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viernes, 3 de marzo de 2017

Un Análisis del Libro: La Cabaña




Título en inglés: The Shack
Título en español: La Cabaña
Autor: W. Paul Young
Editorial: Windblown Media (Los Angeles, California)
Fecha: Diciembre 2008
Género: Ficción
270 páginas (español)

“La Cabaña” es un libro reciente que goza de gran popularidad en medios cristianos. Recientemente ha sido traducido al español y es por ello que consideramos necesario advertir a los cristianos de habla hispana de las aberraciones contenidas en esta obra. Se trata de una historia de ficción y narra la saga de un individuo llamado Mackenzie Allen Phillips (Mack en adelante) que pasó un fin de semana con Dios, específicamente con las tres personas de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) en una cabaña situada en un bosque.

Mack ha sufrido la terrible pérdida de una hija de seis años de edad a manos de un asesino en serie. Este evento lo ha dejado desvastado y mentalmente atormentado. El libro trata con la “sanación” de Mack por medio de una reunión con las personas de la Trinidad, quienes toman forma humana durante el encuentro.

A cuatro años de la tragedia, Mack recibe una nota de Dios invitándolo a conversar con él en la misma cabaña donde su hija fue asesinada. Aunque escéptico, Mack acude a la cita. Allí se encuentra con Dios Padre, una enorme mujer afro-estadounidense apasionada por la cocina (p.75) llamada “Papá” (p.78), el Espíritu Santo, una diminuta mujer asiática (p.76) semi-transparente de nombre “Sarayu” [‘viento’ o ‘aire’ en Sanskrit] (p.79), y Jesús, un hombre judío de apariencia árabe, vestido con mameluco de obrero, camisa a cuadros y herramientas de carpintero a la cintura (p.76-77). 

La Deidad

Para aquellos que somos sensibles en el tema de la naturaleza de Dios y la veracidad de la Biblia, la descripción de los tres miembros de la Trinidad es suficiente para mirar con escepticismo el libro en su totalidad. Recordemos que al Padre nadie jamás lo ha visto (Jn. 1:18; 4:24; 5:37), el Espíritu Santo nunca se ha revelado en forma humana, y Jesús se apareció por última vez a Pablo (físicamente y con su gloria velada – 1 Co. 15:8) y a Juan (en forma glorificada en una visión – Ap. 1).

No menos preocupante es el hecho de que en la novela, el Padre (más que todo una madre) tiene cicatrices en las muñecas semejantes a las heridas de Cristo en la cruz (p.88). Esto es absolutamente erróneo. Primero, el Padre no fue crucificado; segundo, el Padre no tiene un cuerpo de carne y huesos como el Hijo (Jn. 4:24; Lc. 24:39). Alguien le podrá dar un significado simbólico a las cicatrices del Padre, pero, ¿es la representación del libro bíblicamente fiel? La aberración es confirmada más adelante cuando la enorme dama de color que personifica al Padre, habla de los tres miembros de la Deidad en esta forma: “Cuando los tres nos expresamos en la existencia humana como el Hijo de Dios, nos hicimos completamente humanos… nos convertimos en un ser de carne y hueso” (p.92). La Biblia, por el contrario, no expresa en ningún pasaje que el Padre y el Espíritu Santo se convirtieron en humanos; esa fue una acción llevada a cabo solamente por la segunda Persona de la Trinidad, Jesucristo.

Curiosamente, existe una descripción acertada de la Trinidad en las palabras de Papá, dos páginas más adelante: “No somos tres dioses; no estamos hablando de un dios con tres actitudes, como un hombre que es esposo, padre y trabajador. Yo soy un Dios y soy tres personas, y cada una de las tres es plena y enteramente única” (p.94). Esto es correcto, pero lamentablemente es una de las pocas verdades teológicas de la novela. Todo libro peligroso para la fe cristiana tiene una dosis de verdad, y “La Cabaña” es uno de ellos.

He aquí otro ejemplo de distorsión de la naturaleza de Dios: La Cabaña, o en su defecto, Mack (y por ende el autor, Paul Young), revela un actitud de desprecio hacia la teología en general. Como todo libro o persona que hace esto, demuestran su hipocresía cuando deprecian la teología de la iglesia pero al mismo tiempo tratan de imponer la de ellos. “Olvídense de la doctrina que le enseñaron, mejor adopte esta otra doctrina”, parece ser el mensaje detrás del mensaje. Veamos un ejemplo del libro; en una conversación de sobremesa, Mack inquiere sobre el tema de jerarquías dentro de la Trinidad: “Saben a qué me refiero… a quién está a cargo. ¿No tienen una cadena de mando?” A esto Jesús contesta: “¿Cadena de mando? ¡Eso suena horrible!”. Acto seguido, tanto Jesús como el Padre prorrumpen en risas burlonas. Para consuelo de Mack, Sarayu (el Espíritu Santo) interviene diciendo que no les haga caso, que sólo están jugando con él, y pasa a explicarle que los miembros de la Trinidad  “no tenemos ningún concepto de autoridad suprema entre nosotros, sólo de  unidad … lo que ves aquí es relación sin ninguna capa de poder… la jerarquía no tendría ningún sentido entre nosotros (pp.116,117) … Así que [los hombres] piensan que Dios debe relacionarse dentro de una jerarquía, como ustedes. Pero eso no es así” (p.119).

Esto ignora completamente la doctrina de la Trinidad Económica, la cual define y describe cómo se relacionan los miembros de la Deidad entre ellos y con nosotros. Por ejemplo, el Padre envía al Hijo, no a la inversa (Jn. 6:44; 8:18; 10:36; 1 Jn. 4:14); Jesús bajó del cielo no para hacer su voluntad sino la del Padre (Jn. 6:38). Dios es la cabeza de Cristo (1 Co. 11:3). La creación está sujeta a Cristo y Jesús estará sujeto al Padre por la eternidad (1 Co. 15:27-28). Jesús envía al Espíritu Santo (Jn.14:26; 16:7). Esto significa que, contrario a lo que propone el autor de La Cabaña, existe una jerarquía en la Trinidad. La novela se opone aquí a la revelación bíblica.

Jesús

En una de las tantas conversaciones con Mack, Papá (Dios Padre, la mujer afro-estadounidense) dice: “Aunque por naturaleza él es completamente Dios, Jesús también es completamente humano… y vive como tal… momento a momento decide permanecer en el suelo” (p.92). Es propio aclarar que “permanecer en el suelo”, siguiendo la imagen literaria del contexto inmediato, puede entenderse apropiadamente como “permanecer siendo solamente  humano”. Si bien la declaración de Papá comienza con una verdad, o sea, Jesús es “completamente Dios y completamente humano”, lo que sigue y sus implicaciones son radicalmente antibíblicas. Cuando Mack le pregunta a Papá cómo Jesús pudo hacer milagros, curaciones y levantar gente de entre los muertos, Papá no duda en decir que Jesús hacía todo eso “como un ser humano dependiente y limitado que confiaba en que mi vida y poder actuaban dentro de él y a través de él. Jesús, como humano, no tenía poder en sí mismo para curar a nadie” [subrayado nuestro] (p.93).

La verdad es que aquí hay suficientes elementos de verdad como para confundir hasta al mejor teólogo. En realidad Jesús no fue solamente humano durante la encarnación; tampoco cesó de ser plenamente Dios. Sólo se limitó en el uso de sus atributos divinos, pero toda la plenitud de la Deidad estaba en él (Col. 2:9). El hecho de que haya decidido limitarse en su Deidad y que haya dependido del Padre y el Espíritu Santo durante su encarnación no significa que “no tuviera ningún poder en sí mismo”, ya que nunca renunció a su esencia o naturaleza divina. Con este tipo de nociones, Paul Young bordea en forma lamentable en la teología de las sectas arrianas, los unitarios y otros, quienes enseñan que Jesús fue sólo un hombre a quien el Padre dotó o ungió de poder para realizar milagros.

Para colmo de males, el mismo pasaje del libro da a entender que así como “Jesús vivió de su relación conmigo” (el padre hablando), de esa forma “quiero que todos los seres humanos vivan… todos los seres humanos están diseñados para vivir: a partir de mi vida” (p.93). Jesús, fue el primero en vivir una relación al máximo con Dios (p.93). Si esto le suena como la espiritualidad promovida por la Nueva Era, se debe a que aquí Jesús es presentado como un gurú que enseña una senda de iluminación para que en esta vida los humanos podamos ser como Dios. La Biblia, por el contrario, describe a un Jesús que es nuestro ejemplo a seguir en materia de doctrina y conducta, no un ejemplo para lograr la deificación del ser humano. Por si no queda claro que el Jesús de La Cabaña no desea ser un ejemplo para nosotros, él mismo dice: “… mi vida no fue destinada a ser un ejemplo. Ser mi seguidor no es tratar de ‘ser como Jesús'” (p.147).

El Espíritu Santo

Young desafía la misma esencia de Dios cuando cita, al comienzo del capítulo 14, a un escritor de la secta Universalista Unitariana, Buckminster Fuller, quien dijo que Dios era un verbo, no un nombre propio (p.194). En una declaración relacionada, Young describe a Jesús hablando acerca del Espíritu Santo: “Ella es la creatividad; es acción; es el hálito de vida” (p.104). La Biblia, por el contrario, presenta a Dios como una persona en un sentido (un nombre), no una acción (un verbo). Estos conceptos del libro dan pie para pasar del entendimiento de un Dios personal al concepto monista y panteísta de las filosofías orientales y de la Nueva Era. Por ello no nos toma de sorpresa que cuando Mack pregunta al Espíritu Santo si la volverá a ver, ella contesta: “¡Claro que sí! Podrías verme en una obra de arte, o musical, o en el silencio, o en la gente, o en la creación, o en tu alegría y tu dolor” (p.202). En la misma vena, encontramos en el estribillo de una canción que Missy, la hija asesinada de Mack ha compuesto, “Bésame, viento, y respira de mí para que uno seamos” (p.239). Aparentemente, Dios es la creación y los humanos podemos ser uno con la creación. Esto no es teología bíblica y lo expresado evidencia la inclinación de Young hacia las filosofías y conceptos espirituales del oriente típicos de la Nueva Era, y afines a las enseñanazas del movimiento conocido como la “iglesia emergente”.

Salvación

Cuando Mack pregunta cómo formar parte de la iglesia, Jesús le dice: “Es muy sencillo, Mack. Todo se reduce a las relaciones y compartir simplemente la vida” (p.179). Previamente, Jesús le había dicho a Mack que él puede salir de su desastre simplemente “regresando”. “Regresar a mí. Renunciar a sus formas de poder y manipulación y sólo regresar a mí” (p.145). Esto suena muy espiritual, pero como el libro nunca explica claramente el evangelio, nadie que lo lea se va a enterar lo que volver a Cristo significa.

La cosa se pone más interesante cuando Mack pregunta a Papá qué fue lo que Jesús logró al morir. La respuesta de Dios es: “Gracias a su muerte y resurrección, yo estoy ahora plenamente reconciliada con el mundo” (p.195). Mack trata de obtener una respuesta más específica al preguntar si Papá se refería a los creen en él, a lo que Dios contesta “con todo el mundo”. ¿Bastante directo, verdad? ¿Significa esto que todos serán salvos? Young nunca se anima a decir eso, pero la impresión indeleble que deja el libro es que sí, sobre todo cuando Papá dice: “En Jesús, he perdonado a todos los seres humanos de sus pecados contra mí, pero sólo algunos eligen la relación” (p.230). Lógicamente, elegir una relación con Dios es una opción que no altera el destino final de los hombres, ya que si todos han sido perdonados, todos irán al cielo. Este concepto es la base de una antigua herejía llamada “universalismo”. La Escritura la contradice de plano (Mt. 25:46; Mr. 3:28).

Por si quedara alguna duda de los pensamientos del autor del libro, destaco las palabras de Papá en la página anterior: “Yo no humillo, culpo ni condeno” (p.229). Debe ser por eso que el padre de Mack (una criatura horrenda que nunca dio muestras de ser salvo) se encuentra ahora en el cielo (pp.214-220). De acuerdo con Young, Dios no es un Dios de juicio. Veamos lo que Papá dice: “No necesito castigar a las personas por haber pecado. El pecado lleva en sí mismo el castigo, al devorarte por adentro. Castigar no es mi propósito; curar es mi alegría” (p.114). Aquí la traducción al español no hace justicia al idioma original, ya que en inglés la frase lee literalmente: “No es mi propósito castigar el pecado, mi trabajo es curarlo”. Es obvio que si bien Dios proveyó la cura para el pecado (la cruz), las palabras de Young no reflejan toda la verdad, especialmente cuando la Escritura describe a Dios activamente involucrado en el castigo de los pecadores.

Si a estas alturas las aguas están turbias, aun se ponen más oscuras cuando Mack pregunta a Jesús qué significa ser un cristiano. Jesús responde: “¿Quién ha hablado de ser cristiano? Yo no soy un cristiano… quienes me aman, proceden de todos los sistemas que existen. Son budistas o mormones, bautistas o musulmanes, algunos son demócratas, otros republicanos, y muchos otros no votan ni forman parte de ninguna institución de domingos en la mañana o religiosa … No tengo el menor deseo de volverlos cristianos, sino de acompañarlos en su transformación en hijos e hijas de Papá, mis hermanos y hermanas, mis Amados” (p.183). Ante esta respuesta de Jesús, Mack se encuentra confuso y pregunta: “¿Eso significa que todos los caminos conducen a ti (p.183)?” Jesús niega esto pero inmediatamente agrega: “Lo que eso significa es que yo recorreré todos los caminos que sean necesarios para salir a tu encuentro” (p.184). Esta es una forma sutil de decir que todos los caminos conducen a Dios. En realidad lo que el Jesús de la novela dice es que él recorrerá cualquier camino con usted para llevarlo a su auto-transformación. En otras palabras, Jesús se adapta a cualquier camino que usted recorra y lo transformará en un hijo de Dios no importa cuál sea ese camino. Young nos miente una vez más; la Biblia dice que los hombres debemos recorrer un solo camino, el camino angosto que nos lleva a Dios por medio de Jesucristo (Mt. 7:14; Jn. 14:6).

¿Perdón incondicional?

Sobre el final de la novela, Papá (Dios Padre, un nombre que el autor evita usar durante toda la obra) sugiere en forma gentil pero energética, que Mack perdone al asesino de su hija (pp.230-33). “Mack, debes perdonar a ese hombre para entregármelo y permitirme redimirlo”, expresa Papá. Pocas veces se escriben frases tan breves y con tantos errores. En primer lugar, vemos que Dios desea que Mack perdone a un individuo que no se ha arrepentido. En ningún lugar de la Biblia encontramos la idea de que debemos perdonar sin que haya arrepentimiento de por medio. La Biblia, por el contrario, deja muy claro que el arrepentimiento debe anteceder al perdón (Lc: 17:3-4). Ni siquiera Dios perdona incondicionalmente (2 Cr.7:14; Lc.13:3b, 1 Jn.1:9). Mack finalmente accede a perdonarlo al gritar “te perdono” y repetir la frase varias veces. Curiosamente el asesino no está presente ni tampoco pidió que lo perdonaran (hasta donde sabemos). Este no es el verdadero perdón bíblico. Este perdón no tiene sentido y realmente no significa nada. Podrá hacer sentir que la persona que “perdona” se sienta mejor, pero es un alivio ilusorio y sin base bíblica. El perdón incondicional es una afrenta a nuestro sentido básico de justicia y una muestra de desconocimiento de la gravedad del pecado y su crueldad. En un mundo abusivo y pecaminoso, no se debe perdonar incondicionalmente. Young enseña un perdón totalmente terapéutico, inadecuado y antibíblico.

En segundo lugar, la frase de Papá implica que si Mack no perdona al asesino, Dios no puede redimirlo. Esta es una perspectiva muy limitada del poder de Dios. No conozco en la Biblia ninguna instancia donde Dios deba pedir permiso a un hombre para salvar a alguien. “El también es mi hijo. Quiero redimirlo”, dice Papá refiriéndose al asesino (p.230). La implicación es que si Mack no lo perdona, Dios no puede redimir al criminal. Nada puede ser más contrario a la teología bíblica. Ni mencionemos las inferencias de la frase “él también es mi hijo”, una noción que viene de filas liberales y sectas de todo tipo y color, que creen en el dogma de la “Paternidad Universal de Dios”. El dogma contradice la Escritura; sólo los que creen en Cristo son hijos de Dios (Jn. 1:18; Ro. 8:14).

Irreverencia 

En lo personal soy reacio a formarme imágenes mentales de Dios Padre y el Espíritu Santo, especialmente sabiendo que ambos nunca han sido vistos por el hombre (exceptuando simbolismos como la “forma de paloma” y las “lenguas de fuego” en el caso del Espíritu Santo). En sí, los antropomorfismos de La Cabaña desafían el tercer Mandamiento y conllevan el potencial de hacer tropezar en la fe a aquellos que no manejan la doctrina bíblica con un mediano grado de habilidad. Pero también considero irrespetuosa la forma en que Young decidió representar la Deidad, específicamente a Dios Padre como la Big Momma, el personaje del comediante Martin Lawrence, al Espíritu Santo como la versión femenina de Jackie Chang, y a Jesús como un leñador (alusión a la vestimenta) con la nariz de Adrien Brody, el “galán” de la última película de King Kong (p.105).

Las representaciones femeninas del Padre y el Espíritu Santo constituyen una manera subliminal de promover el feminismo. Si no es así, se trataría al menos de una maniobra de mercadotecnia a los efectos de alcanzar al sector femenino de lectores en potencia. Si bien es cierto que Dios no tiene género per se, y que unas pocas de sus acciones son descritas metafóricamente en términos femeninos, él ha escogido llamarse “Padre”, nunca “Madre” en la Biblia. Jesucristo por cierto siempre le llamó “Padre”. Por otra parte, todas las alusiones bíblicas al Espíritu Santo son en forma masculina. En mi opinión, los antropomorfismos de Young son una burla a la revelación bíblica.

Un ejemplo del rechazo de Young a la forma en que Dios se revela en la Escritura, es la superficialidad con que trata con la santidad de Dios. En una escena presentada en la página 82, Mack encuentra a Dios “ocupada” en la cocina al mismo tiempo que se ondulaba y bailaba, aparentemente al ritmo de una música que escuchaba con unos audífonos. Una vez quitados los audífonos, Mack pregunta a Dios qué tipo de música escuchaba. Para su sorpresa Dios le dice que se trataba de música funk, a lo que Mack responde que el funk no es necesariamente un ritmo muy devoto (p.82-83). Dios replica que, efectivamente, las letras no son espirituales, y aprovecha para regañar a Mack diciéndole: “Mira, Mackenzie: no tienes por qué hacerte cargo de mí. Oigo de todo … (p.83)”. En otras palabras, no te metas en lo que no te importa, si quiero escuchar música de contenido inmoral, lo hago. Acerca de los intérpretes, Papá agrega,  “Estos muchachos no dicen nada que yo no haya oído antes… Son sólo algunos de mis hijos soltando gritos y alardes. Soy especialmente afecta a estos chicos, ¿sabes?” Este no es el Dios que la Biblia llama “Santo” cientos de veces. En este pasaje de la novela, Young no sólo reduce a Dios al nivel de los hombres sino que va más allá, lo hace descender a un plano de inmoralidad al que muy pocos autores se han atrevido.

Rechazo del cristianismo tradicional y bíblico

Cualquier persona con discernimiento que haya decidido perder el tiempo leyendo La Cabaña, se dará cuenta que la novela promueve un rechazo vehemente al cristianismo tradicional. Mack, el personaje humano, expresa que nada de lo que aprendió en el seminario le sirvió en absoluto (p.83), su educación teológica en el seminario no le sirvió de nada (p.57), las oraciones e himnos dominicales no le llenaban, y las “juntitas religiosas” no hacen ninguna diferencia real (p.57). Más allá de que la enseñanza de algunos seminarios esté contaminada de muchas formas, y que en toda iglesia encontremos algunos cristianos nominales, eso no es razón para generalizar y tirar por la ventana el agua del baño juntamente con el bebé. Todo esto denota una hostilidad velada hacia la iglesia tradicional, aun las más bíblicas. Young es tan habilidoso que sabe salpicar a través del libro su rechazo hacia el cristianismo genuino, disfrazándolo de espiritualismo. El mismo dios imaginario de Young parece estar de acuerdo con Mack cuando le dice que se le ha aparecido como una mujer para ayudarlo a no recaer en su “condicionamiento religioso”. Si se le hubiera aparecido como un “un grandioso abuelo de barba suelta y raza blanca, dice Papá, eso hubiera “reforzado tus estereotipos religiosos” (p.85). De modo que aparentemente el libro nos va entregar una nueva forma de tener una relación con Dios. Olvídese de la Biblia, de las reuniones de iglesia (de congregarse), de todo lo que aprendió hasta ahora. Una experiencia con Dios tipo mística es más importante que la Escritura, la iglesia “se reduce a las relaciones y compartir simplemente la vida” (p.179), según el Jesús de la novela. Sin embargo, la Biblia enseña exactamente lo opuesto, la Escritura es superior a las experiencias (2 Ti. 3:16; 2 P. 1:16-21), y ser parte de la iglesia no simplemente significa tener una relación con Dios, sino también conocer la verdad y conocer a Dios en verdad (Jn. 17:3; 4:24), y hablar lo que es de acuerdo con la sana doctrina (Tit. 2:1,7). La doctrina, singular, comprende varias doctrinas, entre ellas: la revelación de Dios, su naturaleza, soberanía, llamado, santidad, majestad, propósito para nosotros, su obra redentora, y todas las enseñanzas necesarias para entender a Dios y saber si las experiencias espirituales que tenemos son verdaderas o falsas. Sin embargo, La Cabaña nunca hace mención de la supremacía de la Escritura en la vida del creyente. Al contrario, la doctrina es ridiculizada así como también la preparación académica.

Conclusión

Debido a los múltiples errores teológicos, el rechazo de la sana doctrina y la supremacía de la Escritura, la promoción de las experiencias subjetivas por encima de la Biblia, la ridiculización de la Deidad, la elevación del ser humano y la reducción de la majestad, poder y soberanía de Dios, el marcado contenido místico, la presencia de conceptos con matices de la Nueva Era, la Iglesia Emergente y otras corrientes, La Cabaña debe ser considerada como un ataque al cristianismo. En el análisis final, presenta un Padre, un Jesús, y un Espíritu Santo falsos. La forma de salvación y la cosmovisión de la novela son también un espejismo peligroso que puede confundir y perjudicar al lector desprevenido. El libro no contiene ningún poder transformador como lo promete. Algunos comentaristas indican que el libro presenta algunas nociones de valor. Puede que sí, pero estos valores rescatables vienen hundidos en un mar de falsedades. No recomendamos la obra en absoluto.

Lea también:

martes, 29 de noviembre de 2016

Estudio Bíblico Mesiánico: La Trinidad (pdf)


Este estudio está disponible solamente para nuestros colaboradores




Tabla de Contenido

Introducción 

A. Arrianismo 
B. Sabelianismo 
C. Socinianismo 
D. Unitarismo 
E. Triteísmo 

I. La Pluralidad de la Deidad

A. La Pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento 
1. El nombre plural Elohim 
2. Los verbos plurales usados con Elohim
3. El nombre Elohim aplicado a dos personas 
4. El nombre YHVH aplicado a dos personas .
5. El nombre plural Adonai 
6. Los pronombres plurales 
7. Los adjetivos plurales 
8. El Ángel de Jehová 
   a. Ejemplos de singularidad
   b. Evidencia escritural de la singularidad
9. El Hijo de Dios 
   a. Salmo 2 
   b. Proverbios 30:4 
10. El concepto del Dios-Hombre 
   a. Génesis 4:1 
   b. Isaías 9:6-7 
   c. Jeremías 23:5-6 
   d. Zacarías 13:7
11.El Espíritu Santo 

B. La Pluralidad de la Deidad en el Nuevo Testamento


II. La Unidad de la Deidad 

A. La Unidad de la Deidad en el Nuevo Testamento 
1. La misma imagen y semejanza 
2. El uso de verbos singulares con verbos plurales 
3. El uso de formas plurales y singulares juntas 
4. El Uso del compuesto Uno
   a. Echad
   b. Yachid 
5. Jehová declarado ser Uno 

B. La Unidad de la Deidad en el Nuevo Testamento 


III. La Unidad de la Deidad 

A. La Trinidad de la Deidad en el Antiguo Testamento 
1. Isaías 42:1 
2. Isaías 61:1 
3. Isaías 63:7-14 
4. Isaías 48:12-16 

B. La Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento
1. Sólo tres Personas son llamadas Dios
   a. Mateo 3:16-17 
   b. Mateo 28:19 
   c. Juan 14:16-17 
   d. I Corintios 12:4-6
   e. II Corintios 13-14 
   f. I Pedro 1-2 
2. Sólo tres Personas tienen los atributos de Dios 
   a. Eternidad 
   b. Omnipotencia 
   c. Omnisciencia 
   d. Omnipresencia 
3. Sólo tres Personas conocen las obras de Dios 
   a. La obra de la creación del universo 
   b. La obra de la creación del hombre 
   c. La obra de la inspiración

Conclusión

Lea otros Estudios Bíblicos Mesiánicos:

sábado, 26 de febrero de 2011

Estudio Bíblico Mesiánico: La Trinidad (en pdf)

En el siguiente enlace encontrarán el Estudio Bíblico Mesiánico acerca de la Trinidad, disponible en formato pdf. El autor es el erudito judío, el Dr. Arnold G. Fruchtenbaum, Fundador y Director del Ministerio Ariel.




lunes, 21 de febrero de 2011

Estudio Bíblico Mesiánico: Dios el Padre

(Imagen cortesía de revelationillustrated.com)

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer - Juan 1:18

Introducción

La Doctrina de la Trinidad enseña que hay tres Personas específicas en la Deidad. En la mayoría de los estudios bíblicos, las dos Personas en las cuales se centra la mayor parte de la atención son Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Como resultado, los creyentes tienen a menudo una idea borrosa de quién exactamente es Dios el Padre y qué exactamente es lo que el Padre hace y de qué es responsable.

En este estudio, Dios el Padre será discutido en dos áreas principales: la primera, la Paternidad de Dios; y la segunda, las obras de Dios el Padre.

I. La Paternidad de Dios

La primera área distingue Su personalidad de la del Hijo y de la del Espíritu Santo. Hay seis aspectos diferentes de la Paternidad de Dios:

El Padre del Mesías.
El Padre de la Creación.
El Padre de los ángeles.
El Padre de todos los hombres.
El Padre de Israel, y
El Padre de los creyentes.

A. El Padre del Mesías

El primer aspecto de la Paternidad del Padre es que Él es el Padre del Mesías. El hecho de que Dios el Padre es el Padre del Mesías, Yeshúa (Jesús) el Hijo, es visto de cinco maneras.

1. Engendrado por el Padre

La primera forma en la que Dios es visto como el Padre del Mesías es que el Hijo fue engendrado por el Padre. Esto es enseñado en el Antiguo Testamento en Salmo 2:7: Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.

En el Nuevo Testamento, esto es enseñado en Juan 1:14: Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Juan 1:18 dice: A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Esto se encuentra una vez más en Juan 3:16-17: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

Otro ejemplo es I Juan 4:9: En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.

El hecho de que el Mesías fue engendrado por el Padre a menudo ha sido malinterpretado. Algunos grupos, principalmente aquellos entre los cultos que enseñan que Yeshúa no es eterno, interpretan que el término “engendrado por el Padre” significa que Jesús fue creado por Dios el Padre. En realidad, el término engendrado enfatiza “singularidad” en que Él es el único Hijo de Dios, no Su creación.

Mientras que la Paternidad de Dios tiene muchos aspectos, existe una singularidad en la relación con el Hijo. Así pues, el término “engendrado por el Padre” no significa que Jesús fue creado por Dios el Padre, sino que la relación Padre-Hijo es exclusiva. Esto simplemente no es cierto de otras relaciones. La paternidad de Dios del Mesías es vista en que Él (Jesús) es engendrado por el Padre, lo que significa que Él es el único Hijo de Dios; Él tiene una relación exclusiva que no es cierta de otras relaciones entre padre e hijo.

2. Reconocido por el Padre

La segunda forma en la que la Paternidad de Dios es vista es que el Padre mismo reconoció que Yeshúa es Su Hijo. Un ejemplo es Mateo 3:17b, donde Dios el Padre, hablando desde el Cielo declaró: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Dios el Padre reconoció que Jesús es el Hijo.

3. Reconocido por Yeshúa mismo

La tercera forma en la que la Paternidad de Dios es vista es que el Hijo reconoció a Dios el Padre como Su Padre (Mateo 11:27; Juan 8:54; 14:12-13).

4. Reconocido por otros hombres

La cuarta forma en la que la Paternidad de Dios es vista en que otros hombres reconocieron que Jesús es el Hijo de Su Padre y que Dios el Padre era el Padre del Mesías. Un ejemplo es Mateo 16:16, donde Pedro hizo su gran confesión y dijo literalmente: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Pedro reconoció que Yeshúa era el Hijo de Dios; por lo tanto, Dios el Padre es el Padre del Mesías.

Otros ejemplos de esto se encuentran en Marcos 15:39 y Romanos 8:32. Jesús fue reconocido como el Hijo de Dios por los hombres y esto enfatizó una vez más que Dios el Padre es el Padre del Mesías.

5. Reconocido por los demonios

La quinta forma en la que la Paternidad de Dios es vista es el hecho de que también los demonios reconocieron que Yeshúa era el Hijo de Dios. Un ejemplo es Mateo 8:28-29: Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino. Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?

En estos versos, los demonios estaban hablando y reconocieron que Él era el Hijo de Dios. Esto significaría automáticamente que Dios es el Padre del Mesías.

B. El Padre de la Creación

El segundo aspecto de la Paternidad del Padre es que Él es el Padre de la Creación. Un ejemplo de esta verdad se encuentra en I Corintios 8:6: para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para Él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de Él.

En este pasaje, el Padre es tratado como Dios, el Padre y es conectado con la Creación en que Él es el Padre de la Creación.

Un segundo ejemplo está en Santiago 1:17: Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

En este verso, Él es tratado como el Padre y es llamado el Padre de las luces, un título que lo conecta con la Creación misma.

C. El Padre de los ángeles

El tercer aspecto en el que la Paternidad es vista es que Él es el Padre de todos los ángeles. Por esa razón, los ángeles son mencionados como los hijos de Dios.

Hay cuatro Escrituras que enseñan esta verdad. El primer pasaje es Génesis 6:1-4, que menciona a los hijos de Dios. Algunos interpretan que el término hijos de Dios en el Libro de Génesis se refiere a los descendientes de Set en oposición a los hijos de Caín. Los otros tres pasajes, Job 1:6; 2:1 y 38:7, muestran claramente que el término hijos de Dios debe referirse a ángeles. Todas estas Escrituras usan el término hijos de Dios y, en esos contextos, nadie duda de que se refieran a ángeles. La consistencia debería mantenerse, por eso Génesis 6 también debe referirse a ángeles.

D. El Padre de todos los hombres

El cuarto aspecto de la Paternidad de Dios es que Él es el Padre de todos los hombres. Un ejemplo de esto es Hechos 17:29: Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.

Este verso declara que todos los hombres son el linaje de Dios. En cierto sentido, existe la Paternidad universal de Dios de todos los hombres; Él es el Padre de todos los hombres en el sentido de que Él es el Creador del hombre. Del mismo modo, Él es el Padre de todos los ángeles. Es desafortunado que los liberales se hayan refugiado en este aspecto, ignorando los otros.

Sí, la Biblia enseña que existe la universalidad de la Paternidad de Dios. Ciertamente es el Padre de todos los hombres, pero sólo en la relación del Creador con el creado. No significa, como ellos han estado enseñando, que esto significa automáticamente una salvación universal; que de todos modos todas las personas serán salvadas. La Biblia no enseña que todas las personas serán salvadas. Debido a que Dios es el Padre de todos los hombres no significa que todos los hombres van a ser salvos; sólo significa que Dios es el Creador de todos los hombres.

Otro ejemplo donde se dice que Él es el Padre de todos los hombres está en Efesios 3:14-15: Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra.

En este pasaje, los conceptos de la familia y la Paternidad de Dios son reunidos. Esto, también, enfatiza la universalidad de la Paternidad de Dios. Él es el Padre de todos los hombres en virtud de ser el Creador de todos los hombres.

Un tercer ejemplo es Hebreos 12:9: Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?

Se habla de Dios el Padre siendo el Padre de los espíritus sin distinción. Otra vez, Él es el Padre de todos los hombres, no en una relación de salvación, sino que en una relación de creación. Existe una universalidad de la Paternidad de Dios debido a que Él es el Creador de todos los hombres.

E. El Padre de Israel

El quinto aspecto de la Paternidad de Dios es que Él también es el Padre de Israel. Esto es subrayado un número de veces a lo largo del Antiguo Testamento. Un ejemplo se encuentra en Éxodo 4:22: Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.

Dios llamó a Israel el hijo de Jehová. Como una nación, Israel es el hijo nacional de Dios. Ninguna nación es llamada alguna vez el hijo de Dios excepto una, y ésa es Israel.

Un segundo ejemplo se encuentra en Deuteronomio 32:6: ¿Así pagáis a Jehová, Pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te creó? Él te hizo y te estableció.

En este pasaje, Moisés señaló muy claramente que Dios el Padre es también el Padre de Israel; Israel, como una nación, es el hijo de Dios.

Un tercer ejemplo es Isaías 64:8, en el que se dice que Israel es el hijo de Dios.

Un cuarto ejemplo es Jeremías 3:4.

Un quinto ejemplo es Oseas 11:1: Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.

Finalmente, Malaquías 1:6 también enfatiza esta relación exclusiva de Israel como el hijo de Dios: El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?

Al hablarle a Israel, Dios le recuerda a Israel que Él es Su Padre y que Israel es Su hijo.

F. El Padre de los Creyentes

El sexto aspecto de la Paternidad de Dios es que Él es el Padre de los creyentes. Juan 1:12 declara: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.

Ésta es su relación exclusiva en el aspecto de la salvación. Hablar de que Dios el Padre es el Padre de todos los hombres enfatiza a Dios como el Creador de todos los hombres, de quien todos los hombres reciben su vida. Pero eso no garantiza la salvación de todos los hombres, ya que cada individuo debe ejercitar el acto personal de fe. Dios el Padre es unívocamente el Padre de los creyentes en virtud del nuevo nacimiento, en virtud de la regeneración. Es esta relación de Dios el Padre con los creyentes que refleja el aspecto de la salvación.

Otros pasajes que se refieren a Dios el Padre como el Padre de los creyentes incluyen a Mateo 5:45; 6:6-15; Romanos 8:14-16; y I Juan 3:1.

II. Las Obras de Dios el Padre

La segunda área en el estudio de Dios el Padre concierne a Sus obras. Mientras que los aspectos de la paternidad lo distinguen de las otras dos Personas de la Trinidad en lo que a la personalidad se refiere, las obras de Dios el Padre lo distinguen de las obras del Hijo y del Espíritu Santo.

Cinco obras de Dios el Padre necesitan ser mencionadas. Primera, Dios el Padre genera al Hijo para toda la eternidad (Juan 5:17-26). Segunda, es Dios el Padre quien es el autor del decreto que hará que se lleve a cabo todo lo que Él desee (Salmo 2:7-9). Tercera, se dice que la obra de la elección es la obra de Dios el Padre (Efesios 1:3-6). Cuarta, es Dios el Padre quien envió al Hijo a hacer la obra de la redención (Juan 5:36). Y quinta, es Dios el Padre quien disciplina a Sus hijos. Debido a que Él es el Padre de los creyentes, Él tiene el derecho de disciplinar a los creyentes. La obra de la disciplina divina es una obra de Dios el Padre (Hebreos 12:9).

Artículos relacionados:
Estudio Bíblico Mesiánico: La Trinidad - Parte 1
Estudio Bíblico Mesiánico: La Trinidad - Parte 2

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (
endefensadelafe.org)

Original article:
God the Father (pdf)

Traducido y publicado con permiso de:

Ariel Ministries (
ariel.org)

jueves, 30 de diciembre de 2010

Estudio Bíblico Mesiánico: La Trinidad - Conclusión



II. La Unidad de la Deidad

La segunda área a ser discutida es la unidad de la Deidad y mostrar que, mientras por una parte la Biblia enseña pluralidad en la Deidad, nunca enseña una pluralidad de Dioses como en el Politeísmo, sólo una pluralidad de Personas. Hay un Dios, y esta pluralidad es una unidad de sólo un Dios.

A. La unidad de la Deidad en el Antiguo Testamento

“¿Cuál es la evidencia de la unidad de la Deidad?” Al tratar con el Antiguo Testamento, existen cinco evidencias específicas.

1. La misma imagen y semejanza

La primera evidencia se encuentra en Génesis 1:26, que declara: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.

Este pasaje fue citado anteriormente en este manuscrito para mostrar que existe una pluralidad en la Deidad. Este mismo verso también muestra una unidad en la Deidad, debido a que el locutor y el oyente tienen la misma imagen y semejanza: a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza. Los pronombres personales nuestra enfatizan pluralidad. El hecho de que el locutor y el oyente son de la misma imagen y semejanza, enfatiza su unidad.

2. El uso de verbos singulares con nombres plurales

La segunda línea de evidencia de la unidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el hecho de que, aunque la palabra “Dios” en hebreo es Elohim y es plural, casi siempre es utilizada con un verbo singular, lo que es contrario a la gramática hebrea normal. Las reglas de la gramática hebrea exigen que el verbo concuerde con el sustantivo, tanto en género como en número. Cuando el nombre Elohim se usa para el Dios verdadero, siendo un nombre plural algunas veces tiene un verbo plural de acuerdo con la gramática hebrea. Varios ejemplos de esto fueron citados anteriormente como evidencia de la pluralidad de la Deidad. Pero el hecho de que la vasta mayoría de casos usa el verbo singular con Elohim enfatiza unidad. Un ejemplo es Génesis 1:1: En el principio Dios (Elohim, un nombre plural) creó (un verbo hebreo singular). No concuerda con el nombre en número, violando así la gramática hebrea normal. Esta violación de la gramática hebrea normal en la mayoría de los casos donde la palabra Elohim es utilizada para el Dios verdadero, también muestra unidad en la Deidad.

3. El uso de formas plural y singular juntas

La tercera línea de evidencia de la unidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el uso de El Elohim. El es la forma singular, y Elohim es la forma plural; pero ambas son utilizadas juntas en un verso para el mismo Dios. Un ejemplo es Génesis 33:20: Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel.

El es el singular, pero Elohe es una construcción de Elohim, que es una forma plural. Así pues, literalmente se lee, “Dios, los Dios de Israel”. El hecho de que el singular es seguido por el plural y que ambas palabras se refieren al único Dios verdadero, enfatiza unidad.

Un segundo ejemplo donde el singular y el plural son utilizados juntos es Josué 22:22: El Todopoderoso, Jehová Dios, el Todopoderoso, Jehová Dios, él sabe, y hace saber a Israel: si fue por rebelión o por prevaricación contra Jehová, (no nos salves hoy).

La palabra hebrea traducida como El Todopoderoso, es la palabra El, que es la palabra singular para Dios. La palabra traducida Dios es Elohim y es un nombre plural, que significa “Dios” o “dioses”. La palabra traducida Jehová, es el nombre personal de Dios: El, Elohim, Jehová. Jehová es el nombre personal de Dios; Elohim enfatiza Su pluralidad; pero el singular El, enfatiza Su unidad. Así pues, la unidad puede ser vista en el uso de El Elohim, el singular y el plural usados juntos para el único y mismo Dios.

4. El uso del compuesto Uno

La cuarta línea de evidencia para la unidad de la Deidad en el Antiguo Testamento está en Deuteronomio 4:6; un verso muy famoso para el pueblo judío. Deuteronomio 6:4 es llamado el Sh’ma, y es considerado la esencia de todas las formas del Judaísmo. Ese verso dice: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.

Este verso, más que ningún otro, enfatiza el concepto de una unidad. En el campo del evangelismo judío, Deuteronomio 6:4 es utilizado a menudo por el pueblo judío para enseñar en contra de la pluralidad de la Deidad. Pero, si este verso es estudiado muy cuidadosamente, es evidente que no está enseñando una unidad absoluta, sino una unidad compuesta. En lugar de discutir contra una pluralidad de la Deidad, Deuteronomio 6:4 en realidad apoya el concepto de pluralidad en la Deidad. Para iniciar, debe señalarse que donde dice: Jehová nuestro Dios, la palabra hebrea para Dios es plural, y literalmente se lee, “nuestros Dios”. Pero la palabra clave a centrar nuestra atención es la palabra uno.

a. Echad

La palabra hebrea para uno es echad. Al comparar el uso de echad en otros lugares del Antiguo Testamento, está claro que esta palabra se refiere a una unidad compuesta, no a una unidad absoluta. Por ejemplo, Génesis 1:5 declara: Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.

La combinación de tarde y mañana conforman la unidad de echad, o un día.

Otro pasaje clave es Génesis 2:24: Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Se dice que un hombre y una mujer que se unen en matrimonio se han hecho una, echad, carne. Hay dos personalidades, un hombre y una mujer, uniéndose en matrimonio, y lo dos se convierten en uno. Obviamente, no se convierten en una unidad absoluta, porque retienen su personalidades separadas; sin embargo, definitivamente hay una unidad ahí.

Otro ejemplo es Esdras 3:1, donde toda la asamblea de Israel era como uno, echad. Aunque estaba conformada por numerosos individuos, todos ellos fueron considerados como uno; obviamente como un uno unido.

Otro ejemplo es Ezequiel 37:17, donde se le dice a Ezequiel que junte dos varas y éstas se combinan para volverse una, echad, vara.

Estos ejemplos del uso de la palabra echad en el texto hebreo, que es la misma palabra usada en Deuteronomio 6:4, muestran que habla de una unidad compuesta, no de una unidad absoluta.

b. Yachid

Existe otra palabra hebrea, que significa un uno absoluto: yachid. Se utiliza en Génesis 22:2, donde enfatiza a Isaac como el único hijo de Abraham. Así pues, si Moisés hubiera querido enfatizar la absoluta unidad de Dios, él habría usado el término yachid. Pero no usó ese término para la unicidad de Dios. Deuteronomio 6:4 es, por lo tanto, un argumento a favor de la pluralidad de la Deidad y, al mismo tiempo, enseña la unidad de esta pluralidad del único Dios.

5. Jehová declarado ser Uno

La quinta línea de evidencia de la unidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es que se declara que Jehová es uno, echad, en Zacarías 14:9.

B. La Unidad de la Deidad en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento, la unidad de la Deidad es enseñada en Efesios 4:4-6; 1 Timoteo 2:5 y Santiago 2:19.

III. La Trinidad de la Deidad

La tercera área de este Estudio Bíblico Mesiánico abordará la Trinidad de la Deidad. Hasta ahora, se ha mostrado que la Biblia enseña que existe pluralidad en la Deidad y que esta pluralidad es una unidad de sólo un Dios. Ahora, es necesario mostrar que esta pluralidad está limitada a una Trinidad, en que no hay más ni menos que tres Personas.

A. La Trinidad de la Deidad en el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, la evidencia de que Dios es, efectivamente, una Trinidad, se halla en el hecho de que sólo tres Personas son llamadas Dios, y no más de tres Personas son vistas juntas.

1. Isaías 42:1

He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.

Observe a las tres Personas en este primer ejemplo. La primera Persona es el locutor, que se observa por el pronombre Yo. La segunda Persona es el siervo del locutor, el siervo de Jehová. Y la tercera Persona es el Espíritu de Dios. Aquí está un pasaje donde sólo hay tres personas, ni más ni menos que tres.

2. Isaías 61:1

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel.

El segundo ejemplo menciona sólo a tres individuos: Jehová el Señor; el Espíritu de Jehová; y el pronombre , en referencia al locutor: El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí. Otra vez, hay tres Personas, y ninguna más.

3. Isaías 63:7-14

Un tercer ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Antiguo Testamento se encuentra en el contexto de Isaías 63:7-14, que trata de un resumen del Éxodo. Dentro del contexto del pasaje, no más de tres Personas son mencionadas. Por ejemplo, en el verso 7 hay una Persona: De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades.

En el verso 7, la referencia es a la Persona llamada Jehová. En este caso, Jehová es Dios el Padre.

Una segunda personalidad mencionada está en el verso 9: En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad.

Una segunda personalidad mencionada en este contexto es el ángel de su faz. Es el mismo que el Ángel de Jehová, quien tiene el nombre de Jehová. Observe en el verso 9, que fue este ángel el responsable de salvarlos y redimirlos.

Una tercera personalidad es el Espíritu Santo mencionado tres veces diferentes. Primero, el verso 10 dice: Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo Espíritu;

En segundo lugar, el verso 11: ¿Dónde está el que puso en medio de ellos su santo Espíritu?

Y por tercera vez en el verso 14: El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle.

En este pasaje, las tres personalidades están claramente a la vista. No hay menos de tres, ni tampoco hay más de tres.

4. Isaías 48:12-16

El cuarto ejemplo como evidencia de la Trinidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es en el contexto de Isaías 48:12-16. Versos 12-14a:

Óyeme, Jacob, y tú, Israel, a quien llamé: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero. Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron juntamente. Juntaos todos vosotros, y oíd. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? Aquel a quien Jehová amó ejecutará su voluntad.

En estos versos, está claro que el locutor es Dios mismo ya que el locutor se refiere a Sí mismo como el que es responsable de la Creación de los cielos y la tierra. Dado que Dios es responsable de crear los cielos y la tierra, el locutor, entonces, debe ser Dios mismo.

Luego el verso 16 declara: Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu.

Observe cuidadosamente a las tres Personas: el locutor, el Espíritu y Jehová el Señor. En el verso 16, el locutor es el Creador de los cielos y la tierra, y Él se refiere a Sí Mismo con los pronombres yo y . Este locutor se distingue a Sí Mismo de otras dos Personas. Una de las Personas de las cuales Él se distingue a Sí Mismo es Jehová el Señor. La segunda Persona de la cual Él se distingue a Sí Mismo es el Espíritu de Dios. Aquí está el pasaje más claro del Antiguo Testamento acerca la Triunidad. Aquí, en Isaías 48:12-16, la Triunidad está presentada tan claramente como las Escrituras del Antiguo Testamento han decidido hacerlo.

Por el Antiguo Testamento, la evidencia de que Dios es, efectivamente, una Trinidad, se halla en el hecho de que sólo tres Personas son llamadas Dios, y no más de tres Personas son vistas juntas.

En el Antiguo Testamento, sólo tres Personas son llamadas Dios, y no más de tres Personas son vistas juntas.

B. La Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento, hay tres importantes líneas de evidencia de la Trinidad de la Deidad.

1. Sólo tres Personas son llamadas Dios

a. Mateo 3:16-17

Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

Observe, no más de tres Personas se encuentran en el contexto del bautismo de Yeshúa (Jesús). El Hijo es visto en la Persona de Yeshúa; el Espíritu es visto debido a que desciende en la forma corporal de una paloma; y el Padre se hace presente por la voz audible que proviene de los cielos, diciendo: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

b. Mateo 28:19

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

En el segundo ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento, sólo tres Personas son mencionadas específicamente, no menos de tres, pero tampoco menos. A estas tres Personas ahora se les da títulos de Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Observe la aparente contradicción en cuanto a lo que a la gramática respecta. La orden es ir y bautizar en el nombre del, y la palabra nombre es singular. No dice, “en los nombres del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, lo que habría sido gramaticalmente más adecuado. Pero en cambio, es en el nombre de. La palabra nombre es singular, enfatizando la unidad de la Deidad. Pero luego, este único nombre pertenece al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enfatizando la Trinidad de la Deidad.

c. Juan 14:16-17

Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

En el tercer ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento, observe de nuevo a las tres Personas mencionadas en este contexto. Una Persona es el locutor, Yeshúa, quien está identificado por el pronombre yo. La segunda Persona es el Padre, a quien Él rogará. La tercera Persona es el Espíritu Santo, quien va a ser enviado.

d. 1 Corintios 12:4-6

Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.

En el cuarto ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento, una vez más las tres Personas son mencionadas, pero ninguna más. El verso 4 menciona al Espíritu, quien es el Espíritu Santo. El verso 5 menciona al Señor, quien es el Hijo. Y el verso 6 menciona a Dios quien, en este caso, es Dios el Padre.

e. 2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.

Observe las tres Personas en el quinto ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento: La gracia del Señor Jesucristo, el Hijo; el amor de Dios, el Padre; y la comunión del Espíritu Santo, el Espíritu Santo. Otra vez, tres Personas son mencionadas, ni más ni menos.

f. 1 Pedro 1:2

“…elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas”.

En el último ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento, el verso 2 menciona a tres Personas: Dios el Padre, quien es el responsable de la presciencia; el Espíritu, quien es el responsable de la santificación; y el Hijo, Jesucristo, quien es el responsable del rociamiento y derramamiento de Su sangre por los pecados del mundo.

De estos pasajes, está claro que sólo tres Personas son llamadas “Dios”, y no más de tres Personas son vistas juntas.

Resumen: Manteniendo la enseñanza del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento reconoce claramente que hay tres personas en la Deidad. Pero, mientras el Antiguo Testamento enseñó claramente una Triunidad, en realidad no nombró a los miembros de esta Triunidad; esto llega sólo con la revelación del Nuevo Testamento. La primera Persona es llamada Dios el Padre. La segunda Persona es llamada Dios el Hijo. Es el Nuevo Testamento que responde la pregunta de Proverbios 30:4: “¿Cuál es el nombre de su hijo?” El nombre de Su Hijo es Yeshúa. De acuerdo con el Antiguo Testamento, Él fue enviado por Dios para ser el Mesías, pero esta vez como un hombre, en lugar de cómo un Ángel. Además, Él fue enviado por Dios para un propósito específico: Morir por nuestros pecados. En esencia, lo que ocurrió fue que Dios se hizo hombre para cumplir la obra de la Expiación. La tercera Persona es llamada Dios el Espíritu Santo. A lo largo del Nuevo Testamento, Él es relacionado con la obra de la segunda Persona, manteniendo la enseñanza del Antiguo Testamento.

2. Sólo tres Personas tienen los atributos de Dios

La segunda línea de evidencia principal con respecto a la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento es que sólo tres Personas poseen los atributos de Dios. Existen cuatro atributos divinos particulares que sólo tres Personas poseen.

a. Eternidad

El primer atributo es el de la eternidad. Se dice que sólo tres Personas tienen este atributo en que sólo tres Personas han existido siempre y continuarán existiendo por siempre.

El Padre tiene este atributo de eternidad en Salmo 90:2, que habla del Padre existiendo desde el siglo y hasta el siglo.

El Hijo también tiene el atributo de eternidad en Miqueas 5:2 (citado en Mateo 2:5-6). Aunque en Su humanidad, Él nacería en Belén, Miqueas 5: 2 también declara que, en cuanto a Su deidad, Él ha sido desde el principio, desde los días de la eternidad. La palabra hebrea que Miqueas usa son los términos posibles más fuertes en relación con el concepto de la eternidad pasada.

La eternidad del Hijo también se enseña en Juan 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios.

Según este verso, el Hijo existía en el comienzo con Dios el Padre. En otras palabras, desde que Dios ha existido, el Hijo también ha existido. Desde que Dios el Padre ha existido desde toda la eternidad, por lo tanto, el Hijo también debe haber existido por toda la eternidad. Juan 1:1 es evidencia clara que algunas de las enseñanzas de las sectas, que enseñan que el Hijo fue creado por Dios el Padre, están erradas. El punto de Juan 1:1 es que mientras el Padre ha existido, que ha sido por toda la eternidad, ése es el tiempo que el Hijo ha existido. La eternidad del Hijo también se encuentra en Juan 1:15 y 8:58.

El Espíritu Santo también posee el atributo de eternidad según Hebreos 9:14.

b. Omnipotencia

El segundo atributo es el de la omnipotencia, que significa “todopoderoso”. Sólo tres Personas tienen el atributo de omnipotencia. Dios el Padre es omnipotente en 1 Pedro 1:5. El Hijo es omnipotente en Hebreos 1:3. El Espíritu Santo es omnipotente en Romanos 15:19.

c. Omnisciencia

El tercer atributo es el de la omnisciencia, que significa “todo lo sabe”. El Padre es omnisciente en Jeremías 17:10. El Hijo es omnisciente en Juan 16:30; 21:17; y Apocalipsis 2:23. El Espíritu Santo es omnisciente en 1 Corintios 2:10:11.

d. Omnipresencia

El cuarto atributo, que sólo tres Personas tienen, es la omnipresencia, que significa que “Dios está en todas partes”. El Padre es omnipresente según Jeremías 23:24. El Hijo es omnipresente según Mateo 18:20 y 28:20. El Espíritu Santo es omnipresente según Salmo 139:7-10.

Resumen: De esta forma, la segunda línea de evidencia que la pluralidad de la Deidad está limitada a una Trinidad es el hecho de que sólo tres Personas tienen los atributos de Dios; en particular, los atributos divinos excepcionales de eternidad, omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia.

3. Sólo tres Personas conocen las obras de Dios

Existe una tercera línea de evidencia de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento: sólo tres Personas actúan como Dios o hacen las obras de Dios. Hay tres ejemplos específicos en esta área.

a. La obra de la Creación del Universo

El primer ejemplo es la Creación del Universo. La idea central de toda la Biblia, el Antiguo y Nuevo Testamentos, es que Dios es el Creador de todo el universo. La Creación del universo es una obra específica de Dios y, sin embargo, en las Escrituras hay tres Personas diferentes que son responsables de la Creación. El Padre es responsable de la Creación del universo en Salmo 102:25. El Hijo es responsable de la Creación del universo en Juan 1:3 y Colosenses 1:16. El Espíritu Santo es responsable de la Creación en Génesis 1:2; Job 26:13 y Salmo 104:30. Al tratar con la Creación del universo, que es una obra de Dios, se dice que estas tres Personas son las responsables.

b. La obra de la Creación del Hombre

Una segunda obra específica de Dios es la creación del hombre. Otra vez, la idea central de la Escritura en ambos testamentos es que Dios creó al hombre a Su imagen. Una vez más, las Escrituras enseñan que se a tres Personas diferentes se les da el crédito de la creación del hombre. El Padre es responsable de la creación del hombre según Génesis 2:7. El Hijo es responsable de la Creación del Hombre, según Colosenses 1:16. El Espíritu Santo es responsable de la creación del hombre en Job 33:4. Como fue cierto con la Creación del Universo, también es cierto con la creación del hombre: A tres Personas se les acredita esta obra, que es una obra de Dios.

c. La obra de la inspiración

El tercer ejemplo es la obra de la inspiración. La idea central de la Escritura es que Dios hace la obra de la inspiración; Dios se revela a Sí Mismo. Pero de nuevo, se dice que tres Personas son las responsables de la obra de la inspiración. Dios el Padre hace la obra de la inspiración según 2 Timoteo 3:16. Dios el Hijo es responsable de la obra de la inspiración en 1 Pedro 1:10-11. El Espíritu Santo es responsable de la obra de la inspiración en 2 Pedro 1:21. Esto, también, es una obra de Dios y, sin embargo, tres Personas son responsables.

Conclusión

Con relación a la Deidad, la Biblia enseña tres grandes verdades. En primer lugar, la pluralidad de la Deidad: Existe una pluralidad de personalidades dentro de la Deidad.

En segundo lugar, la unidad de la Deidad: La pluralidad no es una pluralidad de dioses como en el politeísmo, porque sólo hay un Dios.

En tercer lugar, la Trinidad de la Deidad: La pluralidad de las personalidades del único Dios está limitada a tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo, ni más ni menos.

Artículo relacionado:
La Trinidad - I Parte

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (
endefensadelafe.org)

Original article:
The Trinity (PDF)

Ariel Ministries (ariel.org)

martes, 28 de diciembre de 2010

Estudio Bíblico Mesiánico: La Trinidad - I Parte


He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; Él traerá justicia a las naciones. Isaías 42:1

Introducción

Éste es un estudio de la Trinidad o la Triunidad de Dios. Quizá la mejor y la más sencilla definición de la Trinidad es que sólo hay un Dios, pero en la unidad de la Deidad existen tres Personas eternas y co-iguales; las mismas en substancia o esencia, pero distintas en subsistencia o existencia. Ésta ha sido una importante área de conflicto con respecto a las Escrituras. A lo largo de la historia de Israel y la historia de la Iglesia, ha habido tremenda oposición a este concepto de la Triunidad de Dios. “¿Cómo puede Dios ser uno y cómo puede ser Dios tres?”. Ésta parece ser una contradicción. En la historia de la Iglesia ha habido 5 errores importantes con respecto a la doctrina de la Trinidad. Algunos de éstos son errores antiguos, pero todos ellos tienen contrapartes modernas.

A. Arrianismo

Una de las primeras herejías de la Iglesia Primitiva es llamada “Arrianismo”. El Arrianismo se deriva de un líder de la iglesia llamado Arrio, que enseñó que Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu no eran los mismos en esencia, sino diferentes. El Arrianismo dice que sólo Dios el Padre es eterno. El Hijo fue creado por Dios el Padre antes de todo lo demás; entonces todo lo demás fue creado por medio del Hijo, quien Sí mismo era un ser creado. Ya no hablamos acerca de los arrianos, pero aún están presentes en varios cultos, tales como los Testigos de Jehová y el Mormonismo, que también niegan la pre-existencia eterna del Hijo, al enseñar que el Hijo fue creado por Dios el Padre.

B. Sabelianismo

Un segundo error es conocido como “Sabelianismo”, también conocido como “Modalismo” o Monarquianismo Modalístico”. El Sabelianismo enseña que sólo hay una personalidad, y no tres, pero que esta personalidad se revelará a Sí mismo en tres formas distintas. Algunas veces Él se revelaría a Sí mismo como el Padre, cada vez que Él fuera presentado como el Creador y Legislador. Si el asunto era la redención, Él se revelaría como el Hijo. Algunas veces esta Persona se revelaría a Sí mismo como el Espíritu Santo, si el asunto era la regeneración y la santificación. Así que como Creador y Legislador; Él se revelaría como el Padre; como el Redentor, Él aparecería como el Hijo; como un Regenerador y Santificador, Él aparecería como el Espíritu Santo. En la actualidad, este error es enseñado por segmentos del mundo cristiano que son llamados “Jesús Solo”. Ellos dicen que sólo Jesús es Dios y que Jesús es el Padre, Jesús es el Hijo y Jesús es el Espíritu Santo. Las enseñanzas modernas de los Jesús Solo niegan la Trinidad y es un avivamiento del antiguo Sabelianismo.

C. Socinianismo

Una tercera herejía que plagó la Iglesia es conocida como “Socinianismo”, llamado también “Monarquianismo Dinámico”. El Socinianismo, que devaluaba la Trinidad, no veía a todas las Personas como co-iguales; en cambio, veía a cada Persona de la Trinidad como inferior a la Persona anterior. Enseñaban que sólo el Padre es Dios. El Hijo no es Dios; el Espíritu Santo no es Dios; sólo el Padre es verdaderamente Dios. El Hijo es hombre; el Espíritu Santo no es una personalidad, sino sólo una influencia divina. Ésta, también, es una enseñanza común entre ciertos grupos sectarios.

D. Unitarismo

La cuarta herejía es el Unitarismo que, simplemente, niega la Trinidad. Niega que la Deidad consista de tres Personas co-iguales. Es una negación de la tri-personalidad y es muy similar al Judaísmo en este sentido.

E. Triteísmo

La quinta herejía es llamada “Triteísmo”. Ésta es como el Politeísmo, pero limita el número de dioses a tres. Ésta es una negación de la unidad de la Deidad, y mira tres dioses en vez de tres personalidades del único Dios. Mientras que el Unitarismo niega las tres personalidades y sólo afirma un Dios, el Triteísmo niega la unidad de las tres Personas y las ve como tres dioses separados.

Por supuesto, ninguno de estos cinco enfoques aborda adecuadamente las Escrituras que enseñan claramente el concepto de una Triunidad. La verdadera enseñanza bíblica acerca de la Deidad debe abarcar tres áreas específicas: primero, “La Pluralidad de la Deidad”; segundo, “La Unidad de la Deidad”; y tercero, “La Trinidad de la Deidad”.

I. La Pluralidad de la Deidad

La primera área de discusión es la pluralidad de la Deidad. Estudiaremos esto en dos categorías específicas.

A. La Pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento

En la primera categoría, el Antiguo Testamento enseña claramente el concepto de la pluralidad en la Deidad en más de una ocasión.

1. El nombre plural Elohim

La palabra hebrea para Dios que se usa con más frecuencia es el término Elohim, que significa “Dios”, y se usa para el Dios verdadero y para los muchos dioses falsos. Génesis 1:1 declara: En el principio creó Dios, Elohim, los cielos y la tierra. Aquí la palabra es utilizada para el Dios verdadero. También es usada para los falsos dioses en lugares como Éxodo 20:3 y Deuteronomio 13:2. Por ejemplo, entre los Diez Mandamientos hay uno que dice: “No tendrás dioses (Elohim) ajenos delante de Mí”. Aquí, la misma palabra es utilizada para los dioses paganos, extranjeros e idólatras tal como se utiliza para el Dios verdadero. El punto es que la palabra hebrea para Dios, Elohim, es un nombre plural y tiene la terminación plural masculina hebrea. Cada vez que es utilizada para el Dios verdadero, siempre se traduce en el singular, pero cuando se utiliza para los dioses falsos, siempre se traduce en el plural. El hecho de que la palabra hebrea es plural cuando habla del único Dios verdadero, abre la puerta al concepto de la pluralidad. Por supuesto, no es una prueba de la pluralidad porque, en hebreo, existe el uso conocido como “el plural de la majestad”: Sin embargo, ciertamente abre la puerta a la discusión de toda el área del concepto de la pluralidad en la personalidad de la Deidad.

2. Los verbos plurales usados con Elohim

Una segunda evidencia de la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es donde los verbos plurales son utilizados con Elohim. Normalmente, cuando Elohim es utilizado para el único Dios verdadero, el verbo usado con él es singular. Esto es contrario a la gramática normal hebrea porque, en la gramática hebrea, el verbo debe concordar con el sustantivo tanto en número como en género. Normalmente, uno esperaría que con el nombre plural Elohim, una forma plural del verbo fuera usada. Esto es cierto cuando la palabra es utilizada para los dioses falsos. La mayoría de las veces, cada vez que la palabra Elohim se utiliza para el Dios verdadero, el verbo usado con ella está en la forma singular para indicar que sólo existe un único Dios verdadero. Pero hay excepciones, y éstas abren de nuevo la puerta a una discusión de la pluralidad de la Deidad. Por ejemplo, Génesis 20:13a dice: Y cuando Dios me hizo salir errante.

La palabra hebrea que se traduce me hizo salir errante es plural. Literalmente, dice: “Y cuando ellos (en referencia a Dios) me hicieron salir errante”.

Otro ejemplo es Génesis 35:7: Y edificó allí un altar, y llamó al lugar El-bet-el, porque allí le había aparecido Dios.

Una vez más, le había aparecido es una forma plural, que literalmente se lee, “porque allí le habían aparecido Dios”.

Un tercer ejemplo es 2 Samuel 7:23: Fue Dios para rescatarlo.

De nuevo, la palabra hebrea para fue es plural, y literalmente se lee: “porque fueron Dios para rescatarlo".

El cuarto ejemplo es Salmo 58:11b (texto hebreo 58:12): Hay Dios que juzga en la tierra.

Otra vez, el término que juzga es un verbo plural en el hebreo y literalmente se lee: “hay Dios que juzgan”

3. El nombre Elohim aplicado a dos personas

La tercera línea de evidencia de la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es que la palabra Elohim, o Dios, es aplicada con frecuencia a dos diferentes personalidades en el mismo pasaje. Existen dos ejemplos. En Salmo 45:6-7, el escritor declara: Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.

Note que la palabra Dios en realidad está aplicada a dos Personas diferentes dentro de estos dos versículos. Él se está dirigiendo a Dios y, después de dirigirse a Dios, dice que otro Dios ha ungido al primer Dios Con óleo de alegría más que a tus compañeros. Debe observarse que en este verso el primer Elohim está siendo abordado. El segundo Elohim es el Dios del primer Elohim. Es el Dios de Dios quien lo ha ungido a Él con el óleo de alegría.

Un segundo ejemplo está en Oseas 1:7: Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes.

En este pasaje, el que habla es Elohim o Dios, quien dice que Él tendrá misericordia de la casa de Judá y los salvará por la instrumentalidad de Jehová su Dios Elohim. En otras palabras, Elohim o Dios número uno salvará a Israel por medio de Elohim o Dios número dos.

4. El nombre YHVH aplicado a dos personas

La cuarta línea de evidencia de la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el hecho de que el nombre personal de Dios, que está compuesto de las cuatro letras hebreas correspondientes a nuestras letras españolas YHVH y algunas veces traducida como “Jehová”, es aplicado a dos Personas diferentes en un pasaje. El primer ejemplo es Génesis 19:24: Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos.

En este versículo, el Jehová número uno hizo llover fuego y azufre de parte de un segundo Jehová desde los cielos. El primer Jehová está en la tierra; Él es el que había estado hablando previamente a Abraham. Jehová se le había aparecido en el encinar de Mamre y le había advertido acerca de la destrucción venidera de Sodoma. Ese Jehová, que estaba en la tierra, Jehová número uno, ahora estaba haciendo llover fuego y azufre de parte de Jehová número dos, que estaba en el Cielo. El término Jehová, el nombre personal de Dios, es utilizado aquí para dos Personas diferentes.

Un segundo ejemplo es Zacarías 2:8-9: Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo. Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió.

Este versículo dice que Jehová número uno es el locutor: Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos. Mientras Él habla, dice que está siendo enviado a cumplir una misión por Jehová número dos. De nuevo, hay un Jehová enviando a otro Jehová a ejecutar una tarea específica.

No sólo está la palabra Elohim, que significa “Dios”, aplicada a dos Personas diferentes en el mismo pasaje, sino que el nombre personal de Dios también es aplicado a dos Personas diferentes en un pasaje de igual forma.

5. El nombre plural Adonai

Una quinta línea de evidencia de la pluralidad de la Deidad que proviene del Antiguo Testamento es la palabra hebrea Adonai, que significa “Señor”. Cada vez que se utiliza la palabra para Dios, siempre se encuentra en el plural. La forma singular nunca se utiliza para Dios. La palabra hebrea para Señor, Adonai, también es siempre plural en referencia a Dios y esto, también, es evidencia de la pluralidad en la Deidad.

6. Los pronombres plurales

Una sexta línea de evidencia con respecto a la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el hecho de que los pronombres personales son utilizados para Dios. Un ejemplo es Génesis 1:26a: Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.

Observe las palabras hagamos (nosotros), nuestra y nuestra. Éstas son pronombres plurales en referencia a Dios. Dios difícilmente podría estar incluyendo ángeles en los términos de hagamos (nosotros), nuestra y nuestra, debido a que el hombre sería creado, no a la imagen de los ángeles, sino a la imagen de Dios. Los pronombres, hagamos (nosotros), nuestra, nuestra, sólo pueden ser una referencia a Dios, no a ningún ángel; y son pronombres plurales.

Un segundo ejemplo donde el pronombre plural nosotros es utilizado en referencia a Dios se encuentra en Génesis 3:22a: Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros.

Un tercer ejemplo donde el pronombre plural nosotros es utilizado otra vez es Génesis 11:7a: Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua.

Un ejemplo fuera del libro de Génesis está en los Profetas, en Isaías 6:8: Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?

Observe, comienza con un pronombre singular, pero luego cambia a uno plural: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? El singular muestra que Dios es uno, y el plural muestra pluralidad en la Deidad. Estos pronombres plurales muestran claramente que Dios es visto en términos de pluralidad.

7. Los adjetivos plurales

Una séptima línea de evidencia, que muestra la pluralidad de la Deidad desde el Antiguo Testamento proviene del hecho de que Dios también es descrito en términos de adjetivos plurales. En las traducciones al español, éstos aparecen como nombres, pero en el texto hebreo, estas palabras son adjetivos hebreos. También están en la forma plural. Por ejemplo, Josué 24:19 se lee en español, Dios santo. Pero el adjetivo santo es una forma plural, que literalmente se lee, “Dios santos”. Un segundo ejemplo es Salmo 149:2, que en algunas traducciones castellanas se lee: En su Hacedor. El adjetivo que es traducido Hacedor es plural en el hebreo; así que literalmente se lee: “Alégrese Israel en sus Hacedores”. Un tercer ejemplo es Eclesiastés 12:1: Tu Creador. Otra vez, la palabra Creador es un adjetivo plural en hebreo, y literalmente se lee: “tus Creadores”. Isaías 54:5 tiene dos ejemplos. En español, el verso dice: Tu marido es tu Hacedor. Pero los términos Hacedor y marido son plurales en el texto hebreo y literalmente se leen: “tus Hacedores, tus maridos”, en referencia a Dios. Esto, también, resalta el concepto de una pluralidad.

8. El Ángel de Jehová

La octava línea de evidencia que muestra la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es la enseñanza con respecto al “Ángel de Jehová” o el “Ángel del Señor”. A lo largo del Antiguo Testamento, esta figura aparece de vez en cuando. En algunas traducciones, Él es llamado el ángel de Jehová; en otras ocasiones, Él es identificado por la expresión el ángel del Señor. Lo que es interesante es el hecho de que, en cada pasaje donde Él aparece, en una parte del contexto es llamado el ángel de Jehová, y en otra parte del mismo contexto, Él es llamado Jehová mismo. Lo que queda en claro es que el Ángel de Jehová no es un ángel común y ordinario, sino que es un Ser extraordinario, que es una manifestación visible de Dios mismo. El contexto siempre hace esto evidente.

a. Ejemplos de singularidad

El primer ejemplo es Génesis 16:7-14. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 7, 9, 10 y 11; luego es llamado Jehová mismo en el verso 13.

Un segundo ejemplo es Génesis 22:9-13. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 11 y 15; pero es llamado Dios en el verso 12 y Jehová en el verso 16.

El tercer ejemplo es Génesis 31:11-13. En el verso 11, Él es llamado el ángel de Dios; pero en el verso 13, Él dice: Yo soy el Dios de Bet-el.

El cuarto ejemplo es Génesis 32:24-30. En el verso 24, Él es llamado un varón, porque así es cómo apareció. El verso 28 dice: Has luchado con Dios; y en el verso 30: Vi a Dios cara a cara. El que apareció como un hombre fue en realidad el Ángel de Jehová; pero cuando se dice que Jacob luchó con el Ángel, también se dice que luchó con Dios.

El quinto ejemplo es Éxodo 3:1-5. Él es llamado el ángel de Jehová en el verso 2; pero es llamado Jehová y Dios en el verso 4.

El sexto ejemplo es Jueces 2:1. El ángel de Jehová fue responsable del Éxodo; pero Éxodo 19:4 declara que fue Dios el responsable.

El séptimo ejemplo es Jueces 6:11-24. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 11, 12 y 21; el ángel de Dios en el verso 20, pero Jehová en los versos 14, 16, 22 y 23.

El octavo ejemplo es Jueces 13:2-24. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 3, 13, 15, 16, 17, 18, 20 y 21; el ángel de Dios en el verso 9. Luego, en el verso 18, Su nombre es admirable; una de esas palabras hebreas especiales, pele, que es utilizada sólo para Dios, como en Isaías 9:6. El verso 22 de Jueces 13 declara que lo que ellos vieron fue la cara de Dios.

El último ejemplo está en el Libro de Zacarías, capítulos 1-6, donde Él es llamado frecuentemente el Ángel de Jehová mismo.

Estas manifestaciones del Ángel de Jehová también apuntan al concepto de una pluralidad en la Deidad.

b. Evidencia escritural de la singularidad

El hecho de que este Ángel no es un ángel común y ordinario está claro por tres pasajes del Antiguo Testamento. El primer pasaje es Isaías 42:8, donde Dios dijo: Yo Jehová; éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria.

La gloria que está encerrada dentro del nombre personal Jehová –YHVH – es algo que le pertenece sólo a Dios, y no es dada a ninguna otra persona y ciertamente a ninguna criatura.

El segundo pasaje es Éxodo 23:20-23, que declara ciertas cosas acerca de este Ángel de Jehová. En el verso 20, es este Ángel quien dirigirá el Éxodo. En el verso 21, es este Ángel quien debe ser obedecido y nunca provocado. La razón es que Él no perdonará su pecado o rebelión, porque mi nombre está en él. Este Ángel tiene el nombre personal de Dios, así que su nombre también es Jehová. A la luz de Isaías 42:8: Yo Jehová; éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, a menos que este Ángel también sea parte de la Deidad, entonces Él no tiene derecho a tener este nombre. Así pues, Jehová número 1 dice que este Ángel también tiene el nombre de Jehová. En el verso 22, hay bendiciones para la obediencia y, en el verso 23, se declara nuevamente que es el Ángel del Éxodo. El hecho de que el nombre de Dios está en Él y el hecho de que este Ángel tiene el poder para perdonar o no el pecado, es una vez más una clara enseñanza de que Él no es un ángel común, sino Dios mismo.

El tercer pasaje en este punto es Oseas 12:3-5, donde Oseas recalca que este Ángel tiene el nombre personal de Dios. Para que el Ángel tenga el nombre personal de Dios, Él debe ser Dios mismo.

9. El Hijo de Dios

La novena línea de evidencia de la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el concepto del Hijo de Dios, que se encuentra en dos pasajes del Antiguo Testamento.

a. Salmo 2

El primer pasaje es Salmo 2, donde ese concepto se encuentra en dos lugares. Salmo 2:7 declara: Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.

En el verso 7, hay una declaración de Filiación: Dios tiene un hijo. Se ha decretado que alguien es ese hijo. Los versos 8 y 9 declaran que este Hijo está destinado a gobernar el mundo.

Con respecto a este Hijo, en los versos 10-12, se instruye al mundo entero a obedecerle. Luego el verso 12 declara: Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.

Se instruye al mundo entero a obedecer al Hijo. Honrar al hijo significa “rendirle homenaje”. Luego Él instruye a todos a confiar en Él; y los que confiarán en el Hijo de Dios son los que serán salvados por Dios. El Salmo 2 enseña claramente que hay un Hijo de Dios.

b. Proverbios 30:4

El segundo pasaje que enseña el mismo punto es Proverbios 30:4, donde el escritor hace una serie de preguntas. Las cuatro primeras son preguntas retóricas ya que la respuesta es obvia. Las primeras preguntas son: ¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra?

La respuesta a estas primeras cuatro preguntas es obvia: Fue Dios. Todas las cuatro interrogantes preguntan quién es el responsable de crear y formar el universo. Obviamente, la respuesta es Dios en cada caso; Dios es el responsable de todas estas cuatro cosas.

Luego viene la quinta pregunta, que es: ¿Cuál es su nombre?

Su nombre a lo largo del Antiguo Testamento es las 4 letras hebreas que corresponden a las letras españolas YHVH. Su nombre es YHVH, traducido con frecuencia como “Jehová” o “Señor”.

Luego viene la sexta pregunta: ¿Y cuál es el nombre de su hijo, si sabes?

Ésta es la parte capciosa de este verso. Enseña que Dios tiene un Hijo; pero, en ese momento de la historia, Su nombre no había sido revelado aún. Los diversos nombres del Mesías son revelados después en los Profetas, que están más allá de la época cuando el Libro de Proverbios fue escrito.

10. El concepto del Dios-Hombre

La décima línea de evidencia de la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el hecho de que el Antiguo Testamento también enseña el concepto de un Dios-Hombre. Esto se observa en varios ejemplos.

a. Génesis 4:1

Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón.

En el primer ejemplo, Eva llamó a su hijo Caín porque: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. En realidad, la frase, por voluntad de no está en el texto hebreo. Literalmente, la última línea de Génesis 4:1 se lee: He adquirido un varón: Jehová. En otras palabras, Eva pensó que el hijo que acababa de tener era Dios mismo. Muestra cómo entendió Eva Génesis 3:15, donde Dios prometió al Mesías por primera vez: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Ésta es la primera profecía mesiánica, la que explicaba con detalles que el Mesías nacería de la simiente de la mujer. Lo que eso enseñó claramente es que el Mesías iba a ser humano. Él iba a provenir de la humanidad: de la simiente de la mujer. A la misma vez, Eva también entendió que, para que este fuera el Redentor, para que este hombre fuera capaz de salvarla de sus pecados, Él también tendría que ser Dios. Cuando dio a luz a su primer hijo, ella pensó que Caín era el cumplimiento de Génesis 3:15, así que ella dijo: “He adquirido un varón: Jehová”. Su teología estaba absolutamente correcta; el Mesías iba a ser tanto Dios como hombre. Ella no estaba errada en su teología, su error estaba en la aplicación de ella; ella pensó que Caín era el cumplimiento de esa promesa en Génesis 3:15. Debe observarse que con el primer nacimiento humano ya existía la comprensión de que el Mesías sería tanto Dios como hombre; de esta forma, el concepto del Dios-Hombre surge tan temprano como Génesis 4:1.

b. Isaías 9:6-7

Otro ejemplo es el famoso pasaje en Isaías 9:6-7. La primera parte del verso 6 habla de un niño judío nacido en el mundo judío: Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado.

Un niño iba a nacer en el mundo judío y es Su humanidad la que está siendo acentuada. Pero, en la segunda parte del verso 6, se le da cuatro nombres, tres de los cuales sólo pueden aplicarse a Dios. Primero es llamado Admirable Consejero. La palabra “admirable” en español se usa para Dios y para el hombre. Hablamos acerca de que Dios es admirable y hablamos acerca de que nuestra esposa es admirable. Pero en la Biblia hebrea, existen ciertas palabras que se usan sólo para Dios. La palabra hebrea para Admirable es pele, y es una de esas palabras usadas exclusivamente para Dios. Mientras que en español, el nombre Admirable Consejero no exige deidad, en hebreo definitivamente sí lo hace. El segundo nombre del niño es Dios Fuerte. Éste es claramente un título de divinidad y deidad. El tercer nombre es Padre Eterno, o más literalmente, “el Padre de la Eternidad” o “Quien controla la eternidad”. Su cuarto nombre es Príncipe de Paz. Ése es el único de los cuatro nombres que puede usarse para Dios y para el hombre. Tres de Sus cuatro nombres son nombres que en verdad son sólo de Dios. La primera parte del verso enfatiza Su humanidad; la segunda parte enfatiza Su deidad; y, una vez más, el concepto es el del Dios-Hombre.

c. Jeremías 23:5-6

Un tercer ejemplo del concepto del Dios-Hombre se encuentra en Jeremías 23:5-6. El verso 5 habla de un descendiente de David, sentado sobre el trono de David; aquí, se acentúa Su humanidad. Pero después, en el verso 6, Su nombre es: Jehová, justicia nuestra. El ser humano del verso 5 que se sienta sobre el trono de David tiene el nombre personal de Dios en el verso 6; y, de nuevo, el nombre de Dios muestra Su deidad. Así pues, el verso 5 enfatiza Su humanidad y el verso 6 enfatiza Su deidad; y, una vez más, observamos el concepto del Dios-Hombre.

d. Zacarías 13:7

Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos.

En el cuarto ejemplo, algunas traducciones tienen “que me acompaña” en lugar de “mi compañero”. La palabra hebrea traducida como compañero o socio es una palabra que literalmente significa “mi igual”. De esta forma, el verso literalmente se lee: “Despierta, oh espada, contra mi pastor, y contra el hombre (enfatizando Su humanidad), que es mi igual, dice Jehová de los ejércitos”. Este hombre es igual a Dios, y el que es igual a Dios debe ser Dios mismo. Por una parte, se acentúa Su humanidad: Despierta, oh espada, contra mi pastor y contra el hombre; y luego se acentúa Su deidad “que es mi igual”.

Estos son cuatros ejemplos donde el Antiguo Testamento enseña claramente el concepto de un Dios-Hombre.

11. El Espíritu Santo

La undécima línea de evidencia con respecto a la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es la aparición frecuente del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es visto algunas veces como Dios y algunas veces es visto como una Persona dentro de la Deidad. Sus muchas apariciones en el Antiguo Testamento también son evidencia de la pluralidad de la Deidad. Un ejemplo es Génesis 1:2, donde es el Espíritu de Dios quien estaba empollando o cerniéndose como una mamá gallina sobre la oscuridad del abismo, así pues, El Espíritu Santo estuvo involucrado en la Creación; y la Creación es una obra de Dios. En Éxodo 31:3, el Espíritu Santo es llamado Dios. En Job 26:13, el Espíritu Santo está involucrado en la Creación. En Salmo 51:11, se le da el nombre de santo Espíritu. Salmo 139:7 enseña que el Espíritu Santo es omnipresente. Y, en Isaías 11:2, el Espíritu es llamado el Espíritu de Jehová.

B. La Pluralidad de la Deidad en el Nuevo Testamento

En la segunda categoría, la pluralidad de la Deidad también se enseña en el Nuevo Testamento en que más de una Persona es llamada Dios. Por ejemplo, el Padre es llamado Dios (Jn. 6:27; Gál. 1:1, 3). En segundo lugar, el Hijo es llamado Dios (Jn. 1:1; Ro. 9:5; Tito 2:13; 1 Jn. 5:20). En tercer lugar, el Espíritu Santo también es llamado Dios en Hechos 5:3-9, donde el mentir al Espíritu Santo es lo mismo que mentirle a Dios, y en 2 Corintios 3:17.

Sumario: A lo largo de la Biblia, las Escrituras enseñan claramente que existe pluralidad en la Deidad; la Deidad consiste de más de una persona.

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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