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martes, 28 de junio de 2022

La Vida Cristiana...

Por Dr. Dennis Rokser


…no se trata de TI; se trata de JESUCRISTO (Fil. 1:20-21; Jer. 9:23-24).

…no se trata de TU GLORIA; se trata de la GLORIA DE DIOS (1 Co. 1:31; 10:31).

...no se trata de TUS MÉRITOS y RECURSOS; se trata de la GRACIA y las PROVISIONES de DIOS (Juan 1:16; Ro. 5:1-2; 1 Co. 15:10).

...no se trata de TU SABIDURÍA; se trata de la PALABRA de DIOS (Is. 55:8-11; Sal. 1:1-3).

...no se trata de TU VOLUNTAD; se trata de la VOLUNTAD de DIOS (Mt. 26:39; Ro. 12:1-2).

...no se vive a través de TU FUERZA; se vive por el poder del ESPÍRITU SANTO (Romanos 7 y 8; Zac. 4:6; Ef. 5:18).

...no se vive en TUS TÉRMINOS; se vive en los TÉRMINOS de DIOS (Ro. 6:11-13; 12:1-2).

...no se trata del SERVICIO PRIMERO; se trata de la ESPIRITUALIDAD PRIMERO (Juan 15:1-5).

...no se trata de COMPLACERTE a TI MISMO; se trata de AGRADAR a DIOS (2 Co. 5:8-10).

...no se trata de CAMINAR por VISTA o por los SENTIMIENTOS; se trata de CAMINAR por FE en la SUFICIENCIA de JESUCRISTO (Col. 2:6; 2 Co. 5:7; Heb. 11:6; Jer. 17:5-8).

...no se trata de CUBRIR TUS PECADOS; se trata de CONFESAR TUS PECADOS (1 Co. 11:28-32; 1 Juan 1:5-10; Prov. 28:13).

La clave de lo HORIZONTAL es lo VERTICAL (Sal. 127:1; Gá. 3:1-5; Juan 15:1-5).

El SUFRIMIENTO está en ESTA vida; ¡la GLORIA está en la SIGUIENTE!  (Ro. 8:18-25; 2 Co. 4:16-18).

Aparte de una correcta relación vertical con el Señor, ¡el HOMBRE ES MISERABLE y la VIDA NO TIENE SENTIDO! (Eclesiastés).

Debemos MANTENER nuestros OJOS en el SEÑOR y Su FIDELIDAD, y no en las PERSONAS y sus FALLAS (He. 12:1-2; 2 Tim. 2:13; 1 Tes. 5:24; Lam. 3:22-24).

Tu mayor problema eres y tu INDEPENDENCIA e INCREDULIDAD; no son tus CIRCUNSTANCIAS u OTROS (Ro. 7:14-18; Stg. 1:2-4; 1 P. 1:6-7).

¡Estar DECEPCIONADO CONTIGO MISMO es haber CREÍDO EN TI MISMO! (2 Co. 3:5-6).

¡El camino HACIA ARRIBA es HACIA ABAJO, ya que ÉL debe AUMENTAR y TÚ debes DISMINUIR!  (2 Co. 4:8-11; Juan 3:30).

¡Dios resiste a los orgullosos, pero da gracia a los humildes! (Santiago 4:6; 1 Pedro 5:5).

¡La gracia de Dios es suficiente para ti, porque cuando eres DÉBIL (en ti mismo) puedes ser FUERTE (en el Señor)!  (2 Co. 12:7-10).

¡Es mejor ser una MARÍA COMPAÑERA, que una MARTA OCUPADA pero ESTÉRIL!  (Lucas 10:38-42).

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Christian Life

domingo, 21 de noviembre de 2021

Libro: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin – Capítulo 8 (pdf)

Mantener una Perspectiva Eterna

Por Dr. David R. Reagan

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««De principio a fin, encontramos personas a lo largo de las Escrituras que están enamoradas de Dios y que expresan ese amor al anhelar estar con Él.

En contraste, encontramos a la Iglesia del siglo XXI bostezando sobre el regreso del Señor. Somos la iglesia de Laodicea: penetrada por el mundo, ricos y sin necesidad de nada — ni siquiera del Señor, que está a la puerta llamando, pidiendo que lo dejen entrar (Apocalipsis 3:14–17). Como esa iglesia, no somos “ni fríos ni calientes”. Somos tibios. Y el resultado es que somos apáticos y mundanos. Necesitamos desesperadamente que nuestra perspectiva eterna sea restaurada»».

Haga clic en el siguiente ícono para ir a la página de descarga:


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viernes, 12 de noviembre de 2021

Libro: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin – Capítulo 6 (parte 2 de 2)

Practicar una Fe Firme

Por Dr. David R. Reagan

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Respondiendo al Desafío

¿Ve cuán dura es la respuesta del Señor? ¿Cómo respondería usted? ¿Se despojaría de su fe? ¿Se revolcaría en la desesperación? ¿Se retiraría a la autocompasión? Veamos cómo respondió Habacuc.

Lo primero que hizo Habacuc es lo que hace cualquier persona de fe en una crisis. Se arrodilló en oración (Habacuc 3:1–2), y en esa oración, exclamó: “¡Oh Señor, en tu ira acuérdate de la misericordia!”.

Fue una oración muy humana y, por lo tanto, muy lamentable. ¿Pueden imaginar la audacia del profeta al recordarle a Dios que muestre misericordia? Después de todo, le estaba hablando a Aquel que es la fuente de toda gracia y misericordia — el Dios de misericordia (Salmo 86:15). A Dios nunca se le debe recordar que muestre misericordia. Ése es Su corazón y Su carácter. Incluso cuando derrama Su ira, Su propósito fundamental es llevar a las personas al arrepentimiento para que puedan ser salvas (Isaías 26 9; 2 Pedro 3:9).

Una Visión de Esperanza

Incluso cuando Habacuc suplicaba misericordia para su nación, Dios le mostró misericordia personal. Mientras Habacuc luchaba por encontrar palabras, el Señor repentinamente interrumpió su oración con una visión gloriosa diseñada para darle esperanza. Fue una visión de la Segunda Venida del Mesías, cuando vendrá a la tierra para reinar sobre todas las naciones.

La visión es vívida, casi aterradora. Habacuc ve al Mesías viniendo en gloria con “rayos brillantes destellando de Sus manos”, que representan Su gran poder. Viene con ira, con la pestilencia yendo delante de Él y la plaga siguiéndolo. Él marcha por la tierra con indignación, pisoteando a las naciones con ira (Habacuc 3:3–15).

En esta visión, el Señor le está diciendo a Habacuc: “Se acerca el día del juicio final cuando trataré con todas las naciones del mundo en juicio santo” (Hechos 17:31). Cada uno recibirá lo que se merece. Puede que nunca veas justicia y rectitud en tu vida, pero ten la seguridad de que vendrán, porque ‘la tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor, como las aguas cubren el mar’”(Habacuc 2:14).

Al darle una visión del clímax de la historia, Dios está llamando a Habacuc a vivir con una perspectiva eterna. Lo está llamando a creer que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28).

Un Cántico de una Fe Firme

Con su perspectiva eterna restaurada, Habacuc medita por un momento en la visión, temblando al darse cuenta de que Dios se toma en serio el derramar Su ira sobre Judá (Habacuc 3:16). Entonces, de repente, Habacuc estalla con una canción que seguramente debe pasar a la historia como una de las mayores expresiones de fe firme que un poete alguna vez haya escrito (Habacuc 3:17–18):

17) Aunque la higuera no florezca,

Ni en las vides haya frutos,

Aunque falte el producto del olivo,

Y los labrados no den mantenimiento,

Y las ovejas sean quitadas de la majada,

Y no haya vacas en los corrales;

18) Con todo, yo me alegraré en Jehová,

Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

Haga una pausa por un momento y considere lo que el profeta está diciendo aquí. Él proclama que, incluso si todos los cultivos y animales de Judá son destruidos, dejando a la nación devastada, ¡él seguirá alabando el Santo Nombre de Dios!

Confiando en Dios

¿Por qué? Porque ha decidido someterse a sí mismo y a su nación a la voluntad de Dios, creyendo que Dios hará lo mejor para ellos, aunque eso signifique su destrucción inmediata. En definitiva, ha decidido dejar de lloriquear y empezar a confiar. Ha sido necesario mucho ánimo del Señor y un gran acto de fe por parte del profeta. Habacuc ahora está practicando una fe firme.

Y miren lo que pasó. Vinieron los caldeos. La ciudad de Jerusalén y su templo fueron destruidos. La tierra fue devastada y los judíos sobrevivientes fueron llevados cautivos. Pero, 2,600 años después, ¿dónde están los caldeos? En el basurero de la historia. ¿Dónde están los judíos? Reunidos en su tierra, esperando la aparición de su Mesías.

Sólo Dios tiene la perspectiva a largo plazo. Sólo Él sabe cómo orquestará la historia para el triunfo de todos Sus propósitos. Mientras esperamos el cumplimiento de Su voluntad, Él nos llama a caminar con fe firme, con nuestros ojos en Él, en lugar de en nuestras circunstancias variables.

La Fe Firme de Jeremías

Eso es exactamente lo que hizo el profeta Jeremías después de que los caldeos destruyeron su nación, su ciudad natal de Jerusalén y su templo sagrado. Escribió un lamento fúnebre que aparece en la Biblia como el libro de Lamentaciones. Es el libro más triste de la Biblia.

Los primeros dos capítulos y medio están dedicados a una elegía a Jerusalén. Jeremías describe la ciudad como una esposa infiel que ha experimentado la vara de la ira de su marido (Lm. 1:1–2). Habla de cómo su majestad se ha ido porque no consideró su futuro (Lm. 1:6, 9).

Mientras el profeta observa la horrible destrucción que él mismo había profetizado con tanta precisión, personifica a la ciudad como una mujer que clama a Dios: “Sion extendió sus manos; no tiene quien la consuele” (Lm. 1:17).

Llora al ver la evidencia del canibalismo debido al largo asedio que experimentó la ciudad antes de su destrucción. Grita: “¿Han de comer las mujeres el fruto de sus entrañas, los pequeñitos a su tierno cuidado?” (Lm. 2:20).

Él observa que el Señor “derramó como fuego su enojo” (Lm. 2:4). “El Señor destruyó a Israel. . . Quitó su tienda como enramada de huerto; destruyó el lugar en donde se congregaban [el templo]” (Lm. 2:5–6).

La escena abruma a Jeremías. Su corazón está quebrantado por su pueblo y su nación. Se tambalea al borde de la desesperación mientras clama: “Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien, y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová” (Lm. 3:17–18).

Recordando la Fidelidad de Dios

Pero en ese preciso momento, mediante un monumental acto de voluntad, Jeremiah decidió que no cedería a sus emociones. En lugar de maldecir a Dios, decide alabar a Dios con una magnífica declaración de fe firme (Lm. 3:21–24):8

21) Esto haré volver a mi corazón, por lo cual tendré esperanza: 

22) El constante amor del Señor nunca se acaba, Sus misericordias nunca se acaban;

23) Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

24) “El Señor es mi porción”, dice mi alma; “por eso, en Él esperaré”.

Las nubes de desesperación se disipan a medida que Jeremías se recuerda a sí mismo la misericordia de Dios en el pasado. La luz del sol de la gracia de Dios irrumpe en su corazón. Su esperanza está restaurada.

Sabe que su nación ha recibido lo que se merecía. Pero también sabe que está tratando con un Dios que nunca cambia. Así como ha sido misericordioso en el pasado, Jeremías confía en que el Señor mostrará misericordia en el futuro. Por eso, proclama: “El Señor es bueno con los que le esperan, con el que le busca. . . El Señor no desecha para siempre, porque si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias” (Lm. 3:25, 31–32).

El Significado de la Fe Firme

Las vidas de Habacuc, Jeremías y Pablo nos revelan el significado de la verdadera fe. Es el tipo de fe que sigue creyendo y confiando incluso cuando todo parece ir mal. Es una fe que no depende de circunstancias externas. Tampoco depende de los sentimientos.

¿Cuál es la clave para desarrollar este tipo de fe, que se necesita tan desesperadamente en estos tiempos del fin? Pablo nos da la respuesta. En su carta desde la prisión a la iglesia de Filipos, escribió (Filipenses 4:11–12):

11) No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.

12) Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.

¿Cuál era el secreto que Pablo había descubierto? Lo revela en su siguiente oración: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). El secreto es confiar en Dios, permanecer enfocado en Jesús y confiar en el poder del Espíritu Santo. Pablo dice que, si hacemos eso, entonces “Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).

Sufriendo en la Esperanza

Tenga en cuenta que la promesa es para satisfacer nuestras necesidades, no para proporcionar todos los placeres materialistas que puedan entrar en nuestra imaginación. En ese sentido, en Estados Unidos pronto aprenderemos la diferencia entre las necesidades y los lujos. Cuando Dios juzgue nuestra economía, aprenderemos que podemos vivir sin muchos de los juguetes electrónicos que consideramos tan esenciales hoy en día.

Los cristianos sufrirán junto con el resto de la sociedad. Pero, para aquellos que saben cómo caminar con fe firme, habrá una diferencia. Sufrirán confiados en la esperanza.

Dios nunca promete que su pueblo será inmune a Sus juicios. Él sólo promete que nunca probarán la ira que Él derramará en la gran Tribulación (1 Tesalonicenses 1:10). Pero con respecto a Sus juicios, Dios hace una promesa significativa. Él dice en Su Palabra que atravesará esos juicios con Sus hijos, animándolos constantemente, dándoles esperanza y satisfaciendo sus necesidades básicas. Escriba estas palabras de Isaías en su corazón (Isaías 43:1b–3):

1) Ahora, así dice el Señor…No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.

2) Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

3) Porque yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador. . .”.

Afirmando la protección del Señor, el rey David escribió: “Yo he sido joven y he envejecido; pero no he visto a un justo desamparado ni a sus descendientes mendigando pan” (Salmo 37:25). El rey Salomón lo expresó de esta manera: “El Señor no deja padecer hambre al justo” (Proverbios 10:3).

Ir Contra el Viento

Hace muchos años, una dama llamada Ella Wheeler Wilcox escribió un poema después de que su esposo observara desde la cubierta de su crucero que un velero podía viajar hacia el oeste y otro hacia el este con el mismo viento. Ella escribió:9

Un barco se dirige hacia el este y otro hacia el oeste

Con los mismos vientos que soplan.

Es el juego de las velas y no los vendavales

Lo que nos indica el camino a seguir.

Como los vientos del mar son los caminos del destino,

Mientras viajamos por la vida:

Es el juego de un alma

Que decide su objetivo,

Y no la calma o la contienda.

La mayoría de las personas parecen haber decidido que la única forma en que pueden seguir en la vida es la forma en que sopla el viento. En nuestra nación hoy, ese viento sopla hacia la inmoralidad y la violencia, hacia la falta de respeto por la santidad de la vida. Está impulsando a la gente a llamar al mal bien y al bien mal. Desafortunadamente, hay muchos cristianos, incluso líderes cristianos, que han decidido poner sus velas para ir con el viento y no en contra.

Al observar este fenómeno, Don Wildmon, el fundador de la Asociación de la Familia Estadounidense, escribió:10

Jesús fue contra el viento, y eso significó que terminó en una cruz. Creo que eso es lo que tememos — una cruz. A nadie le gusta que lo crucifiquen. Así que pusimos nuestras velas de la manera más fácil. . . 

Mucha gente ha decidido que quiere a Cristo, pero no la cruz. Es una contradicción. Nunca puede ser. La cruz está en el corazón mismo del cristianismo. Elimínela y no habrá cristianismo.

La fe firme nos llama a poner nuestras velas contra el viento. Hacemos eso poniendo nuestras almas en Jesús. Y así, tenemos esta instrucción en Hebreos 12 (énfasis agregado):

1) . . .despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos delante de nosotros 

2) puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que tenía delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Estimados lectores: Gracias a las ofrendas de amor de nuestros colaboradores, podemos poner gratuitamente a su disposición este material exclusivo de nuestro Ministerio. Si siente de parte del Señor apoyar la labor que su servidor está llevando a cabo, visite nuestra sección Donativos, para descubrir cómo podrá hacerlo.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

Libro: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin – Capítulo 6 (parte 1 de 2)

Practicar una Fe Firme

Por Dr. David R. Reagan

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Practicar una Fe Firme

“Gallup dice que Estados Unidos tiene una fe superficial”. Esos eran los titulares de un artículo de un periódico que contenía los resultados de las últimas encuestas de Gallup sobre la fe en Estados Unidos. “Nos hemos convertido en una nación más religiosa, pero no necesariamente más cristiana”, informó Gallup. Añadió que, en los Estados Unidos de hoy “Dios es importante pero no primordial en la vida de las personas”.

A pesar del atractivo continuo y generalizado de la religión, Gallup informó que los estadounidenses ignoran la doctrina, son inconsistentes en sus creencias, son superficialmente fieles y carecen de confianza en Dios. “Muchos estadounidenses dicen que creen en Dios”, dijo Gallup, “pero muchos menos están dispuestos a confiar en Él, a ser obedientes y seguir Su voluntad” 1.

Un Contraste Bíblico

En contraste con la fe superficial de los estadounidenses a principios del siglo XXI, echemos un vistazo a la fe del apóstol Pablo en el primer siglo (2 Corintios 11:23–28):2

He trabajado mucho más duro, me han encarcelado con más frecuencia, me han golpeado más veces de las que puedo contar y he estado a las puertas de la muerte una y otra vez. Me han azotado cinco veces con los treinta y nueve latigazos del judío, tres veces con varas romanas y una vez con piedras. He naufragado tres veces y me he sumergido en mar abierto durante una noche y un día. En viajes difíciles año tras año, he tenido que vadear ríos, ahuyentar a los ladrones, luchar con amigos, luchar con enemigos. He estado en riesgo en la ciudad, en riesgo en el campo, en peligro por el sol del desierto y la tormenta del mar, y traicionado por aquellos que pensaba que eran mis hermanos. He conocido la monotonía y el trabajo duro, muchas noches largas y solitarias sin dormir, muchas comidas perdidas, azotado por el frío, desnudo para el clima.

Y eso no es ni la mitad, cuando agregan las presiones y ansiedades diarias de todas las iglesias. Cuando alguien llega al final de su cuerda, siento la desesperación en mis huesos. Cuando alguien es engañado para que peque, un fuego furioso arde en mis entrañas.

Estas notables palabras del apóstol Pablo deben llamar la atención de todos los cristianos en estos tiempos del fin, particularmente los cristianos estadounidenses que tienen una fe superficial, y nunca han experimentado una persecución severa por su fe.

Pablo no esperaba que Dios lo protegiera del sufrimiento simplemente porque había puesto su fe en Jesús. Sufrió mucho por su compromiso con el Señor. Pero su sufrimiento nunca lo impulsó a levantar las manos con disgusto y maldecir a Dios.

Incluso cuando estaba en prisión, enfrentando una sentencia de muerte, escribió: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4). Añadió: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).

La Necesidad de una Fe Firme

Pablo sabía cómo practicar una fe firme. A diferencia de la mayoría de nosotros, la calidad de su fe no dependía de las circunstancias. Es tan fácil caminar en fe cuando las circunstancias de la vida son todas muy positivas. Es cuando las circunstancias se ponen feas cuando nuestra fe se pone a prueba.

Ocurre cuando el médico te mira a los ojos y dice: “Lo siento, pero es cáncer”. O cuando la policía llama para decirle que su hijo o hija ha sido arrestado y está drogado. O tal vez sea una nota de un cónyuge que dice: “Ya no te amo. He decidido irme”. Quizás sea la pérdida de un trabajo, o la muerte de un miembro de la familia.

En estos tiempos del fin, es probable que un nuevo factor sea la persecución por su fe: la pérdida de un trabajo o un ascenso simplemente porque es cristiano. O quizás el ridículo y el acoso en la escuela o en el trabajo debido a sus convicciones cristianas. ¿Está su fe lista para la prueba?

La Erosión de la Fe Firme

Muchos cristianos de hoy son presa fácil esperando a que Satanás los elimine cuando la economía se derrumbe. Eso es porque han sido engañados por el popular “evangelio de la prosperidad”. Éste es el falso evangelio que enseña que Dios quiere que todos sus hijos caminen en perfectas salud y prosperidad financiera. Apela a la codicia en los corazones de las personas. Los defensores de este evangelio se pavonean con una riqueza conspicua, viven en mansiones y conducen automóviles de lujo. Sin vergüenza, señalan su riqueza como “prueba" de que la mano de Dios está sobre su ministerio. Sus discípulos siguen su ejemplo codiciando lo que tienen, dando $100 para que puedan recuperar $1,000, como si Dios estuviera ejecutando algún tipo de esquema Ponzi. 

Cuando la buena salud y la prosperidad no se materializan para los fieles, se les dice que es porque no tienen suficiente fe. Están condenados por su pobreza o mala salud. A su angustia física y mental se suma el sufrimiento espiritual. Es una “doctrina de demonios” engañosa (1 Timoteo 4:1).

La Comunión del Sufrimiento

Dios no ha prometido a Sus hijos un jardín de rosas, al menos no en esta vida. Jesús dijo que Sus seguidores serían odiados por el mundo (Juan 15:18–19). Pablo escribió que aquellos que son “coherederos con Cristo” sufrirán con Él, así como un día serán glorificados con Él (Romanos 8:17). Pablo pidió a Timoteo que se uniera a él en “sufrir por el evangelio” (2 Timoteo 1:8). Cuando el Concilio Sanedrín de los judíos azotó a los apóstoles por predicar el Evangelio, Lucas dice que siguieron su camino “gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre” (Hechos 5:40–41).

La actitud de los apóstoles estaba de acuerdo con las enseñanzas de su Señor. En Su Sermón del Monte, Jesús les había dicho: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:10). Para ser más específico, agregó: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mateo 5:11–12).

Pablo, por supuesto, no fue el único en la iglesia primitiva que sufrió persecución por el Señor. Todos los apóstoles, excepto Juan, fueron martirizados por su fe.3 Un joven diácono de la iglesia primitiva, Esteban, fue apedreado hasta morir (Hechos 7:59). El Libro de los Mártires de Foxe está lleno de historias de cristianos que fueron asesinados por su fe durante la historia temprana de la Iglesia.4

El martirio cristiano tampoco es cosa del pasado. En 1998, más de 300,000 cristianos murieron por su fe en todo el mundo.5 De hecho, más cristianos fueron martirizados por su fe sólo en el siglo XX que en los diecinueve siglos anteriores juntos.6 En Sudán, durante 1999, miles de cristianos fueron crucificados y miles de otros fueron vendidos como esclavos.7

A los que enseñan la superficial y engañosa doctrina de la prosperidad les encanta hablar de los grandes héroes de la fe: personas como Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas. Les encanta leer en voz alta esa sección de Hebreos 11 que dice que estos santos “conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. . .” (Hebreos 11:32–34).

Pero allí siempre dejan de leer allí, porque detestan los versos que siguen: “otros fueron atormentados…Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados…errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra” (Hebreos 11:35–38).

La Seducción de la Prosperidad

Los Estados Unidos de América es probablemente la única nación del mundo donde se puede predicar la doctrina de la prosperidad sin que el predicador se ría desde el púlpito. Somos un pueblo que ha sido seducido por “profetas de almohada”, que dicen mentiras suaves y cubiertas de azúcar. Los perseguimos, cumpliendo la profecía de que “vendrá tiempo cuando  [los cristianos] no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”(2 Timoteo 4:3–4).

No es de extrañar que los cristianos estadounidenses acudan en masa a la Iglesia de la Prosperidad. Quieren bendiciones sin sacrificio. No tienen ningún interés en la Iglesia del Compromiso o la Iglesia del Sufrimiento. La mayoría no podría identificarse de ninguna manera con la declaración de Pablo: “Aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3:8). Pablo fue aún más lejos. Dijo que, al llegar a conocer mejor a Jesús, quería experimentar “la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte” (Filipenses 3:10). Esas palabras suenan como una locura para el cristiano ostentoso de hoy en día atrapado en el evangelio de la prosperidad, o en el tipo de cristianismo “sensible al buscador” que vende suavemente la necesidad de arrepentimiento y sacrificio.

Pero pronto llegará un día en el que éste ya no será el caso. Los días de Estados Unidos están contados, y cuando caiga el martillo del juicio de Dios, los justos sufrirán junto con los injustos. En muchos casos, los justos sufrirán aún, más porque serán perseguidos por su fe.

Un Ejemplo de una Fe Firme

Es por eso que debemos pensar en una fe firme como nunca antes. ¿Qué significa y cómo caminamos en ella? Echemos un vistazo a un ejemplo clásico de las Escrituras. Se encuentra en la vida del profeta Habacuc.

Habacuc fue un profeta a quien Dios levantó para hablarle a Judá durante los últimos años que precedieron a la destrucción de esa nación en el 586 a. C. Fue contemporáneo de Jeremías.

Al igual que el resto de los profetas de Dios, su llamado al arrepentimiento y su amenaza de destrucción inminente eran mensajes que el pueblo judío no quería escuchar. Se burlaban de él y decían que eran palabras huecas.

Finalmente, en un momento de autocompasión, Habacuc clamó a Dios y le pidió al Señor que lo vindicara (Habacuc 1:1–4). “Señor, me has dado ojos sensibles para ver la violencia, la inmoralidad y la anarquía; y he predicado con mi corazón contra estas cosas. Pero los impíos han abrumado a los justos, y nadie me hace caso. ¿Cuándo vas a respaldar mi mensaje con alguna acción? ¿Cuándo me vas a validar como profeta enviando algún juicio?” (paráfrasis del autor en todo momento).

La respuesta del Señor no fue la que Habacuc quería escuchar. (¿Cuántas veces les ha pasado eso?) El Señor le dijo que iba a hacer algo tan asombroso que nadie lo creería si se lo dijera de antemano (Habacuc 1:5–11). “Verás, estoy levantando a los guerreros más salvajes del planeta Tierra: los caldeos. Van a barrer a través de tu nación como un viento y destruir a tu pueblo y tu templo. Voy a usar a los caldeos como espada de mi juicio”.

Habacuc quedó asombrado por la respuesta del Señor. Quería juzgar a su gente para llamar su atención. Pero ciertamente no quería verlos destruidos. ¿Y a manos de los caldeos? ¿Cómo podría ser esto? Eran las personas más malvadas y violentas del mundo.

Preguntas Difíciles

Habacuc clamó nuevamente al Señor con un sentimiento de desesperación (Habacuc 1:12–17). “¡Ciertamente, oh Señor, no tienes la intención de nuestra destrucción! Seguramente sólo quieres proporcionarnos alguna corrección. Después de todo, ¿no eres tú el Santo? Si es así, entonces te pregunto, ¿cómo puede un Dios Santo obrar a través de aquellos que son impíos? Déjame explicártelo de otra manera, Señor: ¿Cómo puedes castigar a los que son malos con los que son más malvados?”.

Eran preguntas profundas. Pero se encontraron con un silencio sepulcral, que es siempre el caso cuando el hombre cuestiona a Dios. Porque, como Dios le dijo a Job, “¿Quién eres tú para cuestionar a tu Creador?” (Job 38-41).

El silencio de Dios hizo enojar a Habacuc. Entonces, elevó su terquedad. Subió a la cima de una torre y anunció que se sentaría allí y haría pucheros hasta que el Señor respondiera su pregunta (Habacuc 2: 1).

Una Respuesta Dura

Finalmente, en el tiempo del Señor, llegó la respuesta (Habacuc 2:2–5). El Señor dijo: “La respuesta que te voy a dar es tan importante que quiero que la escribas en letras grandes en una tablilla, para que una persona que pase por ahí pueda leerla de un vistazo”. Entonces el Señor le dio Su respuesta.

Tenga en cuenta la pregunta: “¿Cómo puedes castigar a los que son malos con los que son más malvados?”.

La respuesta del Señor: “El justo por su fe vivirá” (Habacuc 2:4).

Era una respuesta difícil a una pregunta difícil. Era una respuesta que fue difícil de tragar para Habacuc. “El justo por su fe vivirá”. ¿Qué significaba eso?

Un Mandato Duro

Mientras Habacuc contemplaba la respuesta de Dios, el Señor, en Su misericordia, comenzó a ayudar al profeta a comprender y aceptar Su respuesta. Procedió a señalarle a Habacuc que era plenamente consciente de la codicia, la traición, la crueldad, la inmoralidad y la idolatría de los caldeos (Habacuc 2:6–20). No había nada que Habacuc pudiera decirle a Dios sobre los caldeos que Él no supiera ya.

El Señor prometió una serie de ayes sobre los caldeos, indicando claramente que el día de su juicio por sus pecados llegaría a su debido tiempo (Habacuc 2:6–20). El Señor concluyó este discurso con las palabras: “El Señor está en su santo templo. Calle delante de él toda la tierra” (Habacuc 2:20).

Ésas son palabras que los cristianos cantan todo el tiempo sin conocer su contexto. Fuera de contexto, suenan tan hermosas. En contexto, son muy penetrantes. Porque, vean, lo que Dios realmente le estaba diciendo a Habacuc era: “Estoy en Mi trono y tengo el control. Yo soy soberano. No tienes derecho a cuestionarme sobre Mis motivos y Mis acciones. Tu responsabilidad no es cuestionarme, sino confiar en Mí. ¡Así que cállate y comienza a confiar!”.

Juego de Rol

Era un mandato duro que requería una fe firme. Para mostrarle lo difícil que era, pongámonos en la posición de Habacuc por un momento. Suponga que es un profeta moderno que clama a Dios con respecto a los Estados Unidos.

“Oh Dios, me has dado un corazón sensible para ver la iniquidad y la injusticia. Dondequiera que mire hoy en Estados Unidos, veo que estos dos males se multiplican. ¿Por qué permites que los pecados de nuestra nación queden impunes? Estamos podridos hasta la médula, afirmando ser una nación cristiana mientras nos deleitamos en los pecados del alcoholismo, la adicción a las drogas, el aborto, la anarquía y cualquier otra abominación conocida por el hombre. Peor aún, tenemos la intención de exportar nuestra pecaminosidad a otras naciones a través de nuestras películas y programas de televisión inmorales y violentos”.

“¿Hasta cuándo, oh Señor, vas a cerrar los ojos ante la violencia de la mafia en Nueva York y Nueva Jersey? ¿Cuánto tiempo vas a tolerar el estilo de vida cambiante de California y el materialismo grosero de Texas? ¿Cuándo vas a hacer algo sobre los juegos de azar en Nevada, el tabaco y el whisky en Kentucky, y el vudú de la Nueva Era en el estado de Washington?

“¿Cuándo, oh Señor, vas a derramar juicio sobre nuestra nación por nuestro orgullo insufrible y nuestro deseo imperialista de dirigir los asuntos de otras naciones?

“Y, ¿cuándo, Señor, vas a vengar la sangre de los más de 60 millones de bebés que hemos sacrificado en el vientre de sus madres desde 1973?

“¿Estás ahí, Señor? ¿Estás prestando atención? ¿Sabes lo que está pasando? ¿Te importa?”.

Y el Señor responde: “Cálmate. Relájate. Lo tengo todo bajo control. Verás, vienen los rusos. Los he despertado para invadir Israel, y mientras lo hacen, van a lanzar un ataque nuclear total contra tu país que los dejará devastados”.

Aturdido, respondes: “Pero Señor, ¿cómo podrías hacer tal cosa? ¡Esos rusos son peores que nosotros! No son más que un montón de bárbaros odiadores de Dios. Somos malos, pero no somos tan malvados como ellos. ¿Cómo puedes castigar a una nación malvada con otra más malvada?”.

Y el Señor simplemente dice: “El justo por su fe vivirá”.

Lea la parte 2 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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miércoles, 13 de octubre de 2021

Libro: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin – Capítulo 1 (parte 2 de 2)

El Colapso de la Sociedad

Por Dr. David R. Reagan

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El Camino hacia la Depravación

Un bosquejo de nuestro curso hacia la depravación se puede encontrar en los escritos del apóstol Pablo. En el capítulo uno de Romanos, afirma que el camino hacia la destrucción de una nación comienza cuando sus instituciones deciden detener “con injusticia la verdad”, una acción que finalmente conducirá a que la gente adore a la creación en lugar del Creador (Romanos 1:8, 25). 

La década de 1960 resultó ser el punto de inflexión para Estados Unidos. Pero la revolución cultural contra Dios, que caracterizó esa década, tuvo sus raíces en acontecimientos que ocurrieron a principios del siglo XX. Los dos más influyentes fueron mareas intelectuales que llegaron a Estados Unidos desde Europa. Llegaron casi simultáneamente.

Uno fue el darwinismo, con su ataque ateo al concepto mismo de Dios. Se cuestionó el origen y el propósito del hombre. El hombre quedó reducido a un mero animal, producto de la casualidad sin ningún propósito particular.

La otra fue la Escuela Alemana de la Alta Crítica que desafió a la Biblia como la infalible revelación de Dios. En cambio, la Biblia fue vista como la búsqueda de Dios por parte del hombre y, por lo tanto, se consideró que estaba llena de mitos, leyendas y supersticiones.

La cosmovisión cristiana de repente fue atacada desde fuera y dentro de la Iglesia. La fe de muchos se hizo añicos.

Abrazando el Relativismo Moral

A medida que se socavaba la autoridad de la Palabra de Dios y el propósito del hombre dejaba de tener sentido, el relativismo moral gradualmente ocupó un lugar central. La gente comenzó a desafiar los conceptos tradicionales del bien y el mal. Como en los días de los jueces de Israel, la gente comenzó a hacer lo que era correcto a sus propios ojos (Jueces 21:25). Lo llamaron “para gustos hay colores”. Cada hombre se convirtió en un dios en sí mismo, capaz de determinar por sí mismo sus propios valores y ética, si los hubiera. Y cualquiera que se atreviera a juzgar las acciones de otra persona era declarado “intolerante”.

En la década de 1980, Estados Unidos había llegado al punto mencionado en Jueces 2:10 — habíamos producido toda una generación “que no conocía al Señor. . .”.

Habíamos “suprimido la verdad con injusticia” al prohibir la oración en las escuelas públicas, prohibir la publicación de los Diez Mandamientos y declarar que la evolución era la única teoría que se podía enseñar sobre el origen del universo.

De repente, el gobierno estaba promoviendo activamente todo tipo de actividades abominables como los juegos de azar, el aborto y la homosexualidad. Las religiones orientales y las filosofías intelectuales místicas como el Movimiento de la Nueva Era comenzaron a desplazar al cristianismo.

El Día de la Tierra se convirtió en una celebración nacional.17 En todo el país, la gente se reunía para adorar a la “Madre Tierra”, en lugar del Dios Padre que creó la tierra. Se tomaban de la mano y tarareaban para sincronizarse con el ritmo de la “Madre Tierra”. Además, celebraban su nueva religión abrazando un árbol o acariciando un salmón.

Millones de personas pagaban cientos de dólares cada una para asistir a seminarios de autodescubrimiento de varios tipos. Lo que todos tenían en común era la enseñanza de que Dios reside en cada uno de nosotros y que debemos aprender a liberar nuestro “poder divino”.

Revolcándose en la Desesperación

Para la década de 1990, Estados Unidos había cumplido otra profecía del apóstol Pablo sobre el fin de los tiempos. Se encuentra en 2 Timoteo 3:

1) También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.

2) Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,

3) sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,

4) traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,

5) que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.

Note que esta profecía predice que la sociedad de los tiempos del fin amará tres cosas: el yo, el dinero y el placer. El amor a uno mismo es el humanismo, la religión de Estados Unidos hoy. El amor al dinero es el materialismo, el dios de Estados Unidos.

Cuando su religión se centra en uno mismo y su dios es el dinero, el resultado es siempre un estilo de vida basado en el amor por el placer, que es el hedonismo. No hace falta decir que ese era el estilo de vida del estadounidense “liberado” al entrar en el siglo XXI.

Pero Dios no puede ser burlado (Gálatas 6:7). El humanismo, el materialismo y el hedonismo constituyen una combinación mortal. Siempre producen la misma recompensa. Es lo que los filósofos llaman nihilismo, que es una palabra pretenciosa para la desesperación.

Mire de nuevo a 2 Timoteo 3:1–5. El pasaje describe una sociedad sumida en la desesperación. La descripción se lee como las noticias que presenciamos en la televisión todas las noches. Los informes de noticias están llenos de villanos jactanciosos y arrogantes que son ingratos e impíos — así como historias sobre niños rebeldes y odiadores imprudentes y engreídos del bien. Y constantemente nos bombardean con las opiniones de aquellos que “profesan ser sabios”, pero que en realidad son necios (Romanos 1:22).

La Disciplina de Dios para las Naciones

En Romanos, Pablo nos dice cómo Dios trata con las personas en las naciones rebeldes. Dice que Dios los entrega “a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones” (Romanos 1:24). En otras palabras, Dios da un paso atrás, baja Su cerco de protección alrededor de la nación y permite que el pecado se multiplique como un juicio sobre la nación.

La primera consecuencia es una revolución sexual, como la que ocurrió en Estados Unidos en la década de 1960. Pablo se refiere a esto como la “deshonra de sus cuerpos” (Romanos 1:24).

Pablo dice que, si este juicio no produce arrepentimiento, Dios dará un paso atrás y bajará aún más su cerco de protección. En esta segunda etapa, entregará a la nación a “pasiones vergonzosas” (Romanos 1:26). Pablo explica que este juicio se manifestará en una plaga de homosexualidad. Él dice que las mujeres cambiarán la función natural por la que no es natural, y los hombres abandonarán la función natural de la mujer y arderán en su deseo unos por otros, “hombres con hombres cometiendo hechos vergonzosos” (Romanos 1:26– 27). Pablo incluso menciona que los que participan en tal maldad recibirán en sus propios cuerpos “la retribución debida a su extravío” (Romanos 1:27). Por lo tanto, la epidemia de Sida de nuestros días se describe claramente como un juicio de Dios.

Tampoco es el final del proceso. Una vez más, Pablo señala que, si la sociedad persiste en su rebelión, Dios dará un paso atrás y bajará aún más Su cerco de protección, entregándolos “a una mente reprobada” (Romanos 1:28). En ese punto, Pablo dice que la sociedad llegará a ser como la que describe en 2 Timoteo 3: “estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia. . .” (Romanos 1:29–31).

Luego agrega un pensamiento aleccionador: “sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad” (Romanos 2:2).

Balanceándose al Borde de la Destrucción

Estados Unidos ha llegado a la tercera y última etapa que lleva del juicio a la destrucción. Dios ha puesto juicio tras juicio sobre nuestra nación en un intento de llamarnos al arrepentimiento: juicios como la guerra en Vietnam, los ataques del 11 de septiembre, el Huracán Katrina y la caída de la bolsa de valores de 2008.

Pero nos hemos negado a arrepentirnos. De hecho, hemos endurecido nuestra cerviz contra Dios, decididos a seguir nuestro propio camino y hacer nuestras propias cosas. Esta actitud se manifestó en la increíble proclamación emitida por el Presidente Bill Clinton en junio de 1999, cuando llamó a los estadounidenses a “celebrar” la homosexualidad. Declaró junio de 1999 como el Mes del Orgullo Gay y Lésbico.18 Respondí enviándole un mensaje de correo electrónico en el que le preguntaba: “¿Qué nos pedirás que ‘celebremos’ a continuación? ¿Proclamarás el Mes del Orgullo del Adulterio? ¿Qué tal un mes en honor a las prostitutas o los pedófilos?”.

Cuando escribí la primera edición de este libro en 1999, hice la siguiente observación en este punto del libro:19

Lo interesante es que, a pesar de nuestra continua rebelión, Dios aún no ha tocado a nuestro falso dios: el Todopoderoso Dólar. Sospecho que Él todavía está esperando pacientemente a que nos arrepintamos, y si no lo hacemos, destruirá a nuestro dios con el mayor colapso económico en la historia registrada, uno que nos reducirá a un estado del Tercer Mundo y nos sacará de nuestra posición como la única superpotencia del mundo.

Dios nos dio un anticipo de lo que yo estaba hablando en 2008, cuando el mercado de valores perdió 777 puntos en un día, impulsándonos a la Gran Recesión. La caída financiera ocurrió en la víspera del Año Nuevo judío, Rosh Hashaná. Estaba asombrado. El número 777 es como la firma de Dios, ya que el número 7 representa la perfección. Y el momento me indicó que Dios estaba literalmente gritando desde los cielos, llamándonos a que dejáramos de presionar a Israel para que entregara su zona central.

Dios derribó a la Unión Soviética de la noche a la mañana, y puede hacer lo mismo con nosotros, tal como hizo con la superpotencia Babilonia en la historia antigua. En el momento en que tocó la Unión Soviética, era la mayor potencia militar del mundo. Pero todas sus armas nucleares y misiles no pudieron protegerla de la mano de Dios. De la noche a la mañana, la Unión Soviética se redujo al caos político y económico.

Suplicando el Juicio

La destrucción que caerá sobre nosotros será mucho peor, “porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará” (Lucas 12:48). El pueblo ruso puede decir: “No lo sabíamos”. Pero, ¿qué pueden decir los estadounidenses? Hemos sido bendecidos como ninguna otra nación desde el antiguo Israel. Además de nuestras bendiciones políticas y económicas, hemos sido bendecidos espiritualmente con una saturación del Evangelio. Tenemos un promedio de cinco Biblias en cada hogar, tenemos radio y evangelistas televisivos, y tenemos una sobreabundancia de iglesias. No tenemos excusa ante Dios.

La Biblia enseña que Dios nunca derrama Su ira sin previo aviso. Ha estado advirtiendo a Estados Unidos durante cinco décadas a través de Sus juicios y Sus profetas. Ha levantado voces proféticas en todo el país para advertir a la gente del juicio inminente, voces como Dave Wilkerson en la ciudad de Nueva York — a quien consideré el Jeremías de Dios para Estados Unidos.

Desde la muerte de Wilkerson en 2011, Dios ha continuado ungiendo voces proféticas para llamar a esta nación al arrepentimiento — hombres como Jonathan Cahn, Robert Jeffress, Erwin Lutzer, David Jeremiah y Franklin Graham.

Los que no son cristianos, comprensiblemente, se han burlado de estas advertencias calificándolas de “locura milenaria”. Lo trágico es que muchos cristianos también han respondido con burla. Parece que creen que Dios se sienta en su trono envuelto en una bandera estadounidense, y que nunca tocaría a su “nación ungida”. Después de todo, ¿no depende Él de la riqueza, la influencia y la tecnología de Estados Unidos para difundir el Evangelio por todo el mundo?

Líderes Malvados como un Juicio

Uno de los juicios que Dios impondrá a una nación rebelde es proporcionar a la gente el tipo de liderazgo que merecen. En los últimos años de rebelión de la antigua Judá, Dios les dio el rey más malvado de su historia: un hombre llamado Manasés (2 Crónicas 33:1–9).

De la misma manera, Dios le ha proporcionado a nuestra nación una versión moderna de Manasés, a saber, Barack Hussein Obama. Ha demostrado ser el presidente más pro-abortista, pro-homosexual, anti-capitalista, anti-Israel y anti-cristiano en nuestra historia.

David Barton, quien es el mayor experto de la cristiandad en la herencia cristiana de Estados Unidos, ha compilado una extensa lista de las acciones anticristianas de Obama.20 Pero Barton observa que, dado que Obama ha sido igualmente irrespetuoso con los judíos, sería más apropiado referirse a sus acciones como “anti-bíblicas”.

En su artículo, publicado en julio de 2014, Barton enumera 20 actos específicos de hostilidad por parte de la administración Obama hacia personas de fe bíblica.21 Identifica 37 actos de hostilidad por parte del ejército liderado por Obama hacia soldados de fe bíblica. Y proporciona una lista de 24 actos de hostilidad hacia los valores bíblicos en general. También incluye una lista de 8 actos preferenciales en favor del islam.

Cuatro cosas que Obama ha hecho que me parecen particularmente inquietantes son éstas:

1) Su negativa a incluir la frase “el Creador” cuando cita la Declaración de Independencia donde dice que “. . . están dotados por su Creador de ciertos Derechos inalienables. . .”.22

2) Su repetida afirmación de que “E pluribus unum” es nuestro lema nacional, cuando el lema establecido por la ley es “En Dios confiamos”.23.

3) Sus repetidas referencias a nuestro derecho de la Primera Enmienda de “libertad de culto”, cuando la libertad real establecida en esa enmienda es “el libre ejercicio de la religión”.24

4) Su negativa a acoger los servicios del Día Nacional de Oración, día establecido por la ley federal.25

Un Ejemplo Bíblico de Arrogancia Nacional

Lo que estamos experimentando ha sucedido antes. Cuando Dios se preparó para derramar Su ira sobre la antigua Judá, levantó profetas como Miqueas y Jeremías para advertir al pueblo de su inminente perdición.

¿Y cuál fue su respuesta? Señalaron el templo del Señor y aseguraron a los profetas que Dios nunca permitiría que le sucediera nada (Jeremías 7:1–4). Estaban a salvo, pensaron, porque la gloria Shejiná de Dios residía en su Templo. Los profetas eran “como viento”, argumentaban, porque Dios protegería Su templo y la nación a la que se lo había confiado (Jeremías 5:13). Su actitud era la arrogancia en su máxima expresión.

Y así es en Estados Unidos hoy. Somos una nación orgullosa. Después de todo, somos el “número uno”. En nuestro orgullo le hemos dado la espalda a Dios. Como los judíos de los tiempos bíblicos, queremos las bendiciones de Dios, pero no al Dios de las bendiciones.

Nuestro orgullo también nos ha impulsado a convertirnos en una nación imperialista. Deambulamos por la tierra como un gigante en un estupor borracho, arrojando nuestro peso alrededor, tratando de manejar los asuntos de todos los demás. Un día es Somalia, al día siguiente, los Balcanes, y luego el Medio Oriente y Ucrania. La ironía de esto es que, mientras estamos tratando de resolver los problemas de otras naciones, ni siquiera podemos mantener la paz en las calles de nuestras propias ciudades principales. ¡Qué arrogancia!

Un Símbolo Bíblico de Estados Unidos

Nuestro tipo profético en la Biblia es la nación de Judá. Si desea leer sobre América en la profecía bíblica, lea Isaías 5 y Jeremías 5 al 9. Estos dos profetas enumeran los pecados que motivaron a Dios a destruir esa nación. La triste realidad es que son los mismos pecados que caracterizan a Estados Unidos en la actualidad.

Isaías habla de injusticia, codicia, búsqueda de placeres, blasfemia, perversión moral, orgullo intelectual, intemperancia y corrupción política. Con respecto a la perversión moral, Isaías dice que la gente llamaba “a lo malo bueno, y a lo bueno malo” (Isaías 5:20). Eso es precisamente lo que estamos haciendo hoy en Estados Unidos con respecto al aborto, la homosexualidad y los juegos de azar. Isaías resume la raíz de la decadencia de su nación (y la de Estados Unidos) al afirmar: “Desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel” (Isaías 5:24).

Jeremías, escribiendo unos 75 años después (¡Dios es tan paciente!), enumera los mismos pecados que aún prevalecen en la tierra. Pero agrega algunas nuevas a la lista: inmoralidad sexual y corrupción religiosa. Sus declaraciones resumidas son muy reveladoras:

“Endurecieron sus rostros más que la piedra” (Jeremías 5:3).

“No quisieron convertirse” (Jeremías 5:3).

“Este pueblo tiene corazón falso y rebelde” (Jeremías 5:23).

“Ni aun saben tener vergüenza” (Jeremías 6:15).

Dios destruyó esta nación. ¿Por qué trataría de manera diferente a un clon de hoy en día? Dios “es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). O, como se dice en Malaquías 3:6, “Yo, el Señor, no cambio”.

El Cristianismo bajo Ataque

A medida que Estados Unidos desciende más hacia un abismo moral, los cristianos serán objeto de ataques cada vez mayores. La sociedad ya ha descartado a los cristianos evangélicos como “fanáticos intolerantes”, porque son los únicos que hablan hoy a favor de la justicia.

Los medios de comunicación han declarado temporada abierta [de caza] contra los cristianos. El cristianismo, la Biblia y Jesús son objeto de burla abierta en películas, libros, programas de televisión y las artes. No se tolerarían ataques similares contra negros, homosexuales, judíos o incluso musulmanes. Pero todo lo sagrado para los cristianos puede ser pisoteado.

No se puede escapar del hecho de que estamos en medio de una guerra cultural en Estados Unidos. Las fuerzas del paganismo, el secularismo, el ateísmo y el humanismo han lanzado un ataque total contra los valores judeocristianos.

Los dos bandos de esta guerra estuvieron bien representados en las respuestas a la masacre de Columbine High School en la primavera de 1999.

Hablando desde una perspectiva judeocristiana, Billy Graham dijo:26

Estoy de acuerdo con quienes han señalado que el problema no son las armas. Más bien, son los corazones de las personas los que necesitan ser cambiados. Agregaría que sólo Dios puede cambiar nuestros corazones. Ésa es la razón por la que Jesús dijo: “Debes nacer de nuevo”. Sólo Dios puede darnos una nueva naturaleza que se demuestra con el amor.

Hablando desde la perspectiva pagana, Howard Stern, el locutor de radio que ofende a su audiencia, dijo:27

Había algunas chicas muy guapas que salían corriendo con las manos sobre la cabeza. ¿Esos niños [los asesinos] intentaron tener sexo con alguna de las chicas guapas? ¿Ni siquiera hicieron eso? Al menos si vas a matarte y matar a todos los niños, ¿por qué no tendrías sexo?

Un Doble Estándar

A medida que se intensifica la guerra cultural, la prensa practica un doble rasero. Por ejemplo, al informar sobre actos de violencia contra negros, homosexuales o judíos, los hechos se clasifican instantáneamente como “delitos de odio”. Pero, con respecto a los actos de violencia dirigidos específicamente a los cristianos, como en las escuelas de Paducah, Kentucky y Littleton, Colorado, o en una iglesia en Ft. Worth Vale — éstos se descartan como “actos aleatorios de violencia”.

A nivel nacional, se está discriminando a las personas en las contrataciones y ascensos laborales simplemente por ser cristianos, algo que hubiera sido impensable en este país hace apenas unos años. Las iglesias están siendo acosadas como nunca antes por las juntas de zonificación y los inspectores de edificios.

Permítanme darles algunos ejemplos rápidos de persecución cristiana tomados del libro: Godless America (Estados Unidos sin Dios), de Todd Starnes.28 Aquí hay 8 de 89 ejemplos que da en el libro:

1) Un pastor de Carolina del Norte fue despedido de sus funciones como capellán honorario de la Cámara de Representantes del Estado, después de que se negó a dejar de orar en el nombre de Jesús.

2) Un centro para personas de la tercera edad en Port Wentworth, Georgia, les dijo a sus residentes mayores que ya no podían orar mientras comían.

3) Un juez federal ordenó al Distrito Escolar Independiente de Medina Valley en Texas que prohibiera cualquier oración pública en su ceremonia de graduación.

4) Un niño de ocho años de Massachusetts fue enviado a casa desde la escuela y se le ordenó someterse a una evaluación psiquiátrica después de que hizo un dibujo de Jesús en una cruz.

5) Un profesor de la Universidad de Kentucky, que solicitó un trabajo como director del observatorio de la universidad, fue rechazado por el comité de contratación cuando se descubrió que era cristiano.

6) Las Biblias y otros materiales religiosos fueron prohibidos brevemente en el Centro Médico del Ejército Walter Reed, antes de que una protesta pública obligara a los administradores a revertir su decisión.

7) En San José, California, se erigió una estatua en un parque de la ciudad con dinero de los contribuyentes que celebraba al dios azteca a quien se realizaban sacrificios de niños. Mientras que, al mismo tiempo, en San Diego, un tribunal dictaminó que una cruz que había estado en un parque de la ciudad durante muchos años tenía que ser removida. ¡Un dios azteca, sí!; ¡un símbolo del cristianismo, No!

8) Se ordenó a una maestra de escuela pública de Nueva York que retirara los versículos bíblicos inspiradores de su salón de clases. También se le dijo al maestro que eliminara una cita del ex presidente Ronald Reagan.

Irónicamente, la cita de Reagan decía: “Si alguna vez olvidamos que somos una nación bajo Dios, entonces seremos una nación que se fue a pique”.

En 2012, Louie Giglio, el pastor de Passion City Church en Atlanta, Georgia, fue retirado de la invitación para dar la bendición en la toma de posesión del presidente Obama porque se descubrió que un sermón suyo publicado en Internet presentaba el punto de vista bíblico de que la homosexualidad es un estilo de vida pecaminoso.29

En junio de 2014, una cajera de un banco en Kentucky fue despedida de su trabajo porque le decía a cada uno de sus clientes: “Que tenga un día bendecido”. Uno de sus clientes se quejó de que la frase le causaba angustia mental porque tenía “connotaciones cristianas”30.

La situación va a empeorar en lugar de mejorar. Jesús les dijo a Sus discípulos que el mundo los odiaría tanto como a él (Juan 15:18–19). Jesús también profetizó que, en los tiempos del fin, justo antes de Su regreso, todos los verdaderos creyentes serían odiados a causa de Su nombre y serían perseguidos (Mateo 24:9).

¡La única razón por la que más cristianos profesantes no están siendo perseguidos hoy en día es porque la mayoría se ha comprometido tanto con el mundo que sería difícil encontrar suficiente evidencia para condenarlos de ser cristianos!

La Perspectiva del Sufrimiento

Además de la persecución específica, nosotros, como cristianos, tendremos que enfrentar el sufrimiento que se apoderará de nuestra nación si Jesús se demora y retrasa Su regreso hasta que Estados Unidos sea juzgado por su rebelión.

Cuando Dios juzga a una nación, la lluvia cae sobre justos e injustos. Los creyentes no son inmunes al sufrimiento, pero se les promete que Dios caminará con ellos a través del sufrimiento y los sostendrá. Mientras Dios se preparaba para destruir a Judá, habló palabras tranquilizadoras a los verdaderos creyentes en la tierra (Isaías 43:2–3):

2) Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

3) Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador…

Muchos de los creyentes que escucharon estas palabras sufrieron terriblemente por el largo asedio de Jerusalén. Muchos fueron llevados cautivos. Pero el Señor siempre estuvo allí para animarlos y asegurarse de que sus necesidades básicas fueran satisfechas.

Preguntas Cruciales

A medida que aquellos de nosotros que somos cristianos enfrentamos el colapso de la sociedad y experimentamos tanto la persecución enfocada como el sufrimiento generalizado, ¿cómo deberíamos vivir? ¿Cómo podemos vivir una vida victoriosa en medio del caos social? ¿Cómo podemos soportar la persecución y el sufrimiento? ¿Cómo podemos permanecer fieles al Señor? ¿Debemos retirarnos del mundo? ¿Debemos armarnos, huir al desierto y refugiarnos en búnkeres?

Antes de considerar las respuestas a estas preguntas, veamos otro aspecto del desafío que enfrentamos como cristianos que vivimos en los tiempos del fin. Consideremos la condición de la Iglesia.

Lea la parte 1 aquí

Recurso recomendado:


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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lunes, 11 de octubre de 2021

Viviendo con una Perspectiva Eterna (pdf)

 Por Dr. David R. Reagan

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Traducido por Donald Dolmus
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