sábado, 16 de abril de 2022

Libro: El Suicidio de los EE.UU. – Capítulo 5 (Parte 3 de 3)

 El Destino de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

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¿Hay Alguna Esperanza para Estados Unidos?

Dios en Su gracia puede decidir darnos un poco más de tiempo para respirar, para que más puedan ser salvos, pero hay un límite para Su paciencia.

Esto es exactamente lo que hizo con la antigua Judá. Siguiendo al peor rey de su historia, el rey Manasés, que gobernó durante 55 años, Dios levantó a un rey justo llamado Josías, que reinó 31 años y dirigió un avivamiento espiritual nacional. Pero, cuando mataron a Josías en el campo de batalla, la nación inmediatamente volvió a sus caminos rebeldes, y Dios la destruyó.

El problema era que el mal se había arraigado demasiado en el tejido de la nación.

Creo que ahí es donde estamos hoy. 

Lo que me lleva a una pregunta crucial: ¿Queda alguna esperanza para nuestra nación? Mi respuesta es: ¿Cómo puede haberla? Le hemos dado la espalda a Dios, y hemos rechazado a Aquel que nos dio todas nuestras bendiciones.

Tenemos que tener claro por qué sucedió eso. No se debió a los ataques de los secularistas, los humanistas, los ateos o los libertarios sexuales.

No, se ha debido al fracaso de la Iglesia en predicar el Evangelio, llamar a la gente al arrepentimiento y defender la justicia. En resumen, la Iglesia ha buscado la aprobación popular y, en el proceso, se ha acostado con el mundo.

La Biblia profetiza en muchos lugares que los tiempos del fin se caracterizarán por una gran apostasía — y estamos hasta el cuello en este momento.

Todo comenzó en la década de 1920, cuando nuestros seminarios fueron cautivados por la Escuela Alemana de la Alta Crítica, que argumentaba que la Biblia no es la palabra revelada de Dios. En cambio, se afirmó que es la búsqueda de Dios por parte del hombre y, por lo tanto, está llena de mitos, leyendas, supersticiones y errores.

Esto produjo el Evangelio Social liberal que pronto llegó a caracterizar a las principales denominaciones, ya que se centraban en la acción social y política, en lugar de la predicación del Evangelio.

La iglesia de hoy se ha fracturado debido a la herejía doctrinal.

Desde entonces, este virus espiritual se ha extendido al sector evangélico del cristianismo estadounidense en la forma del Movimiento de la Iglesia Emergente.

Hace setenta años, en la década de 1950, ser evangélico significaba que la Biblia era su fuente de autoridad para todas las creencias y acciones. Hoy, el término, evangélico, ha perdido su significado, porque hay evangélicos profesantes que creen:

Las Escrituras contienen errores y contradicciones.

  • No hay infierno.
  • Hay muchos caminos hacia Dios.
  • La homosexualidad es un estilo de vida válido.
  • La evolución es la verdadera explicación de la vida.
  • El propósito máximo de la Iglesia no es la salvación de las almas, sino la salvación de nuestro planeta.

No es de extrañar que nuestra nación se esté revolcando en la oscuridad espiritual y la rebelión contra Dios. ¿Cómo puede alguien realmente creer que hay alguna esperanza para nuestra nación en medio de una apostasía espiritual tan grosera?

Así es como lo puse en mi Manifiesto Profético, escrito en 2012:11

Le hemos dado la espalda al mismo Dios que nos hizo grandes y nos colmó de bendiciones. Hemos olvidado que la Palabra de Dios enseña que “a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará” (Lucas 12:47-48).

Hemos fijado obstinadamente nuestro rumbo. Hemos determinado vivir como nos plazca, y no como Dios ha dictado. Hemos trazado un curso de autodestrucción, y Dios nos permitirá hacer lo que queramos.

Esperanza Inmediata para los Creyentes

Pero hay buenas noticias para los creyentes en medio de la creciente oscuridad espiritual y la consiguiente decadencia de nuestra sociedad. No debemos desesperarnos por varias razones:

Primero, lo que estamos experimentando es el cumplimiento de la profecía del tiempo del fin. Los profetas bíblicos, incluido Jesús mismo, profetizaron que, en los tiempos del fin, la sociedad se desintegraría en violencia e inmoralidad, que se volvería tan malvada como en los días de Noé y que la gente se ocuparía de sus asuntos como si todo fuera normal.

Allí es exactamente dónde estamos hoy. Por lo tanto, somos testigos de las mismas señales que anuncian el pronto regreso de Jesús.

Es por eso que el gran pastor Adrián Rogers dijo una vez: “El mundo se está volviendo gloriosamente oscuro”. O, como le gusta decir a Jan Markell: “El mundo no se está cayendo a pedazos; más bien, las piezas están cayendo en su lugar”.

La segunda razón por la que no debemos desesperarnos es porque hay esperanza individual. Para aquellos de nosotros que somos creyentes, Dios ha prometido muchas veces en Su Palabra que Él nunca nos abandonará. Considere:

Isaías 41:10

No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Salmos 55:22

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo.

1 Pedro 5:6-7

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros

Una tercera razón por la que no debemos desesperarnos es por lo que Dios está haciendo en el Cielo en este momento. La Biblia dice en el Salmo 2 que, mientras todos los líderes políticos del mundo conspiran contra Él, Su Palabra y Su Hijo, nuestro Creador se sienta en Su trono y se ríe. Él no se ríe porque no le importa. ¡Oh, no! Se ríe porque tiene la sabiduría y el poder para orquestar toda la maldad de la humanidad y de Satanás para el triunfo de Su voluntad en la historia.

Hay una cuarta razón para la esperanza. Tenemos la increíble esperanza del Rapto:

Apocalipsis 3:10:

Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.

En cualquier momento, sonará una trompeta, un ángel gritará y Jesús aparecerá en el cielo por los santos de la Era de la Iglesia, tanto los vivos como los muertos. Seremos arrebatados de esta tierra en lo que se llama el Rapto, y en nuestro camino para encontrarnos con Jesús en el cielo, seremos transformados de seres mortales en seres inmortales (1 Tesalonicenses 4:13–18). Luego regresaremos con Él al Cielo.

Esperanza Futura para los Creyentes

Increíblemente, sólo he tocado el borde del manto cuando se trata de la esperanza futura de aquellos que han entregado su corazón a Jesús. Lo que he mencionado hasta ahora es nuestra esperanza inmediata. Procedamos a echar un vistazo a la esperanza que se encuentra más allá del Rapto.

Después de que regresemos con Jesús al Cielo, Él nos juzgará por nuestras obras, no para determinar nuestra salvación, sino para determinar nuestros grados de recompensa (2 Corintios 5:10). Este juicio se basará en cómo usamos nuestros dones espirituales para hacer avanzar el reino del Señor aquí en la tierra. Mientras estas recompensas se entregan en el Cielo, el Anticristo estará arrasando la tierra, matando a más de la mitad de los no salvos que fueron dejados atrás (Apocalipsis 13:1–8).

Cuando se hayan distribuido todas las recompensas celestiales, los salvos se sentarán con Jesús para celebrar la mayor fiesta en la historia del cosmos — lo que la Biblia llama la Fiesta de las Bodas del Cordero (Apocalipsis 19:6–9). Celebrará la unión del Esposo (Jesús) con Su Esposa (la Iglesia).

Cuando termine la fiesta, Jesús se levantará y dirá: “¡Vamos!”. Entonces irrumpirá de los cielos para regresar a la tierra y establecer Su reinado de mil años de paz, rectitud y justicia. Todos los santos y ángeles de la Era de la Iglesia lo acompañarán (Apocalipsis 19:14 y Colosenses 3:4).

Sí, estaremos allí — cientos de millones de santos y ángeles glorificados. Llenaremos el Valle del Cedrón y flotaremos en el cielo, mientras presenciamos el regreso de Jesús al Monte de los Olivos (Zacarías 14:1–5). Veremos cómo destruye sobrenaturalmente al Anticristo y sus ejércitos (Zacarías 14:12), y nos regocijaremos al ver que el remanente judío recibe a Jesús como su Mesías, clamando: “Bendito el que viene en el nombre del Señor ” (Mateo 23:39).

Cantaremos “¡Hosanna!” mientras cabalga hacia el Valle del Cedrón y sube a la Puerta Oriental, y gritaremos de alegría cuando esa puerta se abra para dar la bienvenida al Rey de reyes y Señor de señores (Salmo 24:7–10).

Entonces será coronado para reinar sobre toda la tierra. Celebraremos el comienzo de Su reinado milenario con otra gran fiesta que incluirá a los santos del Antiguo Testamento y los santos de la Tribulación (Isaías 25:6–7 y Lucas 13:28–30). El Señor juzgará a todos los que queden con vida al final de la Tribulación (Mateo 25:31–46 y Ezequiel 20:33–38). Los incrédulos serán consignados al Hades. A los creyentes se les permitirá entrar en el reino milenario en sus cuerpos físicos. Comenzarán a repoblar la tierra.

En ese momento, a aquellos de nosotros que hemos sido glorificados se nos darán nuestras asignaciones gubernamentales, y seremos esparcidos por toda la tierra para reinar bajo la autoridad superior de Jesús (Daniel 7:13–14, 18, 27). Algunos de nosotros seremos alcaldes, mientras que otros se desempeñarán como gobernadores y presidentes. Cada junta escolar y consejo municipal estará compuesto por santos glorificados. Todo juez será también una persona glorificada con la mente de Cristo. Lo único que no existirá serán cuerpos legislativos de ningún tipo. Eso es porque la ley será dada por Jesús (Isaías 2:2–4). Será perfecto, y será responsabilidad de los santos glorificados hacer cumplir la ley.

Después de mil años de ser bendecidos para vivir en cuerpos glorificados en perfecta paz y armonía (Apocalipsis 20:2–7), seremos trasladados a la Nueva Jerusalén que Jesús ha preparado para nosotros. Desde ese punto de vista, experimentaremos el mayor espectáculo de fuegos artificiales de la historia mientras Dios quema esta tierra (2 Pedro 3:10). De ese infierno de fuego saldrán nuevos cielos y una nueva tierra, refrescados, embellecidos y perfeccionados (Apocalipsis 21:1–7).

Seremos descendidos a esa Tierra Nueva dentro de la Nueva Jerusalén, para vivir para siempre en nuestros Cuerpos Nuevos en la presencia de Dios Padre, nuestro Creador, y de Jesús, nuestro Salvador.

Esperanza para los Incrédulos

También hay esperanza para los incrédulos. Como le gusta señalar a Robert Jeffress:12

Cuando la oscuridad se profundice, la luz de Jesús brillará más intensamente, como un diamante sobre una tela negra, y más y más personas serán atraídas a Jesús y serán salvas.

Mientras tanto, a medida que la oscuridad se profundiza, aquellos de nosotros que somos creyentes debemos servir como sal y luz, defendiendo a Dios y Su Palabra y negándonos a ceder ante las demandas de una sociedad pagana, sin importar el costo (Mateo 5:10–16).

Debemos ser faros de esperanza, señalando a las personas al Dios de la esperanza, mientras las instamos a poner su esperanza en su única esperanza: Jesús, el Hijo de Dios y el Rey de reyes y Señor de señores, que pronto regresará.

El mensaje del Espíritu para los incrédulos es: “Jesús viene pronto. Él regresa para derramar la ira de Dios sobre aquellos que han rechazado la gracia, la misericordia y el amor de Dios. Acérquense ahora y recíbanlo con fe como su Señor y Salvador, antes de que sea demasiado tarde”.

¿Gracia o Ira?

Como señalé antes, la mayoría de las personas, incluidos los incrédulos, parecen estar al tanto del versículo más citado en la Biblia — a saber, Juan 3:16. Dice así: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Pero la mayoría parece desconocer una declaración de Juan el Bautista que aparece 20 versículos más adelante en Juan 3:36. Dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” Lea ese versículo cuidadosamente. Dice que cada persona en este planeta vive bajo la gracia de Dios o bajo la ira de Dios.

¿Dónde está? ¿Está bajo la gracia o la ira? Es algo maravilloso vivir bajo la gracia de Dios, y saber con certeza que va a pasar la eternidad en comunión personal con Él. Es horrible existir bajo la ira de Dios, sabiendo que Jesús podría regresar en cualquier momento y que estaría destinado a una eternidad en el lago de fuego.

Una Ilustración del Significado de la Cruz

Hace muchos años, durante nuestro devocional matutino, mi esposa y yo leímos una historia sobre el significado de la cruz, que me impactó tan profundamente que le prometí al Señor que la compartiría con tantas personas como pudiera por el resto de mi vida. 

Era una historia sobre la Fiebre del Oro, que ocurrió en esta nación comenzando en 1849, después de que se descubrió oro en California. Más de 300,000 personas emigraron a California en los diez años siguientes. Vinieron de todas partes del mundo. Aproximadamente la mitad vino por agua. El resto llegó en caravanas.

Caravana en el Oregon Trail.

Las personas en estas caravanas eran en su mayoría habitantes de la ciudad que no sabían nada sobre cómo sobrevivir en la naturaleza. Eran totalmente dependientes de sus guías caravaneros.

Sabemos por los diarios que los guías caravaneros llevaban que había muchas cosas que temían — como los ataques de los indios, los pozos de agua secos o el agua contaminada, y extrañas epidemias que parecían surgir de la nada. También temían granizadas, tornados y ventiscas.

Una de las cosas más temibles que a veces encontraban eran los incendios de las praderas. Aparecían de repente en el horizonte y, por lo general, viajaban a una velocidad muy alta. Pero a pesar de lo peligrosos y aterradores que eran estos incendios, no hay registro de que un tren de vagones haya sido destruido por un incendio en la pradera, porque había una forma muy definida de protegerse contra el fuego.

El guía de caravana prendería fuego a la hierba cerca de la caravana y dejaría que se quemara. Luego reuniría rápidamente todos los vagones en un círculo cerrado en el área quemada y quitaría sus capotas de tela.

Luego, simplemente esperarían a que llegara el fuego, que ardería a su alrededor y seguiría adelante.

¿Cómo se relaciona esto con la cruz de Jesús? Cuando Jesús estaba colgado en la Cruz, todos los pecados que usted y yo hemos cometido y cometeremos, fueron puestos sobre Él. Y el fuego de la ira de Dios — la ira que usted y yo merecemos — se derramó sobre Él.

Por lo tanto, cuando acepta a Jesús como su Señor y Salvador, entra en el área donde la ira de Dios ya ha caído y se vuelve inmune a esa ira.

Hay una canción cristiana contemporánea que expresa poderosamente esta verdad. Dice: 13

Él pagó una deuda que no debía;
Yo tenía una deuda que no podía pagar;
Necesitaba a alguien que lavara mis pecados.
Y, ahora, canto un nuevo cántico,
“Sublime Gracia”.
Cristo Jesús pagó una deuda que yo jamás podría pagar.

Conclusión

Mi conclusión general es que nuestra nación está condenada. Como he enfatizado una y otra vez, nos hemos olvidado de Dios. Peor aún, le hemos declarado la guerra a Dios. Por lo tanto, estoy convencido de que hemos llegado a esa etapa terrible en la que “nuestra herida se ha vuelto incurable”.

Pero los individuos no están condenados. Hay esperanza tanto para los creyentes como para los no creyentes, como he explicado anteriormente.

Los incrédulos deben tomarse en serio su relación con Jesús — ¡AHORA MISMO! Estamos viviendo en un tiempo prestado.

Los creyentes deben prepararse para la creciente hostilidad y persecución. Si defendemos la justicia, como Jesús espera que hagamos, nuestra nación cada vez más pagana nos odiará con pasión. Para sostenernos, debemos hacer un compromiso serio con la oración diaria y la lectura de las Escrituras. Considere estas palabras del Salmo 34:

15) Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos.

16) La ira de Jehová contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos.

17) Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias.

18) Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.

19) Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.

20) Él guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.

22) Jehová redime el alma de sus siervos, y no serán condenados cuantos en él confían.

Por lo tanto, mantengamos nuestros ojos fijos en Jesús, porque Él es “el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2).

En resumen, mientras esperamos el regreso del Señor, en medio de una sociedad y un mundo moralmente colapsados, debemos:

  • Defender la justicia.
  • Orar por valor.
  • Comprometernos a la santidad.
  • Compartir el Evangelio.

Poner nuestra confianza en Jesús y sólo en Él.

Y no se olvide de exclamar todos los días: “¡Maranata, Maranata! ¡Ven pronto, Señor Jesús!” (1 Corintios 16:22).

¡Maranata! El Señor viene.

Lea la parte 1 aquí

Lea la parte 2 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

jueves, 14 de abril de 2022

Libro: El Suicidio de los EE.UU. – Capítulo 5 (Parte 2 de 3)

 El Destino de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

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El Dios Soberano

Otro aspecto de la naturaleza de Dios que debe enfatizarse es Su soberanía. Él está en Su trono. Él tiene el control. El Salmo 2 dice que Él se ríe de todas los complots y maquinaciones de los líderes políticos del mundo. No se ríe porque no le importa. Su risa es provocada por el hecho de que Él tiene la sabiduría y el poder para orquestar toda la maldad de Satanás y la humanidad para el triunfo de Su Hijo.

A la gente le gusta atribuir todas las cosas malas a Satanás. Pero lo interesante es que la Biblia nunca hace eso, porque los escritores creían en la soberanía de Dios. Por lo tanto, entendieron que, incluso cuando suceden cosas malas, Dios las permite, ya sea para disciplinarnos, para refinarnos en justicia o para propósitos que sólo Él conoce.

Satanás no es libre de hacer lo que le plazca. El libro de Job deja esto claro. Satanás no podía tocar a Job ni a su casa ni a sus posesiones sin el permiso de Dios. Incluso cuando se le concedió ese permiso, se le dijo a Satanás que no podía quitarle la vida a Job. Del mismo modo, durante la Gran Tribulación, cuando Satanás y el Anticristo estarán arrasando todo el mundo, lo harán bajo la soberanía de Dios. Serán usados por Dios como instrumentos de Su ira, tal como Dios usó a los babilonios para derramar Su ira sobre Judá (Habacuc 1:5-11).

Tipos de Ira

La Biblia revela varios aspectos diferentes de la ira de Dios:

  • Ira Consecuencial — Esto es lo que podría llamarse “sembrar y cosechar ira”. Es la ira que traemos sobre nosotros mismos cuando cosechamos lo que sembramos mediante una vida pecaminosa. Por lo tanto, un fumador podría padecer cáncer de pulmón, y un borracho podría perder su trabajo y su familia.
  • Ira Cataclísmica — Como se evidencia en los desastres, ya sean naturales o provocados por el hombre, como los ataques del 11 de septiembre. Dios permite éstos como una forma de llamar a la gente y a las naciones al arrepentimiento. Por lo general, se les conoce como “juicios correctivos”.
  • Ira de Abandono — La ira exhibida por Dios cuando le da la espalda a una persona o a una sociedad, permitiendo la autodestrucción.
  • Ira Escatológica — La ira que Dios desató sobre todo el mundo con el Diluvio de Noe; y la ira que ha prometido derramar sobre el mundo durante la Gran Tribulación que está por venir.
  • Ira Eterna — El castigo máximo que Dios infligirá sobre aquellos que sean consignados al lago de fuego.

Ira de Abandono

La ira de abandono de Dios es lo que Estados Unidos y otras naciones están experimentando hoy. Una vez más, este tipo de ira puede caer tanto sobre un individuo como sobre una sociedad.

Un ejemplo bíblico de esto en la vida de un individuo puede encontrarse en la historia de Sansón. Aunque Dios lo ungió poderosamente para proteger a Israel de los filisteos, persistió en el pecado sexual hasta el punto de que las Escrituras dicen que “el Señor se apartó de él” (Jueces 16:20). Como resultado, fue capturado por los filisteos y terminó suicidándose.

La aplicación de Dios de la ira de abandono a las naciones se describe en detalle en Romanos 1:18-32. Ya he presentado las etapas de esta ira (página __). Esencialmente, consiste en que Dios baja el cerco de protección que ha colocado alrededor de una nación, permitiendo que la gente se destruya a sí misma, a través de su estilo de vida pagano, mientras se revuelcan en la inmoralidad. Así fue como el Imperio Romano llegó a su fin.

Ira Escatológica

La ira escatológica de Dios se manifestó en el Diluvio de Noé. Este mundo la encontrará una vez más durante la Gran Tribulación de siete años, que culminará con el regreso de Jesús (Judas 1:14-15). El pasaje de Apocalipsis que describe el regreso de Jesús dice que Él regresará en justicia para “juzgar y pelear” (Apocalipsis 19:11).

La primera vez que Jesús vino, vino con amorosa compasión y con los ojos llenos de lágrimas. Pero cuando regrese, vendrá en venganza (Apocalipsis 6:12-17), con ojos como llama de fuego (Apocalipsis 19:12). Vendrá a destruir a los enemigos de Dios (Apocalipsis 19:11).

Los presidentes y reyes, y primeros ministros del mundo se arrodillarán y clamarán que las rocas y las montañas caigan sobre ellos, tan grande será el terror del Señor (Apocalipsis 6:15-17). Los injustos tropezarán como ciegos, y su sangre será derramada como polvo (Sofonías 1:17).

El Propósito de la Ira

¿Convierto esto a Dios en un “monstruo”? ¡No! Al contrario, prueba Su bondad, porque ¿cómo podría un Dios bueno ignorar el mal del pecado y permitir que quede impune? Su ira contra el mal demostrará Su justicia.

El profeta Nahum lo resumió mejor. Escribiendo sobre el amor de Dios, dijo: “Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él se refugian” (Nahum 1:7). Pero, unos versículos antes, Nahum también había hablado de la santidad y la ira de Dios. Se refirió al Señor como un “Dios celoso y vengador” que “reserva la ira para sus enemigos”. Luego declara que Él de ninguna manera “tendrá por inocente al culpable (Nahum 1:2-3).

La ira de Dios nunca está motivada principalmente por un deseo de castigar. Más bien, está diseñada para llevar a las personas al arrepentimiento para que puedan ser salvas. Isaías hizo este punto cuando escribió: “. . . cuando hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia” (Isaías 26:9). Incluso en Su ira, Dios se acuerda de la misericordia.

Dios demuestra Su misericordia en la ira al nunca derramar Su ira sin previo aviso. Él advirtió al mundo de Noé a través de la predicación de Noé durante 120 años. Trató de advertir a Sodoma y Gomorra a través de Abraham. Envió tanto a Jonás como a Nahum para advertir a la ciudad pagana de Nínive. Y, como he mostrado, envió profeta tras profeta para llamar a la nación de Judá al arrepentimiento (2 Crónicas 36:15-16).

La misericordia de Dios en la ira también se manifiesta en el hecho de que Él siempre conduce a Su derramamiento final de ira a través de una serie de juicios correctivos progresivos.

Esta característica de la ira de Dios se demuestra en las profecías acerca de la Tribulación. En lugar de simplemente derramar Su ira sobre las naciones rebeldes del mundo, destruyéndolas en un instante de catástrofe abrumadora, Él someterá al mundo a una serie de juicios que aumentarán secuencialmente en alcance e intensidad (Apocalipsis 6, 8-9, 16). 

Aunque la mayoría de las personas se negarán a arrepentirse en respuesta a estos juicios (Apocalipsis 9:20-21), hay “una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” que se arrepentirá y responderá a Jesús en fe (Apocalipsis 7:9).

Estas respuestas radicalmente diferentes a la ira de Dios ilustran el punto que Billy Graham solía señalar: “El mismo sol que derrite la mantequilla, también endurece el barro”. La ira de Dios derrite algunos corazones en arrepentimiento, pero tiene el efecto de endurecer los corazones de muchos otros.

Estados Unidos de América Hoy

EUA hoy se ha convertido en una tierra de corazones endurecidos. Como dijo Jeremías de Judá, ya ni sabemos tener vergüenza (Jeremías 6:15).

  • Hemos abandonado nuestra preciosa herencia cristiana.
  • Tenemos desprecio por nuestra gran y única Constitución.
  • Nuestras iglesias han cambiado la fidelidad a la Palabra de Dios por la aprobación del mundo.
  • Nuestras escuelas públicas han sido tomadas por “progresistas” de izquierda.
  • Nuestras universidades se han convertido en ciudadelas del antiamericanismo y el marxismo.
  • Nuestros ciudadanos están intercambiando sus libertades por dádivas del gobierno.
  • Los extranjeros ilegales están invadiendo nuestro país.
  • Nuestra nación se ha convertido en un adicto a la deuda, que está gastando sin pensar en su camino hacia el colapso económico.
  • Nuestro ejército se ha convertido en un laboratorio experimental para la ingeniería social descabellada.
  • Los cristianos están siendo condenados de ser tan malvados como los talibanes o ISIS.
  • Nuestros líderes políticos exhiben diariamente mentes depravadas.

Como dije antes, cada vez que pienso que las cosas en nuestra nación no podrían empeorar, empeoran. Sólo considere estos acontecimientos recientes:

En febrero de 2021, el congresista Jerry Nadler, de Nueva York, sorprendió a la nación con un comentario que hizo en el pleno del Congreso. El sorprendente comentario se hizo en respuesta a Greg Steube, un republicano de Florida, quien se pronunció en contra de una ley propuesta por los demócratas que reconocía múltiples géneros. Steube dijo: “Cuando los hombres o las mujeres afirman poder elegir su propia identidad sexual, están afirmando que Dios no sabía lo que estaba haciendo cuando los creó”. Nadler, demócrata de Nueva York, y presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, respondió de inmediato declarando: “Lo que cualquier tradición religiosa describe como la voluntad de Dios, no es asunto de este Congreso”.1

Jerry Nadler

En junio de 2021, la presidenta del Partido Republicano, Ronna McDaniel, emitió la siguiente declaración en reconocimiento del Mes del Orgullo Gay: “El Partido Republicano se enorgullece de haber duplicado nuestro apoyo LGBTQ en los últimos cuatro años, y continuaremos aumentando nuestra gran carpa, apoyando medidas que promuevan la equidad y la protección del equilibrio para los estadounidenses LGBTQ. . .”.2

En julio de 2021, un grupo de radicales, llamado “Indecline”, desfiguró la estatua del Cristo de los Ozarks, ubicada cerca de Eureka Springs, Arkansas. Al amparo de la oscuridad, colgaron una enorme pancarta entre los brazos extendidos de la estatua de Jesús de cuatro pisos que decía: “Dios bendiga los abortos”.3

En septiembre de 2021, la Universidad de Harvard anunció con orgullo que había seleccionado a un ateo llamado Greg Epstein para ser su nuevo capellán principal del campus. Respondió al nombramiento diciendo: “Gracias, aliados humanistas en la política estadounidense, mi verdadera religión”.4

En octubre de 2021, la ciudad de San Francisco comenzó a pagar a las personas que corren “alto riesgo de dispararle a alguien”, un total de $500 por mes para que no aprieten el gatillo.5

Una Nación Fuera de Control

Victor Davis Hanson, miembro principal del Instituto Hoover, ha resumido estos acontecimientos como “el descenso estadounidense a la locura”. Y todo indica que sólo va a empeorar.6

Uno de los peores aspectos de nuestra irracionalidad e inmoralidad nacional hoy en día es el gasto imprudente y fuera de control de la nación. Nuestra nación está cavando su propia tumba con su interminable creación de nuevos privilegios, que harán que más personas dependan del gobierno y requerirán aumentos monumentales de impuestos, lo que resultará en la creación de un sistema socialista. Además, nuestra impresión de dinero constante está allanando el camino hacia el mayor período inflacionario en la historia de nuestra nación.

Permítanme ilustrar cuán irresponsables somos al crear la monumental deuda económica de nuestra nación. Es equivalente a que compre una mansión de $100 millones de dólares, y que luego firme una hipoteca de 100 años, que obligue a mis hijos, nietos y bisnietos a seguir haciendo los pagos mensuales después de mi muerte.

La persecución masiva de cristianos también está en el horizonte, tal como lo profetizó David Wilkerson en su libro de 1974, La Visión.7 Los ministros se verán obligados a realizar matrimonios entre personas del mismo sexo. A las iglesias se les negarán las exenciones de impuestos. Predicar en contra de las políticas aprobadas por el gobierno, como el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el acceso de personas transgénero a los baños de su elección, será etiquetado como crímenes de odio.

El Problema Fundamental de los EUA

El principal problema en Estados Unidos hoy no es el Racismo Sistémico. Somos una nación que ha hecho grandes avances hacia la igualdad racial.

El problema fundamental de nuestra nación es la Impiedad Sistémica, que ha sido producida por nuestra aceptación de la filosofía del humanismo, que pone toda esperanza en el hombre, en lugar de en Dios.

La Gran Necesidad de los EUA

Necesitamos arrepentirnos, tal como lo hizo el presidente Lincoln en 1863, en medio de nuestra Guerra Civil. En marzo de ese año, emitió una proclama llamando a nuestra nación al arrepentimiento. Lo calificó como un “Día de Humillación Nacional, Ayuno y Oración”.8 Dijo que estaba motivado por el hecho de que, a través de “la confesión de los pecados y transgresiones de la nación con humilde tristeza”, el Señor mostraría a la nación “misericordia y perdón”. Lincoln recordó a la gente que las “Sagradas Escrituras” prometen que “sólo aquellas naciones cuyo Dios es el Señor son bendecidas”.

Luego procedió a hacer una de las declaraciones espirituales más perspicaces jamás expresadas en palabras por un presidente. Léala despacio y con atención (cursivas añadidas):9

Y considerando que es deber de las naciones, así como de los hombres, reconocer su dependencia del poder supremo de Dios, confesar sus pecados y transgresiones, con humilde tristeza, pero con la esperanza segura de que el arrepentimiento genuino conducirá a la misericordia y al perdón; y reconocer la sublime verdad, anunciada en las Sagradas Escrituras y probada por toda la historia, de que sólo aquellas naciones cuyo Dios es el Señor son bendecidas.

Y, en la medida en que sabemos que, por Su ley divina, las naciones como individuos están sujetas a castigos y escarmientos en este mundo, ¿no podemos temer justamente que la terrible calamidad de la guerra civil, que ahora desola la tierra, no sea más que un castigo, infligido sobre nosotros, por nuestros pecados insolentes, para el fin necesario de nuestra reforma nacional como un Pueblo entero?

Hemos sido los destinatarios de las bondades más selectas del Cielo. Hemos sido preservados, estos muchos años, en paz y prosperidad. Hemos crecido en número, riqueza y poder como ninguna otra nación lo ha hecho jamás.

Pero nos hemos olvidado de Dios. Hemos olvidado la mano misericordiosa que nos preservó en la paz, y nos multiplicó, enriqueció y fortaleció; y hemos imaginado en vano, en el engaño de nuestros corazones, que todas estas bendiciones fueron producidas por alguna sabiduría y virtud superiores propias.

Embriagados por el éxito ininterrumpido, nos hemos vuelto demasiado autosuficientes para sentir la necesidad de redimir y preservar la gracia, demasiado orgullosos para orar al Dios que nos hizo.

Nos corresponde entonces, humillarnos ante el Poder ofendido, confesar nuestros pecados nacionales, y orar por clemencia y perdón.

Lincoln finalizó la proclamación llamando a todos los estadounidenses a reservar el día del jueves 30 de abril de 1863 como “un día de humillación, ayuno y oración”. Los instó a “abstenerse ese día de sus actividades seculares y unirse en sus diversos lugares de culto público. . .”.

¿Se imagina a un presidente estadounidense emitiendo tal proclamación hoy? Los miembros del Congreso indudablemente presentarían mociones para su juicio político, basadas en su violación de “la separación de la iglesia y el estado”.

Nuestra nación se ha secularizado y paganizado tan rápidamente desde la década de 1950, que la mayoría de los estadounidenses de hoy ni siquiera pueden concebir que un presidente llame a la nación a la oración. Sin embargo, muchos lo hicieron en el pasado, y algunos incluso ofrecieron oraciones públicas ellos mismos.

Una vez más, nuestra mayor necesidad nacional es el arrepentimiento, pero nuestra nación se ha movido tan lejos y tan rápido hacia el abandono de su herencia cristiana, que la sola idea del arrepentimiento nacional está más allá de los límites. El consenso judeocristiano que hizo grande a nuestra nación se ha ido, y nuestros días están contados.

Un Video Perspicaz

Hace unos años, la gravedad de nuestra situación se expresó poderosamente en un breve video producido por un profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, llamado Clayton Christensen, quien falleció en enero de 2020.10

Dr. Clayton Christensen

En el video, habló sobre una conversación que tuvo con uno de sus estudiantes — un economista marxista de China. Dijo que el estudiante le dijo que lo más sorprendente que había descubierto en nuestra nación era “cuán fundamental es la religión para el funcionamiento de la democracia”.

El estudiante continuó observando que la razón por la que la democracia funciona no se debe a la supervisión del gobierno, sino a que “la mayoría de las veces, la mayoría de las personas optan voluntariamente por obedecer la ley”. Luego dijo que pensaba que esta obediencia estaba motivada por el entrenamiento religioso que llevaba a las personas a creer que “no sólo eran responsables ante la sociedad, sino ante Dios”.

El Dr. Christensen concluyó el video diciendo que esta observación del estudiante chino lo llevó a preguntarse qué sucederá cuando nuestros jóvenes ya no tengan instituciones que les enseñen que deben optar voluntariamente por obedecer la ley. En ese momento, terminó el video con estas escalofriantes palabras: “Si quitas la religión, no puedes contratar suficientes policías”.

Ahí es donde estamos en Estados Unidos hoy. Es la razón por la que nuestras calles están llenas de alborotadores, saqueadores y anarquistas. Como demostré en el capítulo uno, nuestra Constitución se basaba en la suposición de una población basada en los principios judeocristianos. Sin esa base, el sistema de gobierno creado por nuestra Constitución no puede continuar existiendo. O se derrumbará, o será derrocado.

A través de nuestro rechazo a Dios y Su Palabra, hemos diseñado un colapso de la ley y el orden. Estamos como perros y gatos, porque ha dejado de haber un consenso unificador que nos mantenga unidos.

Lea la parte 1 aquí

Lea la parte 3 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

miércoles, 13 de abril de 2022

Libro: El Suicidio de los EE.UU. – Capítulo 5 (Parte 1 de 3)

 El Destino de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

Haga clic sobre la imagen para ir al Índice

Fui a la Unión Soviética en 1991, poco después del colapso del gobierno comunista. Lo que encontré me sorprendió. Todas las tiendas en Moscú estaban vacías. No había comida ni ropa.

De la noche a la mañana, la nación con el mayor número de armas nucleares del mundo había sido reducida a un estatus de Tercer Mundo. Decenas de miles de rusos estaban en las calles con mesas plegables repletas de artículos para intercambiar, porque la nación se había reducido a una economía de trueque. Entonces, la gente estaba intercambiando ropa por comida y comida por ropa.

Mientras contemplaba esta increíble escena, el Señor habló a mi corazón y dijo: “Regresa a Estados Unidos y dile a la gente lo que has visto. Diles cómo destruí la nación rusa de la noche a la mañana, y adviérteles que el mismo destino le espera a Estados Unidos, pero aún peor, debido a las bendiciones que le he dado a tu nación. Diles que ‘a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará’” (Lucas 12:48).

Cuando regresé, comencé a predicar ese mensaje, y la gente me hizo saber en términos inequívocos que no querían escuchar lo que etiquetaron como “un mensaje negativo”.

Eso fue hace 30 años, y aunque la rebelión de Estados Unidos contra Dios se ha magnificado enormemente desde entonces, he descubierto que los cristianos estadounidenses todavía se resisten a cualquier mensaje sobre la inminente ruina de nuestra nación.

Éste fue el caso en los tiempos bíblicos, y sigue siendo la situación hoy. Las personas — incluso los creyentes — no han cambiado. Prefieren lo que yo llamo “profetas de almohada”, que hablan mensajes tranquilizadores que les hacen cosquillas en los oídos en lugar de aquellos que los confrontan con sus pecados, llaman al arrepentimiento y advierten de la ira de Dios si no hay arrepentimiento.

Ignorando las Advertencias Proféticas

En este sentido, me he convencido de que la mayoría de los cristianos profesantes creen que Dios está sentado en Su trono envuelto en una bandera estadounidense, y que Él nunca permitiría que nuestra nación fuera destruida. Ésa es una visión falsa y una conclusión totalmente injustificada.

Una vez más, si Dios permitió que Judá fuera destruida por su iniquidad, ¿por qué dudaría en permitir nuestra destrucción debido a nuestra rebelión contra Él y Su Palabra? No hay duda de que Él ha amado a nuestra nación desde su fundación. Él nos ha colmado de bendiciones incomparables. Pero también amaba a la nación de Judá, donde Su Pueblo Escogido vivía en Su sagrada ciudad de Jerusalén, y donde Su Gloria Shejiná residía en el Templo judío.

Hay otra razón por la que a los cristianos estadounidenses les resulta tan difícil creer que la inminente ira de Dios se cierne sobre nuestra nación. Tiene que ver con el hecho de que saben poco o nada acerca de la ira de Dios. Esto se debe a que es un tema que se ignora en los púlpitos de Estados Unidos.

El Tema de Sermón Innombrable

A mediados de la década de 1990, un popular presentador de un programa de radio en una estación secular de Oklahoma City me entrevistó en vivo por teléfono. Había visto un artículo que yo había escrito sobre la responsabilidad financiera de los ministerios cristianos, y le había gustado.

Comenzó la entrevista dándome gentilmente la oportunidad de hablar sin parar durante unos diez minutos sobre la forma en que Dios había transformado mi vida y me había llamado al ministerio. Todo iba bien, hasta que el anfitrión me pidió que resumiera el mensaje fundamental de mi ministerio.

Respondí diciendo que Dios me había llamado a proclamar “el pronto regreso de Jesús”. Luego expliqué que este evento inminente era como un arma de dos filos, con un mensaje tanto para creyentes como para incrédulos. Señalé que el mensaje para los creyentes es comprometerse con la santidad y el evangelismo. Luego agregué: “El mensaje para los incrédulos es huir de la ira que está por venir, huyendo a los amorosos brazos de Jesús ahora”.

Antes de que pudiera continuar con mi explicación, el presentador del programa me interrumpió. “¿Qué quiere decir cuando se refieres a ‘ira’?”, preguntó.

“Quiero decir que Jesús va a regresar muy pronto para derramar la ira de Dios sobre aquellos que han rechazado el amor, la gracia y la misericordia de Dios”.

“¡Su Dios es un monstruo!”, espetó. Luego agregó: “Resulta que soy cristiano. Voy a la iglesia todos los domingos, y nunca he oído nada acerca de Dios ‘derramando ira’. ¡Mi Dios es Jesús, y Él no lastimaría a una mosca!”.

Ése fue el final de la entrevista. Me colgó. No se me dio la oportunidad de responder a su tergiversación de nuestro Creador.

Un Pastor Enfurecido

Diez años más tarde, en 2005, me invitaron a hablar a una gran iglesia en el área de Dallas, donde había hablado varias veces anteriormente. La fecha de mi presentación cayó en domingo, unas tres semanas después de que el huracán Katrina devastara Nueva Orleáns.

Decidí que hablaría sobre el huracán, con la intención de señalar que creía que era un juicio correctivo de Dios sobre esta nación por dos razones. La primera razón que mencioné fue la intimidación de nuestra nación para que Israel entregara la Franja de Gaza a sus enemigos. Observé que el huracán había comenzado a formarse muy repentinamente cerca de las Bahamas, en el último día de la retirada israelí.

La segunda razón que di fue la inmoralidad de nuestra nación y, particularmente, de la ciudad de Nueva Orleáns, una ciudad que se llama a sí misma, “La Ciudad del Pecado de EUA”. El huracán azotó la ciudad justo cuando se estaba preparando para llevar a cabo su festival anual llamado “Mardi Gras Gay". El tema de 2005 de este evento de perversión sexual fue “Jazz y Jezabeles”. En 2004, el evento había atraído a 125,000 juerguistas, que orgullosamente hicieron alarde de su perversión públicamente en un estridente desfile. El evento fue patrocinado por un grupo llamado “Decadencia Sureña”.

El sermón fue contundente y aleccionador.

A la semana siguiente, todo el infierno se desató. Verá, el pastor estaba fuera de la ciudad cuando pronuncié el mensaje. Cuando regresó a casa, y vio un video del mensaje, ¡se puso furioso! Incluso revisó mi agenda de conferencias en nuestro sitio web, y llamó a la siguiente iglesia donde iba a hablar, y les advirtió sobre permitirme presentar mi sermón.

¿Por qué estaba tan enojado? Por dos cosas. Primero, sintió que estaba mal para mí atribuir un desastre a Dios, cuando debería haber sido asignado a Satanás. En segundo lugar, se opuso a mi caracterización del huracán como una manifestación de la ira de Dios. Insistió en que el “Dios de Ira” era el Dios del Antiguo Testamento; mientras que el Dios del Nuevo Testamento es un “Dios de Gracia”. La idea de que Dios derramara Su ira era completamente ajena a él.

Éstos son sólo dos ejemplos de muchas experiencias que he tenido, donde los cristianos han reaccionado con repugnancia contra cualquier mención de la ira de Dios.

El Gran Engaño de Satanás

El hecho del asunto es que Satanás le ha dado al mundo gato por liebre concernientes a la naturaleza de Dios. La mayoría de las personas, tanto cristianas como no cristianas, tienden a ver a Dios como una especie de oso de peluche cósmico.

Lo ven grande, cálido y suave, lleno de infinito amor y perdón. No podría lastimar a una mosca, y ciertamente no sería tan cruel como para condenar o dañar a cualquier ser creado a Su propia imagen. En el Día del Juicio, Dios simplemente les dará a todos un gran abrazo y guiño de ojos a sus pecados.

El único problema con esta imagen maravillosamente reconfortante es que es una mentira directamente del abismo del infierno.

Sí, la Biblia enseña que Dios es amoroso, paciente, cariñoso y perdonador (Salmo 86:15 y Juan 3:16). Como dijo el apóstol Juan, “Dios es amor” (1 Juan 4:8).

Dos de mis pasajes favoritos en la Biblia enfatizan la naturaleza amorosa personal de Dios. Uno fue escrito por el apóstol Pedro. En 1 Pedro 5:6-7 dice que debemos echar todas nuestras ansiedades sobre Dios “porque Él tiene cuidado de vosotros”. Ése es un pensamiento muy reconfortante. Nuestro Dios es un Dios personal que desea una relación personal con nosotros.

El otro pasaje que me encanta leer una y otra vez consiste en palabras pronunciadas por el profeta Jeremías en Lamentaciones 3:

22) Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.

23) Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

24) Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.

Sí, nuestro Dios es un Dios de amor, pero la Biblia también enseña claramente que hay otro aspecto del carácter de Dios que es igualmente importante. Es el aspecto que Satanás quiere que ignoremos, y ha tenido mucho éxito en incitar a los ministros a pasarlo por alto. Después de todo, ¡no produce sermones populares! Estoy hablando, por supuesto, de la santidad de Dios (Levítico 11:44, Isaías 6:3 y 1 Pedro 1:16).

¿Gracia o Ira?

La Biblia enseña que Dios es perfectamente santo. Debido a este atributo de Su carácter, Él no puede tolerar el pecado (Números 14:18). La Biblia dice que Dios debe lidiar con el pecado, y lo hace de una de dos maneras.

Todos nosotros parecemos conocer Juan 3:16 — un versículo muy reconfortante acerca de que Dios nos ama tanto, que envió a Su Hijo unigénito a morir por nuestros pecados. Pero pocos de nosotros parecemos ser conscientes de las palabras registradas unos versículos más adelante en Juan 3:36 — palabras tomadas de un sermón de Juan el Bautista: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.

Debido a que Dios es Santo, Él debe lidiar con el pecado, y de acuerdo con este versículo, Dios lo hace de una de dos maneras: ya sea con gracia, o con ira. Eso significa que cada persona en el planeta tierra está viviendo actualmente bajo la gracia o la ira de Dios. Es algo glorioso permanecer en Su gracia, y es terrible vivir con la ira de Dios cernirse sobre su cabeza.

El apóstol Pablo enfatizó este punto en su predicación y enseñanza. En Efesios 5, advierte contra la inmoralidad, la codicia y la idolatría, y luego agrega esta observación: “Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” (Efesios 5:6).

Llegamos a estar bajo la gracia de Dios al poner nuestra fe en Jesús, y apropiarnos de Su sacrificio expiatorio por nuestras vidas (1 Juan 1:7). No hay salvación aparte de Jesús (Hechos 4:10-12). Aquellos que han rechazado el don gratuito de la gracia de Dios en Jesús están bajo la ira de Dios (Juan 3:36), y no tienen a nadie a quien culpar sino a sí mismos.

El Dios Inmutable

A pesar de la clara enseñanza de la Biblia de que nuestro Creador es un Dios de amor e ira, nunca dejo de sorprenderme por la cantidad de pastores con los que me encuentro que argumentan que el Dios de ira es el Dios del Antiguo Testamento, y no el Dios del Nuevo Testamento. En el proceso, ignoran la clara enseñanza de la Biblia que se encuentra en Malaquías 3:6 donde Dios, hablando de sí mismo, dice: “Porque yo Jehová no cambio...”. En otras palabras, nuestro Creador es inmutable — Él nunca cambia. No existe tal cosa como un Dios del Antiguo Testamento versus un Dios del Nuevo Testamento.

El Nuevo Testamento confirma este importante punto en Hebreos 13:8 donde dice: “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre”.

Sin embargo, Jesús parece ser siempre presentado en los sermones como el Salvador manso y gentil que está lleno de gracia y perdón. Esa afirmación es cierta, pero no es la imagen completa. Jesús reprendió a los fariseos, llamándolos “hipócritas”, “serpientes” y una “generación víboras” (Mateo 23:23, 33).

Del mismo modo, en Sus cartas a las siete iglesias de Asia Menor, Jesús condenó a la iglesia en Tiatira por tolerar a una falsa profetiza. Exhortó a la iglesia a arrepentirse, y luego les advirtió que, si se negaban a arrepentirse de su inmoralidad, Él arrojaría a los ofensores “sobre un lecho de enfermedad”, y los “mataría con pestilencia” (Apocalipsis 2:22-23). Este versículo por sí solo destruye la falsa noción de un “Jesús que nunca lastimaría a una mosca”.

Lea la parte 2 aquí

Lea la parte 3 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

martes, 12 de abril de 2022

El Tiempo Está Cerca (Parte 3 de 3)

Por Tim Moore

¿Por Qué las Señales de los Tiempos?

A veces hablamos del “qué” de las señales de los tiempos sin considerar el “por qué”. En otras palabras, ¿por qué Dios nos dijo que habría señales a vigilar que apuntan a la segunda venida de Jesús? Creo que hay tres razones:

1. Él no nos permite saber el día ni la hora, pero quiere que reconozcamos la época de Su regreso.

Jesús reprendió rotundamente a la gente de su época por no reconocer las señales de los tiempos (Mateo 16:2-3); Ofreció numerosas señales que nos señalan hacia la época de Su regreso.

2. Mientras trabajamos diligentemente para el Maestro mientras Él está ausente (Mateo 25:14-23), el darnos cuenta de que Él regresará pronto debería motivarnos a redoblar nuestros esfuerzos, compartiendo el evangelio e instando a las personas perdidas a huir de la ira venidera. 

Pablo instó a la Iglesia en Roma — y por extensión a todo seguidor de Jesucristo —a “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12 La noche está avanzada, y se acerca el día” (Romanos 13:11-14).

3. No quiere que los perdidos caigan en el olvido eterno sin una mayor conciencia del cataclismo que les espera.

Dios envía advertencias antes de que se derrame Su ira — como lo hizo en los días de Noé, a Sodoma y Gomorra, y a Nínive; en los tiempos del fin un ángel del Evangelio volará sobre la tierra clamando: “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado” (Apocalipsis 14:7).

Mente Celestial y Bien Terrenal

En este momento, incluso aquellos sin la presencia del Espíritu Santo pueden discernir que algo anda terriblemente mal en el mundo. Sus corazones son como tierra arada, lista para recibir semilla. Nuestro propio discernimiento de los Señales de los Tiempos no debe inspirar ansiedad, frustración y miedo, sino más bien motivarnos a plantar, regar, fertilizar y correr — haciendo discípulos de todas las naciones.

Debemos alabar al Señor porque Él nos llama a cada uno de nosotros para servir de una manera, en un lugar y un momento en que nuestros dones y talentos pueden traerle gloria.

Pero, en un sentido más amplio, nuestro reconocimiento de las Señales de los Tiempos debería motivarnos a todos a darnos cuenta de que el tiempo se está acortando. Si el Rey realmente viene — pronto, y muy pronto — entonces nuestras vidas deben orientarse en torno a esa gloriosa verdad.

Lea la parte 1 aquí

Lea la parte 2 aquí

Original article:
The Time is Near

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Recurso recomendado:

martes, 5 de abril de 2022

El Tiempo Está Cerca (Parte 2 de 3)

Por Tim Moore

¿Qué Ha Cambiado?

Los cristianos discernientes reconocieron hace cien años que el mundo estaba en la cúspide de eventos calamitosos con significado profético; Hal Lindsey, Tim LaHaye, David Reagan y otros enfatizaron las señales de los tiempos que apuntan a la venida del Señor a partir de las décadas de 1970 y 1980. Los cristianos durante 2,000 años han anticipado el Rapto de la Iglesia, algún día. ¿Qué ha cambiado?

Lo que ha cambiado es la culminación de los señales.

Hoy, todas las diversas señales están aumentando en frecuencia e intensidad. Eso es mediblemente cierto en el ámbito de las señales naturales. Las tormentas y otros desastres naturales ocurren con mayor frecuencia y tienen un mayor impacto en la vida humana. Las sociedades se están desintegrando ante nuestros ojos, con el antiguo Occidente cristiano precipitándose hacia el humanismo secular poscristiano. Los signos espirituales, tanto positivos como negativos, se están multiplicando. Las naciones del mundo se encaminan hacia el alineamiento antiisraelí predicho en la profecía bíblica. La tecnología ha avanzado hasta el punto de que las terribles y fantásticas advertencias distópicas que se ofrecen en Apocalipsis son factibles hoy en día.

Y, superando todo eso, la presencia de Israel en el escenario mundial — y el creciente aislamiento y animosidad que está experimentando de la comunidad de naciones — cumple la profecía de Jesús de la higuera maldita.

Él Está Cerca, a las Puertas

Algunos consideran que Jesús expulsando a los cambistas del Templo es el incidente más dramático para nuestro manso y humilde Señor. Pero el incidente que parece mucho menos característico es la maldición de Jesús a una higuera que no estaba dando fruto (Mateo 21:18-19a y Marcos 11:12-14). Marcos insiste en registrar que no era la temporada de los higos. Seguramente Jesús lo sabía. ¿Por qué esperar que un árbol dé frutos fuera de temporada? ¿Y por qué maldecirlo por existir simplemente de acuerdo con su propia naturaleza? Incluso los discípulos parecían sorprendidos de ver el árbol marchitarse tan dramáticamente (Mateo 21:19b-22 y Marcos 11:20-22).

Jesús claramente estaba haciendo un punto a sus discípulos. En ese momento enfatizó la soberanía de Dios y el poder de la oración. Más tarde, sin embargo, les ofreció a ellos — y a nosotros — una perspectiva sobre los tiempos del fin. Durante una descripción extensa de Su segunda venida prometida, Jesús dijo: “Ahora aprended la parábola de la higuera; cuando su rama ya se ha puesto tierna y echa sus hojas, sabéis que el verano está cerca; así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, reconoced que Él está cerca, a las puertas” (Mateo 24:32-33).

Israel es esa higuera, como se demuestra repetidamente en la profecía bíblica (Oseas 9:10; Jeremías 8:13; Jeremías 24; y Miqueas 4:4). Fue maldecido, desechado y exiliado por un período prolongado porque no dio mucho fruto — aunque aún no había llegado el momento de que diera mucho fruto. Pero, tan sólo en los últimos 75 años, Israel se ha vuelto tierno y ha brotado hojas nuevas. Se acerca el verano y se promete una abundante cosecha de frutos.

El punto para nosotros es que esta señal primordial — el restablecimiento de Israel, su recuperación de su antigua capital de Jerusalén, la creciente animosidad del mundo que conducirá a una abierta hostilidad contra Israel (llevándolo al final de sí mismo y hacia los brazos de Dios) — nos dice que Él está cerca, justo a las puertas.

La Luz Brilla en la Oscuridad

Al principio, la primera declaración creativa de Dios fue: “Hágase la luz” (Génesis 1:3). Su luz atravesó la oscuridad y fue buena.

Juan abrió su relato del Evangelio señalando hacia el principio. Él escribió: “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios” (Juan 1:1-2). Sabemos que Jesús es la Palabra, la Persona manifiesta de Dios. Juan nos dice que: “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan 1:4-5).

El mundo hace 2,000 años era un lugar oscuro. El Canon de las Escrituras, tal como lo conocemos, había cerrado con Malaquías, el profeta que terminó su libro con las ominosas palabras, “y herirá la tierra con maldición” (Malaquías 4:6). Esa frase puso fin a un pasaje profético de esperanza. Dios prometió enviar al “profeta Elías antes que venga el día del Señor, grande y terrible” (Malaquías 4:5), pero el pueblo judío que vivía bajo la opresión romana, seguramente sintió que su tierra había sido herida por una maldición.

En medio de esa hora oscura, Simeón y Ana vivían expectantes. Estaban buscando al Mesías del Señor — y se dieron cuenta de una gran bendición cuando pudieron conocer y abrazar a Jesús cuando era un bebé. El Espíritu Santo le había revelado a Simeón que “no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor” (Lucas 2:26).

De manera similar, mientras Jesús yacía en la tumba, los discípulos no estaban llenos de esperanza. Estaban abatidos y consternados. Su mundo se había hecho añicos y no estaban seguros de cómo proceder. Pero cuando Jesús resucitó, sus ojos estaban abiertos y entendieron Su victoria sobre las tinieblas y la muerte. Una vez que fueron llenos del Espíritu Santo, fueron inspirados a vidas de servicio dedicado — llenos de expectativas, incluso entonces, de que Jesús regresaría. Nuestra próxima celebración del Día de la Resurrección nos recuerda esa victoria y señala la promesa de nuestra propia resurrección en el Rapto de la Iglesia.

Vivimos en otra era cuando la oscuridad ha descendido sobre la tierra. La opresión está aumentando y la esperanza está disminuyendo. Pero los cristianos no están sujetos a la oscuridad ni consignados a la desesperanza. Ya conocemos a la Bienaventurada Esperanza; ya tenemos la Luz de la vida (Juan 8:12). Pablo es tan audaz como para decir: “Vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que el día [del Señor] os sorprenda como ladrón; porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día” (1 Tesalonicenses 5:4-5a). Su mensaje claro es que debemos discernir las señales de los tiempos que apuntan al pronto regreso de Jesús.

En la tercera y última parte, exploraremos por qué Dios ha proporcionado señales que debemos vigilar, que apuntan a Segunda Venida de Jesús.

Lea la parte 1 aquí

Original article:
The Time is Near

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Recurso recomendado:

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