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miércoles, 28 de junio de 2017

Estudio Bíblico Mesiánico: Las Condiciones Subjetivas de la Oración




…y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. 1 Juan 3:22

Introducción

A manera de introducción, no existe tal cosa como una oración incondicional. Todas las oraciones bíblicas son condicionales, ya sea explícita o implícitamente. De hecho, Yeshúa (Jesús) mismo enseñó al menos tres condiciones para la oración individual: la necesidad de la fe; la necesidad de permanecer; y la necesidad de orar en Su nombre. Así pues, no existe tal cosa como la oración incondicional. En Su propia vida de oración, Jesús oró según la voluntad del Padre.

I. Las Condiciones Subjetivas de la Oración

A. Prerrequisitos Personales

En la Escritura, hay trece prerrequisitos personales para la oración.

1. Sinceridad

El primer prerrequisito personal es la sinceridad. Esto es enseñado claramente por la Escritura.

Por ejemplo, en Job 16:17, Job dice: y de ser pura mi oración. Ésta era sincera.

Salmo 145:18: Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras.

Mateo 6:5 declara: Y cuando ores, no seas como los hipócritas; [que oran sólo] para ser vistos de los hombres. Esto es una señal de insinceridad. 

Marcos 12:40: y por pretexto hacen largas oraciones.

Orar pretenciosamente es insincero. Orar en sinceridad es un prerrequisito importante de la oración.

2. Reverencia

Un segundo prerrequisito personal es la reverencia.

Eclesiastés 5:2 declara: No te des prisa con tu boca.

La impetuosidad es una señal de irreverencia.

Mateo 6:9 enseña que debemos acercarnos a Dios el Padre y decir: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Cuando nos acercamos a Dios sobre esa base, existe un sentido de reverencia.

Hebreos 12:28-29 habla acerca de: [venir] a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.

3. Humildad

El tercer prerrequisito personal es la humildad.

Salmo 10:17 declara: El deseo de los humildes oíste, oh Jehová.

En Lucas 18:9-14, Jesús habló de la historia del fariseo y el publicano. El fariseo usó su tiempo de oración simplemente para informarle a Dios cuán afortunado era Él de tener a este fariseo en Su equipo; el fariseo no expresó necesidad o petición algunas, él expresó orgullo. El publicano, sin embargo, expresó una oración de necesidad. Era una oración peticionaria y había un reconocimiento claro por parte del publicano de la suficiencia divina.

4. Importunidad o Persistencia

El cuarto prerrequisito personal es la importunidad o la persistencia.

Esto es enseñado por la parábola de la habló Jesús en Lucas 11:5-13. Un hombre de repente tuvo una visita. No tenía nada para darle al visitante, así que se mantuvo molestando a su vecino hasta que su vecino estuvo dispuesto a salirse de la cama y proveer para sus necesidades. La persistencia surgió de una crisis, lo que provocó una petición. La razón de la oración persistente es ésta que provocará resultados. El tiempo del verso 9 implica acción continua y eso es lo que la persistencia es: acción continua. 

La persistencia tiene tres niveles de oración. El primer nivel es el de pedir: seguir pidiendo, ya que esto muestra que el peticionario cree lo suficiente como para recibir y esto es importante (Santiago 1:5-6). El segundo nivel de oración es buscar: seguir buscando con el propósito de encontrar la respuesta (2 Corintios 12:9). El tercer nivel es golpear: seguir golpeando con el propósito de lograr que las puertas se abran (Romanos 1:9-12).

5. Sumisión

El quinto prerrequisito de la oración es la sumisión a la voluntad de Dios. Debemos estar en sumisión a la voluntad de Dios de forma que estemos dispuestos a recibir cualquier respuesta a nuestras oraciones que Él escoja dar.

Según Mateo 6:10, deberíamos orar: Hágase tu voluntad.

En Mateo 26:39 Yeshúa mismo oró: pero no sea como yo quiero, sino como tú.

En 2 Corintios 12:8-9, Pablo mismo estaba dispuesto a estar sometido a la voluntad de Dios con respecto a la remoción de la espina.

Según 1 Juan 5:14, debemos orar de acuerdo con Su voluntad.

6. Obediencia

Un sexto prerrequisito es el de la obediencia. 

En 1 Juan 3:22, Juan escribió: …y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de é

La oración no es efectiva si ella misma no se alinea con el carácter de Dios. Al alinearnos nosotros mismos con el carácter de Dios, nos caracterizamos por la obediencia y Dios responderá nuestras oraciones debido a que obedecemos Sus mandamientos.

7. Vehemencia

El séptimo prerrequisito es el de la vehemencia. 

Lucas 24:44 declara: Y estando en agonía, oraba más intensamente.

El contexto es el de la agonía en el Getsemaní. Jesús oró tres veces y la agonía con la que oró mostró vehemencia.

En Hechos 12:5, leemos que: …la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él [por Pedro].

8. Permaneciendo en el Mesías

El octavo prerrequisito personal es el de permanecer en el Mesías. 

Esto significa estar en comunión con el Señor. 

Juan 15:7 declara: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 

Juan 15:1-8, el contexto del verso 7, es la símil de la vid y los pámpanos. El pámpano produce lo que la vid ha determinado. Es la vid la que determina el fruto que la rama va a producir.  Si permanecemos en Él, si permanecemos en comunión con el Señor, pedimos todo lo que Él determine. En otras palabras, esto no es una promesa general de que recibimos todo lo que pedimos. Pero si nuestros deseos son Sus deseos, si el fruto que estamos produciendo es lo que la vid quiere que produzcamos, entonces nuestros deseos son Sus deseos. En ese sentido, por supuesto, Dios responderá la petición específica.

El significado de permanecer es “mantenerse”, mantenerse en contacto vital con alguien o con algo.  Es una palabra que significa “estar unido a”, “estar totalmente sometido a”, y “depender de”. Así pues, en el contexto, Yeshúa dijo: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros.  

Luego en el verso 10, Él dice: Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor. De esta forma, la forma en que mostramos que estamos en comunión con el Señor es guardando Sus mandamientos.

Permanecer en el Mesías significa estar tan ajustados a Jesús como para tener una comunión ininterrumpida con Él. Un creyente está permaneciendo cuando decide concienzudamente depender de Yeshúa como condición para ser fructífero. Cuando Él dijo: mis palabras permanecen en vosotros (v. 7) y Yo en vosotros (v. 4), esto señala que Jesús también está en sumisión a Su Palabra (Santiago 1:22).

9. Perdón

El noveno prerrequisito es tener un espíritu perdonador. En Mateo 6:12, el contexto de la oración modelo, Yeshúa dijo que podemos pedir el perdón de nuestros pecados debido a que perdonamos a aquellos que pecan contra nosotros.

En Marcos 11:25, Jesús dijo: Y cuando estéis orando, perdonad.

En otras palabras, un espíritu perdonador es un prerrequisito vital para la vida de oración. Si tenemos un espíritu amargo, podríamos estar vocalizando oraciones, pero esas oraciones son irreales y, aun peor, no son escuchadas.

10. Arrepentimiento

El décimo prerrequisito de la oración es el arrepentimiento verdadero. Éste es el punto de Lucas 18:13-14 cuando el publicano oró: Dios, sé propicio a mí, pecador, él estaba expresando arrepentimiento verdadero. Simplemente confesar nuestros pecados sin arrepentimiento verdadero no es provechoso.

11. Rectitud y Piedad

El undécimo requisito de la oración es la rectitud y la santidad. 

Salmo 32:6 dice: Por esto orará a ti todo santo

Salmo 34:15: Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos.

Salmo 145:19: Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.

Proverbios 15:8: …la oración de los rectos es su gozo.

1 Pedro 3:12: Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.

12. Osadía

El decimosegundo requisito de la oración es la audacia. Éste es el punto de Hebreos 4:16. Debemos acercarnos a Su trono confiadamente, a la luz del hecho de que tenemos un sumo sacerdote que puede compadecerse de nuestras debilidades (v. 15).

13. Fervor

El decimotercer prerrequisito personal para la oración es el fervor. Santiago 5:16 enseña: La súplica [oración ferviente]  del justo puede mucho.

B. La Confesión de Pecados

Necesitamos confesar nuestros pecados; necesitamos “borrar la pizarra” como parte de nuestra vida de oración.

Salmo 66:18 declara: Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.

Podríamos estar vocalizando oraciones, pero si moramos en iniquidad, la oración no será respondida.

Proverbios 28:9 enseña: El que aparta su oído para no oír la ley,
Su oración también es abominable.

Isaías 59:1-2: …vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.

La confesión de pecados es un elemento importante como una condición subjetiva. Idealmente, deberíamos confesar nuestros pecados en cuanto nos percatemos de ellos. Pero hay dos tiempos límite que la Biblia proporciona. En primer lugar, Efesios 4:26 declara: …no se ponga el sol sobre vuestro enojo. Esto enseña que el pecado debería ser confesado a la caída de la noche. En segundo lugar, 1 Corintios 11:23-33 nos amonesta a examinarnos a nosotros mismos antes de que participemos de la Comunión. La confesión de pecados es vital para la vida de oración.

Así que cuando pequemos, necesitamos aplicar 1 Juan 1:9: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

C. Vigilancia

 Con vigilancia queremos decir un estado de alerta; el estado de preparación del cuerpo con la mente; alerta mental. Esto es enseñado por Mateo 26:41: Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

Yeshúa unió el vigilar con la oración.

El mismo punto es hecho en Marcos 14:38-39: Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras.

Después de informarles a los discípulos que necesitaban caracterizarse por la vigilancia, Él les mostró lo que la vigilancia era al irse otra vez para orar. La vigilancia enfatiza un estado de alerta porque, en este contexto, los discípulos estaban durmiendo cuando Jesús hizo estas declaraciones.

D. Fe

Debido a que la fe es tan importante, la discutiremos en relación con la oración en cuatro partes. 

1. Creencia

Primero, debemos creer. Por eso, Mateo 21:21-22 declara: si tuviereis fe, y no dudareis…todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

Tenga fe en Dios; porque el que no duda, sino que cree que lo que Dios dice se llevará a cabo, entonces lo tendrá. Todas las cosas por las que ore y pida, crea que las recibirá y las tendrá.

Efesios 3:12: en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él;

Santiago 1:6-8: Pero pida con fe, no dudando nada.

La  oración de un incrédulo no será respondida, porque alguien que duda es un hombre de doble ánimo.

Y, Santiago 5:15 habla de la oración respondida y la llama oración de fe.

Tan claramente, la Biblia enseña que debemos creer.

2. El Contenido de la Fe

En segundo lugar, necesitamos hacer una pregunta. ¿Qué es lo que necesitamos creer en conexión con la oración? Necesitamos creer tres cosas. Aquí es donde ejercitamos nuestra fe.

a. La Existencia de Dios

En primer lugar, debemos creer que Dios existe; es importante que creamos en la existencia de Dios. Hebreos 11:6 declara: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

b.  La Habilidad de Dios para Escuchar Nuestras Oraciones

La segunda cosa que necesitamos creer es que Él es capaz de escuchar y responder la oración. Esto es resaltado un número de veces en el Libro de Salmos.

Salmo 4:1: ...oye mi oración.

Salmo 6:9: Jehová ha oído mi ruego…Ha recibido mi oración.

Salmo 17:1: …Escucha mi oración.

Salmo 39:12: Oye mi oración, oh Jehová…

Salmo 54:2: Oh Dios, oye mi oración…

Salmo 55:1: Escucha, oh Dios, mi oración,  Y no te escondas de mi súplica.

Salmo 61:1: ...A mi oración atiende.

Salmo 88:2: Llegue mi oración a tu presencia…

Salmo 102:1: Jehová, escucha mi oración…

Salmo 143:1: Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos…

Observe cuán frecuentemente en el Libro de Salmos el énfasis está en que Dios escucha la oración. El salmista, quien llega a Dios en estas oraciones, claramente creyó no sólo que Dios existía sino que era capaz de escuchar y, por lo tanto, capaz de responder sus oraciones.

c. La Disposición de Dios para Responder Nuestras Oraciones

La tercera cosa que necesitamos creer es que Dios está dispuesto a responder nuestras oraciones; que Él quiere responder nuestras oraciones.

Salmo 66:19 declara: …Atendió a la voz de mi súplica.

Salmo 66:20: Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración…

Mateo 7:9-11: …¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (v. 11).

Hebreos 11:6: …[Dios] es galardonador de los que le buscan. 

Santiago 1:5-6: …pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente…

3. Las Promesas de Dios

En tercer lugar, la fe debe estar basada en las promesas de Dios. Filipenses 4:19 enfatiza las promesas de Dios, por tal razón oramos.

4. La Condición Subjetiva Prerrequisita de la Oración

En cuarto lugar, la fe es una condición subjetiva prerrequisita de la oración. Esto es resaltado en dos relatos en la Escritura.

a. Fe inadecuada

El primer relato concierne a los discípulos impotentes que fueron incapaces de echar fuera un demonio, que se encuentra en Mateo 17:19-20 y Lucas 9:37-42. A partir de estos dos pasajes, podemos sacar ocho deducciones. Primera, los discípulos tenían poca fe; es decir, muy poca para esta ocasión. Segunda, no es necesario tener gran fe dado que aun la cantidad medida por una semilla de mostaza hubiera sido suficiente. Tercera, es importante tener fe consistente. Cuarta, la semilla es una cosa pequeña, pero tiene la habilidad de brotar en plantas de flores. Del mismo modo, la fe es una pequeña cosa que tiene gran habilidad. Quinta, un poco de fe aplicada consistentemente puede convertirse en grandes logros. Sexta, la oración correcta es imposible sin fe, si fe no estamos orando correctamente (Santiago 1:6). Séptima, la deficiencia de fe volverá a la oración inefectiva. Y octava, este contexto de expulsar un demonio de mudez, requiere la oración de fe.

b. Fe adecuada

El segundo relato concierne a la higuera maldecida, que se encuentra en Mateo 21:18-22 y Marcos 11:20-24. El creyente debe creer continuamente que lo que está pidiendo está ocurriendo ahora mismo; la fe deberá ejercitarse continuamente. Esta declaración implica una nota de expectativa. Además, pedir es orar y orar es pedir. En griego, la acción del verbo “recibir” en realidad se lleva a cabo antes de la acción descrita en el verbo “creer”. Lo que esto significa gramaticalmente es: Siga creyendo que lo ha recibido, pidiendo con expectativa. Deberemos seguir creyendo mientras todavía estamos pidiendo sabiendo que Dios ya ha escuchado y contestado nuestra petición; quizás no en la forma en que queríamos que lo hiciera; quizás no la respuesta que queríamos, pero Él ha respondido y necesitamos creer eso.

c. El Orden

Esto plantea una pregunta teológica. ¿Cuál es el orden? ¿Es oración y fe o fe y oración? Marcos 11:22 enseña que no es fe en la fe ni es fe en su oración, sino que su fe es en Dios. Es imposible ejercitar la fe en la petición de oración de uno sin al mismo tiempo tener fe en Dios, de quien la respuesta vendrá. Así pues, la fe en Dios viene antes de cualquier oración.

E. De Acuerdo con la Voluntad de Dios

1. Los Principios

Hay cinco principios de orar de acuerdo con la voluntad de Dios. 

En primer lugar, Dios responderá positivamente cada oración que sea consistente con Sus propios propósitos y con nuestro mejor bien. En otras palabras, Dios dirá “sí” a cada oración que hagamos que sea consistente con Sus propios propósitos y para nuestro mejor bien. Si no es para nuestro mejor bien o si no es consistente con Sus propios propósitos, Dios dirá “no”. 

El segundo principio es que la voluntad de Dios es lo que Él se propone y planea. Así que si nuestra petición de oración es consistente con Sus propósitos y planes, Él dirá “sí”. Si son inconsistentes, entonces Él dirá “no”.

El tercer principio es que Dios se obliga a Sí mismo a responder cada oración que surja dentro del ámbito de Su voluntad.

El cuarto principio es que la oración es un medio de alinear nuestros deseos con la voluntad de Dios. Es el medio por el cual nos volvemos más sensitivos a la voluntad de Dios y, por lo tanto, alineamos nuestros propios deseos con la voluntad de Dios.

El quinto principio es que cuando la voluntad de Dios es clara, podemos pedir con plena confianza.

2. Las Escrituras

Hay ocho pasajes específicos donde estos principios se encuentran.

a. Mateo 21:21-22

El primero es Mateo 21:21-22. El verso 21 declara: …si tuviereis fe, y no dudareis, …será hecho.

La fe verdadera alinea los deseos personales con la voluntad de Dios y tales peticiones están garantizadas. Cada vez que pedimos algo que está alineado con Su voluntad, entonces las respuestas positivas están garantizadas. En la Escritura, una petición con frecuencia estaba basada en las promesas de Dios y, donde una promesa es hecha, hay una respuesta garantizada a la oración. Pero si Dios no ha hecho una promesa en una categoría específica, no hay garantía de que Él responderá a la oración positivamente.

El verso 22 declara: Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

El “creyendo” del versículo 22 es la fe del verso 21 y el “todo” del verso 22 son los deseos personales que están alineados con la voluntad de Dios.

b. Mateo 26:39 y 42

El segundo pasaje es Mateo 26:39 y 42 con un relato paralelo en Lucas 22:42, que registra la oración y la respuesta. Primero está la oración. La petición era: …pase de mí esta copa… La condición era: …no sea como yo quiero, sino como tú. Luego vino la respuesta. Esta petición no estaba de acuerdo con la voluntad de Dios. El resultado fue que la petición fue negada. Dios el Padre respondió la oración de Yeshúa, pero no lo hizo en la forma en que Yeshúa quería debido a que ella misma no se alineaba con Su voluntad, con Su plan o con Sus propósitos.

c. Marcos 11:22-24

El tercer pasaje es Marcos 11:22-24. El verso 22 nos amonesta: …Tened fe en Dios.

La fe es el medio para recibir respuestas a nuestra oración. La fe verdadera siempre alinea los deseos personales con la voluntad de Dios.

Por eso el verso 23 añade: …cualquiera que…no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

Negativamente, uno debería no dudar, no dudar en lo que Dios ha prometido porque no debería haber duda acerca de lo que Dios ha prometido. Podemos tener dudas acerca de si algo es la voluntad de Dios cuando Dios no haya hablado específicamente o hecho una promesa específica. Pero en aquellas cosas que Dios ha prometido, no debería haber ninguna duda. Tales oraciones tienen respuestas garantizadas.

No dudar es lo negativo, pero creer es lo positivo. Si Dios lo ha prometido, cuando oremos, debemos creer que Dios lo hará, y el resultado es que lo recibiremos. En Santiago 1:5, por ejemplo, Dios hizo una promesa: que aquellos que oren por sabiduría la obtendrán. Así que cuando nos acercamos a Dios y le pedimos sabiduría, necesitamos creer que Dios nos la dará porque esto es una promesa. Cuando nuestras oraciones están basadas en una promesa clara de Dios, tenemos una respuesta garantizada. 

El verso 24 procede a declarar: Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

Si la petición está en alineación con la voluntad de Dios, entonces, después de orar, uno debe creer con toda confianza que recibirá. Si cree con plena confianza, recibirá, porque es una promesa que Dios ha hecho.

d. Juan 14:13-14

El cuarto pasaje es Juan 14:13-14: Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.

Una vez más, el “todo lo que” en este versículo está limitado a aquello que traerá la gloria a Dios. Si algo no le traerá gloria a Dios, Él podría no responder positivamente. Pero si le traerá gloria a Dios, Él responderá. Si un “no” como respuesta le dará a Dios la mayor gloria, que así sea. Dios puede ser glorificado con un “sí” como respuesta, o Él podría ser glorificado con un “no” como respuesta. Cualquiera sea la forma en la que Dios es glorificado, ésa es la forma en la que Él va a responder la oración.

Un buen ejemplo de esto es el aguijón en la carne de Pablo de 2 Corintios 12:7-10. ¿Iba Dios a recibir la mayor gloria con un sí o con un no como respuesta? El contexto indica que si Dios daba un sí como respuesta, era muy probable que Pablo hubiera recibido la gloria en vez de Dios. Al rechazar la petición que Pablo hizo, la respuesta negativa le dio a Dios la mayor gloria, ya que Pablo iba a tener que aprender cómo ser suficiente en la gracia de Dios. Así que en este caso, una respuesta negativa le dio a Dios la mayor gloria.

e. Juan 15:7

El quinto pasaje es Juan 15:7: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

El contexto de este verso es el de “permanecer en el Mesías”, que significa “estar en comunión con Él”. El tema en este contexto no es la salvación, sino el dar frutos. Así que si alguno está permaneciendo en el Mesías, no estará pidiendo nada fuera de la voluntad de Dios. Si estamos en comunión con Dios, no pediremos cosas fuera de Su voluntad. La declaración “todo lo que queréis” en este versículo está limitada por el contexto, el cual está hablando de dar frutos. Lo que sea que pida en el ámbito de dar frutos, Dios responderá porque dar frutos es parte de la voluntad revelada de Dios. Es algo que Él quiere ver en cada creyente. Toda oración en este sentido definitivamente será respondida.

f. Juan 15:16

El sexto pasaje es Juan 15:16: …para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

El contexto aquí también es el de producir frutos y la oración aquí es la oración asociada con la productividad. La frase “todo lo que pidiereis” está limitada en este contexto a producir frutos. Dado que producir frutos es parte de la voluntad revelada de Dios, Dios responderá toda oración en este sentido. Así que lo que fue enseñado por Juan 15:7 también es enseñado por Juan 15:16. Los creyentes fueron escogidos por Dios por dos razones: primera, para que vayáis [fuera] y llevéis fruto; y segunda, que todo lo que [ellos] pidan, Él responderá. En este contexto, Él responderá sus oraciones para que puedan ser fructíferos. Creyentes que producen frutos es definitivamente parte de la voluntad de Dios. 

g. Juan 16:23-24

El séptimo pasaje es Juan 16:23-24: …todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.

Esto no es un “cheque en blanco” de que cualquier cosa que pida Dios se la dará, sin importar nada. El contexto tiene que ver con gozo y tristeza (v. 22). El gozo del creyente es una parte importante de la voluntad revelada de Dios. Dado que tal oración está dentro del dominio de la voluntad de Dios, la petición será respondida. Así que si pedimos gozo en el ámbito de nuestra salvación, lo obtendremos. Si pedimos gozo al vivir la vida espiritual, lo obtendremos. Dios desea responder este tipo de oraciones.

h. 1 Juan 5:14-15

El octavo pasaje es 1 Juan 5:14-15: …si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

Éste es un principio absoluto. Cualquier cosa que pidamos de acuerdo con Su voluntad, Él nos escuchará. La frase alguna cosa de los pasajes anteriores está limitada por este pasaje a conforme a Su voluntad. Así que alguna cosa conforme a Su voluntad, será otorgada. Alguna cosa no conforme a Su voluntad, será negada. Ésa es la razón por la que es tan importante permanecer en comunión con el Señor. Ésa es la razón por la que es importante que nos demos cuenta de que permanecemos en las promesas de Dios; ésa es la razón por la que es importante entender que estas promesas están limitadas por condiciones específicas. La condición aquí es: conforme a Su voluntad. 

Luego el verso 15 declara: Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

Una vez más, la frase cualquiera cosa y las peticiones que le hayamos del verso 15 están limitadas por el verso 14: necesitan ser oradas de acuerdo con la voluntad de Dios. Si están conforme a la voluntad de Dios entonces, sí, las tenemos. Dios responderá las oraciones que estén conformes con Su voluntad. 

Estos ocho pasajes proveen los principios de la oración discutidos anteriormente. Dios responderá positivamente toda oración que sea consistente con Sus propios propósitos y que sean para nuestro mejor bien. La voluntad de Dios es lo que Él se propone y lo que planea, así que si pedimos de acuerdo con Su plan y propósito, la respuesta es “sí”, pero si no, la respuesta será “no”. Dios se obliga a Sí mismo a responder toda oración que esté dentro del ámbito de Su voluntad. La comunión es un medio de alinear nuestros deseos con la voluntad de Dios. Cuando la voluntad de Dios es clara o cuando tenemos una promesa clara de parte de Dios, podemos orar confiadamente de que la oración va a ser respondida.


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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

Original article:

viernes, 16 de junio de 2017

¿Cuáles son sus Puntos de Vista sobre el Diezmo?

Pregunta: Me han enseñado que es nuestro deber dar exactamente una décima parte de nuestro ingreso bruto a la iglesia. Bajo esta enseñanza, al no hacerlo así se piensa que se le está robando a Dios de lo que es Suyo. ¿Cuáles son sus puntos de vista sobre el diezmo?

Respuesta del Dr. Arnold G. Fruchtenbaum: Con respecto a su pregunta sobre el diezmo, lo que le han dicho es un buen ejemplo de lo que pasa cuando la gente saca ciertos versículos de contexto y luego aplican mal lo que han sacado de contexto. 

En primer lugar, el diezmo mosaico real no era del 10 por ciento, sino del 22-23 por ciento. Esto es porque había dos diezmos anuales de 10 por ciento cada uno y un tercer diezmo cada tercer año. El total es un promedio del 22-23 por ciento.

En segundo lugar, el diezmo en sí mismo estaba dirigido estrictamente a la comunidad agrícola, de la que la mayoría de los judíos eran miembros en esa época. Ellos tenían que diezmar de lo que había crecido y de lo que se criaba, como los rebaños. Cualquier otra persona fuera del campo de la agricultura simplemente pagaría el medio siclo anual en la Pascua.

En tercer lugar, el diezmo era parte de la Ley Mosaica y, por lo tanto, sólo estaba en vigor mientras la Ley Mosaica estuviera en vigor. La Ley Mosaica llegó a su fin cuando el Mesías murió en la cruz.

En cuarto lugar, el principio bíblico para dar hoy no está basado en el diezmo, sino que está basado en dar como el Señor nos haya prosperado. De semana a semana, el percentil puede ser diferente, dependiendo de las obligaciones que podamos tener.

En quinto lugar, la Biblia en ninguna parte dice que debemos dar toda nuestra ofrenda (no el diezmo) a la iglesia local. Por el contrario, se nos dice que debemos ponerlo en un depósito privado y distribuir estrictamente nuestra donación según sea necesario. Ciertas cosas que debemos apoyar incluirían a la iglesia local, pero eso no significa que obtengan la cantidad total de nuestra ofrenda. Hay otros ministerios que estamos obligados a apoyar, como aquellos de los que aprendemos la Palabra (Gálatas 6), ministerios judíos (Romanos 15:25-27), y otros a los que damos como seamos dirigidos a dar. No hay necesidad de sentirse culpable si alguien trata de acusarnos por no diezmar específicamente a la iglesia. Los versículos que ellos usan son versículos que tratan con la Ley Mosaica. El almacén estaba en el complejo del Templo, donde la comida era almacenada, y no el tesoro de la iglesia. 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Source: Ariel Ministries

viernes, 12 de mayo de 2017

El Israel de Dios de Gálatas 6:16




El propósito de esta sección es presentar el punto de vista dispensacional de Gálatas 6:16, el único pasaje que todos los Teólogos del Pacto utilizan como evidencia de que la Iglesia es el Israel espiritual, o que los creyentes gentiles llegan a ser judíos espirituales. El versículo no confirma su tesis. 

El Libro de Gálatas se ocupa de los gentiles que estaban procurando obtener la salvación por medio de la ley. Los que estaban engañándolos eran judaizantes, que eran judíos que demandaban fidelidad a la Ley de Moisés. Para ellos, un gentil tenía que convertirse al judaísmo antes de que pudiera calificar para ser salvo por Cristo. En el versículo 15, Pablo dice que lo importante para ser salvo es la fe, que da como resultado un nuevo hombre. Él también menciona dos elementos: la circuncisión y la incircuncisión. Esto se refiere a dos grupos de personas: judíos y gentiles, dos grupos ya mencionados por estos mismos términos en 2:7-9:

Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.

En el versículo 16, Pablo pronuncia entonces una bendición sobre los miembros de los dos grupos que siguen esta regla de salvación sólo por fe. El primer grupo son “ellos”, la incircuncisión, los cristianos gentiles, a quienes él había dedicado la mayor parte de la epístola. El segundo grupo, es el “Israel de Dios”. Éstos son la circuncisión, los creyentes judíos quienes, al contrario de los judaizantes, seguían la regla de la salvación por gracia por medio de sólo la fe. Los Teólogos del Pacto tienen que ignorar el significado primario de kai (la conjunción que usualmente se traduce “y”), que en el versículo separa a los dos grupos, con el fin de hacerlos un mismo grupo.

En una obra reciente, el Dr. S. Lewis Johnson, que fue profesor de Griego y Exégesis del Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Dallas, ha hecho un estudio detallado de Gálatas 6:16. En su introducción, Johnson hace la siguiente observación:

A pesar de la abrumadora evidencia de lo contrario, hay un persistente apoyo para el argumento de que el término Israel puede referirse a los creyentes gentiles de esta era presente…el principal apoyo se encuentra en Gálatas 6:16…

No puedo sino pensar que consideraciones dogmáticas cobran mucha importancia en la interpretación de Gálatas 6:16. La tenacidad con la cual se mantiene la aplicación del “Israel de Dios” a la Iglesia, a pesar de la enorme evidencia en contra, lleva a pensar que los defensores de este punto de vista creen que su sistema escatológico, usualmente amilenarista, depende de que el término se refiera al pueblo de Dios, compuesto tanto de judíos como de gentiles. El Amilenarismo no depende de esta interpretación, pero este punto de vista pareciera tener un lugar predilecto en la exégesis amilenial.

Hablando de que el término se refiere al Israel étnico, el sentido que el término Israel tiene en cada uno de los más de sesenta y cinco pasajes en el Nuevo Testamento y de los quince usos que le da Pablo, el respetado comentarista reformado William Hendricksen, en tonos muy emocionales, escribe, “Me niego a aceptar esa explicación”.

A lo que me estoy refiriendo, está bien expresado por D.W.B.Robinson en un artículo escrito como hace veinte años: “Citar con desenvoltura Gálatas 6:16 para apoyar el punto de vista de que ‘la iglesia es el nuevo Israel’ debe ser objetado vigorosamente. Hay motivos de peso para una interpretación limitada”. En mi opinión, podemos decir más que eso. Hay más que razones de peso para una interpretación más limitada. Hay un abrumador respaldo para ello. De hecho, el punto de vista menos adecuado entre varias alternativas, es el punto de vista de que el “Israel de Dios” es la iglesia.

Johnson presenta tres puntos de vista en cuanto a este versículo. Sólo el primero insiste en que “el Israel de Dios” es la Iglesia como un todo, en cambio los otros dos lo limitan a creyentes judíos.

El primer punto de vista dice que “el Israel de Dios” es simplemente un término descriptivo de la iglesia creyente de este tiempo. El Israel de Dios es el cuerpo que debe andar conforme a la regla de la nueva creación y eso incluye a creyentes judíos y gentiles. Es impresionante la lista de nombres de personas que apoyan este punto de vista, aunque las bases de esta interpretación son débiles y pocas.

Johnson rechaza este punto de vista por tres motivos: 1) gramaticales; 2) exegéticos; 3) teológicos.

Razón gramatical: el uso de la palabra griega kai (que se ha traducido “y”) Si la intención de Pablo era que “ellos” se refiriera al “Israel de Dios” debería haber omitido la palabra kai (“y”).William Hendricksen ha hecho precisamente eso, ha dejado de traducir esa palabra, para que el texto diga lo que él quiere que diga.

Razón exegética: No hay ejemplos en la literatura bíblica de que el término Israel se use para la iglesia o para el pueblo de Dios compuesto de creyentes judíos y gentiles. En los primeros capítulos del Libro de los Hechos se hace una diferencia en el uso de los términos Israel e Iglesia, porque Israel existe al lado de la recientemente formada iglesia, y las dos entidades son nombradas con palabras diferentes.

Para quienes quieren citar como evidencia Romanos 9:6, Johnson muestra que este versículo no apoya tal punto de vista, porque aquí se hace distinción entre judíos que creen y judíos que no creen. Algunos de ellos son creyentes, por lo cual pertenecen al verdadero Israel, otros, en cambio, aunque son israelitas étnicos, no son el verdadero Israel, porque no son creyentes y no han sido elegidos. No se hace mención de los gentiles en este versículo.

Muchos Teólogos del Pacto están de acuerdo con esta explicación de Romanos 9:6 y no lo usan para respaldar la idea de que “el Israel de Dios” de Gálatas 6:16 se refiera a la  Iglesia.

Razón teológica: No hay ninguna evidencia histórica de que el término Israel se identificara con la iglesia antes del año 160 D.C. Además, en esa fecha no se caracterizaba a la iglesia como “el Israel de Dios”. En otras palabras, por más de un siglo después de Pablo no hay evidencia de que se identificara así.

El resumen de Johnson en cuanto al primer punto de vista: Para terminar la discusión de la primera interpretación, parece claro que hay poca evidencia - gramatical, exegética o teológica- que la respalde.

La segunda postura es que “el Israel de Dios” es el remanente creyente judío dentro de la iglesia. Esta es la postura de Johnson mismo y es también la postura dispensacionalista. Johnson describe este punto de vista como sigue:

La segunda de las interpretaciones importantes de Gálatas 6:16 y del “Israel de Dios” es que las palabras se refieren simplemente al los israelitas étnicos creyentes en la iglesia cristiana. ¿No habla Pablo de sí mismo como de un israelita (Rom.11:1)? ¿Y no habla el Apóstol también de “un remanente escogido por gracia (Rom.11:5), palabras que, en el contexto, se refieren evidentemente a israelitas creyentes? ¿Qué cosa más apropiada podría haber escrito Pablo, se dice, en una obra que atacaba tan enérgicamente a creyentes profesantes judíos, los judaizantes, para dejar en claro que no estaba atacando a los verdaderos creyentes judíos? Los judaizantes eran anatematizados, pero el remanente escogido por gracia era “el Israel de Dios”.

Esta expresión, “el Israel de Dios” debería contrastarse con su expresión en 1 Corintios 10:18, “el Israel según la carne”, como el verdadero Israel creyente versus el elemento incrédulo, tal como en Romanos 9:6 el apóstol distingue dos Israel, uno elegido y creyente, el otro incrédulo, pero ambos son israelitas étnicos (vv.7-13).

Johnson apoya este parecer por las mismas tres razones por las que rechaza la primera opinión. Por consideraciones gramaticales y de sintaxis, Johnson dice que “no hay razones gramaticales o de sintaxis que sean contrarias a esta postura” y, por lo demás, el sentido común de kai es tomado en cuenta como corresponde.

En cuanto a motivos exegéticos, Johnson dice:

Exegéticamente esta explicación es correcta, puesto que “Israel” tiene el sentido étnico que Pablo emplea siempre. Llegando al final de su epístola-batalla con su duro y severo ataque a los judaizantes y la omisión de sus acostumbradas palabras de gratitud, Pablo modera su lenguaje con una bendición especial para aquellos creyentes israelitas fieles que, entendiendo la gracia de Dios y la exclusión de toda obra humana como el fundamento de la redención, no han sucumbido a los sutiles halagos de los judaizantes engañadores. Ellos, no los falsos hombres de Jerusalén, son “el Israel de Dios” o, como los llama en otra parte, “el remanente escogido por gracia” (Rom.11:5).

En cuanto a motivos teológicos, Johnson dice:

Teológicamente la postura es correcta en su apoyo a dos grupos dentro de un pueblo de Dios, gentiles y judíos étnicos. Romanos 11 explica en detalle la relación entre ambos integrantes desde los días de Abraham, hasta el tiempo presente y hasta el futuro  cumplimiento de las grandes promesas incondicionales hechas a los patriarcas.

La tercera postura está de acuerdo con la segunda, que “el Israel de Dios” tiene que referirse a creyentes judíos y no a la iglesia como un todo, pero ve a este remanente judío como futuro:

La tercera interpretación es la postura de que la expresión “el Israel de Dios” se usa escatológicamente y se refiere al Israel que se volverá al Señor en el futuro, durante los eventos que tendrán lugar en la segunda venida de nuestro Señor. Pablo, mientras escribía Gálatas, tenía en mente su bien conocida profecía en cuanto a la salvación de “todo Israel” de Romanos 11:25-27.

La tercera postura, entonces, dice que el término “el Israel de Dios” se refiere al Israel étnico, pero localizan la bendición en el futuro.

Johnson no tiene mayores objeciones frente a esta tercera postura, porque gramaticalmente esta última posición es acertada. También es acertada teológicamente, porque:

Esta opinión armoniza con la importante enseñanza de Pablo de que hay dos clases de israelitas, uno creyente y otro incrédulo.

El único problema es exegético, por cuanto el tema escatológico no era el objetivo principal de la epístola a los Gálatas. Sin embargo, Johnson admite que esta postura puede considerarse exegéticamente posible, puesto que, en el contexto más amplio, el Pacto Abrahámico y el Reino de Dios fueron mencionados.

La segunda postura parece ser la mejor. En tanto que la tercera es bíblicamente aceptable, la primera no lo es. Johnson concluye:

Si hay alguna interpretación que tambalea en un fundamento débil, es la opinión de que Pablo iguala el término “el Israel de Dios” con la iglesia creyente de judíos y gentiles. Para sostenerla debe ignorarse el uso general del término ‘Israel’ que Pablo hace en el Nuevo Testamento y su uso en todas las Escrituras. El uso gramatical y de sintaxis de la palabra kai es forzado y distorsionado –y aceptar el sentido poco común, porque el sentido usual no satisface – solamente porque no está de acuerdo con lo que el exegeta quiere creer. Y para agravar el asunto, en el contexto especial de Gálatas y en el contexto general de las enseñanzas de Pablo, especialmente como son explicadas en Romanos 11, los principales pasajes de Pablo en cuanto a los tratos de Dios con los judíos y los gentiles, son atenuados. La doctrina de que la Iglesia de judíos y gentiles es “el Israel de Dios” reside en una ilusión. Es un caso clásico de exégesis tendenciosa.

Conclusión

Para la Israelología Dispensacional, la conclusión es que la Iglesia nunca es llamada, y no es, un  “Israel espiritual” o un “nuevo Israel”. El término “Israel” es usado para la nación o para el pueblo de Israel como un todo, o para el remanente creyente de ellos. Nunca se usa para la Iglesia en general o para los creyentes gentiles en particular.



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jueves, 11 de mayo de 2017

El Uso del Término Israel en el Nuevo Testamento




Los teólogos reformados y del pacto creen que los creyentes del Nuevo Testamento, incluidos los gentiles salvos, son el verdadero Israel de Dios. ¿Es realmente bíblico referirse a los creyentes gentiles como israelitas? ¿Ha creado Dios un “nuevo Israel” que está compuesto por judíos y gentiles creyentes del tiempo presente?

Escudriñemos las Escrituras para ver si estas cosas son así. Examinaremos las 73 veces que se usa la palabra “Israel” en el Nuevo Testamento. ¿Cómo usa el Nuevo Testamento esta palabra?

¿Se usa alguna vez para la iglesia en general o para gentiles salvos en particular?


Los teólogos del pacto afirman audazmente que la Iglesia es el nuevo Israel y a veces lo hacen aparecer como si esta afirmación fuera la conclusión obvia del Nuevo Testamento. Cox asegura incluso que los dos términos se usan alternadamente. La verdad es que el término “Israel” se usa un total de 73 veces en el Nuevo Testamento. Como lo demuestra la lista siguiente, la evidencia desautoriza esa osada afirmación:


Mateo 2:6
Cita de Miqueas 5:2 que profetiza que el Mesías “será pastor de mi pueblo Israel”.

Mateo 2:20
Referencia geográfica en cuanto al regreso de la familia a la “tierra de Israel”.

Mateo 2:21
Igual al anterior.

Mateo 8:10 y Lucas 7:9
Jesús contrasta la fe del centurión romano con la del Israel incrédulo: “Ni aun en Israel he hallado tanta fe”.

Mateo 9:33
La respuesta de las multitudes a los milagros de Jesús, “Nunca se ha visto cosa semejante en Israel”.

Mateo 10:6
Los discípulos son instruidos a no ir a los gentiles ni a los samaritanos, sino solamente “a las ovejas perdidas de la casa de Israel”.

Mateo 10:23
Anotación geográfica de la obra de los discípulos en “las ciudades de Israel”.

Mateo 15:24
El ministerio de Cristo era “a las ovejas perdidas de la casa de Israel”.

Mateo 15:31
Las multitudes “glorificaban al Dios de Israel” cuando veían los milagros de Jesús.

Mateo 19:28 y Lucas 22:30
A los discípulos es prometida autoridad sobre “las doce tribus de Israel”.

Mateo 27:9
Cita de Zacarías 11:12-13 que profetiza que el Mesías sería vendido por treinta piezas de plata “por los hijos de Israel”.

Mateo 27:42 y Marcos 15:32
Jesús es escarnecido como “el Rey de Israel”.

Marcos 12:29
Cita de Deuteronomio 6:4, “Oye Israel”.

Lucas 1:16
El ministerio de Juan haría que “muchos de los hijos de Israel” se convirtieran al Señor.

Lucas 1:54
Dios proveyó al Mesías para que socorriera a “Israel su siervo”.

Lucas 1:68
Una referencia a Dios como el “Dios de Israel”.

Lucas 1:80
Juan estuvo en lugares desiertos hasta “el día de su manifestación a Israel”.

Lucas 2:25
Simeón estaba aguardando al Mesías esperado como “la consolación de Israel”.

Lucas 2:32
Mientras que el Mesías sería una luz para revelación a los gentiles, también sería para “la gloria de tu pueblo Israel”.

Lucas 2:34
El Mesías está puesto “para caída y para levantamiento de muchos en Israel”.

Lucas 4:25
Una referencia histórica a “las viudas en Israel” en los días de Elías.

Lucas 4:27
Una referencia histórica a “los leprosos en Israel” en los días de Elías.

Lucas 24:21
Los dos discípulos de Emaús describen a Jesús como a quién ellos esperaban que “redimiera a Israel”.

Juan 1:31
El Mesías “se manifestaría a Israel” por medio del bautismo de Juan.

Juan 1:49
Natanael describe a Jesús como el “Rey de Israel”.

Juan 3:10
Jesús se refiere a Nicodemo como “maestro de Israel”.

Juan 12:13
En la entrada triunfal, las multitudes describen a Jesús como “el Rey de Israel”.

Hechos 1:6
Los discípulos preguntan, “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”. Obviamente, en este contexto, los discípulos tenían en mente al Israel étnico y no a la Iglesia.

Hechos 2:22
Pedro se está dirigiendo a una audiencia de judíos incrédulos y dice, “varones israelitas”. Por el contexto, esto difícilmente podría referirse a la Iglesia.

Hechos 2:36
Esta es la misma audiencia que en la referencia arriba.

Hechos 3:12
Nuevamente Pedro se está dirigiendo a una audiencia de judíos incrédulos con las palabras “Varones israelitas”. Como eran incrédulos, ellos difícilmente podían ser la iglesia.

Hechos 4:10
Pedro tiene en vista claramente a todo el Israel étnico cuando le dice a “todo el pueblo de Israel” que el cojo fue sanado en “el Nombre de Jesucristo de Nazaret”.

Hechos 4:27
Israel es nombrado en conjunto con los gentiles como siendo culpables de la crucifixión. Esto difícilmente podría ser la Iglesia.

Hechos 5:21
Una referencia a “los ancianos de los hijos de Israel”, que eran incrédulos, por lo cual no es la Iglesia.

Hechos 5:31
Pedro ofrece “arrepentimiento a Israel”. Israel está en incredulidad en este momento, por lo cual no es, obviamente, la Iglesia.

Hechos 5:35
Gamaliel se dirige a sus colegas del Sanedrín diciendo, “varones israelitas”, ninguno de los cuales era creyente.

Hechos 7:23
Esteban está haciendo una referencia histórica a “los hijos de Israel” de los tiempos de Moisés.

Hechos 7:37
Igual que arriba.

Hechos 7:42
Igual que arriba.

Hechos 9:15
Dios declara que Pablo anunciará el evangelio a los gentiles y a los hijos de Israel”. Esto es una referencia a los judíos que aún no creen.

Hechos 10:36
Pedro se refiere ahora al hecho histórico que Jesús vino a predicar el evangelio “a los hijos de Israel”, la mayoría de los cuales no creyeron el mensaje, por lo cual no constituyen la Iglesia.

Hechos 13:16
Pablo se está dirigiendo a una audiencia judía incrédula cuando dice, “Varones Israelitas” (varones de Israel).

Hechos 13:17
Pablo se refiere a “este pueblo de Israel” histórico del tiempo del Éxodo.

Hechos 13:23
Pablo menciona el hecho histórico de que el Mesías había venido a los judíos en cumplimiento de “la promesa hecha a Israel”.

Hechos 13:24
Pablo se refiere al hecho histórico de que Juan el Bautista predicaba “arrepentimiento a todo el pueblo de Israel”.

Hechos 21:28
Los “varones israelitas” (varones de Israel) de este versículo son la multitud que atacó a Pablo.

Hechos 28:20
Pablo dice que está encadenado por causa de la “esperanza de Israel”, una referencia a la esperanza Mesiánica y no a la Iglesia.

Romanos 9:4
Pablo enumera los privilegios que Dios dio a los “israelitas” ya nombrados.

Romanos 9:6
Pablo hace un contraste entre los dos Israel: Israel como un todo, y el Israel creyente dentro de Israel como un todo. Ambos Israel constan sólo de judíos. Mientras que algunos teólogos del pacto quieren hacer del Israel creyente la Iglesia, otros teólogos del Pacto están de acuerdo que este versículo hace un contraste entre judíos que creen y judíos que no creen.

Romanos 9:27
Otro contraste entre el Israel incrédulo y el remanente creyente.

Romanos 9:31
Una referencia al Israel incrédulo que “no alcanzó esa ley”.

Romanos 10:19
Pablo dice que Israel recibió el mensaje, pero que no lo aceptó.

Romanos 10:21
Las manos de Dios que aún se extienden al Israel incrédulo.

Romanos 11:1
Pablo se refiere a sí mismo como un “israelita”, nacional y étnicamente.

Romanos 11:2
Pablo hace una referencia histórica al hecho de que “Elías invoca a Dios contra Israel” por causa de la incredulidad de Israel.

Romanos 11:7
Pablo hace nuevamente un contraste entre Israel como un todo, que no obtuvo lo que buscaba, con el remanente, que sí lo obtuvo.

Romanos 11:25
Pablo habla del endurecimiento que ha acontecido a Israel.

Romanos 11:26
La profecía de que todo Israel será salvo. Los teólogos del Pacto están divididos en cuanto al significado de este versículo. Hablando en general, los Amilenaristas del Pacto ven esto como una referencia a la Iglesia, mientras que los Postmilenaristas del Pacto y los Premilenaristas del Pacto lo ven como una referencia al Israel nacional étnico.

1 Corintios 10:18
El “Israel según la carne” es obviamente el Israel nacional étnico.

2 Corintios 3:7
Una referencia histórica a “los hijos de Israel” en los tiempos de Moisés.

2 Corintios 3:13
Igual al anterior.

2 Corintios 11:22
Pablo se refiere tanto a él como a los judíos incrédulos como “israelitas”.

Gálatas 6:16
La referencia de Pablo al “Israel de Dios” es la única referencia que todos los Teólogos del Pacto usan para comprobar que la Iglesia es llamada Israel. Este versículo será analizado en detalle en otro artículo.

Efesios 2:12
La “ciudadanía de Israel” es contrastada con los gentiles y con el “nuevo hombre” que es la Iglesia.

Filipenses 3:5
Pablo se describe a sí mismo como descendiente del “linaje de Israel”, una referencia obvia a su origen nacional étnico.

Hebreos 8:8, 10
Una cita del Nuevo Pacto de Jeremías.

Hebreos 11:22
Una referencia histórica al Israel del Éxodo.

Apocalipsis 7:4
Una referencia a las doce tribus de Israel.

Apocalipsis 21:12
Igual al anterior.


La lista anterior enumera todas las veces que “Israel” es mencionado en el Nuevo Testamento y es obvio, incluso para los Teólogos del Pacto, que la gran mayoría de las veces se refiere al Israel nacional étnico. De hecho, los Teólogos del Pacto usan solamente tres pasajes para tratar probar su ecuación Iglesia-igual-Israel. En dos de estos, Romanos 9:6 y 11:26, no están todos de acuerdo, porque aun algunos Teólogos del Pacto ven estos versículos como hablando del Israel nacional étnico. El único versículo en  el cual todos los Teólogos del Pacto están unánimes es Gálatas 6:16. Éste es el único versículo que podría estar cerca de decir lo que los Teólogos del Pacto quieren que diga. Por lo cual lo analizaremos separadamente.

Este artículo ha sido tomado del libro Israelology — the Missing Link in Systematic Theology  de Arnold Fruchtenbaum. Usado con permiso.

Fuente: Middle Town Bible Church

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