so pena de muerte. Y lo peor es que estaba por lo menos a 30 metros del altar, y algunas veces a una mayor distancia en la mayoría de los lugares, y detrás de una pared. Mientras que algunos gentiles podían escuchar lo que sucedía dentro, nadie podía mirar el interior. Además de eso, algunas personas creen que a los cambistas y a los que vendían animales se les permitía montar sus tiendas en este patio durante las festividades santas para así restringir aún más la oportunidad de que los gentiles pudieran adorar al Señor. Jesús citó el anterior pasaje de Isaías al condenar a los judíos por hacer eso.

Ahora Pablo estaba diciendo que los gentiles serían elevados a un nivel de igualdad junto con los judíos, “Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes que en otro tiempo estaban lejos, han sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2:13).

Los Gentiles Reciben el Espíritu Santo

En el Libro de los Hechos encontramos dos ocasiones en las cuales los nuevos creyentes hablaron en lenguas. En ambos casos había gentiles en presencia de judíos. En Hechos 10 vemos que fueron los invitados en casa de Cornelio, y en Hechos 19:6, fue un grupo de personas procedentes de Éfeso, parte de la moderna Turquía. Hechos 10:45-46, nos dice, “Y los fieles de la circuncisión (judíos) que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios”.

Hechos 19 es similar. Yo creo que estas dos experiencias fueron anotadas para el propósito expreso de mostrarles a los judíos de que los gentiles podían recibir el Espíritu Santo como ellos lo habían recibido así como lo explica Hechos 10:45. Dios estaba asegurándose de que en la Iglesia ambos eran iguales. Estos son los únicos dos lugares mencionados en el Libro de Hechos en donde el hablar en lenguas va acompañado de la salvación. (Es interesante que uno de estos casos sucedió antes de que los creyentes fueran bautizados y el otro después).

Por medio de la Iglesia, judíos y gentiles serán uno solo en Cristo (Gálatas 3:28). Servirán como los mejores ejemplos y los más grandes de las riquezas incomparables de la gracia de Dios. Su obra de arte, Su obra maestra (Efesios 2:6-10). Todas sus imperfecciones serán eliminadas y finalmente serán lo que Dios quiso que fueran, tan perfectos como Él es, inmortales e incorruptibles (1 Corintios 15:53). Y no era que los gentiles serían parte de Israel, o, que la Iglesia reemplazaría a Israel, sino que todas las personas que acepten a Jesús como su Señor se convertirán en parte de la Iglesia, ya sean judíos o gentiles, y tendrán un destino diferente aparte de los dos.

Su hogar eterno también será una obra de arte, hecho del oro y las piedras preciosas más finas, construyéndose durante 2000 años. Nada impuro jamás entrará allí, como tampoco allí habrá más muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor (Apocalipsis 21). Todos serán coherederos con Cristo (Gálatas 4:4-7) y corregentes con Él (Apocalipsis 5:10), morando en Su presencia para siempre en un estado perpetuo de bendición. Ni aun durante lo más grandioso de la gloria que tuvo Salomón, jamás el mundo ha conocido lo que el Señor tiene planeado para la Iglesia. Y está disponible para judíos y gentiles por igual.

Así que el misterio de Pablo no solamente era que el Señor les extendiera la mano a los gentiles, sino que Él además lo haría de manera suntuosa. Esto es lo que Pablo escribió:

“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu” (1 Corintios 2:9-10).

Era obvio para todas aquellas personas que leen la Biblia que Dios incluiría a todas las naciones en Su plan de salvación. Pero no fue sino hasta que Dios se lo reveló a Sus santos apóstoles y profetas, que ninguna persona en la tierra jamás se imaginó lo que eso significaría para nosotros. Ese era el misterio de Pablo.


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