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martes, 5 de diciembre de 2017

La Reprensión Divina de la Autoridad Religiosa Corrupta


El Papa Francisco I dirige una audiencia de navidad en el salón Clementina, en el Vaticano

Dos corrientes del cristianismo han estado operando lado a lado durante 2,000 años. Una es el Cuerpo de Cristo, la Iglesia Apostólica, que incluye a todos aquellos que han nacido de nuevo con el Espíritu de Dios. Esta iglesia verdadera se aferra a la fe de los apóstoles y se somete a la autoridad de la Escritura. La otra corriente es el cristianismo apóstata; aquellos que profesan a Cristo pero que se aferran a un evangelio diferente y que, por lo tanto, nunca han experimentado el segundo nacimiento (1 Juan 2:19-20).

Dado que la apostasía también ocurrió en el judaísmo, existe una pregunta crítica a considerar. ¿Fue la acción que causó que los judíos se desviaran de la única religión que Dios había ordenado, la misma acción que causó que los apóstatas se desviaran de la única Iglesia que Cristo estableció? ¡Sí! El error fatal común a ambos ocurrió cuando los líderes religiosos reemplazaron la autoridad de Dios con su propia autoridad. Los fariseos usaron la Cátedra de Moisés para distorsionar la Palabra de Dios con sus propias tradiciones y la Iglesia Católica Romana ha usado la Cátedra de Pedro para hacer lo mismo. Es en efecto asombroso ver cómo el clero católico se asemeja a los fariseos del judaísmo del Siglo I. Ambos se corrompieron cuando rechazaron la absoluta autoridad suprema de la Escritura. Mientras que conocemos cómo condenó Jesús a los fariseos hipócritas por su carácter y conducta, sólo podemos adivinar si las mismas reprensiones aplican hoy al clero católico. El terco rechazo de los fariseos a someterse a la autoridad de Dios los condujo en última instancia a rechazar a Jesús como el Mesías, mientras que el mismo rechazo terco ha conducido al clero católico a rechazarlo como su Salvador todo suficiente.

En Mateo 23 Jesús da Su último sermón público y éste está lleno de fuertes reproches contra el corrupto liderazgo religioso de los fariseos. El sermón también es una advertencia para aquellos que siguen a falsos pastores en lugar de al Pastor Verdadero. Es, por lo tanto, mi oración que los católicos darán una mirada objetiva a sus líderes religiosos. ¿Se han vuelto tan corruptos como los pastores del pueblo escogido de Dios? Veamos las similitudes entre los fariseos y el clero católico romano.

Se Oponen a la Autoridad Divina

En Mateo 23:2, Jesús dice: “En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos”, la posición de autoridad. Observe que fueron ellos los que se sentaron, Dios no los puso ahí. Al hacer eso, se opusieron a la autoridad divina al establecer la suya. Esto es análogo a los sacerdotes católicos. Obstinadamente continúan un sacerdocio sacrificial que fue terminado divinamente hace 2000 años. Cuando Jesús, el Sumo Sacerdote se ofreció a Sí Mismo una vez, como sacrificio por el pecado, para siempre, no había más necesidad de sacrificios sacerdotales. Nuestro Dios misericordioso puso en claro esto cuando rasgó el velo que una vez impedía el acceso a Su presencia de alguien distinto a los sacerdotes santificados (Marcos 15:38). Ahora “teniendo libertad para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, esto es, de Su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe…” (Hebreos 10:19-22).

Los sacerdotes católicos no son llamados por Dios, ni están en la voluntad de Dios. Sus ofrendas falsas nunca pueden quitar el pecado ni tampoco pueden hacer lo que Jesús ya ha hecho: “Con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos 10:14).

Impiden la Entrada al Cielo

En Mateo 23:13, Jesús condena a los fariseos por hacer la misma cosa que los sacerdotes católicos están haciendo. Jesús declara: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando”. Los fariseos y el clero católico han mantenido a las personas fuera del Reino con sus enseñanzas legalistas que nulifican la gracia soberana de Dios. Ellos trancan las puertas del Cielo con un sistema de obras-justicia que deja a sus seguidores desesperadamente culpables y sin seguridad o paz. Muchos católicos, que son celosos de Dios, están trabajando para establecer su propia justicia debido a que se les ha enseñado una perversión del Evangelio. Sus sacerdotes “difaman el camino de la verdad” y les señalan el camino ancho que conduce a la destrucción (Mt. 7:13; 2 P. 2:1-2).

Sus Conversos se Vuelven Hijos del Infierno

En el versículo 15, Jesús maldice de nuevo a los fariseos: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros”. El clero católico también vuelve a sus conversos “hijos del infierno”. Su ministerio no es uno de conversión, sino de perversión. En lugar de proclamar las buenas noticias de la finalizada obra de redención de Cristo, pervierten el mensaje con ofrendas continuas que mantienen a los conversos en esclavitud legalista (Catecismo [CIC], 1367). Los sacerdotes niegan la suficiencia del sacrificio de Cristo al insistir que los católicos deben hacer su propia satisfacción por los pecados (CIC, 1459). Después de hacer penitencia, los sacerdotes dan a los católicos la falsa esperanza de que sus pecados han sido perdonados.

A los católicos se les instruye que Jesús simplemente abrió las puertas del Cielo con Su muerte y resurrección. Dado que sólo Él hizo posible la salvación, es necesaria una perversión del verdadero evangelio para instruir a los católicos lo que deben hacer para entrar por las puertas del Cielo (CIC, 2027). Los conversos a este evangelio condenatorio de obras y sacramentos permanecen bajo la ira de Dios. Su destino permanece sin cambio – una eternidad de tormento sin Cristo.

Son Auto-Indulgentes y Ladrones

En el versículo 25, Jesús maldijo a los líderes judíos por su piedad externa que escondía su corrupción interna. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia”. El clero católico también es culpable de robo y auto-indulgencia. Aunque sus súbditos los miran como dignos de confianza con un toque sobrenatural de santidad, tienen una larga historia de inmoralidad sexual que incluye violar niños y robarles su inocencia. Algunos de los sacerdotes pedófilos han sido capturados y expuestos, pero sus obispos los reubicaron en otras parroquias donde continuaron satisfaciendo sus perversiones sexuales. En lugar de ser pastores piadosos que protegen su rebaño, son lobos perversos que destruyen el rebaño.

No existe forma amable de exponer al clero católico que roba y extorsiona millones de dólares cada año de sus congregaciones con la práctica impía de las indulgencias. Los sacerdotes perpetúan la estafa fraudulenta de las indulgencias y el purgatorio con el fin de recolectar estipendios de individuos dolientes que quieren reducir el tiempo de sufrimiento para sus seres amados. Éste podría ser el fraude más cruel de todos los tiempos. Es una práctica engañosa que mantiene a las personas en esclavitud a su iglesia, no sólo en esta vida sino que aun después de la muerte.

Son Hipócritas

En el versículo 27, Jesús los maldice por su hipocresía. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”. Esta hipocresía también es común entre el clero católico. Parecen piadosos en sus vestidos litúrgicos, pero debajo de sus vestimentas son hombres espiritualmente muertos. Sus corazones no regenerados provocan que otros caigan en hipocresía. Dado que no tienen corazones controlados por el Espíritu, deben esconder sus corazones perversos con pompa exterior. Dicen que representan a Jesucristo pero, por medio de la hipocresía, siguen las doctrinas de demonios (1 Timoteo 4:1-3). Dado que rechazan “la doctrina conforme a la piedad”, sus vidas están marcadas por el pecado en lugar de por la piedad (1 Timoteo 6:3; Judas 4, 8-16).

Son Orgullosos y Presumidos

En el versículo 29, Jesús condena a los líderes religiosos por jactarse de que ellos eran mejores que sus ancestros. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas”. Recientemente hemos escuchado disculpas del Vaticano por la persecución de los judíos y los cristianos a lo largo de la historia. El clero católico de hoy está diciendo, no somos como nuestros ancestros, no matamos más a los siervos de Dios, pueden confiar en nosotros. Estamos de acuerdo en que son mejores ahora que en el pasado, pero eso no es algo para presumir. La historia revela que los papas anteriores fueron culpables de cometer casi cada pecado y crimen posibles, incluyendo asesinatos, muerte, violación, adulterio, fornicación, incesto, robo, conspiración, soborno, fraude y perjuro. La corrupción de 29 papas es tan despreciable, que el Vaticano los ha enumerado como los “anti-papas”. Sin embargo, su intento de revisar la historia no puede borrar los escándalos y crímenes impíos del papado.

Jesús acentúa sus reprensiones con una pregunta aleccionadora, “¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?". ¡Qué todos podamos aprender de la historia bíblica y que urgente y convincentemente advirtamos a nuestros seres amados, que estén siguiendo a falsos pastores, a volverse al único Pastor Verdadero!


Mike Gendron fue un devoto católico romano y un fuerte defensor de la “única iglesia verdadera” durante 34 años, antes de que desarrollara una relación personal con Jesús en 1981.


Dejó la iglesia católica en 1985 y, en 1988, dejó una exitosa carrera en gerencia corporativa para estudiar en el Seminario Teológico de Dallas. Cuatro años después, formó el Ministerio Proclamando el Evangelio, con el objetivo principal de alcanzar a los católicos con el Evangelio. Se puede suscribir a su lista de correo y encontrar un listado completo de todos sus libros y álbumes de videos en el sitio web de su ministerio: pro-gospel.org

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article
The Divine Rebuke of Corrupt Religious Authority

¿Puede María Ser Corredentora?


El Papa Francisco I rinde homenaje a la estatua de María de Fátima, durante su audiencia general en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el 13 de mayo de 2015 (L'Osservatore Romano)

El título de Redentor es posiblemente el título más preciado de Jesucristo entre Su pueblo. Le recuerda al hijo de Dios que su salvación ha sido comprada al máximo de todos los costos, la sangre derramada del hombre perfecto de Dios y el Dios perfecto del hombre. Fue el Señor Jesús, no María, quien dio Su vida como rescate por muchos (Marcos 10:45). Fue Jesús, no María, quien redimió a los que alguna vez fueron esclavos del pecado y compró su libertad para que ya no estén sujetos al pecado. Jesús se entregó a sí mismo para redimirnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo que es suyo (Tito 2:14).

Que cualquiera se refiera a María como corredentora, no sólo viola la verdad de la Palabra de Dios, sino que también deshonra al Señor Jesucristo y le roba la gloria, el honor y la alabanza que sólo Él merece. A lo largo de la Biblia vemos que Dios es el único que puede perdonar el pecado (Marcos 2:7). Él nos rescató del dominio de las tinieblas, y nos transfirió al reino de Su amado Hijo, en quien tenemos redención, el perdón de pecados (Colosenses 1: 13-14). En ninguna parte de la Escritura se menciona a María como corredentora o co-mediadora. Nunca dio su vida, ni derramó su sangre, ni se convirtió en maldición para rescatar a alguien. Cristo nos redimió de la maldición de la ley convirtiéndose en maldición por nosotros (Gálatas 3:13). Jesús compró con Su propia sangre (Hechos 20:28). Los cristianos son redimidos con la sangre preciosa de Cristo, un cordero sin mancha o defecto (1 Pedro 3: 18-19).

Ésta no es la primera vez que la Iglesia Católica ha tratado de elevar a María a corredentora. El Papa Juan Pablo II no tuvo éxito en su intento porque a muchos de los cardenales les preocupaba que frustrara el movimiento ecuménico, que busca unir a todos los cristianos bajo el papado. Dado que éste es el centenario de la aparición de María en Fátima, algunos cardenales creen que éste es un buen momento para el pronunciamiento. La versión católica de María es dramáticamente diferente de cómo se revela en la Escritura. Según el catecismo católico, María "no dejó de lado su cargo de salvación, sino que, por su intercesión múltiple, continúa trayéndonos los dones de la salvación eterna". Ella es "Abogada y Mediadora" (CIC, párrafo 969). Sus "oraciones liberarán nuestras almas de la muerte" (CIC, párrafo 966).

La Iglesia Católica da a María muchos de los atributos de Cristo. Ellos enseñan que ambos fueron concebidos sin pecado, y vivieron vidas sin pecado y ambos son nuestros defensores. Proclaman que Jesús es la fuente de la gracia, María es el canal de toda gracia; Jesús es el Mediador, María es la Mediadora; Jesús ascendió a la gloria, el cuerpo de María fue asumido en gloria; Jesús es el Rey del Cielo, María es la Reina del Cielo; Jesús es el Príncipe de la Paz, y María es la Reina de la paz.

Existe un gran peligro espiritual para los católicos cuando miran a María y no a Jesús. Pablo advirtió: “Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo” (2 Corintios 11:3). Oro para que los católicos presten atención a la exhortación del libro de Hebreos: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12: 2).


Mike Gendron fue un devoto católico romano y un fuerte defensor de la “única iglesia verdadera” durante 34 años, antes de que desarrollara una relación personal con Jesús en 1981.

Dejó la iglesia católica en 1985 y, en 1988, dejó una exitosa carrera en gerencia corporativa para estudiar en el Seminario Teológico de Dallas. Cuatro años después, formó el Ministerio Proclamando el Evangelio, con el objetivo principal de alcanzar a los católicos con el Evangelio. Se puede suscribir a su lista de correo y encontrar un listado completo de todos sus libros y álbumes de videos en el sitio web de su ministerio: pro-gospel.org

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Can Mary be the co-Redeemer?

domingo, 29 de octubre de 2017

El Abandono de la Reforma


Estatua de Martín Lutero, en Wittenberg, Alemania


Al celebrar el 500 aniversario de la Reforma, es gravemente inquietante que muchos cristianos estén abandonando las verdades esenciales del Evangelio por las que los reformadores dieron su vida defendiendo.

Hay otros cristianos que creen que la Reforma fue un error costoso porque dividió a la Iglesia. Ahora están tratando de revertir la Reforma y reunirse con la iglesia católica romana.

¿Qué está causando esta falta de discernimiento? ¿Por qué las diferencias doctrinales que alguna vez fueron blancas y negras, ahora se están volviendo grises? ¿Cómo pueden aquellos que han sido santificados por la verdad desear unirse con una iglesia apóstata? ¿Es porque la gente no sabe cuán exclusivo es el verdadero Evangelio? ¿O simplemente no saben qué tan falso y fatal es el evangelio de Roma? 

Los reformadores se apartaron de la iglesia católica romana principalmente sobre la base de dos importantes doctrinas bíblicas: 1) la autoridad suprema de la Escritura, y 2) la justificación por fe solamente en Cristo.

Los reformadores afirmaron con valentía que la Escritura tiene la autoridad sobre las enseñanzas y tradiciones de la iglesia católica. También reclamaron la pureza del Evangelio, según el cual los pecadores arrepentidos pueden llegar a estar bien con Dios por la gracia sola a través de la fe sola. 

La Importancia de la Palabra “Sola”

El glorioso Evangelio de Jesucristo había sido ocultado bajo las tradiciones religiosas de la iglesia católica durante más de 1,000 años. Roma había enseñado durante mucho tiempo que los pecadores son salvados por la gracia más los méritos, a través de la fe más las obras, in Cristo más otros mediadores, según la Escritura más la tradición, para la gloria de Dios más María. 

Los reformadores renunciaron al falso y fatal evangelio del catolicismo, al proclamar que la salvación es por gracia solamente, por medio de la fe solamente, en Cristo solamente, según la Escritura solamente, todo para la gloria de Dios solamente.

De manera similar, el apóstol Pablo clavó una estaca en el suelo para proteger la pureza y exclusividad del Evangelio hace 2,000 años. Usando el lenguaje más estridente e inflexible de su ministerio, escribió: (Gálatas 1:7-8).

Claramente, la iglesia católica romana cae bajo esta condenación divina. Ella ha distorsionado el Evangelio mediante la adición de requisitos adicionales para la salvación, incluyendo: sacramentos, buenas obras, mantener la ley, el purgatorio y las indulgencias.

La Chispa que Encendió la Reforma

Cuando Martín Lutero ya no pudo permitir que el perdón de Dios fuera tratado tan desdeñosamente, clavó sus 95 Tesis a la puerta de la Iglesia del Castillo en Wittenberg. La iglesia tenía más de 1,900 reliquias en exhibición, que incluían los huesos y piel, cabello y uñas, e incluso las cabezas de santos. A los católicos se les concedían indulgencias para la remisión de sus pecados si miraban las reliquias y si se confesaban con un sacerdote.

La protesta inicial de Lutero expuso la abominable práctica de vender la salvación del fuego del purgatorio por el precio de las indulgencias. A través de la venta de indulgencias, el perdón divino era vendido como cualquier mercancía en el mercado. Debido a tal corrupción y tal herejía tan generalizada en la iglesia católica, la Doctrina de la Justificación se convirtió en la doctrina definitoria de la Reforma.

Se dice que la Doctrina de la Justificación es la bisagra por la que las puertas del cielo se abren y se cierran. Aquellos que están errados acerca de la justificación terminan con un evangelio falso y fatal. La iglesia católica no sólo tiene la justificación errada, sino que condenó a quienes abrazaron la doctrina bíblica de la justificación por fe sobre la base de la justicia imputada y legal de Cristo. En su lugar, Roma enseñaba una justicia infundida y moral que era iniciada por el bautismo en agua, perdida por el pecado mortal, y recuperada por medio de los sacramentos, hasta que la justicia perfecta pudiera ser alcanzada.

La doctrina de la justificación de Roma estaba diametralmente opuesta a la doctrina bíblica. Una fue revelada por Dios, la otra inventada por los hombres; una era por gracia, la otra por méritos; una basada en la obra acabada y suficiente de Cristo, la otra en las obras imperfectas de hombres pecadores. Los reformadores confiaron en la verdad de la Palabra de Dios para exponer el error de hombres sin ley, tal y como la luz disipa las malas acciones de la oscuridad. 

¿Por Qué Está la Reforma Siendo Abandonada Hoy?

Desde 1965, el Vaticano ha estado llevando a cabo una estrategia bien definida para revertir la Reforma a través de su decreto sobre el ecumenismo. Han persuadido con éxito a los líderes evangélicos para que firmen numerosos acuerdos de unidad con los católicos, los cuales declaran que todas las ramas del cristianismo comparten una fe común en el Evangelio. Huelga decir que ésta es una traición trágica del Evangelio que muchos reformadores murieron defendiendo.

Aun más trágico es el hecho de que los evangélicos son los que están comprometiendo la verdad de la Palabra de Dios, mientras que la iglesia católica continúa en su posición rígida en sus dogmas “infalibles”, que engañan a las personas que tiene poco o ningún discernimiento.


La ignorancia bíblica y la falta de discernimiento están produciendo un terreno fértil para el engaño y la apostasía. Hay muchas iglesias evangélicas que ya no predican fielmente todo el consejo de Dios versículo por versículo.

Cuando los cristianos no son alimentados con una dieta constante de la Palabra de Dios, ellos obtendrán la verdad, y cuando no conocen la verdad, no pueden discernir la verdad del error. Aquellos que carecen de discernimiento serán los primeros en saltar al carro ecuménico y abandonar las doctrinas que dividen a los creyentes de los incrédulos.

Considere las palabras del pastor Andy McQuitty de la Iglesia Bíblica de Irving, en Texas, “La grieta que se produjo entre los católicos y los protestantes hace 500 años es ‘mezquindad teológica’. Tendremos un montón de tiempo en el Cielo para descubrir quién tenía razón sobre el Purgatorio y María” (The Chatter, mayo de 2005).

Éste no es un caso aislado de traición. Una encuesta de Life Way Research de 1,000 pastores evangélicos reveló que casi dos tercios de ellos dicen que el papa Francisco es su hermano en Cristo. Más de un tercio dice que valoran la visión del papa sobre la teología, y que él ha mejorado su visión de la iglesia católica.

Este abandono de la teología de la Reforma es patético cuando los que transigen son contrastados con la visión profunda de Martín Lutero sobre el papado. Él proclamó audazmente: “El papa es el Anticristo mismo, quien se ha exaltado a sí mismo sobre todo, y quien se opone a sí mismo contra Cristo, porque no permitirá que los cristianos sean salvos sin su poder…Mentir, matar, y destruir el cuerpo y el alma eternamente, en eso es que su gobierno papal realmente consiste” (Artículo IV, Los Artículos de Esmalcalda).

La Estrategia del Vaticano para Revertir la Reforma

La iglesia católica ya no llama a los protestantes “herejes” porque está tratando de revertir la Reforma. En cambio, ahora somos llamados “hermanos separados”, con el fin de seducirnos a regresar a Roma para la “plenitud” de la salvación.

Su estrategia es persuadir a evangélicos altamente visibles para promover el catolicismo como una expresión válida del cristianismo. Otra parte de su estrategia es engañar a las personas con misticismo católico, espiritualidad contemplativa y postmodernismo.

Nuestra cultura postmoderna promueve el pluralismo, el relativismo moral, y la tolerancia, al tiempo que rechaza la autoridad absoluta y la verdad objetiva. Esto juega bien con la estrategia de Roma para unir a todos los cristianos profesantes bajo el papado.

¿Qué Debemos Hacer?

Debemos permanecer santificados por la verdad de la Palabra de Dios (Juan 17:17). Dios ha llamado a Su pueblo del reino de las tinieblas a la gloriosa luz de Su Hijo. Debemos resistir todos los movimientos para unirnos con incrédulos en iniciativas espirituales (2 Corintios 6:14-18).

Nunca podemos tener unidad con los católicos, porque estamos divididos acerca de lo esencial del Evangelio, en cómo uno nace de nuevo, en cómo uno es justificado, en cómo uno es purificado del pecado y sobre quién media entre Dios y el hombre.

Estamos divididos acerca de la eficacia, suficiencia y necesidad de Jesucristo. Todo cristiano nacido de nuevo necesita enrolarse en el ejército del Señor para pelear la buena batalla de la fe (1 Timoteo 6:12).

Necesitamos aumentar nuestra pasión y amor por la verdad y contender ardientemente por la fe contra los vientos de la apostasía. Debemos defender la gloria, honor y nombre de nuestro Señor Jesucristo, y proteger la pureza y exclusividad del Evangelio. Finalmente, ¡necesitamos ser fieles a la gran comisión y evangelizar a las muchas víctimas del engaño religioso!

Mike Gendron fue un devoto católico romano y un fuerte defensor de la “única iglesia verdadera” durante 34 años, antes de que desarrollara una relación personal con Jesús en 1981.

Dejó la iglesia católica en 1985 y, en 1988, dejó una exitosa carrera en gerencia corporativa para estudiar en el Seminario Teológico de Dallas. Cuatro años después, formó el Ministerio Proclamando el Evangelio, con el objetivo principal de alcanzar a los católicos con el Evangelio. Se puede suscribir a lista de correo y encontrar un listado completo de todos sus libros y álbumes de videos en el sitio web de su ministerio: pro-gospel.org


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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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jueves, 25 de agosto de 2011

Video Interview: Tinkering with the Gospel




These days, it's very common to see people adding to/taking away from the true Gospel of Jesus Christ.

 Tinkering with the Gospel reveals how the Gospel has been under attack by those who deny the sufficiency of Jesus Christ. Dr. David Reagan and Mike Gendron discuss how the only message of salvation is compromised and distorted.

 They also discuss how those who tinker with the Gospel have perverted the only message of hope for a world that is perishing in sin.

 If you are interested in acquiring this DVD, please click in the image below:

sábado, 5 de febrero de 2011

Seis ataques estratégicos de Satanás contra la Fe Cristiana



Algunos líderes evangélicos han estado anunciando gozosamente que hay un gran avivamiento espiritual llevándose a cabo en nuestro país. Sin embargo, una mirada más cercana y discerniente revela que hay una infiltración innumerable de engañadores haciéndose pasar como mensajeros de Cristo que están falsificando la fe cristiana. “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz” (2 Cor. 11:14). Estas legiones de mentirosos forman parte del ataque insidioso de Satanás contra la única fe verdadera. La meta final de Satanás es frustrar la cosecha de almas perdidas de Dios al mantenerlos cautivos con sus mentiras mortales. Sus ataques implacables están dirigidos estratégicamente contra seis objetivos.

1. La Supremacía de la Palabra de Dios
2. La Suficiencia del Hijo de Dios
3. La Singularidad del Evangelio de Dios
4. La Soberanía de la Gracia de Dios
5. La Seguridad de los Hijos de Dios
6. La Santidad de la Iglesia de Dios

1. La Supremacía de la Palabra de Dios

El ataque a gran escala de Satanás contra la Palabra de Dios empezó en el Jardín del Edén. Disfrazado como una encantadora serpiente, persuadió a Eva a desestimar la palabra de Dios y a creer en su mentira. Primero creó duda al preguntar: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Gn. 3:1). Luego Satanás convenció a Eva de que la palabra de Dios no era cierta y no podía confiarse en ella. Él dijo: “¡Ciertamente no morirás!” (Gn. 3:4).

Ahora el Padre de Mentiras usa esta misma estrategia para engañar al mundo por medio de todas sus religiones. Él usa a líderes religiosos para preguntar: “¿Conque Dios ha dicho, ‘La paga del pecado es muerte’?” (Ro. 6:23). Luego, hablando por medio de la Iglesia Católica Romana, dice: “Ciertamente no morirás – los pecados veniales no producen condenación" (Catecismo de la Iglesia Católica [CIC], párrafo 1863).

El ataque de Satanás contra la Palabra de Dios es comprensible, debido a que es la autoridad suprema para la fe cristiana y produce vida eterna a aquellos que la creen (1 P. 1:23). Nada más posee su carácter divino. La Escritura es digna de confianza debido a que es verdadera y dada por la inspiración de Dios (2 Tim. 3:16, Jn. 17:17). La Biblia también es el único libro que predice el futuro y lo hace con mucha precisión y detalle. Es sagrada y no debe ser alterada nunca (Prov. 30:6). De hecho, Dios dio una fuerte reprensión a los que pervierten la Palabra de Dios con las palabras de los hombres (Jer. 23:36).

Sin embargo, los obispos católicos romanos han escogido justamente hacer eso. Se atreven a decir que sus tradiciones, que neciamente han añadido a la Escritura, conforman un único depósito de la Palabra de Dios (CIC, 97). Al hacer esto, los obispos han elevado su tradición a la misma autoridad que la Escritura y, para su conveniencia, se han convertido en la autoridad suprema para la fe católica (CIC, 85). Cada vez que la autoridad suprema de Dios es reemplazada con la autoridad de los hombres, la perversión de las doctrinas bíblicas prolifera.

2. La Suficiencia del Hijo de Dios

La Resurrección de Jesús es uno de los pilares fundamentales del Cristianismo, ya que su veracidad demuestra que Jesús es quien dijo ser: El Hijo de Dios.

El ataque del adversario contra el Hijo de Dios es habilidoso, porque Jesús es el Autor y Perfeccionador de la fe cristiana. Él solo es suficiente y capaz de salvar completamente a los pecadores del pecado (Heb. 7:25). Su ofrenda por el pecado perfecciona a los creyentes para siempre (Heb. 10:14). Su sangre es suficiente para purificar a todo creyente de todo pecado (1 Jn. 1:7). Su muerte fue suficiente para cancelar la deuda eterna de pecado de todo creyente (Col. 2:14). Pablo describió la suficiencia de Jesús cuando escribió: “Vosotros estáis completos en Él” (Col. 2:10). Toda bendición espiritual que alguien pudiera desear o necesitar se encuentra en Cristo Jesús.

Por estas razones, Satanás ataca con venganza la suficiencia de Cristo. El príncipe de este mundo ha convencido a muchos de que necesitan a Cristo más la psicología, o a Cristo más rituales y sacramentos, o a Cristo más el purgatorio y las indulgencias, o a Cristo más el guardar la ley y hacer buenas obras. Sus agentes niegan que la obra de redención de Cristo esté terminada. Creen neciamente que tienen el poder de llamar de regreso del cielo al Señor Jesús para ofrecerlo una y otra vez en sus altares. Estos ataques difamatorios contra la suficiencia de Cristo no sólo le roban al verdadero Jesús Su gloria, sino que le señalan a los perdidos a otro Jesús que es incapaz de salvarlos sin la ayuda de otros (2 Cor. 11:4). Satanás ofrece otros mediadores, pero Dios nos ha dado sólo Uno (1 Tim. 2:5). Satanás ofrece otros salvadores, pero Dios ha dado sólo un Nombre (Hch. 4:12). Los ministros del diablo que niegan la suficiencia del Hijo de Dios deben predicar otro evangelio para instruirles a las personas lo que deben hacer para ser salvas. Otro Jesús siempre produce otro evangelio.

3. La Singularidad del Evangelio de Dios

Usted creería que la condenación indiscutible de Pablo de los judaizantes por pervertir el Evangelio mantendría al Evangelio puro dentro de la iglesia profesante. Sin embargo, el Evangelio de Roma es una distorsión mayor. Requiere que los católicos reciban los sacramentos, guarden la ley, asistan a sacrificios semanales y que hagan obras de misericordia por su salvación (CIC, Párr. 815; 1032; 1129; 2068). Los ataques implacables de Satanás contra el Evangelio continúan proviniendo de dos enemigos distintos – el legalismo, que es más prominente en el Catolicismo Romano, y el antinomianismo, que es más observable a lo largo del Protestantismo liberal. Los que enseñan el antinomianismo distorsionan el Evangelio al declarar que cualquier persona que ha sido justificada por la fe en Cristo no está obligada más a obedecer la ley moral. El apóstol Pablo corrigió esta doctrina impía en 1 Cor. 5-6.

Cada vez que el “Padre de Mentiras” sube al púlpito, no niega el Evangelio, sino que lo pervierte con adiciones o substracciones. Cualquier perversión del Evangelio es definitivamente el engaño del diablo, que mantiene prisioneros a sus cautivos. Con tantas perversiones en la Iglesia hoy, existe una necesidad desesperada de la predicación del puro Evangelio de Dios. Él solo tiene el poder para salvar a los pecadores del castigo, poder y, finalmente, la presencia del pecado (Ro. 1:16).

4. La Soberanía de la Gracia de Dios

Una de las expresiones más fuertes de la gracia soberana de Dios es dada por Pablo: [Dios Padre] nos escogió en Él [Cristo] antes de la fundación del mundo… en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” (Ef. 1:4-6). Es claramente la voluntad de Dios, no la voluntad del hombre lo que determina quién será adoptado graciosamente dentro de la familia eterna del Padre (Jn. 1:12-13). Sin embargo, la Iglesia Católica Romana rechaza la soberanía de Dios y enseña que es la voluntad del hombre la que determina quién se convierte en un hijo de Dios. Considere las enseñanzas de Roma: “El Bautismo… hace al neófito una nueva criatura, un hijo adoptado de Dios… y co-heredero con Él” (CIC, 1265). “La Iglesia y los padres, le negarían a un hijo la gracia invaluable de convertirse en un hijo de Dios, sino le confirieran el Bautismo poco después de su nacimiento” (CIC, 1250).

La gracia soberana es el único medio por el cual nuestro Dios misericordioso salva a los pecadores (Ef. 2:8-9). Satanás, estando al tanto de todo esto, creó un camino falso de salvación que nulifica o suspende la gracia salvadora de Dios. Su sistema de obras-justicia se encuentra en todas las religiones del mundo. Desde el Budismo hasta el Zoroastrianismo, la influencia del diablo se encuentra en las enseñanzas que dicen que usted debe hacer buenas obras para merecer el favor de Dios o apaciguar Su justicia.

5. La Seguridad de los Hijos de Dios

El príncipe de las tinieblas sabe que nunca podrá secuestrar a los hijos de Dios que han sido trasladados a la gloriosa luz del Hijo, pero puede hacer su caminar ineficaz. Su herramienta más eficaz es el engaño. Usa a falsos maestros para mentir acerca del poder y las promesas de Dios que están reveladas explícitamente en el Evangelio de la gracia. La promesa misma del Evangelio es vida eterna respaldada por el poder del Dios Todopoderoso para guardar a los que ha salvado. Este regalo divino de vida eterna no puede perderse, revocado o rechazado una vez que se ha recibido (Jn. 10:28; Ro. 11:29). Los cristianos que están inseguros acerca de la duración eterna de su salvación son paralizados con frecuencia en su caminar con Cristo. Tropiezan con la duda y se sienten indefensos contra los ataques de Satanás.

6. La Santidad de la Iglesia de Dios

Como el falsificador maestro, Satanás deprecia la santidad de la Iglesia, al sembrar cizaña entre el trigo (Mt. 13:25-40). Esta cizaña podría no darse cuenta nunca que son peones del diablo, pero infectan a la Iglesia y traen mucha vergüenza al nombre de Jesucristo. Ninguna asamblea es inmune a estos infiltradotes demoniacos que causan desorden y división con sus errores doctrinales y su pecado habitual. Pablo escribió: “Yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos” (Hch. 20:29-30). Sabemos que la comisión primaria de la Iglesia es equipar y animar a los creyentes a ir por el mundo y hacer discípulos para el Señor Jesucristo. Con el fin de contrarrestar este objetivo, Satanás trae el mundo a la Iglesia para distraerla de su propósito. En lugar de alimentar a las ovejas, la Iglesia empieza a entretener a los cabros.

Cómo deben responder los creyentes

A medida que las tinieblas cubren la menguante luz del Evangelio, los creyentes deben ser de espíritu sobrio y estar alertas (1 P. 5:1). Los que pertenecen al Señor Jesús deben ponerse toda la armadura de Dios cada día y deben estar preparados para la guerra espiritual (Ef. 6:10-18). Satanás continuará tomando ventaja de los que ignoran sus maquinaciones (2 Cor. 2:11). Sus ataques sostenidos contra la fe cristiana se volverán más y más fieros a medida que nos acercamos al día cuando Jesucristo regrese triunfalmente a la tierra. Hasta esa gloriosa aparición de nuestro Salvador, los espíritus engañadores continuarán influenciando la gran apostasía de la fe. “La apostasía” está llevándose a cabo en todas partes, a medida que los apóstatas se apartan de la verdad para seguir las doctrinas de demonios (1 Tim. 4:1).

¿Cómo pueden los creyentes prepararse para la tormenta que sabemos que hará que naufrague la fe de los apóstatas? Pablo nos exhorta: “Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Ef. 6:10). “Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre” (1 Cor. 15:58). En la epístola de Judas, que es llamada a menudo los Hechos de los Apóstatas, se nos exhorta a “contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3).

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (
endefensadelafe.org)

Original article:
Satan's six strategic assaults on the Christian Faith

Proclaiming the Gospel Ministries (pro-gospel.org)

domingo, 5 de diciembre de 2010

La Reprensión Divina de la Autoridad Religiosa Corrupta


Dos corrientes del Cristianismo han estado operando lado a lado durante 2,000 años. Una es el Cuerpo de Cristo, la Iglesia Apostólica, que incluye a todos aquellos que han nacido de nuevo con el Espíritu de Dios. Esta iglesia verdadera se aferra a la fe de los apóstoles y se somete a la autoridad de la Escritura. La otra corriente es el cristianismo apóstata; aquellos que profesan a Cristo pero que se aferran a un evangelio diferente y que, por lo tanto, nunca han experimentado el segundo nacimiento (1 Juan 2:19-20).

Dado que la apostasía también ocurrió en el judaísmo, existe una pregunta crítica a considerar. ¿Fue la acción que causó que los judíos se desviaran de la única religión que Dios había ordenado, la misma acción que causó que los apóstatas se desviaran de la única Iglesia que Cristo estableció? ¡Sí! El error fatal común a ambos ocurrió cuando los líderes religiosos reemplazaron la autoridad de Dios con su propia autoridad. Los fariseos usaron la Cátedra de Moisés para distorsionar la Palabra de Dios con sus propias tradiciones y la Iglesia Católica Romana ha usado la Cátedra de Pedro para hacer lo mismo. Es en efecto asombroso ver cómo el clero católico se asemeja a los fariseos del judaísmo del I Siglo. Ambos se corrompieron cuando rechazaron la absoluta autoridad suprema de la Escritura. Mientras que conocemos cómo condenó Jesús a los fariseos hipócritas por su carácter y conducta, sólo podemos adivinar si las mismas reprensiones aplican hoy al clero católico. El terco rechazo de los fariseos a someterse a la autoridad de Dios los condujo en última instancia a rechazar a Jesús como el Mesías, mientras que el mismo rechazo terco ha conducido al clero católico a rechazarlo como su Salvador todo suficiente.

En Mateo 23 Jesús da Su último sermón público y éste está lleno de fuertes reproches contra el corrupto liderazgo religioso de los fariseos. El sermón también es una advertencia para aquellos que siguen a falsos pastores en lugar de al Pastor Verdadero. Es, por lo tanto, mi oración que los católicos darán una mirada objetiva a sus líderes religiosos. ¿Se han vuelto tan corruptos como los pastores del pueblo escogido de Dios? Veamos las similitudes entre los fariseos y el clero católico romano.

Se Oponen a la Autoridad Divina

En Mateo 23:2, Jesús dice: “En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos”, la posición de autoridad. Observe que fueron ellos los que se sentaron, Dios no los puso ahí. Al hacer eso, se opusieron a la autoridad divina al establecer la suya. Esto es análogo a los sacerdotes católicos. Obstinadamente continúan un sacerdocio sacrificial que fue terminado divinamente hace 2000 años. Cuando Jesús, el Sumo Sacerdote se ofreció a Sí Mismo una vez, como sacrificio por el pecado, para siempre, no había más necesidad de sacrificios sacerdotales. Nuestro Dios misericordioso puso en claro esto cuando rasgó el velo que una vez impedía el acceso a Su presencia de alguien distinto a los sacerdotes santificados (Mr. 15:38). Ahora “teniendo libertad para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, esto es, de Su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe…” (Heb. 10:19-22).

Los sacerdotes católicos no son llamados por Dios, ni están en la voluntad de Dios. Sus ofrendas falsas nunca pueden quitar el pecado ni tampoco pueden hacer lo que Jesús ya ha hecho: “Con un sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Heb. 10:14).

Impiden la Entrada al Cielo

En Mateo 23:13, Jesús condena a los fariseos por hacer la misma cosa que los sacerdotes católicos están haciendo. Jesús declara: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando”. Los fariseos y el clero católico han mantenido a las personas fuera del Reino con sus enseñanzas legalistas que nulifican la gracia soberana de Dios. Ellos trancan las puertas del Cielo con un sistema de obras-justicia que deja a sus seguidores desesperadamente culpables y sin seguridad o paz. Muchos católicos, que son celosos de Dios, están trabajando para establecer su propia justicia debido a que se les ha enseñado una perversión del Evangelio. Sus sacerdotes “difaman el camino de la verdad” y les señalan el camino ancho que conduce a la destrucción (Mt. 7:13; 2 P. 2:1-2).

Sus Conversos se Vuelven Hijos del Infierno

En el versículo 15, Jesús maldice de nuevo a los fariseos: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros”. El clero católico también vuelve a sus conversos “hijos del infierno”. Su ministerio no es uno de conversión, sino de perversión. En lugar de proclamar las buenas noticias de la finalizada obra de redención de Cristo, pervierten el mensaje con ofrendas continuas que mantienen a los conversos en esclavitud legalista (Catecismo [CIC], 1367). Los sacerdotes niegan la suficiencia del sacrificio de Cristo al insistir que los católicos deben hacer su propia satisfacción por los pecados (CIC, 1459). Después de hacer penitencia, los sacerdotes dan a los católicos la falsa esperanza de que sus pecados han sido perdonados.

A los católicos se les instruye que Jesús simplemente abrió las puertas del Cielo con Su muerte y resurrección. Dado que sólo Él hizo posible la salvación, es necesaria una perversión del verdadero evangelio para instruir a los católicos lo que deben hacer para entrar por las puertas del Cielo (CIC, 2027). Los conversos a este evangelio condenatorio de obras y sacramentos permanecen bajo la ira de Dios. Su destino permanece sin cambio – una eternidad de tormento sin Cristo.

Son Auto-Indulgentes y Ladrones

En el versículo 25, Jesús maldijo a los líderes judíos por su piedad externa que escondía su corrupción interna. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia”. El clero católico también es culpable de robo y auto-indulgencia. Aunque sus súbditos los miran como dignos de confianza con un toque sobrenatural de santidad, tienen una larga historia de inmoralidad sexual que incluye violar niños y robarles su inocencia. Algunos de los sacerdotes pedófilos han sido capturados y expuestos, pero sus obispos los reubicaron en otras parroquias donde continuaron satisfaciendo sus perversiones sexuales. En lugar de ser pastores piadosos que protegen su rebaño, son lobos perversos que destruyen el rebaño.

No existe forma amable de exponer al clero católico que roba y extorsiona millones de dólares cada año de sus congregaciones con la práctica impía de las indulgencias. Los sacerdotes perpetúan la estafa fraudulenta de las indulgencias y el purgatorio con el fin de recolectar estipendios de individuos dolientes que quieren reducir el tiempo de sufrimiento para sus seres amados. Éste podría ser el fraude más cruel de todos los tiempos. Es una práctica engañosa que mantiene a las personas en esclavitud a su iglesia, no sólo en esta vida sino que aun después de la muerte.

Son Hipócritas

En el versículo 27, Jesús los maldice por su hipocresía. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”. Esta hipocresía también es común entre el clero católico. Parecen piadosos en sus vestidos litúrgicos, pero debajo de sus vestimentas son hombres espiritualmente muertos. Sus corazones no regenerados provocan que otros caigan en hipocresía. Dado que no tienen corazones controlados por el Espíritu, deben esconder sus corazones perversos con pompa exterior. Dicen que representan a Jesucristo pero, por medio de la hipocresía, siguen las doctrinas de demonios (1 Tim. 4:1-3). Dado que rechazan “la doctrina conforme a la piedad”, sus vidas están marcadas por el pecado en lugar de por la piedad (1 Tim. 6:3; Judas 4, 8-16).

Son Orgullosos y Presumidos

En el versículo 29, Jesús condena a los líderes religiosos por jactarse de que ellos eran mejores que sus ancestros. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas”. Recientemente hemos escuchado disculpas del Vaticano por la persecución de los judíos y los cristianos a lo largo de la historia. El clero católico de hoy está diciendo, no somos como nuestros ancestros, no matamos más a los siervos de Dios, pueden confiar en nosotros. Estamos de acuerdo en que son mejores ahora que en el pasado, pero eso no es algo para presumir. La historia revela que los papas anteriores fueron culpables de cometer casi cada pecado y crimen posibles, incluyendo asesinatos, muerte, violación, adulterio, fornicación, incesto, robo, conspiración, soborno, fraude y perjuro. La corrupción de 29 papas es tan despreciable, que el Vaticano los ha enumerado como los “anti-papas”. Sin embargo, su intento de revisar la historia no puede borrar los escándalos y crímenes impíos del papado.

Jesús acentúa sus reprensiones con una pregunta aleccionadora,
“¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?" ¡Qué todos podamos aprender de la historia bíblica y que urgente y convincentemente advirtamos a nuestros seres amados, que estén siguiendo a falsos pastores, a volverse al único Pastor Verdadero!

Si desea obtener información adicional acerca de éste y otros temas relacionados, visite nuestra sección:
Apologética

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (
endefensadelafe.org)

Original article:
The Divine Rebuke of Corrupt Religious Authority

Proclaiming the Gospel Ministries (pro-gospel.org)

sábado, 30 de octubre de 2010

El Purgatorio: ¿Fuego Purificador o Fábula Mortal?


Los católicos que creen que un fuego purificador purgará sus pecados son víctimas engañadas de una mentira mortal. La invención de un lugar para la purificación de los pecados llamado el Purgatorio es una de las atracciones más seductoras de la religión católica romana. El Pastor John MacArthur, de Grace Community Church, describió de forma brillante este fraude engañoso. Él dijo:

“El Purgatorio es lo que hace que todo el sistema funcione. Quite el Purgatorio y sería difícil ser un católico. El Purgatorio es la red de seguridad, de que cuando muera, no irá al infierno. Usted va (al Purgatorio) y arregla las cosas y finalmente llega al Cielo si ha sido un buen católico. En el sistema católico nunca sabes si vas a ir al Cielo. Sólo sigues intentando e intentando… en un largo viaje hacia la perfección. Bien, es muy desalentador. Las personas en ese sistema están llenos de culpa, llenos de temor y no tienen conocimiento acerca de si entrarán o no al Reino. Si no hay ningún Purgatorio, no hay ninguna red de seguridad que me agarre y que me dé alguna oportunidad para llegar al Cielo. Es una segunda oportunidad, es otra oportunidad después de la muerte” (De “El Papa y el Papado” – enlace en inglés).

El Origen del Purgatorio

No hubo ninguna mención del Purgatorio durante los dos primeros siglos de la Iglesia. Sin embargo, cuando el Emperador romano Teodosio (379-395) decretó que el Cristianismo sería la religión oficial del imperio, miles de paganos inundaron la Iglesia y trajeron con ellos sus creencias y tradiciones paganas. Una de esas creencias paganas era un lugar de purificación adonde las almas iban para hacer satisfacción por sus pecados.

El concepto se extendió mucho más cerca del 600 A.D., debido al fanatismo del Papa Gregorio el Grande. Él desarrolló la doctrina a través de visiones y revelaciones de un fuego Purgatorio. Según la Enciclopedia Católica (EC), el Papa Gregorio dijo que los católicos “expiarán sus culpas por llamas purgatorias”, y “el dolor (es) más intolerable que lo que cualquiera pueda sufrir en esta vida”. Siglos después, en el Concilio de Florencia (1431), fue declarado un dogma infalible. Luego fue reafirmado por el Concilio de Trento (1564). El dogma se basa en gran parte en la tradición católica de escritos extra-bíblicos e historia oral.

“Tan profundo estaba arraigada esta creencia en nuestra común humanidad que fue aceptada por los judíos y, al menos en una forma oscura, por los paganos, mucho antes de la aparición del Cristianismo” (EC).

Parece incomprensible que Roma admita usar una tradición pagana para la defensa de una sus más estimadas doctrinas “cristianas”.

El Engaño del Purgatorio

El Purgatorio proviene de una palabra en latín “purgare”, que significa limpiar o purificar. La Enciclopedia Católica define el Purgatorio como “un lugar o condición de castigo temporal para los que, muriendo en la gracia de Dios, no están completamente libres de fallas veniales, o no han pagado completamente la satisfacción debido a sus transgresiones”. Ellos deben ser purificados de estos pecados “veniales” antes de que se les permita entrar al Cielo. Aquí observamos al catolicismo perpetuando la mentira seductora de Satanás al declarar “ciertamente no morirás” cuando cometas pecados veniales (Gn. 3:4).

El Concilio de Trento se atreve a declarar que “Dios no siempre remite el castigo completo debido al pecado junto con la culpa. Dios requiere satisfacción y castigará el pecado… El pecador, fallando en hacer penitencia en esta vida, puede ser castigado en otro mundo, y así no ser alejado eternamente de Dios” (Sesión 15, Can. Xi).

Esos obispos católicos tuvieron la audacia de declarar que el sacrificio y la muerte del hombre perfecto de Dios y el perfecto substituto del hombre no fueron suficientes para satisfacer la justicia divina por el pecado.

La Motivación del Purgatorio

Durante el curso de los siglos, se han pagado billones de dólares a los sacerdotes católicos romanos para obtener alivio de sufrimientos imaginarios en el fuego del Purgatorio. El clero católico ha enseñado siempre que el periodo de sufrimiento en el Purgatorio puede ser acortado comprando indulgencias y novenas, comprando tarjetas de misas y proveyendo ofrendas de dinero. Cuando un católico muere, se extrae dinero a los seres amados dolientes para acortar el castigo del fallecido en el Purgatorio.

Cuando mi querido anciano padre falleció como un devoto católico de 79 años, estaba sorprendido por los cientos de tarjetas de misas compradas para él por amigos bienintencionados. Hemos oído de otros católicos que han dejado en herencia sus propiedades enteras a su religión para que misas perpetuas puedan ser ofrecidas por ellos después de que mueran. No es de extrañar que la religión católica se haya convertido en la institución más rica del mundo. La compra y venta de la gracia de Dios ha sido un negocio muy lucrativo para el Vaticano.

Otro motivo de Roma para fabricar la doctrina herética del Purgatorio es su poderoso efecto para controlar a las personas. En última instancia, la esclavitud y la subyugación de las personas es la meta de toda religión falsa, y el Purgatorio hace exactamente eso. El concepto de una prisión aterradora con un fuego purgador, gobernado por líderes religiosos, es un invento muy brillante. Mantiene a la gente cautiva, no sólo en esta vida sino también en la próxima vida. El clero católico no dirá cuántos años tienen que sufrir las personas por sus pecados o cuántas misas deben ser compradas antes de que puedan ser liberados de las llamas. ¡Este temor y esta inseguridad espantosos es la forma más despiadada de esclavitud religiosa y engaño!

El Apoyo Bíblico para el Purgatorio

¡No existe absolutamente ninguno! De hecho, ni la palabra ni el concepto de un fuego purificador del pecado se encuentran en la Escritura. El Vaticano fue confrontado con esto en el siglo XVI cuando los Reformadores protestaron su práctica de comprar y vender la gracia de Dios a través de las indulgencias. Acorralado en una esquina, el Concilio de Trento añadió los libros apócrifos a su canon de la Escritura. Roma declara ahora que existe apoyo escritural para el Purgatorio en el libro apócrifo de 2 Macabeos. El Concilio ignoró el hecho de que los escribas judíos nunca reconocieron a los libros apócrifos como inspirados o como parte de las escrituras hebreas. Nunca fueron incluidos debido a sus muchos errores históricos, teológicos y geográficos. Dado que Dios no es el autor del error, Él obviamente no inspiró a los escritores de la Apócrifa. Éste es el porqué la Apócrifa nunca fue incluida en el canon original de 66 libros.

Los versos apócrifos que Roma usa para defender su doctrina del Purgatorio se refieren a los soldados judíos que murieron usando amuletos paganos alrededor de sus cuellos. Judas Macabeo,
“Efectuó entre sus soldados una colecta y entonces envió hasta dos mil monedas de plata a Jerusalén a fin de que allí se ofreciera un sacrificio por el pecado. Todo esto lo hicieron muy bien inspirados por la creencia de la resurrección, pues si no hubieran creído que los compañeros caídos iban a resucitar, habría sido cosa inútil y estúpida orar por ellos. Pero creían firmemente en una valiosa recompensa para los que mueren como creyentes; de ahí que su inquietud era santa y de acuerdo con la fe. Esta fue la razón por la cual Judas ofreció este sacrificio por los muertos; para que fueran perdonados de su pecado” (2 Macabeos 12:43-46).

Roma argumenta que dado que Judas Macabeo oró por los muertos, debe haber esperanza por aquellos que mueren en pecado. Esto, por supuesto, va en contra de lo que la Palabra de Dios declara,

“Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Heb. 9:27).

El intento de Roma de dar crédito al Purgatorio al usar esta práctica impía de los judíos, que tuvieron una historia de desobediencia a Dios, es patético.

En otro intento por encontrar apoyo para el Purgatorio, muchos católicos apuntan a este versículo:

“Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (1 Cor. 3:15).

Claramente, el contexto de este versículo es la prueba de las obras de un hombre por el fuego. Las obras que sobreviven son las obras hechas para la gloria de Cristo y son llamadas oro, plata y piedras preciosas (Ef. 2:10). Todas las otras obras superfluas son quemadas en el fuego y son llamadas madera, heno y hojarasca. No son los pecados del hombre que están siendo purgados, son las obras espurias del hombre las que están siendo quemadas y destruidas.

La Reprensión Bíblica del Purgatorio

La Palabra de Dios no deja absolutamente ninguna posibilidad para que el pecado sea purgado por algo más que la sangre de Jesucristo. El querido apóstol Juan escribió estas palabras con claridad irrefutable. Él escribió,

“La sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado” y “de toda maldad” (1 Jn. 1:7,9).

¡Juan no dijo “algunos” o la “mayoría” de pecados, sino que todos! Esto reprende rotundamente la necesidad de un fuego purgador de pecados. La Palabra de Dios también declara, “Casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Heb. 9:22). Cuando Jesús “habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Heb. 1:3). Los que desean tener sus pecados purgados necesitan confiar en una persona, no en un lugar. ¡La sangre de Cristo es el único agente limpiador del pecado! Aquellos que vienen a la cruz de Cristo deben venir con manos vacías de fe, no trayendo nada más que sus pecados.

Cada creyente comprado con sangre está instantáneamente presente con su Redentor al momento de su muerte. Estar “ausente del cuerpo” es estar “presentees al Señor” (2 Cor. 5:6-8). Esta buena noticia fue afirmada por el Señor con la promesa que Le dio al ladrón arrepentido en el Calvario. Él le dijo, “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc. 23:43). Este pecador habitual no necesitó un fuego para purgar sus pecados.

A los católicos que creen en el Purgatorio debe preguntárseles: “¿Quién está a cargo de liberar las almas del fuego purgador?” No puede ser Dios debido a Su promesa a los creyentes. “No me acordaré más de sus pecados e iniquidades” (Heb. 10:17).

Después de la conversión, Dios no cuenta más los pecados contra Sus hijos (2 Cor. 5:19).


El Purgatorio es una burla indignante de la justicia de Dios y una mentira vergonzosa que le roba a Cristo Jesús Su gloria y honor. Él solo satisfizo la justicia divina, de una vez por todas, por el sacrificio perfecto y completo de Sí Mismo. El engaño fatal del Purgatorio ciega a los católicos del glorioso Evangelio de la gracia. Es una de las muchas mentiras de Satanás que evita que sus cautivos conozcan y confíen en la suficiencia de Jesucristo. Es Cristo solo que nos presentará “sin mancha delante de Su gloria” (Judas 24).

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