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jueves, 30 de noviembre de 2017

¿Es bíblico el "caer en trance en el Espíritu"?



Respuesta: La idea de “caer en trance en el Espíritu” es cuando un ministro impone las manos sobre alguien, y esa persona se colapsa al suelo, supuestamente siendo afectada por el poder del Espíritu. Aquellos que practican “el trance en el Espíritu” utilizan pasajes de la Biblia que hablan acerca de gente que se quedó “como muerta” (Apocalipsis 1:17), o cayó sobre su rostro (Ezequiel 1:28; Daniel 8:17-18; Daniel 10:7-9). Sin embargo, hay numerosos contrastes entre esta experiencia bíblica de “caer sobre el rostro” y la práctica de “caer en trance en el Espíritu”.

1. El “caer postrado” bíblico era resultado de la reacción de una persona ante lo que había visto en una visión, o que estaba más allá de los sucesos ordinarios, cosas tales como la transfiguración de Cristo (Mateo 17:6). En la práctica anti-bíblica de “caer en trance”, la persona responde al “toque” de otro, o al movimiento del brazo del orador.

2. Los casos bíblicos fueron pocos y esporádicos, a tal grado que sólo ocurrieron rara vez en las vidas de unos cuantos. En el fenómeno de “estar en trance”, el caer es un evento semanal en sus iglesias y una experiencia que sucede a muchos. 

3. En los casos bíblicos, la gente caía sobre su rostro en temor reverente ante lo que veían o ante Quién veían. En el fingido “trance en el Espíritu”, ellos caen de espaldas, ya sea en respuesta al agitar de la mano del orador, o como resultado del toque de un líder de la iglesia (o en algunos casos al empujón),

No estamos afirmando que todos los ejemplos de “caer en trance en el Espíritu” sean fingimientos o respuestas a un toque o un empujón. Mucha gente experimenta una energía o una fuerza que les causa caer hacia atrás. Sin embargo, no encontramos bases bíblicas para este concepto. Sí, puede haber alguna energía o fuerza involucrada, pero si es así, es muy probable que no proceda de Dios, y que no sea el resultado de la obra del Espíritu Santo.

Este tipo de prácticas son frecuentes en muchas iglesias de corte pentecostal/neopentecostal. Los principales promotores de dichas prácticas aberrantes son principalmente los así llamados evangelistas itinerantes que recorren las iglesias. Una gran parte de ellos proviene de Puerto Rico y son una verdadera plaga en toda América Latina.

Es desafortunado que la gente busque estas simulaciones bizarras que no producen fruto espiritual, en vez de buscar el fruto práctico que nos da el Espíritu con el propósito de glorificar a Cristo en nuestras vidas (Gálatas 5:22-23). El ser lleno con el Espíritu no se evidencia por tales fingimientos, sino por una vida que sobreabunde con la Palabra de Dios, a tal grado que la Palabra se derrame en cánticos espirituales y acciones de gracias a Dios. ¡Qué lo dicho en Efesios 5:18-20 y Gálatas 5:22-23 sea reflejado en nuestras vidas!

A modo de ejemplo, veamos lo que ocurrió en la "iglesia" del charlatán de Guillermo Maldonado: 




Fuente: GotQuestions.org

martes, 21 de noviembre de 2017

¿Qué es orar en lenguas? ¿Es el orar en lenguas un lenguaje de oración entre Dios y el creyente?



Respuesta: Como un antecedente, favor de leer nuestro artículo sobre “El don de hablar en lenguas”. Hay cuatro pasajes principales en la Escritura que se señalan como evidencia del orar en lenguas: Romanos 8:26; 1 Corintios 14:4-17; Efesios 6:18; y Judas 20. Efesios 6:18 y Judas verso 20 mencionan “orar en el Espíritu”. Sin embargo, las lenguas como lenguaje de oración no es una interpretación adecuada del “orar en el Espíritu”.

Romanos 8:26 nos enseña, “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Dos puntos clave hacen altamente improbable que Romanos 8:26 se refiera a las lenguas como un lenguaje de oración. (1) Romanos 8:26 dice que es el Espíritu quien “gime”, no los creyentes. (2) Romanos 8:26 establece que los gemidos del Espíritu “no pueden ser pronunciados”. La esencia misma de hablar en lenguas es la pronunciación de palabras. 

Eso nos deja con 1 Corintios 14:4-17 y especialmente el verso 14, “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto”. ¿Qué significa esto? Primero, es muy valioso estudiar el contexto. 1 Corintios capítulo 14 es primeramente una comparación / contraste del don de hablar en lenguas y del don de profecía. Los versos 2-5 aclaran que Pablo veía a la profecía como un don superior al de las lenguas. Al mismo tiempo, Pablo exclama el valor de las lenguas y declara que se alegra de hablar en lenguas más que todos los demás (verso 18).

Hechos capítulo 2 describe la primera aparición del don de lenguas. En el día de Pentecostés, los apóstoles hablaron en lenguas. Hechos capítulo 2 aclara que los apóstoles estaban hablando en lenguas humanas (Hechos 2:6-8). La palabra traducida “lenguas” tanto en Hechos capítulo 2 como en 1 Corintios capítulo 14 es “glossa” que significa “lenguaje”. Es la palabra de la que procede nuestra moderna palabra “glosario”. Hablar en lenguas era la habilidad de hablar en un idioma que no conocías, a fin de comunicar el Evangelio a alguien que hablara esa lengua. En la región multicultural de Corinto, parece que ese don de lenguas era especialmente valorado y prominente. Los creyentes en Corinto podían comunicar mejor el Evangelio y la Palabra de Dios como resultado del don de lenguas. Sin embargo, Pablo hace totalmente claro, que aún este uso de las lenguas, debía ser interpretado, es decir, “traducido” (1 Corintios 14:13, 27). Un creyente de Corinto hablaría en lenguas, ministrando la verdad de Dios a alguien que hablara ese idioma, y entonces ese creyente, u otro creyente en la iglesia, debía interpretar lo que se había hablado, para que toda la asamblea pudiera entender lo que se había dicho. 

Entonces ¿qué es orar en lenguas, y cuál es la diferencia con hablar en lenguas? 1 Corintios 14:13-17 indica que el orar en lenguas también debe ser interpretado. Como resultado, parece que orar en lenguas era ofrecer una oración a Dios. Esta oración ministraría a alguien que hablara ese idioma, pero también necesitaría ser interpretado para que todo el cuerpo de Cristo pudiera ser edificado. 

Esta interpretación no concuerda con aquellas que ven el orar en lenguas como un lenguaje de oración. Esta creencia alternativa puede ser resumida como sigue: el orar en lenguas es un lenguaje de oración personal entre el creyente y Dios (1 Corintios 13:1), que el creyente utiliza para edificarse a sí mismo (1 Corintios 14:4). Esta interpretación no es bíblica por las siguientes razones: (1) ¿De qué manera el orar en lenguas puede ser un lenguaje privado de oración, si éste debe ser interpretado? (1 Corintios 14:13-17). (2) ¿Cómo puede el orar en lenguas ser para auto-edificación cuando la Escritura dice que los dones espirituales son para la edificación de la iglesia, y no para uno mismo? (1 Corintios 12:7). (3) ¿Cómo puede ser el orar en lenguas un lenguaje privado de oración, si las lenguas son por “señal a los incrédulos”? (1 Corintios 14:22). (4) La Biblia aclara que no todos poseen el don de lenguas (1 Corintios 12:11, 28-30). ¿Cómo pueden ser las lenguas un don para auto-edificación si no lo poseen todos los creyentes? ¿No necesitamos todos ser edificados? 

Hay una interpretación adicional sobre el orar en lenguas que necesita ser aclarada. Algunos entienden el orar en lenguas como un “código de lenguaje secreto” que evita que Satanás y sus demonios entiendan nuestras oraciones, y que por ello puedan aprovecharse de nosotros. Esta interpretación no es bíblica por las siguientes razones: (1) Consistentemente, el Nuevo Testamento describe las lenguas con un lenguaje humano. Es improbable que Satanás y sus demonios no sean capaces de entender los lenguajes humanos. (2) La Biblia registra a incontables creyentes orando en su propio lenguaje, en voz alta, sin preocuparse de que su oración pudiera ser interceptada por Satanás. Aun si Satanás y/o sus demonios escucharan y entendieran las oraciones que hacemos, carecen absolutamente del poder para evitar que Dios responda las oraciones de acuerdo a Su voluntad. Sabemos que Dios escucha nuestras oraciones, y ese hecho hace irrelevante el que Satanás o sus demonios las escuchen y entiendan. 

Después de todo lo dicho, ¿qué hay de los muchos cristianos que han experimentado el orar en lenguas y lo han encontrado muy edificante para ellos mismos? Primero, debemos basar nuestra fe y práctica en las Escrituras, no en experiencias. Debemos ver nuestras experiencias a la luz de la Escritura, no interpretar la Escritura a la luz de nuestras experiencias. Segundo, muchos de los cultos y religiones del mundo, también reportan experiencias de hablar en lenguas / orar en lenguas. Obviamente el Espíritu Santo no concede estos dones a individuos no creyentes. Así que, parece que los demonios pueden imitar el don de hablar en lenguas. Esto debe conducirnos a comparar aún más cuidadosamente nuestras experiencias con la Escritura. Tercero, muchos estudios han mostrado cómo el hablar/orar en lenguas puede ser un comportamiento aprendido. A través del escuchar y observar a otros hablar en lenguas, una persona puede aprender el procedimiento, aún inconscientemente. Esta es la explicación más probable para la gran mayoría de los casos, entre los cristianos que hablan / oran en lenguas. Cuarto, el sentimiento de “auto-edificación” es natural. El cuerpo humano produce adrenalina y endorfina cuando experimenta algo nuevo, excitante, emocionante inducido, y/o desconectado del pensamiento racional.

El orar en lenguas es definitivamente una cuestión sobre la que los cristianos pueden respetuosa y amorosamente acordar o discrepar. Orar en lenguas no es lo que determina la salvación. Orar en lenguas no es lo que separa a los cristianos maduros de los inmaduros. El que el orar en lenguas sea un lenguaje de oración, no es algo fundamental para la fe cristiana. Así que, mientras creamos que la interpretación bíblica de la oración en lenguas nos aleje de la idea de un lenguaje privado de oración para la edificación personal – también reconocemos que muchos de los que lo practican, son nuestros hermanos y hermanas en Cristo, y dignos de nuestro amor y respeto.

Fuente: GotQuestions
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