domingo, 29 de abril de 2018

Gracias, Sr. Presidente, por Reconocer a Jerusalén como la Capital de Israel – Parte 2 de 4




El Reclamo Árabe de la Tierra

Los árabes también quieren la tierra porque hay una enseñanza en la religión islámica que dice que una vez que un territorio es conquistado por fuerzas musulmanas, siempre le pertenece a Alá. Por lo tanto, los musulmanes del Medio Oriente creen que tienen una obligación espiritual de reconquistar la tierra.

Ésta es la razón por la que el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dicho a menudo, “Si los árabes dejaran las armas hoy, no habría más violencia. Si los judíos dejaran sus armas hoy, no habría más Israel”.1

Intenciones Árabes

Cuando los líderes musulmanes del Medio Oriente dicen que quieren una “solución de dos estados”, están mintiendo. Su deseo no es simplemente un Estado palestino separado. Su meta es la aniquilación de Israel. Ganar un Estado palestino separado serviría solamente como un trampolín hacia su ataque final contra Israel, del mismo modo que han utilizado su adquisición de Gaza como una plataforma de lanzamiento para misiles. 

Debe tenerse en cuenta que ya existe un Estado palestino. Se llama Jordania. Dos tercios de sus ciudadanos son palestinos, y la nación ocupa dos tercios del área de Palestina que fue ofrecida al pueblo judío en la Declaración Balfour en 1917. Fue sólo cuando los británicos se comenzaron a preocuparse por su acceso al petróleo árabe que decidieron en 1921 forjar este estado árabe del territorio de Palestina.

Los judíos se quedaron con sólo un pedacito de tierra (26,000 kilómetros cuadrados) a lo largo de la costa mediterránea para la creación de un Estado judío. Y perdieron casi la mitad de ese pedacito cuando las Naciones Unidas decidieron en noviembre de 1947 que el pequeño pedazo de tierra debía dividirse en dos estados: uno judío y el otro árabe.  

El Restablecimiento de Israel

Los judíos se sintieron traicionados una vez más, pero a regañadientes aceptaron la resolución de la ONU y procedieron a proclamar el establecimiento de su estado el  14 de mayo de 1948. Los árabes denunciaron la resolución de la ONU, y cinco naciones árabes atacaron a Israel cuando la declaración de independencia israelí fue anunciada. 

Un punto importante que generalmente se pasa por alto es que el mismo día que los israelíes declararon la existencia de su estado, los árabes podrían haber declarado legalmente el establecimiento de un segundo estado palestino. Pero no, ellos lo querían todo, así que atacaron a Israel, y los israelíes lucharon hasta detenerlos en la Guerra de la Independencia (1948-1949).

El Estatus de Jerusalén

Cuando la Guerra finalmente terminó, los jordanos estaban en control de Jerusalén Oriental, incluyendo la Ciudad Vieja de Jerusalén, que incluía el Monte del Templo y el Muro Occidental. Y aunque los jordanos prometieron en los acuerdos de cese al fuego permitir el acceso al pueblo judío al Muro Occidental, inmediatamente incumplieron ese acuerdo antes de que la tinta se secara. El resultado fue que a ningún judío se le permitió orar en el Muro Occidental entre 1949 y 1967.

A pesar del hecho de que los israelíes controlaban sólo la parte occidental de Jerusalén después de la Guerra de Independencia, en diciembre de 1949, el gabinete israelí procedió a declarar a Jerusalén como la capital de Israel.2

Esta proclamación fue confirmada por el parlamento israelí, la Knéset, el 23 de enero de 1950. La resolución parlamentaria afirmaba que, “Jerusalén fue, y siempre ha sido, la capital de Israel”.3

Esta declaración era por supuesto, históricamente correcta. Jerusalén había servido como la capital nacional del pueblo judío por más de mil años, desde la época del rey David hasta el 70 d.C., cuando la ciudad fue destruida por los romanos y los judíos fueron dispersados por todo el mundo. A partir de entonces, la ciudad sirvió como la sentida capital espiritual del pueblo judío hasta que una vez más adquirieron su posesión en 1967. 

La Reunificación de Jerusalén

Cuando la Guerra de los Seis Días estalló en junio de 1967, los israelíes advirtieron a los jordanos que no se involucraran. Pero ellos ignoraron la advertencia y atacaron a Israel. Fueron derrotados rápidamente, lo que resultó en que Israel conquistó todo el territorio jordano en la rivera occidental del Río Jordán, incluida toda la ciudad de Jerusalén.

Trece años después de la Guerra de los Seis Días, que dio lugar a la reunificación de Jerusalén bajo la soberanía israelí, la Knéset aprobó la que ha llegado a ser conocida como “La Ley de Jerusalén”. Aprobada el 30 de julio de 1980, la ley declaraba que, “Jerusalén, completa y unida, es la capital de Israel”. La ley también garantizaba la protección de todos los “Lugares Sagrados” dentro de la ciudad.4

Las Naciones Unidas respondieron un mes después en agosto con una Resolución del Consejo de Seguridad, que condenaba enérgicamente el “intento israelí de anexar Jerusalén Oriental”.5 También llamaba a todos los estados miembros a rechazar la ley israelí y a retirar sus misiones diplomáticas de Jerusalén. La resolución pasó 14-0, con la abstención de Estados Unidos. Jimmy Carter era el Presidente en ese momento.

La Salida de Jerusalén

Esta resolución del Consejo de Seguridad resultó en el traslado de 13 embajadas de Jerusalén a Tel Aviv.6 El resto de las embajadas ya se encontraban en Tel Aviv. La Embajada de Estados Unidos fue establecida en Tel Aviv en 1949, ya que era la sede original del gobierno israelí. Había permanecido allí a pesar de que los israelíes más tarde cambiaron sus operaciones gubernamentales a Jerusalén.

En 1982, Costa Rica trasladó su embajada de vuelta a Jerusalén, seguida por El Salvador en 1984.7 Las naciones árabes respondieron cortando los lazos diplomáticos, económicos y culturales con los dos países. Desde el reconocimiento de Trump, Guatemala ha anunciado que su embajada volverá a Jerusalén.8 Se espera que otras naciones la sigan.

El firme rechazo de la mayoría de las naciones del mundo en reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y mover sus embajadas ahí es un increíble insulto al pueblo judío. Es realmente una expresión de antisemitismo, puesto que ninguna otra nación ha sido tratada de una manera tan lamentable. Es equivalente a que alguna nación le diga al pueblo estadounidense, “No reconocemos a Washington, D.C. como su capital, así que vamos a ubicar nuestra embajada en Chicago”.

El Antisemitismo de la ONU

Este virulento antisemitismo se expresa con regularidad en las resoluciones de la Naciones Unidas que condenan a Israel por crímenes imaginarios, mientras que temerarias naciones corruptas como Irán y Corea del Norte son ignoradas. También se ha expresado en resoluciones recientes de la UNESCO.

Por ejemplo, en octubre de 2016, la UNESCO respaldó una moción que anulaba los lazos judíos al Monte del Templo y el Muro Occidental.9 El Primer Ministro israelí Netanyahu respondió afirmando que la resolución era una “decisión delirante”. Agregó: “Declara que Israel no tiene alguna conexión con el Monte del Templo y el Muro Occidental es como decir que China no tiene conexión con la Gran Muralla de China o que Egipto no tiene conexión con las Pirámides”.10

El año siguiente, en mayo de 3017, la UNESCO fue aún más lejos. ¡La organización aprobó una resolución que negaba que Israel tenga derechos legales o históricos en cualquier lugar de Jerusalén! Y, como para meter un dedo en el ojo de Israel, ¡aprobaron esta resolución en el Día de la Independencia de Israel!



Estimado lector: Su valiosa contribución, por medio de sus oraciones y sus ofrendas voluntarias, hace posible que sigamos produciendo materiales que contribuirán grandemente a su crecimiento y edificación espiritual.



Material recomendado:

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Share/Bookmark